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Celtas, El Pais de Los Verracos
Celtas, El Pais de Los Verracos
Dos luchadores celtas armados, en una reconstrucción ideal las figuras del Vaso de los Guerreros, procedente de Numancia (por Enrique Ortega).
L
os celtas suscitan cada vez ma- ródoto sitúa a los celtas en el naci- Los griegos y romanos denominaron
yor interés, en especial los que miento del Danubio. celtíberos a los “celtas de Iberia”, aun-
habitaron la Península en la Su origen resulta un tema muy difí- que este nombre también aludía a su
Antigüedad. Constituyen una cil. Cuando los griegos los conocen en doble raíz etno-cultural, pues Marcial, el
de las principales raíces culturales y ét- el siglo VI a.C., en el Occidente de gran poeta latino del siglo I d.C. nacido
nicas de España y de Europa, pero es Francia y en Alemania meridional se en la celtibérica Bilbilis, la actual Cala-
el misterio de su origen y su marcada desarrolla la Cultura de Hallstatt, nom- tayud (Zaragoza), decía que los hispa-
personalidad, reflejada en tradiciones bre de un famoso yacimiento situado nos descendían de celtas e íberos, nos
del folclore y en leyendas medievales, en un lago austríaco. Al haberse inicia- Celtis genitos et ex Hiberis. Esta peculia-
lo que suscita mayor atracción. Exten- do el estudio de los celtas en Europa ridad ha dificultado la comprensión de
didos desde Irlanda y Galicia en Occi- Central en el siglo XIX, se identificaron los celtas de la península Ibérica, cuyo
dente hasta la lejana Galacia, en la ac- con dicha cultura y con la de La Tène, estudio es uno de los campos más atra-
tual Turquía, por Oriente, y desde Es- pero esta identificación no es posible yentes de nuestra Protohistoria.
cocia hasta Andalucía, se los conside- en otras áreas habitadas por ellos. Por
ra originarios de Europa Central, aun- ejemplo, hace pocos años se ha descu- Sucesivas invasiones
que como todos los indoeuropeos de- bierto que gentes de Campos de Urnas El origen de los celtas en la Península
bían ser originarios de las estepas eu- del Norte de Italia hablaban una len- Ibérica se ha explicado siempre por
roasiáticas. No se sabe bien, sin em- gua celta escrita en caracteres etruscos, medio de invasiones –desde Pedro
bargo, cómo ni cuándo llegaron a la el insubrio y el mismo hecho plantean Bosch Gimpera o Martín Almagro–,
península Ibérica, donde ocupaban el los celtas de la península Ibérica y de idea también mantenida por los lin-
Centro, el Norte y el Occidente. Irlanda en el Bronce Final. güistas, como Antonio Tovar. La más
Aparecen citados por primera vez antigua habría traído una lengua indo-
por los griegos Hekateo y Heródoto Sociedad jerarquizada europea considerada “precelta”, deno-
como habitantes del Occidente. Los La hipótesis más plausible es que en la minada “lusitano”, extendida por las
debieron conocer en la península Ibé- segunda mitad del III milenio a.C., ción social, elementos que varían co- menos próximas y mantendrían cos- ban “más allá de las Columnas de Hér- regiones atlánticas del Occidente, don-
rica y a través de Massalia, la actual gentes del Vaso Campaniforme, con mo consecuencia de su propio desa- tumbres semejantes, lo que permitía su cules”, el actual Estrecho de Gibraltar. de habrían quedado arrinconados pos-
Marsella, colonia situada junto a la de- elementos procedentes de Europa rrollo y por contacto con otros pue- identificación. En esta zona del mundo céltico, el teriormente por los celtas propiamen-
sembocadura del Ródano, vía de pene- Oriental, se extendieron por Europa blos, lenguas y culturas. Por ello, los La península Ibérica, en el extremo contacto con tartesios e iberos afirmó su te dichos. De otra invasión posterior
tración hacia Europa Central, aunque Central y Occidental con una organiza- celtas conocidos por los escritores de suroeste de Europa, constituye el terri- personalidad, enriqueciendo su cultura serían los celtíberos, cuya lengua, do-
también tendrían noticias de esas gen- ción jerarquizada guerrera y creencias la Antigüedad cuyos restos arqueológi- torio más occidental y meridional ocu- que los diferenciaba de los celtas de cumentada en inscripciones en alfabe-
tes a través de los Balcanes, pues He- solares, que, a través de la Edad del cos estudiamos se debieron formar pado por los celtas en la Antigüedad y allende los Pirineos, con quienes man- to ibérico y latino, es, sin embargo,
