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458 ÉTICA EUDEMIA LIBRO 11 459

podría dudar a qué género naturalmente pertenece, y elige estar sano, sino pasear o estar sentado para estar
en cuál hay que colocarla; asimismo, si lo voluntario sano; y nadie elige ser feliz, sino ganar dinero o arries- 10
y lo elegible son o no lo mismo. Algunas personas, so- garse para ser feliz; y, en general, el que elige algo siem-
bre todo, afirman -y al investigador esto podría pare- pre deja claro lo que elige y para qué lo elige; esto últi-
cerle correcto- que la elección consiste en una de mo es aquello por lo cual se elige algo, lo primero lo
estas dos cosas: opinión o deseo, pues ambas manifies- que uno elige con vistas a otra cosa. Pero, evidentemen-
tamente la acompañan. Ahora bien, es evidente que no te, lo que uno desea es, en especial, el fin, y pensamos
2s es un deseo, pues sería volición, apetito o impulso, ya que debemos estar sanos y ser felices. También estas 15
que nadie desea conseguir una cosa sin haber experi- consideraciones evidencian que la elección es diferente
mentado uno de estos sentimientos. Pero el impulso y de la opinión y de la volición; pues desear y opinar se
el apetito pertenecen también a los animales, mientras dirigen, sobre todo, al fin, pero no así la elección.
que la elección no. Por otra parte, aun los que poseen Es, pues, evidente que la elección no es volición, ni
estas dos cosas, a menudo eligen sin impulso y apetito, una opinión, ni una simple suposición. Pero, ¿en qué
y cuando están bajo la influencia de estas pasiones, no difiere de estas cosas? ¿En qué relación está con lo 20
30 eligen, sino que se contienen. Además, el apetito y el voluntario? La respuesta a estas preguntas dejará claro
impulso van acompañados siempre de dolor, pero con que es la elección. Así pues, de las cosas que pueden
frecuencia elegimos sin dolor. Ahora bien, tampoco la ser o no ser, unas son de tal naturaleza que es posible
volición y la elección son lo mismo, porque los hombres deliberar acerca de ellas, mientras que acerca de otras
desean algunas cosas que saben que son imposibles, co- no es posible. En efecto, sobre lo que puede ser o no
mo gobernar sobre todo el mundo o ser inmortales, pe- ser, pero cuya generación no depende de nosotros, sino
ro nadie elige una cosa sin ignorar que es imposible, que lo mismo puede deberse a la naturaleza que a otra
35 ni, en general, una cosa sin saber que, aunque posible, causa, nadie intenta deliberar, a no ser por ignorancia;
no está en su mano hacerla o no hacerla. Así pues, es pero en cuanto a las cosas que pueden ser o no ser, 2s
evidente que lo elegible es necesariamente algo que de- es posible deliberar sobre ellas y está en nuestro poder
1226a pende de nosotros. Mas es también evidente que la hacerlas o no. Por eso, no deliberamos acerca de los
elección no es una opinión, ni sencillamente algo que asuntos de la India ni sobre la cuadratura del círculo,
uno piensa, pues lo elegible es algo que está en nuestro puesto que los unos no están en nuestro poder, y lo otro
poder, pero tenemos muchas opiniones que no depen- escapa totalmente a la acción. Pero tampoco delibera- 30
den de nosotros, por ejemplo, que la diagonal es incon- mos sobre todas las cosas que pueden ser hechas y es-
mensurable. Además, la elección no es verdadera o fal- tán en nuestro poder (por lo cual resulta claro que la
sa. Ni tampoco es una opinión sobre cosas prácticas que elección no es una simple opinión), aunque las cosas
5 dependen de nosotros ni que hace que pensemos que elegibles y las realizables pertenezcan a las cosas que
hemos de llevar o no llevar a cabo algo; más bien este dependen de nosotros. Por eso podría uno preguntarse
argumento es común a la opinión y a la volición. Nadie, por qué los médicos deliberan sobre materias cuya cien-
en efecto, escoge deliberadamente un fin, sino los me- cia poseen, pero no los gramáticos. La razón está en 35
dios para este fin; quiero decir, por ejemplo, que nadie que, puesto que el error se produce de dos maneras (erra-

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