Está en la página 1de 13

LA GENERACIÓN DEL 37 O 1937

ALBERDI - SARMIENTO – MITRE

A que llamamos “la generación del 37”?

La denominación Generación del ‘37’ identifica a un movimiento intelectual de


jóvenes universitarios que, en 1837, fundó en Buenos Aires el Salón Literario (en la
librería de Marcos Sastre) para debatir temas culturales y teorías sociales, políticas
y filosóficas de autores europeos de diferentes tendencias ideológicas. La creciente
politización del grupo y sus opiniones críticas y reformistas llevaron a que Rosas
disolviera el Salón.

En la clandestinidad y orientada por Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi y


Juan María Gutiérrez, se organizó, en 1838, la Asociación de la Joven Generación
Argentina (a semejanza de la Joven Italia inspirada por Mazzini), cuya pretensión
era recuperar la tradición liberal de la Revolución de Mayo, alentar el progreso
material y superar la polarización entre federales y unitarios, para lo cual debían
influir sobre la clase dirigente y asesorarla ideológicamente. Consideraban a la
democracia representativa como un objetivo a largo plazo y cuestionaban el sufragio
universal adoptado por Buenos Aires, en 1821, por las consecuencias políticas que
tuvo su aplicación y porque creían que era inadecuado para la realidad social de la
Argentina de entonces, cuyas características se preocuparon por comprender y
explicar.

A fines de la década del ‘30, los miembros de la Joven Generación


Argentina habían pasado abiertamente a la oposición a Rosas y muchos emigraron
a Montevideo, Chile, Bolivia o se dirigieron a las provincias del Interior, donde
fundaron filiales de la Asociación que llevaron a cabo su propaganda política.
Adhirieron a la asociación, entre otros, Domingo F. Sarmiento, Bartolomé Mitre,
Mariano Fragueiro, Vicente F. López, José Mármol y Miguel Cané.
El Salón Literario: La fundación del Salón Literario fue un acontecimiento en la vida
cultural de Buenos Aires. En él se realizaban numerosas conferencias, lecturas y
debates frente a un nutrido grupo de espectadores. A pocos meses de la
inauguración, Esteban Echeverría dio un discurso que marcó una ruptura con las
ideas que se venían desarrollando en el Salón. Echeverría afirmó entonces que la
Revolución de 1810 no se había completado, dado que aún no se había alcanzado
la emancipación social, cultural y económica. Además, incitó a la juventud a
protagonizar la búsqueda de cambios profundos. Este discurso lo consagró como
líder de su generación. A comienzos de 1838, el gobierno de Rosas incrementó las
presiones que determinaron el cierre del Salón.

Sueños de Progreso: Que, Como y Para Qué


Las ideas de Alberdi, de Sarmiento y de otros intelectuales contemporáneos sobre
las perspectivas de desarrollo futuro de la Argentina, vinculadas a las condiciones
favorables que abría el avance del capitalismo industrial en Europa, influyeron sobre
las elites dirigentes argentinas. Expresaban, a la vez, las aspiraciones de esos
sectores para superar las limitaciones de su expansión. La mayoría de esas ideas
o proyectos fueron llevados a la práctica en las décadas que siguieron a la caída de
Rosas. Fueron motivo, también, de intensas polémicas entre sus mentores.

Los siguientes fragmentos pertenecen a Bases y puntos de partida para la


organización política de la República Argentina, escrito por Alberdi luego de la caída
de Rosas y publicado en Chile en 1852.

LA LIBERTAD SEGÚN ESTEBAN ECHEVERRIA.


Esteban Echeverría El escritor Esteban Echeverría (1805-1851), que provenía de
una acaudalada familia porteña, estudió en París entre 1825 y 1829. Allí adoptó las
ideas del romanticismo europeo que luego intentaría aplicar al análisis de la realidad
sociopolítica bajo el régimen rosista. En Buenos Aires, se convirtió en el líder de la
Joven Generación y en 1838, junto a Alberdi y Gutiérrez, fundó la Asociación de la
Joven Generación Argentina. En 1840 debió exiliarse en Montevideo por la censura
que implementó el régimen. Entre sus obras más importantes se encuentran el
ensayo Dogma Socialista, el poema La Cautiva y el cuento El Matadero. En este
último se narra la historia que transcurre en un matadero porteño, que funciona
como metáfora.
Sus Ideas libertarias:

“Por la ley de Dios y de la humanidad todos los hombres son libres.”

