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La voluntad

El acto voluntario es el ejecutado con discernimiento, intención y libertad, que se manifiesta en un hecho exterior. La voluntad se integra
con elementos internos: el discernimiento, la intención, la libertad, y la manifestación de la voluntad como elemento externo.
Analizaremos cada uno de dichos elementos, sus requisitos y características propias.

La voluntad

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

La voluntad

Elementos y requisitos
Cuando hablamos del negocio jurídico, el cual conforma el abecé y piedra angular de nuestra materia, nos referimos a:

La voluntad sana, manifestada, que genera, modifica o extingue situaciones o relaciones jurídicas.

Cuando decimos voluntad sana, queremos decir sin vicios, y tendrá que contar además con todos sus elementos, tanto internos como externos. El Código Civil y

Comercial nos define al acto voluntario en su artículo 2601 y de allí se desprenden sus elementos.

Elementos internos de la voluntad


Discernimiento.

Intención.

Libertad.

Elementos externo de la voluntad


Manifestación de la voluntad.

La voluntad le permite al sujeto decidir, iniciar, continuar, desarrollar actividades de acuerdo con la dirección de su inteligencia, y, como dijimos, posee un proceso
interno y otro externo. Desde el punto de vista interno, no debe tener vicios, debe ser sana; próximamente, veremos que los vicios de la intención son el error y el
dolo, y el vicio de la libertad es la violencia, vista como la fuerza física irresistible (vis absoluta) y la violencia moral (vis compulsiva).

 Si se piensa en el caso expuesto en la lectura anterior, en especial, en el casamiento de Juan, ¿cómo se puede analizar la voluntad de Juan?
Por un lado, en forma interna, hay que ver que no haya vicios, es decir, que Juan haya optado libremente por hacer esa acción, que entienda qué acto está
realizando y que no lo haga amenazado, por ejemplo.

Formas de expresión de la voluntad

La manifestación de la voluntad es el acto humano que consiste en la exteriorización de un hecho psíquico del fuero interno. Tiene el fin de producir efectos
jurídicos, con la plena comprensión de sus consecuencias.

El artículo 2622 del Código Civil y Comercial de la Nación (CCCN) habla de la manifestación de la voluntad y sostiene que los actos (voluntarios) pueden
exteriorizarse tanto en forma oral como escrita, así como por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho material.

La voluntad puede expresarse de forma: expresa y tácita

 ¿Qué clase de expresión de la voluntad se produce cuando Juan firma el acta de matrimonio ante el registro civil?

Para poder dar respuesta a esta pregunta, vamos a analizar las distintas manifestaciones de la voluntad.

Manifestación expresa de la voluntad, artículo 262 del CCCN

Los actos se exteriorizan por algún modo, que puede ser oral o por signos inequívocos (hechos materiales), como, por ejemplo, levantar la mano en una subasta o
colocar la mercadería sobre la cinta del supermercado. Debemos tener en cuenta la forma escrita como modo de manifestación de la voluntad en forma expresa,
ya que es la más segura a los fines de poder acreditarse y probarse. La forma oral, además de ser poco frecuente y menos consistente a nivel probatorio, conduce
luego a la prueba testimonial.

Esta clase de manifestación es justamente la que se da cuando se firma el acta de matrimonio. Este signo de manifestación (la firma) es el que exterioriza dicha
voluntad. En cambio, también la voluntad se podría exteriorizar en forma oral, por ejemplo, cuando Juan se casa en la iglesia y expresa el “sí, quiero”.

Manifestación tácita de la voluntad, artículo 2643 del CCCN

Se da mediante actos a través de los cuales se puede deducir con total certidumbre que existe voluntad en aquellos casos en que una manifestación en forma
expresa no se exige.

Es por ello que la manifestación tácita no tiene eficacia en aquellos casos en que la ley o la convención

exigen inexorablemente una manifestación en forma expresa.


La expresión tácita surge de los comportamientos, como, por ejemplo, el pago, el cual es una confirmación tácita de que se está debiendo una prestación en
dinero.

