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UNIDAD MAZATLÁN

CLAVE: 25DUP0003Q

LICENCIATURA:

PEDAGOGÍA

EDUCACIÓN Y SOCIEDAD EN AMÉRICA LATINA

UNIDAD I. INTRODUCCIÓN. CONFIGURACIÓN HISTÓRICA DE LA


REGIÓN LATINOAMERICANA EN EL MUNDO.

Tema 2. La estructura de la modernidad-colonialidad.

GRUPO 4-01

PROFESOR:

ERNESTO MARTÍN PERAZA RUBIO

ESTUDIANTE:

ARREGUIN RAMOS ANA PAULINA

MAZATLÁN, SINALOA, FEBRERO DEL 2021


REFLEXIÓN Y ANÁLISIS

Cuando estudiábamos la primaria se nos enseñó a celebrar el 12 de octubre como


el Día de la Raza. Algunos niños se disfrazaban de Cristóbal Colón y presentaban
dramatizaciones y semblanzas para festejar que nuestro territorio no permaneció
fuera de la vista de aquellos que ayudaron a engrandecerlo culturalmente. En mi
caso, debía estar agradecida de que hayan traído la religión católica a las tierras
americanas.

Alrededor del aula se observaban dibujos de un planeta azul con verde, en cuyo
alrededor niños de distintos colores y razas se tomaban de las manos. Esto para
que aprendiésemos a abrazar la diversidad cultural, rechazando la discriminación
a otros por motivo de razas.

Ahora enlisto los colores de los felices niños: blancos, negros, cafés(mestizos) y
amarillos. Esta es la misma clasificación que nos regalaron los colonizadores para
diferenciar a aquellos dignos de trabajos asalariados de quienes sólo eran
merecedores de vivir como esclavos y a la merced de los superiores (spoiler, son
los blancos). No los considero dignos de veneración en su representación de
estereotipos, sino más bien, necesitados de reivindicación y apropiación.

Maldición de Malinche de Amparo Ochoa, La familia, la propiedad privada y el


amor de Silvio de Rodríguez, Me gritaron negra de Victoria Cruz y Latinoamérica
de calle 13 son algunas piezas de arte que me he encontrado casualmente por
internet y que exponen las ataduras coloniales de Latinoamérica, en las que se
incluye la discriminación racial. Estas obras por sí mismas lograron que
reflexionara acerca de mi herencia cultural, mientras que en la escuela sólo se me
mostró un cuento sobre un niño azul y un niño rojo que aprendieron a ser amigos
a pesar de las diferencias de su color. Qué superficial, no hay nada que maquillar
si se quiere concientizar sobre la discriminación. Y con estos ejemplos, no creo
esperar algún énfasis crítico sobre la explotación laboral en relación con la raza
(término que utilizo gracias a la herencia colonial).
En fin, aunque son muchas cosas erróneas o mal fundamentadas las que se nos
han enseñado durante el curso de la educación básica, nos queda la esperanza
de la decisión al crecer, la libertad de creencias y la posibilidad de indagar y
comentar acerca de hechos históricos. Sin embargo, me llevé una decepción el 12
de octubre del año 2020 al interactuar en publicaciones y comentarios acerca de la
percepción de la historia de la conquista.

Encontré algunas narraciones en las que se decía que la conquista es la historia


de dos pueblos ganadores: los españoles y los latinoamericanos, pues se unieron
para lograr la caída de Tenochtitlan. Algunos comentarios hablaban acerca de las
mentiras de San Bartolomé de las Casas en sus escritos, al denunciar cantidades
exageradas e irreales de genocidios indígenas. Algunos sitios de internet arguyen
que la leyenda negra de la conquista es un mito que debe ser erradicado, y que
debemos comprender que la verdadera causa de baja de la población indígena
tenía que ver con las enfermedades traídas por los españoles. Incluso, que las
relaciones entre americanos y europeos eran más amistosas de lo que suele
decirse.

La historia no es plana y por lo tanto no debe interpretarse desde un solo lado de


la moneda; sin embargo, si quiere hacerse es necesario estar informado a partir
de fuentes confiables. Quijano (2000) realiza una valiosa aportación para
completar huecos de información acerca de las bajas demográficas durante la
conquista.

“El vasto genocidio de los indios en las primeras décadas de la colonización no


fue causado principalmente por la violencia de la conquista, ni por las
enfermedades que los conquistadores portaban, sino porque tales indios fueron
usados como mano de obra desechable, forzados a trabajar hasta morir. La
eliminación de esa práctica colonial no culmina, de hecho, sino con la derrota de
los encomenderos, a mediados del siglo XVI.” (Quijano, 2000, pp. 207)

Quizás Bartolomé de las Casas mintió para proteger la calidad de vida de los
indígenas, utilizando datos exagerados por una causa justa, que de otra manera
no hubiese sido atendida.
A día de hoy, la raza sigue siendo una las constituciones discriminatorias y de
explotación más importantes. Sus efectos y limitaciones siguen expandiéndose y
consolidándose en formatos coherentes con la era actual, que aún así recuerdan a
los contextos antiguos.

No me extrañaría que las desigualdades relacionadas con los colores de piel


aumentaran con el paso de los años si no se hace un esfuerzo en la educación
básica por promover el pensamiento crítico en los niños y adolescentes. Sólo
quedan los esfuerzos de personas informadas que buscan concientizar a cerca de
las desigualdades por raza a través de medios electrónicos, de los cuales, una
gran parte de la población mexicana (mestiza y morena, por cierto) no tiene
acceso.

Bibliografía:

Quijano, Aníbal (2005) “Colonialidad del poder: eurocentrismo y América Latina”


en: E. Lander (compilador), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias
sociales. Perspectivas latinoamericanas, CLACSO Buenos Aires, Argentina.
Pp.201-218

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