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LA LOCURA

La locura de Don Quijote, el personaje principal de "Don Quijote de la Mancha" de Miguel


de Cervantes, es uno de los aspectos más destacados de la novela. La locura de Don Quijote
es un tema fundamental que se explora y se debate a lo largo de la obra. Aquí tienes un
análisis más profundo de la locura de Don Quijote:
Locura Idealista: Don Quijote es un hidalgo enloquecido que, después de leer innumerables
libros de caballerías, decide convertirse en un caballero andante. Su locura es idealista y
romántica. Ve molinos de viento como gigantes y posadas como castillos. Su locura surge de
su deseo de restaurar la caballería andante en un mundo que ya no la necesita.
Desconexión con la Realidad: Don Quijote está tan desconectado de la realidad que es
incapaz de reconocerla. Él elige vivir en su propio mundo imaginario y ve lo que quiere ver.
Esto lleva a situaciones cómicas y malentendidos a lo largo de la novela.
Locura y Nobleza: A pesar de su locura, Don Quijote se muestra como un caballero noble y
valiente. Sus acciones y su disposición para ayudar a los demás, aunque motivados por sus
ilusiones, le ganan el respeto de algunos personajes, como su fiel escudero Sancho Panza.
Reflexión sobre la Locura: La novela no solo presenta la locura de Don Quijote como un
mero elemento cómico. Cervantes utiliza la locura para reflexionar sobre la condición
humana y la importancia de los sueños y las aspiraciones. Don Quijote puede ser visto como
un símbolo de la lucha por ideales nobles, a pesar de las adversidades y la cruda realidad.
Locura y Crítica Social: La locura de Don Quijote también se utiliza para criticar la sociedad
de la época. Cervantes satiriza la obsesión por la lectura de libros de caballerías y la
desconexión entre la literatura de la época y la realidad. Don Quijote es, en cierto sentido, un
antihéroe que se enfrenta a las normas sociales y la normatividad de su tiempo.
Locura y Transformación: La locura de Don Quijote evoluciona a lo largo de la novela. A
medida que avanza la historia, algunos personajes intentan "curar" su locura, mientras que
otros respetan y admiran su idealismo. Esta transformación refleja la complejidad de la locura
y cómo se puede percibir de diferentes maneras.
En resumen, la locura de Don Quijote es un tema central y multifacético en "Don Quijote de
la Mancha". La novela utiliza esta locura para explorar cuestiones de idealismo, conexión con
la realidad, nobleza, crítica social y transformación personal. La figura de Don Quijote es un
ejemplo icónico de un personaje literario profundamente complejo y apasionante.

Don Quijote enloquece después de haber leído demasiadas novelas de caballería. Adopta un
nuevo nombre, decide enamorarse de Dulcinea de Toboso, a la que nunca ha visto, y sale de
casa en busca de aventuras con su escudero Sancho Panza para mejorar el mundo. Se
considera un caballero andante, siguiendo el modelo del Rey Arturo de Inglaterra, de Amadís
de Gaula y de muchos otros. La caballería es una religión para don Quijote. Traba batallas
que no son necesarias, sale molido de ellas, y ve la realidad de forma diferente, como si
estuviera bajo un encantamiento, pues o no ve lo real o piensa otra cosa. Don Quijote, aunque
enloquecido, es un hombre de bien; no le gusta el mundo así como es y lo quiere mejorar, así
que no importa que sus batallas resulten siempre mal. Sancho dijo de él:
"era un pobre caballero encantado, que no había hecho mal a nadie en todos los días de su
vida."
Su enloquecimiento proviene también de la tristeza provocada por la ausencia de su
"princesa", Dulcinea de Toboso: él está loco de amor. Se le llama "El Caballero de la Triste
Figura" lo que dice mucho de su género de locura y nos hace relacionarlo con la melancolía.
Su enloquecimiento es inocente, no es peligroso, excepto para él mismo. (Lo que no se puede
decir de Hamlet). En la Primera parte, la gente se burla de su locura y de sus disparates,
mientras que el la Segunda ya lo aprecian porque es conocido. Don Quijote es un personaje
tragicómico. Hace reír tanto al lector como a los propios personajes de la novela, lo que al
mismo tiempo provoca cierto cargo de conciencia cuando uno se da cuenta de que nada es
culpa del caballero y que los que se burlan de él y sus desengaños, en realidad, son crueles.
Don Quijote es capaz de verdaderas hazañas, no importando que sean superfluas. Está
enloquecido y por eso no tiene miedo: la locura le presta coraje.
Es interesante que a lo largo de libro se produzca una inversión de la situación común en la
novela, que ha llevado a hablar de la sanchificación de don Quijote y de la quijotización de
Sancho. Así, mientras el espíritu de Sancho asciende de la realidad a la ilusión, declina el de
don Quijote de la ilusión a la realidad. Y el cruce de la dos curvas tiene lugar en aquella
tristísima aventura, una de las más crueles del libro, en que Sancho encanta a Dulcinea.
Para Sancho, la locura de don Quijote llegará a significar una especie de seguridad, por lo
tanto, está desesperado a la hora de la muerte de su amo y de todas las maneoras posibles
intenta mantenerle en su locura, lo que ya no funciona

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