Este supuesto se puede observar en el caso que se usa como base cuando Juan decide iniciar la declaratoria de herederos y ninguno de sus hermanos se opone.
Aquí no hay una expresión de voluntad en forma expresa, sino que tácitamente todos los herederos están exponiendo su voluntad de realizar dicho acto.

El valor del silencio, artículo 2634 del CCCN

La regla general es que “el que calla nada dice”. Es decir que, en principio, el silencio no puede ser tomado como manifestación de voluntad, ya que la regla es que
el silencio no tiene consecuencias jurídicas. Esto, sin embargo, cuenta con ciertas excepciones.

En el Código Civil y Comercial se amplía el elenco de excepciones que le dan valor al silencio como expresión de voluntad. En el nuevo Código, se elimina la
obligación de explicarse por las relaciones de familia, ya que esta es una hipótesis referida a una declaración presumida (por lo que no se estaría manifestando por
el silencio, sino que se presume que asiente).

En cambio, se mantiene en el Código la excepción fundada en situaciones en donde exista la obligación de explicarse por la ley (por ejemplo, si en una absolución
de posiciones la persona guarda silencio, este será tomado en sentido afirmativo). Asimismo, se mantiene la excepción en el caso en que existiera una relación
entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.

El Código Civil y Comercial incorpora dos nuevas excepciones:

1 La primera es que el silencio tendrá efecto cuando las partes de antemano así lo hayan establecido en el contrato, pudiendo las partes de un contrato en ejercicio
de la libertad de contratación (lo que antes se denominaba “autonomía privada”) establecer que el silencio en determinada situación o circunstancia va a tomarse
en sentido afirmativo.

2 La segunda excepción refiere al valor del silencio, es la de los usos y prácticas. Esta excepción se relaciona, sobre todo, con el ámbito del derecho del consumidor.
Consiste en hacer hincapié en la necesidad de que, en ciertos ámbitos como el del derecho del consumo, el silencio sea entendido en sentido afirmativo según los
usos y prácticas habituales en el lugar donde se da esa relación jurídica.

Para exponer un ejemplo de esta situación, imaginemos que al momento en que Juan compró el automóvil al irse a vivir solo se firmó un boleto de compraventa en
el que se dejó asentado que el comprador tenía 15 días para reclamar cualquier desperfecto técnico o estético que tuviera el bien. Si pasado ese plazo Juan
mantuvo silencio, se configuraría el primero de los supuestos expuestos ut supra referidos al valor que se le puede otorgar al silencio.

La manifestación de la voluntad en el acto notarial

“ Difundir incesantemente la cultura jurídico notarial y aún la cultura general entre los escribanos, procurando por ese medio elevar el nivel
espiritual y su capacidad técnica”

(Negri, 1947, p. 22)

Debemos estar atentos a que, en el acto o negocio jurídico, concurran los elementos tanto internos como externos para que el acto sea voluntario y no adolezca de
vicios que lo afecten.
Así es cómo en el ejercicio profesional del escribano resulta de suma importancia captar la declaración de la voluntad de
los requirentes.

La etapa de calificación negocial consiste en la apreciación que debe hacer el notario respecto de la voluntad de las partes, junto con la valoración ética de sus
pretensiones y la posibilidad legal.

La calificación negocial es una obligación del notario, en donde él debe hacer toda esa apreciación, ya que justamente en el futuro debe asegurar que:

el acto fue voluntario, emanado de una voluntad sana, es decir, sin vicios;

que las partes sabían lo que querían firmar;

que tampoco hubo intención fraudulenta ni de daño (dimensión axiológica de la calificación negocial); y

que la que fue plasmada en el negocio es realmente la intención de las partes (dimensión psicológica de la calificación negocial).

Dentro de lo que es la audiencia notarial, la primera faz que denominamos audiencia previa o de conocimiento, donde las partes expresan sus inquietudes al
notario, es el principal momento en el que el notario tiene la obligación de evaluar que la voluntad de las partes sea sana axiológica y psicológicamente, y adecuada
al negocio que quieren otorgar. Luego en la audiencia de otorgamiento debe observarse a los otorgantes en el momento de la exteriorización de su voluntad.

