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Introducción:
La vida Cristiana tiene tres grandes adversarios: a) el Diablo, b) el mundo, c) nuestra antigua naturaleza, que
buscan apartarnos de Dios y una vez separados de Dios corremos el riesgo de que el pecado y el Diablo
vuelvan a señorear nuestra vida. Así mismo, nuestra relación de pareja también tiene adversarios que buscan
destruir y arruinar nuestra relación matrimonial, o que esta se transforme en una relación enfermiza, tediosa,
aburrida y mecánica, matando la posibilidad de ser una relación firme, emocionante, espontánea, viva y
creciente. Bienaventurado es el matrimonio que se integra y se fortalece en el Señor, y presenta batalla y
mantiene a distancia estos adversarios.
I.- Nuestro Primer Enemigo es la Falta de Disponibilidad para Cumplir Nuestro Deber en la Parte
que nos Corresponde en Nuestra Relación de Pareja.
Es necesario recordar que el hombre tiene esencialmente cuatro responsabilidades, en su relación de pareja:
1. Ser Cabeza de la Mujer. 2. Amar a su Esposa 3. Ser Proveedor. 4. Ser Protector. Y los deberes de la
esposa son: 1. Ser Ayuda Idónea. 2. Respetar a su Marido. 3. Vivir en Sujeción. 4. Amar a su Marido.
Cuando el hombre o la mujer casados faltan a sus deberes entonces se producen verdaderos conflictos que
podrían evitarse si tan sólo cada quien asume la responsabilidad que le corresponde en la relación de pareja.
II.- Cuando Personas Ajenas al Matrimonio se Infiltran, con el Propósito de Manipular, o Reclamar
Derechos que Bíblicamente Ya no Les Pertenecen.
Muchas veces los padres, los suegros, hermano(a)s, abuelos, cuñado(a)s, tío(a)s, etc., no tienen la madurez,
ni el conocimiento bíblico para respetar la privacidad e intimidad de la pareja que está a su alcance, muchas
veces buscan ayudar con su intromisión, pero es más el daño que hacen que lo que edifican o construyen en
bien de la pareja. Lo importante aquí es entender el principio bíblico que dice: “Por tanto dejará el hombre
a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer , y serán una sola carne”. (Génesis 2:24).
Los familiares de los desposados o pareja deben tener la madurez o resistir la tentación de no meterse donde
no los llaman, y respetar el matrimonio de sus hijos e hijas, y dejar que maduren y crezcan en su relación
solos. La pareja, y en una manera especial el varón, con amor pero a la vez con firmeza debe alejar a los
intrusos que buscan sembrar desconfianza, discordia y conflictos en su relación matrimonial, sean estos
quienes sean y cuando se encuentre en un dilema entre su pareja y su familia, no debe dudarlo, su pareja
tiene prioridad.