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Cuadernos de Bioética

ISSN: 1132-1989
bioética@um.es
Asociación Española de Bioética y Ética
Médica
España

Pardo Caballos, Antonio


LA BIOÉTICA DE LOS FILÓSOFOS
Cuadernos de Bioética, vol. XVI, núm. 2, 2005, pp. 163-174
Asociación Española de Bioética y Ética Médica
Murcia, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=87512774001

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La bioética de los filósofos

LA BIOÉTICA DE LOS FILÓSOFOS


THE BIOETHICS OF THE PHILOSOPHERS

Antonio Pardo Caballos


Departamento de Humanidades Biomédicas,
Universidad de Navarra
Irunlarrea, 1, 31008 – Pamplona, España
Tf.: 948 425600, ext. 6203, Fax: 948 425630
e-mail: apardo@unav.es

Resumen

La bioética contemporánea, en su versión liberal («bioética» en adelante), es heredera


de conceptos ilustrados. En este artículo se describen algunas de las características de
la bioética, que pueden servir para identificarla en libros y artículos: desaparición de
la virtud, desaparición de la acción humana y de la conciencia, paso del plano ético
al plano político, desaparición de los absolutos morales, reducción de la bioética a la
resolución procedimental de conflictos de intereses, y reducción de la ley a un marco
mínimo donde cada cual satisface sus aspiraciones individuales.
Palabras clave: Bioética ilustrada, bioética liberal, bioética y política, dilemas éticos.

Abstract

Contemporary bioethics, in its liberal version («bioethics» from now on), is full of con-
ceptions derived from the illustrated movement. In this article some of these characte-
ristics are described; it will serve to identify in books and articles the bioethical position:
disappearance of the virtue; disappearance of human action and moral conscience;
change from ethical tier to political tier; disappearance of moral absolutes; reduction
of bioethics to procedural resolution of conflicts of interests; and reduction of law to a
minimum framework where each one satisfies their individual aspirations.
Key words: illustrated bioethics, liberal bioethics, bioethics and political, ethics
dilemma.

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Antonio Pardo Caballos

1. Introducción1 intento de resolver los problemas de la


humanidad pensando en un despacho, de
Es patente que, en el desarrollo histó- modo puramente teórico; de ahí el título
rico reciente de la ética de las profesiones del artículo: la bioética de los filósofos.
sanitarias, la aparición de la bioética no es Esta «bioética de los filósofos» debe
simplemente un cambio de terminología, ser adecuadamente caracterizada, para
sino que supone una auténtica transfor- distinguirla de la ética médica, y poder
mación conceptual; se trataría de exponer identificarla en sus apariciones, cada vez
a continuación algunas ideas básicas que más ubicuas, en la literatura médica.
subyacen a los nuevos planteamientos. Para ello, daremos algunas de sus notas
Para diferenciar terminológicamente características, sin necesidad de profundi-
la ética biomédica que se apoya en estos zar demasiado: un ligero espigar por las
nuevos conceptos (básicamente las ideas obras de bioética recientes nos dará con
ilustradas), de la ética biomédica de facilidad un elenco de ideas comunes, que
corte clásico (la hipocrático–cristiana), pueden permitir esta identificación.
emplearé en el texto la palabra «bioética» Indudablemente, la bioética no es
sólo para referirme a la primera. Éste una doctrina unitaria: cada autor es un
será el único sentido que daremos aquí mundo. Ha sufrido muchos avatares y se
a la palabra «bioética»; esto no quita han dado muchas cuestiones particulares.
que quepan otros posibles sentidos para Como toda cuestión humana naciente, su
dicho término, válidos y comúnmente situación actual es de crisis y discusión
empleados por otros autores, pero que no inacabable. Aquí, sin embargo, puede que
emplearemos aquí en aras de la claridad dejemos una apariencia de unidad que no
de la exposición. tiene que ver con esa realidad: se deberá
Resumiéndolo de modo bastante a que buscaremos ideas comunes, tópicos
abrupto, se podría decir que la bioética frecuentes, que, aunque caractericen a
es la llegada de la filosofía política mo- muchos de los representantes del movi-
derna al terreno de la atención sanitaria. miento bioético, no son una descripción
Esto nos daría pie para una disgresión adecuada para todos ellos.
histórica sobre la filosofía política del Al hilo de la exposición de estas ideas
siglo XVIII, entre otras muchas cosas. Sin comunes, arriesgaremos una brevísima
embargo, para mantener una extensión crítica de algunas de ellas, no desde el
moderada, centraré mi exposición en el punto de vista de la ética médica, sino
desde su propio interior: inconsistencias
intrínsecas que hacen inviables algunos
1 Este artículo se basa en una ponencia de
un curso de verano habido en septiembre de 2004, de los tópicos de la bioética. Y esto con
donde expuse la influencia de las ideas ilustradas el único objetivo de mostrar que la bioé-
y de las ideas cientificistas contemporáneas sobre tica tiene muchos puntos débiles, aun a
los planteamientos de la ética biomédica. Aquí me
limitaré a exponer la primera idea: la influencia de pesar del predicamento que está teniendo
las ideas ilustradas. últimamente.