 A partir del caso expuesto, y de acuerdo con lo antes mencionado en referencia a la calificación negocial, ¿qué debería analizar el escribano
cuando se realiza la partición de los bienes?

Como primera medida debería en la audiencia de conocimiento indagar acerca del requerimiento de las partes. Luego, debe analizar todo lo referido a la voluntad,
que sea libre, que no haya vicios. Asimismo, debe corroborar que todos comprendan aquello que están firmando y, en el caso particular de análisis, por ejemplo,
todo lo referido al poder que tiene el representante de la hermana de Juan.

Lectura obligatoria: valor jurídico del silencio

Valor jurídico del silencio.pdf


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Fuente: Poder Judicial de la Nación, Cam. Civ. Sala “B”, Angiolillo de Cartabbia Liliana Gloria y otro c/ CivitellaIdinesga y otro s/ejecucion hipotecaria. (2015). Recuperado

de http://www.nuevocodigocivil.com/wp-content/uploads/2016/04/CNCiv.-sala-B-23-10-15-Valor-jur-%C2%A1dico-del-silencio.pdf

De acuerdo con lo leído en la resolución, el silencio ¿puede ser tomado como una manifestación de voluntad?
Verdadero, porque el hecho de no objetar, significa que está de acuerdo.

X Falso, porque aun habiendo sido notificado, no ha objetado su derecho a percibir la totalidad del producido del remate.

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El discernimiento: definición y caracterización

Al tratarse de un acto voluntario, siempre se debe poseer discernimiento, y esto es una de las primeras cuestiones que el notario debe corroborar. Como dijimos
anteriormente, debe indagar acerca del entendimiento por parte de los requirentes del acto que se va a llevar a cabo y de sus efectos.

Elemento interno: el discernimiento

Podemos precisar la noción de discernimiento como:

La aptitud para poder razonar, entender y diferenciar lo que se quiere de lo que no se


quiere, pudiendo representarse y comprender las consecuencias de su proceder.

Caracterización del discernimiento

El discernimiento constituye el punto de partida para saber si un acto fue realizado con voluntad o no. Esto se debe a que, si no hay discernimiento, ya no interesa si
hubo intención y libertad, debido a que la intención avanza a partir del discernimiento, porque sin discernimiento no hay intención.

El discernimiento, a diferencia de los otros dos elementos de la voluntad, no tiene vicios. No existen vicios

del discernimiento. El discernimiento se tiene o no se tiene.

El acto realizado sin discernimiento se reputa como involuntario.

1 El acto de quien, al momento de realizarlo, está privado de la razón.

2 El acto ilícito de la persona menor de edad que no ha cumplido diez años.


3 El acto lícito de la persona menor de edad que no ha cumplido trece años, sin perjuicio de lo establecido en disposiciones especiales5.

Respecto del inciso 2, algunos autores entienden que el fundamento de tal distinción radica en que el concepto de la ética y la moral que los padres le introducen al
menor por su educación es más fácil de aprender que los otros conceptos, por lo que lo “bueno o malo” lo aprenden primero que lo conveniente e inconveniente.

Los menores, artículo 24 del CCCN6

El Código Civil y Comercial, en su artículo 24, enumera a las personas incapaces de ejercicio, refiriendo en su inciso A a la persona por nacer y en su inciso B a la
persona que no cuenta con la edad y el grado de madurez suficientes. El Código armonizó sus normas a los tratados internacionales con jerarquía constitucional,
como sucede con la Convención Internacional de los Derechos del Niño.

Así, en el caso de los menores, en cuanto a ciertos aspectos de la capacidad de ejercicio, se toma como parámetro a la
noción de autonomía progresiva, al establecer el criterio flexible de la “edad y madurez suficientes”.

El juez tiene la obligación de escuchar y tener en cuenta la opinión del menor con respecto a ciertas circunstancias, como, por ejemplo, en lo que atañe al cuidado
de su propio cuerpo.