Bronce, acabaron conformando el progresivamente, en un proceso de de ella proceden las primeras noticias tenían contactos, por lo que Hispania más arcaica que el galo, el goidélico de
MARTÍN ALMAGRO-GORBEA es catedrático mundo de los celtas. Pero una etnia la “celtización acumulativa”, lo que expli- transmitidas, como la Ora Marítima ofrece el mejor conjunto epigráfico cél- Irlanda o el britónico de Bretaña. Pero
de Prehistoria y miembro de la Real conforman la lengua, las creencias y ca su variedad cultural, aunque todos (1,185 s., 485 s.) o Heródoto (2,33; tico anterior a las tradiciones literarias lingüistas y arqueólogos no han logra-
Academia de la Historia. formas de vida, la raza y la organiza- ellos hablarían lenguas célticas más o 4,49), que indica que los celtas habita- irlandesas medievales. do ofrecer una visión válida para el
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DOSSIER: LOS CELTAS EN ESPAÑA
problema del origen de los celtas en la mani indio, ritos indoeuropeos ances- Campos de Urnas, originaria de Europa toriles, que se refleja en ajuares ricos manos cortan este proceso tras más de estatus sustituidas por torques, joyas y
península Ibérica. trales que confirman la referencia de Central y de la que proceden los celtas con armas, característicos de las necró- dos siglos de resistencia. vajillas suntuarias, acumuladas en teso-
Por ello es interesante conocer la Estrabón (3,3,7) a hecatombes. Dicho de Europa Central y del Norte de Italia, polis celtibéricas, símbolo de una cla- La Cultura Celtibérica, en contacto ros que testimonian un artesanado de
evolución cultural de la antigua “Celti- substrato religioso practicaba los sacri- penetra por todo el cuadrante Noreste se aristocrática gentilicia paralela a la con el mundo ibérico, asimiló elemen- gran personalidad. Paralelamente, apa-
beria”, la Keltiké o mundo celta de Ibe- ficios humanos (Estr. 3,3,6-7; Liv., Per. peninsular. Pequeños grupos de agri- surgida por en Centro y Suroeste de tos mediterráneos, proceso esencial pa- rece la escritura, la moneda para el pa-
ria (Plinio, N.H. 3,29), de donde proce- 49) y tenía divinidades con nombres cultores de los Campos de Urnas, qui- Europa que adoptaría la cremación por ra comprender la personalidad de los go de tasas y tributos y el urbanismo
de la mayoría de los testimonios cultu- en Bandua, Cosus, Navia, Pala, Reve o zás gentes de un tronco celto-ligur, se sus creencias en la heroización de los celtas de la península Ibérica, tan dife- ortogonal, de calles rectas siguiendo
rales célticos. Gran parte de la Meseta, Treba, cuya etimología y características extendieron hasta el valle del Ebro y el antepasados, relacionada a su vez con rentes de los rasgos de otras zonas del modelos ibéricos, por lo que una po-
a partir de la Edad del Bronce, en el II permiten considerarlas celtas. sistema Ibérico, la futura Celtiberia, a cultos solares y al hogar doméstico do- mundo céltico. Armas, fíbulas y cerámi- blación céltica del Valle del Ebro, co-
inicios del I milenio a.C., entrando en cumentado por “morillos rituales”. Es- cas testimonian estímulos mediterráne- mo Contrebia Belaisca (Botorrita, Zara-
contacto con el citado substrato atlánti- ta tradición de los Campos de Urnas os desde el siglo VI a.C. Este proceso goza), no se diferenciaba de las pobla-
Exposición: Celtas y Vettones co. Poco después, a inicios de la Edad
del Hierro, surgen los castros y necró-
explica las semejanzas con otras tum-
bas similares del Suroeste de Europa,
de apertura al Mediterráneo culmina a
partir del siglo III a.C. con la aparición
ciones ibéricas colindantes.
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LOS GUERREOS DEL SOL
DOSSIER: LOS CELTAS EN ESPAÑA
Castro de Baroña, junto al mar, un magnífico ejemplo del legado celta en la península Ibérica. Denario de Sekobirikes, con el típico peinado
En ellos, las mujeres se dedicaban a la agricultura y los hombres cuidaban del ganado. celtibérico de grupos de círculos concéntricos.
siglo II a.C., utilizándola en monedas, una celtización paulatina de las zonas do dejado por los celtas en la penínsu-
pactos de hospitalidad, estelas funera- afectadas. Así se explica que los celtici la Ibérica. De ellos procede muchos
rias, grafitos sobre cerámica, etc., lo que de la Bética procedan de la Celtiberia nombres de lugar, como Galicia o Se-
prueba su generalización. En el valle según Plinio (3,13), mientras que los govia o de ríos, como Gállego o Deva.
