Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cuestionario de las unidades pendientes para participar en clase el día 5 de mayo 2021.
Los límites o fronteras de los derechos consideran los demá s bienes y derechos
constitucionalmente protegidos por el ordenamiento jurídico, constituyendo un
sistema integrado y armó nico.
También pueden clasificarse los límites atendiendo a si ellos está n establecidos para
asegurar a los demá s el disfrute de los mismos derechos o si ellos los límites está n para
impedir acciones dañ osas para la sociedad (armoniza los derechos de cada uno con el
bien comú n).
A su vez, teniendo presente el criterio de aplicació n y eficacia, los límites pueden ser
clasificados en límites expresos y de eficacia inmediata que son aquellos que derivan
directamente de la Constitució n y que operan sin necesidad de intervenció n legislativa;
o pueden ser límites de habilitació n, vale decir, límites que habilitan al legislador para
concretar limitaciones previstas en la Constitució n.
Esta concepció n ha sido asumida también por el Tribunal Constitucional Chileno, el que
ha sostenido " Que, si bien por regular conforme al Diccionario de la Real Academia,
debe entenderse: `ajustado y conforme a reglas', ello no podría jamá s interpretarse en
el sentido de que se impida el libre ejercicio del derecho, por otra parte, si bien al
regular se pueden establecer limitaciones y restricciones al ejercicio de un derecho,
éstas claramente, de acuerdo al texto de la Constitució n, deben ordenarse por ley y no
mediante normas de cará cter administrativo"
b) El principio de concordancia prá ctica: En virtud del cual toda aparente tensió n
entre las propias disposiciones constitucionales debe ser resuelta “optimizando” su
interpretació n, es decir, sin “sacrificar” ninguno de los valores, derechos o principios
concernidos, y teniendo presente que, en ú ltima instancia, todo precepto constitucional,
incluso aquellos pertenecientes a la denominada “Constitució n orgá nica” se encuentran
reconducidos a la protecció n de los derechos fundamentales, como manifestaciones del
principio-derecho de dignidad humana, cuya defensa y respeto es el fin supremo de la
sociedad y el Estado (artículo 1º de la Constitució n).
Incluso se afirma que "como las fronteras que definen los derechos son imprecisas, los
conflictos devienen inevitables y problemá ticos".
Segú n las posturas conflictivitas, los derechos fundamentales son realidades jurídicas
que de modo natural tienden a colisionar, lo cual lleva a aceptar que los conflictos se
hacen inevitables. Frente a una situació n de conflicto, la solució n se reduce só lo a
preferir un derecho y desplazar el otro, es decir, poner a uno de los derechos en
conflicto por encima del otro. Para esto se hace necesario encontrar los mecanismos
que justifiquen la preferencia de un derecho en detrimento del otro. Los principales
mecanismos de solució n que utilizan quienes parten de una visió n conflictivista de los
derechos humanos son la jerarquía y la ponderació n de derechos.
Las garantías normativas y judiciales de los derechos, solo pueden modificarse, sin que
ello produzca una reforma peyorativa o una disminució n de la eficacia jurídica de los
derechos, si se reemplaza una garantía por otra que mantenga el mismo nivel de
garantía o mejore el nivel de protecció n y eficacia del derecho potenciá ndolo por una
garantía que sea má s eficaz y amplia.
EL HÁ BEAS DATA.
El há beas data, consagrada en el artículo 70 de la CRD, entró como acció n autó noma al
ordenamiento dominicano a partir de la reforma constitucional de 2010, y se amplía
constitucionalizando el derecho de autodeterminació n informativa. Se trata del
“derecho a conocer de la existencia y acceder a los datos que de ella consten en
registros o bancos de datos pú blicos o privados y, en caso de falsedad o discriminació n,
exigir la suspensió n, rectificació n, actualizació n y confidencialidad de aquellos. No
puede afectarse el secreto de las fuentes de informació n periodística”, reguilado esto
ú ltimo en el artículo 49 de la CRD.
El artículo 64 de la Ley 137-11, agrega que “La acció n de há beas data se rige por el
régimen procesal comú n del amparo”.
