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HISTORIA DEL ANTIGUO EGIPTO

Egipto es, sin duda, uno de los países más atrayentes de África por haber albergado en su seno una de las
más brillantes civilizaciones de todos los tiempos.

Su particular posición geográfica también ha influido para que el paso de otras civilizaciones y culturas,
como la helénica, la romana, la cristiana y, especialmente, el Islam en varias de sus formas, hayan dejado
un rastro visible no sólo en los magníficos edificios que aún continúan en pie.

En la presente entrada se plantea a grandes rasgos la evolución histórica de unas tierras cuya importancia
económica en el Mediterráneo las han hecho deseables para todas y cada una de las grandes
civilizaciones que han dominado dicho espacio geográfico; la tierra de las pirámides, la tierra del Nilo, el
granero del imperio romano, el paso más próximo de Europa hacia Oriente ha formado un país cuyos
logros son tan impresionantes que incluso los tiempos contemporáneos han de plegarse, en obligado
reconocimiento, a la historia de sus habitantes y sus esfuerzos por superar constantemente las
peculiaridades geográficas del país.

Egipto prehistórico (15000-3000 a.C.)

El principal problema para el establecimiento de hipótesis científicas acerca del período prehistórico de
Egipto es la falta de yacimientos.

Paradójicamente, sólo se han excavado las necrópolis en el Alto Egipto, aunque los resultados han logrado
estratificar varias culturas, denominadas cultura de El Fayum, cultura Amratiense, cultura Badariense y
cultura Guerzeense que se pueden asemejar, cronológicamente y con las debidas reservas, al clásico
período solutrense de la prehistoria general.

Esto ofrece la posibilidad de cifrar el momento en el que los fértiles valles del Nilo fueron habitados por los
antepasados biológicos del hombre aproximadamente en el año 15000 a.C.

Por otra parte,también existen problemas entre quienes se muestran partidarios de observar una migración
en masa de población no autóctona para explicar los hallazgos cerámicos y de utensilios en los
yacimientos.

Supuestamente, parte de la población que habitaba en el Creciente Fértil (Mesopotamia), cruzó el río
Jordán y la península del Sinaí para establecerse en Egipto hacia esa fecha.

Sin embargo, las actuales líneas de investigación se muestran más partidarios de:

"concentrar la atención en la continuidad de desarrollo de la cultura egipcia ante la ausencia de una clara
ruptura en la documentación arqueológica".

Ello significa que, descartando la irrupción de población no originaria de Egipto, puede que los habitantes
prehistóricos de Egipto fuesen autóctonos, aunque la hipótesis está pendiente de la lógica certificación
científica en forma de hallazgo arqueológico.

Pese a todo, la hipótesis puede ser viable debido a la correspondencia entre las cerámicas y el estudio
geológico de las terrazas del Nilo, la principal fuente de datación para la prehistoria egipcia.

Durante el período paleolítico (6000-5000 a.C.) el clima de Egipto sufrió una brusca variación térmica, que
provocó el paso a una aridez que destruyó los incipientes cultivos de las masas de población y, en
consecuencia, los poblados pasaron a construirse no en la llanura aluvial, sino en el propio valle,donde se
constituirían los primeros asentamientos urbanos.
La primera cultura sedentaria y pre-agrícola datada en Egipto es la cultura de Jartum (4500-4000 a.C.),
durante el período mesolítico .

Algo posterior es la llegada, desde el norte, de población de origen camita y semita, eminentes agricultores
que aprovecharon las excelentes crecidas del Nilo pero que, sin embargo, tuvieron un ingenio espectacular:

La invención del alfabeto jeroglífico, acontecimiento ocurrido alrededor del tercer milenio antes de Cristo y
que, como tal, da por finalizada en la división historiográfica el período.

Los habitantes prehistóricos de Egipto se agrupaban en pequeños asentamientos urbanos alrededor del
valle del Nilo llamados momos o nomos, que solían estar protegidos por empalizadas de madera dado que
los enfrentamientos entre ellos eran constantes.

