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IEP “INMACULADA VIRGEN DE LA PUERTA” RELIGIÓN 2º

CUARTO BIMESTRE 29/10/2023

TEMA 02: PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS

A. MOTIVACIÓN
Jesús anuncia tres veces a los suyos que va a morir, especificando el motivo de su muerte:
«Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para
sufrir mucho de parte de los ancianos, de los príncipes, de los sacerdotes y de los escribas, y
ser muerto, y al tercer día resucitar» (Mt. 16, 20) Los discípulos no entendieron entonces lo
que les quería decir; lo entendieron al ver a Cristo resucitado, cuando se les apareció y les
explicó las Escrituras.
B. CONTENIDO DOCTRINAL
Explicación del contenido del presente tema: Veremos, en primer lugar, que la
muerte del Señor ya estaba preanunciada tanto en el Antiguo Testamento como por Jesús,
(punto 1), luego el relato de la pasión según cada evangelista y un esquema general de este
suceso (punto 2 y 3) y, finalmente, que en el fondo de todo ello estaba tanto la iniciativa del
Padre (punto 4) y la obediencia de Cristo a la voluntad del Padre (punto 5). Con ello queremos
mostrar el gran amor de Dios que entrega a su Hijo para la salvación de los hombres por causa
del pecado. 1. Las predicciones de la muerte de Jesús en la Sagrada Escritura
En el Antiguo Testamento La Pasión del Señor fue significada en el
Antiguo Testamento con diversas figuras. Entre estas están:
• La figura de Abel, muerto por envidia de su hermano (cf Gn 4, 8),
• La figura del sacrificio de Isaac (cf Gn 22, 6 - 7), la figura del cordero
pascual (cf Ex 12, 5 - 7), la figura de la serpiente de bronce levantada en alto por Moisés en el
desierto (cf Num 21, 9). También en el Antiguo Testamento la Pasión del Señor fue profetizada.
Entre las profecías están la de los Salmos 22, 27, 68, 109 y el capítulo 53 de Isaías.
En el Nuevo Testamento
Los mismos evangelistas hacen notar en la narración de la Pasión
cómo en ella se cumplieron las profecías (cf p. e., Mt 27, 9; 27, 35; Jn 19, 36). San Pablo afirma
que Cristo murió «según las Escrituras» (cf p. e. 1Cor, 15, 3 - 6). Por eso, no es posible leer unas
cuantas líneas en el Nuevo Testamento en torno a la muerte de Nuestro Señor sin que
inmediatamente nos encontremos con alusiones y citas explícitas del Antiguo Testamento,
cuyo cumplimiento se da precisamente en los sucesos de la Pasión. En el relato de la aparición
a los discípulos de Emaús, el mismo Jesús, ya resucitado, les dice: «¡Oh hombres sin
inteligencia y tardos de corazón para creer todo lo que vaticinaron los profetas! ¿No era acaso
preciso que el Mesías padeciese esto y entrase en su gloria? Y comenzando por Moisés y por
todos los profetas, les fue declarando cuanto a Él se refería en todas las Escrituras» (cf Lc 24,
25 - 26). Además de estas profecías, en los evangelios aparecen
tres predicciones explícitas de la Pasión hechas por Nuestro Señor.
• En los evangelios sinópticos estas predicciones
dichas por el mismo Jesús y que se van haciendo cada vez más explícitas en detalles conforme
se acerca el fin se encuentran en el siguiente orden:
o La primera, con ocasión de la confesión de Pedro en Cesarea
(cf Mt 16, 21 - 23; Mc 8, 31 - 33; Lc 9, 22);
o La segunda, tras la Transfiguración (cf Mt 17, 22 - 23;
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Mc 9, 31; Lc 9, 44); o La tercera, en la última subida a Jerusalén (cf Mt 20,