Posteriormente, entra en vigencia de la Ley No. 172-13 que tiene por objeto la
protecció n integral de los datos personales asentados en archivos, registros pú blicos,
bancos de datos u otros medios técnicos de tratamiento de datos destinados a dar
informes, sean estos pú blicos o privados.
El Tribunal Constitucional, en su sentencia TC/0024/13, dispuso que el há beas data es
una garantía constitucional que se caracteriza por su doble dimensió n: 1) una
manifestació n sustancial, que comporta el derecho a acceder a la informació n misma
que sobre una persona se maneja; y 2) una manifestació n de cará cter instrumental, en
tanto permite que la persona, a través de su ejercicio, proteja otros derechos
relacionados a la informació n, tales 12 como: el derecho a la intimidad, a la defensa de
la privacidad, a la dignidad humana, la informació n personal, el honor, la propia
imagen, la identidad, la autodeterminació n informativa, entre otros.
EL HÁ BEAS CORPUS.
El Há beas Corpus, como garantía del derecho a la libertad y a la seguridad personal, se
consagró expresamente en el ordenamiento jurídico dominicano con la promulgació n
de la Ley 5353, en fecha 22 de octubre de 1914, la cual permaneció vigente hasta el añ o
2002, 11 cuando el Có digo Procesal Penal, a raíz de su consagració n en sus artículos
381 y siguientes, la derogó .
Es la Constitución de 2010 la que establece – en su artículo 71 - formalmente el
concepto y objeto del Habeas Corpus.
Su procedimiento se rige por las disposiciones del Código Procesal Penal, y los
recursos contra el mismo son los previstos para el proceso penal ordinario, claro
que, tomando siempre en cuenta los principios de los procesos constitucionales.
Igualmente, como cualquier decisión jurisdiccional, esta podrá ser objeto de
revisión constitucional ante el Tribunal Constitucional, conforme los términos
establecidos en la Ley 137-11, los cuales explicaremos más adelante.
10.El defensor del pueblo:
El Defensor del Pueblo de la Repú blica Dominicana, entidad pú blica autó noma de rango
constitucional, creada mediante la Ley No. 19-01 que crea el Defensor del Pueblo, de
fecha 1ro de febrero de 2001 y reconocida por los artículos 80.5, 83.3 y 190-192 de la
Carta Magna.
El Defensor del Pueblo o sus adjuntos podrá n inspeccionar las oficinas pú blicas y
aquellas entidades prestadoras de servicios pú blicos, sin previo aviso, y requerir de
ellas todos los documentos e informaciones necesarias para materializar su labor, los
cuales les será n suministrados de forma gratuita.
Acció n de inconstitucionalidad
Recurso legal que se tramita en forma exclusiva ante la SCJN por medio del cual se
denuncia la posible contradicció n entre la Constitució n y alguna norma o disposició n de
cará cter general de menor jerarquía: ley, tratado internacional, reglamento o decreto,
con el objeto de preservar o mantener la supremacía de la Carta Magna y dejar sin
efecto las normas declaradas inconstitucionales.
Las acciones de inconstitucionalidad pueden ser promovidas por los legisladores y las
legisladoras federales o locales o, quienes conformen una minoría parlamentaria que
represente al menos el 33% del total de quienes integran el ó rgano que haya expedido
la norma que se impugna. También pueden promover acciones de inconstitucionalidad:
el Procurador General de la Repú blica; los partidos políticos con registro ante el INE; o
los partidos con registro local, cuando se trate de leyes electorales; así como la CNDH y
los organismos locales en la misma materia.
Dichas acciones podrá n ejercitarse dentro de los treinta días naturales siguientes a la
fecha de publicació n de la norma. En el caso de los diputados podrá n interponerse en
contra de leyes federales. Por su parte, los senadores podrá n hacerlo en reconvenció n
de leyes federales o de tratados internacionales celebrados por el Estado Mexicano.
Si la SCJN declara que una norma es contraria a la Ley Suprema, ésta no podrá volver a
tener vigencia ni aplicá rsele a persona alguna.