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Acabaremos con un breve resumen buena. Es como una especie de fortale-


conclusivo que centre los datos que irán cimiento y de canalización de la energía
saliendo al hilo de la exposición. interior de la persona que la mueve ha-
cia el bien. Sin virtud no cabe la acción
2. La bioética de los filósofos correcta.
Esta cuestión, para quienes no tienen
En la breve presentación realizada, conocimientos especializados en filoso-
hemos resumido que llamaremos «bio- fía, ha adoptado aspectos más leves (el
ética de los filósofos» a la versión de la concepto aristotélico de virtud es relati-
ética de las profesiones sanitarias hecha vamente complejo y enrevesado, porque
desde un despacho, sin estar demasiado la realidad es así), pero se puede deducir
al tanto de los problemas de la práctica que el concepto subyacente es el mismo.
clínica. Con esta expresión no queremos Es lo que pasa con la idea de vocación
denostar la filosofía. Más bien, queremos profesional en los ensayos Marañón 2:
adscribir este modo de hacer ética a una habla de virtud con otro nombre y sin
escuela de filosofía que intenta resolver demasiadas profundidades.
los problemas prácticos (como pueden ser Con la ilustración, y su intento de
los de la ética médica) desde un punto resolver teóricamente las cuestiones
de vista meramente teórico. Viene a ser prácticas, el motor de la acción (la virtud)
algo muy similar a lo que intentaron los desaparece del panorama filosófico. No
filósofos de la revolución francesa, que hay más que hojear las obras de bioética
arreglaron la sociedad en los salones de para encontrar sistemáticamente esta
las femmes savantes. Y, de hecho, la nueva ausencia.
bioética es heredera, en buena medida, de Para asombro de todos los cultivado-
dichos planteamientos ilustrados, como res de esta disciplina, el tema volvió a
ya he mencionado anteriormente. hacer su aparición en una obra de finales
Para intentar precisar algo más esta de los años 803, pero con un contenido
afirmación, enumeraremos a continua- extraordinariamente pobre si se compara
ción algunas características sobresalientes con los planteamientos clásicos: ahora se
de este modo de razonar, que nos pueden trataba de ver sólo si la conducta de los
ser de utilidad, siempre dentro de las maestros que consideramos admirable
variaciones enormes que hay entre los («virtuosa») era un remedio capaz de
diversos autores. sacar la bioética de los principios, consa-
grada por la obra de Beauchamp y Chil-
3. Desaparición de la virtud
2 Marañón, G. Vocación y ética y otros ensayos,
Un tema clásico en ética, y por tanto Espasa-Calpe, Madrid, 1947, 3ª ed., 160.
3 Shelp, E., ed. Virtue and Medicine. Ex-
en ética médica, es el tema de la virtud:
plorations in the Character of Medicine, D Reidel,
una peculiar inclinación de la persona Dordrecht, 1985, 363. (Colección Philosophy and
a la acción, y concretamente a la acción Medicine, vol. 17).

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dress4, del impasse teórico al que había Tolerancia para soportar, aunque
llegado ya para esas fechas. parezcan equivocadas, las opciones
Esto no quita que haya habido una «morales» de otros, y, aun así, prestar-
recuperación genuina del tema de la les el apoyo oportuno10. Es el cambio
virtud en ética también por esas fechas5, de concepto de la virtud en el contexto
que se ha prolongado en años posterio- ilustrado: la virtud moral se convierte en
res6, pero por autores que no pueden virtud cívica, en cualidad que hace que
adscribirse al movimiento bioético, la sociedad funcione.
sino que son profundamente críticos En otras ocasiones, se refiere a la
con sus bases teóricas. Puede decirse, prudencia que debe tener el médico para
sin temor a equivocarse, que el tema de emprender acciones paternalistas11, pero
la virtud está muerto en bioética. Así, la afirmación de esta virtud queda en una
en muchos libros clásicos de bioética7, palabra vacía.
o con un planteamiento bioético muy En suma, las publicaciones de bioética
puro8 (por decirlo de alguna manera), pueden contener la palabra virtud o hacer
a pesar de su amplia extensión, el tema alguna referencia directa o indirecta a
de la virtud sencillamente no aparece ella (como considerar que, en la práctica
ni por asomo. profesional, puede haber personas ad-
Como mucho, se pueden observar al- mirables), pero esas referencias son muy
gunas referencias a este término, que se re- irrelevantes en el conjunto de la argumen-
ducen a cuestiones como las siguientes: tación. Nadie habla de hábito que inclina
Sensibilidad para elegir los temas de dis- a obrar bien. La virtud, cuando aparece
cusión de bioética con acierto9. La cuestión el término, queda como un concepto
tiene muy poco que ver con la virtud. bastante vacuo.

