Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Leandro Ardoy
1. Introducción
Publicado en Revista de Derecho Público 2016-1. Cuestiones procesales del federalismo argentino - I.
Rubinzal-Culzoni. Santa Fe. 2016. Págs. 11-48.
Abogado. Docente de Derecho Procesal Constitucional en la FCJS-UNL. Especialista en Derecho Penal.
Maestrando en Derecho Penal. Funcionario del Ministerio Público Fiscal de la Nación.
1
Es muy gráfico para ello el esquema desarrollado por Jorge Vanossi en su Teoría Constitucional. 2ª
edición. Depalma. Buenos Aires. 2.000. Pág. 466.
federalismo en su faz sociológica o realista, que apunta a la observación de la real
vigencia de la faz normativa del mismo”2.
Nino reconoce distintas causales para tal fenómeno, entre las que se encuentran
el esquema de coparticipación; los aportes (del Tesoro Nacional) para equilibrar las
cuentas de las provincias; el seguimiento por parte de las provincias de las innovaciones
legislativas nacionales3. Claro que ello no se relaciona en forma exclusiva con el “poder
central”, sino también con una específica región de nuestro país. A ellos, Vanossi le
agrega la aparición de los partidos políticos nacionales; la entrada en crisis del concepto
de poder de policía, otrora sólo local; el abandono por parte de la Corte Suprema de sus
funciones como garante de la división de poderes y del mantenimiento de cada órgano
dentro de la esfera de su propia competencia4.
Por ello, sostenía hace más de veinte años que “este movimiento centrípeto de
acumulación de poder por parte del Gobierno federal -y dentro de éste, como vimos
antes, por el Presidente de la Nación- se fue volcando indudablemente en beneficio del
área del país donde el Poder Ejecutivo se asienta -la zona del Gran Buenos Aires-”5.
2
Hernández, Antonio María (h.). “La descentralización del poder en el Estado. El Federalismo. `Nación´
y provincias”, en AAVV. Derecho Constitucional. Editorial Universidad. Buenos Aires. 2.004. Pág. 733.
3
Nino, Carlos Santiago. Fundamentos de Derecho Constitucional. Astrea. Buenos Aires. 2.000. Págs.
558/559.
4
Vanossi, Jorge R. El estado de derecho en el constitucionalismo social. 3ª edición. Eudeba. Buenos
Aires. 2.000. Pág. 474/475.
5
Nino, Carlos Santiago. Ob.cit. Pág. 559.
La presente cláusula no afecta los reclamos administrativos o judiciales en trámite
originados por diferencias por distribución de competencias, servicios, funciones o
recursos entre la Nación y las provincias. (corresponde al art. 75 inc. 2)”.
Si bien hay autores que sostienen que el federalismo se vio reforzado por
diversas normas incorporadas en le reforma constitucional mencionada 6, al día de la
fecha, una pequeña porción del país continúa concentrando un porcentaje abrumador de
la población y el poder político y económico la ley-convenio que permitiría concretar
esas intenciones, no fue sancionada. Tan es así, que Bazán afirma sin hesitación que “en
otras palabras, no se ha robustecido el federalismo y, en contrapartida, ha crecido
disfuncionalmente el centralismo, con el consecuente quebrando de la calidad
democrática e institucional”7.
Es en este marco en el que deben entenderse los fallos de nuestra Corte Suprema
relativos a la coparticipación impositiva.
Corte remitió a los fundamentos expuestos en la demanda santafesina, de manera que haré referencia a
ese sólo supuesto.
12
Considerandos 7º) y 8º). En este último declaró que “La esencia misma del derecho intrafederal
impone concluir que las leyes-convenio y los pactos que lo componen no se encuentran en una esfera de
disponibilidad individual de las partes, y solo pueden ser modificados por otro acuerdo posterior de la
misma naturaleza, previamente emanadas de las jurisdicciones intervinientes”.
13
Considerando 14º).
14
Considerando 26º). Antes, en el Considerando 22º), ya había sostenido que las asignaciones específicas
debían interpretarse de manera restringida.
pueden traducirse en la expresión de voluntad del Estado provincial, pues en el marco
del federalismo de concertación el representante natural de la provincia es el
gobernador”15.
A su turno, valoró especialmente la circunstancia del dictado de la ley Nº 26.425
que modificó sustancialmente el sistema previsional, aunque indicó que el Estado
Nacional no había sido eficiente en demostrar la incidencia de la detracción del 15% (o
el impacto de su quita) en el financiamiento del sistema previsional 16, pero que aun
cuando lo hubiera sido la inexistencia de un pacto con la Provincia de Santa Fe
constituía una barrera infranqueable.
Aclaró que los fines perseguidos por las leyes y decretos en materia previsional
eran loables, enmarcados en las funciones del Congreso de la Nación y del Poder
Ejecutivo Nacional, pero que en consecuencia “resulta razonable suponer que los
fondos para hacer frente a esas erogaciones deben emanar, prima facie, de rentas
generales de la Nación”17.
Como puede verse, el fallo en cuestión, resalta el rol de las provincias, la
necesidad de contar con su conformidad para la realización de determinados actos y sus
necesidades de financiamiento. Es decir, el fallo puede inscribirse como uno de aquellos
que tiende a reforzar la autonomía de las provincias en particular y el federalismo e
general18.
Sin embargo, el accionar de la Corte no se quedó ahí, y exhortó a los demás
poderes del Estado a la sanción una nueva ley de coparticipación federal tributaria,
como forma de fortalecer el alicaído federalismo perseguido con la reforma
constitucional de 1.99419. Es decir, al mismo tiempo, la Corte Suprema declaró
inconstitucional una norma legal (ley), resolvió un caso (tres, en realidad), y colocó en
la agenda pública una cuestión que, habiendo sido especialmente destacada como motor
(o como justificación) de la reforma constitucional mentada, permanecía en el olvido.
Ahora bien, cabe preguntarse entonces, por los alcances y el impacto del
ejercicio del control constitucional, desde el punto de vista de la democracia; pero
15
Considerando 27º).
16
Considerando 31º).
17
Considerando 32º).
18
Cf. Spisso, Rodolfo R. “Corte Suprema, federalismo fiscal y el deber de respetar la Constitución”, en
LL 22/12/2015, pág. 8 y ss. Aunque este autor no deja de criticar la posibilidad cuando la Corte deja
entrever la posibilidad de la Nación para instituir asignaciones específicas de impuestos coparticipables
sin conformidad provincial
19
Este constituye, a criterio de Spisso, el aspecto más trascendente de la sentencia. Ib. Idem.
también qué son las sentencias exhortativas, qué implican desde lo institucional y cuáles
son las consecuencias de su dictado (si es que efectivamente hay alguna).
