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El documento describe cómo el emperador Ciro el Grande de Persia encargó a sus ingenieros crear una cuerda más fuerte para levantar piedras a mayores alturas en la construcción de edificios. Ninguno tuvo éxito hasta que un anciano pescador llamado Muze y seis hombres mostraron una cuerda tejida con fibras de palma trenzadas que resistió la prueba. Muze explicó que su fuerza provenía de trenzar siete cuerdas juntas. Ciro premió a los hombres con oro y los nombró
El documento describe cómo el emperador Ciro el Grande de Persia encargó a sus ingenieros crear una cuerda más fuerte para levantar piedras a mayores alturas en la construcción de edificios. Ninguno tuvo éxito hasta que un anciano pescador llamado Muze y seis hombres mostraron una cuerda tejida con fibras de palma trenzadas que resistió la prueba. Muze explicó que su fuerza provenía de trenzar siete cuerdas juntas. Ciro premió a los hombres con oro y los nombró
El documento describe cómo el emperador Ciro el Grande de Persia encargó a sus ingenieros crear una cuerda más fuerte para levantar piedras a mayores alturas en la construcción de edificios. Ninguno tuvo éxito hasta que un anciano pescador llamado Muze y seis hombres mostraron una cuerda tejida con fibras de palma trenzadas que resistió la prueba. Muze explicó que su fuerza provenía de trenzar siete cuerdas juntas. Ciro premió a los hombres con oro y los nombró
Aconteció en un lugar cerca en la antigua Persia, un imperio prospero y de mucho avance
tecnológico, cultural pues en aquella Región Un emperador Ciro el Grande estaba comprometido con la nobleza de su pueblo en lograr evolucionar en un imperio más longevo que el de sus vecinos tiempos atrás babilónicos. El emperador de esa región mando levantar la ciudad con hermosas arquitecturas, investigar lo desconocido de las ciencias. Poco a poco la ciudad era embellecida, los jardines florecían, aun cuando se situaba sobre una tierra infértil y árida, el desierto de Dasht-e Kavir, sobre el sol abrazador hacía quemar todo en lo que al paso de su luminiscencia avanzaba. Ciro el Grande ordeno pintar de blanco a toda la ciudad persa con piedras blancas de tipo calcita que extraían cerca del mar, esta tecnología sirvió para reflectar el calor de la gran ciudad y esta se mantuviera más fresca. Poco a poco los días prosperaban y un detalle dentro de los ingenieros sobrevenía, explicaban al gran emperador que para poder levantar los edificios ocupaban cuerdas mas fuertes para elevar a una altura nunca antes vista las piedras talladas sobre las apanadas, que irían sobre la nueva altura convencional que de la altura ordinaria en la forma de construir de ese entonces, por tanto el Gran Ciro mando a quienes fueran sus ingenieros a buscar como crear nuevas formas de crear cuerda para que pudieran soportar el peso de aquellas rocas, siendo que estas deberían ser no tan gruesas y de una fuerza tal, que no rompieran, pero los ingenieros del imperio dijeron al gran emperador que habían hecho todo lo que su alcance estaba, que dentro lo imposible habían utilizado nuevos materiales y estos no resistieron la prueba de levantar el peso de las rocas a una altura aún mayor. Fue tanto la tristeza de no realizar levantar templos más grandes, así adorar aún más a sus deidades, como tampoco crear hogares más grandes para albergar a un mayor número de personas. Que es lo que no nos permite avanzar aun cuando es un bien para todos, que nos esta fallando en esa búsqueda de un nuevo conocimiento que permita llevar acabo las tareas de construcción, fue tanta la meditación y preocupación del Gran Ciro que envió a todos los confines de su reino la siguiente instrucción; … A todos escuchad con atención, artesanos, constructores, aldeanos y servidores todo aquel que habite en este reino de Persia, Yo Ciro otorgo a quien dentro de su capacidad, obtenga hacer una cuerda que sea tan fuerte como nuestras espadas, tan ligeras como la seda que blande de nuestras banderas, Persia debe ser grande por la estrella que en ella habita, quien obtenga el éxito será premiado su peso en oro y como maestro constructor del basto y amplio imperio Persa. Así desde aquella Persépolis salieron caballos mensajeros y aves anunciando el edicto del emperador. El mensaje llego hasta un pequeño lugar cerca del Mar Pérsico, un anciano enseñaba a su nieto a tejer una red de pesca, hecha de fibras de palmas y otras raíces de esa zona, un caballo paro en medio del lugar e hizo sonar su cuerno para que aquellos cerca, se aproximaran a escuchar el mensaje dictado en un pergamino. Todos habían escuchado y miraron aquel anciano que tejía redes, tu eres el Maestro indicado, aquel anciano fijo la vista y miro hacia el sol, tendremos que empezar desde hoy para lograr ser útiles a Persia, Muze como llamaban aquel anciano junto a los pobladores pusieron la dedicación y énfasis por la tarea encomendada, al cabo de una luna de trabajo aquellos aldeanos habían acabado dicha tarea. Una