4 Beauchamp, T., Childress J. Principles of University of North Carolina Press, 2002, 102-135.
biomedical ethics, Oxford University Press, New York, La autora no desconoce el significado clásico de la
1979, 314. virtud, e incluso aporta algunos párrafos sobre las
5 Aquí podríamos mencionar especialmente cualidades que deben adornar al profesional de
la obra de Macintyre, A. After Virtue. A Study in la salud, pero enseguida se centra en el aspecto
Moral Theory, Ducworth, London, 1985, 2ª ed., 286, que le interesa, que tiene muy poco que ver con la
y otras obras de teoría ética general del mismo autor virtud.
que la siguieron. 10 Engelhardt, H. Jr. The Foundations of Bioeth-
6 Véase, por ejemplo, Cottingham J. «Medi- ics. Oxford University Press, New York, 1986, 398.
cine, Virtues and Consequences». En: Human lives: Esta obra está traducida al castellano: Engelhardt,
critical essays on consequentialist bioethics. Macmillan H. Los fundamentos de la bioética. Paidos, Barcelona,
Press, Houndmills, 1997, 128-143. 1995, 545.
7 Kieffer, G. Bioética. Alhambra, Madrid, 11 «Minor, shortterm paternalistic interven-
1983, 495. tions are often justified on the ground that reason-
8 Palacios, M, ed. Ricardo Amils et al. Bioética able and prudent individuals would not mind
2000. Sociedad Internacional de Bioética (SIBI), Gijón and do in fact want such interventions if they are
y Ediciones Nobel, Oviedo, 2000, 451. undertaken when there is some doubt whether
9 Andre, J. «Virtue in Bioethics. Choosing the individuals are competent or well informed»:
Projects Well». En: Bioethics as practice. Chapel Hill, Engelhardt, H. Jr., op. cit., 282.

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4. Desaparición de la acción humana y en artículos tiene que ver sobre todo con
de la conciencia la cuestión de los conflictos de intereses
o «dilemas éticos» que plantea la objeción
Otro tema clásico en ética, y por tanto de conciencia, no con estudios de la con-
en ética médica, es la conciencia, es decir, ciencia o de los motivos profundos de los
la capacidad racional de distinguir el bien objetores, su posible justificación, etc.
del mal, que posibilita posteriormente La acción humana, no entendida
la acción humana éticamente correcta. como algo material y externo que se
Ambos aspectos están ausentes de la deriva de nuestros movimientos físicos,
bioética. sino como algo que procede de nuestro
Por lo que respecta a la conciencia, interior, de nuestra voluntad libre, de un
como muestra puede bastar lo siguiente: modo correcto o incorrecto, se encuentra
A principios de los años 90 (no recuerdo inexorablemente unida a la cuestión de
exactamente el año, pero debió ser hacia la conciencia. Y, lógicamente, desaparece
el 92 ó 93) realizamos en el BioethicsLine también.
una búsqueda de la expresión «objeción A la bioética no le interesa, o no le
de conciencia» —en inglés, como es ló- importa, que las personas tomen unas
gico—. Obtuvimos, a partir de esa base decisiones correctas (en el sentido de «las
de datos que tenía entonces unas 15.000 decisiones mejores o más adecuadas que
entradas de libros, artículos y capítulos puedan tomar, considerando la voluntad
de libro, sólo 7 entradas que satisficieran buena del agente»), sino organizar una
la condición de búsqueda. cuestión material y externa (la atención
A finales de los años 90, dicha base sanitaria) del modo más eficaz posible.
de datos monográfica sobre bioética se Una decisión será «buena» según este
fusionó con MedLine, base a la que se concepto de bondad, cuando mejora el
siguen incorporando artículos de dicha estado de cosas, la situación material,
materia. Una búsqueda de la misma aunque sobre esto habría mucho más
expresión realizada el mes de agosto de que decir.
2004 dio como resultado 32 entradas que A este respecto, puede ser interesante
satisficieran la condición de búsqueda. Si señalar la conexión de este punto con los
se tienen en cuenta los años transcurridos conflictos de intereses: lo que se pretende
(y por tanto el aumento del número de es resolver pretensiones contrapuestas
artículos publicados sobre bioética) así de los individuos en liza en la sociedad,
como la fusión con el MedLine (que apor- de modo que ésta funcione12. En este
taría artículos de bioética de otras revistas
que pudieron pasar inadvertidos a una
búsqueda selectiva por materias), llega- 12 Es el objetivo final que planea sobre la
obra de Engelhardt, que sacrifica la conciencia
mos a la conclusión de que el tema de la individual a la paz social: se debe hacer lo que el
conciencia no forma parte de la bioética. otro desea, aunque se piense que está equivocado.
De hecho, el contexto de las apariciones Ibíd., 53.

