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-UNIDAD 1

Concepción sociológica del derecho. Sociología Jurídica. Concepto.

Parece difícil dar un concepto preciso de la sociología del derecho, cuando los sociólogos no se han
puesto de acuerdo con lo que es su ciencia, y menos aún los juristas sobre la definición de derecho.
Sin embargo: a) aceptando que la sociología es una ciencia que procura describir, explicar y predecir
los fenómenos sociales, con la mayor objetividad posible, y b) que el orden jurídico es un conjunto
de normas sancionadas por el Estado de acuerdo con procedimientos predeterminados, que se
consideran válidas en un territorio, podemos afirmar que la sociología del derecho: “es una rama de
la Sociología, que trata de describir, explicar y predecir los modos como las personas interactúan
tomando como referencia positiva o negativa un conjunto de normas jurídicas”.

Este estudio involucra como crean, porque aplican o eluden, en su vida social esas normas, y como
se relacionan en la conducta tales normas creadas, aplicadas, derogadas o eludidas con otros
sistemas normativos que también guían la acción humana. No hay interacción sin normas, y estas
tienen por objeto regir conductas. Las normas pueden de hecho no regir conducta alguna
(desuetudo). A pesar de ello los sociólogos jurídicos no las ignoraran, sino que se preguntaran por las
causas de su ineficacia. La sociología del derecho debe tratar de determinar cuál es el lugar del
orden jurídico como sistema de normas, en el plexo normativo que condiciona las acciones sociales.

Como las normas, consideradas como modelos de conducta, definen, la sociología del derecho
puede estudiar la influencia de las leyes y de otros sistemas normativos sobre las conductas en los
más variados campos sociales.

Desde nuestra posición pensamos que todo contenido normativo (incluso el derecho) está en la
mente de las personas, de modo que tales modelos guíen su conducta. La conducta es entonces una
expresión de tales contenidos normativos que están en la psiquis, sean jurídicos o no. El derecho no
es solo conducta. Puede ser importante partir de esta, pero lo verdaderamente crucial es no
perderla de vista, aunque se parta de la norma.,

La sociología del derecho considera al derecho como fenómeno social (hecho social, acción social,
modelo de conducta), que sólo puede ser entendido en el contexto normativo al que una cultura en
concreto atribuye significados, tratando de determinar las funciones que cumple. La sociología solo
puede estudiar los hechos conectados entre sí, condicionados por normas de algún tipo. Si las
acciones humanas en sociedad tienen una imprescindible referencia normativa (el marco normativo
de toda acción), no puede entenderse ninguna acción llevada a cabo por las personas sin conocer
cuáles son las normas que rigen esas acciones. Que las normas puedan ser conocidas antes que la
acción se lleve a cabo o después de haberlas observado, no invalida el resultado final del trabajo
sociológico: se explica una acción no solo cuando es descripta sino cuando es comprendida a partir
de las normas sociales que condicionaron su ejecución.

El derecho como fenómeno social

La sociología del derecho considera al derecho como fenómeno social (hecho social, acción social,
modelo de conducta) que solo puede ser entendido en el contexto normativo al que una cultura en
concreto atribuye un significado y trata de determinar las funciones que cumple.
Aspectos sociológicamente relevantes del derecho

Para el abordaje del derecho desde un punto de vista sociológico se debe, en primer lugar, decidir
qué es lo pertinente, para la sociología, del conjunto que recibe ese nombre. Para ello es necesario
especificar un poco más el objeto de nuestra ciencia.

Resulta más útil que la sociología estudie la forma en la cual en cada sistema social se combinan los
sistemas de expectativas jurídicas con los otros sistemas de expectativas sociales. Según como las
personas (en roles comunes o calificados jurídicamente) combinen estos sistemas surge una
conducta social que solo es discernible para la ciencia reconstruyendo conceptualmente las normas
que la guían.

Se sostiene en alguna doctrina jurídica que toda conducta es regida por el derecho, y que todo
accionar humano puede pensarse en términos jurídicos. Sin embargo, este no es el punto a
considerar, sino la interferencia de la ley como modelo de conducta con otros modelos normativos
de conducta (costumbre, uso, norma religiosa, moral, ética, ideológica). Lo que interesa es de qué
modo el operador concreto ha pensado normativamente su accionar y que relevancia le dio al
derecho en ese plexo normativo, más allá de que toda conducta pueda idealmente ser regida por
normas jurídicas o religiosas o pensada en términos de estos sistemas normativos.

El derecho, como concepto, tiene el perfil que le da cada una de las perspectivas que lo abordan. De
allí que sea sociológicamente estéril contestar la pregunta ¿Qué es el derecho? de un modo genérico
y abarcador, cada respuesta remite a la elaboración de una corriente de alguna disciplina del
conocimiento. Todas ellas pretenden definir su objeto, y solo pueden hacerlo a partir de sus propias
categorías, las definan o no las definan como universales o contingentes.

Las sociologías, a su vez, no pueden evitar el historicismo propio de cada concepción y las disputas
tienen a veces el mismo nivel de dogmatismo. No existe otra posibilidad, en el caso de la sociología,
que tratar de comprobar la mayor parte de sus afirmaciones, aunque inevitablemente parta de
algunos supuestos: de la existencia en igualdad como fenómenos sociales tanto de las normas como
de las conductas por ellas regidas.

Del mismo modo, los aspectos sociológicamente relevantes del derecho quedan configurados por el
conjunto de roles y estatus, pero no solo en cuanto status jurídicos (derechos y obligaciones) sino en
tanto status sociológicos: posiciones sociales regidas por todo tipo de normas, con tal que el
operador también se encuentre, formal y específicamente, alcanzado por normas jurídicas.

