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Recientemente se han documentado en Nicaragua algunos estudios que reflejan una

estimación del costo que implica el costo del deterioro de la calidad del aire para el país, en
términos de sus efectos sobre la salud y las consecuentes implicaciones para el sistema de
salud y la economía Nicaragüense2 . Desde los años noventa, los datos de calidad del aire
del programa aire puro han permitido inferir que la contaminación del aire podría estar
constituyendo un serio problema de salud pública en Nicaragua y que los costos
relacionados con los impactos a la salud de la contaminación del aire son un obstáculo para
el desarrollo sustentable del país. Si bien existen condiciones de dispersión de los
contaminantes generalmente favorables por la meteorología regional, existen problemas de
exposición a niveles elevados de contaminación en las zonas urbanas con mayor tráfico
vehicular, especialmente por las emisiones ostensibles de vehículos a diesel, en zonas
afectadas por incendios forestales o rurales y en hogares que usan leña como su principal
combustible para la preparación de alimentos. Esta situación ha podido dimensionarse en
los siguientes términos: • Aproximadamente el 60% de la población Nicaragüense vive en
áreas urbanas. Cerca de una cuarta parte de la población vive en dos ciudades: Managua (la
cual concentra a más de un millón de habitantes) y León (con una población mayor a los
250,000 hab)3 . La población urbana expuesta a la contaminación del aire se estima
aproximadamente en 1.95 millones de personas. Como se ha mencionado en la sección
previa, los contaminantes del aire, y específicamente las partículas (PST) a menudo
exceden las directrices de la OMS. El tráfico motorizado es el responsable de la mayoría de
las emisiones, si bien existe también una
contribución importante de giros comerciales como panaderías y diversos giros
industriales incluyendo plantas termoeléctricas que usan combustibles pesados,
con elevadas concentraciones de azufre. Las mediciones de PM10 en la zona
metropolitana de Managua promediaron 64 microgramos por metro cúbico de
media anual desde 1996 hasta 2001 (último dato disponible), lo que representa
una excedencia de 15% al límite recomendado por la OMS.
• La contaminación atmosférica está incrementando la mortalidad y morbilidad
cardiopulmonar en las poblaciones urbanas de Nicaragua. De acuerdo con el
Resumen de Salud Ambiental en Nicaragua elaborado por expertos en salud
ambiental del Banco Mundial, se estima que ocurren anualmente unas 430
muertes prematuras y más de 500 casos nuevos de bronquitis crónica atribuibles
a los efectos de la contaminación del aire urbana por PM10. Las hospitalizaciones
anuales debidas a la contaminación se estiman en más de 1,300 y las visitas de
pacientes a emergencias o extra hospitalarias en más de 26,000 al año. En la
Tabla 2 se enlistan también otros efectos sobre la salud, de acuerdo al Resumen
Ejecutivo de Salud Ambiental elaborado por el Banco Mundial.
El costo anual estimado asociado con la contaminación del aire urbano está en el
rango de entre 305 y 1,250 millones de Córdobas (equivalentes a 15.3 y 62.5
millones de dólares americanos). La mortalidad prematura representa el principal concepto
de este costo, con un rango de entre 55 y 1,000 millones de Córdobas5
.
En la figura 6 se indican los costos (en millones de Córdobas por año) asociados
a la mortalidad y morbilidad por contaminación del aire urbano. Los costos por
mortalidad asciendan a mas de 500 millones de Córdobas por año, en tanto que
los costos debidos a la morbilidad (enfermedad) se elevan a 250 millones de
Córdobas, lo cual incluye una estimación de 202 millones de Córdobas debidos a
días de actividad restringida en adultos y a 48 millones de gastos hospitalarios.
Según la Encuesta Nicaragüense de Demografía y Salud (ENDESA) 2006-2007,
el 92% de los hogares rurales y el 32% de los hogares urbanos utilizan
combustible sólido (casi exclusivamente leña) para cocinar en Nicaragua
(ENDESA 06-07). De los hogares rurales que usan leña, el 50% tienen la cocina
dentro del espacio de vivienda. De los hogares urbanos que usan leña, el 25%
tienen la cocina dentro del espacio de vivienda. El humo de combustibles sólidos
dentro del hogar puede conducir a un incremento de la incidencia y severidad de
enfermedades respiratorias, incluyendo Infecciones Respiratorias Agudas (IRAs)
y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).

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