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CASA DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE ESCRITORES – Méjico 524 – Ciudad


Autónoma de Buenos Aires

Su historia

El primer propietario de ese solar llegó al país a fines de 1582 o principios de 1583
y fue el escribano Francisco Pérez de Burgos, andaluz, de Jerez de la Frontera. En premio
a sus servicios y méritos, los gobernantes de la Provincia del Río de la Plata le otorgan
mercedes de tierras sitas en esta ciudad y su jurisdicción, así es que se le adjudica la
propiedad de la manzana comprendida entre las calles actualmente denominadas Méjico
(antiguamente se la denominaba calle de San Bartolomé), Bolívar (primeramente se la
denominaba calle de la Santísima Trinidad, luego se la llamó Santa Rosa y desde 1857
Bolívar), Chile (calle de San Andrés), y Perú (antes San José).
Francisco Pérez de Burgos se casó con Juana Aguilar y Salvatierra y tuvieron cinco hijos:
Fray Francisco de Aguilar (dominico), Juan Bautista de Salvatierra, Leonor de Aguilar,
Ana de Burgos, Catalina de Salvatierra.
La diversidad de apellidos adoptados por sus hijos es una remota costumbre de simplificar
el apellido o bien elegir el de su madre.
Francisco Pérez de Burgos muere el 20 de Julio de 1617, su tumba se encuentra en la
Iglesia de Santo Domingo, lugar donde se realizaron las exequias. Heredan sus cinco hijos.
A Catalina le corresponden dos solares de esa tierra.
Cuando en 1620 su hija Catalina llega a la mayoría de edad (hasta ese momento sus
albaceas eran su hermana Leonor y su marido Francisco de Manzanares), quiere saber
cómo están registrados los dos solares que le dejó su padre en el archivo capitular del
reparto de tierras. Antes las manzanas se dividían en cuatro solares.
Catalina de Salvatierra es la primera propietaria pobladora del solar nordeste en cuyo
territorio está incluida la parcela de esta casa que nos interesa.
Catalina se casó con Francisco de Vargas Machuca (oriundo de La Rioja) y en 1625 toma
posesión de esta parcela y edifica allí sus casas con frentes al norte y al este, formando
esquina a las actuales calles Méjico y Bolívar.
Tuvo una hija: Juana Aguilar quien adoptó el apellido de su abuela materna.
En 1631 Catalina enviuda.
El 21 de Mayo de 1641 contrae segundas nupcias con Juan Rodríguez Estela (portugués,
nacido en Lisboa).
Se regulariza la posesión de esos solares por parte de Catalina según escritura de
transacción y convenio del 14 de Abril de 1643.
De este segundo matrimonio nacen: Juan Francisco de Burgos Estela, Duarte Rodríguez
Estela, Francisco Rodríguez Estela.
Catalina fallece en Noviembre de 1666.
Sus cuatro hijos heredan parcelas de ese solar, compuesta cada una de 17 ½ varas de frente
al Norte (sobre calle Méjico) con su respectivo fondo que sobrepasa las 70 varas hasta La
Zanja que separaba la ciudad primigenia del Alto de San Pedro (hoy barrio de San Telmo).

Recordemos que 1 Vara de Castilla = 0,8359 metros ó 83,59 cm

Orden de las parcelas de Este a Oeste:


La de la esquina (hoy Méjico y Bolívar) le toca a Juana de Aguilar.
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Las consecutivas a Francisco, Juan Francisco y a Duarte.