Esto excluye conductas que nada tienen que ver con el derecho. Por ejemplo, las costumbres de una
familia pueden considerarse como un ejemplo ajeno a la sociología del derecho, pero se dirá que
ello es así en cuanto no violen las normas jurídicas (violencia doméstica, abandono de persona, etc).
Ser más fácil encontrar ejemplos del otro tipo. El accionar de un contratante, se encuentra en la
órbita jurídica, pero las expectativas que genera dicho accionar no se limitan a este tipo de normas.
Una muy débil defensa del derecho a la propiedad por parte de la policía (al no aceptar, dificultar o
poner trabas a denuncias de hurtos o robos) o de jueces (al sobreseer sistemáticamente a los
imputados).

El punto de vista sociológico parte de la premisa, según la cual nadie puede evitar su propia cultura,
ni puede actuar ajeno a esta. Puede fingirlo o suponerlo, puede creerlo sobre la base de su propia
ideología judicial, pero en su accionar su sistema de expectativas normadas se encuentran
combinados, y aunque sostenga que se basa exclusivamente en el derecho, puede demostrarse lo
contrario. De este modo se

trata de explicar conductas que poco se comprenden, si se estima que se encuentran regidas
exclusivamente por normas jurídicas.

Sociología del derecho y control social

La sociología del derecho es parte dentro de la sociología general, de una sociología del control
social. Si este es un conjunto de modelos normativos que permiten a los miembros de una sociedad
resolver o mitigar una parte de los conflictos que existen en la misma, hay tantas clases de control
social como escalas de valores encarnadas en normas que puedan existir. De este modo, hay un
control social religioso, mágico, moral, jurídico, ético, a través de las costumbres -y de los prejuicios-,
de las normas que rigen la actividad económica, opinión pública, etc. Todos coexisten.

Preferimos el control social a cualquier sistema normativo, y decir que dentro de este campo de la
sociología pueden incluirse diversos conjuntos de ideas a condición que su uso se encuentre
prescripto y el apartarse de él, sancionado.

Hay otro punto que debe ser anticipado. La idea de control social ha merecido críticas a partir de las
posiciones más radicalizadas de la sociología jurídica, por considerarlo como un punto de vista
represor de un cierto tipo de sociedad (la capitalista). Se formula una asociación entre controlar,
incriminar, reprimir y marginar, y todos ellos deben ser superados en un modelo alternativo de vida
social, en el cual no existiría represión sino libertad.

No compartimos tal punto de vista, por entender que la asociación del control social con un tipo de
sociedad confunde dos aspectos que no deben mezclarse si se pretende comprender el
funcionamiento de las sociedades. Que una sociedad sea más o menos represora, excluyente o
autoritaria, no significa en modo alguno que se pueda pensar en una sociedad sin control social, en
el sentido sociológico. El sistema de control puede ser represor o constituirse democráticamente a
partir de un consenso. Pero no puede faltar como sistema de modelos de conducta para sus
miembros. En este sentido, una convivencia sin control social, equivale a una sociedad sin normas (y
sin cultura) o bien a una sociedad de autómatas en la cual nadie se desvía de lo previsto.

La sociología jurídica busca describir y mostrar cómo funciona el ordenamiento jurídico en cuanto
elemento de control social, vinculado con otros sistemas normativos (en sistemas capitalistas o
socialistas, conservadores o marxistas). Dentro de la sociología del control social, la sociología del
derecho pretende relacionar el sistema de normas jurídicas con los restantes sistemas normativos
que los condicionan o a los cuales condicionan como modelo de la acción para los agentes sociales.

Nuestra preocupación principal como modelo de control social, para compararlo con el jurídico, será
el de las costumbres. Las costumbres se infieren, como normas, de las conductas practicadas. No son
inmodificables sino que, como todo sistema normativo, varían aun en las sociedades aparentemente
conservadoras. Sostener que una norma jurídica debe ser coactiva no nos dice nada respecto de la
efectividad de esa coacción. Pero alguna sociología crítica asa lo cree: las normas penales por el solo
hecho de existir serian fuertemente punitivas y solo con su supresión se lograría la libertad de los
ciudadanos. Una norma jurídica valida según el ordenamiento puede ser inefectiva.

Podemos dar otro ejemplo común: la norma jurídica puede disponer que se debe elegir al más
idóneo para el cargo público, pero si en un sistema signado por el nepotismo un despistado selector
se atreve a ello, marginando al candidato político, manifiestamente inepto, pero relacionado con el
circuito de poder, notara rápidamente su error al sufrir las consecuencias de su infracción.

En nuestro país el cheque ha sido de facto un título de crédito, mientras que la ley lo estableció
como un instrumento de pago. Ni la sanción penal ni la supresión de los endosos logro modificar es
carácter, porque la práctica comercial nacional ha cubierto una función que el pagare no pudo
equiparar.

Es cierto que puede privarse de efectos legales a ciertas relaciones, en contra de la opinión
mayoritaria, pero esta se impondrá a través de institucionalizaciones informales sustitutivas,
utilizando si es necesario otras figuras legales. Puede considerarse como concubinos y privar de todo
derecho derivado de la legislación matrimonial a dos personas que cohabiten mediando separación
personal de uno o ambos, tal como ocurrió en Argentina hasta la tardía sanción del divorcio vincular.
En esta lucha, si la costumbre no funda la ley, esta es una palabra hueca. Ocurre de tal modo porque
en los sistemas culturales tienen más arraigo las costumbres, que las leyes matrimoniales opuestas a
sus dictados.