20
Nogueira Alcalá, Humberto. “Consideraciones sobre las sentencias de los Tribunales Constitucionales y
sus efectos en América del Sur”, en Revista Ius et Praxis. Año 10 Nº 1:113-158, 2004.
21
Cf. Sagüés, Néstor Pedro. “Las sentencias constitucionales exhortativas (`apelativas´ o `con aviso´), y
su recepción en Argentina”. LL 2005-F, 1461.
22
Se aparta también así nuestra Corte, del tradicional modelo del juez como mero interlocutor de la ley.
En tal sentido, Merryman afirma que “esta tradición [europea continental], en la que el juez no se ha
concebido como actor de un papel muy creativo, fue reforzado por la ideología antijudicial de la
revolución europea y las consecuencias lógicas de una doctrina racionalista de la estricta separación de
poderes. El juez civil [o derecho continental] desempeña un papel sustancialmente más modesto que el
juez de la tradición del derecho común [common law]”. Merryman, John Henry. La tradición jurídica
romano-canónica. 2ª edición. Trad. Eduardo L. Suárez. Fondo de Cultura Económica. 2.008. Pág. 78
23
Bazán, Víctor. “¿La Corte Suprema de Justicia se reinventa, presentándose como un Tribunal
Constitucional?”. JA 2008-III-1121. Robledo, Néstor D. “El caso Badaro. ¿La Corte Suprema va hacia un
nuevo rol institucional? LL 2007-A, 240.
24
Para ello, resultan sumamente interesante la obra de Eduardo Oteiza “La Corte Suprema. Entre la
justicia sin política y la política sin justicia”. LEP. La Plata. 1994; y el de Roberto Gargarella titulado
“Inconsistencia y parcialidad. Un examen histórico de la jurisprudencia de la Corte Suprema Argentina”,
JA 2003-IV-1175 y ss., donde realiza una lapidaria crítica de la actuación de nuestra Corte a lo largo de la
historia. Dentro de lo complejo que resulta hacer un balance de una Corte que está en funciones, es
posible decir que, excepto la Corte Suprema en la composición que va de los años 1983/1989 y la actual,
las demás composiciones difícilmente puedan aprobar un examen de solvencia técnica, espíritu
democrático/republicano, independencia política y calidad institucional. Vale decir, difícilmente hayan
estado tales Cortes, a la altura de las circunstancias.
negativo presenta, en el cual una determinada norma era constitucional o no, en
términos dicotómicos25.
Pero, ¿qué son las sentencias exhortativas? Son aquéllas en las cuales el tribunal,
ante una situación de norma inconstitucional, presuntamente inconstitucional, o incluso
en supuestos de fuerte “tensión constitucional”, encomienda al Poder Legislativo la
sanción de un nuevo texto acorde con la Constitución, fijándole o no un plazo preciso al
respecto. Aunque puede también ocurrir que la exhortación sea al poder administrador
para que tome cartas en el asunto. No aceptadas en forma unánime 26, constituyen una
modalidad de intervención del poder judicial que, lentamente, ha dejado de ser
novedosa para constituir una realidad de nuestra praxis constitucional.
Solo que luego de tal (hipotética) sentencia, todavía deberá superarse la desidia
(imposibilidad/incapacidad) del poder político. Por ello, afirma Gidi que “las soluciones
legislativas podrían funcionar en casos específicos de conflictos masivos,
especialmente en casos que envuelvan grandes grupos (tales como el control de armas,
tabaco, asbestos o senos implantados) o en casos que envuelvan materias políticamente
sensibles (tales como el accidente de Bophal en la India). Sin embargo, las soluciones
legislativas no son una alternativa realista para los casos de poca visibilidad pública o
de bajo impacto político”31.
Sobre esta base podríamos trazar un parangón con una vieja tensión desarrollada
de manera impecable por Robert Burt en Constitución y Conflicto 32, sobre los
posicionamientos de James Madison y Alexander Hamilton, en El Federalista 33, en lo
que refiere al control de constitucionalidad. Allí claramente se enfrentan dos formas de
pensar la forma de resolver controversias institucionales. Por un lado, Madison, en los
capítulos X y LI, decía que cada departamento debe mantenerse en la órbita de su propia
competencia, sin interferir en el juego de los demás. Es decir que, en caso de conflicto,
lo único que debía hacer era destrabar la discusión, pero que el problema se siguiera
debatiendo a través de los mecanismos democráticos institucionales correspondientes.
Es decir, el poder judicial no podía zanjar estas cuestiones, ni mucho menos, reservarse
la palabra final en materia constitucional.
30
Cf. Lorenzetti, Ricardo Luis. Justicia Colectiva. Rubinzal Culzoni. Santa Fe. 2.010. Págs. 179/180. Por
su parte, Salgado distingue una y otra forma de intervención. El análisis del caso sometido a la
jurisdicción puede versar sobre dos cuestiones diferentes, omisión o cotejo de políticas y estándares, pero
siempre con el mismo resultado de reenvío a los poderes políticos para que resuelvan definitivamente la
controversia. Cfr. Salgado, José María. Tutela individual homogénea. Astrea. Buenos Aires. 2.011. Pág.
141
31
Gidi, Antonio. Las acciones colectivas y la tutela de los derechos difusos, colectivos e individuales en
Brasil. Un modelo para los países de derecho civil. Trad. Lucio Cabrera Acevedo. UNAM. 2.004. Pág.
119.
32
Burt, Robert. Constitución y conflicto. Trad. de la Cátedra de Traducción e Interpretación IV. Facultad
de Derecho de la UBA. Eudeba, 2.000.
33
Hamilton, Alexander; Madison, James; y Jay, John. El Federalista. Trad. de Gustavo R. Velasco. 2ª
edición en español. Fondo de Cultura Económica. México. 2.001.
posición de resolver conflictos institucionales, políticos, económicos y sociales en la
medida en que hubiera una controversia judicial.
Desde una óptica similar, pero más enraizada (aun) en una concepción
deliberativa de la democracia, Linares parte de la premisa que el control judicial de las
leyes tiene menos pergaminos democráticos que el congreso, quien, en consecuencia,
debiera tener la última palabra35. Sin embargo, ante la “vigencia” este modelo
institucional, presente en la mayoría de los países del mundo, cabe señalar en qué
medida la objeción democrática al control judicial se hace más relevante 36.
34
Gil Domínguez, Andrés. Derechos, racionalidad y última palabra. Ediar. Buenos Aires. 2.014. Pág. 149
35
Linares, Sebastián. La (i)legitimidad democrática del control judicial de las leyes. Marcial Pons.
Madrid. 2.008. Págs. 94/97.
36
Ib. Idem. Pág. 98.