del Ebro utilizaron largos textos jurídi- galli del valle del Ebro o los gallaeci Más vivo es su legado en ritos de nues-
co en bronce. En Contrebia Belaisca ha que han dado nombre a Galicia deben tro folclore originarios de sus creencias
aparecido el más largo texto céltico de relacionarse con sus homólogos galos sociales y religiosas, desde Galicia a So-
la Antigüedad y otro latino que docu- de allende los Pirineos. Este fenómeno ria y Teruel, como las hogueras de San
menta un pleito por el paso de un acue- tendría un efecto aculturador, al favore- Juan, el Árbol de Mayo o el poder cura-
ducto por terrenos públicos y privados cer la difusión del sistema gentilicio y tivo de las fuentes “santas”, además del
que trasluce una organización política sus clientelas hacia los pueblos del Oc- nombre celta mantenido en diversas
con magistrados y complejas institucio- cidente, como vettones, lusitanos y ga- lenguas romances para elementos del
nes de arbitraje, pues la ciudad celtibé- laicos. De este modo se comprende que carro, de aperos y de cosas tan tradicio-
rica de Contrebia Belaisca hace de árbi- en Gallaecia y todo el Norte se mantu- nales como la cerveza, palabra que ha
tro entre una ciudad ibera y otra vasco- vieran castros de casas redondas con mantenido su nombre céltico, cerevisia,
na. una tradición matriarcal en que las mu- aunque todavía sea imposible conocer
jeres trabajaban la tierra mientras los sus elementos antropológicos.
Fusión cultural hombres se dedicaban al ganado y a la Pero cada día es más importante su
A partir del siglo VI a.C., los celtíberos rapiña (Estrabón 3,4,18; Justino 44,3,7), espléndido legado a nuestro rico patri-
tendieron a expandirse sobre el subs- su onomástica hace referencia al pobla- monio arqueológico. Sus castros y es-
trato “protocéltico” atlántico aprove- do, no a la estirpe, su lengua se relacio- culturas, como los “guerreros lusita-
chando la afinidad cultural, social, lin- na con el “lusitano” y mantenían divini- nos” o los “verracos” y los objetos de
güística e ideológica entre los celtíberos dades primitivas y el culto a las peñas y su artesanado especializado enrique-
y los pueblos del centro, carpetanos, a las aguas, sin practicar la incineración cen nuestros museos y son el mejor
vacceos y vettones, los lusitanos y ga- de los cadáveres, lo que corresponde al testimonio de su personalidad y capa-
laicos del Occidente, y los astures, cán- substrato “protocéltico”. Pero el empleo cidad artística, pues constituyen uno
tabros, berones, turmogos, pelendones, de torques y cascos “célticos”, el nom- de los capítulos más originales del ar-
várdulos, caristios y autrogones, del bre actual del arado o del carro en ga- te y la cultura céltica de toda Europa.
Norte. Desde esta perspectiva, los celtas llego y algunos etnónimos locales como Esperemos que la creciente atención
de Hispania pueden explicarse por un Celtici o Gallaeci, manifiestan una re- por parte de los estudiosos y de todo
proceso de celtización muy largo y celtización de esta región en un mo- el público interesado permita disfrutar
complejo, sin excluir movimientos étni- mento tardío, proceso interrumpido por cada día más dicho legado y compren-
cos como los que ocasionalmente citan la conquista romana. der mejor este fascinante mundo célti-
las fuentes, proceso que daría lugar a Por último, hay que recordar el lega- co, que constituye una de las raíces de Esta vasija, procedente de Numancia, muestra una escena en la que un hombre parece amaestrar a un caballo.
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CELTIBERIA, UNA CULTURA AUTÓCTONA
DOSSIER: LOS CELTAS EN ESPAÑA
L
os celtíberos fueron, de los mismo, destacan la ausencia de jerar-
pueblos célticos peninsulares, quización interna y su orientación
los mejor conocidos, jugando preferentemente agropecuaria, aun-
un papel histórico y cultural de- que los datos sean aún muy parciales.
terminante en las guerras en la penín- Corresponden a este momento los
sula Ibérica durante el siglo II a.C., que más antiguos cementerios de incinera-
culminaron en el año 133 a.C. con la ción de la Meseta Oriental, algunos de
destrucción de Numancia. No obstante, los cuales llegan a estar en uso desde el
la primera referencia a la Celtiberia se siglo VI hasta el I a.C. Estas necrópolis
encuadra en el contexto de la II Guerra ofrecen una ordenación interna caracte-
Púnica, al narrar Polibio los prolegóme- rística, con sepulturas alineadas forman-
nos del asedio de Sagunto, en la prima- do calles, generalmente con estelas. Los
vera de 219 a.C. Desde entonces, las ajuares funerarios hablan de una socie-
menciones a la Celtiberia y los Celtíbe- dad guerrera, con indicios de jerarqui-
ros son abundantes y variadas. zación social, en la que el armamento,
A partir de fuentes tan distintas como caracterizado por largas puntas de lan-
las literarias, la epigrafía, la lingüística za, es un signo exterior de prestigio.