Frente a ello, a la sociología jurídica solo le cabe una descripción y una explicación de cada sistema, y
una predicción si es posible, de la relación futura entre los subsistemas, sin que la condena o la
valoración de tales sistemas sea su objeto. Cuando se sancionan leyes y más leyes, pero no se
cumplen con los derechos fundamentales garantizados por la Constitución Nacional, sucede algo que
es digno de ser explicado, aunque pocos se lo planteen.

Ciencia del formal derecho y sociología juridica.

Las grandes polémicas del derecho han tenido lugar desde el siglo pasado. La demora de afirmarse la
sociología del derecho provino de la resistencia de una ciencia del derecho muy dogmática, y de la
resistencia a una “flexible”.

Bobbio decía que: a medida que el Estado moderno asumía el monopolio de la producción jurídica, y
en consecuencia Estado y Derecho iban siendo considerados como dos caras de la misma moneda, el
énfasis se puso en el Estado y su organización compleja, más que en los problemas axiológicos y
sociológicos.

El impulso codificador, desde mediados del S. XVIII, se vio incentivado por los Estados Nacionales y la
centralización Burocrática, frente a la vigencia y aplicación de los fueros provinciales y el derecho
común.

Las doctrinas racionalistas fueron el origen filosófico de las concepciones que pretendían fijar el
derecho con certeza y englobarlo en leyes claras y concretas que pudieran prever todas las
soluciones. De este modo la ciencia del Derecho se configuro como una ciencia Dogmática.

Y el fundamento de este respeto, es la seguridad jurídica, ya que estaba constituida en valor


fundamental de la sociedad democrática-Burguesa, basada en principios cuya vigencia hizo posible
el mundo moderno.

Sociólogos y juristas
Es conocido el histórico enfrentamiento entre sociólogos y juristas. El jurista tradicional se ocupa
preferentemente de la validez de las normas, y el sociólogo de la eficacia de las mismas.

Desde el punto de vista de la sociología jurídica, desde lo que puede enfocarse el derecho, interesa
no solo los rápidos cambios sociales, sino también del ajuste entre estas normas establecidas y las
conductas efectivamente realizadas por las personas a quienes se refiere. Está correlación entre
derecho y realidad ha existido desde la antigüedad.

No obstante, hay una imprecisión, acerca del concepto de “derecho” y “sociedad”, genera que la
sociología y el derecho no puedan coincidir sobre sus conceptos básicos. Esto hace evidente un
problema ideológico de toda la ciencia, esto genera una diputa entre iusnaturalistas, positivistas
lógicos y sociólogos jurídicos.

Positivismo juridico y sociología jurídica

Dentro del positivismo jurídico una figura muy importante es Bobbio, está concepción está ligada a
la aparición del Estado Moderno, luego de la disolución de la sociedad medieval pluralista, en cuanto
a casa grupo social tenía su propio ordenamiento jurídico: el derecho era producto de la sociedad
civil. La monopolización de la producción jurídica crea una nueva forma de ver al Estado.

La concepción positivista del Derecho es formalista, en ella no hay referencia a contenido, fines,
acciones o a resultados, sino solo a la autoridad que establecen las normas.

Otra de sus características, es que es el imperativismo por el cual el derecho es definido como un
mandato. El Legislador por su parte es omnipotente, ya que monopoliza la producción jurídica a
eliminar todos los poderes intermedios. Esta concepción defiende a los ciudadanos de la
arbitrariedad de esos poderes.

Hans Kelsen, fue quien, a través de sus teorías, logro separar la sociología del derecho, de la ciencia
del derecho, fijo fundamentos de una ciencia a valorativa del derecho. El define a la norma como
juicio hipotético.

A diferencia de Kant, que simplifico tanto al derecho hasta dejar una estructura vacía y relacionarlo
con la filosofía del derecho, Kelsen dio una teoría del derecho purificada de toda ideología política.
En su teoría del derecho, habla acerca de las técnicas que tiene el orden jurídico, para lograr una
cierta conducta de los obligados, va más allá del elemento coactivo, de las sanciones, es la técnica
social especifica que usa y la cual la diferencia de otros órdenes.

Afirma que el Derecho es un conjunto de normas, de las cuales los individuos conducen su conducta,
y si bien no es la única, es una regla que guía cómo comportarse.

Erhlich veia al derecho como una organización, una norma que asigna a cada miembro su posición
en la sociedad. Kelsen por su parte pensaba que este concepto era de sociedad y que el derecho no
era coactivo, sino que eso era la ley y la ciencia del derecho estudia normas y conductas.

Derecho y cambio social: influencia del derecho en la sociedad.


Evan indica que hay varios factores que permiten la influencia del orden jurídico sobre la conducta
humana, para generar un cambio social. Estos factores son:

1) Que la ley este dotada de autoridad y prestigio: proviene de la creencia en que su sanción
generara una situación de mejor respeto de la existente, no del temor que puede inspirar.

2) Que las nuevas normas sean compatibles y coherentes con los principios culturales y jurídicos
establecidos: este principio remite nuevamente a la necesidad de tal compatibilidad que debe
considerarse básica para la aceptación de las leyes, en cuanto toda ley busca legitimidad.

3) Que puedan especificarse o clarificar los fundamentos que tiene la reforma para la comunidad (no
solo para los juristas). Este principio se vincula con los dos primeros, ya que una especificación
honesta y valiosa no pasa por el engaño o la persuasión superficial, a veces pretendida por los
operadores estatales

4) Que se utilice racionalmente el factor tiempo, evitando una dilación excesiva en la transición.
Depende la reforma, si es compleja es necesario más tiempo. Pedir rapidez puede significar no
cumplir lo propuesto.