37
Ib. Idem. Pág. 203. Claro que, en algunos países (por ejemplo, Canadá), el modelo del diálogo viene
“impuesto” por la propia constitución. En nuestro país, es una práctica incipiente de la mano de
sentencias como la aquí estudiada. El constitucionalismo dialógico reconoce su génesis en la Carta
Canadiense de Derechos y Libertades, de 1.982, que promueve, precisamente, el diálogo institucional, al
dejar de lado el control judicial “fuerte”. Sostiene Tushnet que “la revisión dialógica coloca en primer
plano la inevitable tensión que existe, dentro del constitucionalismo democrático, entre sus compromisos
de autogobierno popular y con el establecimiento de limitaciones sobre las mayorías populares”.
Tushnet, Mark. “Revisión judicial dialógica”, en Gargarella, Roberto (compilador). Por una justicia
dialógica. El Poder Judicial como promotor de la deliberación democrática. Siglo XXi editores. Buenos
Aires. 2.014. Págs. 105/106.
de turno. Bien dice Epp que “hay límites a los cambios sociales que pueden producir
las sentencias judiciales, y la aplicación de esas resoluciones depende del apoyo de los
funcionarios gubernamentales y de los sectores privados que tienen la capacidad de
usarlas bien”.38
Si se analizan algunos casos resueltos por nuestra Corte, fácil es advertir cuánto
de cierto tiene esta última afirmación. En el caso “García Méndez” 39 es evidente que la
cuestión de los menores en riesgo no es un tema de la agenda pública 40, habida cuenta
que han transcurrido varios años desde el dictado del fallo de la Corte sin que se haya
dictado una nueva ley acorde con los estándares constitucionales y convencionales, tal
como fuera exhortado por el Máximo Tribunal41.
38
Epp, Charles R. La revolución de los derechos. Trad. de Alcira Bixio. Siglo Veintiuno editores. Buenos
Aires. 2.013. Pág. 30.
39
CSJN, 02/12/2008. El fallo de la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal fue publicado en LL
online. Sentencia del 11/12/2007.
40
Me sigue resultando difícil de entender, pese a los esfuerzos argumentales que se utilizaron, aquello de
que la mejor forma de proteger a los menores es “encarcelándolos”. Para ello, ver
http://www.lanacion.com.ar/1076960-argibay-sostuvo-que-el-fallo-de-la-corte-ayuda-a-proteger-a-los-
menores-delincuentes-del-gatillo-facil
41
En realidad sí hay una respuesta, el silencio. Porque para los discursos jurídicos, como las leyes y las
sentencias, vale tanto lo que se dice como lo que se deja de decir. En tal sentido dice Cárcova que “en el
discurso jurídico se muestra lo que se muestra y se dice lo que se dice para ocultar lo que se quiere
ocultar y callar lo que se quiere callar”. Cárcova, Carlos María. Derecho, Política y Magistratura.
Editorial Biblos. Buenos Aires. 1996. Pág. 30.
42
Incluso lo hizo en la proporción entre personas presas con condenas firmes y procesadas. Las cifras se
encuentran disponibles en distintos documentos de la ONG en http://www.cels.org.ar/agendatematica/?
info=documentosTpl&ids=158&lang=es&ss=159
43
Arts. 159 y ss. del Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires.
44
La aplicación de esta norma fue suspendida por una sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la
Provincia de Buenos Aires en la que se hizo lugar a una medida cautelar peticionada por el CELS.
“Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y otros c. Provincia de Bs. As. s/inconst. ley 14.434”,
del 26/02/2013, publicada en LL 2013-B, 269, con nota de Marcelo A. Solimine. “Reforma al Régimen
Excarcelatorio y su suspensión cautelar”, en LL 2013-B, 267.
Es decir, mientras la política criminal no se redujo simplemente a elevar los
estándares exigidos en materia de excarcelaciones, prisiones preventivas y arrestos
domiciliarios, el número de personas detenidas sin condena se redujo, particularmente
en dependencias policiales.45 Pero cuando el populismo penal se hizo más fuerte, el
apartamiento de las mandas de la Corte se hizo más evidente.46
Contra esa posibilidad, es que la Corte intenta una salida alternativa. Como dice
Böhmer “la propuesta consiste en una forma de evitar el peligro último que acecha a
todo tribunal: no ser obedecido, es decir, no poder emitir juicios realizativos exitosos,
45
Lo cual resulta paradójico, porque como dice Kent que “si la policía debe ocuparse de custodiar una
inmensa pléyade de internos que saturan, abominablemente, las diferentes comisarías, fácil es colegir
que tal fuerza de seguridad aparece aminorada en sus responsabilidades primarias pues debe canalizar
su presencia para atender asuntos que no deberían malversar la específica misión de sus componentes,
declinando la posibilidad de acatar la responsabilidad que la normativa orgánica le ha conferido. ¡Un
auténtico dislate!”. Kent, Jorge. “Vicisitudes de la ejecución penal”. LL 2006-B, 1008-
46
Ver, a modo ejemplificativo D´Alessio, Andrés. “La política criminal en Argentina. Entre la razón y el
miedo”. RDP 2004-0-3. Lexis 0003/1500013; y Cesano, José D. “La política criminal Argentna: ¿últimas
imágenes del naufragio? Sup. Penal LL 2009 (mayo), 1.
47
Hamilton, Alexander, El Federalista LXXVIII. Ob. cit. en nota 19, págs. 330/331.
48
Petracchi, Enrique S. “Control Judicial en Argentina”. LL 1987-E, 709 y ss.
capaces de transformar las funciones jurídicas de las situaciones o de los sujetos que
deberían sentirse (estar) sometidos a su jurisdicción”.49
Es dable resaltar que la Corte ha utilizado también otros medios para realizar su
agenda, claramente visible en el caso de las acciones colectivas. En este supuesto,
comenzó por una sentencia exhortativa en “Halabi” 57, pero se ha seguido concretando
con el correr del tiempo con distintos fallos.
síntesis de la misma, véase Salgado, José María. Tutela individual homogénea. Astrea. Buenos Aires.
2011. Págs. 131/141; para quien en los procesos colectivos la objeción contramyoritaria queda diluida.
55
Cf. Nino, Carlos Santiago. Fundamentos de Derecho Constitucional. Astrea. Buenos Aires. 2000. Págs.
657/706; y La Constitución en la Democracia Deliberativa. Gedisa. 2.003. Barcelona. Págs. 258/295.
Dworkin, Ronald. Los derechos en serio. Trad. Marta Guastavino. Ariel. Barcelona.2.002. Cap. 4, págs.
146/233.