17 - 19; Mc 10, 33 - 34; Lc 18, 31 - 34). • También en el evangelio de San Juan se encuentran
tres predicciones de la Pasión en los mismos labios de Jesús:
o La primera, en la conversación con Nicodemo, al utilizar el
simbolismo de la serpiente de bronce (cf Jn 3, 14);
o La segunda, al compararse al Buen Pastor que entrega la
vida por las ovejas (cf Jn 10, 17 - 18); o La tercera, al compararse al grano de trigo que, si no
muere, queda infecundo (cf Jn 12, 31 - 33).
Comparando los textos de los sinópticos con el de San Juan
vemos que existen unas diferencias: Mientras que las predicciones de los sinópticos ponen de
relieve lo que la Cruz tiene de humillación y oprobio, las predicciones contenidas en el
evangelio de San Juan ponen de relieve lo que la Cruz tiene de gloria: «Ahora es el juicio de
este mundo; ahora el príncipe de este mundo será arrojado fuera, y yo, si fuere levantado de la
tierra, atraeré a todos a mí. Esto lo decía indicando de qué muerte había de morir» (cf Jn 12,
31 - 33). Llama exaltación a la muerte de cruz utilizando como imagen básica la acción de
"levantar en alto" al crucificado. Junto a estas predicciones explícitas, los
evangelios recogen muchas otras alusiones más o menos veladas de Nuestro Señor a su Pasión
y Muerte. Entre estas alusiones están: • La alusión a que el esposo les será
arrebatado a los discípulos y entonces ayunarán (cf Mt 9, 15; Mc 2, 19 - 20; Lc 5, 34 - 35);
• El anuncio del cáliz que ha de beber
(cf Mt 20, 22; Mc 10, 38); • La comparación que hace de la
unción en Betania con el embalsamamiento (cf Mt 26, 6 - 13; Mc 14, 3 - 9; Jn 12, 1 - 8);
• La parábola de los viñadores
perversos, que matan al hijo del dueño (cf Mt 21, 33 - 46; Mc 12, 1 - 12; Lc 20, 9 - 19).
Particular relevancia revisten las
palabras que Jesús pronuncia sobre el pan y el vino en la Ultima Cena, hablando del cuerpo
que se entrega y de la sangre de la Nueva Alianza, que será derramada para remisión de los
pecados (cf Mt 26, 26 - 29; Mc 14, 22 - 25; Lc 22, 19 - 20; 1Cor 11, 23-25), palabras que
muestran un claro conocimiento de la muerte cercana y de su sentido salvífico.
Por tanto,
podemos decir que Jesús sabía que sus enemigos le condenarían y harían morir en la cruz;
conocía también la voluntad de Dios de que sufriera la pasión y la muerte para redimir a los
hombres; y que Jesús aceptó todo esto de modo voluntario, dándonos la mayor prueba de su
amor a nosotros los hombres. El
relato de la Pasión en cada evangelio Los
cuatro evangelistas nos cuentan ampliamente los sucesos de la Pasión y Muerte de Jesucristo.
Sin embargo, aunque los relatos coinciden en lo fundamental, cada evangelista acentúa
algunos aspectos o matices que nos ayudan a conocer mejor todo lo sucedido. a) San Mateo
destaca la violencia con que los judíos trataron a Jesús. El Señor es condenado por haber
declarado ante el Sanedrín su condición divina.
b) San Marcos presenta el relato más breve de la Pasión, lleno de dramatismo. Pone de relieve
el profundo aislamiento de Jesús (los discípulos duermen, le abandonan, le niegan…) y su
sereno silencio ante el sumo sacerdote, ante Pilato y durante su agonía.
c) San Lucas subraya el amor y la misericordia de Jesús, incluso hacia sus
enemigos. Trata delicadamente al traidor Judas, cura al herido restableciéndole la oreja,
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perdona a quienes le crucifican. Jesús es la manifestación del Amor y la Misericordia del Padre.
d) San Juan, según su costumbre, calla algunos pasajes que recogen
los otros evangelistas y añade otros de particular importancia, como por ejemplo el de la
Madre de Jesús y el discípulo amado al pie de la cruz.
Estas pequeñas diferencias son lógicas: sería semejante al caso de
cuatro periodistas rigurosos que acuden al lugar de un suceso importante, cargado de detalles;
es natural que los cuatro, coincidiendo en lo fundamental, destaquen o añadan varios detalles
diversos. Esquemas de la pasión y muerte del Señor
Como los relatos de la pasión y muerte de Cristo nos son bastante
conocidos haremos solamente un pequeño esquema que nos puede ser útil:
Esquema de los relatos de la Pasión y muerte de Jesucristo
• Conspiración
- Declaración de matar a Jesús por parte de las autoridades
judías - La traición de Judas.
• Última Cena.
- La preparación de la cena.
- El anuncio de la traición.
- La institución de la Eucaristía.
- El lavatorio de los pies, discursos de despedida y
oración sacerdotal • Getsemaní
- La predicción de las negaciones de Pedro.
- La oración de Jesús en Getsemaní.
- El prendimiento.
• La noche de la detención.
- El proceso religioso.
- La negación de Pedro.
- La muerte de Judas.
• El proceso político
- Las acusaciones y los interrogatorios.
- Las torturas y la condena a muerte.
• A crucifixión, muerte y sepultura.
- El camino del Calvario.
- La crucifixión.
- Muerte de Jesús.
- La sepultura.
La iniciativa del Padre y el
mandato de morir. La afirmación de que la
Pasión y Muerte de Jesús es antes que nada iniciativa del Padre es una convicción claramente