5) Que el estado mismo y sus agentes se encuentren comprometidos con el cumplimiento y no con
la elusión de la norma.

6) Que existan sanciones positivas, además de las negativas.

7) Debe existir una protección efectiva para los derechos de los que pueden ser perjudicados como
consecuencia de la violación de la norma, que deben ser incentivados a usar los mecanismos que ella
provee, en su defensa. Esta regla significa que la ley debe establecer mecanismos para su ejercicio,
pero estos deben estar facilitados institucionalmente.

A los puntos señalados por Evan, agregamos:

8) Debe existir una protección efectiva para los derechos de los que consideren que la nueva norma
los perjudica o que su cumplimiento los lesiona. El caso es distinto del anterior, pues aquí se trata
del perjuicio que ocasiona la nueva legislación y no su violación. Tanto este como el señalado en le
nº 7 remiten al acceso a la justicia.

9) Que aquellos que tienen poder acepten el resultado adverso de los procesos judiciales que los
involucren, sin tratar de forzar mañosamente las decisiones desfavorables o influir sobre los jueces.

Podría formularse a partir de ellas, una regla técnica: “Cuanto mayor sea el número de los factores
enumerados que se encuentren en un caso determinado, mayores serán las posibilidades de inducir
cambio social y de efectividad de las nuevas normas jurídicas”.

Contexto de creación y aplicación del derecho: Ideologías, las costumbres y los prejuicios en la
creación y la aplicación del derecho

Para la teoría pura del derecho, existía la creación del derecho por los tribunales. Otros
consideraban que el concepto se encontraba entre “certeza y equidad”. Así como también se
consideraba que el concepto se encontraba generalizado sobre todo el universo. Ninguna de estas
ideas es tomada por los sociólogos.

Los juristas, como los sociólogos, no pueden desprenderse de sus valores, pero tienen más
conciencia de la dificultad de superar sus conflictos ideológicos como miembros de su cultura y
sociedad.

En la actualidad la meta jurisprudencia parece tender a estudiar los discursos de los juristas,
reemplazando así la lógica de la verdad, por la lógica de la opinión (Según Bobbio).

Esta sería más útil para la sociología, que aquella que quería negar la función política de los juristas.

Desde el punto de vista de los autores del libro, las ciencias no crecen por la fragmentación y
aislamiento, ni por especializaciones minuciosas, y porque no se tienen en cuenta los fenómenos
sociales como totalidad. Nada se logra separando las normas jurídicas de otros ordenes normativos
que coexisten en un sistema de control social.

Básicamente lo que dicen, es que muchas veces los pensamientos morales, influyen en las decisiones
de los jueces y los legisladores, y que esto no puede pasar por alto la sociología del derecho.

Analiza muchos conceptos sociales que tenemos las personas para ver a una actividad ilegal, como
legal y viceversa y las causas que los justifican. Así como también la ley alcanza a algunos sectores y
a otros no, que fundamentos sociales existen para tales diferencias. La razón por la cual existe tanta
estigmatización social.

También se toma en cuenta los intereses específicos de los legisladores y partidos políticos, para la
creación de las leyes, y como la aplican los jueces según sus creencias y de manera desigual.

Los estudios socio-jurídicos y la interdisciplinariedad: la sociología jurídica como una disciplina


multiparadigmática

Muchos juristas han reparado que no existe una sola ciencia jurídica, sino que son muchas. A partir
de esta comprobación la sociología del derecho puede tomar cada una de estas definiciones como
datos, para tratar de explicar la relación entre sistemas sociales, y de ahí estratos y teorías
ideológicas de los productores de estas teorías, con sus condiciones de producción y resultados, de
esto se encarga la sociología del conocimiento, que es independiente de la sociología del derecho,
pero que se vinculan.

LOS PROBLEMAS DEL LENGUAJE JURIDICO.

Sebastián Soler decía que en derecho mientras no se ha logrado una fórmula legal exacta, no se ha
logrado nada. Por otro lado, sostenía que el mayor peligro que entraña esta necesidad de recoger
palabras corrientes y de expresar en ella los conceptos jurídicos radica en la vaguedad de la
imprecisión, en la fluctuación de sus sentidos, frente al hecho de que la fórmula jurídica reguladora
de acciones, se encuentra siempre ante una situación dilemática, que termina en si o no...

La ley a su tiempo debe ser inteligible, con facilidad para todos e intergiversable. También sostiene
que el contenido de la ley, es lo que el legislador le ha acordado.

En este sentido para Sebastián Soler, decía que solo se necesitaba de su conocimiento, y no se
necesitaba de la sociología y de otras ciencias para interpretar la ley. El problema es que se
construye un derecho excesivamente aislado de la realidad.
La posición de Soler fue rebatida por otros juristas como Genaro Carrió, que muestra que los
conceptos jurídicos que se presumen claros, dependen muchas veces de las decisiones, conceptos
que no tienen ningún campo riguroso de aplicación. El ternísimo jurídico no da lugar a la seguridad,
ni elimina los casos dudosos. La diputa es insoluble, porque no hay un único concepto, para ello hay
que tratar de llegar a un acuerdo sobre el uso de esa palabra.

Soler proponía terminar con una supuesta crisis del derecho, mientras que otros autores
propondrían conocerla, explicarla y saber quiénes y en qué modo definen la situación de tal modo.

Además, quería crear una forma matematizadora del derecho, cuando se lo ha refutado como un
sistema lógico, como sostenía Bobbio.

LOS USOS DEL LENGUAJE.

