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Este documento describe una actividad llamada "emocionómetro" que se usa en el aula para enseñar a los niños a reconocer y gestionar sus propias emociones y las emociones de los demás. La actividad implica que los niños coloquen su nombre en una imagen de un "monstruo de colores" que representa cómo se sienten ese día, lo que lleva a una discusión sobre las emociones presentes y cómo pueden apoyarse unos a otros. A lo largo del día los niños pueden cambiar dónde colocan
Este documento describe una actividad llamada "emocionómetro" que se usa en el aula para enseñar a los niños a reconocer y gestionar sus propias emociones y las emociones de los demás. La actividad implica que los niños coloquen su nombre en una imagen de un "monstruo de colores" que representa cómo se sienten ese día, lo que lleva a una discusión sobre las emociones presentes y cómo pueden apoyarse unos a otros. A lo largo del día los niños pueden cambiar dónde colocan
Este documento describe una actividad llamada "emocionómetro" que se usa en el aula para enseñar a los niños a reconocer y gestionar sus propias emociones y las emociones de los demás. La actividad implica que los niños coloquen su nombre en una imagen de un "monstruo de colores" que representa cómo se sienten ese día, lo que lleva a una discusión sobre las emociones presentes y cómo pueden apoyarse unos a otros. A lo largo del día los niños pueden cambiar dónde colocan
El emocioómetro es una actividad de conciencia emocional donde tratamos de
desarrollar en los niños y niñas la capacidad de reconocer sus propias emociones y
mejorar cada día la empatía, es decir, la capacidad de percibir los sentimientos de los demás y tomar un interés activo en sus preocupaciones. He escogido la temática de “el monstruo de colores” porque es algo que a los niños les suele gustar mucho y al conocerlo puede que les motive más a realizarlo, y al ser de un color en cada estado (alegre amarillo, triste azul…) van relacionando también colores y emociones.
Esta actividad consiste en imprimir el emocionómetro y pegarlo en una pared en el
aula y que los niños cada día al llegar a la escuela, después de saludar a los compañeros y a la profe, piensan como se sienten y busca cada uno una pinza con su nombre. Después la coloca en la emoción que mejor representa su estado de ánimo. Las emociones están presentadas en carteles de A5 con dibujos del monstruo de colores que nos enseñan los rasgos característicos que se reflejan en la cara y cambian nuestra expresión. Así los niños y niñas aprenden a identificarlos y descubren que las emociones se pueden ver en otros si nos fijamos en su expresión. Después de la colocación conjunta mantenemos un diálogo sobre las emociones presentes en el aula. Vemos como nos sentimos y quien lo desea, explica porqué. Nos fijamos en que las emociones elegidas se representen en la cara (expresión) y valoramos fórmulas para ayudar a nuestros compañeros tristes, preocupados, enfadados o cansados.... Después de esta actividad comienza el día y los niños son libres durante toda la mañana para acudir al emocionómetro y cambiar su pinza de emoción si lo desean. Así se dan cuenta de que las emociones cambian, viene y van, y por eso, es importante aprender a convivir con todas y cada una de ellas. Al final del día, un niño o niña se encarga de quitar todas las pinzas (un buen trabajo de motricidad fina con los dedos) y dejar listo el emocionómetro para el día siguiente.