HISTORIA DE LA INDIA

Las raíces de la civilización india se remontan en el tiempo hasta la prehistoria. La primera actividad
humana en el sub-continente indio puede ser hallada en la Temprana, la Media y la Tardía Edad de Piedra
(400,000 - 200,000 antes de nuestra era). Se han hallado utensilios de todos estos tres períodos en
Rajasthan, Gurajat, Bihar, algunas partes de lo que hoy es Pakistán y en el extremo sur de la Península
India.

Estos pueblos paleolíticos fueron cazadores y recolectores semi-nómadas durante muchos milenios.
Existían cinco razas principales cuando tuvo lugar el cambio a un estilo de vida agrícola, a mediados del
noveno milenio antes de nuestra era. Estas eran la raza Negrito, la Proto-Australoide, la raza Mediterránea,
los Mongoloides y el pueblo Alpino.

Las primeras evidencias de asentamientos agrícolas en las planicies occidentales del Indus son
aproximadamente contemporáneas con similares desarrollos en Egipto, Mesopotamia y Persia. Estos
asentamientos crecieron gradualmente y los habitantes comenzaron a utilizar el cobre y el bronce,
domesticaron animales, fabricaron vasijas de barro y comenzaron actividades de comercio.

1. La Civilización del Valle Indus

Asentamientos

Desde el comienzo del cuarto milenio antes de nuestra era, la individualidad de las primeras culturas
aldeanas comenzó a ser sustituida por un estilo de existencia más homogéneo. Para mediados del tercer
milenio, una cultura uniforme se había desarrollado en asentamientos esparcidos sobre cerca de 500,000
millas cuadradas (800,000 Km2) que incluían partes del Punjab, Uttar Pradesh, Gujarat, Baluchistan, Sind y
la costa de Makra.

La primera civilización india conocida, punto de partida de su historia, se remonta hasta alrededor del 3,000
antes de nuestra era. Descubierta en la década de 1920, se pensó que ésta estaba limitada al valle del río
Indus, de ahí que el nombre que se le dio fue el de civilización del Valle Indus. Esta fue una civilización con
un alto desarrollo urbano y dos de sus poblados, Mohenjodaro y Harappa, representan el nivel más alto de
estos asentamientos. Excavaciones arqueológicas posteriores establecieron que los contornos de esta
civilización no estaban restringidos al Valle Indus, sino que se expandían a un área más amplia en la India
noroccidental y occidental. De ahí que a esta civilización se le conoce mejor ahora con el nombre de
civilización Harappa. Mohenjodaro y Harappa están ahora en Pakistán y los sitios principales en la India
incluyen a Ropar en el Punjab, Lothal en Gujarat y Kalibangan en Rajasthan.
Desarrollo Urbano
El surgimiento de esta civilización es tan importante como su estabilidad por cerca de mil años. Todas las
ciudades estaban bien planificadas y construidas con ladrillos horneados del mismo tamaño. Las calles
estaban trazadas en ángulos rectos con un elaborado sistema de alcantarillado cubierto. Existía una
división bastante clara de las localidades y las casas estaban destinadas para las capas más altas o más
bajas de la sociedad. También existían edificios públicos, el más famoso de los cuales es el Great Bath en
Mohenjodaro y los amplios graneros. Además, se realizaban producciones de varios metales tales como
cobre, bronce, plomo y estaño y algunos remanentes de los hornos dan testimonio de este hecho. El
descubrimiento de hornos para hacer ladrillos sustenta el hecho de que los ladrillos horneados se utilizaban
extensamente en la construcción de edificios domésticos y públicos.

Ocupaciones

Las evidencias también señalan el uso de animales domesticados, que incluyen camellos, cabras, búfalos
de agua y aves. Los Harappenses cultivaban trigo, cebada, guisantes, sésamo y probablemente fueron los
primeros en cosechar y hacer telas del algodón. El comercio parecía ser una de las principales actividades
en el Valle Indus y la cantidad de sellos descubiertos sugiere que cada mercader o familia mercantil poseía
su propio sello. Estos sellos aparecen en varias formas y tamaños cuadrangulares, cada uno con una figura
humana o animal grabado en ellos. Los descubrimientos sugieren que la civilización Harappense tenía una
relación comercial extensa con las civilizaciones vecinas en la India y otras tierras lejanas en el Golfo
Pérsico y Sumeria (Iraq).