Los usos del lenguaje jurídico es uno de los principales referentes a considerar. Como sostienen
algunos autores “el lenguaje jurídico constituye en sí mismo un complicado sistema de significados
teñidos fuertemente de emotividad”.

No hay duda que para el sociólogo del derecho que quede incluida en su consideración de los
lenguajes, la totalidad de su problemática social y cultural, sea atinente a los usos emotivos,
ideológicos y en los desplazamientos para alejar o encerrar un supuesto en un tipo, obligado por la
multiplicidad de los hechos y la imprecisión.

El derecho no es para la sociología un sistema cerrado, sino que es un sistema abierto en la que
tanto los jueces, juristas, legisladores, se encuentran en constante interacción, interaccionan
mutuamente y se condicionan por causas extrajurídicas.

Por su parte Carbonnier decía que lo contencioso deforma la realidad del derecho y que el derecho
es infinitamente más amplio que contencioso”.

Decir que el juez descubre o halla significados presentes en la ley no puede tener para la sociología
del derecho otro valor que una opinión.

Entendemos que esas decisiones que muchas veces se justifican y racionalizan en el descubrimiento
de significados objetivos, se encuentran condicionadas por ideologías, prejuicios, costumbres,
hábitos de pensamiento, etc. Y que la ley es solo una variable más que lleva al resultado juridico.

EL MENSAJE JURIDICO: SU EMISION RECEPCION: DISCUSION DE CARACTER UNIVOCO Y ANALISIS DE


CASOS.

El mensaje jurídico para que exista claridad, tienen que ser inequívocamente comprendidos, es decir
que no debe haber discrepancia en el sentido entre lo que se emitió y lo que el otorgado recibió.

Umberto Eco, ha señalado una suposición de este tipo según el cual cada signo del mensaje
corresponde a una significación precisa para el emisor y receptor. Pero en realidad cada emisor
(significante) abre un campo semántico amplio en el espíritu de quien lo recibe (es decir que puede
tener un amplio significado según quien lo estudie). Cualquier situación de comunicación está
determinada por variables psicológicas y por la situación social y cultural. Es decir que por mucho
que se esfuerce el emisor por articular el mensaje inequívocamente de manera que se entienda
claramente por el receptor, las variables son amplias. Se trata de complejos mensajes jurídicos que
aluden a infinidad de situaciones y supuestos de hechos.

Ya no hay códigos informales comunes, ni ideologías compartidas por todos, y las ideas sobre el
derecho son muy amplias.

Algunos casos son:

A) El primer supuesto es cuando el receptor no comparte el mismo código que el emisor. Como, por
ejemplo, inmigrantes, comunidades indígenas, y los pertenecientes a culturas muy separadas de la
nacional. Puede pasar que lo que es delito en una cultura, en otra no.

B) El segundo caso, es alteraciones del código por sucesión de generaciones. Puede pasar que la
interpretación de un código 100 años después, es diferente a como era en un principio. Eje:
prohibición del divorcio vincular.

C) Alteración de códigos de interpretación en la recepción de leyes. Hace referencia de admitir


legislaciones comparadas tomadas como modelos técnicos adecuados y que no son comprendidas
de la misma manera. Si admitimos un modelo extranjero, no lo interpretaremos de la misma manera
que lo hacían ellos.

D) Es cuando un legislador o codificador no usa el mismo método en su propio trabajo o es


incorrecto.

El servicio de justicia, la vigencia de sus resoluciones y el lenguaje jurídico

En el contexto de la deslegitimación de ciertas instituciones, el reconocimiento político y jurídico real


de la diferencia, de la desigualdad tendría en cuenta la contemporaneidad de los otros le otorgaría a
ese otro- al diferente o no conformista-un grado de autonomía.

La situación del reconocimiento del otro da la posibilidad de aceptar en el campo jurídico la


existencia de numerosas trayectorias independientes, de otros sectores, que no pertenecían a
sectores homogenices y no fueron visibilizados por el campo jurídico, debido a su escaso o nulo
capital ocio-cultural.

Esta situación de reconocimiento implica una visión positiva (el otro, excluido-periférico) está
presente.

El reconocimiento de la ciudadanía plena en los sectores desaventajados (o periféricos) es producto


de interrelaciones entre actores que producen la visibilizacion de necesidades. Se trata de la esfera
de la posibilidad de la existencia de la multiplicidad donde coexisten distintas trayectorias
personales y de agrupamientos, la que hace posible más de una voz que visibiliza situaciones
desconocidas o no reconocidas. “Sin ciudadanía plena no hay multiplicidad, sin multiplicidad no hay
ciudadanía plena”.

La presencia del “otro” abordado desde la Sociología Jurídica permitirá analizar la relación que existe
entre: a) La normativa jurídica, las reglas sociales y el poder b) La legislación inclusiva y las prácticas
de órganos judiciales con estructuras burocráticas del siglo XIX (deslegitimadas) c) Los operadores
del derecho con poder en el servicio de justicia, sus intereses, necesidades de sujetos protagonistas
de una sociedad compleja. d) Las expectativas de inclusión desde las acciones plasmadas en fallos y
resoluciones judiciales. Sociología Jurídica: rescata a las normas jurídicas (fallos y resoluciones) como
un instrumento, una forma de legitimación, una excusa o un mero enmascaramiento que en realidad
es un dispositivo de control, funcional a determinados sectores.

El derecho es una herramienta de control y legitimación, como también de transformación social.


