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Las obligaciones de hacer: Clasificación y efectos.

ÍNDICE

Resumen.........................................................................................................................................2

Introducción..................................................................................................................................2

Las obligaciones de hacer.........................................................................................................3

Concepto....................................................................................................................................3

Elementos..................................................................................................................................5

El modo y el plazo de las obligaciones de hacer..........................................................5

Clasificación de las obligaciones de hacer...........................................................................6

Obligaciones Intuito Personae y Fungibles.......................................................................6

Obligaciones de actos materiales e inmateriales.............................................................7

Obligaciones de medios y de resultados...........................................................................8

Incumplimiento de las obligaciones de hacer.....................................................................10

Cumplimiento parcial tardío................................................................................................10

Imposibilidad de la prestación............................................................................................12

Diferencia con las obligaciones de dar.................................................................................12

Conclusiones...............................................................................................................................13

Bibliografía...................................................................................................................................14
Resumen

El presente tiene por fin profundizar nuestro conocimiento acerca del subtipo
de obligación de la clasificación de obligaciones más famosa en el derecho civil,
efectivamente estamos haciendo referencia a la clasificación según la naturaleza
de la actividad que se toma en cuenta para ejecutarla.

Así pues se busca analizar el concepto más oportuno para las obligaciones
de hacer, estudiar sus elementos formales y temporales, entender la
subclasificación de estas según diversas perspectivas que serán de relevancia en
la práctica, y finalmente evaluar las diferentes circunstancias en las que se
pueden o no ejecutar.

Es preciso indicar que al tratarse de las obligaciones cuyo campo es el más


extenso de su clasificación, abundará la ejemplificación sobre todo con bases
doctrinarias, a fin de llevar a cabo un mejor análisis.

Introducción

Bien sabemos que al aludir al concepto de las obligaciones hacemos


mención a ese vínculo jurídico pactado entre dos sujetos, denominados para un
mejor entendimiento deudor y acreedor cada cual se obliga a ejecutar cierta
actividad que entre estos se ha acordado.

Estas obligaciones a su vez tienen su clasificación, incluso a norma civil


reconoce esto con el objetivo de una mejor legislación y que no se desprenda de
esto una serie de lagunas del derecho; entre la más usada y conocida tenemos a
la división de las obligaciones de dar, las obligaciones de hacer y las obligaciones
de no hacer.

Lo realmente interesante de las obligaciones de hacer es que esta no solo


limita a una traditio o entrega de un objeto como en el caso de las de dar, o se
trata de una omisión de hecho como en las de no hacer, sino que es tan rico su
campo de estudio que se trata de una actividad que incluso puede subsumir a otro
subtipo de las obligaciones.
Efectivamente respecto a lo explicado recientemente, podremos conocer y
entender a través del presente cómo es que las obligaciones de hacer implican
también una obligación de dar.

Asimismo, para comprender todo este mecanismo fluido de actos que


conllevan al resultado que es de interés del acreedor, es necesario entender
también cómo funciona en relación al modo y al plazo si fueran acordados o no y
qué es lo correcto para hacer según la norma y la doctrina.

En esta misma línea otro subtema que es imprescindible de mencionar para


la comprensión de las obligaciones de hacer es su clasificación, pues claro, si es
que la importancia de estas mismas parten de una clasificación sería ilógico no
clasificar a las obligaciones de hacer también. Siendo esto así se han reseñado
tres clasificaciones, según la naturaleza del sujeto, según la naturaleza del sujeto
y según la naturaleza del resultado.

A continuación se hará exposición del momento en que se concluye el plazo


pactado o no en donde tendría que haber surtido efecto la obligación acordada, y
las consecuencias así como los tipos de incumplimiento, desde el punto de vista
jurídico y doctrinario, para finalizar la presente con las conclusiones respectivas.