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sentido, la bioética conecta con una idea terialidad de lo que pretende13, y esta es
muy clásica de la ilustración, y de Kant la sustancia del principio de beneficencia:
en concreto: hagamos unas leyes tales que hacer lo que materialmente el otro desea,
pudieran gobernar a las personas aunque y no tener buenas intenciones o pretender
fueran diablos. No se pretende que las objetivos razonables. De aquí la derivación
personas sean buenas, sino que la socie- legalista que está teniendo la bioética ac-
dad funcione sin chirriar demasiado. tualmente, pues el derecho se ocupa de las
cosas en su materialidad.
5. Paso del plano ético al plano político Cuando se habla del principio de
justicia siempre se habla de distribución
Con este cambio de acento de la acción de recursos sanitarios. Inexorablemente14.
humana (de la moralidad inscrita en la Sólo en artículos sueltos se encuentra el
propia decisión a la moralidad en la que deber de no discriminar a un paciente por
cuenta sobre todo la materialidad de los motivos de edad, raza, posición social,
hechos realizados), los principios por los etc. De lo que se trata es de repartir ade-
que se debe regir la conducta cambian cuadamente una cuestión material, no de
su significado (aunque algunos autores hacer buenas acciones (justas) derivadas
jueguen a la ambigüedad de darles en de una voluntad buena.
unas ocasiones un significado clásico
y en otras el significado que estamos 6. Desaparición de absolutos morales
denominando «bioético»). De hecho,
existe mucho confusionismo a la hora de Otra curiosa característica de la bioética
entender el significado de los principios es una combinación entre la pretensión de
de la bioética, muy populares a pesar de
la crisis en que se encuentran.
13 El principio de beneficencia, para Engel-
Sin embargo, podemos dar una hardt, consiste en hacerle al otro lo que el otro desea;
muestra de este cambio de acento: el sig- en algún momento considera que si, en conciencia,
nificado de los principios en los autores no se puede prestar esta colaboración, se puede
rehusar, pero se sigue obligado a ayudar. Cf. ibíd.,
bioéticos más representativos y menos 74-79. Desde esta óptica, es coherente, por ejemplo,
confusos a este respecto. la aberración de que los objetores a la práctica del
Cuando se habla del principio del aborto deban remitir a médicos que no sean objetores
para que lo practiquen, cuestión recomendada en
respeto a la autonomía del paciente, nos muchas directrices médicas y legales.
encontramos en un terreno meramente po- 14 Así, es el argumento exclusivo del capí-
lítico, de regulación externa de la relación tulo Health Care Policy. Some Options, dedicado a la
justicia, de la obra de Hare RM. Essays on bioethics
entre dos personas: no se trata de fomentar
Clarendon Press, Oxford, 1993, 209-218. Engelhardt,
la virtud de la paciencia para que aguante llevado por su autonomismo radical, considera que
las peticiones del paciente (la virtud, como lo justo es que cada cual pueda hacer lo que desee,
vimos, prácticamente ha dejado de existir y que el reparto de beneficios sociales, sanitarios
incluidos, sea injusto (cf. ibíd., 133); a pesar de la
como tal, pues se ha convertido en mera diversidad de ideas, queda en común que sólo se
«virtud» cívica), sino de concederle la ma- habla de justicia distributiva.

