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Introducción
época: las ideas del pensamiento español de los siglos XVI y XVII y –en mayor
medida- del Iluminismo del siglo XVIII, los primeros: Los segundos, en cambio, en las
ideas del historicismo romántico de corte liberal. Fueron hombres que actuaban en
política pero que arraigaban su praxis en las ideas de su tiempo: “Piensan como
En torno a la Revolución de Mayo de 1810 las ideas sobre el origen del poder,
especialmente la teoría del Contrato Social de Juan Jacobo Rousseau, concedieron a los
hombres de ese momento las armas ideológicas para llevar a cabo el movimiento
revolucionario que culminaría con nuestra independencia. Pero serían los integrantes de
concretarían la Organización Nacional, asentada en esas ideas. Esta generación fue, sin
1
francés, que prosiguió hasta bien entrado el siglo XX.
del progreso, quien impregnó toda la cultura de la época, funcionando como una
asombrosa prosperidad económica del país. El positivismo coincidió así con el ambiente
progresista del país entre 1880 y 1910 y –aunque su filosofía proclamaba una exaltación
materialista como el del Positivismo, que identifica progreso con bienestar material,
resulta insuficiente para la realización plena de una cultura. Y así, aún dentro del mismo
movimiento, comienzan a surgir nuevas voces que intentan superarlo con otras ideas.
La Generación del 37
Después del fracaso del proyecto moderno de las ideas iluministas y progresistas
masas rurales que habitan el interior del país. En este contexto surge la figura de Juan
Manuel de Rosas como el Restaurador de las antiguas leyes frente al caos político y a
Mientras tanto se forja una generación que, habiendo nacido bajo la aureola de la
enseñada por entonces por su benemérito maestro el doctor Diego Alcorta. Son sus
representantes Esteban Echeverría, Juan María Gutiérrez, Marcos Sastre, Juan Bautista
2
Alberdi, Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento y Vicente Fidel López, entre
otros.
Como buenos discípulos logran superar a sus maestros: realizan su tarea con el
Esteban Echeverría trae a nuestro suelo la novedad del romanticismo, con el que había
de las ideas, así ellas son algo considerado propio de una época. Cada momento
entonces algo abstracto, sino que debe encarnarse en su contexto histórico y social.
franceses traducen y comentan las obras de los alemanes, dándole forma francesa al
contenido alemán. Nuestro autor romántico, Echeverría, procuró integrar en sus obras la
escribir sus célebres obras La Cautiva y El Matadero, así como también el Dogma
y democrático.
que sacó a los Borbones del trono de Francia y puso en él a Luis Felipe de Orleáns.
“Nadie hoy es capaz de hacerse una idea del sacudimiento moral que este suceso
produjo en la juventud argentina que cursaba las aulas universitarias”, recuerda Vicente
que les enseñaron a pensar a la moderna y a escribir con formas nuevas: Cousin,
2
López, Vicente Fidel. Evocaciones históricas. Buenos Aires, Secretaría de Cultura de la Nación y
Editorial universitaria de estudios avanzados, 1994. p.39
3
Villemain, Quinet, Michelet, Saint Simon, Victor Hugo, Alejandro Dumas, etc.
Los jóvenes de esta generación no eran unitarios, pero tampoco rosistas, eran
llamados federales de lomo negro, en alusión al a los libros que leían. Formaron una
élite intelectual de la cual, como dice María Ester de Miguel en un artículo del diario La
Nación, “Esteban Echeverría era el mayor, nuclearía a esos jóvenes porque él traía de
concluye la autora3.