Desde este aspecto la sociología Jurídica suministra los instrumentos de comprensión de la cultura
judicial, para poder enfrentar la resistencia en los procesos de transformación social. Se busca
enfrentar a todo mecanismo de neutralización (en fallos, sentencias) de los fenómenos sociales que
llevan, con el tiempo, a hacerlos pasar como naturales; al mostrar a los agentes sociales los resortes
de la dominación para poder poner en juego acciones políticas.

El servicio de justicia y la inclusión social

El servicio de justicia es democrático e inclusivo en la medida que tienda, con su práctica, no a


reproducir sino a transformar las diferentes formas de exclusión (económica, política, cultural,
social).

Hay situaciones, a modo de hipótesis, que parecería que el servicio de justicia actúa como agente de
resistencia y de mantenimiento de la criminalización de situaciones sociales, no como agente
innovador e impulsor de la ciudadanía plena: y podría ser las razones de la misma la inercia, apatía,
desidia institucional, alianzas con corporaciones identificadas con sectores conservadores
extrajudiciales, falta de capacitación y preparación de los operadores jurídicos…etc.

Los operadores del derecho (v.g jueces) producen códigos simbólicos (fallos y/o resoluciones) que en
la medida que se desarrollan y se constituyen forman instituciones, organizaciones y los modos de
ejercer influencia sobre los individuos.

En el caso del servicio de justicia, el punto de vista de quien domina (directa o indirectamente) se
convierte en punto de vista en evidente y universal. El servicio de justicia instituye e inculca formas
simbólicas de pensamientos comunes, esquemas prácticos de percepción, evaluación y acción. Se
apunta, de esta manera, a imponer una visión de mundo conforme a los intereses de los operadores.

Es importante remarcar que en el caso de los operadores del derecho en general, pero de manera
particular el del juez, surge una categoría que es la del actor u operador que puede ser considerado
“reticente” o apático en referencia a sus funciones y a la legislación a aplicar. El caso del “jurista
reticente” es aquel actor que en un cargo y ejercicio de la magistratura vulnera derechos y garantías
de sectores sociales; es el actor que debiendo cumplir con sus funciones no lo hace o lo demora, y
esto se debe a diferentes motivos: a) falta de capacitación y actualización b) retraimiento sobre
problemáticas por una cuestión de carencia de afinidad y poco compromiso con su cargo. c)
dependencia informal de los intereses de otros poderes del Estado.

La vigencia jurídica de las resoluciones judiciales

En un fallo se pueden identificar conductas conformistas y funcionales o que tiendan a un proceso


de transformación y cambio a partir de la promoción de acciones innovadoras. La función judicial
será

transformadora cuando más capacidad institucional tenga para defender los intereses de los
sectores más desprotegidos. La función judicial será más o menos transformadora cuando más
capacidad institucional tenga para defender los intereses de los sectores más desprotegidos. Por lo
expuesto, se debe considerar que el fallo es una construcción lingüística. Lo importante no es que se
dice sino quien lo dice (juez) y por qué lo dice.

La vigencia y el lenguaje jurídico


El lenguaje jurídico se caracteriza por el uso de términos técnicos integrados en la lengua común
desde sus orígenes. Al ser técnico tiene expresiones que denotan principios, preceptos y reglas a que
están sometidos las relacione humanas en toda sociedad. El lenguaje jurídico utiliza reglas
prescriptas, porque desea proponer o provocar ciertas conductas en los destinatarios.

Propiedades del lenguaje jurídico en los operadores del derecho:

a) Prescriptivo (o descriptivo): en la descripción el lenguaje porta una noticia, un retrato o


representación de situaciones que puede ser calificada como verdadera o falsa; en cambio se usa
prescriptivamente cuando se quiere dirigir a otro y otros para que hagan o no hagan algo, se
pretende controlar o cambiar el curso de los acontecimientos de alguna manera, este lenguaje
puede ser válido o invalido. El sentido descriptivo o prescriptivo de un enunciado no depende del
enunciado mismo sino de la voluntad del sujeto que produce el enunciado.

b) Puede ser sincrónico o diacrónico: El lenguaje es sistemático y forma parte de las pautas sociales,
como código aceptado por cierto grupo. I. El sincrónico es aquel que observa los usos lingüísticos
desde un punto de vista estático, el aquí y ahora de una categoría del lenguaje jurídico; esto es hacer
un corte temporal y determinar las pautas que en ese momento componen la lengua aceptada por la
comunidad lingüística. II. Por otra parte, el enfoque dinámico examina la evolución del lenguaje a
través tiempo)

III. Performativo (o realizativo): El filósofo ingles J.L. Austin elaboro una teoría que se conoce como
“teoría de los actos del habla”, en ella propuso que hablar no es solamente informar sino también
“realizar” algo, hace referencia a la capacidad que tienen las expresiones jurídicas de convertirse en
acciones y transformar la realidad. Ej al anunciar una frase el hecho se constituye: “los declaro
esposos”, “lo condeno a cadena perpetua”. Los actos del habla son aquellas acciones verbales que
producen un mutuo entendimiento y que se realizan cooperativamente.

Hay tres tipos de enunciados performativos: a- Enunciados locutivos que hacen referencia a la frase
dicha en si misma; b- Enunciados ilocutivos (intención de la frase), llevar a cabo algo a partir de la
palabra- prometer, jurar, condenar-; y los c- enunciados perlocutivos (conducta que causa la frase)
es la acción o reacción que provoca en el interlocutor.

La función de este léxico es sintetizar los conceptos básicos en los que se sustenta la experiencia y el
saber metódico acerca de las instituciones jurídicas. Hay que rescatar dos elementos de importancia:
las instituciones jurídicas son un paso de importancia en el proceso de normalización y pueden llegar
a ser herramientas de transformación social. El mundo social está sembrado de “llamadas al orden”
que solo funcionan como tales para los individuos predispuestos a percibirlas.

