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LIpCHIK, Eve. (2004). Terapia cenüada en la solución. Mas allá de la tecnica- Buenos
Aires. Amorrortu. Págs. 46-58.
t.
Co.da cli.ente es único. Esta proposición se relaciona
con la teoría de que los sistemas vivientes (los clientes) es-
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tán determinados por su estnrctura. Cuando los terapeu-
tas centrados en la solución tienen esto en mente, resisten
mejor la tentación natural de creerse conocedores de la
solución para el problema de un cliente dado porque se
tratade una solución que funcionó en un caso similar o les
ha sido útil en su üda personal. Así como cada cliente es
único, también lo es cada relación. Los problemas surgi-
dos en la relación de una pareja después del nacimiento
de su primer hijo podrían resolverse si la esposa permite
que su marido tenga una mayor participación en el cuida-
do del niño, mientras que otra solución podría consistir en
que ambos cónyuges se tomaran una noche libre por se-
:
-,.¡
m¿Ina.
La TCS es un modelo constmctivista. La apelación al
uso de Ia misma intervención constituye un modo de pen-
samiento lineal que implica causalidad y se centra en el
contenido más que en el proceso. La probabilidad de ha-,
llar la solución más rápida y más apropiada para los clien-
tes será mayor si el terapeuta los trata como seres únicos,
y no pierde la "curiosidad" (Cecchin, 1987).
Naturalmente, no queremos decir con esto que la expe-
riencia profesional o personal no tenga cabida en la tera-
pia. Sin embargo, sólo deberíamos recurrir a ella después
de haber empleado todos los medios a nuestro alcance pa-
ra ayudar al cliente a acceder a su propia información, y
aun así de manera cautelosa, üciendo, por ejemplo: ,.A al-
gunas personas les ha resultado útil. . ." o "Si estuviera
dispuesto a considerar. . . ¿cree que podría ser útil?".
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i
conciencia de su fuerza ni les infunde confianza en sí
mismos.
La respuesta de Maturana a la pregunta: n¿cuál es el
propósito de la terapia?, ofrece una perspectiva útil para
apoyar este supuesto. En relación con el acoplamiento de
estnrcturas, Maturana sostiene que la terapia debería ge-
nerar una dinámica de interacción en la que las personas
recuperaran algo (autonespeto, amor, legitimidad), tanto
en sí mismas como en los demás (1996). visto desde la po-
sición de los terapeutas, esto sugiere que busquemos y en-
faticemos nuestros recursos de aceptación, empatía y res-
peto por los clientes.
Desde un punto de vista práctico, este supuesto
'rás de estar vivos y haber
nos recuerda que el simple hecho
acudido a nuestro consultorio es una rnuestra de los pun-
tos fuertes de los clientes. Han sobreviüdo ffsicayemocio-
nalmente hasta ahora, y debemos unirnos a eilos en la
empresa de continuar con su vida en la medida de su ca-
pacidad. con frecuencia, sin embargo, la historia de esa
supen'i'encia puede estar tan llena de dificultades y su-
frin'rientos que tal vez nos deje anonadados y sin esperan-
zas. En e.sas ocasiones, pensamientos como .,Es argo ho-
r¡tltdo", "No ha.y nadn que yo ptreda hacer,, o ,,No sabría
por dónde crnpezar), pueden contrarresüarse con el su-
puesto de que los clientes tienen la fortaleza y los recursos
para ayudarse a sí mismos. Esta idea lleva automática-
mente a una reacción como la siguiente:
"usted tiene que
hacer frente a muchas cosas en este momento. ¿cómo ha
podido arreglárselas hasta ahora?,,. Esta respuesta se
centra de inmediato en los recursos y al mismo tiempo be-
neficia la relación terapeuta-cliente con su mensaje de
comprensión y consideración positiva.
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poco de angustia es ventajoso en muchas situaciones.
Como terapeutas, también nosotros solemos pensar las
cosas en términos excluyentes entre sí. De este modo,
cuando los clientes nos plantean situaciones que implican
al mismo tiempo pérdidas personales, mala salud, dificul-
tades económicas y problemas legales, como a veces suce-
de, este supuesto nos lleva a pensar: "Sí, pero ¿qué les ha
permitido seguir adeia¡rte y cómo podemos preservarlo y
tomarlo como base?". Este pensamiento nos orienta hacia
las preguntas sobre la capacidad para arreglárselas, que
en situaciones extremas son mucho más empáticas y sen-
i
sibles que preguntar "¿Qué anda bien todavía en su vi-
I da?", crrando todo parece estar mal.