56
CSJN 08/07/2008. El desarrollo de esta causa, es más que el análisis de una sentencia, ya que la corte
se pronunció en varias oportunidades sobre distintas cuestiones que se fueron planteando a lo largo del
proceso. En primer lugar, la Corte distinguió dos cuestiones que habían sido planteadas en forma conjunta
por los demandantes (CSJN 20/06/2006): la pretensión dirigida contra el Estado Nacional, la Provincia de
Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, junto con cuarenta y cuatro empresas que
desarrollan su actividad en las adyacencias de la Cuenca Hídrica Matanza-Riachuelo para que les resarzan
los daños ocasionados por la contaminación ambiental de dicho río; y la pretensión orientada a la cuestión
de la contaminación propiamente dicha. Por un lado, la Corte se declaró incompetente (en instancia
originaria) para intervenir en los reclamos individuales por la reparación de los daños y perjuicios
sufridos por quienes habitaban en la cuenca (Punto III de la parte resolutiva de la sentencia). Por el otro,
aceptó la atribución de competencia originaria del tribunal relativa a la prevención, recomposición y el
resarcimiento del daño colectivo (Punto II de la parte resolutiva). Luego, aceptó la intervención como
tercero del Defensor del Pueblo (CSJN 24/08/2006), de cuatro ONG´s cuyos objetos sociales guardaban
relación con el cuidado del medio ambiente (CSJN 30/08/2006. Ellas eran la Fundación Ambiente y
Recursos Naturales, el Centro de Estudios Legales y Sociales, la Fundación Greenpeace Argentina, y la
Asociación Vecinos de La Boca. Al mismo tiempo, estableció el Reglamento de la Audiencia Pública a la
que oportunamente había convocado. Con posterioridad, también admitiría la intervención de otra ONG
(Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos -CSJN 20/03/2007-), y designó como perito a la
Universidad de Buenos Aires (CSJN 23/02/2007). Son sumamente interesantes los análisis que realizaron
en su momento Néstor A. Cafferatta “Sentencia colectiva ambiental en el caso del `Riachuelo´”, JA 2008-
III-288; y Claudia B. Sbdar “Revisión judicial de los instrumentos de gestión y política ambiental. Su
análisis desde la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, LL 09/11/2009. A modo
de prueba de la respuesta del poder político, valga lo publicado por distintos medios:
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-260798-2014-11-28.html;
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-252700-2014-08-11.html;
http://www.lanacion.com.ar/1740761-la-limpieza-del-riachuelo-un-llamado-de-la-justicia-a-implementar-
politicas-de-estado; http://www.clarin.com/ciudades/Riachuelo-cementerio-autos-
sacaron_0_1198080301.html. Acerca de las dificultades para la ejecución de esta sentencia y los cambios
políticos e institucionales que la misma trajo aparejada, es fundamental la Ponencia General de Verbic,
presentada en el marco del XXVII Congreso Nacional de Derecho Procesal, celebrado en Córdoba, los
días 18, 19 y 20 de septiembre de 2.013, titulada “Ejecución de sentencias en litigios estructurales y
complejos. Dificultades políticas y procedimentales que inciden sobre la eficacia de estas decisiones”.
57
CSJN 24/02/2009.
En este primer precedente, la Corte no sólo resolvió el caso, sino que sentó las
bases para el posterior desarrollo de las acciones colectivas en nuestro país. La acción
de amparo había sido iniciada por el abogado Ernesto Halabi, en su doble calidad de
ciudadano y de abogado, toda vez que consideraba que la ley 25.873 y su decreto
reglamentario Nº 1563/04, eran inconstitucionales. Esta ley, modificatoria de la ley Nº
19.798 (Ley Nacional de Telecomunicaciones), establecía, entre otras cosas: a) que los
prestadores de telecomunicaciones deberían disponer de los recursos humanos y
tecnológicos necesarios para la captación y derivación de las comunicaciones que se
transmitieren, para su observación remota a requerimiento del Poder Judicial o del
Ministerio Público, de conformidad a la legislación vigente; b) que los costos deberían
ser soportados por los prestadores del servicio y que el mismo debería estar disponible
en todo momento; c) que los prestadores deberían registrar y sistematizar los datos
filiatorios y domiciliarios de los usuarios y clientes y los registros del tráfico de las
comunicaciones para su consulta sin cargo por parte del Poder Judicial o del Ministerio
Público; d) que esta información debía guardarse por diez años; y e) que el Estado
Nacional asumía la responsabilidad por los eventuales daños y perjuicios que pudieran
derivar para terceros de la observación y utilización de la información obtenida por el
mecanismo previsto.
58
Es discutido en doctrina si en el caso de las acciones colectivas el efecto de la cosa juzgada es erga
omnes o sigue siendo inter partes, modificándose nada más el concepto de parte. Esta segunda línea es la
que siguen, en consonancia con el derecho norteamericano, entre otros en nuestro país, Francisco Verbic
(Procesos Colectivos. Astrea. Buenos Aires. 2.007) y José Salgado (Tutela individual Homogénea.
Astrea. Buenos Aires. 2.011). Destacando los problemas de los alcances erga omnes de las sentencias
recaídas en acciones colectivas, véase Cassagne, Juan Carlos. “Derechos de incidencia colectiva. Los
efectos “erga omnes” de la sentencia. Problemas del reconocimiento de la acción colectiva”, en LL 2009-
B, 646; y García Pullés, Fernando. “Las sentencias que declaran la inconstitucionalidad de las leyes que
vulneran derechos de incidencia colectiva. ¿El fin del paradigma de los límtes subjetivos de la cosa
juzgada? ¿El nacimiento de los procesos de clase?, en LL 2009-B, 186.
59
En el punto puede apreciarse claramente como pueden coexistir claramente fines públicos y privados en
una misma pretensión. Es muy interesante en tal sentido el análisis que hace Fiss al respecto, llamando al
accionante Procurador General Privado. Cf. Fiss, Owen. “la teoría política de la acción de clase”, en El
derecho como razón pública. Trad. de Esteban Restrepo Saldarriaga. Marcial Pons. Madrid. 2.007. Págs.
169/181.
60
Parte de la importancia de esta sentencia puede verse en la cantidad de notas de doctrina que la misma
generó y sigue generando.
al derecho brasilero, los denominó derechos individuales homogéneos (considerando
12º). Pero previo a determinar cuáles son los requisitos para que se pueda incoar una
acción de esta naturaleza (considerandos 13º, 19º a 21º), y recoger la experiencia del
derecho comparado (considerandos 17º y 18º), la Corte puso de manifiesto la mora del
legislador en regular la materia61.
Es decir, que la Corte sentara las bases de las acciones colectivas respondió ni
más ni menos que al silencio del Congreso en legislar sobre las acciones colectivas en
general y sobre el amparo colectivo en particular. En tal sentido dijo que “frente a esta
falta de regulación -la que, por lo demás, constituye una mora que el legislador debe
solucionar cuanto sea posible, para facilitar el acceso a la justicia que la Ley Suprema
ha instituido-, cabe señalar que la referida disposición constitucional es claramente
operativa y es obligación de los jueces darle eficacia, cuando se aporta nítida
evidencia sobre la afectación de un derecho fundamental y del acceso a la justicia de
su titular”62.