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La bioética de los filósofos

unas reglas finales, absolutas, que deben Y ambas afirmaciones se hacen muchas
regular la práctica sanitaria, con la acepta- veces en el espacio de pocas páginas, a
ción de que cada cual puede apuntar a los pesar de lo contradictorias que parecen.
objetivos que desee. Esta curiosa paradoja, La razón de esta aparente contradicción
no es tal si se examina en detalle. es la siguiente: las reglas que la bioética
La bioética de los filósofos pretende pretende encontrar para la coexistencia de
obtener unas reglas de convivencia que los médicos y los pacientes pretenden ser
sean absolutas, que resuelvan de una vez reglas absolutas, que resuelvan comple-
por todas las relaciones humanas. De ahí tamente el problema, desde el punto de
su insistencia en la racionalidad, en el in- vista teórico. Pero estas reglas no indican
terés de la filosofía (entendida como arte absolutamente nada acerca de lo que debe
de solventar la vida en común, filosofía perseguir cada individuo en sus empresas
política), etc.15 personales. Estas dependen exclusivamen-
Sin embargo, esto se combina con te de las preferencias de la persona. No
una llamada repetida a la necesidad del caben imposiciones en los estilos de vida
consenso social y de pulsar las opiniones de las personas17.
de la sociedad antes de determinar cuáles El resultado es que la bioética de los
han de ser dichas reglas de convivencia16. filósofos, en su intento de unas reglas
de convivencia absolutas, inmutables,
15 «El clínico es primariamente un decisor. Y termina en el relativismo total: cada cual
su problema básico es cómo tomar decisiones que puede hacer lo que desee, sin imposi-
merezcan el calificativo de racionales»: Gracia, D.
Procedimientos de decisión en ética clínica. Eudema,
ciones de los demás ni dogmatismos de
Madrid, 1991, 10. «En la vida moral no todo es
subjetivo, y tiene que haber algo objetivo. Es decir
que tiene que haber algo intersubjetivo; todos somos
seres racionales, somos seres humanos, vivimos en «ética de código múltiple» y la necesidad de llegar
sociedad; [...] ha habido que ir poniendo a punto [...] al acuerdo entre ellos (Cf. Gracia, D. «Principios...»,
procedimientos de resolución de conflictos»: Gracia, op. cit., 201-222). El planteamiento no es en absoluto
D. «Principios y metodología de la bioética». En: exclusivo de este autor, pero traemos a colación citas
Bioética para clínicos. Triacastela, Madrid, 1999, 201- suyas para que se vea la coincidencia de ideas aparen-
222 (las citas en este sentido se podrían multiplicar). temente chocantes que apuntamos en el texto.
Gracia, sin embargo, como esa «racionalidad» lleva 17 Este es un tópico muy frecuente: la au-
sólo a sistemas procedimentales de resolver conflic- tonomía del paciente. Por mencionar alguna muestra:
tos «éticos» (conflictos de intereses), tiene que hacer «... many people most of the time do want very much
una pretendida «fundamentación metafísica» de to make their own autonomous decisions about their
dicho procedimiento (Gracia, D. Procedimientos..., treatment, as about other things. [...] most normal
op. cit., 123-138), pero toda su propuesta queda sólo patients know best what they are trying to get out
como un procedimiento más en el mercado de las of life, which varies enormously from a patient to
ideas ilustradas. another». Hare RM. Essays on bioethics. Clarendon
16 «Las instituciones sociales están obligadas Press, Oxford, 1993, 248, 211. Esta afirmación es
a establecer unos mínimos morales exigibles a todos matizada en otros párrafos, pero el contenido básico
[...] desde criterios estrictamente seculares, civiles o de que cada persona es dueña de su vida permanece.
racionales»: Gracia, D. «Planteamiento general de En ningún momento aparecen referencias a condi-
la bioética». En: Bioética para clínicos. Triacastela, cionantes internos (propiamente éticos) a dichas
Madrid, 1999, 19-35. Insiste más cuando plantea la elecciones autónomas, sólo externos.