presente en todo el Nuevo Testamento. Es frecuente encontrar en los evangelios la afirmación
del «es preciso, conviene, que Él padezca» (cf p. e., Mc 8, 31; Lc 17, 25; 22, 37; 24, 7. 26. 44; Jn
3, 14; 20, 9), como manifestación de la providencia existente sobre la vida de Jesús. También
Jesús habla con claridad de que ha sido enviado por el Padre al mundo (cf p. e., Jn 20, 21) y que
lo hace por «obediencia» al Padre a la hora de aceptar la cruz. Baste recordar la Oración en el
Huerto, en la que pide que pase de Él el cáliz de la Pasión, y en la que se somete a «la voluntad
del Padre» (cf Lc 22, 42). La existencia de un mandato del Padre sobre la vida de Jesús pareció
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muy dura a algunos teólogos, pues este mandato de una forma u otra implicaba la aceptación
de la muerte. El principal problema se planteó a la hora de intentar conciliar la libertad
humana de Cristo–imprescindible para realizar la redención– con su impecabilidad, es decir, el
no poder pecar y, por consiguiente, el no poder desobedecer. Algunos «solucionaron» el
problema eliminándolo, es decir, negando que para Jesús existiese verdadero mandato del
Padre en torno a su muerte. Otros lo solucionaron aceptando el mandato, y afirmando que a
éste correspondía la obediencia del Hijo, una «obediencia hasta la muerte, y muerte de cruz»
(cf Fil 2, 8). Hay que tener en cuenta que la obediencia es esencial en la obra redentora de
Cristo, que recapitula en Sí la historia de la humanidad, curando mediante su obediencia la
desobediencia de Adán (cf Rom 5, 19). Pero, ¿cómo entender
este «mandato de morir»? Para entender esta frase hay que relacionarla con aquellas otras de
la Sagrada Escritura en la que se habla de que Dios no quiere la muerte: «Dios no hizo la
muerte ni se complace en la destrucción de los hombres» (cf Sab 1, 13). No se puede concebir
este mandato como voluntad positiva y directa en torno a la muerte de Cristo, como si el
Padre se complaciese en la misma muerte: en este sentido, el Padre no quiere la muerte de
Cristo. En cambio, sí quiere del Buen Pastor que dé su vida generosamente por las ovejas (cf Jn
10, 10 - 18), se le pide a Jesús que, como Buen Pastor, no huya cuando aparece el lobo para
arrebatar a las ovejas, sino que dé su vida en defensa de ellas (cf Jn 10, 11-13). El "abandono"
de Jesús. La muerte de Jesús se
relaciona en la Sagrada Escritura con el hecho de que fue «entregado»: fue entregado por
Judas a los príncipes de los judíos (cf Mt 10, 4); entregado por Pilato a los judíos (cf Lc 23, 25);
Él mismo se entregó (cf 1Pe 2, 25). Pero todas estas «entregas» dependen en última instancia
de la «entrega» que de Él hace el Padre a los hombres. Los judíos, que están
viendo morir a Jesús, incluso se atreven a decir: «Puso su confianza en Dios; que Él le libre
ahora, si es que le quiere» (cf Mt 27, 43). Pero en el fondo ellos hacen una interpretación
«teológica» de la Pasión: argumentan que Dios ha «abandonado» a Jesús, dejando así claro
que su pretensión de ser el Mesías era equivocada. Es en este
ambiente que Jesús pronuncia unas estremecedoras palabras: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has abandonado?» (cf Mt 27, 46; Mc 15, 34). Estas palabras tienen un sentido inmediato y
obvio: Dios, que rige la historia, ni le «protege» de sus enemigos, ni ha «aceptado» su petición
de que apartase de Él ese amargo cáliz: el Hijo puede, pues, clamar con exactitud que se
encuentra «abandonado» en manos de sus enemigos. Pero estas palabras son también una
cita del Salmo 22 (21 en la versión de la Vulgata). Así, pues, el grito de Jesús es una oración. Al
pronunciarlas nos indica el camino para comprender los sentimientos que le embargan en ese
momento que no son otros que los descritos en el Salmo: dolor, confianza en Dios, descripción
de detalles de la Pasión, seguridad del triunfo final. Por un lado, el justo no deja de llamar a
Dios su Dios, lo que da a su gemido acento de confianza más que de reproche; y, por otro lado,
Dios le abandona en manos de sus enemigos por un designio misterioso que desemboca en
triunfo en el Salmo, como desembocará en la resurrección en los Evangelios.
COMPRENSIÓN: Responde las siguientes preguntas en tu cuaderno:
1. ¿Con qué figuras fue significada la Pasión del Señor en el Antiguo
Testamento? 2. ¿Cuáles son las predicciones hechas por Jesús sobre su Pasión que
se presentan en los evangelios sinópticos?
3. ¿Cuáles son las predicciones sobre la Pasión hechas por Jesús en el
evangelio de San Juan? 4. ¿Qué otras alusiones hacen nuestro Señor a su Pasión y Muerte?
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5. ¿Qué nos cuenta cada evangelista sobre lo sucedido en la Pasión de


nuestros Señor? 6. ¿Cómo entender el “mandado de morir”?
D. VOCABULARIO BÁSICO: En tu cuaderno, escribe el significado de
los siguientes términos: Crucifixión Evangelios sinópticos
Figura San Juan San Marcos
Vulgata

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