El lenguaje jurídico inclusivo

Si el lenguaje jurídico es performativo implica que puede desarrollar, además de prácticas limitadas
a lograr el conformismo en el campo social, prácticas inclusivas al modificar los enunciados. Sin
embargo, estos cambios se han materializado en una de las instituciones jurídicas como es el servicio
de justicia con numerosas dificultades: ¿es el servicio de justicia inclusivo en la aplicación de una
legislación identificada con el empoderamiento de sectores desaventajados? ¿son consistentes las
sentencias con la inclusión? ´ Se puede identificar la orientación de las conductas de los agentes en
cuanto sean de resistencia…o de cambio, según los enunciados.

Se pueden detectar referentes que implican modificación en los enunciados, sin renunciar a una
reformulación del lenguaje jurídico técnico, hecho que ocurre de manera constante en los estudios
diacrónicos.
I. Se destaca un discurso polisémico. Se trata de palabras, fragmentos de discursos o discursos
completos que tiene varios significados o diversas acepciones (vg. Justicia por cumplimiento de la
ley).

II. Prevalece un análisis del caso a partir de patrones jurídicos inclusivos y extrajurídicos (sociales,
culturales, económicos, geográficos, históricos, psicológicos, etc.) Se tienen en cuenta numerosas
dimensiones relevantes de la vida cotidiana, el reconocimiento de la diversidad y la promoción de las
diferentes identidades.

III. Sobresale un reconocimiento de la funcionalidad de la inclusión social en la gestión judicial. Es


funcional para el sistema judicial considerar o reconsiderar las necesidades e intereses de sectores
periféricos o expulsados, esto contribuye al objeto del servicio de justicia.

IV. La resolución, fallo o sentencia remarca la calidad de vida subjetiva del actor social.

V. Desplazar los estereotipos jurídicos dando lugar a que se aplique la investigación social para
abordar la complejidad de una causa.

UTILIDAD DE LA SOCIOLOGIA DEL DERECHO

La sociología del derecho puede brindar información útil a la ciencia del derecho en casi todos los
temas. Lautmann habla del aporte a la actividad de los juristas y los jueces, al brindar información
sobre los estados sociales, con el fin de aplicar una decisión a la realidad social que pueda ser
efectiva. Esto es más claro, cuando por carecer de una norma específica, debe crearse la solución
doctrinaria o judicial, a partir de principios generales (concepciones morales, éticas o costumbres).

Al ser las leyes expresiones del poder político, tanto el jurista como el juez deben conocer la realidad
social de sus propuestas y los fundamentos políticos de las soluciones dadas. La valoración política
deberá hacerse a partir de información básica sobre el ámbito social para cuyos problemas ofrece
soluciones, conocer las necesidades básicas y determinar la influencia que la reforma legislativa
puede tener en las conductas. Esta información no debería estar fundada en suposiciones o en la
limitada experiencia que como abogado o como juez pueda tener el jurista. Estos no pueden
conocer este tipo de cuestiones, pues excede su marco de conocimiento y de técnica, el aporte debe
ser hecho por la sociología.

Ejemplo: ley de divorcio vincular en Argentina; ¿qué influencia tiene la formulación de normas
relativas a daños y perjuicios sobre la prudencia de la gente al conducir? En estos casos se trata de
averiguar el influjo del orden jurídico sobre la realidad social, como un modo de fundamentar
modificaciones legislativas.

La sociología puede brindar apoyo al jurista en todas las actividades organizacionales de que
ordinario realiza, estos conocimientos ya no pueden marginarse de su diario operar. El
desconocimiento de las técnicas de gestión que enseña la sociología de las organizaciones significa,
para el juez, no poder llevar a cabo su objetivo de administrar justicia de modo efectivo.

No es esta, sin embargo, la única utilidad que prestar la sociología a un juez. Podemos agregar:

1-Conocimiento del marco social de la situación de hecho sobre bases científicas, más firmes que las
suposiciones (carrera criminal, familia desintegrada, estigmatización y marginalidad, subcultura, etc.)
2-Valoración de las consecuencias del fallo permite o conformarse con sentencias adecuadas al
derecho material, sino que la preocupación debería orientarse a dictar una decisión socialmente
exitosa, aceptable por los interesados y susceptible de ser cumplida.

3-De la misma manera, este conocimiento puede ayudar a neutralizar: a) la presencia de


consecuencias negativas típicas de la actividad judicial; b) el conocimiento por el juez de la
selectividad detectada en el castigo del delito por parte de los tribunales; c) las consecuencias de la
rotulación o estigma criminoso para los delincuentes, d) las consecuencias nefastas de la reclusión
de menores y el evidente uso criminal que los mayores hacen de ellos; e) la inevitable carrera
delictiva que las circunstancial represión no detiene, etc. Si se conoce todo esto, se pueden inducir
conductas preventivas adecuadas al objetivo de control del delito.

4-Determinados contenidos de las normas aluden a regularidades sociales cuya conceptualización


corresponde tanto a la sociología como a la ciencia del derecho: costumbres, usos comerciales
concretos, modos usuales de relación entre cónyuges o padres e hijos (antes estaba la “moderada
corrección de los hijos”)

5-En el caso de conflicto entre normas jurídicas y normas subculturales de las partes, la sociología
colabora. El juez puede conocer, a partir del proceso de socialización, la producción determinado
comportamiento-delictivo o no delictivo- si se trata de conductas desviadas, respecto del medio
social propio del agente, o si no lo son. Por ejemplo, si la persona sometida al proceso o demandada,
puede ser extranjera o de estamento bajo, y que las normas jurídicas sean contradictorias a las
internalizadas por ellas (ejemplo: consumo de drogas).