y la arqueología, Celtiberia se configu-
ra como una región geográfica indivi- Rituales funerarios
dualizada en las altas tierras de la Me- Las necrópolis y poblados de la fase ini-
seta Oriental y la margen derecha del cial de la Cultura Celtibérica revelan la
valle medio del Ebro, englobando la existencia de aportaciones de diversa
actual provincia de Soria, parte de procedencia y tradiciones culturales va-
Guadalajara y Cuenca, el sector orien- riadas. En este sentido, se plantea un
tal de Segovia, el sur de Burgos y La origen meridional para algunos de los
Rioja y el occidente de Zaragoza y Te- objetos hallados en los ajuares funera-
ruel, llegando incluso a la zona noroc- rios, sin excluir su llegada desde el No-
cidental de Valencia. reste peninsular a través del valle del
El análisis de las etnias celtibéricas, Ebro, junto al propio ritual, la incinera-
y su delimitación mediante las ciuda- ción, y a las urnas que formarían parte
des que se les adscriben, permite de- de él. Similar procedencia debe plante-
terminar unos límites aproximados pa- arse para el tipo de poblado de calle
ra Celtiberia. En este sentido pueden central.
valorarse los apelativos de ciertas ciu- La nueva organización socioeconómi-
dades que hacen referencia a su carác- Esta imagen es una de las pocas representaciones femeninas que nos ha legado la cerámica ca impulsaría el crecimiento demográfi- Muralla de la ciudad celtibérica de Contrebia Leucade, en Aguilar del río Alhama (La Rioja). La
ter limítrofe, como Segóbriga, en Cuen- celta de la Península. Fragmento de una pieza procedente de Numancia. co y llevaría a una creciente concentra- elección del lugar obedece a imperativos estratégicos y militares.
ca, Clunia, en Burgos, o Contrebia Leu- ción de riqueza y poder por parte de
cade, en La Rioja. Aunque no está cla- diatamente posterior. En cualquier ca- de la celtibérica, documentada única- quienes controlaran las zonas de pastos,
ra la nómina de pueblos incluidos ba- so, es evidente que esos “Celtíberos mente a partir del siglo II a.C. las salinas –esenciales para la ganadería
jo el término genérico de celtíbero, pa- Antiguos”, identificados por la arqueo- En torno al siglo VI a.C., se registran y la conservación de alimentos– y la
rece fuera de toda duda tal filiación pa- logía, son un precedente inmediato de en las altas tierras de la Meseta Orien- producción de hierro, que permitió de-
ra arévacos, belos, titos, lusones y pe- los Celtiberi citados en las fuentes lite- tal y el Sistema Ibérico, en lo que se sarrollar un eficaz armamento, lo que
lendones, resultando más discutible la rarias desde fines del siglo III a.C. conoce como Celtibérico Antiguo (h. explicaría la aparición de una organiza-
adscripción de otros grupos, como ol- mediados del siglo VI - mediados del ción social de tipo guerrero progresiva-
cades o turboletas. Poblamiento continuado V a.C.), importantes novedades que mente jerarquizada, uno de los elemen-
Pero este panorama corresponde a Aunque la reducida información sobre afectan a los patrones de asentamien- tos fundamentales para entender el de-
un momento contemporáneo o poste- el final de la Edad del Bronce en la to, al ritual funerario y a la tecnología, sarrollo de la Cultura Celtibérica y en
rior a la conquista del territorio por Ro- Meseta Oriental dificulta la valoración con la adopción de la metalurgia del cuyo proceso de etnogénesis debió ju-
ma, teniendo que recurrir al registro ar- del substrato en la formación del mun- hierro. Surge un buen número de po- gar un papel esencial como factor de
queológico para abordar el proceso de do celtibérico, ciertas evidencias con- blados, generalmente de tipo castre- cohesión.
formación y evolución de la cultura cel- firman la continuidad del poblamien- ño, que constituyen los primeros Un nuevo período se desarrolla a par-
tibérica, con lo que resulta adecuado to, al menos en la zona donde el fe- asentamientos estables en este territo- tir del siglo V a.C., el conocido como
utilizar el término “celtibérico” referido nómeno celtibérico irrumpe con ma- rio. Aunque hay pocos datos sobre es- Celtibérico Pleno (ca. mediados del si-
a un sistema cultural bien definido, que yor fuerza: el Alto Tajo-Alto Jalón-Alto te tipo de hábitat, se documenta ya glo V - finales del III a.C.), con varia-
abarcaría desde el siglo VI a.C. hasta la Duero, constatándose igualmente desde esta fase el tipo de poblado de ciones regionales que permiten definir
conquista romana y el período inme- aportes étnicos de grupos de Campos casas rectangulares adosadas y muros grupos culturales vinculables, a veces,
de Urnas procedentes del valle del cerrados hacia el exterior a modo de con los populi conocidos por las fuentes
ALBERTO J. LORRIO es profesor titular de Ebro, que quizás fueran portadores de muralla, característico, aunque no ex- literarias. El estudio de los cementerios Grupo de cerámica polícroma de Numancia, con adornos geométricos y representación figurativa
Prehistoria de la Universidad de Alicante. una lengua indoeuropea precedente clusivo, del mundo celtibérico. Asi- y, especialmente, de los objetos metáli- de animales (Soria, Museo Numantino).