Las obligaciones de hacer

Concepto

Las obligaciones de hacer en nuestra legislación son normadas a partir del


artículo 1148 en continuación de las obligaciones de dar, hasta el artículo 1157 de
nuestro código civil vigente. Así pues de la norma se desprende que estas son
obligaciones que se cumplen con la realización de la actividad de parte del deudor
para la satisfacción de un interés propio del acreedor, pudiendo las mismas
agotarse al culminar su concretización.

Esta clasificación de las obligaciones hace referencia a la ejecución de un


acto determinado, es decir representa la prestación de un servicio que es
requerido por el acreedor y que necesita que el deudor realice.
Según Sánchez (2018), quien ante un intento de conjugar las diferentes
perspectivas de la doctrina, afirma que:

“Considerando las diferentes definiciones podemos decir que las


obligaciones de hacer son aquellas que, de acuerdo a la naturaleza consisten en
un hecho positivo que impone al deudor, una actividad, trabajo manual o
intelectual, servicios u obras. Cuyo desarrollo de una actividad, o, de un servicio
que permita al acreedor la satisfacción de su interés.” (p. 17)

Lo cierto es que es preciso lo anteriormente descrito, pero no podemos dejar


pasar esta cita doctrinaria sin antes referirnos al haber denominado el factor de la
positividad, y eso resulta relevante de conocer y conceptualizar pues es útil para
poder diferenciar estas de las obligaciones de no hacer, que en su caso
evidencias un hecho negativo, o más bien una omisión.

Pero es importante no dejar cabos sueltos, como asegura Pardo (2000):

“Es muy importante dejar bien delimitado el contenido del hacer (para poder
saber si la actividad realizada por el deudor supone o no cumplimiento de la
obligación), pero aun así, en ocasiones, pueden surgir dudas respecto a si uno o
varios actos o servicios integran o no la obligación de hacer.” (p. 155)

Siendo ello así, lo esencial para hacer la delimitación correspondiente es


conocer la propia naturaleza de la obligación y si esta viene acompañada de otros
servicios que el deudor tenga que realizar para hacer efectivo el objeto de la
obligación, que ente caso sería ejecutar la prestación, no obstante esto se verá
más adelante.

Por último pero no menos importante, es preciso señalar que existe una
subclasificación dentro de este tipo de obligaciones, la cual sigue la naturaleza del
sujeto que ejecuta la obligación, es decir el deudor, y son aquellas denominadas
fungibles, e intuito personae; como bien sabemos es de vital relevancia conocer
las diferencias para poder discernir estas en la práctica.

Elementos

El modo y el plazo de las obligaciones de hacer


Esto se encuentra legislado en el artículo 1148 del Código Civil peruano, y
expresa a manera de parafraseo, que la prestación objeto de la obligación debe
llevarse a cabo de acuerdo al modo y al plazo que se haya acordado previamente.

Pero qué pasa en caso de que no se haya pactado un modo y un plazo, úes
ente caso la norma establece que deben estar orientados en virtud de la
naturaleza de la obligación o de la situación en que se dé el caso.

Relacionado al modo, podemos mencionar la característica de la


indisolubilidad, es decir es muy importante tener en cuenta el modo de la
prestación, pero referido a la una prestación no parcial. Como dice Sánchez
(2018):

“El modo tiene también sustancial trascendencia en las obligaciones de


hacer, por eso, el cumplimiento mismo no libera al deudor, sino el modo como se
ejecuta, es decir lo que interesa en realidad, lo modal del hecho y no el mismo
hecho.” (p. 18)

Del otro lado tenemos al plazo, elemento vital en cuanto a las obligaciones
de hacer, puesto que para satisfacer el interés del acreedor se necesita la
actividad de por medio a través de la cual se va a conseguir el resultado objeto de
la obligación pactada.