Sociedad y Religión

La sociedad Harappense estaba probablemente dividida de acuerdo a las ocupaciones, y esto también
sugiere la existencia de un gobierno organizado.

Las figuras de las deidades en los sellos indican que los Harappenses adoraban a dioses y diosas de
formas masculinas y femeninas y ya han desarrollado algunos rituales y ceremonias. Ninguna escultura
monumental ha sobrevivido, pero se ha descubierto un gran número de estatuillas humanas, incluyendo el
busto de un hombre hecho en esteatita que se piensa sea un sacerdote, y una sorprendente bailarina de
bronce. Se han descubierto innumerables estatuas de la Diosa Madre hechas en terracota, lo que sugiere
que la misma era idolatrada en casi todos los hogares.
Ya para alrededor de 1,700 antes de nuestra era, la cultura Harappense estaba en decadencia debido a
repetidas inundaciones de los pueblos que estaban situados en las márgenes del río y debido también a
cambios ecológicos que forzaron a la agricultura rendirse ante la expansión del desierto. Algunos
historiadores no descartan las invasiones de tribus bárbaras del noroeste como la causa de la decadencia
de la civilización Harappense. Cuando comenzaron las migraciones del pueblo Ario a la India, alrededor del
1,500 antes de nuestra era, ya la desarrollada cultura Harappense estaba prácticamente extinguida.

HISTORIA CHINA

Se han encontrado vestigios de presencia humana en China desde hace casi 2 millones de años, dado que
la exploración arqueológica de China es todavía relativamente reciente, se espera que en los próximos
años surjan nuevos descubrimientos. Los restos más antiguos encontrados hasta ahora son el llamado
Hombre de Yuanmou, que vivió hace 1,7 millones de años en la Provincia de Yunnan, el Hombre de
Lantian, que vivió hace unos 800.000 años en las cercanías de Xi'an, y el Hombre de Beijing, que vivió en
las afueras de esta ciudad hace unos 400.000 años y en el que ya están presentes las características
básicas del hombre: como es el caminar erecto y el uso del fuego y herramientas.
Hay una laguna de miles de años, de los que no existe noticia alguna. Hasta los restos de la cultura
matriarcal de Yangshao (de hace 6.000 ó 7.000 años), y la patriarcal de Longshan, con clanes bien
establecidos, y la de Hemudu, en las cercanías de Hangzhou. Todas ellas usaban herramientas de piedra,
cerámica, y practicaban agricultura y ganadería además de la caza y recolección.
Un poco posterior, no mucho, se data el establecimiento de las primeras tribus que en la cuenca del río
Amarillo darán origen a la nación china. Son los tiempos en que Huang Di, el Emperador Amarillo, al mando
de una alianza de tribus, consigue para su pueblo el dominio de las mejores tierras del norte de China,
expulsando a sus oponentes, entre ellos los antepasados de los actuales Miao. Tras el Emperador Amarillo,
el héroe civilizador de esta tribu, surgen otra serie de reyes, hoy mitificados, que donan a los chinos lo que
será la base de su cultura.

Se dice que la primera dinastía es la Dinastía Xia, de la que apenas se tienen noticias, aunque se puede
afirmar que gobernó una región del centro de China desde el siglo XXI a.C. al XVI.
La Dinastía Shang (Siglo XVI a XI a.C.), su sucesora, está bastante mejor documentada, no sólo por los
antiguos historiadores chinos, sino por los abundantes restos arqueológicos descubiertos de su época,
especialmente inscripciones en caparazones de tortuga, vasijas de bronce de una extraordinaria belleza, y
los restos su capital Anyang, en las cercanías de la ciudad de Zhengzhou. Donde además de restos de
casas y palacios, hay numerosas tumbas de reyes y príncipes con sus esposas y servidores enterrados
vivos junto con ellos. Anyang no es más que una de las capitales de los Shang, ya que se dice tuvieron 6
capitales más durante sus 500 años de hegemonía.
La dinastía Zhou del Oeste (S. XI a 770 a.C.), construye en las cercanías de Xian un estado bastante
desarrollado, con numerosos funcionarios que realizan tareas de gobierno. Los debates políticos están a la
orden del día, la población china crece bajo su gobierno, alcanzando el país dimensiones importantes.
Durante estos años aparecen las primeras obras literarias. Pero los nómadas del Oeste codician las
riquezas que se acumulan en las ciudades chinas, y su hostigamiento constante fuerza a los Zhou a
trasladarse al Este, a las cercanías de Luoyang, se la llama entonces Zhou del Este. Pero su poder es más
nominal que real, y los señores feudales cada vez tienen más autonomía, por lo que aunque algunos
quieren datar el fin de esta dinastía en el año 221 a.C. la realidad es que acaba mucho antes.