“La libertad es el derecho que cada hombre tiene para emplear sin traba alguna sus
faculta des en el conseguimiento de su bienestar y para elegir los medios que
puedan servirle a este objeto”
El libre ejercicio de las facultades individuales no debe causar extorsión ni violencia
a los derechos de otro.

No hagas a otro lo que no quieras te sea hecho:— la libertad humana no tiene otros
límites.

No hay libertad donde el hombre no puede cambiar de lugar a su antojo.

Donde no le es permitido disponer del fruto de su industria y de su trabajo.

Donde tiene que hacer al poder el sacrificio de su tiempo y de sus bienes.

Donde puede ser vejado e insultado por los sicarios de un poder arbitrario.

Donde sin haber violado la ley sin juicio previo ni forma de proceso alguno, puede
ser encarcelado o privado del uso de sus facultades físicas o intelectuales.

Donde se le coarta el derecho de publicar de palabra o por escrito sus opiniones.

Donde se le impone una religión y un culto distinto del que su conciencia juzga
verdadero.

Donde se le puede arbitrariamente turbar en sus hogares arrancarle del seno de su


familia y desterrarle fuera de su patria.

Donde su seguridad, su vida y sus bienes, están a merced del capricho de un


mandatario.

Donde se le obliga a tomar las armas sin necesidad absoluta y sin que el interés
general lo exija.

Un punto de partida
[América] “Ella no está bien; está desierta, solitaria, pobre. Pide población,
prosperidad.
¿De dónde le vendrá esto en lo futuro? Del mismo origen de que vino antes de
ahora: de Europa.”

Lo salvaje y lo civilizado
“Todo en la civilización de nuestro suelo es europeo; la América misma es un
descubrimiento europeo.

[…] Nosotros, los que nos llamamos americanos, no somos otra cosa que europeos
nacidos en América.

[..] En América todo lo que no es europeo es bárbaro: no hay más división que ésta:
1. el indígena, es decir el salvaje; 2., el europeo, es decir, nosotros los que hemos
nacido en América y hablamos español […].“

Lo que vendrá
Cómo, en qué forma vendrá en el futuro el espíritu vivificante de la civilización
europea a nuestro suelo? Como vino en todas las épocas: Europa nos traerá su
espíritu nuevo, sus hábitos de industria, sus prácticas de civilización, en las
inmigraciones que nos envíe. Cada europeo que viene nuestras playas nos trae más
civilización en sus hábitos que luego comunica a nuestros habitantes, que muchos
libros de filosofía.

[…] ¿Queremos plantar y aclimatar en América la libertad inglesa, la cultura


francesa, la laboriosidad del hombre de Europa y de Estados Unidos? Traigamos
pedazos vivos de ellas en las costumbres y radiquémoslas aquí.

[…] Haced pasar el roto, el gaucho, el cholo, unidad elemental de nuestras masas
populares, por todas las transformaciones del mejor sistema de instrucción: en cien
años no hareís de él un obrero inglés que trabaja, consume, […].

Se hace este argumento: educando nuestras masas, tendremos orden teniendo


orden vendrá la población de fuera. Os diré que invertís el verdadero método de
progreso.”
Medios, fines y modelos
“No pretendo que deba negarse al pueblo la instrucción primaria, sino que es un
medio impotente de mejoramiento comparado con otros, que se han desatendido.

[.4 La instrucción, para ser fecunda, ha de contraerse a ciencias y artes de


aplicación, a cosas prácticas, a lenguas vivas, a conocimientos de utilidad material
e inmediata.

El idioma inglés, como idioma de la libertad, de la industria y del orden, debe ser
aun más obligatorio que el latín k.]. Nuestra juventud debe ser educada en la vida
industrial [.1. El tipo de nuestro hombre sudamericano debe ser el hombre formado
para vencer al grande y agobiante enemigo de nuestro progreso: el desierto, el
atraso material, la naturaleza bruta y primitiva de nuestro continente.