En el trabajo de César Landa subyace como planteamiento que una forma de proteger
los derechos fundamentales frente al poder político del Estado es preservar el Estado
democrá tico constitucional, ya que la aparició n de la fuerza normativa de los derechos
fundamentales solo es concebible en el Estado democrá tico constitucional. En ese
contexto cabe señ alar que la jurisdicció n constitucional debe y tiene que desempeñ ar el
papel de resguardar los principios democrá ticos, vigilando que se desarrolle un
adecuado funcionamiento de la representació n política, sobre la base del pluralismo;
cuidando que se mantengan abiertos y expeditos los canales de participació n
ciudadana, como vías de transformació n social pacífica y democrá tica; vigilando que se
facilite la representació n efectiva de las minorías, respetando el derecho al disenso;
preservando celosamente el respeto del principio de la separació n de funciones o la
distribució n horizontal y territorial del ejercicio del poder político; protegiendo
efectivamente los derechos fundamentales y las libertades ciudadanas. En síntesis, debe
resguardar los principios democrá ticos para garantizar un gobierno limitado, que
respete y proteja los derechos fundamentales.
Tribunal Constitucional está compuesto por trece miembros que se denominan jueces
del Tribunal Constitucional, quienes permanecen en su cargo por un ú nico período de
nueve añ os. La Constitució n y la Ley nú m. 137-11 establecen un mecanismo para la
renovació n gradual de la composició n del Tribunal Constitucional cada tres añ os.
Actualmente, los jueces del Tribunal Constitucional son:
Milton L. Ray Guevara, Juez Presidente
Rafael Díaz Filpo, Juez Primer Sustituto
Lino Vá squez Sá muel, Juez Segundo Sustituto
Víctor Joaquín Castellanos Pizano, Juez
José Alejandro Ayuso, Juez
Alba Luisa Beard Marcos, Jueza
Manuel Ulises Bonnelly Vega, Juez
Justo Pedro Castellanos Khoury, Juez
Domingo Antonio Gil, Juez
María del Carmen Santana de Cabrera, Jueza
Miguel Aníbal Valera Montero, Juez
José Alejandro Vargas Guerrero, Juez
Eunisis Vá squez Acosta, Jueza
Designación
Los jueces del Tribunal Constitucional son designados por el Consejo Nacional de la
Magistratura
Competencia material del Tribunal Constitucional El Tribunal Constitucional tiene
competencia para conocer en ú nica instancia:
Los conflictos de competencia entre los poderes pú blicos, a instancia de uno de sus
titulares;
los recursos de revisió n que se interpongan contra las decisiones jurisdiccionales que
hayan adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada con posterioridad al
26 de enero de 2010, y en los casos previstos por la Ley 137-11; Los recursos de revisió n
que se interpongan en relació n con sentencias dictadas en materia de amparo.
A tal efecto, segú n expresó el Presidente en su comunicació n, la Ley Orgá nica estará
regida por los siguientes principios rectores: "constitucionalidad, interdependencia,
efectividad, oficiosidad, vinculatoriedad, inconvalidabilidad, favorabilidad, accesibilidad,
celeridad, informalidad, gratuidad, inderogabilidad y supletoriedad".
El Presidente precisó , ademá s, que el Proyecto buscaba definir y regular, "la Justicia
Constitucional y sus principios; la organizació n y atribuciones del Tribunal
Constitucional; los procesos y procedimientos constitucionales, entre los que se
encuentran: el control concentrado de constitucionalidad, el control difuso de
constitucionalidad y el control preventivo de los tratados internacionales; los conflictos
de competencia; las acciones de habeas corpus, habeas data y amparo; los
procedimientos particulares de amparo, entre los cuales se encuentran: el amparo contra
actos jurisdiccionales, el amparo de cumplimiento, el amparo colectivo y el amparo
electoral; la revisió n constitucional de sentencias, y el procedimiento de ejecució n de
sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Luego de las discusiones en la Cá mara del Senado, el Proyecto fue discutido en la Cá mara
de Diputados donde fue aprobado en fecha 1 de marzo de 2011, habiendo sido devuelto
al Senado mediante oficio No 201 de 4 de marzo de 2011 con el título de Ley Orgá nica
del Tribunal Constitucional y de los Procedimientos Constitucionales, el cual fue
precedido de una serie de "Considerandos", en los cuales se motiva el mismo,
expresá ndose entre otros aspectos sobre el "sistema robusto de justicia constitucional
independiente y efectivo," que "la tutela de la justicia constitucional fue conferida, tanto
al Tribunal Constitucional como al Poder Judicial, a través del control concentrado y el
control difuso" (Considerando Quinto).
