Fascicule Cours Partie 3 A

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Université du Littoral Côte d’Opale / Boulogne sur mer

Licence de Langues Etrangères Appliquées 1ère année


Année Universitaire 2022/2023
Semestre 2

Enseignant : M. NIETO
En la Sierra de Atapuerca, en la provincia de
Burgos, en el yacimiento llamado “La Gran
Dolina”, fueron descubiertos en 1994 restos de
una especie homínida, bautizada Homo
antecessor. Los estudios la sitúan hace
aproximadamente 800.000 años. Lo que
significa que son probablemente los restos de
seres humanos más antiguos de Europa,
haciendo de este Homo antecessor el probable
ancestro del Hombre de Neandertal, cuya
aparición se remonta a 230.000 años. Así que el
territorio de la península fue poblado desde
tiempos muy remotos.
Homo antecessor, réplica del cráneo incompleto procedente
de Gran Dolina, en Atapuerca (Burgos, España)

Las más antiguas manifestaciones


artísticas en la Península Ibérica,
descubiertas en 1879, las
encontramos en las cuevas de
Altamira, llamadas la “Capilla
Sixtina del Arte Rupestre”.
Constituyen uno de los conjuntos
pictóricos y artísticos más
importantes del Paleolítico. Están
situadas en Santillana del Mar en
Cantabria.
Son muestras del arte del hombre
primitivo, en la forma de pintura y
grabados de figuras de los
animales que cazaban, o sea
bisontes, ciervas, caballos y
cabras. Se calcula que fueron Vista general del techo de polícromos
Más información: https://www.youtube.com/watch?v=O1CvFTD0IBw
realizados hace unos 13.000 a
18.000 años.
a) Los Tartesios
La cultura tartesia se desarrolló en la parte occidental de Andalucía, en torno a Tartessos (no se sabe a
ciencia cierta si se trataba de un río (¿Guadalquivir?), de una ciudad (¿Cádiz?), o de una región). El
período de máximo esplendor de esta cultura se sitúa entre el siglo X y el siglo V a. C. Los contactos
con los fenicios fueron muy importantes. A nivel económico, la agricultura, la pesca, la ganadería, así
como la minería fueron fundamentales. Tartessos era una monarquía. Argantonio fue uno de sus reyes
más famosos, entre los siglos VII y VI a. C. A partir del siglo V a. C. empieza a decaer este reino, por
las influencias fenicia y griega, pero también por la expansión hacia el sur de la cultura celtibérica.

Bronce tartésico conocido como «Bronce


Carriazo», que representa a la diosa fenicia
Astarté como diosa de las marismas y los
esteros. El objeto se encuentra en el Museo
Arqueológico de Sevilla y es una de las obras
tartésicas más conocidas.

Área aproximada de extensión e influencia de la civilización de Tartessos.

b) Los Iberos
Son un conjunto de
pueblos de lengua
común, del mundo
prerromano peninsular.
Se remontan los
orígenes del mundo
ibérico al siglo VII a.
de C. Su territorio
comprendía todo el
litoral mediterráneo,
desde el sur del
Languedoc hasta
Andalucía,
comprendiendo el
Rosellón, Cataluña,
una franja de Aragón,
todo el País
Valenciano, la región
de Murcia y la parte
oriental de Andalucía.
Su origen es incierto.
Podrían ser originarios
del Mediterráneo
Oriental.
La Dama de Elche (estatua íbera en piedra caliza) Formaban una sociedad jerarquizada (reyes,
guerreros, artesanos, campesinos, siervos y
esclavos), urbana y tenían un alto nivel cultural. Su
economía se basaba en la agricultura: cultivaban
cereales, olivo y vid, y también en la ganadería, y la
minería. Empleaban técnicas de regadío.
Comerciaban con griegos y fenicios, y poco a poco
introdujeron la moneda.
Dos de sus manifestaciones artísticas más famosas
son La Dama de Elche que fue encontrada en 1897
en un lugar cercano a Elche, en Alicante, y la Dama
de Baza, encontrada en 1971 en el Cerro del
Santuario, necrópolis de la antigua Basti (Baza), en
la provincia de Granada (España). Son esculturas en
piedra policromada que datan del siglo IV a. C.