Sastre, inaugurado en 1837, año que dio origen a la denominación de esta generación,
con tres rememorables discursos que manifiestan las ideas que los guiaban. El primero
pacífico, que debe ser efectuado por el tiempo y dirigido por las luces”…por eso esta
inteligencia”4
desarrollo argentino tuvo comienzo en 1810, apunta sus errores, al mismo tiempo que
señala lo nuevo que introduce su generación: “el estudio de lo nacional”, para que lo
3
De Miguel, María Ester. El romántico utopista en La Nación, 14 de enero de 2001
4
Ghiano, Juan Carlos. El programa del Salón Literario en La Nación, 1ª de noviembre de 1987
4
nacional sea el elemento necesario de nuestro desenvolvimiento argentino…”5
El tercero, de Juan María Gutiérrez, como dice este artículo, “coincide con los
modelos que llegan de España, pero aporta un nuevo elemento de juicio: la condena de
España por la destrucción de las culturas aborígenes, cortadas de cuajo por los
Pronto este grupo comienza a ser perseguido por Rosas. Desarrollan, entonces,
Montevideo o hacia Chile, pasando a ser los proscriptos, como los llamó Ricardo Rojas.
Pero lejos de paralizarse su espíritu, -Sarmiento dejó escrito en una piedra durante su
Los autores preferidos de esta generación, que no leía alemán pero sí francés y, a
veces, inglés, fueron franceses o alemanes conocidos por los galos, como el caso de
Herder, cuyo libro Ideas sobre la filosofía de la historia de la humanidad, fue traducido
por Quinet bajo la supervisión de Cousin. Esta obra fue muy leída por estos jóvenes
despertando en ellos el interés por la historia –que era siempre la historia de un pueblo-
y la enseñanza que ella podía brindar, especialmente a una nación joven como la
5
experiencia y sabiduría del género humano”7 Herder proponía una nueva teoría del
progreso, diferente de la de Condorcet, para quien la razón era la fuente del progreso,
los valores y las leyes. Para Herder el progreso era inherente a la historia, destacaba la
perfección.
viva de la historia de cada pueblo en cada época. Esta escuela se oponía a las
fue muy leído por esta generación. Otro autor que ejerció gran influencia fue el conde
Saint-Simon, que consideraba que las sociedades debían pasar de una “época crítica” a
una “época orgánica”, dando lugar a una “nueva organización”, basada en el “progreso”
y en la “reforma social”. Los ingleses fueron muy leídos por nuestros románticos, en
Estos autores y sus ideas movilizaron a los jóvenes que debieron emigrar hacia
oportuno, en el kairós de los griegos, ya que estimaban que la revolución de mayo había
fracasado porque las ideas que le dieron vida no eran las adecuadas para nuestra
nacionalidad. Buscaron en esas nuevas ideas los modelos conforme a los cuales
pueblo tiene una misión que cumplir en la historia universal y nosotros no éramos la
7
López, Vicente F. Memoria sobre los resultados generales con que los pueblos antiguos han
contribuido a la civilización de la humanidad. Buenos Aires, Nova, 1920. p. 25
6
excepción.
Toda esta corriente dio lugar a un pensamiento orientado a la acción que puede
configurar la realidad histórica que les tocaba vivir. Buscaban la organización nacional
y estas ideas les brindaban las herramientas necesarias a través de sus principios
fundamentales:
como en sus gobiernos. Era una característica presente en Montesquieu, pero realzada
en Herder. Por eso esta generación solía recordar una frase atribuida a Cousin: “Dadme
Cousin, que los llevaba a interpretar la revolución como un cambio de ideas, que la
razón producía para pasar de una forma histórica a otra superior, según la ley de
progreso. Las revoluciones eran las que permiten los cambios sociales. Por eso V. F.
López decía que: “El desarrollo de los pueblos no es otra cosa, en el fondo, que la
silogismos de la historia”9
7
intuición y destacaban la importancia de la experiencia, sin embargo, permanecía en
ellos una valorización de la razón y del papel motor que tienen las ideas sobre los
hechos y sobre el desarrollo de los pueblos. Esta visión intelectualista los llevaba a
eso, para Alberdi nuestra filosofía debía salir de nuestras necesidades, “pues según estas
necesidades, ¿cuáles son los problemas que la América está llamada a establecer y
resolver en estos momentos? Son los de la libertad, de los derechos y goces sociales...”10
Se trataba de lo nuestro: leyes costumbres, estado social, que debe avanzar hacia los
Revolución de Mayo, una máscara liberal que sirve para poderes personales y absolutos,
ya que “vacíos de tradición liberal, sin legado alguno de libertad que defender, los
hombres de mayo ignoraban los medios prácticos con los cuales la libertad política se
encarna en derechos y garantías concretas”11 Por eso estos hombres del 37 pensaban
gobierno parlamentario.