“Pactado el plazo, el deudor tiene ese término para ejecutar el hecho y,


establecida la modalidad, debe de cumplir con lo establecido. Es decir, en qué
forma se va a cumplir dicha acción. También le dice que ella quiere un moño bien
alto para lucir su velo; acá se está pactando el modo y el estilista se obliga a
esto.” (Sánchez, 2018, p. 19)

Previo a ello, podemos especificar que el plazo lo acuerdan las partes y de


no ser así se realizará en relación a la naturaleza de la obligación. En caso de que
no se den ninguna de las circunstancias anteriormente mencionadas, es posible
que un juez establezca el plazo siempre y cuando sea a pedido del acreedor.

Clasificación de las obligaciones de hacer

Obligaciones Intuito Personae y Fungibles


Como bien se describía en el capítulo anterior la naturaleza al momento de
clasificar en tipos a las obligaciones de haces, resulta bastante esencial, es por
ello que consideramos necesario tomar la perspectiva de diferentes autores.

El ilustre Mario Castillo Freyre delinea oportunamente una definición


completa de las obligaciones intuito personae afirmando lo siguiente:

“Así, las obligaciones de hacer pueden contemplar que el sujeto encargado


de cumplir la prestación sea uno, y que no pueda ser sustituido por otro. En este
caso, la obligación de hacer será intuitu personae. Por ejemplo, un acreedor
puede encargar a un reconocido escritor la redacción de sus memorias,
señalando que él será el único y exclusivo autor de dicho texto. .” (Castillo, 2014,
p. 212).

Entonces, las obligaciones de hacer, analizando la índole del sujeto es


intuito personae cuando se trata de la ejecución de un acto que solamente este
puede realizar, lo que se entiende mejor gracias al ejemplo mencionado.

Ahora bien, con respecto a las obligaciones de hacer fungibles, lo


realmente imprescindible es el resultado de la ejecución de la prestación la cual
es objeto de la prestación, es decir no es personalísima no tiene que ser realizada
necesariamente por un deudor en especial.

Como bien lo narra Sánchez (2018) a fin de definir las mismas:

“Cuando la actividad debida, no necesariamente debe ser desarrollada por


el deudor. El interés del acreedor puede ser satisfecho por cualquiera que pueda
desarrollar la actividad. Por ejemplo: que pinten la casa uno o varios operadores
designados por el deudor.” (p. 19)

Evidentemente aquí la necesidad que tiene el deudor puede ser satisfecha


por cualquier persona, por tanto representaría el lado antagónico de las intuito
personae las cuales son de requisito necesario una sola persona para que ejecute
el acto.

Obligaciones de actos materiales e inmateriales


Al respecto parece muy interesante la apreciación que hace Escobar (1997),
al clasificar los hechos que se ejecutan en las obligaciones de hacer de intuito
personae:

“Puede consistir en un hecho material (construir un edificio, pintar un cuadro,


hacer una operación quirúrgica, etc.), o en un hecho jurídico (entregar la cosa
arrendada o dada en comodato, obligarse a otorgar un contrato, o sea la promesa
de contrato, etc.).” (p. 200)

El doctrinario divide en dos los posibles hechos a ejecutarse en una


obligación de hacer, por un lado describe a un acto material, es decir aquel hecho
que va a otorgar un resultado fáctico producto de la realización de la prestación
objeto de la obligación; por otro lado tenemos al denominado hecho jurídico que
bien podría ser referenciado como inmaterial, puesto que un acto jurídico no tiene
un producto que resulte ser palpable, puesto que las normas no son corpóreas,
sino que son más bien tangibles.

Con el fin de profundizar nuestra comprensión de lo que estamos


estudiando, el autor de la presente ha creído conveniente recurrir a ejemplos con
mayor peso doctrinario para tratar mejor lo anteriormente mencionado.

“…en la prestación de servicios médicos, el interés del paciente es obtener


una mejora en su salud o probabilidad de mejora y para llegar a ella el médico
tiene que seguir un procedimiento basado en sus conocimientos que deben ser
respaldados por un protocolo, dicho procedimiento es la prestación, y la mejora de
la salud es el resultado, para llegar a esta es necesaria la primera.” (Martínez,
2018, p. 29)

Es así como toda esta serie de actos médicos pueden con certeza conllevar
a un resultado claramente material, al reponer la salud del paciente, incluso los
propios pasos que constituyen el procedimiento quirúrgico son materiales como
tal.