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nos inclinamos hacia el cliente con el cuerpo rígido. Es po-
sible que elevemos la vozy se nos cierre la garganta. Sen-
timos que estamos haciendo un gran esfuerzo. El recurso
a este supuesto en un momento semejante nos a¡rdará a
reclinarnos en el asiento, respirar hondo, volvernos hacia
.,
el cliente y preguntarle: "En su opinión, ¿qué sería lo más
I adecuado para usted en este momento a fin de que las
\ cosas pudieran mejorar?". Esto es útil tanto para nosotros
como para el cliente, por su efecto positivo sobre el clima
emocional.
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dad dísculpándose arftnlamadre por no haberla a¡rdado
a satisfacer las expectativas que otras personas tenían a
su respecto, y le pidió que lo ayr:dara a entender mejor
cómo podría obtener ese resultado. La madre reaccionó
con mucha emotividad y expresó cierta ambivalencia
respecto de la reunificación. Confesó que se sentÍa culpa-
ble de no querer esforzarse por realizar cambios cuya
eftcacta juzgaba poco probable. Esta confesión brindó al
terapeuta la oportunidad de a¡rdarla a manejar su senti-
miento de culpa y a considerar otras opciones para el futu-
ro que parecían más prometedoras. El muchacho fue colo-
cado en un hogar sustituto yla familia continuó trabajan-
I do con miras a la reunificación. Un entorno que indicaba
apoyo en lugar de censura provocó poco a poco cambios fa-
-1
vorables a la reuniñcación.
Cuando los clientes parecen haber llegado a un punto(¡
muerto, a menudo es útil comunicarles que compren- |\'
demos sus sentimientos. Maturaná (l-988, pá9. L7),
conforme a su idea de que las preferencias (las emociones)
i
!
deterrrinan las acciones, nos advierte que no debemos ¡i,
-.,i
tratar de cambiar a los clientes mediante la lógica si no iil
I
existe un acuerdo mutuo respecto de las emociones sub-
i yacentes.
tI
6.La TCS auanza a poso lento. La TCS es un modelo
breve, similar al desa:rollado en la Brief Therapy Clinic
del Mental Research Institute. En su denominación he
suprimido deliberadamente la palabra "breve> para
evitar conjeturas erróneas. El supuesto precedente se
elaboró qriginalmente para contrarrestar la creencia de
qu€ (breve" implic¿ "rápida". Por lo común, los modelos(
de terapia breve pueden proporcionar tratamientos efica- ¡
t
ces y de efectos duraderos en lapsos más cortos que otros '
modelos de terapia. Sin embargo, la brevedad será el re-
sultado de haber realizado la intervención más apropiada
paraun cliente determinado, yno de la aplicación apresu-
rada de la tecnica. El uso prematuro de la técnica puede
:
,i prolongar el tratamiento, porque es posible que se cor]'cen-
tre en quejas que no tienen relación con lo que el ciiente
desea realrnente de la terapia.
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La ruD [an]olen
La TCS también se aplica sln pnsa en casos que re-
apltca srn
quieren apoyo terapéutico durante años. Los episodios de
contacto intenso en momentos de crisis, intercalados en
un proceso inintermmpido de apoyo moderado, pueden
producir una mejoría sorprendente y duradera en el de-
sempeño si el esfuerzo se concentra en metas limitadas
identifrcadas por los clientes y abordadas en un clima
emocional seguro.
Este supuesto es sobre todo un recordatorio de que
debemos ser pacientes con nosotros mismos. Hacemos
TCS incluso cuando sólo nos ocupamos del entorno que los
clientes necesitan para cambiar. :-:,
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duda de que esos terribles acontecimientos influyen en la
vida de la víctima; sin embargo, es imposible establecer
una relación directa, porque siempre se pueden hallar
clientes que muestran síntomas similares sin haber pasa-
do por esa experiencia. Mientras los profesionales de la
salud mental no dispongan de instrumentos de diagnós-
tico similares a los de los médicos, como las técnicas de
imágenes ylos análisis de sangre,la refleúón en términos
de causa y efecto es una vía que ningún terapeuta centra-
do en la solución debería seguir.
Cuando los clientes buscan una causa, resulta útil pre-
I guntarles si el conocimiento de esta los a¡rdará a resolver
t
su problema. Por lo general contestan que los ayudará a
comprender. La pregunta "Si puüera resolver su proble-
I
ma sin comprender, ¿estaría conforme?" suele proporcio-
nar un punto de vista que resultará novedoso para mu-
:
chos de ellos.