Pese a la mora ya señalada por la Corte, y el paso del tiempo al día de la fecha,
el Parlamento no ha dictado ley alguna, pese a los numerosos proyectos que tuvieron y
tienen estado parlamentario63.
El último paso, fue doble. Ante la continuidad del silencio de los poderes
políticos, en el marco de la causa “Municipalidad de Berazategui c. Cablevisión S.A. s/
amparo”70, la Corte afirmó que, ante el riesgo de sentencias contradictorias, dispendio
jurisdiccional, la superposición de acciones con objetos superpuestos y que las
decisiones en uno hagan cosa juzgada respecto de las planteadas en otro que podrían
individuales homogéneos de contenido patrimonial, a lo que la Corte, revocando una sentencia de la Sala
D de la cámara Nacional en lo Comercial
65
Considerando 16º
66
En el considerando 10º hace referencia a la necesidad de controlar el hecho único o complejo generador
de los múltiples posibles reclamos individuales; que la controversia esté concentrada en los efectos
comunes del mismo, y que el interés individual no justifique la interposición de demandas individuales
(asegurar el acceso a la justicia).
67
CSJN 24/06/2014, “Consumidores Financieros Asociación Civil p/su defensa c. La Meridional
Compañía Argentina de Seguros S.A. s/ ordinario”.
68
Considerando 5º
69
Considerando 8º
70
CSJN 23/09/2014. En el caso, se discutía la legitimación de un intendente municipal para accionar en
representación de los ciudadanos de esa localidad, algo que la Corte, revocando la sentencia de la Sala II
de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata, denegó. Al mismo tiempo, consideró que el a quo no
había considerado adecuadamente lo oportunamente resuelto por la Cámara Federal de Mar del Plata en
un caso análogo.
derivar en situaciones de gravedad institucional, “el Tribunal estima necesaria la
creación de un Registro de Acciones Colectivas en el que deban inscribirse todos los
procesos colectivos de esa naturaleza que tramiten ante los tribunales del país”. Ello,
en la inteligencia que “la existencia de un Registro de Acciones colectivas tiende a
evitar el escándalo jurídico que podría representar el dictado de decisiones
contradictorias en causas conexas o superpuestas y a lograr la economía procesal que
mejor se ajuste a un adecuado servicio de justicia. Asimismo, el registro brindará
información a los tribunales y a los legitimados colectivos o individuales acerca de la
existencia de procesos de esa naturaleza y favorecerá el acceso a justicia al permitir a
los habitantes conocer la existencia de procesos y sentencias de las que puedan ser
beneficiarios”. Finalmente dispuso que “la creación del Registro de Acciones
Colectivas se realizará a través de una acordada de este Tribunal”71.
Ante la inacción de los poderes políticos, días atrás, la Corte dio un nuevo paso
en la regulación de las acciones colectivas al dictar la Acordada Nº 12/16 75. Entre los
considerandos, se analiza la experiencia recogida en la aplicación del Registro
anteriormente creado, y la recepción de sugerencias hechas por magistrados y abogados
litigantes76, así como también, los déficit identificados en relación a la comunicación del
inicio de las acciones que no evitaron el trámite de acciones sustancialmente análogas.
En esta acordada, la Corte va aun más allá en las precisiones acerca de las
exigencias a satisfacer para la interposición de una acción colectiva, señalando los
requisitos que debe cumplir la demanda, el requerimiento de información previa al
Registro Público de Procesos Colectivas, cómo resolver en casos de litispendencias, la
correcta certificación de las acciones y el registro correspondiente, resaltando asimismo,
las especiales facultades ordenatorias que tienen los jueces en este tipo de procesos.
(y encuentra) habilitada para dictar reglamentos con naturaleza de leyes; y en un segundo orden, a quién
se puede reclamar en caso de disconformidad. En relación al primer punto, creo que no, que la regulación
dispuesta en la acordada de referencia no se encuentra dentro de las previsiones de las facultades de la
Corte para dictar reglamentos (art. 18º ley 48; art. 10º ley 4055; art. 4º párrafo 2do. ley 25.488). En
cualquier caso, plasma en una acordada lo dicho en distintas sentencias, lo que le da cierta apariencia de
“legalidad”. Sin perjuicio de lo cual, dado los avances (casi) constantes de la Corte en materia de procesos
colectivos, cuenta con sobrada “legitimidad” para hacerlo. Con respecto al segundo tema, a nadie. Aquí
cobran especial fuera las palabras de quien fuera juez de la Corte Suprema de Justicia de los Estados
Unidos, Jackson, quien dijo que “no somos los últimos por ser infalibles, sino que somos infalibles
porque somos los últimos en resolver”. Esto es, arriba de la Corte no hay nadie. De ahí la necesidad que la
Corte sea especialmente prudente con el dictado de tales reglamentos.
75
La acordada fue dictada el 5 de abril pasado, y puede encontrarse en http://www.cij.gov.ar/nota-20757-
La-Corte-Suprema-aprob--un-reglamento-de-actuaci-n-en-procesos-colectivos.html.
76
Considerando 6º).
institucional, hasta tanto el Poder Legislativo Nacional sancione una ley que regule el
procedimiento”77.
El 13 de marzo del año 201278, la Corte Suprema dictó uno de los fallos más
controvertidos de los últimos tiempos. No (sólo) por la sentencia en sí, sino por el
carácter de los derechos en juego. El caso se trataba del pedido de la madre de una niña
menor de 15 años de edad, a quien habían violado, para que le realicen un aborto a su
hija, ya que, como resultado de aquél hecho, había quedado embarazada. A ello había
que agregar que quien había cometido el hecho, era el padrastro de la menor. Su
pretensión fue rechazada en primera y segunda instancia por la justicia de la provincia
de Chubut. El Superior Tribunal de Justicia revocó aquella decisión, y ordenó la
realización de la práctica. Sin perjuicio de que la misma se llevó a cabo en forma casi
inmediata, la Defensora Oficial recurrió aquella decisión en representación del
nasciturus. La Corte, admitió el recurso pese a que la cuestión había devenido
abstracta79, con fundamento en que, siguiendo a la Corte Suprema de Justicia de los
Estados Unidos, las cuestiones relativas a embarazos y abortos siempre iban a llegar
“tarde” a la instancia superior.
En sí, cuanto se discutía, era el alcance que correspondía darle a los incisos 1º y
2º del art. 86 del Código Penal. En tal sentido, en resumidas cuentas, la Corte entendió
que no correspondía trazar diferencias entre las víctimas del delito de violación, sea ella
una menor o una “mujer idiota o demente”80. Ello, porque sería contrario al principio de
igualdad y de prohibición de toda discriminación.
No obstante lo claro del fallo81, la Corte estimó que ello no era suficiente, “ya
que media, en la materia, un importante grado de desinformación que ha llevado a los
profesionales de la salud a condicionar la realización de esta práctica al dictado de
una autorización judicial y es este proceder el que ha obstaculizado la implementación
77
Considerando 10º). El resaltado me pertenece.