A este fin debe propenderse a sacar a nuestra juventud de las ciudades


mediterráneas, donde subsiste el antiguo régimen con sus hábitos de ociosidad,
presunción y disipación, y atraerla a los pueblos litorales para que se inspire de la
Europa, que viene a nuestro suelo, y de los instintos de la vida moderna.

[…] La industria es el calmante por excelencia. Ella conduce por el bienestar y por
la riqueza al orden, por el orden a la libertad: ejemplos de ello Inglaterra y los
Estados Unidos.’

[…]“Al nuevo régimen le toca invertir el sistema colonial, y sacar al interior de su


antigua clausura, mediante un sistema de vías de transporte grande y liberal, que
los ponga al alcance de la acción civilizadora de Europa.

Los grandes medios de introducir Europa en los países interiores [.1 para obrar un
cambio portentoso en pocos años, son el ferrocarril, la libre navegación interior y la
libertad comercial.”

[…]“Es preciso traer las capitales a las costas, o bien llevar el litoral al interior del
continente. El ferrocarril y el telégrafo eléctrico, que con la supresión del espacio,
obran este portento
Él hará a la unidad de la República Argentina mejor que todos los congresos. […]
Sin el ferrocarril, no tendréis unidad política en países donde la distancia hace
imposible la acción del poder central.”

Los siguientes fragmentos pertenecen a diversos libros escritos por Sarmiento entre
1845 y 1853.

Proyectos
Cuando haya un gobierno culto y ocupado de los intereses de la nación, qué de
empresas, qué de movimiento industrial!

[…] el elemento principal de orden y moralización que la República Argentina cuenta


hoy, es la inmigración europea [.1. El día, pues, que un gobierno nuevo dirija a
objetos de utilidad nacional, los millones que hoy se gastan en hacer guerras […],
la inmigración industriosa de la Europa se dirigirá en masa al Río de la Plata; el
Nuevo Gobierno se encargará de distribuirla por las provincias E…] y terrenos
feraces les serán adjudicados, y en diez años quedarán todas las márgenes de los
ríos, cubiertas de ciudades, y la República doblará su población con vecinos activos,
morales e industriosos. Estas no son quimeras, pues basta quererlo y que haya un
gobierno menos brutal que el presente para conseguirlo.

[…] cien mil por año harían en diez años, un millón de europeos industriosos
diseminados por toda la República, enseñándonos a trabajar, explotando nuevas
riquezas y enriqueciendo al país, con sus propiedades.

[.1 el Nuevo Gobierno organizará la educación pública en toda la República, con


rentas adecuadas y con Ministerio especial, como en Europa.”

Facundo (1845). Buenos Aires, CEAL, 1967.

Un modelo
‘Dios ha querido al fin que se hallen reunidos en un solo hecho, en una sola nación,
la tierra virgen que permite a la sociedad dilatarse hasta el infinito, sin temor a la
miseria; el hierro que completa las fuerzas humanas; el carbón de piedra que agita
las máquinas; los bosques que proveen de materiales a la arquitectura naval; la
educación popular, que desenvuelve por la instrucción general la fuerza de
producción en todos los individuos de una nación; la libertad religiosa que atrae a
los pueblos en masa a incorporarse en la población; la libertad política que mira con
horror el despotismo y las familias privilegiadas; la República, en fin, fuerte,
ascendente como un astro […] y todos estos hechos se eslabonan entre sí, la
libertad y la tierra abundante; el hierro y el genio industrial; la democracia y la
superioridad de los buques.”

‘Viajes” (1847). En Obras Completas. (T.V), Buenos Aires, 1 949.

Los medios y los fines


“El poder, la riqueza y la fuerza de una nación dependen de la capacidad industrial,
moral, e intelectual de los individuos que la componen; y la educación pública no
debe tener otro fin que el aumentar estas fuerzas de producción, de acción y de
dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que la posean. La
dignidad del Estado, la gloria de una nación no pueden ya cifrarse, pues, sino en la
dignidad de condición de sus súbditos [.1. Hay además objetos de previsión que
tener vista al ocuparse de la educación pública, y es que las masas están menos
dispuestas al respeto de las vidas y de las propiedades a medida que su razón y
sus sentimientos morales están menos cultivados. [..] Téngase presente además,
que los Estados sudamericanos pertenecen a una raza que figura en última línea
entre los pueblos civilizados.