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ningún tipo18. De ahí que, al final, después modo personal de buscar la felicidad20.
de haber intentado elaborar unas reglas Y la bioética es sólo un sistema procedi-
universales de convivencia y relación mental de organizarnos, pero carece, en
médico-paciente, no tienen más reme- sí mismo, de contenidos concretos.
dio que acudir a la opinión común o al De aquí se deriva una frecuente ten-
acuerdo social para averiguar qué es lo dencia «laica» de la bioética (o «secular»
que se debe hacer19. Dicho de otro modo: en terminología estadounidense), muy
no puede haber imposiciones externas al frecuente de encontrar21: dado que las éti-
cas confesionales mencionan contenidos
que deben ser buscados en la acción, son
18 «La moral médica de los asclepíadas incompatibles con un sistema meramente
hipocráticos no coincide con la moral profesional
de los médicos cristianos, y ésta, a su vez, difiere procedimental que renuncia a establecer
de la ética de los médicos agnósticos o ateos. Sin contenidos y los deja a la libre elección
mengua del derecho a elegir como propia una de de los individuos; es más, que para po-
ellas y a pensar que hay una moral médica rigu-
rosamente suprasituacional e invariable –lo cual,
der subsistir no puede tener contenidos
dicho sea en inciso, habrá de ser filosófica, histórica éticos. Esto sumerge a la bioética en un
y médicamente justificado–, el hecho empírico es problema interno de imposible solución:
que la constitutiva eticicidad de la relación médica
¿por qué ser rígido en algunas cosas y
va adoptando figuras muy diversas a lo largo de la
historia». Laín Entralgo, P. La relación médico-enfermo: tolerante en otras? ¿Qué es lo que clasi-
historia y teoría. Revista de Occidente, Madrid, 1964, fica determinadas acciones en uno u otro
25. A pesar de la fecha en que se encuentra escrito campo? ¿Por qué no ser tolerante en todo,
este párrafo, resulta sorprendentemente «bioético»;
la trayectoria posterior del autor y sus afiliaciones y llegar ya al caos total? ¿Porque es más
intelectuales lo confirman, efectivamente, dentro del confortable para los ciudadanos saber a
campo de la bioética, aunque su erudición clásica qué atenerse? Pero eso no es más que ma-
no deja más que entrever este sesgo en pocos mo-
mentos. De todos modos, recuérdese que las ideas
nifestación de intereses personales; ¿qué
básicas de la bioética son herencia ilustrada, y llevan razones hay detrás? O bien, a la inversa,
más de dos siglos en el mercado cuando Laín escribe ¿por qué no se podría ser rígido en todo,
esto. No es extraño, por tanto, que coincida con los
y practicar el ostracismo con quien piense
planteamientos bioéticos más recientes: que cada
cual piense como quiera; de lo que se trata es de
integrar esa conducta con la de los demás implica-
dos en la atención médica (sistema procedimental 20 El número de citas con esta idea podría
«rigurosamente suprasituacional e invariable»). multiplicarse hasta el infinito, con distintos matices
19 «Necesitamos las grandes palabras [se re- según los diversos autores. Como muestra muy
fiere a los principios éticos universales, que considera clara puede verse Engelhardt, ibid., 68.
inaplicables en la práctica] porque son el principio 21 Es un tema nuclear en la bioética de Engel-
de un acuerdo». Camps, V. «Un marco ético para la hardt: el primer capítulo de su obra The Foundations
bioética». En: Bioética 2000, op. cit., 49-58. Es muy of Bioethics está dedicado a explicar el origen de la
ilustrativo a este respecto que, en el caso Quinlan, «bioética secular». Y muy frecuente de encontrar;
el tribunal exigió la opinión de un comité de ética por ejemplo: Hottois, G. «Bioética europea: un
antes de que se tomara una decisión sobre qué se acercamiento laico pragmático». En: Bioética 2000,
debía hacer; cf. Azucena Couceiro. «Los comités de op. cit., 49-58. Y también: «La bioética ha de ser, en
ética asistencial: origen, composición y método de primer término, una ética civil o secular». Gracia, D.
trabajo». En: Bioética para clínicos, op. cit., 269-281. «Planteamiento general...», op. cit., 26.

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La bioética de los filósofos

de modo distinto a la sociedad en que se Sin embargo, esta ética procedimental de


