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Lección N°20
La sepultura de Cristo
d. La manera en la que el cuerpo de Jesús fue preparado para la sepultura también es una
gran evidencia de que había muerto. Resume la narración de Juan 19:38-40. ¿Cómo
demuestra que Cristo realmente estaba muerto y no simplemente inconsciente?
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NOTA: Si Cristo hubiera estado vivo, ¿no lo habrían descubierto
José y Nicodemo? Todos
los que estuvieron en contacto con el cuerpo de Jesús estuvieron
convencidos de Su muerte:
los soldados romanos (Mar. 15:44-45; Jua. 19:32-34), José de
Arimatea (Luc. 23:50-53),
Nicodemo (Jua. 19:39) y las varias mujeres que fueron testigos
de la crucifixión y la sepultura
(Luc. 23:55-56).
¿A dónde fue Cristo cuando murió?
El tema del paradero de Cristo durante los tres días entre Su muerte y
resurrección es muy comúnmente malentendido. Sin embargo, una
mirada cercana y cuidadosa a las Escrituras revela una unidad entre
todos los escritores bíblicos. En el intervalo entre Su muerte y
resurrección, el espíritu de Cristo no permaneció en la tumba, ni
tampoco descendió al infierno.
En Hechos 2:27, Pedro cita este texto en defensa de la resurrección de Cristo: “no dejarás
mi alma en el Hades”. La palabra /hades/ es la traducción griega de /sheol/ y se refiere a lo mismo. El
significado simple de los pasajes es que el Padre no permitiría que el cuerpo de Jesús se descompusiera
en la ligadura de la muerte, sino que lo levantaría de entre los muertos. Charles Hodge escribe: “En el
lenguaje de la Escritura, descender al Hades no significa nada más que descender a la tumba, pasar del
mundo visible al invisible, como les pasa a todos los hombres cuando mueren y son sepultados”.
ROMANOS 10:7 – “¿Quién Basados en la interpretación de Pablo (“subir a Cristo de entre los
descenderá al abismo? (esto es, para muertos”), lo mejor parece ser interpretar la palabra “abismo” como una
hacer subir a Cristo de referencia al mundo de los muertos y no como una afirmación de que
entre los muertos)”. Cristo fue al infierno. Matthew Henry escribe: “Esto simplemente
demuestra que el descenso de Cristo a lo profundo, o al /ábussos/, no era
más que el hecho de que entró al estado de los muertos”.