La Primavera y el Otoño (770-476 a.C.): El desarrollo de la agricultura y la fundición del hierro va


transformando una sociedad de señores y esclavos, existente en las dinastías anteriores en una sociedad
más parecida a la Edad Media europea. Llegó a haber 140 Reinos durante está época. Cada uno, un
centro de poder. La sociedad experimenta un progreso considerable, los campesinos trabajan para quien
les ofrece mejores condiciones. Los pensadores y filósofos viajan de un estado a otro exponiendo a los
príncipes su teorías para un mejor gobierno. Hay una ebullición cultural sin precedentes. Surgen
importantes escuelas filosóficas que marcarán la historia de la China posterior: especialmente la escuela
taoísta de Lao Zi, que propone un gobierno débil, la escuela de Confucio, que propone un gobierno fuerte, y
la legistas de Shang Yang y Han Fei, que propone un gobierno igual para todos. Poco a poco el poder se
va concentrando en torno a los estados más poderosos de tal forma que para el año 475 a.C. sólo quedan
siete estados, que guerrean continuamente entre sí, es la época llamada de Los Reinos Combatientes
(475-221 a.C.) Desde el año 350 a.C. el Estado de Qin, poniendo en práctica las teorías de la escuela
legista, que sostenía que el estado debía regirse por unas leyes iguales para todos, alcanza la hegemonía
política y militar. Eso posibilitará que Qin Shi Huang derrote a sus enemigos y unifique China por primera
vez en el año 221 a.C.

La Dinastía Qin. Es la primera dinastía de una China reunificada y mucho más grande que la gobernada
por los Zhou. El primer emperador unificó también la moneda, los pesos y medidas, los caracteres escritos,
el ancho de los caminos y numerosas leyes más. Construyó enormes palacios en Xianyang para convertir a
sus antiguos enemigos en cortesanos, y unificó los fragmentos de muralla construidos durante los siglos
anteriores en la Gran Muralla. Desde que subió al poder inició la construcción de su mausoleo, una parte
del mismo, los famosos Caballos y Guerreros de Terracota, han descubiertos recientemente. Su crueldad y
los numerosos trabajos que impusó al pueblo sembraron el descontento, y tras su muerte, los rebeldes
aprovecharon el reinado de un débil hijo, para acabar con la dinastía Qing, y arrasar su capital Xianyang.
Liu Bang estableció la nueva dinastía. La dinastía Han. China prosperó con rapidez. La agricultura, la
industria y el comercio florecieron. El general Zhang Qian fue enviado a las regiones del Oeste a buscar los
tan necesarios caballos en las continuas guerras contra los hunos, a su vuelta se inauguró la Ruta de la
Seda. Las sedas chinas se vendían bien en esas tierras, de las que llegaban productos hasta entonces
desconocidos. La Dinastía Han ensalza el pensamiento de la escuela confuciana, y comienza a dar forma
al entramado de funcionarios que regirá China durante siglos. Se inventa el papel, lo que ayuda a promover
la educación, el sismógrafo y numerosas técnicas nuevas que revolucionan el país. Pero los ideales que
contribuyeron a levantar la dinastía van desapareciendo. El disgusto del pueblo va en aumento, surgen
revoluciones en diferentes puntos del país. La de los Leñadores Verdes y las Cejas Rojas obligan a
trasladar la capital desde Xi'an a Louyang en el año 25. Y la de los Turbantes Amarillos, en el año 184,
acabará por poner fin a la dinastía.