expedición de aquellos seis hombres marchaban sobre la noche del desierto de Dasht-e Kavir para viajar con el cinturón de orión y la luz que la luna les ofrecía. Mientras tanto en la Persépolis inventores llegaban de todos los rincones del Imperio Persa en donde se erigía el gran templo de adoración bajo aquella enorme bóveda, cada uno de los que acudieron al llamado mostraban y probaban frente a la multitud y ante los ojos del Gran Ciro, los intentos por sujetar un gran dique de granito para después levantar la masa de piedra y postrarla en lo alto, esperar por un breve momento con aquel monolito de granito suspendido en el aire pero toda oportunidad fracasaba, cuerdas con centro acerado de damasco forradas de gruesos linos, cuerdas de cuero, cuerdas de todo tipo y forma estructural, el resultado era el mismo, aquella piedra caía desde lo alto al piso de aquel salón, todos los presente decaían en ánimos, veían entrar grandes carretas con muelles, empujados y jalados por las bestias más extrañas de aquel imperio, en su carga contenían la posibilidad que alguna cuerda fuera la que diera a lugar a lograr la gran tarea con éxito. Inventor tras inventor fallaban, aun así, el Gran Ciro premiaba el intento, dando trasponte y monedas para el regreso a cada hogar. Entonces sobre aquel largo pasillo del salón, Ciro vio venir a seis hombres que sobre el hombro de un anciano colgaba una cuerda. Viendo como en la entrada un Ingeniero del palacio explicaba al anciano que su cuerda no soportaría el peso del Monolito de Granito, Muze como le llamaban al anciano, dijo al ingeniero del palacio que si fuera negada la oportunidad de servir, fuese el mismo Gran Ciro quien negara la oportunidad. Siendo tan grande aquel espacio angular del salón , hasta la más mínima voz en susurro se escuchaba, hasta donde se postraba sentado el gran Emperador; Este se paro y clamo lo siguiente - Dejar pasar a ellos en prueba, que en puerta están, que sea así la voluntad de nuestra deidad y no la mía, que fuera expresa a negarles su oportunidad - aquellos hombres junto con Muze ante la vista de todos armaban los amarres en aquella masa de piedra, quienes a su alrededor reían pues colocaban ante el monolito de granito la delgada cuerda sabiendo el resultado y quedarían bajo el ridículo de todos. Muze verificando que estuviera ajustada en los ángulos de cada amarre, ordeno subieran aquel monolito de granito, todos quedaron sorprendidos que aquella masa de piedra suspendía sobre la alta cámara, sin tener rechinido o grujido alguno, la cuerda estaba soportando más tiempo del de una prueba normal, Muze se había puesto debajo de aquella piedra logrando así que todos vieran la confianza de que esa cuerda resistiría. El gran Ciro se levantó, todos en aquel salón se arrodillaron ante esto, ordeno que los seis inventores levantaran y fueran puestos a la derecha del trono, ahí Ciro pregunto a Muze que profesión tenían y estos respondieron somos pescadores su excelencia vivimos de armar redes, resistentes a la tempestad del mar, así como también hacemos cuerdas para que sirvan de amarras a las barcas que son sujetadas a la orilla de costa. Ciro pregunto intrigado que habéis tomado como materiales para formar esta cuerda, a lo que Muze respondió – Mi excelencia, lo que a nuestro alcance hay son fibras de palma que crecen ante el imperante sol, son fundidas ante esta esfera de fuego que por años crecen y al estar verdes cortamos para realizar la separación de fibras, al secarse, se ligera en peso y se torna rígidas como la roca misma, estos son los conocimientos que nuestros ancestros han dejado en nosotros y modificaciones que nosotros hemos hechos, aditando raíces y la forma en que se teje la cuerda es lo que le da su mayor resistencia – El Gran Ciro entonces resumió lo que el anciano Muze comento, entonces has bien dicho que está llena de fibras y conocimiento, pero entonces como has unido ambas, para crear la cuerda; Muze respondió, - Hemos, seis hombres quienes han enrollado en forma de trenza a una séptima cuerda cada hombre en unión con cada cuerda como apoyo de una sobre otra y no en su sentido contrario, que cada cruce de la cuerda que bordan a la séptima sea para unirla y dosificarla de fuerza, unión y salud en su interior así será sana por dentro y será perpetua, la unión, le hará desgastarse menos y la fuerza, es por que en cada punto de tención estará acompañada de otra cuerda dentro de su tejido que le quitara carga o peso –. Por ello la cuerda es de seis puntas y en su interior una séptima cuerda, la llamamos la cuerda de la unión sobre eso recae su fortaleza. El Gran Ciro ordeno dar el peso en oro de las seis personas y se les concediera a los seis el titulo de ingeniero en jefe, pues en ese sentido estaba creada Persia en su Unión, aquella cuerda creo los edificios mas altos en su momento de toda Persia, que lograron unificar y consolidar la fe entre los hombres en manos de su deidad Zurvan Akarana el Dios de los infinitos y el espacio. Gustavo Candela