En medio de tantas idas y venidas, estos hombres de acción tuvieron tiempo para
pensar la nación que querían ser. Y Coriolano Alberini, historiador de nuestras ideas,
decía en 1930: “Merced a la obra de estos varones, que algún día también será
10
Alberdi, Juan B. Ideas para presidir a la confección del curso de filosofía contemporánea. Colegio de
Humanidades, Montevideo, 1842 en Escritos póstumos, Francisco Cruz, Buenos Aires, 1900.Tomo XV p.
614
11
Botana, Natalio. “Mitre y Vicente Fidel López: Dos visiones liberales acerca de la historia
republicana”. En: Anales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas Tomo XVIII - 1989
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reconocida y admirada por Europa, la Argentina es ahora órgano de civilización
universal”12.
profesional, pero sí puede decirse que tuvo un pensamiento filosófico que se plasmó en
sus obras.
publicada en 1836 sirvió de fundamento para el plan que diseñaría para la elaboración
de su filosofía historicista. Para Alberdi es necesario pasar -por medio de una evolución-
“Bases”. Estas fueron escritas para que la Argentina tuviera una constitución que
sugiere la tolerancia hacia otras religiones como una forma de llevar a cabo su axioma
Podríamos decir que su visión religiosa sería es más próxima a un deísmo cristiano.
12
Alberini, Coriolano. Op, cit. p.68
9
En educación, dada realidad de pueblo naciente, antes de la instrucción debería
darse una educación por medio de las cosas, es decir, enseñar a trabajar a fin de generar
Juan Bautista Alberdi fue el primer autor argentino que ha visualizó la necesidad
elaboración de un discurso propio como un elemento fundamental para ser una nación.
constituye como tal. De ahí que, para él, es necesaria una filosofía práctica, que surja de
europea era la meta que la América bárbara debía alcanzar. Para Alberdi no cabía otra
comprender que esta visión de lo europeo no tiene que ver con un snobismo elitista sino
10
política. Un estilo personal e inconfundible selló su genio literario. En su obra más
identificaba con la campaña y su habitante, resultado del medio natural agreste que
bárbaro, valiente, audaz, (que) fue reemplazado por Rosas…” 14 Según Sarmiento
“caudillo que encabeza un gran movimiento social, no es más que el espejo en que se
hábitos de una nación en una época dada de su historia” 16. Por ello, lo toma como la
figura de aquella barbarie que debe desaparecer, porque “es ley de la humanidad que los
intereses nuevos, las ideas fecundas, el progreso, triunfen, al fin de las tradiciones
La barbarie tiene una relación directa con el lugar, por eso el problema de la
del indio. Todo su pensamiento está signado por la antítesis irreconciliable entre dos
convivir, ni siquiera cohabitar juntos, siempre estarán en pugna. Esta dialéctica es quizá
14
Sarmiento, D: F. Facundo. Editorial Difusión, Buenos Aires, 1979. p.13
15
Op. cit. p. 20
16
Op. cit. p. 23
17
Op. cit. p. 18
11
la característica más evidente de este sanjuanino tanto en su teoría como en su praxis.
Pensaba que América tenía que llevar a cabo un proyecto moderno, enfrentando
cabo el proyecto nacional. Su acción política estuvo iluminada por ese esquema
conceptual tan antiguo como Occidente… Ya los griegos diferenciaron los tipos
humanos que marcarían toda la historia: ellos, los civilizados, y los otros, los bárbaros.
De ahí en más este paradigma se aplicó, entre nosotros los occidentales, para toda la
humanidad.