{…] la producción hija del trabajo, no puede hacerse hoy en una escala provechosa,
sino por la introducción de los medios mecánicos que ha conquistado la industria de
los otros países; y si la educación no prepara a. las venideras generaciones para
esta necesaria adaptación de los medios de trabajo, el resultado será la pobreza y
la oscuridad nacional […]. Un crecido número de emigrantes de otras naciones que
no sean la española, la única que nos es análoga en atraso intelectual e incapacidad
industrial, traerá por consecuencia forzosa la sustitución de una sociedad a otra,
haciendo lentamente descender a las últimas condiciones de la sociedad a los que
no se hallen preparados ppr la educación de su capacidad intelectual e industrial
[.1.’

“Educación popular” (1 849). En Obras Completas, (T. Xl).

“Una fuerte unidad nacional sin tradiciones, sin historia, y entre individuos venidos
de todos los puntos de la tierra, no puede formarse sino por una fuerte educación
común que amalgame las razas, las tradiciones de esos pueblos en el sentimiento
de los intereses, del porvenir de la nueva patria.”

“Viajes”. Citado por Natalio Botana en La tradición republicana. Buenos Aires,


Sudamericana, 1984.

Literatura, Historia y Política


Durante el periodo de Rosas, la actividad literaria -paralela a la periodística— sirvió
corno medio de expresión y como instrumento de propaganda o de critica política,
abierta o velada. Tal fue el caso de algunos textos de varios de los integrantes del
movimiento romántico argentino (La Joven Generación Argentina); por ejemplo, los
de Domingo F. Sarmiento, Esteban Echeverria, Juan María Gutiérrez y José
Mármol.

Fragmentos de El Matadero, de Esteban Echeverría


“La perspectiva del matadero a la distancia era grotesca, llena de animación. [.1 En
torno de cada res resaltaba un grupo de figuras humanas de tez y raza distinta. La
figura más prominente de cada grupo era el carnicero con el cuchillo en mano, brazo
y pecho desnudos, cabello largo y revuelto, camisa y chiripá y rostro embadurnado
en sangre. A sus espaldas se rebullían E…] una comparsa de muchachos, de
negras y mulatas achuradoras, cuya fealdad trasuntaba las arpías de la fábula [-1.

Por un lado dos muchachos se adiestraban en el manejo del cuchillo, tirándose


horrendos tajos y reveses, por otro, cuatro, ya adolescentes, ventilaban a
cuchilladas el derecho a una tripa gorda y un mondongo que habían robado a un
carnicero E…]. Simulacro en pequeño era éste del modo bárbaro con que se
ventilan en nuestro país las cuestiones y los derechos individuales y sociales E.. 1.

La matanza estaba concluida a las doce, y la poca chusma que había presenciado
hasta el fin se retiraba en grupos [.. .1 Mas de repente la ronca voz de un carnicero
gritó: —¡Allí viene un unitario!— y al oír tan significativa palabra toda aquella chusma
se detuvo E…]

—No le ven la patilla en forma de U? No trae divisa en el fraque ni luto en el


sombrero.?
—Perro unitario.

—Es un cajetilla.

—Monta en silla como los gringos.

—La Mazorca con él!

—La tijera!

—Es preciso sobarlo. […]

—A que no te le animás, Matasiete?

—A que sí E…]

Que nobleza de alma! iQué bravura en los federales! Siempre en pandillas cayendo
como buitres sobre la víctima inerte!

—Degüéllalo, Matasiete; quiso sacar las pistolas. Degüéllalo como al toro.

–E…] Mueran los salvajes unitarios! Viva el Restaurador de las Leyes!”

Fragmentos de Amalia, de José Mármol


Escrita en 1851 y ambientada en el Buenos Aires de 1 840, Amalia ha sido
considerada la primera novela argentina.