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CELTIBERIA, UNA CULTURA AUTÓCTONA
DOSSIER: LOS CELTAS EN ESPAÑA
cos depositados en las tumbas, princi- de frontón, que se documentan conjun- pertenecen estas creaciones, como evi-
palmente las armas, ha proporcionado tamente en el Mediodía peninsular des- dencian sus elementos estilísticos e ide-
un buen conocimiento de los mismos y de inicios del siglo V a.C. También se ológicos.
de su evolución, aunque la periodiza- hallan puntas de lanza, que en ocasio- A la vez se desarrolla un proceso de
ción propuesta no es fácil de correla- nes alcanzan los 40 centímetros de lon- ordenación jerárquica del territorio, en
cionar con la información procedente gitud, usualmente acompañadas de sus el que el carácter urbano de los oppida
de los poblados, muchos únicamente regatones, soliferrea y, posiblemente, se define por su significado funcional
conocidos a través de materiales recogi- pila. El escudo, con umbos de bronce o más que por el arquitectónico, aunque
dos en superficie. hierro, el cuchillo de dorso curvo, y, en se sepa de la existencia de edificios
ciertos casos, el disco-coraza y el casco, públicos, apareciendo a finales del si-
Tesoros para el más allá ambos realizados en bronce, completan glo II a.C. grandes villae de tipo hele-
La creciente diferenciación social se ma- la panoplia. Es frecuente encontrar, jun- nístico, como la de La Caridad de Ca-
nifiesta con la aparición de tumbas aris- to a ellos, arreos de caballo, un signo minreal, muestra de una fuerte acultu-
tocráticas, cuyos ajuares están integra- más de la categoría del personaje al que ración romana. En estos asentamientos
dos por un buen número de objetos, al- acompañan. Estos objetos muestran una se aprecia, igualmente, una ordenación
gunos excepcionales, como las armas sociedad fuertemente jerarquizada, en interna según un plan previsto. Son
broncíneas de parada, o las cerámicas a las que las tumbas de mayor riqueza se centros que acuñan moneda con su
torno. Este importante desarrollo apare- vinculan con grupos aristocráticos. Di- nombre, de plata en los más importan-
ce inicialmente circunscrito al Alto He- versas influencias se ponen de mani- tes, y son expresión de una organiza-
nares-Alto Tajuña, afluentes del Tajo, así fiesto en cuanto a la procedencia de los ción social más compleja, con senado,
como a las tierras meridionales de la mismos, sobre todo por lo que se refie- magistrados y normas que regulan el
provincia de Soria correspondientes al re a las armas: norpirenaicas, a través derecho público.
Alto Duero y al Alto Jalón, como resul- del valle del Ebro, y las tierras del Me- Fíbula de caballito con jinete, un tema clásico en la iconografía celtibérica. Las anillas
tado de la riqueza ganadera de la zona, diodía y el Levante peninsular, de ins- insertadas en la crinera y en la cola tenían por fin propiciar su tintineo con el movimiento. Romanización imparable
el control de las salinas, la producción piración mediterránea. El proceso romanizador resulta eviden-
de hierro, o debido a su privilegiada si- En cuanto a los poblados, se genera- varios castros de la serranía de Soria. El celtibérico más interesante, remitiendo te desde el 133 a.C., con la destrucción
tuación geográfica, al tratarse del paso liza a partir de la Segunda Edad del Hie- Celtibérico Tardío (de finales del s. III al a una institución tan típicamente indo- de Numantia, y caracteriza la última
natural entre el valle de Ebro y la Mese- rro el esquema urbanístico de calle o de s. I a.C.), es un período de transición y europea como el hospitium, las leyen- parte de la cultura celtibérica, que cul-
ta. El mayor número de necrópolis en la plaza central, incorporándose nuevos de profundo cambio en el mundo celti- das monetales, los grafitos sobre reci- mina en el siglo I d.C., en el que los an-
zona puede asociarse con el aumento sistemas defensivos consistentes en mu- bérico. La tendencia hacia formas de vi- pientes cerámicos o metálicos, las este- tiguos oppida celtibéricos de Bilbilis,
en la densidad de población. rallas acodadas y torreones rectangula- da cada vez más urbanas puede consi- las funerarias y las inscripciones rupes- Vxama, Termes o Numantia se han
En este período, la espada se incor- Reconstrucción ideal de un guerrero celtíbero,
res, que convivirán con los característi- derarse como el hecho más destacado, tres de carácter religioso, entre las que convertido en ciudades romanas.