Pero si vamos más hondo, lo civilizado era lo que estaba bajo normas, reglas-
naturales o convencionales- que permitían una vida más humana, más plena, es decir,
permitían la convivencia social que hacía más feliz la vida individual. Así los griegos
América y encontrarse realmente con ese otro “salvaje”, la idealización del paradigma
Mejor fue pensar que en esto Rousseau no tenía razón, que en realidad no había tenido
la vivencia de ese otro salvaje y añoraron el orden, las normas, la civilización. Este
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dos grandes guerras mundiales (en realidad, europeas), con todas sus consecuencias, en
y todas sus implicancias, entre ellas las normas o las leyes, agonizaron con ella.
Sarmiento no vio hasta donde podía llegar esa civilización, ni siquiera pudo
alcanzar a leer los primeros autores que hablaron sobre su inminente decadencia, muy
extemporáneo. Es verdad que no supo valorar otra cultura que la suya, que no supo
concebir otro modelo que el suyo, hubo muchas cosas que no comprendió, a pesar de su
genialidad, pero el estaba convencido, como los de su generación, que había que imitar
la civilización, la de su época, para ser una nación, y en ella no había lugar para dos
Hoy podemos apreciar la realidad de otra manera, y nos parece que estos
nuestras categorías del siglo XXI y decir que no supieron pensar y obrar para configurar
una nación con todos los elementos humanos que la componen, que discriminaron, que
esfuerzo que han hecho en intentar elaborar un proyecto de nación, con las herramientas
conceptuales que tenían, con la visión del mundo de la época, y también de llevarlo a
cabo y en eso comprometieron sus vidas. Vivieron lo que pensaron que debía ser una
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La Generación del 80
Constituyente para lograr la unidad política, frustrada por la negativa de Buenos Aires
hegemonía sobre el resto del país, logrando la anhelada organización nacional mediante
que se logró mediante la expansión hacia el centro, primero y, luego, hacia el sur con la
Intentado frenar el avance del malón, en 1876 se cava una extensa zanja desde
Italó, al sur de Córdoba, hasta lo que es hoy Bahía Blanca al sur de la provincia de
Buenos Aires, conocida como la Zanja de Alsina, por ser éste el ministro de guerra del
entonces Presidente Avellaneda. El foso tenía dos metros de profundidad por tres
metros de ancho. En julio de1877 se habían cavado 374 kilómetros, en diciembre de ese
mismo año fallece Alsina y Roca fue designado para reemplazarlo. Como éste era
margen norte del río Negro. Atrás quedó la zanja de Alsina como una obra inútil y sin
sentido. Erosionada por acción de la naturaleza, sólo sirvió para que a su vera surgieran
los nuevos centros urbanos: Trenque Lauquen, Guaminí, Carhué y Puan, constituyendo
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o ignoradas habían quedado las enseñanzas de la escuela de Salamanca sobre la cuestión
En 1880 llega Roca al poder con el lema paz y administración. Ya habían cesado
los conflictos, ahora llegaría una época de “paz y prosperidad”, por lo menos para
aparece una nueva generación, la de sus hijos, quienes vivirán bajo el impulso de los
padres pero, a su vez, recibirán la influencia de otra forma de pensar. También sus
padres reciben la nueva filosofía, el positivismo, que bajo el lema orden y progreso
pensamiento tenía claramente una finalidad práctica, especialmente política y social, sus
miembros no fueron, en rigor, positivistas, aunque algunos, como Korn, por ejemplo,
los consideren así por su búsqueda de la realización de una praxis que el país
sigue hablando de “progreso”. Esta idea, muy probablemente por las circunstancias que
que permitió, por ejemplo, el desarrollo de una extensa red ferroviaria en nuestro
territorio, la construcción del puerto, equipar modernamente un ejército, armar una flota
y traer a este suelo el telégrafo, todo un adelanto para la época. Estos hombres ya no
precisaban de los grandes ideales para organizar un país. Nuestros campos proveían la
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materia necesaria para exportar y así obtener más que los recursos para la satisfacción
la naturaleza que nos suministraba toda la materia prima. La abundancia era tal que
hasta podíamos abrir las puertas a los capitales de las grandes potencias europeas,
principalmente Gran Bretaña, para que participaran del festín. Podíamos darnos el lujo
caracterizaban por ser hijos de los expatriados en la época rosista, estaban vinculados en
general al mundo de las letras. Para algunos se trató de un clan que heredó las ideas de
sus antecesores como la afición por las ideas liberales, su afrancesamiento, pero no su
espíritu de lucha. Para otros, en cambio, han sido verdaderos constructores de nuestra
identidad argentina. Sin duda estos hombres constituyeron una clase dirigente, de
intelectuales políticos, que pretendían llevar a cabo un modelo que conduciría al país
por el camino del progreso. Entre ellos prevalecieron más las ideas liberales y la
influencia francesa que las ideas católicas y la influencia hispánica. Fueron: Lucio V.