El Código Civil y Comercial mantiene la denominación menor, en contra de la opinión de quienes lo consideran como un término peyorativo y que no resulta
congruente con las disposiciones de la Convención de los Derechos del Niño.

En consonancia, ahora se llamara niño el menor desde el nacimiento hasta los 13 años, y adolescente a aquel menor de edad comprendido entre los 13 y los 18
años. La reforma constitucional del año 1994 fija un rango constitucional a los tratados internacionales y frente a las expresas previsiones de la Convención de los

Derechos del Niño, la cual en el artículo 1 establece que “se entiende por niño todo ser humano menor de 18 años de edad…”7. Por lo tanto, queda de manifiesto la
influencia de esta convención en las modificaciones. La figura del adolescente resulta toda una novedad en el Código unificado.

Discernimiento para actos lícitos y para actos ilícitos, artículo 2618 del CCCN

Como ya expresáramos anteriormente, el Código Civil y Comercial, en orden al discernimiento de los menores, adopta un criterio rígido, marcado por límites etarios.
Así se refleja en el artículo 261 en los incisos B y C, quedando establecido que:

La responsabilidad de los menores para los actos ilícitos se tiene a partir de los 10
años, y para los actos lícitos, a partir de los 13 años.

En conclusión, desde el punto de vista notarial, esta reforma ha producido un gran cambio, lo que implica que, al momento de la realización de un acto notarial, es
de suma importancia que el notario constate la capacidad del requirente y de los intervinientes en el acto jurídico a llevar a cabo, tomando recaudos con respecto a
todos aquellos a los que le sea necesario completar la capacidad a los fines de llevar adelante en forma satisfactoria el acto requerido.
Otras circunstancias privativas del discernimiento, artículo 261 del CCCN

El acto involuntario no produce efectos jurídicos, debido a que son actos realizados con falta de discernimiento, ya sea por límite de edad o por privación de la
razón. El Código Civil y Comercial simplifica el tema, en cuanto al acto involuntario, que es el que carece de alguno de los elementos internos de la voluntad, y nos
dice que entre ellos están los actos de quien, al momento de practicarlo, está privado de razón. La privación de razón incluye tanto a las causas de pérdida
permanente de razón como a la persona declarada tal por incapacidad restringida o incapaz, y las pérdidas transitorias o accidentales del discernimiento. Como
podemos ver, el Código mantiene el término incapacidad, pero ha eliminado la denominación demente. Ahora, también se hace referencia a las personas con
capacidad restringida.

Es por esto que el acto lícito realizado en tales circunstancias debe ser considerado acto involuntario.

El acto ilícito será considerado involuntario si la privación de la razón también tiene carácter involuntario. Por ejemplo:
cuando la embriaguez o pérdida de conciencia proviene de la negligencia del sujeto que ha bebido o consumido drogas
en exceso, conociendo o debiendo conocer sus efectos, el acto será considerado voluntario, en tanto que el acto será
involuntario si la persona desconoce que la bebida ingerida posee ciertas cualidades que afectan su salud, o bien la
sustancia ha sido introducida por un tercero sin que tenga conocimiento de tal situación.

El elemento voluntario del acto genera un efecto que, al no existir el acto jurídico, tiene un problema de eficacia “estructural” (nulidad) y no produce efectos
jurídicos.

La intención: definición y caracterización

La intención es la determinación de la voluntad direccionada hacia un fin. Para que


haya intención, tiene que haber discernimiento, por lo que se puede tener discernimiento,
pero no intención en el caso de que esta pudiese estar viciada.

Vicios: concepto y caracterización

Vicios de la intención

La intención, como elemento interno de la voluntad, puede ser viciada por error o por dolo.

Error

En el Código unificado se mantiene el error de hecho esencial, pero se establece el error reconocible, que se da cuando el destinatario de la declaración lo pudo conocer, según
la naturaleza del acto, las circunstancias de persona, tiempo y lugar.