vive? Son preguntas que, desde dentro conflictos de intereses, que se remonta
del sistema bioético, no tienen respuesta. a Thomas Hobbes (siglo XVII), recibe
Detrás de su objetivo de la convivencia en bioética otra denominación: dilemas
cívica no hay absolutamente nada. éticos.
El cientificismo moderno tiene mucha Recordemos, en efecto, que la bioéti-
responsabilidad en el hecho de que los ca se llama a sí misma ética (aunque no
individuos puedan elegir las metas vitales tenga nada que ver con ella). Por tanto,
que deseen, sin baremos ni constricciones, los conflictos que surgen en su seno son
pero le dedicaremos nuestra atención en «conflictos éticos» o, como se los encuen-
otro trabajo posterior sobre lo que hemos tra mencionados con más frecuencia en
llamado «la bioética de los biólogos». las obras de bioética, «dilemas éticos».
Esta expresión, aunque ya algo manida,
7. Conflictos de intereses y dilemas sigue siendo una piedra de toque bas-
éticos tante válida para distinguir la bioética
de la ética.
Si examinamos esta situación desde La ética, cuando habla de dilemas
otra perspectiva, nos encontramos con éticos, tiene un planteamiento comple-
que las relaciones sanitarias se convierten tamente distinto: se trata, más bien, de
meramente en conflictos de intereses: situaciones en las que una acción tiene
unos participantes en la escena de la efectos éticamente incorrectos, pero la
salud quieren unas cosas y otros otras acción que los evita tiene a su vez otros
(no existen opciones incorrectas o invá- efectos éticamente incorrectos tampoco
lidas de por sí). El único problema es el desdeñables. Es una peculiar perplejidad
procedimental de ponerlos de acuerdo22. de la conciencia (tema que, como vimos,
no existe en bioética), que se resuelve
eligiendo la acción que provoca el mal
22 Cuestión a la que se dedica con encono
menor23.
Diego Gracia en su obra Procedimientos de decisión
en ética clínica, que versa sobre teoría de la decisión, Esto no significa, sin embargo, que la
es decir, sobre el sistema de poder llegar a un ac- ética desconozca los conflictos de intere-
uerdo en pareceres discordantes (su intento de una ses: es evidente que forman parte de la
«fundamentación metafísica» del procedimiento
no consigue su objetivo). Como es lógico, si los vida, que deben ser resueltos del mejor
pareceres son completamente discordantes («A»
y «no A»), el acuerdo no es posible, por mucho
sistema procedimental que se arbitre. Por poner un 23 Un ejemplo típico en biomedicina sería
ejemplo, entre «la vida humana debe ser respetada el triage de pacientes en Medicina de catástrofes:
siempre» y «hay circunstancias en que la vida con esa selección inicial, que puede parecer cruel,
humana puede ser pospuesta a otros valores» no se deja morir al menor número de accidentados.
hay acuerdo posible. Como mucho, en palabras del Aparte de esta situación, el dilema de conciencia es
Dr. Herranz, cabría un disenso educado: tú opinas una situación muy frecuente, aunque normalmente
eso, yo lo otro, y la reunión se acaba sin acuerdo no tiene unos efectos éticamente inconvenientes tan
y sin peleas. serios.

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modo posible, y su mención puede ser modo meramente procedimental, termina


clarificadora24. Pero su solución no es produciendo una confusión muy difícil
meramente procedimental, y puede pasar de resolver: «esto se puede o no se puede
por intentar hacer cambiar de opinión a hacer» se entiende primariamente como
las partes implicadas, cosa que no admi- «se puede o no se puede ejecutar mate-
tiría la bioética25. rialmente» o «legalmente», y no como «es
Este cambio del plano propiamente correcto o incorrecto decidirlo»; y esta
ético al político, y éste último resuelto de última versión es la realmente importante
para la vida humana. La ilustración ha
conseguido que algo tan elemental se
24 Es lo que ahora se está imponiendo en haya vuelto invisible.
los artículos publicados: añadir una mención a los
conflictos de intereses (con esa expresión, no la de
«dilemas éticos»), en la que aparezcan los nombres 8. Cambio del papel de la ley
de las entidades que financiaron la investigación de
un medicamento si luego van a comercializarlo, y Para terminar, es necesario hacer una
cuestiones por el estilo que, de modo más o menos
involuntario, pueden sesgar los resultados de una referencia al cambio del papel de las leyes
investigación. dentro de este nuevo modo de entender
25 Un caso relatado en la literatura médica la ética. Si la ética pasa de ser el punto de
es muy expresivo de esta actitud: una madre vive
con una hija afecta de síndrome de Down en una
referencia para el buen obrar, entendido
casa que está a hora y media de viaje de una ciudad éste como la recta decisión interna del
importante. La hija, de 22 años, se puede valer por hombre, a un mero procedimiento para
sí misma, y ayuda a su madre en las tareas de la
obrar junto con otros, algo parecido pasa
casa. La hija se pone enferma, y se le diagnostica
una insuficiencia renal que, tratada con diálisis y con la ley.
posterior trasplante, se considera perfectamente Clásicamente, se admite que la ley,
viable. La madre dice a los médicos que la hija no aparte de su papel ordenador de la vida
será tratada, que ya ha vivido una vida satisfacto-
ria, y que esta enfermedad supone demasiada mo- en común de los hombres, tiene también
lestia para la hija. El Comité de ética del hospital se un papel docente: al mandar o prohibir
reúne para estudiar el caso y optan por mostrarle la cosas, inculca la idea de que lo mandado
realidad de la unidad de diálisis. La madre se sigue
negando. Al final, la hija no es tratada y fallece dos
son cosas buenas y lo prohibido cosas
semanas después. En ningún momento, aunque el malas.
comité pensaba que la madre pensaba más en su Pero si la ética queda reducida a pro-
interés que en el de la hija, se intentó convencer
cedimiento para resolver conflictos de
a la mujer de su error, sólo se ofrecieron opciones
que intentaban suavizar cuestiones periféricas, sin intereses, la ley no puede tener ese papel
entrar en el núcleo: la madre no elegía «el mejor orientador de la conciencia. Queda redu-
interés del paciente» (expresión norteamericana cida a un mero papel de instrumento para
para «el bien» en sentido fuerte, no bioético). Se
quedaron en lo meramente procedimental, sin resolver conflictos. Lo habitual es que se
entrar a «forzar» las decisiones personales de la propugne para ella el papel de regulación
madre. Cf. Anónimo. «Is Dying Better than Dialysis minimalista que permita la coexistencia
for a Woman with Down Syndrome?» Cambridge
Quarterly of Healthcare Ethics, 3 (1994), 270-271, y
de las opiniones contrapuestas que se
comentarios siguientes. dan en sociedad, y que cada uno pueda