El 26 de Febrero de 1687 – Juan Francisco de Burgos Estela vende a su hermano Francisco
Rodríguez Estela y a la esposa – Francisca González Pacheco de la Serna- su terreno
compuesto de 17 ½ varas de frente y 106 varas de fondo “en el que están edificados de
tapia y cubierto de paja y maderas ordinarias dos cuartos consecutivos de Norte a Sur”
(según consta en escritura).
Francisco Rodríguez Estela y Francisca González Pacheco de la Serna se habían casado
el 4 de Octubre de 1668 y ampliaron su finca al adquirir la fracción del hermano. Tuvieron
seis hijos.
La esposa fallece el 22 de Octubre de 1698 y deja como dote una parte de la casa a su hija
Isabel casada el 15 de Septiembre de 1691 con Félix de Arpide, en condominio con sus
dos hermanos (Juan y Tomás), pero Isabel enseguida adquiere las partes indivisas de sus
hermanos y por escritura del 28 de Enero de 1699 quedan ella y su marido como únicos
propietarios.
Al poco tiempo deciden prescindir de la parte sita en el costado Oeste quedándose con la
principal. Venden una fracción de terreno compuesta de 13 ¾ varas de frente por el fondo
correspondiente en que está edificado “un aposento cubierto de paja, nuevo”. Por escritura
del 3 de Junio de 1699 esa fracción es vendida al alférez Juan de Arze quien levanta una
casa para su familia.
Juan de Arze se había casado en primeras nupcias con Polonia de Acedo y no tuvieron hijos.
En el momento en que adquirió la parcela Arze estaba casado en segundas nupcias con
Felipa de Ábalos y Mendoza (santafesina), viuda del capitán Gregorio de Puebla y Robles
con quien había tenido una hija: Ana de Puebla.
Arze y Felipa tuvieron cuatro hijos: Miguel, Francisco, Lucía, Juana y Petrona (1707).
En terceras nupcias Arze se casó con Sabina Mercedes de Lara y tuvo cuatro hijos más:
Domingo, Felipe, Lorenza y Juana Rosa.
Arze muere enfermo y sordo a fines de 1728 o comienzos de 1729 y testamenta a favor de
sus hijos las casas en las que vivía.
Hasta entrado el siglo XIX los herederos de Arze ( sus nietas Rosa, Victoria, Juana Ventura
y Manuela Arze, hijas de su hijo Domingo Arze y su nuera Gerónima Zamudio) continúan
siendo las propietarias de la finca, pero por hallarse muy deteriorada la venden a José Font.
El 10 de Mayo de 1806 José Font (catalán), repara una parte de la propiedad y reedifica
otra para habitarla con su familia (su esposa y dos hijos), e instalar el taller de su carpintería.
Font muere y la casa sigue habitada por su esposa, sus dos hijos y el yerno: Cayetano da
Cunha Barbosa (portugués).
Cinco años después, como consecuencia de disenciones familiares, se dispone la subasta
pública de la finca cuya calle ya contaba con el adelanto urbano del empedrado.
Del detalle de las tasaciones se desprende que algunas paredes eran de adobe cocido y otras
de adobe crudo y la mayor parte está techada con tejas.
El 3 de Diciembre de 1824, el juez Dr. Bartolomé Cueto, le otorga la escritura a la viuda
María Encarnación Dabue.
Seis meses más tarde, el 6 de Junio de 1825, Dabue vende la finca a Manuel José
González Cueto (hermano del juez).
En la escritura se refieren a la casa sita en la calle Méjico, “puertas señaladas con los
números 78 y 80, según el actual orden de la numeración pública”. Compuesto su terreno
de 13 ¾ varas de frente al Norte y 98 varas de fondo. La puerta N° 78 da acceso al taller de
carpintería y la N° 80 al zaguán y casa vivienda.
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Manuel José González Cueto (futuro abuelo de Felicitas) era hijo de Pedro González de
Cueto (español) y de María Serapia de la Mata Bustamante (nacida aquí).
Habitaba con su familia una de las casas contiguas, calle Universidad (hoy Bolívar) N° 201
entre Méjico y Chile. Se casó en primeras nupcias con Rosa González Sánchez, tuvo una
hija llamada Rafaela. Luego enviuda.
En 1821 se casó con Catalina Montes de Oca (futura abuela de Felicitas) con quien tuvo
diez hijos:

 Felicia (futura madre de Felicitas)


 Marta
 Pedro
 Manuel José
 Joaquín
 Tránsito
 Silvio
 Teófilo
 Valeria
 Rosa

Es dueño de Rendez-vouz (tienda de ropa femenina conocida como “La esquina de Cueto”)
en la esquina de Perú y de la Victoria.
En 1827, según el censo, se sabe que en Méjico N° 80 vive otro carpintero: Cornelio
Dones. Es decir que Cueto era dueño de la finca, pero vivía en el N° 78 y arrendaba el N°
80, allí vivían separadamente dos familias.
Cuando su hija Felicia cumple 22 años se casa con Carlos José Guerrero y Reissig,
dedicado a actividades empresarias en Buenos Aires : Guerrero, Señorans y Compañía, es
español, oriundo de Málaga, hijo a Antonio Guerrero y Sánchez, y de Antonia Reissig.
El padre de Felicia decide facilitarles la vivienda y reedifica gran parte de la casa con
materiales modernos y agrega nuevas comodidades. Los inquilinos continúan en el N° 78.
Felicia se casa el 11 de Enero de 1845 en el templo de San Ignacio.
El 10 de Agosto de 1847 fallece Manuel José Cueto. Sus hijos Pedro y Manuel José Cueto
y Montes de Oca prosiguen al frente del negocio en sociedad, como “Cueto Hermanos”
(1851) con un capital de 300.000 pesos.
A Felicia Cueto le toca por herencia la casa de la calle Méjico N° 78 y 80, compuesta de 14
varas de frente por 57 de fondo. Ella introduce mejoras a la casa, modifica la planta
delantera suprimiendo el sector independiente del costado Este (que tenía acceso por la
puerta N° 78), coloca allí el zaguán, cuya puerta conserva el N° 80) y en el resto del frente
forma la espaciosa sala con tres ventanas a la calle y su frente es como lo vemos hoy.
Reformas y ampliaciones interiores, los dos patios y las dependencias de la servidumbre,
dan a la finca la configuración que aún perdura.
La familia ocupa la casa por espacio de 25 años, donde nacen de 1846 a 1864 los once hijos:

 Felicitas
 Carlos Francisco
 Antonia
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 María (fallecida joven)


 Catalina
 Luis
 Antonio
 Manuel Justo
 Enrique
 Jorge
 José Manuel (quien según el censo de 1869 tenía 5 años)

En 1857, la flamante Municipalidad dispone un nuevo ordenamiento que modifica la


numeración de las casas, por lo que la casa de los Guerrero – Cueto pasa a ser Méjico N°
92.
1869 -Según el censo de 1869, Carlos Guerrero tenía 52 años y su esposa Felicia Cueto 47
años.

Felicitas Guerrero Cueto contrae matrimonio con Martín de Álzaga y Olavarría, hijo del
Gral. Félix de Álzaga y Cayetana Pérez.
Como regalo de bodas Álzaga hizo donación a su esposa de $ 3.000.000 invertidos en la
compra de un inmueble en el que manda reedificar una casa para ella en la calle Florida.
En poco tiempo pierden a su hijito Félix y su segundo hijo muere a las pocas horas de nacer.
El 17 de Marzo de 1870 fallece su esposo Martín de Álzaga, a los 56 años, en su hogar de
la calle Venezuela N° 115.
El 29 de Enero de 1872 Felicitas recibe un tiro en la espalda que le da su despechado
pretendiente Enrique Ocampo, en su casaquinta sita en la calle Larga (actual Montes de
Oca) de Barracas.
30 de Enero de 1872 , muere Felicitas.
Enrique Ocampo también muere (33 años) el 29-01-1872 tras un tiro de Cristian Demaría
(primo de Felicitas).
Felicitas fue velada todo un día y una noche en la casa de la calle Méjico N° 92, donde
vivió hasta sus 18 años.
Sus padres se mudan a la casa de la calle Florida entre las de la Piedad (hoy Bmé. Mitre) y
Cangallo (hoy Perón), pero la casa de la calle Méjico continúa siendo de ellos. Está un
tiempo deshabitada y luego, en 1874, se traslada allí el hacendado Emiliano C. Aguirre.

En 1875 por otra reforma en la numeración de edificios el N° 92 se sustituye por el 144.


Aguirre habita la casa por espacio de 12 años, junto con su esposa Ramona Herrera y sus
hijos (6 mujeres y 2 varones). Una de las niñas, Ramona Aguirre, se casará con Manuel S.
Ocampo y serán los padres de Victoria y Silvina Ocampo.

En Marzo de 1886, fallece Emiliano C. Aguirre y luego su familia deja la finca de la calle
Méjico.

1887 Por nuevo ordenamiento de la numeración de edificios se le asigna a esa casa el N°


524 que conserva hasta nuestros días.
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Con el correr de los años el edificio había envejecido y los locatarios que habitaron la casa
fueron de condición cada vez más humildes, por lo que pasa a ser vivienda múltiple de
diversas gentes.
En 1895, según el censo, esa finca era domicilio de 52 personas.

Carlos José Guerrero fallece el 12 de Enero de 1896, su esposa Felicia Cueto muere a los
84 años el 8 de Noviembre de 1906 en la mansión de la calle Florida 162.

En 1909, Antonio Guerrero adquiere su parte de la herencia materna y es la casa en donde


había nacido en 1856, sita en Méjico 524.
Se extiende la escritura a favor de Antonio Guerrero el 9 de Septiembre de 1913 ante el
escribano Pedro Cedrés. La finca continúa arrendada en las condiciones anteriores.
Al fallecer el propietario – Antonio Guerrero – a principios de 1938, recae el dominio en su
viuda María O’ Connor y su hijo Juan Carlos Guerrero quienes finalmente deciden
venderla a la Sociedad Argentina de Escritores que estaba interesada en ella.
Se formaliza la venta por escritura del 30 de Noviembre de 1945 y se determinan sus
medidas: 12,08 m de frente y 50,60 m de fondo.
En el curso del año 1946 esta entidad procede a la restauración del edificio en concordancia
con sus características, como así también a amueblarlo a tono con los ambientes interiores.
La finca queda habilitada instalando allí su asiento administrativo dicha Sociedad, su
museo, su biblioteca y su sala de actos y conferencias.

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Resumen realizado por Cristina Podestá.

Fuente: “Dos Casas de mi Ciudad” - Esclarecimiento histórico. Manuel Carlos Melo


(Cuadernos de Buenos Aires XXXI)
Editado por la Municipalidad de la ciudad de Bs. As., año 1969.

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