“Doña María Josefa Ezcurra. La cuñada de Su Excelencia el Restaurador de las


Leyes estaba de audiencia […]. Y jamás audiencia alguna fue compuesta y
matizada de tantas jerarquías, de tan varios colores, de tan distintas razas. Estaban
allí, reunidos y mezclados, el negro mulato, el indio y el blanco, la clase abyecta y
la clase media, el pícaro y el bueno, revueltos también entre pasiones, hábitos,
preocupaciones y esperanzas diferentes.”
Capítulo 6 (Volumen 1)
“El primer día de septiembre de 1840 se extendió sobre el cielo de Buenos Aires,
oscuro, triste, cargado de vapores E…].

[…] la mujer comenzó a ser el blanco del encarnizamiento de bandadas de forajidos,


bautizados con el nombre de federales. […] Bandadas de ellos, de distintas
jerarquías y condiciones, empezaron a apostarse en las puertas de los templos,
llevando cántaros con brea derretida y moños […] punzó. Estos trapos eran untados
con brea, y a cuantas jóvenes [que] salían del templo sin la gran mancha de la
Federación en la cabeza [le] pegaban el parche embreado […]. La comunidad de la
Mazorca, la gente del mercado, y sobre todo las negras y las mulatas que se habían
dado ya carta de independencia absoluta […] comenzaban a pasear en grandes
bandadas la ciudad…”

Capítulo 1 (vol. 2)
“Es imposible dar a conocer, en los rasgos fugitivos del romance, la situación pública
de Buenos Aires después de la retirada del ejército libertador. E…] Todavía se
esperaba, en cada semana, en cada día que pasaba, la vuelta del general Lavalle
[…]. Y esta esperanza era sostenida por los periódicos y por las cartas de
Montevideo, que llegaban de contrabando dos o tres veces por semana.

[…] Pero todo caía vencido por el terrorismo. Rosas, poseedor del secreto de su
triunfo real, ya no pensaba sino en vengarse de sus enemigos y en acabar de
enfermar y postrar el espíritu público a golpes de terror. El dique había sido roto por
su mano y la Mazorca se desbordaba como un río de sangre.

La sociedad estaba atónita [..]. En menos de ocho días, la ciudad entera de Buenos
Aires quedó pintada de colorado. Hombres, mujeres, niños, todo el mundo estaba
con el pincel en la mano pintando las puertas, las ventanas, las rejas […]. La dudad
se había convertido en una especie de cementerio de vivos. […] La entrada de la
Mazorca en una casa representaba la combinación infernal de ruido, de brutalidad,
de crimen, que no tiene ejemplo en la historia de los más bárbaros tiranos. Entraban
en partidas de ocho, doce o más forajidos. E..] Y en medio del llanto, del susto y de
la muerte, a los reflejos del puñal de la Mazorca, leyó el pueblo de Buenos Aires el
bárbaro decreto del 16 de septiembre de 1840, que arrojaba a la miseria, al hambre,
a cuantos eran o quería Rosas que fuesen unitarios. De un momento a otro, millares
de familias pasaron de la opulencia a la miseria […].
[…] Pero la emigración decía bien alto que los orientales argentinos tenían derecho
a ser ayudados por la Francia hasta terminar su cuestión con Rosas, invocando la
justicia, el honor y la conveniencia. […] En esa alianza, como en muchas otras, los
poderes que la contrajeron iban a un fin común, aunque por diversos motivos e
intereses. Buscaba la Francia un tratamiento justo para sus nacionales e
indemnizaciones a ellos causados; querían los orientales la destrucción de un poder
que había atacado sus libertades y derechos, que los amenazaba constantemente
[…]; los argentinos por último, buscaban el aniquilamiento, en su patria, de un
sistema de explotación y de sangre; la destrucción perdurable del sistema
dictatorial, o de ‘facultades extraordinarias’ L. .1 querían, por fin, asentar el imperio
de la civilización y de las leyes sobre el sitial de la barbarie y la voluntad sangrienta
de un solo hombre.”

Ampliación del Tema: Para los jóvenes de la nueva generación se tomaba


imperativo completar y concretar el proceso transformador iniciado con la
Revolución, dotándolo de un pensamiento propio. Había, en consecuencia, que
constituir una nueva sociedad para lo cual era necesario concebir nuevas formas de
convivencia y de acción. La tarea interpretativa de descubrir el sentido de la
nacionalidad, como condición previa a todo planteo político, dadas las
características del medio local, adquirió en la obra del grupo un lugar central y dio
cabida a un profundo análisis de la realidad social y material del país. Este análisis
de la realidad nacional se centró en las causas económicas y sociales que en el
país habían dado como resultado el triunfo de Rosas.