En ese marco, las presentes notas está n destinadas a analizar globalmente este
importante Proyecto de Ley (en adelante "Ley Orgá nica"), en su versió n de fecha 1 de
marzo de 2011, en especial, só lo en lo que se refiera a sus previsiones en materia de
control difuso de la constitucionalidad (III); en materia de control concentrado de la
constitucionalidad, incluyendo el control a posteriori de la constitucionalidad de los
actos estatales y de omisiones legislativas, el control a priori de los tratados
internacionales y la solució n de conflictos de competencia de orden constitucional (IV), y
la revisió n constitucional de sentencias constitucionales (V) y de amparo (VI) por el
Tribunal Constitucional. No nos referiremos, por tanto, a los procesos constitucionales de
protecció n de los derechos fundamentales (amparo, habeas corpus, habeas data) que
también está n regulados detalladamente en la Ley Orgá nica (Arts. 63 a 114). Antes sin
embargo, haremos algunas precisiones sobre los sistemas de justicia constitucional (I), y
sobre las previsiones en la materia en la Constitució n de la Repú blica Dominicana, y
algunos principios generales en la Ley Orgá nica (II).
La ley 137-11 otorga atribuciones al Tribunal Constitucional para resolver los conflictos
de competencia. En una sentencia mediante la cual decide una acció n de esa naturaleza,
el TC explica que el objeto consiste en la controversia por la titularidad de la
competencia que le asigna la Constitució n a los ó rganos o personas de derecho pú blico,
ya sea por la jerarquía, la territorialidad o las funciones.
El TC abordó la naturaleza de esa clase de diferendos y asentó su criterio sobre el
alcance de los artículos 185-3 de la Constitució n, y 59 de la ley 137-11 que le confiere
esas prerrogativas.
Conforme al TC, estos conflictos se producen cuando existe una disputa por atribució n
de las mismas acultades entre poderes pú blicos entre si; entre poderes pú blicos y
orgá nicos constitucionales, entidades descentralizadas y autó nomas, municipios y otras
personas de derecho pú blico; o cualquier de estas entre si, a instancia de sus titulares.
Ante esos casos, se está en presencia de conflictos de competencia positivos. Y cuando
dos o má s entidades constitucionales se niegan a asumir una competencia o atribució n
constitucional se está en presencia de un conflicto negativo.
Para que se configure un conflicto de competencia constitucional, los jueces identifican
cuatro requisitos:
1) Que exista una disputa entre ó rganos constitucionales u otras personas de
derecho pú blico por las atribuciones competenciales.
2) Que las competencias en dispta entre asignadas en la constitució n;
3) Que el conflicto se inicie a instancia del titular del ó rgano que invoca el conflicto;
4) Que el titular este legitimado por la norma que establece el mecanismo de su
elecció n, nombramiento o designació n.
Restas consideraciones está n contenidas en la sentencia 061-2012, mediante la cual el
TC declaro inadmisible una acció n de conflicto de competencias presentada por la Junta
Municipal de Tavera contra el Ministerio de Hacienda, por falta de calidad del
accionante.
19.La revisión de la acción de amparo del habeas data y del amparo de
cumplimiento.
El art. 94 de la Ley No. 137-11 prevé que las sentencias de amparo son recurribles “en
revisió n por ante el TC en la forma y bajo las condiciones” que ella, la ley, establece. El
art. 54 del mismo texto, al consagrar el procedimiento a seguir con ocasió n de la
revisió n de las decisiones jurisdiccionales firmes, dispone en su numeral 9 que cuando
el TC “acogiere el recurso, anulará la sentencia objeto del mismo y devolverá el
expediente a la secretaría del tribunal que la dictó ”.
Como se aprecia, no existen dos recursos de revisió n constitucional, sino má s bien dos
tipos de decisiones susceptibles de ser impugnadas mediante esa vía recursiva. Sin
embargo, cuando el TC revoca una sentencia de amparo no limita sus actuaciones a
verificar la infracció n constitucional denunciada, sino que prevaliéndose de una
supuesta laguna en la Ley No. 137-11, se aboca a conocer la acció n de amparo.