78
CSJN 13/03/2012 “F., A. L. s/ medida autosatisfactiva”.
79
En este sentido se expidió el Procurador Fiscal ante la Corte Suprema. Por su parte, la Defensora
General de la Nació, en un extenso y sólido dictamen, n propició que se admita el recurso y se confirme la
sentencia recurrida.
80
Considerando 15º. Parte de la doctrina critica precisamente esta interpretación extensiva de la Corte.
Así, por ejemplo Néstor P. Sagüés “El aborto eugenésico, la Constitución y el derecho internacional de
los derechos humanos”, en JA 2012-III-1129; y María Angélica Gelli “Efectos regresivos de una
sentencia en punto a la protección del derecho a la vida”, en JA 2012-II-349.
81
La Corte sostuvo, en el Considerando 18º que “se impone concluir que, aun mediando la más mínima y
sistemática exégesis practicada sobre dicho precepto, no es punible toda interrupción de un embarazo
que sea consecuencia de una violación con independencia de la capacidad mental de su víctima”.
de los casos de abortos no punibles legislados en nuestro país desde la década de
1920”82. Por ello, y a fin de evitar que tales cuestiones se siguieran judicializando
(pudiendo incluso llegar a configurarse supuestos de responsabilidad internacional), y
de tal forma, obstaculizando la atención oportuna de la salud de las víctimas de
violación, la Corte concluyó que debía darse un paso más83.
Transcurridos más de dos años del dictado de esta sentencia, la suerte que ha
corrido su implementación, ha sido dispar89. A un año de su dictado, la Asociación por
los Derechos Civiles publicó un informe dando cuenta de cuáles habían sido las
respuestas de los distintos Estados90. Así, mientras que algunas provincias, siguiendo la
exhortación de la Corte redactaron los protocolos correspondientes (Santa Fe, Chaco,
Jujuy y Tierra del Fuego), otras lo hicieron con distinto alcance (Entre Ríos, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires Córdoba, Buenos Aires, La Pampa, Neuquén, Río Negro y
Salta) y algunas, siquiera dieron cumplimiento parcial a lo dispuesto (Estado Nacional,
Catamarca, Corrientes, Formosa, La Rioja, Mendoza, Misiones, San Juan, San Luis, San
Juan, Santa Cruz, Santiago del Estero y Tucumán).
Un año más tarde, la Asociación por los Derechos Civiles publicó un nuevo
informe dando cuenta del estado de situación en relación a la efectividad de las
exhortaciones de la Corte92. Mientras que las provincias de Santa Fe, Chaco, Chubut, La
Rioja, Jujuy, Santa Cruz, Misiones y Tierra del Fuego habían dictado un reglamento
siguiendo los parámetros de la Corte, las de Catamarca, Tucumán, Corrientes, Santiago
del Estero, Formosa, San Luis y San Juan, sólo la habían hecho parcialmente. Aunque
en peor situación se encontraban el Estado Nacional, la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Neuquén, Buenos Aires, y Río Negro no tenían
87
Punto 2) de la parte resolutiva de la sentencia.
88
Punto 3) de la parte resolutiva de la sentencia.
89
Algunas dificultades en el cumplimiento de la sentencia ya habían sido advertidas por Ramiro Álvarez
Urteaga, en “Dinámicas de acción y reacción en la Corte Suprema: una mirada al caso `F., A. L.´ sobre
aborto no punible”. JA 2012-III-469.
90
El informe se encuentra disponible en http://www.adc.org.ar/980_como-se-esta-aplicando-el-fallo-de-
la-corte-sobre-aborto-no-punible-a-un-año-de-la-sentencia/
91
CSJN 06/03/2014. La petición fue formulada por la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), junto
con el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), el Centro de Estudios Legales y Sociales
(CELS) y Amnistía Internacional – Argentina, en su calidad de amicus curiae.
92
El segundo informe puede encontrarse en http://www.adc.org.ar/nuevo-informe-de-la-adc-sobre-el-
cumplimiento-de-la-sentencia-de-la-corte-suprema-sobre-aborto-no-punible/
normativa alguna en vigencia93. Es decir, si bien el panorama había mejorado con
respecto al año anterior en lo que a cumplimiento se refiere, el avance no había sido
sustancial.
93
Cabe aclarar que la provincia de Córdoba y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encontraban en
esa situación por distintas resoluciones judiciales; mientras que el Ministerio de Salud de la provincia de
Salta redactó un protocolo con un alcance que lo ubica por fuera de los parámetros brindados por la Corte
Suprema.
94
Esto se ve con claridad en el fallo de la Corte en la causa “Pro Familia Asociación Civil c. GCBA y
otros s/ impugnación de actos administrativos” (CSJN 11/10/2012), en la que se dispuso dejar sin efecto
una medida cautelar que había decretado la suspensión de una práctica abortiva en el marco de lo resuelto
por la causa “F., A. L.”. El fallo fue aplaudido por Ibarlucía quien, entre otras cosas, sostuvo que “no
existe otra manera de vivir en un Estado de Derecho que no sea acatar las decisiones últimas del último
intérprete de la Constitución, nos gusten o no”. Cf. Ibarlucía, Emilio A. “¿Tienen legitimación las O.N.G.
para pedir la suspensión de un aborto?”, en LL 2012-F. 1.
95
“Portal de Belén Asociación Civil c. Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba”, publicado en LLC
2013 (junio), 523; el cual recibió numerosas notas elogiosas, entre las que se encuentran las de Walter F.
Carnota “Los pronunciamientos de la Corte Suprema y el federalismo argentino” (LL 2013-D, 265),
Eduardo A. Sambrizzi “Inconstitucionalidad de la guía de procedimientos de abortos no punibles de la
Provincia de Córdoba” (LLC -julio-, 593), Renato Rabbi Baldi Cabanillas y Eugenia Fleming Cánepa
“Aborto no punible. Réplicas locales a propósito de la causa `F., A. L.´ de la Corte Suprema” (DFyP 2013
-septiembre-, 209), y Héctor P. Iribarne “Un prudente valladar al uso alternativo del derecho por parte de
la Corte Suprema de Justicia. Efectos en las provincias y en sede administrativa” (LL 2013-F, 143).
cada provincia. Por último, adhirió a una postura “débil” en cierta forma en lo que hace
a la recepción del derecho internacional de los derechos humanos.
En lo que respecta a la cuestión federal, ello no constituye más que una excusa
para dejar de lado una sentencia de la Corte que no se comparte. Porque en definitiva, el
96
Fallos: 307:1094
97
Cf. Oteiza Eduardo D. “Reflexiones sobre la eficacia de la jurisprudencia y del precedente en la
República Argentina”, en Oteiza, Eduardo (coordinador) Cortes Supremas. Funciones y recursos
extraordinarios. Rubinzal Culzoni editores. Santa Fe. 2011. Págs. 363/407.