Levándolo al ámbito de sujetos que se manejen dentro de la profesionalidad,


la abogacía es un excelente ejemplo para señalar resultados intangibles.
“…el abogado que se compromete a actuar diligentemente defendiendo a su
cliente pero no se obliga a ganar el pleito ni el médico a sanar al enfermo. En
ambos casos se entiende que han cumplido si han actuado de acuerdo con la lex
artis que rige en su profesión.” (Arnau, 2009, p. 32)

Evidentemente los actos que lleve a cabo un abogado no van a derivar en


hechos materiales que sean palpable sa nuestros sentidos, sino que más bien
tratan de acciones abstractas.

Obligaciones de medios y de resultados

Las primeras se encuentran reguladas por el artículo 1314 de nuestro


código civil vigente, y hace referencia a la prestación de una actividad que es
llevada a cabo por los medios necesarios y jurídicamente permitidos para
alcanzar la extinción de la obligación y satisfacción del interés del acreedor.

“Según esta clasificación el cumplimiento de la obligación se concretiza


únicamente con la actividad desplegada por el deudor de una obligación. Es decir,
el deudor únicamente garantiza el desarrollo de determinado medio que no
implica un resultado, la prestación en estos supuestos consiste en una mera
actividad. Por lo tanto, un supuesto de inejecución de obligación equivaldría a la
ausencia del servicio pactado. Atendiendo a ello, podemos decir que son
ejemplos de este tipo de obligaciones las que debe realizar un médico o un
abogado, las actividades de los denominados profesionales liberales.” (Marínez,
2018, p. 22)

De lo anteriormente expuesto es posible decir que una obligación de


medios es aquella que no depende del resultado sino que implica que la persona
sujeta a realizar la actividad que vaya a satisfacer la obligación pueda utilizar,
tenga conocimiento del correcto uso del medio que está permitido emplear y
desempeñe el acto con el medio adecuado.

Sánchez (2018) ejemplifica a través del siguiente caso:


“El medico se obliga a procurar sanar al enfermo, pero no garantiza la
salud y en una intervención quirúrgica pondrá todo de su parte y sus
conocimientos para salvarlo, pero no asume el compromiso frontal y formal de
asegurar que el paciente sobrevivirá” (p. 20)

Las segundas, por otro lado, se encuentran estipuladas en el artículo 1315


del código civil, y una conceptualización completa podría ser:

“Esta clasificación es la antagónica a la anterior, a tenor del cual el


cumplimiento de una obligación se concretiza con la obtención de un resultado
para el acreedor. En estos supuestos el deudor inexorablemente tiene que otorgar
un resultado a su acreedor, de no ser así se estaría produciendo el
incumplimiento de la obligación de forma categórica, la prestación en estos
supuestos consiste en un resultado.” (Martínez, 2018, p. 22)

Ahora bien, tal y como señala en el párrafo anterior, si lo relevante en este


tipo de obligaciones es el resultado, rápidamente interpretaremos que cualquier
sujeto podría desempeñar esta actividad si va a lograr un resultado eficaz.

Continuando con las menciones bibliográficas de ejemplos que faciliten


nuestro entendimiento, sobre estas obligaciones podemos citar “La construcción
de una casa. Solo cuando se culmine con la obra se tendrá por cumplida la
prestación y desaparecerá el vínculo jurídico.” (Sánchez, 2018, p. 20).

A estas alturas ya habremos podido notar que existe una correlatividad


entre las dos clasificaciones de las obligaciones de hacer, entre las cuales
podemos intimar a la intuitu personae con la de medios, y la fungible con la de
resultados, y demás está indicar que se entiende la diferencia entre ambos
grupos. Es preciso indicar que esta es la finalidad de las clasificaciones de las
obligaciones, tener una mejor comprensión al momento de diferencias los casos
prácticos logrando identificar qué clase es.