Tres Reinos: Wei, Shu y Wu. Son el resultado de la división de China tras la caída de la dinastía Han y las
luchas que se extienden por el país. Se unifica brevemente bajo los Jin del Este, para ser desmembrada de
nuevo en numerosas dinastías de breve reinado. Destaca en esta época la dinastía Wei del Norte (386-
534), fundada por los Tuoba, un pueblo de la familia de los Hunos, que desde sus capitales, primero en
Datong y luego en Luoyang, dan un gran impulso al establecimiento del budismo en China, iniciándose la
construcción de las majestuosas cuevas que nos han llegado hasta el presente: Yunggan, Longmen,
Mogao. En el año 581, Yang Jian, primer ministro del último emperador de los Zhou del Norte toma el
poder, y tras derrotar a las dinastías del Sur unifica China de nuevo, estableciendo la dinastía Sui. Las
reformas con las que intenta mejorar la situación del pueblo son traicionadas por su hijo,
desencadenándose una sucesión de guerras campesinas que sólo finalizaran con la toma del poder por Li
Yuan, en el año 618, que funda la dinastía Tang, con capital en Xi'an.

La Dinastía Tang (618-907) lleva a la cultura china a su máximo esplendor. Las artes se desarrollan bajo el
patrocinio de la corte imperial. Leyes favorables al bienestar del pueblo dan un periodo de paz, la población
crece, el budismo se extiende por China, el comercio con los países cercanos se multiplica. La poesía
florece como no lo había hecho nunca. La Ruta de la Seda es una gran autopista por la que llegan nuevas
ideas y nuevos pensamientos. La influencia de los Tang alcanza al Centro de Asia. Desde Corea y Japón
vienen a China monjes y estudiantes fascinados por la grandeza del imperio. Los emperadores prohíben a
las autoridades locales cualquier abuso sobre los extranjeros. Volverán a su país como embajadores de la
cultura china, con las ciencias, las costumbres, los artes y la religión de China. Las rebeliones de An
Lushan y Shi Siming, en el siglo VIII, aunque sangrientas, no cuentan con el apoyo de un pueblo satisfecho,
y acaban por ser sofocadas por las tropas imperiales. Pero a fines del siglo siguiente la corrupción y la
injusticia crean resentimientos por todo el país. Nuevos levantamientos acaban con la dinastía Tang en el
año 907. Le sigue un periodo de guerras y desordenes que dura 50 años, conocido en la historia china
como: Las Cinco Dinastías y los Diez Reinos (907-960).

La Dinastía Song (960-1279), unifica de nuevo el país. Pero hostigada por los pueblos del Norte tiene que
aceptar tratados humillantes. Las presiones sobre los campesinos para poder pagar su tributo a los reinos
del Norte renueva la tensión entre ellos. Los levantamientos son frecuentes. El protagonizado por Song
Jiang en Liangshanbo, será inmortalizado por la novela "A la orilla del agua". Los Song acaban por ser
expulsados del Norte de China, trasladando su capital a Hangzhou, donde florecerán las artes y las letras
hasta que la Dinastía Yuan, de los mongoles, conquiste China.

Gingis Khan, elegido jefe de todas las tribus mongolas en el año 1206 provoca un movimiento militar que
en unos años convertirá a su pueblo en el dueño de un imperio que se extendía desde Europa Oriental
hasta Vietnam. Las pequeñas dinastías que gobernaban el Norte de China no son oposición para los
mongoles, y la resistencia de los Song sólo es efectiva unos años, hasta que Kubilai, el nuevo khan, acaba
con los últimos generales y establece la dinastía Yuan (1271-1368) con capital en Beijing. Los mongoles
diseñan una sociedad étnicamente estratificada: arriba los mongoles, en segundo término otros pueblos
aliados de la estepa, bajo ellos los chinos del Norte y al fondo de la escala social los chinos del Sur. La
injusta situación no dió gran estabilidad a la dinastía, y en cuanto el poder militar de los mongoles fue
decreciendo, las revueltas se hicieron más peligrosas. En 1351 se da el levantamiento llamado de los
Turbantes Rojos, por el color de las telas con que se cubrían la cabeza los sublevados. Una nueva rebelión
en la región de Nanjing pondrá fin a la dinastía. Fue durante la dinastía Yuan que dos de los primeros
viajeros de Occidente, Marco Polo e Ibn Battutah, conocieron China, quedando ambos profundamente
impresionados por lo que vieron.