pora a los ajuares de las tumbas de gue- cubierto con sago y armado de caetra, espada cos campos de piedras hincadas, ya do- tendencia que se debe enmarcar entre destaca el conjunto de Peñalba de Vi- Las noticias de los autores grecolati-
rrero. Se trata de modelos de antenas y corta y lanza (por Eduardo Peralta Labrador). cumentados desde el Primer Hierro en el proceso precedente en el mundo tar- llastar, sobre todo el conocido texto en nos permiten en esta fase profundizar
en la organización sociopolítica de los
Crueles, pero honorables El arte celtibérico es consecuencia celtíberos. La existencia de grupos pa-
rentales de carácter familiar o suprafa-
de la fusión de las tradiciones ibérica, miliar, de instituciones sociopolíticas,
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DOSSIER: LOS CELTAS EN ESPAÑA
El país de los
VERRACOS
Los Toros de
Guisando, el grupo
de verracos mejor
conservado de los
vettones, que
colocaban estas
esculturas en puntos
elevados junto
a sus pastos.
Bautizado por los clásicos como Vettonia, el territorio que hoy ocupan
Ávila, Salamanca y parte de Zamora, Cáceres y Toledo estaba ocupado
por un pueblo ganadero, que dejó cientos de esculturas de cerdos y toros.
JESÚS R. ÁLVAREZ-SANCHÍS analiza su compleja estructura social
L
l territorio que en la actualidad postería en seco, con un relleno de
forman las provincias de Ávila piedras dispuestas ordenadamente en
y Salamanca, así como una par- capas horizontales y trabadas unas a
te de las de Zamora, Toledo y otras. Se construía directamente sobre
Cáceres, compartió en los siglos inme- el suelo de la roca natural, alcanzando
diatos al año 500 a.C. una identidad cul- una anchura de 4 a 8 metros de pro-
tural que fue reconocida en los textos medio. No es fácil calcular la altura ori-
de los escritores clásicos griegos y ro- ginal, pero algunos castros salmantinos
manos con el nombre de Vettonia o re- conservan tramos de cuatro e incluso
gión de los pueblos vettones. Gran par- seis metros. Es posible que el remate
te de la Meseta española estaba enton- estuviera realizado en madera. El tra-
ces inmersa en un proceso de explota- zado de las murallas se adaptaba bien
ción intensiva del paisaje, con la con- a la morfología del terreno y a veces se
Remate de un
versión de amplios territorios en pastos báculo de acompañaba de imponentes bastiones murallas a las curvas de nivel y no cru- sacralidad del monumento se ha esta- Las necrópolis vettonas de la provin-
y tierras de cultivo. Estas estrategias fa- distinción con defensivos. Los vemos, por ejemplo, zarlas de forma violenta. Por ejemplo blecido a partir de una serie de parale- cia de Ávila constituyen la fuente esen-
cilitaron asentamientos más prolonga- el motivo del en los castros de Las Cogotas (Carde- en Las Cogotas no hay un plan ordena- los, el más conocido de los cuales es el cial de información para los arqueólo-
dos y de mayor tamaño, un incremento jinete a caballo, ñosa), Yecla la Vieja (Yecla de Yeltes) o do de manzanas de casas, ni propia- santuario portugués de Panoias, asocia- gos. El punto de partida viene definido
que también se
demográfico notable e importantes sín- Las Merchanas (Lumbrales). En ocasio- mente calles. Las primeras se agrupan do a inscripciones latinas que nos in- por dos grandes cementerios excavados
halla en fíbulas
tomas de jerarquización social. La po- (Soria, Museo nes, la muralla iba precedida por uno irregularmente junto a la muralla o bus- forman sobre los sacrificios de animales en los años 30: Las Cogotas, con 1.613
blación empezó a protegerse, constru- Numantino). o varios fosos de anchura variable. Más cando protección entre grandes blo- realizados en el lugar. La segunda es tumbas repartidas en cuatro zonas con
yendo murallas, torres y fosos. Estos comunes eran los llamados “campos ques de rocas. La trama urbana de al- una estructura de planta rectangular espacios estériles entre ellas, y La Ose-
poblados fortificados se conocen gené- ción. Aunque no se puede afirmar ro- de piedras hincadas”: amplios espacios gunos poblados era sin embargo más formada por una antecámara, seguida ra, que es como se conoce habitual-
ricamente como castros. Otro rasgo per- tundamente, una gran parte pudo haber literalmente sembrados de piedras, fre- compleja, como en el caso de Ulaca de una cámara y un horno, que segu- mente a la necrópolis del castro de La
ceptible fue la actitud hacia los muertos, contado con murallas. cuentemente puntiagudas y de aristas (Solosancho, Ávila), donde se han re- ramente hay que relacionar con un edi- Mesa de Miranda (Chamartín de la Sie-
que eran incinerados y guardados en A falta de una cartografía detallada, cortantes, dejando pequeños intervalos conocido cerca de 250 casas y estruc- ficio termal de tipo iniciático. rra), con unas 2.230 sepulturas distri-
urnas, que luego se depositaban en ce- podemos hablar desde pequeñas alde- entre unas y otras, y colocadas siempre turas de piedra en el interior, repartidas buidas en seis zonas.