La ejecución de las obligaciones de hacer no será ajena al tipo de


clasificación que se haya identificado, toda vez que hagamos un análisis
exhaustivo del objeto de la prestación que se está pactando en el acto jurídico o
contrato, puesto que depende de esto que se haga efectiva la realización de dicha
actividad.
Incumplimiento de las obligaciones de hacer

Engloba al conjunto de posibilidades en el cual no se ejecuta la prestación


de manera oportuna sino que queda cierta parte pendiente, pudiendo el deudor
completar la ejecución posteriormente o con tardanza, asumiendo una
indemnización o mora por los perjuicios causados a raíz de esto.

Puede ser subdividido a su vez en incumplimiento parcial, y por otro lado


tenemos al cumplimiento tardío.

Incumplimiento parcial culposo

Se encuentra regulado en el artículo 1150 del nuestro cuerpo legal civil, en


donde se detallan la serie de acciones a tomar por el acreedor en caso de que no
se ejecute por completo la obligación.

Aquí la circunstancia del deudor en donde el acreedor puede entre sus


opciones, solicitar la ejecución forzosa, exigir que sea ejecutada por persona
distinta, o en su defecto dejar sin efecto la obligación; por otro lado tenemos la
posibilidad de que se presente un incumplimiento parcial pero que no sea culpa
del deudor, en cuyo caso por ser de causa fortuita, depende del acreedor aceptar
una reducción proporcional al hecho ocurrido sobre el bien y así reducir la
contraprestación si hubiese.

Cumplimiento parcial tardío

Regulado en el artículo 1153 del Código Civil peruano, en donde se


establece que se hace una redirección al artículo 1151 en el cual a través de sus
incisos detalla diferentes circunstancias.

Si bien es cierto que en cualquier obligación pactada pueden presentarse


complicaciones, es relevante conocer de quien es la responsabilidad, en algunos
casos para exigir algo obviamente tendría que ser el deudor el culpable de que no
se efectúe la prestación en el momento oportuno, no obstante existen casos
fortuitos en los que la mano del hombre no es capaz de llegar.

Es precisamente en este último en el que se tiene que ignorar el plazo


acordado y continuarse con la obligación pactada, puesto que no sería
responsabilidad de ningún sujeto dentro de las obligaciones de hacer, por tanto es
evidente que imponerle una sanción resultaría sin más una total arbitrariedad.

No obstante como lo describe bien Sánchez (2018):

“En efecto, conforme al inc. 2 del Art. 1 151 del código, la prestación puede
estimarse no ejecutada si el acreedor considera que le resulta sin utilidad para él.
Estamos ante una apreciación subjetiva del acreedor, que no debe perjudicar al
deudor, habida cuenta que el cumplimiento anormal no se ha debido a su culpa
sino a eventos ajenos a él. Mucho más grave resulta el Inc.3 del mismo Art. 1 151,
en cuanto facilita al acreedor para exigir al deudor la destrucción del hecho o
destruirlo por cuenta de él, si le resultase perjudicial.” (p. 23)

A pesar de que nos ha quedado claro de que en casos de fuerza mayor el


deudor no debe ser sancionado, la norma ampara en una posición de ventaja
para el acreedor, dado que si este cree que la prestación a ejecutar ya no es de
su utilidad tiene la potestad para desobligarse de la prestación.

Empero qué sucedería si es que se trata de una actividad que implique un


avance material acompañado de esfuerzo físico y que de pronto por por fuerza
mayor haya un retraso en la entrega, y sin más el acreedor decida que ya
requiere de la prestación, convirtiéndose el trabajo del deudor en vano, esto
incluso sería equiparable a una sanción, y como pueden ver totalmente injusta
claro está.