López, Eduardo Wilde, Miguel Cané, Lucio Mansilla, José M. Ramos Mejía, entre los
liberales. José M. de Estrada, Pedro Goyena, Nicolás Avellaneda entre los católicos.
Este grupo homogéneo constituyó una clase dirigente integrada mayormente por
porteños aunque había también algunos de las provincias como Joaquín V. González y
No tuvieron ideas propias en sentido estricto, sino que tomaron las ideas de la
época para concretar los anhelos de sus antecesores. Sentían que el destino del país
estaba en sus manos. El progreso se realizaba de una forma concreta y material. Era un
materialismo más vivido que pensado; era más bien el signo del progreso. Este se
manifestaba también en las leyes laicas, que permitían la separación entre la Iglesia y el
Estado: La ley 1420 de Educación común, obligatoria, gratuita, gradual y laica con
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enseñanza religiosa antes o después de los horarios de clase, sancionada el 8 de julio de
1884; y la ley 1565 de Registro civil, para nacimientos, matrimonios y defunciones, del
31 de octubre de 1884.
generación, además de carecer de un proyecto político propio, la apertura del país a los
reconoce que Roca, Pellegrini y Mitre se opusieron a la construcción del puerto con
Caseros. Aunque sostiene que no tuvieron apoyo popular, admite que fue un período un
La Revolución del 90
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manifestó en la gesta del Parque, donde participaron católicos, demócratas,
por entonces era habitual. Surge así de las nuevas fuerzas políticas la Unión Cívica con
Bartolomé Mitre, Vicente F. López, Aristóbulo del Valle, Hipólito Irigoyen, Bernardo
El siglo XIX finalizó bajo el influjo cultural del movimiento que representó el
filosofía sin metafísica, sólo sustentada en la experiencia sensible, por lo cual la ciencia
era la que tenía la última palabra. El desarrollo material de la época coadyuvó a inhibir
el desarrollo espiritual. Era una filosofía frívola de suyo, con consecuencias negativas
para un país con escasa tradición intelectual como el nuestro. Esta imputación de
superficialidad al positivismo fue hecha por el escritor francés Renan, muy frecuentado
Darwin, Spencer y, en menor medida, Comte eran los filósofos leídos por
entonces. Se despierta así el interés por los temas de biología, psicología, especialmente
llegó a ser José Ingenieros, un médico influenciado por las nuevas teorías
autor más leído de la época. En filosofía era partidario de la evolución y tenía una
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y las teorías raciales, como todas las formas sucedáneas del materialismo se ponen de
moda. José María Ramos Mejía, otro médico positivista, interpretó la historia argentina
Pese a que este movimiento positivista hacía un gran culto del conocimiento
auténtica por el desarrollo de la ciencia sino que, paradójicamente, ésta no tuvo un lugar
en la cultura, salvo el caso del paleontólogo Florentino Ameghino quien sostuvo una
teoría original sobre el origen del hombre: el primer ser humano sería originario de
América.
El positivismo fue más una mentalidad que una filosofía propiamente dicha,
coincidente con una época de gran prosperidad económica, entre 1880 y 1910,
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