menterios extensos y diferenciados. as de unas pocas familias, por debajo en las zonas vulnerables del poblado, en torno a calles y vaguadas. En el sec- casas sin protección Las primeras tumbas vettonas se han
Los sitios elegidos para vivir solían ser de la hectárea, hasta poblados entre 20 es decir, en las inmediaciones de las tor más elevado del poblado destacan La existencia de casas extramuros per- fechado hacia el siglo V a.C., y no hay
puntos elevados y de difícil acceso, en y 70 hectáreas, con comunidades de puertas. dos construcciones rupestres monu- mite suponer que el recinto amurallado duda que el arma más importante en
la confluencia de dos o tres cauces, y varios centenares de personas. En épo- La organización interior de los castros mentales. La primera se conoce como no implicaba una situación de peligro esa etapa fue la espada de hierro, sobre
junto a excelentes vías de comunica- ca tardía algunas ciudades rebasarían vettones estaba condicionada por el Altar de Sacrificios y es una estancia ta- permanente. Esa misma situación en- todo la denominada “de antenas atro-
incluso estas cifras. desnivel del terreno y los afloramientos llada en la roca, asociada a una gran contramos en otros castros vettones, co- fiadas”. Hacia el 300 a.C. empiezan a
JESÚS R. ÁLVAREZ-SANCHÍS es profesor del La técnica constructiva de las mura- de granito. Eso descartaba superficies peña, en la que una doble escalera mo Las Cogotas o Salmantica –la actual aparecer distintos modelos de escudos
Departamento de Prehistoria de la llas era bastante uniforme: dos para- apreciables que, en cualquier caso, era conduce a una plataforma con varias Salamanca– conquistada por el cartagi- y puñales, como los denominados “de
Universidad Complutense de Madrid. mentos, externo e interno, de mam- preciso incluir dentro para adaptar las concavidades comunicadas entre sí. La nés Aníbal en el año 220 a.C. frontón y dobleglobular” por la forma
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EL PAÍS DE LOS VERRACOS
DOSSIER: LOS CELTAS EN ESPAÑA
El Berrueco Ulaca cripciones romanas con esa función. vettona más importante de la región.
VETT CARPETANOS Las investigaciones más recientes insis- Este modelo contrasta con los siglos
LUSITA
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DOSSIER: LOS CELTAS EN ESPAÑA
Resistencia a
ROMA
Dos siglos tardó Roma en dominar militar
y culturalmente a los pueblos celtas de la
Península, más resistentes a la asimilación
que el mundo ibero. MARÍA MARINÉ sintetiza
el complejo proceso de romanización
de la Hispania céltica
L
a integración de la península interesada en ampliar los límites físicos contactos transculturales se han iniciado mientos como protagonistas, no meras res, se impone en todo el Mediterráneo sión celtibérica (kar) como latina (hos-
Ibérica en el ámbito romano tu- de su Estado, sino los de su poder. antes de la presencia efectiva de tropas, víctimas o espectadores. En el cambio occidental, primero como lingua franca pitium), con cronologías paralelas que
vo lugar tras una larga conquis- Es también la horquilla cronológica y, por otro, su alcance e intensidad es de era, después de un siglo de relacio- o instrumento de comunicación, que rondan el cambio de Era. También de la
ta militar de dos centurias, entre entre los siglos III y I a.C., entre el de- diverso, según zonas, hasta el punto de nes y confrontaciones, se puede dar por después acaba reemplazando a las len- propia existencia de textos legales y
los años 218 a.C. y el 19 a.C. Para ello, sembarco de Escipión en Emporion y la dificultar la precisión de cuándo se pue- terminada la fase romanizadora, si bien guas vernáculas. Este cambio es difícil contratos de colaboración entre clanes
primero tuvo que ser escenario del en- victoria final de Agripa sobre los cánta- de hablar de los habitantes de la Penín- con un tinte superficial en los enclaves de fechar porque sus testimonios son –con la fórmula de hospitium o de pa-
frentamiento entre Cartago y Roma por bros dos siglos después, donde se sitúa sula como hispanorromanos. septentrionales –astures y cántabros– de lógicamente derivados: son los textos tronatus–, grabados en planchas de
la supremacía del comercio marítimo, el proceso romanizador de la ya llama- El área céltica conoce directamente tan reciente incorporación; es a partir que fijan la expresión oral. Para los cel- bronce y expuestos para general cono-