Para los hombres del 37, los males de su país se reducían principalmente a tres: la
tierra, la tradición española y los grupos étnicos locales. Solo la transformación
previa de estos factores conduciría al triunfo del progreso; por eso, de su análisis
surge también una serie de soluciones para enfrentar los problemas planteados.

Para la nueva generación, el primer mal de la Argentina era la tierra, “el desierto”,
de donde surgía el espíritu de la montonera, la banda armada que seguía al caudillo,
lo elevaba al poder y condicionaba el destino político del país.

La mejor manera para erradicarlo era desarrollar las comunicaciones, poblar las
vastas extensiones del territorio nacional y multiplicar los centros urbanos. La
solución se centraba en el fomento de la inmigración, solución que quedó
inmortalizada en la famosa frase de Alberdi “gobernar es poblar”.
La función otorgada a la inmigración también estaba orientada, para los integrantes
de la Generación del 37, a cumplir un lugar de importancia en lo concerniente a la
transformación social, en la medida que los grupos étnico de la Argentina (gauchos,
aborígenes, mestizos y españoles) fueron considerados incapaces de impulsar un
verdadero desarrollo industrial. De esta manera, la introducción de inmigrantes
anglosajones fue proclamada como la mejor forma para remediar esa realidad y con
posibilidades de provocar la modificación de los hábitos costumbres tradicionales.

La herencia colonial también fue señalada por los jóvenes del 37 como otro factor
de atraso para el desarrollo del país. Esta herencia, mantenida con vigor por las
masas rurales y los grupo conservadores, había conducido —según ellos— la
tiranía rosista, verdadera traición al espíritu revolucionario.

De esta manera, el retorno a los ideales de b Revolución de Mayo no suponía


solamente una vuelta a la única autoridad nacional considerada legítima sino que
también constituyó un objetivo ideológico: la idea de que los errores de las
generaciones previas podían ser borrados, y una nueva Argentina podía surgir de
las ruinas del gobierno de Rosas yugo colonial, así como Mayo había sacudido el
yugo Colonial.

EL ROMANTICISMO RIOPLATENSE – GENERACIÓN DEL 37


Integrantes notorios:
Juan Bautista Alberdi, Pedro de Angelis, Marco Avellaneda, Antonio Aberastain,
Miguel Cañé, Esteban Echeverría, Félix Frías, Juan María Gutiérrez, Andrés Lamas,
Vicente Fidel López, José Mármol, Bartolomé Mitre, José Rivera Inriarte, Domingo
Faustino Sarmiento, Carlos Tejedor, etc.
Asociaciones que conformaron:
Salón literario (1837), Asociación de la Joven Generación Argentina (1838),
Asociación de Mayo.
Obras literarias más importantes:
Dogma socialista (E. Echeverría), Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho (J.
B. Alberdi), Facundo (D. F. Sarmiento).
Características:
-Advierten la división nefasta entre unitarios y federales, y el carácter popular de
esta última facción.
-Identifican a los federales como hombres de “instintos semibárbaros” y a los
unitarios como una “minoría vencida”, con buenas intenciones, progresista, pero
“antipática” y “soberbia”.

-Influencias europeas del patriota italiano Mazzini y del socialista utópico Saint
Simón.

-Palabras simbólicas del Dogma Socialista, entre otras: Asociación, Progreso,


Fraternidad, Igualdad, Libertad, Dios, etc.

-Continúan con la tradición progresista de la Revolución de Mayo, rechazan el


Antiguo Régimen, espíritu americanista, organización democrática del país, etc.
-Sentimientos pesimistas, angustia, descontento, individualistas, exaltación de los
sentimientos, placer por la naturaleza, etc.

Fuente Consultada:
Historia Argentina de Luchilo/Romano/Paz Capítulo 12 (Vol. 2)
e Historia La Argentina Contemporánea de Felipe Pigna y otros
Tau Anzoátegui, Víctor y Martire, Eduardo. Manual de Historia de las Instituciones
Argentinas.

También podría gustarte