6- La sociología ayuda a la reflexión sobre la propia tarea judicial (brinda la posibilidad de no


encerrarse en determinada óptica dogmática, y tener un enfoque pluralista.

7- La crítica de las normas jurídicas que se aplican o se dejan de aplicar, solo puede efectuarse con
conocimiento cuando se incluyen los supuestos de creación de normas, sus consecuencias
funcionales o disfuncionales y los posibles resultados de una alternativa legal o jurisprudencial.

También son temas de interés y estudio de la sociología jurídica el ejercicio de las profesiones
jurídicas, los estudios de estratificación social y administración judicial, la investigación sobre los
aspectos criminológicos. La lista es extensa ya que se trata de vincular la práctica social con las
normas jurídicas que pretenden abarcarlas y en la sociedad moderna no existe prácticamente un
ámbito social que no pretenda ser alcanzado por el orden jurídico.

GENERO Y CONSTRUCCION DEL CONOCIMIENTO SOCIAL

Este articulo habla sobre la construcción de la identidad de la mujer. Dice que el reconocimiento de
la mujer como “sujeto de derecho”, le da un resignificado al discurso de las mujeres.

El derecho como discurso social

Los críticos comparten la idea de que la ciencia del derecho interviene en la producción de su objeto
y lo construye, en tanto lo explica mediante categorías y conceptos.

Después hay otro concepto reduccionista del derecho, presentado como pura norma, lo ven como
una práctica discursiva social y específica, que expresa los niveles de acuerdo y de conflicto que
operan en el interior de una formación histórico-social determinada.
El Derecho es un discurso social, y como tal, dota de sentido a las conductas humanas y los convierte
en sujetos, al mismo tiempo que opera como gran legitimador de poder, que habla, convence,
seduce y se impone, a través de las palabras de la ley. Ese discurso jurídico intuye, dota de
autoridad, faculta a decir o hacer y su sentido resulta determinado por el juego de las relaciones de
dominación, por la situación de las fuerzas en pugna en un cierto momento y lugar.

Cada vez que el derecho consagra alguna acción u omisión, está consagrando donde reside el poder
y como está distribuido en la sociedad.

La estructura del discurso jurídico, que articula diferentes niveles, encubre, desplaza y distorsiona el
lugar del conflicto social y permite al derecho instalarse como legitimador del poder, al que desplaza
y torna neutral.

El discurso del derecho es tolerable, mientras esconde una parte de sí mismo. Es ordenado y
coherente, genera seguridad y confianza.

Ese discurso jurídico se compone de niveles: 1) órganos autorizados para crear las normas.

2) Teorías, doctrinas, opiniones resultantes de la practica teórica de los juristas y por el uso y la
manipulación del primer nivel.

La actuación de los abogados, profesores, y operadores del derecho.

3) Las creencias y los mitos que se alojan en el imaginario social sin el cual el discurso del orden se
torna inoperante.

El sujeto del Derecho

Todo el derecho moderno, se organiza en la noción de “sujeto de Derecho”. Mariano Maresca dice
que la noción de derecho a la que tanto se alude es “una caja vacía, en la que se encuentra lo que
previamente se ha puesto en ella”.

Por su parte François Collin señala que todo es cultural, está producido por las relaciones de los
seres humanos, y no existe ninguna naturaleza humana, como tampoco existe la naturaleza
femenina y masculina”

En el S. XX han demostrado un fuerte cuestionamiento a una noción univoca de lo que es la


racionalidad, la verdad, y la naturaleza humana.

La consciencia y la voluntad que definen al sujeto moderno, ha sido desplazada por la idea de que el
sujeto del derecho es una ficción que nos delinea como “libre”, cuando en realidad no lo somos. El
derecho nos constituye, nos instala frente a otros, y ante la ley, sin ser aprehendidos por ese mundo
de lo jurídico no existimos, existimos según sus mandatos, porque la ley nos reconoce como sujetos
de derecho. Existe una multiplicidad de relaciones de subordinación.

Podremos concebir al agente social como una entidad constituida por un conjunto de posiciones de
sujetos que no pueden estar nunca estar fijados en un sistema cerrado de referencias; una entidad
constituida por una multiplicidad de discursos entre los cuales no tiene que haber necesariamente
relación sino un movimiento constante de sobre determinación y desplazamiento. Hay muchas
interpelaciones donde se nombra a una cualidad del sujeto (“BUEN PADRE”, “BUENA HIJA”, “BUENA
MUJER”), y esto genera una constitución previa del “sujeto”.
Todo sujeto de derecho se constituye hacia fuera o hacia dentro, pero siempre en contra de otro. No
hay sujeto sin otro y quien es ese sujeto, depende de la ley. Esto constituye a los sujetos de derecho,
en “ciudadanos”.

La ciudadanía debería de dejarse de considerar como “igualitaria” y pensarse como “diferencia”,


donde habría que trabajar teórica y prácticamente en una sociedad fragmentada, que carece de
proyectos colectivos y prima el individualismo.

Se propone reconocer la diferencia, dejar de creer en la igualdad y transparencia, para poder


superarla. Porque negarla, naturalizarla, justifica esa desigualdad.

“La igualdad ante la ley” alude desde la ley a la “condición humana” dentro de las limitaciones que
ella incluye.

¿La pregunta es si debemos reconocer las diferencias, para ser considerados iguales?

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