La Dama de Baza, escultura íbera

La falcata, una de las armas más emblemáticas de los pueblos


iberos

c) Los Celtas
A partir del siglo lX a. C., se produce un movimiento que tendrá mucha importancia en la mitad norte
y en el centro de la Península: la penetración indoeuropea, a través del Pirineo Occidental. Los
indoeuropeos (celtas) se fueron mezclando con los indígenas peninsulares (iberos, vascones, tartesios).
El centro, norte y oeste de la península acogió pueblos de lenguas indoeuropeas, procedentes del
centro de Europa. Los celtas de la península eran, en realidad, un conjunto de muy diversas etnias,
conformados en unidades independientes, de muy diverso desarrollo político y cultural, y enfrentados
muy habitualmente entre sí. Eran pueblos con una economía agraria, que se agrupaban en
confederaciones de tipo tribal y con grupos aristocráticos. Se establecían en poblados pequeños pero
muy bien fortificados (como los castros galaicos), poseían una metalurgia del hierro avanzada y una
artesanía textil muy apreciada por los romanos.
d) Los Celtíberos

Eran el conjunto de pueblos situados


en torno a la cordillera ibérica, entre
el Ebro y la Meseta Norte, que
mantenían un mayor contacto
cultural con los pueblos iberos. Por
el contrario, la franja cantábrica
alojaba a los pueblos de mayor
lejanía (astures y cántabros);
mientras que los vascones y otros
pueblos del grupo aquitano eran pre-
indoeuropeos (de lenguas más
cercanas a las ibéricas).
Los celtas formaban un pueblo
guerrero, de cultura menos
desarrollada que la de los iberos. Sin
embargo, después de enfrentarse
con éstos, fueron capaces de
expandirse por toda la Península,
excepto Levante y Andalucía. Un
poco más tarde fueron expulsados
de la zona central de la Península
por los iberos, y se refugiaron en
Galicia y Portugal. Fue en estas
zonas donde los celtas dejaron su
mayor influencia.

a) Los fenicios
Procedentes de Fenicia, una antigua región del cercano oriente, que se extendía a lo largo del Levante
mediterráneo, en la costa oriental del mar Mediterráneo. Su territorio abarcaba áreas de los actuales
Israel, Siria y Líbano. Se asentaron en la costa sur de la Península. Fundaron la ciudad de Gádir (actual
Cádiz) hacia los años 800 a. C.; y en la costa mediterránea, la ciudad de Málaka (actual Málaga), o
Almuñecar. Los fenicios se dedicaron a la explotación de los metales preciosos (plata y hierro), que
abundaban en la Península. También se dedicaron a la pesca. Ejercieron una influencia considerable
tanto a nivel urbanístico, como en el ámbito de las creencias, o también en el trabajo de los metales
(orfebrería).
b) Los cartagineses
La presencia cartaginesa en la península sucedió a la fenicia. En el año 550 a. C. los Cartagineses
pusieron guarniciones en el litoral español para ayudar a los Fenicios contra los Tartesios. Llegaron
hasta Cádiz y expulsaron a los Fenicios (501 a. C.) El dominio cartaginés se extendió por todo el
litoral mediterráneo hasta la desembocadura del Ebro, y, entre las fundaciones más importantes se
cuenta Carthago Nova (Cartagena), y la colonia establecida en Ibiza.

c) Los griegos
Su acción fue posterior a la de los fenicios. Dominaron en el Mediterráneo norte estableciendo
relaciones comerciales con toda la costa este y sureste. Los griegos (focenses), que venían de su
colonia en Massalia (Marsella), fundaron varias colonias en el litoral peninsular a partir del siglo VI
a.C. Destaca Emporion (Ampurias), la colonia más importante, fundada en torno al año 575 a. C., que
mantuvo su prosperidad comercial hasta la época romana, y Rhode (Rosas). La influencia griega sobre
los pueblos ibéricos se aprecia en el arte (cerámica, bronce), en la lengua y en la agricultura (cultivo de
la vid y del olivo)

d) Los romanos
1) La conquista
La conquista de Hispania se desarrolló entre el desembarco romano en Ampurias (218 a. C.) y la
conclusión de la conquista romana de la península ibérica con el fin de las guerras cántabras por César
Augusto (19 a. C).
La conquista romana se produjo a partir de una guerra entre los Romanos y los Cartagineses. Esta
guerra tuvo lugar en la península en el siglo lll a. C. Después de vencer a los Cartagineses, los
Romanos se quedaron, y establecieron dos provincias: Hispania Citerior e Hispania Ulterior.
Ocuparon, después de muchas guerras con los pueblos indígenas, la totalidad de la península. Hispania
iba a estar bajo dominio de Roma durante seis siglos. Cuando la Península fue completamente
sometida, la romanización fue casi completa.