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La bioética de los filósofos

conseguir, en esa matriz mínima, sus ciones sea el primer referente28, lo cual es
propios deseos26. éticamente absurdo.
El problema es que una sociedad or-
ganizada sobre esa base minimalista no 9. En conclusión
responde a las inquietudes profundas
del hombre; en el fondo, no satisface a La bioética de los filósofos, que intenta
nadie: que valga todo es absurdo para el una solución teórica definitiva al proble-
ser humano27. ma de la acción práctica en biomedicina
Lógicamente, se establece una co- (a pesar de lo imposible de este cóctel),
municación muy fluida entre los planos por su propio planteamiento, pierde de
bioético y jurídico si se admiten los vista la virtud humana (imprescindible
presupuestos ilustrados: si la bioética en la acción humana), reduce la actua-
se encarga de resolver los conflictos de ción humana al ámbito externo (con la
intereses y las leyes de organizar la vida consiguiente desaparición de la cuestión
del hombre en sociedad, en el fondo son de la conciencia). Intenta la aplicación de
la misma cosa. De ahí que, en los comités unos principios extrínsecos, meramente
de ética asistencia estadounidenses, citar procedimentales, que pretenden única-
la jurisprudencia sobre las distintas situa- mente mantener la coexistencia de inte-
reses contrapuestos («dilemas éticos»).
Y, simultáneamente con un sistema de
regulaciones externas superrígido, ad-
26 Siempre que no interfiera en el libre miten cualquier opción individual como
desarrollo de las opciones de los demás. Pero, válida. Los conflictos de intereses resul-
¿quién ha de determinar esto? Evidentemente, tantes tienen su resolución básicamente
no podemos fiar en los derechos subjetivos de
los demás. Vivimos en una época científica en la en instancias legales.
que deben aducirse pruebas para las cosas que La bioética de los filósofos es un cons-
se hagan. Por tanto, el daño a los demás de una tructo ideal, derivado de las ideas ilustra-
determinada conducta debe ser demostrado...
ante los tribunales: es lo que se ve en la práctica
das, que no considera las cuestiones más
común estadounidense. Además, como el daño elementales de la antropología. Y que, si
moral no es cuantificable, es muy difícil que entre se llevara hasta el final, no funcionaría en
en las consideraciones de los jueces y jurados: en
absoluto. Sólo puede pervivir dentro de
los juicios por cuestiones sanitarias, todo queda
reducido a conseguir demostrar perjuicios para la una mentalidad médica que reinterpreta
salud.
27 Hasta Engelhardt, dentro de su liberalismo
radical, reconoce que la vida, dentro de una comu-
nidad con creencias absolutas, tiene un sentido, 28 Esta referencia no se da en nuestro medio,
una cierta orientación, que desaparece si se admite pues el sistema de justicia se basa en la aplicación de
que vale todo, dejando al hombre «huérfano» en un las leyes, no en la jurisprudencia, como el sistema
mundo que le es extraño. Cf. Engelhardt, H. Ibid., anglosajón. Esto hace que, mientras que allí esa
68. ¿Por qué entonces empecinarse en dicho edificio, comunicación entre los planos ético y legal sea muy
si se sabe que en él la vida humana se vuelve un directa, aquí sólo se realice a través de mediaciones
absurdo? legislativas, que son mucho más lentas.

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Antonio Pardo Caballos

los principios bioéticos meramente proce- buenos y tomar decisiones adecuadas,


dimentales según los parámetros clásicos porque el hombre debe intentar y decidir
de la ética: es necesario intentar objetivos con rectitud interior.

Recibido 22-03-2005
Aceptado 30-05-2005

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