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EL MENSAJE CRISTIANO
PROGRAMA DE LA ASIGNATURA 2
Universidad Católica de Ávila
4. LA MUERTE Y LA RESURRECCIÓN DEL HIJO 3
DEL HOMBRE
• Introducción
• 4.1. Ocho profecías sobre su muerte
• 4.2. La entrega redentora del Hijo
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4.1. Ocho profecías sobre su
muerte
Al menos, en cinco ocasiones, el mismo Jesús anunció su pasión y el
sentido de su muerte:
• En el Jordán, Jesús se situó en la fila de los pecadores que se
acercaban a Juan para recibir un bautismo de penitencia. Se hizo
solidario con los pecadores y asumió la carne frágil del hombre (Jn
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• Los maestros de la Ley y los fariseos pidieron una señal a
Jesús. Querían ver algún milagro, como si fuera un espectáculo
(Mt 12,38-42; Mc 8,11-12; Lc 11,29-32). En esta
circunstancia, les reprochó su actitud y, a la vez, nos ofreció
una nueva oportunidad para conocer la hora y el sentido de su
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• La crucifixión de Jesús (Mt 27,32-44; Mc 15,21-31; Lc 23,26-43; Jn
19, 17-27) fue la condena definitiva, según el derecho penal romano.
La representación de la escena es también compleja. Hay un tiempo
largo, unas tres horas, que confirma la crueldad de la pena. La
ostentación del reo, desnudo, a la puerta de la ciudad, en el camino,
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4.5. La resurrección de Jesucristo
• La resurrección es un acontecimiento teológico, que afecta a
Cristo, a su naturaleza divina; y un hecho humano, que afecta a
su humanidad, que la rehabilita, la reconstruye en su cuerpo,
ahora glorificado, y en su alma. Además, aunque sitúa al
propio Cristo en una nueva relación con el tiempo y con el
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• En definitiva, Jesús murió en la cruz y fue sepultado; pero
Dios lo resucitó al tercer día y lo hizo ver a unos cuantos
testigos que ya había designado (Hch 10,40-41), en particular
aquellos que habían vivido con él desde el bautismo de Juan
(Hch 1,22-24). Se trataba de comprobar que el resucitado era el
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4.7. Sentado a la derecha del
Padre
• En los últimos versículos del texto evangélico, san Lucas explica
cómo Jesús, después de prometerles el Espíritu Santo, llevó a los
discípulos “fuera de la ciudad, hasta las cercanías de Betania. Allí,
levantando las manos, los bendijo. Y, mientras los bendecía, se
separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de adorarlo,