La inestabilidad en el Norte durante los últimos siglos había trasladado el centro económico de China,
desde el valle del Río Amarillo al del Yangtze, a cuyas orillas Nanjing, Suzhou y Hangzhou, poco más al
Sur eran florecientes centros económicos. Los mongoles habían reparado el Gran Canal, haciéndole llegar
hasta Beijing para poder recibir los productos del Sur. Cuando Zhu Yuanzhang tomó el poder en 1368 y
fundó la Dinastía Ming (1368-1644) estableció su capital en Nanjing, un claro reflejo de la realidad china. El
tercer emperador de la dinastía, Chengzu, sin embargo trasladó la capital a Beijing, posiblemente huyendo
de las luchas dinásticas. Esto será fatal al final de la dinastía, cuando el derrocamiento de los Ming por los
campesinos ponga al alcance de los manchúes una desarmada capital del imperio

Durante la dinastía Ming los contactos con el exterior se multiplican. En el siglo XIV, Zheng He, el más
famoso navegante comanda 7 flotas de numerosos navíos y miles de hombres, recorriendo los
archipiélagos del Sudeste Asiático, la India, Persia, incluso Africa y Australia fueron escalas de sus viajes.

Poco después de los viajes de Zheng He, los primeros navegantes portugueses hacían su aparición en las
costas chinas. Pronto la presencia de misioneros y comerciantes se haría familiar en las ciudades costeras.
Los emperadores Ming no veían con buenos ojos los deseos misioneros de penetrar al interior del país, el
propio San Francisco Javier, uno de los más ardientes adalides de esta tarea, moría frente a las costas de
China en 1552. Otro español, el agustino Martín de Rada, estuvo en Fujian en el año 1575, en sus
detalladas descripciones se basó el Padre Mendoza, de la misma orden para escribir en 1588 su Historia
de China, durante muchos años la obra más importante publicada en Europa sobre el imperio celeste. La
llegada del jesuita italiano Mateo Ricci a Beijing, donde consiguió convertir a algunos príncipes y eunucos,
facilitó la penetración de los misioneros.

Pero la dinastía Ming estaba ya en sus peores momentos. Al gobierno despótico de los últimos
emperadores se sumó una participación cada vez mayor de los eunucos en las intrigas de la corte, y un
levantamiento popular acabó con ellos en el año 1644.

Los manchúes, que habían establecido su capital en Shenyang, desde donde hostigaban a los chinos,
vieron el camino abierto, y tras un paseo militar sobre Beijing instauraron la última dinastía: La Dinastía
Qing. Al igual que los mongoles unos siglos antes, practicaron una segregación étnica de la población. Con
dos de sus emperadores Kangxi y Qianlong, alcanzó China su máxima extensión. Pero su grandeza,
basada en la represión y el poderío militar, empezó a desmoronarse en cuanto éstos se debilitaron. Era la
época en que las potencias europeas comenzaron a frecuentar el puerto de Cantón, donde los barcos
británicos comerciaban principalmente con seda y té. Para ajustar el déficit comercial contraído con los
chinos, que exigían se les pagara en oro, los ingleses comenzaron a introducir en China el opio que
cultivaban en la India. El emperador prohibió ese comercio, no sólo por sus nocivos efectos sobre el
pueblo, sino porque revertía la balanza comercial, ahora a favor de los británicos, y envió a Cantón al
comisionado Lin dispuesto a asegurarse que se cumplían sus órdenes.

La Guerra del Opio. La destrucción de un cargamento de opio inglés en el puerto de Cantón, sirvió de
pretexto a los ingleses para atacar Cantón. Es la que se llamó I Guerra del Opio, en la que los atacantes,
tras una fácil victoria, impusieron a los chinos el Tratado de Nanking (el Primero de los Tratados
Desiguales, como llaman los chinos) por el que el gobierno chino indemnizaba a los ingleses por el opio
destruido y gastos de la guerra, cedía la isla de Hong Kong, y abría otros 5 puertos al comercio exterior,
entre ellos Shanghai.

