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Séptima Palabra
Séptima Palabra
Más allá de catalogar esa expresión como una frase retórica, contentiva de supuestas
alegorías; esta frase final de nuestro Señor Jesucristo indica en donde ha estado todo este
tiempo depositado su fe y su confianza. Confianza que en el inicio de su ministerio Satanás
quiso ponerla a prueba, cuando le invitó a que se lanzase desde el pináculo del templo, para
que comprobara si era cierto el cuidado de Dios en su caída al vacío.
Esta frase del Salmo 31:5 se recitaba, además, como una fórmula doxológica en la ofrenda
vespertina en el templo, es decir, exactamente en el momento en que Jesús estaba
agonizando. Esta frase declarada por Jesús es además uno de los puntos culminantes del
relato evangélico de Lucas. Toda la persona, palabra y obra de Jesús son confirmadas por
esta expresión que muestra al justo y santo perseguido, y entregando a Dios su causa.
Luego de expresar dicha frase profetizada, Jesús expiró (ekpnéo); esto es, se auto
abandonó; se dejó morir; o, despidió su propio espíritu. Dicho de otra forma, la muerte de
Jesús ocurrió porque él soberanamente quiso. Esto es, entregó su vida voluntariamente.
Conclusión