Ahora, vemos que este error reconocible solo puede aplicarse en los actos bilaterales, es decir, a aquellos actos donde tenemos un destinatario, y en los actos unilaterales
recepticios. De esta manera, vemos cómo la teoría del error reconocible se aplica solamente a los actos bilaterales y unilaterales recepticios.
El Código Civil y Comercial agrupa varias normas del código anterior en un solo artículo, el 2679, en donde enumera los supuestos de error esencial.

Entre otras hipótesis de error como vicio, en el artículo 26810 encontramos al error de cálculo, que no da lugar a la nulidad, sino a que se rectifique. También tenemos el error
accidental, el cual si bien el Código Civil y Comercial no lo define, podemos inferirlo a contrario sensu, ya que el error que no sea esencial será accidental, debido a que el error
accidental recae sobre circunstancias secundarias o accidentales (no esenciales) y en razón de ello no resulta de entidad suficiente para provocar la invalidez. Claro que
queda a salvo la hipótesis en la que esa cualidad accidental haya sido exigida expresamente como condición por la parte interesada.

En el artículo 26911 del Código tenemos una norma que antes no la teníamos: la que se refiere a la subsistencia del acto en materia de vicio de error, expresando la
mencionada norma que “la parte que incurre en error no puede solicitar la nulidad del acto, si la otra ofrece ejecutarlo con las modalidades y el contenido que aquélla entendió
celebrar”.

Finalmente, en el artículo 27012 del Código, encontramos el error en la declaración. El Código Civil de Vélez Sarsfield no contenía una norma sobre el error en la declaración.

Dolo

El dolo es el otro vicio del elemento interno intención. Tanto el error como el dolo ya no producen la anulabilidad, sino la nulidad del acto, como ya expresáramos
anteriormente.

En cuanto al concepto y caracterización del dolo, podemos decir que consiste en todo engaño, astucia o maquinación destinado a inducir error para conseguir la ejecución de
un acto, y el Código lo reúne en un solo artículo, el artículo 271.13

Para que el dolo pueda causar la nulidad del acto, es preciso que sea grave, es decir, que tenga entidad suficiente como para inducir al engaño, por lo que ese dolo tiene que
ser la causa determinante de la acción, además de causar un perjuicio o un daño.

El dolo incidental no es determinante de la voluntad, ya que no vicia la raíz del acto por ser posterior a la estipulación contractual. Por lo tanto, no afecta la validez del acto, sino
que tan solo genera la responsabilidad del autor de responder por los daños causados.

El Código Civil y Comercial en su artículo 27514 establece la responsabilidad del autor del dolo, tanto esencial como incidental, de reparar el daño causado. Además, establece
responsabilidad solidaria para la parte que hubiese tenido conocimiento del dolo de tercero a tiempo de la celebración del acto.

Se puede pensar en un ejemplo de esto si en el caso de Juan, al comprar el automóvil, lo hace a una persona que dice ser su dueño, paga el precio y al ir a realizar
la transferencia se da con que hay un auto “mellizo”. Eso se debía a que quien se lo vendió modificó los números de chasis y motor “limando” estos en forma
dolosa.

La libertad: definición. Vicios

 ¿Qué sucedería si Juan se hubiera casado con su novia porque el padre de ella lo hubiera amenazado? ¿Habría actuado
con libertad?

El artículo 1915 de la Constitución Nacional dice que “nadie puede ser obligado a hacer lo que la ley no manda, ni privado
de lo que ella no prohíbe”.

La libertad es afectada por el vicio de violencia a través de la fuerza o intimidación. El Código Civil y Comercial incluye a la fuerza e intimidación,
más “la fuerza irresistible y las amenazas que generan un temor de sufrir un mal grave e inminente que no se puede contrarrestar o evitar en la persona o bienes de

la parte o de un tercero”.16
Cuando estamos en presencia de estos factores, el acto no se realiza y algunos autores entienden que no

se pierde solo la libertad, sino también el discernimiento y la intención.

Rivera (1997) habla de la vis compulsiva o violencia moral, la cual es aquella amenaza de causar un daño a la persona o a sus bienes, por el cual una persona
celebra un acto jurídico que en realidad no hubiese querido realizar.