Imposibilidad de la prestación

De acuerdo a las diferentes circunstancias en las que se puede dar una


obligación, también tenemos la imposibilidad de la ejecución, es decir que el
incumplimiento sea total, en referencia a ello tomamos el texto dilucidado por
Sánchez (2018):

"Si la prestación resulta imposible por culpa del deudor, su obligación


queda resuelta pero el acreedor deja de estar obligado a la contraprestación, si la
hubiera, sin perjuicio de su derecho a exigirle el pago de la indemnización que
corresponda. La misma regla se aplica si la imposibilidad de la prestación
sobreviene después de la constitución en mora del deudor" (p. 23)

Esto incluso puede resultar bastante lógico, puesto que el acreedor ya no


tendría un interés satisfecho el cual debería pagar por así decirlo, ya que la
imposibilidad de la ejecución de la obligación se ha hecho efectiva gracias al
actuar del deudor.

Diferencia con las obligaciones de dar

Resulta fundamental realizar el presente análisis, dado que las obligaciones


de hacer para empezar tienen un ámbito de extensión mucho más grande que las
obligaciones de dar, ya que estas últimas se resumen a darse por cumplida la
obligación con la traditio, que consiste simplemente en entregar el objeto.

En cambio, las obligaciones de hacer implican además de la ejecución de


una actividad un acto de entrega del resultado que bueno, si bien es cierto en
algunas ocasiones dependiendo de la naturaleza de los actos objeto de las
obligaciones, esto se da simultáneamente, no es descabellado afirmar que dentro
del campo de la obligación de hacer se encuentra una obligación de dar.

Referente a ello, conceptualiza oportunamente las diferencias Sánchez


(2018):

“En las obligaciones de hacer, el resultado no es semejante por cuanto por


esencia estas obligaciones consisten en una actividad, servicio o hecho personal
del deudor; es el propio deudor quien personalmente debe realizar el hecho. En
cambie en las obligaciones de dar es plenamente eficaz, porque permite obtener
in natura la prestación, puesto que si el deudor se resiste a la entrega será el juez,
quien mediante medidas compulsivas, ordena el cumplimiento del mismo bien que
se debe.” (p. 29)

Es decir, está claro que la principal diferencia entre las obligaciones de hacer
y las de dar es que en una hay una actividad de por medio que tiene que
ejecutarse, sin embargo otra diferencia relevante está en cuanto al cumplimiento
de la obligación, la misma que es inmediata en las obligaciones de dar tan pronto
como se haga efectiva la contraprestación.

Conclusiones

- Las obligaciones de hacer son aquellas en las que se pacta un vínculo


jurídico entre deudor y acreedor, en el cual el primero se obliga a ejecutar
una actividad a fin de satisfacer el interés del acreedor con el resultado que
se obtiene del cumplimiento de dicha obligación.

- Entre los elementos de las obligaciones podemos señalar al modo y al


plazo, el primero hace referencia a la forma en que se ejecuta la prestación
objeto de la obligación según su naturaleza y circunstancias, y el segundo
se relacione con la temporalidad la misma que puede haber sido acordada
por los sujetos o solicitada por el acreedor al juez.

- Dentro de la clasificación de las obligaciones de hacer se ha tomado en


cuenta la naturaleza del objeto en donde es esencial determinar si la
persona que ejecuta es especializada o la prestación puede ejecutarse por
cualquiera ya que lo relevante es el resultado.

- Según la naturaleza del objeto se han definido dos tipos de obligaciones de


hacer de acuerdo a si la prestación es fáctica o más bien abstracta, lo que
se relaciona también con las obligaciones de medios y de resultados,
mientras que en las primera hablamos de una prestación incorpórea, en las
segundas se trata de un resultado concreto.

- Finalmente cuando hacemos referencia a los efectos que surten las


obligaciones, teniendo en cuenta que el actuar del ser humano y de la
sociedad en la que vivimos nunca es estático se pueden presentar una
serie de complicaciones que o son responsabilidad del deudor o son casos
fortuitos, deviniendo en incumplimiento que puede ser parcial o total en el
cual ya habría una imposibilidad de la ejecución.
Bibliografía

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