2) La romanización
Se entiende por romanización de Hispania el proceso por el cual la cultura romana se implantó en la
península ibérica durante el periodo de dominio romano sobre esta. Roma legó a España cuatro
grandes instituciones sociales: la lengua latina, el derecho romano, los municipios y la religión
cristiana. El dominio romano transformó todos los órdenes de la vida y de la cultura: no sólo la
administración y el concepto de Estado, sino también la alimentación, la arquitectura, el vestir, la
explotación de los recursos, la circulación. Quedan actualmente muchos vestigios de la arquitectura
romana.

Teatro romano de Mérida Acueducto romano de Segovia


Con la civilización romana, se impuso la lengua latina. Al principio, los hispanos utilizarían el latín
para comunicar con los administradores, soldados, comerciantes y colonos. Seguirían hablando sus
propias lenguas en los círculos familiares. A pesar de ello, poco a poco, el latín se impuso. El latín
hablado difería mucho del latín escrito; en las diferentes zonas del Imperio debía de variar bastante,
sobre todo el acento. Dicho acento era diferente según la lengua de origen de los pueblos romanizados,
y también según la procedencia de los colonos que venían a poblarlas.

Principales calzadas romanas de Hispania

3) La decadencia del Imperio

A partir del siglo III d. C., varios problemas provocaron la decadencia del imperio. La división entre
Oriente (Constantinopla) y Occidente (Roma) debilitó el poder central. También hubo una crisis
demográfica, un descenso de la población debido a epidemias. Además, se observó una decadencia de
los núcleos urbanos, y un avance de la ruralización. Finalmente, las revueltas campesinas y las
divisiones sociales agudas acentuaron el rechazo al imperio.
e) Los visigodos
1) Las invasiones germánicas
La decadencia militar del Imperio romano permitió que unos pueblos germánicos (suevos, vándalos y
alanos) invadieran la Península cruzando los Pirineos en 409 d.
a. C. Durante dos años, estos bárbaros
saquearon Hispania, para después repartirse el territorio.

2) Los visigodos
Llegaron a Hispania en el año 416, después de
pactar con Roma para luchar contra los
invasores germánicos. Después de vencer a los
invasores, se asentaron en tierras peninsulares
de manera paulatina al principio, y
masivamente a partir de 507, en un territorio
que ocuparía actualmente Burgos, Soria,
Palencia, Valladolid y Segovia.

3) El Reino de Toledo
Los Visigodos fundaron el primer reino
independiente y unificado de la Península
(siglos VI y VII), y establecieron el centro
político de su reino en la ciudad de Toledo. Lo
defendieron contra otros bárbaros (suevos) y
contra el Imperio bizantino.
Practicaban el arrianismo, una religión considerada como herética por los hispanorromanos católicos.
Su tradición dictaba que los nobles eligiesen al rey. No obstante, los reyes intentaban a menudo
transmitir el trono a sus hijos. Formaban una sociedad desigual, que practicaba la esclavitud y el
antisemitismo. El rey Recaredo se convirtió al catolicismo en el año 589.
La población se dividía entre hispanorromanos (mayoritarios), y visigodos. Deseaban transmitir los
conocimientos de la Antigüedad. Uno de los autores más importantes de la época en Europa es Isidoro
de Sevilla (siglo Vll). En sus Etymologiarum (Etimologías) hace un compendio de todos los
conocimientos del mundo occidental. Su obra fue una referencia muy importante durante toda la Edad
Media en el mundo cristiano.

4) El final del reino visigodo


A finales del siglo VII, la Hispania Visigoda conoció una serie de crisis que aceleraron su declive.
Primero, la peste bubónica de 693 provocó una gran mortandad en el territorio. Además, las malas
cosechas debidas a inviernos muy rigurosos provocaron un empeoramiento de la situación económica.
Luego, el endurecimiento de disposiciones acerca de la comunidad judía generó descontento. Pero, el
clima de guerra civil, en torno a la sucesión del rey Witiza, fue lo que provocó, más que cualquier otra
causa, el hundimiento de 711.
d) La invasión musulmana