FU E RZ A FÍ S I C A I RRE S I S T I BLE V I O LE N C I A M O RA L

Frente a la fuerza física irresistible, se produce la eliminación del procedimiento volitivo, es decir, la posibilidad de actuar físicamente. La fuerza física
irresistible es el supuesto en que el humano está sometido a una fuerza que le impide por completo moverse conforme a su voluntad.

FU E RZ A FÍ S I C A I RRE S I S T I BLE V I O LE N C I A M O RA L

Con respecto a la violencia moral, aquí al sujeto no se le permite obrar de acuerdo con nuestro libre albedrío, a nuestra voluntad, libertad de elección; aquí
el sujeto externo va a incidir sobre esa libertad moral.

Cuando el daño es grave e inminente, produce un temor tal que no le permite a la persona actuar libremente y, por lo tanto, queda eximido de las consecuencias de
los actos ilícitos y, en este caso, se exime de culpabilidad por el presupuesto de la responsabilidad del ámbito subjetivo que es la imputabilidad.

De lo antes expuesto se deduce que, si Juan se hubiera casado amenazado, su libertad hubiera estado viciada, no hubiera sido un acto voluntario.

Los elementos y su relación con la actividad notarial

El notario en sus intervenciones, como auxiliar del derecho, deberá observar que se cumplan todos los requisitos para que el acto sea voluntario y, en
consecuencia, los actos otorgados sean válidos.

En caso de que el notario, en su calidad de instrumentador de los actos jurídicos, advierta anormalidades o
simplemente tenga dudas, no deberá otorgar los actos evitando de esta manera celebrar actos pasibles de nulidad.
En este punto vuelve a cobrar especial importancia todo lo referido al rol del notario durante la calificación negocial, a su diligencia para analizar a los requirentes,
sus intenciones y sobre todo sus voluntades. Esto es muy importante al momento de realizar las tareas, ya que puede ser causal de responsabilidad por parte del
notario.

Expresa Negri (2009) en el decálogo de la función de los colegios notariales:

“ vigilar el estricto cumplimiento por parte de los escribanos de las disposiciones legales o reglamentarias que rigen el ejercicio de la profesión,
procurar que sean subsanadas sin escándalo las pequeñas e involuntarias omisiones o irregularidades.”

(p. 14)

La actividad del notario consiste esencialmente en aprehender la voluntad de las partes, encuadrarla en la norma aplicable y narrarla, dando así nacimiento al
instrumento.

Después de haber desarrollado este contenido, ¿cuáles crees que son los elementos que integran la voluntad?

X El discernimiento, la intención, la libertad y la manifestación de la voluntad.

El discernimiento, la motivación, la libertad y la manifestación de la voluntad.

El discernimiento, la motivación, la libertad y la manifestación de la decisión.

La decisión, la motivación, la libertad y la manifestación de la decisión.

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1 Art. 260. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 262. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3 Art. 264. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
4 Art. 263. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 261. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Art. 24. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
7 Art. 1. Ley 23849. (1989). Convención de los Derechos del Niño. Asamblea General de las Naciones Unidas.

Recuperado de http://www.gob.gba.gov.ar/legislacion/legislacion/l-23849.html
8 Art. 261. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
9 Art. 267. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
10 Art. 268. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
11 Art. 269. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
12 Art. 270. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
13 Art. 271. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
14 Art. 275. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
15 Art. 19. Ley 24430. (1994). Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
16 Art. 276. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Ley 23849. (1989). Convención de los Derechos del Niño. Asamblea General de las Naciones Unidas. Recuperado de
http://www.gob.gba.gov.ar/legislacion/legislacion/l-23849.html

Ley 24430. (1994). Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/804/norma.htm

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm

Negri, J. A. (1947). Historia del notariado argentino. Buenos Aires, AR: El Ateneo.

Negri, J. A. (2009). Decálogo de la función de los colegios notariales. Revista Internacional del Notariado. Recuperado de http://escribanos.org.ar/rnotarial/wp-
content/uploads/2015/07/RNCba-12-1966-03-Doctrina.pdf

Rivera, J. (1997). Instituciones de derecho civil. Parte general. Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.

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