98
Fallos 318:354.
99
Fallos 319:1840.
100
Fallos 321:3555.
101
Fallos 323:4130.
102
S.C. A 93 XLV.
103
Fallos 328:2056
104
CSJN 29/11/2011
105
Cf. Oteiza, Eduardo. “La Corte Suprema y el sistema interamericano de protección de los Derechos
Humanos. Cuestiones de coherencia interpretativa”. En Berizonce, Roberto Omar; Hitters, Juan Carlos y
Oteiza, Eduardo (coordinadores). El papel de los tribunales superiores. Estudios en honor de Augusto
Mario Morello. Segunda parte. Rubinzal-Culzoni editores. Santa Fe. 2.008. Págs. 339/366.
106
CSJN 08/05/2012.
régimen del estado (federal) no puede ir más allá de los derechos de las personas. Es
decir, el federalismo, no puede implicar desconocer el derecho a la igualdad,
consagrado en el art. 16 de nuestra Carta Magna. Esto quiere decir que, dentro de un
mismo país, no puede tolerarse, so pretexto de defensa de un sistema federal, que dos
personas, ante un mismo hecho, tengan tan disímiles posibilidades de realizar su
derecho, en la medida en que una provincia sí y otra no haya desobedecido lo dicho por
la Corte. Bien afirma Vanossi que es cierto que el sistema federal es una forma de
control vertical del poder, pero ello no implica desconocer los derechos y garantías
individuales107.
107
Vanossi, Jorge Reinaldo A. El estado de derecho…”. Ob. cit. Págs. 465/466.
108
“Asesoría de Incapaces Nº 2 en representación de N.N. por nacer c. E.C. s/ amparo – recurso de
apelación”, publicado en LLNOA 2014 (marzo), 172. Con nota laudatoria de Alejandro O. Tazza. “El
delito de aborto y la obligatoriedad de la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”. DJ
25/05/2014, 19.
109
“Cari, Irene – Presidenta Del Foro De Mujeres Por La Igualdad De Oportunidades; Defensoría Oficial
Nª 4 Dra. Natalia Buira – Acción de Inconstitucionalidad”. CJ de Salta. Tomo 177:803.
110
Considerando 7º).
funcionario correspondiente para que evalúe si correspondía iniciar o no un proceso de
destitución del magistrado interviniente.
Idéntico fue el sentido del fallo del Juez de la Cuarta Nominación de la ciudad
de Santa Fe, el cual hizo lugar a una medida cautelar encaballada en una pretensión de
amparo deducida por el Partido Demócrata Cristiano 112. Tal pretensión se dirigía contra
el Estado provincial, en cuanto mediante la Resolución del Ministerio de Salud Nº
612/12 había aprobado una “Guía técnica para la atención integral de abortos no
punibles del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable del
Ministerio de Salud de la Nación”, en la cual se establecían los pasos a seguir en ante
casos de aborto no punibles.
Cabe aclarar, que la guía diferenciaba dos supuestos distintos, aquéllos en los
que se encontraba en riesgo la vida de la madre, y los que eran producto de una
violación. El magistrado de primera instancia rechazó la medida cautelar incoada en lo
que respecta a la primera cuestión. Mas en cuanto a la segunda, con una liviandad
verdaderamente impropia del estado de derecho 113, desconociendo principios básicos
relativos a la presunción de legitimidad de los actos de gobierno, a la gravedad
institucional que implica una declaración de inconstitucionalidad y un olvido rayano
111
Tales como plazo (se restringe el acceso a la práctica hasta un período no mayor a las doce semanas de
gestación); que al momento de realizar la declaración jurada por parte de la víctima se encuentra presente
un funcionario del Ministerio Público o Asesor de Menores según corresponda, entre otras.
112
Sentencia interlocutoria del día 7 de septiembre de 2.012.
113
La sentencia consta de dos carillas, y se limita a enunciar un supuesto de antinomia normativa, el cual
resuelve por la aplicación de la de mayor rango. Tan burda fue la sentencia que motivó un pedido de
juicio político del magistrado, el cual fue oportunamente rechazado. Cfr. C.S.J. de Santa Fe, Expte.
1307/2012 “Busaniche, Mabel; Marmet, María Angélica; Cánaves, Violeta; Gabarra, Mabel y Aucía,
Lucía s/ Su Presentación”.
con la falta de respeto en relación a la autoridad de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación (siquiera citó el caso “F., A. L.”), hizo lugar a la cautelar innovativa, tornando
inaplicable la guía. Pocos días después, la Sala Segunda de la Cámara Civil y Comercial
de la ciudad de Santa Fe, revocó dicha resolución114.
114
Resolución Nº 213, Folio 159, Libro 14.
115
“M., N. y Ots. c. Gob. Prov. de Mendoza s/ acc. de amparo”, LL 02/09/2014.
116
Considerando III c). Asimismo, como respaldo de tal decisión, invocó un fallo reciente de la Cámara
Federal de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo que, a mi modo de ver, no resultaba aplicable
al caso (CámFed.Cont.Adm. sala V “C., E. M. y otros c. EN Mº SALUD s/ amparo ley 16.986,
29/04/2014).
versaba sobre derechos individuales ¡pero homogéneos! En cuanto al segundo
argumento, el tribunal deja de lado para fallar de manera dos cuestiones fundamentales:
1- la función preventiva del derecho, prevista expresamente en materia de amparo y las
acciones de inconstitucionalidad (art. 322 del CPCCN) 117; y, 2- que como consecuencia
del fallo sea necesario judicializar los pretensiones de realizar las prácticas de abortos
no punibles, que era lo que precisamente quería evitar la Corte Suprema en el punto 3º
del Resuelvo del caso “F., A. L.”.
4. Corolario
Cuanto pretendí presentar en este trabajo fueron, a grandes rasgos, dos
cuestiones: en primer lugar, un fallo de la Corte Suprema que reconoció un derecho a la
provincia accionante119 y, de tal forma, contribuyó al afianzamiento del federalismo; y
en segundo lugar, la puesta sobre la mesa de un tema que, pese a su trascendencia, no
ocupa el lugar en la agenda pública que debiera. Para ello interpeló al poder político, a
fin de que sancione una ley-convenio de coparticipación fiscal.
Para ello, recurrió al dictado de una sentencia exhortativa, tal como ya lo había
hecho en otras oportunidades. Este formato, responde a una concepción diferente de los
117
Raya lo absurdo en cierta medida además, la exigencia del tribunal de que por lo menos alguno de los
actores esté o haya estado en una situación análoga a la planteada en el caso “F., A. L.”, toda vez que, de
ser así, la acción se hubiera dirigido a obtener la autorización para llevar a cabo la operación, y no con el
dictado de un reglamento.