La decadencia de la dinastía Qing era evidente. Los campesinos cada vez estaban más pobres y
explotados. Numerosas revueltas surgieron, la más importante de las cuales fue la liderada por Hong
Xiuquan en 1851, que pronto se hizo con el control de gran parte del Centro y Sur de China estableciendo
el Reino Celestial Taiping con capital en Nanjing, que adoptó unas medidas revolucionariamente
igualitarias. La debilidad imperial fue aprovechada por Francia e Inglaterra que lanzaron la II Guerra del
Opio en 1860, aumentando su influencia sobre China. Rusia y Japón aprovecharon también la debilidad de
los Qing, agudizada por las intrigas palaciegas de Cixi, que desde la sombra dirigió los últimos años de
imperio, y tomaron diversos territorios chinos.

Aunque los primeros movimientos de reforma surgieron a finales del siglo pasado entre una burguesía
china que se iba industrializando, la emperatriz Cixi los reprimió con dureza. En 1899 surgió el movimiento
patriótico Yi He Tuan (conocido en Occidente como los Boxers por su dominio de las artes marciales),
dispuesto a acabar con la influencia extranjera. Sólo provocó una nueva invasión y saqueo de Beijing por
parte de las Ocho Potencias, (Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos, Rusia, Japón, Italia y el
Imperio Austro-Húngaro).

China estaba en ebullición, las ideas occidentales habían penetrado con sus productos, y la corrupción
imperial llegaba a su cenit. En el año 1911, los Republicanos, liderados por Sun Yatsen consiguieron
acabar con el último emperador, apenas un niño, y con ella, con el sistema imperial vigente durante 2.000
años.

MESOPOTAMIA

Se caracterizaron por ser un pueblo activo y hábil, que logró vencer las dificultades que le impuso
la naturaleza, como las inundaciones anuales durante los meses de deshielo de las montañas de
Armenia. Para revertir la situación controlaron el cauce de los ríos, construyendo los primeros
canales y desagües.

Organización Política

A diferencia de otras civilizaciones de la época, como los egipcios, los sumerios no formaron un Imperio
centralizado desde el punto de vista político, sino que fundaron una serie de ciudades-estado.

Ciudades-Estado
Cada ciudad-estado era un pequeño señorío, gobernado por un jefe político y religioso, quien además de
ser considerado el representante del dios de la ciudad, poseía amplias atribuciones como ser el encargado
de proteger el templo, controlar la economía, velar por la paz y administrar justicia. Las ciudades-estado
más importantes de los sumerios fueron: Ur, Uruk, Nippur, Lagash y Kafajah. Una característica común a
todas ellas es que estaban fortificadas, poseían templos y viviendas construidas con ladrillos.

Organización Económica
El control económico de las ciudades-estado estaba en manos del Patesi, el señor, que administraba por
medio de funcionarios del templo (sacerdotes). Era en torno al templo, donde se concentraban los
intercambios comerciales, además de ser el lugar donde se realizaban las ceremonias religiosas. Las
principales actividades económicas eran:

La Agricultura: la llanura formada por los ríos Tigris y Eufrates, era una tierra fértil, gracias a las bondades
de la naturaleza y al trabajo colectivo y organizado de los sumerios en obras de regadío. De esta forma, la
principal actividad económica era la agricultura, orientada especialmente al cultivo de cereales como
cebada, sésamo, trigo y centeno; legumbres y frutas.

La ganadería: era una actividad complementaria con la agricultura. Eran característicos de la zona los
rebaños de cabras, cerdos y ovejas.
La artesanía: también los sumerios demostraron ser hábiles para realizar labores artesanales como
tejidos, curtiembre de pieles, elaboración de objetos de madera, metal y cerámica.
El Comercio: los sumerios mantenían un activo intercambio con otras culturas como Egipto y la India, para
abastecerse de una serie de materias primas que no abundaban o existían en la zona. Éstas eran, por
ejemplo, utilizadas en los talleres artesanales.

Las creencias religiosas


Los sumerios eran politeístas, adoraban a varios dioses, pero entre ellos se destacaban dos poderosas
trinidades:

a) Anu (el cielo), Enlil (la tierra) y Ea (el agua).


b) Sin (la luna), Shamash (el sol) y Isthar (Venus).

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