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Autor:
Santiago Orozco Montoya, médico general UniRemington, residente medicina
interna, Facultad de Medicina, Universidad de Antioquia.
Viñeta clínica
Introducción
Los trastornos del potasio son entidades multicausales que bien pueden ser
anormalidades aisladas o parte de un síndrome. En hospitalización la hipocalemia es la
más frecuente hasta en el 20 % de casos, mientras que la hipercalemia puede aparecer
entre 1 a 10 % (1).
La mayoría del potasio es intracelular y la concentración sérica es mínima, los valores
más aceptados del potasio sérico son 3,5 milimoles por litro (mmol/L) hasta 5,0
mmol/L. Se define hipocalemia o hipopotasemia como concentraciones de potasio
menores de 3,5 mmol/L e hipercalemia o hiperpotasemia como valores mayores de 5,0
mmol/L (1–4). Es hipocalemia grave cuando el potasio es menor de 2,5 mmol/L e
hipercalemia grave cuando está entre de 6,0 a 6,5 mmol/L.
Un adulto promedio tiene niveles totales de 60-80 mmol de potasio extracelular total y
de 20-25 mmol plasmáticos. Existen dos grandes mecanismos en el balance del potasio:
extracelular e intracelular (4,5).
1. Hipocalemia
Las mediciones de TTKG y SU K/Cr son las más recomendables, como este
último requiere menos parámetros, es independiente de la osmolaridad urinaria y
de la reposición, sería el mejor en la práctica clínica. En la Figura 1 se adapta un
algoritmo para el enfoque diagnóstico.
Para estimar el déficit de potasio se usa la relación en la que por cada reducción de 0,3
mmol/L hay una depleción de 100 mmol en la cantidad total (1,4). No aplica ni en
cetoacidosis diabética ni en redistribución intracelular. También debe medirse el
magnesio, ya que si está bajo y no se corrige la hipocalemia será refractaria al
tratamiento. El tiempo de reposición puede ser de varios días en los casos leves. La
estrategia de reposición va dirigida al grado de déficit así (1):
Estas provienen de ensayos clínicos pequeños de las décadas de los 70 y 80 del siglo
pasado, se han difundido ampliamente, pero la evidencia que las sustenta es
controversial (11).
Reglas 1 y 2: “No pasar más de 4 mEq/hora por vena periférica” y “La velocidad de
infusión no debe ser mayor a 20 mEq/Litro por vena periférica”: Este mito se basa en
que la administración periférica de potasio puede producir flebitis; la causa de este
efecto es desconocida, pero es probable que sea por la osmolaridad de la solución. En
1.990 Kruse et al realizaron un estudio aleatorizado doble ciego en 18 pacientes a los
que se les administró 100 mL dextrosa en agua destilada al 5 % (DAD 5%) con 20 mEq
de cloruro de potasio a una velocidad de dos y cuatro horas por vena periférica, con o
sin lidocaína, contra placebo. Al final del estudio no hubo diferencias entre la
ocurrencia de flebitis en ambos grupos y los efectos adversos fueron leves y de rápida
desaparición (11). En otro estudio en 40 pacientes a los que administraron la misma
concentración de potasio por vía periférica o central (20 mEq/100 mL) con solución
salina normal (SSN) durante 60 minutos, no se encontraron diferencias entre ambos
grupos en parámetros bioquímicos y eventos adversos (12). Chan et al compararon en
un estudio aleatorizado doble ciego en 36 pacientes hospitalizados la administración de
hasta tres infusiones de 20 mEq/100 mL de potasio por vena periférica en tres grupos
distintos: SSN, solución salina al 0,45 % y agua destilada; no hubo diferencias y el agua
destilada fue la que ocasionó más dolor en los sitios de infusión (13).
Son factores de riesgo para presentar flebitis: presencia del catéter venoso por más de
cuatro días, administración de antibióticos, género femenino y antecedente de flebitis
con catéter previo (14).
2. Hipercalemia
Mensajes indispensables
Lecturas recomendadas
Redistribución
Acidosis Alcalosis
metabólica metabólica
Aldosteronismo Corticotropina
primario ectópica.
Síndrome de
exceso aparente de
mineralocorticoide