1) La conquista
A comienzos del siglo VIII, la península ibérica fue conquistada por los musulmanes. En 711, Tariq,
lugarteniente del gobernador Musa, desembarcó en Gibraltar y ocupó Algeciras con un ejército de
12.000 bereberes. Venció al rey visigodo Rodrigo en la batalla de Guadalete. Murió el rey Rodrigo, y
con él el reino visigodo.
Los musulmanes prosiguieron la conquista de Hispania, aprovechando las vías romanas. Tariq
conquistó Córdoba, Granada, y llegó hasta Toledo. En 714, con la ayuda de Musa, el gobernador árabe
del norte de África, y de su importante ejército de 18.000 hombres, terminaron la conquista del resto
de la península, ocupando ciudades del norte como Zaragoza, Soria, Oviedo y Gijón. Sólo
permanecieron libres de invasores unos territorios al norte de la cordillera cantábrica, donde se
refugiaron numerosos nobles visigodos.

Sucesivas campañas durante la conquista de la Península Ibérica desde el 711 hasta la batalla de Poitiers, el final del avance de los árabes en
el Norte.
2) El Emirato omeya de Córdoba (756-912)
En 750, los abasíes tomaron el poder en Damasco, matando a toda la familia omeya que reinaba, salvo
al joven príncipe Abd al-Rahmán. Éste se refugió en África del Norte; luego pasó a Al-Ándalus
(nombre que designaba la España musulmana) y se hizo proclamar emir en Córdoba.

3) El Califato de Córdoba (929-1008)


Más tarde, su sucesor, Abd al-Rahmán III adoptó el título de Califa y Príncipe de los creyentes. Lo que
significaba la independencia religiosa de Al-Ándalus, respecto a la autoridad del califato de Bagdad.
Gracias a él, Córdoba, “ornato del mundo”, rivalizó con Kairuán y las metrópolis del Oriente
musulmán y con Constantinopla, capital bizantina.

El período del califato representó


para Al-Ándalus una época de
esplendor. Fueron años de
prosperidad económica, y de gran
desarrollo cultural, artístico, y
filosófico. Representaba el califa el
máximo poder en la península. A
nivel social, hubo una gran
aceptación de la religión islámica
por los hispano visigodos.

Puerta del palacio de Medinat Al Zahra

Vista del interior de la mezquita de Córdoba


4) Los taifas de Al-Ándalus
Al desaparecer el califato de Córdoba en 1008, se constituyeron numerosos núcleos independientes,
los reinos de taifas. Sus rivalidades tuvieron como consecuencia la debilidad de los estados
musulmanes que favorecía a los intereses cristianos, cuyos reyes les sometieron a fuertes tributos, a
cambio de protección.

5) Los Almorávides
En 1086, Yusuf Ibn Tasfin, dirigente del imperio almorávide en el Sahara occidental, desembarcó en
Algeciras para ayudar a los reyes taifas a derrotar a los monarcas cristianos, y posteriormente fue
incorporando a su dominio los diferentes taifas de Al-Ándalus, fijando su capital en Granada.

6) El imperio almohade
Después de la desintegración del imperio almorávide, se constituyeron de nuevo reinos de taifas en Al-
Ándalus. Un nuevo imperio se había formado en el norte de África, dirigido por Abd al-Mu’min. Se
dirigió hacia la península y se apoderó de los diferentes taifas, excepto los de Valencia y Murcia.
Sevilla pasó a ser capital del imperio almohade hispano. Las obras más representativas de la época
almohade se encuentran en Sevilla, la Giralda y la Torre del Oro.
La Torre del Oro
La Giralda

7) La Granada nazarí
El reino nazarí de granada constituye el último reducto del islam peninsular. Surgió en Jaén esta nueva
dinastía, la nasrí o nazarí, fundada por al-Ahmar ibn Nasr. Asentado en la ciudad de Granada, su reino
abarcaba la región granadina, almeriense y malagueña, y parte de la jiennense y la murciana. Oprimido
desde el norte por los reinos cristianos, y desde el sur por los sultanes meriníes de Marruecos, los
nazaríes establecieron un reino basado en lo precario y la inestabilidad. A pesar de todo, Granada fue
una gran metrópoli de su tiempo que acogía a musulmanes de todos los confines, y en la que se
levantaron suntuosos palacios ―como la Alhambra―, mezquitas y baños públicos. Siguió
asombrando a propios y a extraños hasta que en 1492 y, tras varios años de intrigas palaciegas y
escaramuzas con los castellano-aragoneses que acechaban sus fronteras, el rey Boabdil, capituló ante
los Reyes Católicos, y les entregó Granada.

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