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9. IÁs emocianas son parte d.e todo problemn
y d.e toda
solucün. Por razones teóricas y prácticas, el Mental Re-
search Institute y el modelo centrado en la solución han
adoptado un enfoque cognitivo-conductal y evitado hablar
de los sentimientos, salvo para establecervínculos. Pero si
el lenguaje se concibe como una acción inseparable de la
emoción, Ias ernociones de los clientes conciernen enton-
ces a la terapia no menos que sus pensamientos y conduc-
tas. Dada esta teoría, el hecho de no hablarles de sus sen-
timientos y de no conectarnos en ese nivel podría limitar
nuestra comprensión de ellos, su comprensión de sí mis-
mos y las posibilidades de hallar soluciones. :i:l:
::.:
Este supuesto nos recuerda que las emociones forman
parte del lenguaje y son esenciales en el proceso de toma
de decisiones de nuestros clientes (Damasio, L994; Matu-
rana y Varela, 1987). También nos recuerda que debemos
estar atentos al clima emocional en que se desenvuelve
nuestra relación con los clientes (véase el capítulo 2); en
primer lugar, porque la seguridad, y no la angustia, es el
estado emocional al que aspiran las personas (Sullivan,
1953d y en el que se sienten más relajadas, y en segundo
lugnr', porque un estado de relqiación hace que estén más
abiertns n sus propios recru'sos y a la nueva información
(trrickson, 1977),
Si un cliente afirma que no está haciendo progresos
con su tesis doctoral de ingeniería y describe la situación
en términos de tiempo, espacio, obligaciones familiares y
prcblemas con la computadora, el mejor modo de cooperar
con él sería, tal vez, emplear un lenguaje y unos conceptos
que se adecuaran a su visión concreta del mundo. Pero si
esto no lleva a ninguna parte, acaso sea productivo hablar
del estado emocional que Ie provoca el problema.
También nos conectamos emocionalmente con los de-
más de r¡n modo no verbal, y a algunos clientes que tienen
conciencia de sus emociones puede resultarles incómodo
hablar de ellas. Como terapeutas, es nuestra responsa-
bilidad ser sensibles a los niveles de comodidad de nues-
tros clientes y respetarlos. Con todo, lo importante es
transmitirles que comprendemos lo que nos dicen tan ple-
namente como es posible.
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L0. EI cambio es constunte e ineuitable: un pequeño
cambio puede lleuar a cambbs mús grandes. Para el Men-
tal Research Institute y la TCS,los problemas no son otra
cosa que las inevitables vicisitudes de la vida. Algunas
personas los resuelven por medio de la terapia y otras se
recuperan espontáneamente (Bergin y Lambert, 1978).
Se estima que el 40Vo de los clientes se recuperan debido a
factores extraterapéuticos (Lambert, 1992). En realidad,
no tenemos pruebas de que las personas que buscan
a¡rda no se habrían recuperado sin ella. r
:).
Nuestra üda está sujeta a constantes cambios, co-o\ i
co
Tbdos nos hemos sentido alguna vez abrumados por la
cantidad de trabajo que teníamos por delante y que creía-
mos imposible de realizar. Por lo general, la mejor solu-
ción en estos casos es hacer una lista, establecer priorida-
des y comenzar a trabajar. De pronto la carga de trabajo
nos parece manejable. ¡Un pequeño cambio puede llevar a
un cambio más grande!
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Los supuestos danforma anuestras actitudes hacia los
clientes y, por lo tanto, a nuestra relación con ellos. Nos
ayudan a decidir qué debemos hacer. El supuesto de que
los clientes tienen puntos fuertes nos inducirá a formular
preguntas sobre estos. El supuesto de que todos los pro-
blemas y soluciones implican emociones nos recordará
que debemos ser empáticos y alentadores. Cuando un
cliente informa sobre una recaída después de varias bue-
nas semarlas, podemos sentir la tentación de unirnos a él
en labúsqueda de las causas de que eso haya ocurrido. Pe-
ro los supuestos centrados en la solución nós ayudan a for-
jar una actitud positiva en nosotros y en nuestros clientes,
al inducirnos a preguntar: "Desde que describió por pri-
mera vezelproblema que lo trajo aquí, usted hizo algunos
progresos. Eso tiene que haber producido, necesariamen-
te, algún efecto sobre la situación actual. ¿Cuál es la dife-
rencia entre la situación presente y la del comienzo de la
terapia?". Estas conexiones entre la teoría, los supuestos
y la práctica serán señaladas en todo el libro.
Conclusión
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Mi razonamiento sobre las interpretaciones erróneas
de la TCS se basa en cambios teóricos, pero d.eseo destacar
que los prestadores de atención médica administrada no
esfuin exentos de culpa (Hoyt y Friedman, 199g). su apro-
bación de la TCS como tratamiento breve opcional dio lu-
g,ar a una plétora de talleres de uno o dos días de duración
destinados a proporcionar a los participantes algunos ele-
mentos de utilidad que pudieran incorporar a su práctica.
En tales circunstancias, las técnicas tienen la primacía y
el contexto teórico sólo complica las cosas. como este tipo
de fonnación ha proliferado, sus principales característi-
cas han llegado a definir la TCS.
como terapeutas no debemos esperar que nuestro tra- :-:-
-i
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