cuando ambas potencias buscaban un da Hispania; si bien, por un lado, los las nuevas ideas y a sus portadores a de estos momentos cuando también la tas hispanos la latinización implica ini- cimiento del público, se deduce que és-
respaldo territorial para sus aspiraciones partir de 184 a.C., con la etapa de con- zona céltica de la Península evoluciona ciarse en la escritura; hasta ellos no ha- te podía entender la transmisión del la-
talasocráticas. Son las tres Guerras Púni- quista emprendida tras la sublevación como una porción más del Imperio. bía llegado la influencia del alfabeto tín, ya que no tenía que saber leer indi-
cas que, además de implicar la aniqui- de celtíberos y lusitanos que da lugar a ibérico que permitió a los celtíberos “al- vidualmente. Como reciente ejemplo de
lación final de Cartago, dotaron a la Pe- las guerras homónimas, aunque la re- Idioma, dioses y armas fabetizar” su lengua, para posteriormen- este tipo de documentos, hay que men-
nínsula de un especial protagonismo es- cepción generalizada no se aprecia has- No por sabidos hay que dejar de con- te también pasar al abecedario latino. cionar el novedoso Edicto de Augusto
tratégico –sobre todo durante la Segun- ta las guerras civiles, a partir de 80 a.C., signar los agentes que impulsan la acul- Los primeros documentos (Untermann, de El Bierzo, del año 15 a.C., con la más
da–, y la convirtieron en un foco de cuando los hispanos no sólo luchan co- turación hacia lo romano, en un círcu- 1995) son títulos monetales –cecas de temprana dotación de privilegios a las
atención por su riqueza minera, agríco- mo mercenarios en los sucesivos ban- lo vicioso de causa-efecto, en el que es Toletum y Segouia con denominación y tribus de la zona.
la y de potencial humano para una Ro- dos que se disputan el poder de la me- difícil –imposible– distinguir motores y caracteres latinos, al igual que los ases Íntimamente vinculado con el abece-
ma que, hasta el momento, no estaba trópolis –Sertorio, Metelo, Pompeyo, resultados, ya que todos ejercen ese do- de Clunia, si bien no sus denarios escri- dario está el sistema numeral, de adop-
César, Petreyo– sino que llegan a impli- ble papel. Los tres principales son la tos en ibérico–, y pactos de amistad ción sistemática universal: las cuentas,
MARÍA MARINÉ es directora del Museo Estela funeraria de Borovia, con un guerrero a carse con algunos de ellos como parti- lengua, el ejército y la religión. personal fijados en placas metálicas o las edades, las fechas y períodos. Es de-
de Ávila. caballo (Soria, Museo Numantino). darios, participando en los aconteci- El latín, la lengua de los conquistado- tésseras, recuperadas tanto en su ver- cir, también el calendario y el horario se
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RESISTENCIA A ROMA
DOSSIER: LOS CELTAS EN ESPAÑA
Rí
oM
oE
Rí
b
Numantia ro
lántico
CARPETANOS LA CONQUISTA
Río Guadi
ana ROMANA
Arsa
• •Baecula
Corduba 218/214 a.C.
• Río Guadalquivir
TURDETANOS •Tucci 197 a.C.
CONIOS Urso• e
o
BASTETANOS 154 a.C.
•Tribola r r án
133 a.C.
ite
Carteia Med 29 a.C.
• Mar
Restos de columnas, en el gran edificio de adobe de las ruinas de Contrebia Belaisca (Zaragoza).
expresan según guarismos y contabili- ra explotar las propiedades con que se persona” (el esclavo) al ciudadano de na” y “más lejana”–, según la fórmula Los primeros conatos romanizadores
dad latina, como testimonian los cóm- premia su fidelidad. Hay que recordar pleno derecho, en un escalafón que se utilizada cuando no está claro el ámbi- tropezaron con algunos modos célticos
Numancia putos y dataciones de todo tipo de ins-
cripciones, cualquiera que sea la raíz ét-
aquí las ciudades campamentales de
Augusto Legio VI en León, Iuliobriga,
puede recorrer por méritos propios o
por concesión. Un paso intermedio, el
to controlado y en proceso la conquista.
Posteriormente, la pacificación total de
de organización social renuentes al
cambio, que forman lo que se ha deno-
nica que denote el nombre de sus pro- cercana a Reinosa, Asturica, Bracara, Derecho Latino, regula las relaciones Augusto completa las delimitaciones minado como “legado indoeuropeo”
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