118
La profesora de la FCJS de la UNL, María Magdalena Galli Fiant, cuando anota laudatoriamente el
fallo, hace sí explicito su rechazo al precedente “F. A. L.”. Cf. “Efectos de la jurisprudencia de la Corte
Suprema en materia de abortos no punibles”. LL 2014-E, 366. Es fundamental para correr el velo de la
verdadera ideología de los textos jurídicos el trabajo de Christian Courtis y Alberto Bovino “Por una
dogmática conscientemente política”, publicado en Courtis, Christian (compilador). Desde otra mirada.
Textos de Teoría Crítica del Derecho. 2ª edición. Eudeba. 2.009 Págs. 303/442. En relación al derecho
procesal, Guerra Filho decía “De la misma manera, no se muestra satisfactoria la dogmática jurídica
tradicionalmente practicada, pues presta atención predominantemente a los textos legales, para a partir
de ellos reconstruir autorizadamente su sentido normativo, cuando el objeto de la ciencia jurídica no
sería propiamente las normas, sino los problemas que a ellas cabe solucionar. Y para eso importa más
que todo el examen de las situaciones concretas en las que los intereses envueltos se manifiestan y
(eventualmente) entran en conflicto; ahí radica la importancia de normas procedimentales que regulen el
modo de atender a esos intereses, con una solución que no se encuentra ya previamente establecida”. Cf.
Guerra Filho, Willis Santiago. “La dimensión jusfilosófica del proceso”. DOXA 21-II (1998). Págs.
184/185.
119
En realidad, como dijera, fueron varios fallos, ante pretensiones articuladas por varias provincias y por
distintos motivos.
tribunales cimeros que lo que se tenía antaño. Por ello, Nogueira Alcalá sostiene que “la
nueva realidad de los tribunales constitucionales como órganos que superan la visión
tradicional del legislador negativo propuesto por Kelsen, hace necesario estructurar
una mayor colaboración entre tribunales constitucionales y órganos colegisladores
mediante el establecimiento de instancias de diálogo periódico institucionalizado”120.
Mas la novedad en sí misma no resulta determinante para el resultado fructífero
de tales resoluciones. Como intenté mostrar en el texto, el poder político no siempre
brindó la respuesta que esperaba la Corte. En algunos casos, fue el silencio, ante lo cual,
la Corte tampoco nada dijo (“García Méndez”); en otros, optó por reforzar su apuesta
mediante el dictado de nuevas sentencias que profundizaran un camino (“Halabi” y las
acciones colectivas). Aunque en algún supuesto el poder administrador sí recogió el
guante y encaró el conflicto (“Mendoza”). Ante “F., A.L.”, eligió considerar que su
propia sentencia exhortativa no era ejecutable.
Ahora bien, en las acciones incoadas por las provincias de Santa Fe, Córdoba y
San Luis121, es fenomenalmente complejo, y la matriz política no puede dejarse de lado.
No sólo por la cuestión de la ley-convenio de coparticipación en sí, cuyo procedimiento
de sanción es de por sí, harto complejo 122; sino porque la coparticipación es un medio
fundamental para resolver el problema del federalismo en nuestro país, su pretensa
autonomía con respecto al poder central, y la real dependencia de las mismas. Nada más
ni nada menos, que un conflicto que arrastramos desde nuestra etapa fundacional. Por
ello, si la Corte se hubiera excedido en lo que dijo, hubiera visto cómo su propia
autoridad se desgajara.
Este primer paso es, entonces, más que loable 123. Ahora le toca el turno a la
política, con mayores y mejores posibilidades de percibir las necesidades y ser más
sensible a las realidades locales. Ello sí se quiere que la solución sea efectiva. Bien
decía Vanossi que “en el tema de la reordenación federal del país cabe aplicar en su
120
Nogueira Alcalá, Humberto. Ob. cit.
121
Rápida de reflejos, pocos días más tarde la Provincia de Formosa inició una acción similar,
pretendiendo que la Corte aplique los precedentes de los casos citados. Sin embargo, la Corte desestimó
la demanda con fundamentos en que los hechos eran distintos, y que la Provincia de Formosa no había
acreditado en su presentación las exigencias que sí habían satisfecho las que tuvieron éxito (“CSJ
4783/2015. ORIGINARIO. Formosa, Provincia de c/ Estado Nacional”, del 9 de diciembre de 2.015).
122
Tan es así que Mertehikian habla directamente del “rotundo fracaso” de la reforma constitucional del
año 1.994. Mertehikian, Eduardo “Justicia y coparticipación, en sintonía con el cambio”, en LL
29/12/2015, pág. 1.
123
La defensa del federalismo por parte de la Corte Suprema es precisamente una de las exigencias de
Böhmer para la construcción de un estado constitucional de derecho. Böhmer, Martín. “Una Corte para la
Constitución Argentina”, en Gargarella, Roberto (coordinador). La Constitución en 2020. 48 propuestas
para una sociedad igualitaria. Siglo XXI editores. Buenos Aires. 2.011. Pág. 289.
dramática definición la advertencia de Jellinek: una solución jurídica no puede
resultar eficiente desde el punto de vista institucional, sino cuenta con el apoyo previo
de una solución dada por las fuerzas políticas que las impulsan. Caso contrario -
agregamos-, la expectativa quedará enervada por la fuerza que quede de la situación
preexistente, por aquello mismo que se desea cambiar o rectificar”124. Porque “el
federalismo no es un mero agregado de sujetos-parte sino que es un sistema; como tal,
se caracteriza por la vinculación inteligente de sus componentes y la regularidad de su
funcionamiento en orden a su finalidad”125. Y los sistemas no pueden funcionar si sus
engranajes no representan a los verdaderos actores.
La realidad política actual señala que al frente del Poder Ejecutivo del Congreso
(al menos, en principio, numéricamente), se encuentran fuerzas políticas distintas, y que
el partido que tiene mayoría en el Parlamento, gobierna también la mayoría de las
provincias. Quizás este equilibrio político dé lugar un mayor equilibrio institucional y
un federalismo superador del centralismo reinante. Nuestra práctica política y
constitucional nos dirá si este esquema permite el nacimiento de un círculo virtuoso o
nos encontrará en medio de situaciones de impasse institucional y bloqueos legales126.
Aquí, la última palabra, la tendrá la historia.
124
Vanossi, Jorge R. El estado de derecho en el constitucionalismo social. 3ª edición. Eudeba. Buenos
Aires. 2.000. Pág. 499.
125
Rosatti, Horacio. Tratado de Derecho Constitucional. Tomo II. Rubinzal-Culzoni. Santa Fe. 2.011.
Pág. 578.
126
Situaciones descriptas con maestría por Bruce Ackerman, en La nueva división de poderes. Trad. de
José Manuel Salazar. FCE. México. 2.007.