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John Piper
Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser
comparados con la gloria que nos ha de ser revelada. 19 Porque el anhelo profundo de la
creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios. 20 Porque la
creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que
la sometió, en la esperanza 21 de que la creación misma será también liberada de la
esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios. 22 Pues
sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora. 23 Y no
sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu,
aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la
adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo. 24 Porque en esperanza hemos
sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que
uno ve? 25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
Dios nos reveló en la Biblia lo que sucedería cuando muriéramos porque si conocemos
lo que nos sucederá cuando muramos no tendremos temor y nos sentiremos llenos de
esperanza y confianza, y expectantes. Y cuando el miedo se va y la esperanza en Dios
sobreabunda, vivimos diferentes. Nuestras vidas muestran que nuestro tesoro en Dios es
más precioso que las fugaces atracciones del pecado
En este cuarto mensaje de la serie, quiero hablar acerca del fin, del estado eternal
¿Dónde terminará todo? Antes de que veamos nuestro texto en Romanos 8, permítanme
dar una respuesta a partir de otro lugar en la Biblia y plantear un problema que creo es
respondido en nuestro texto.
Apocalipsis 21:1-4
Veamos primero Apocalipsis 21:1-4. Juan dice que habrá una nueva tierra y un nuevo
cielo que vendrán, y Dios hará su morada eterna entre los hombres de la nueva tierra.
Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra
pasaron, y el mar ya no existe. 2 Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía
del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo. 3 Entonces oí una
gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los
hombres, y El habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre
ellos. 4 El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo,
ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.
Esta es una hermosa imagen de lo que se avecina: una nueva tierra, el pueblo viviendo
allí sin muerte, sin dolor, sin lágrimas. Y lo mejor de todo, Dios no estará lejos, sino que
montará su tienda en medio nuestro, y morará entre nosotros para siempre.
La pregunta que surge aquí es: Cuando Juan dice en el versículo 1: “el primer cielo y la
primera tierra pasaron” (vea Mateo 24:35), ¿quiere decir que la tierra en que vivimos y
el cielo sobre nuestras cabezas será totalmente desecho y que Dios rehará una creación
totalmente nueva? Es una pregunta como la que formulamos hace dos semanas con
relación a nuestros cuerpos de resurrección: ¿Dios nos resucitará o rehará una nueva
creación de cuerpos totalmente nuevos para nosotros? Argumenté a favor de la
continuidad de nuestros cuerpos ahora y nuestros cuerpos en la resurrección. Y es lo
mismo que defenderé en relación a la Tierra.
Los Cielos y Tierra Actuales, “Serán Destruidos”
Pero, ¿qué quiere decir Juan al contarnos que “el primer cielo y la primera tierra
pasaron”? Pedro, en su segunda carta dice algo similar, pero aun más descriptivo. En
2da de Pedro 3:10-13, Pedro describe cómo la Tierra y los cielos actuales “pasarán”.
Pero el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con gran
estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que
hay en ella serán quemadas. 11 Puesto que todas estas cosas han de ser destruidas de
esta manera, ¡qué clase de personas no debéis ser vosotros en santa conducta y en
piedad, 12 esperando y apresurando la venida del día de Dios, en el cual los cielos serán
destruidos por fuego y los elementos se fundirán con intenso calor! 13 Pero, según su
promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia.
Pedro dice que nuestra gran esperanza para el estado final de la eternidad son los cielos
nuevos y la nueva tierra donde mora la justicia –lo mismo que dice Juan en Apocalipsis
21. También habla de los cielos que pasarán (v.10). Y va más allá, y dice tres veces que
habrá destrucción del mundo presente. Versículo 10: “los elementos serán destruidos
con fuego intenso”. Versículo 11: “todas estas cosas han de ser destruidas”. Versículo
12: “¡…los cielos serán destruidos por fuego y los elementos se fundirán con intenso
calor!”.
La pregunta, entonces es: ¿Significa que la tierra donde vivimos y los cielos bajo los
que vivimos serán totalmente desechos? ¿Comenzará Dios una creación totalmente
nueva?
Primero, yo diría que cuando Apocalipsis 21:1 y 2da de Pedro 3:10 dicen que la tierra y
cielos actuales “pasarán”, no tiene que significar que dejarán de existir, pudiera querer
decir que habrá un cambio tan radical en ellos que su condición actual pasará.
Pudiéramos decir: «la oruga pasa y emerge la mariposa». Hay un verdadero pasó y una
verdadera continuidad, una relación real. O pudiéramos decir, «pasa el renacuajo y
emerge la rana».
Y cuando 2da de Pedro dice que estos cielos y esta tierra “serán destruidos”, no
necesariamente tiene que implicar el cese de la existencia. Pudiéramos decir «la
inundación destruyó muchas granjas». Pero no queremos decir que dejaron de existir.
Pudiéramos decir que las inmediaciones de Mt. St. Helens fueron destruidas. Pero
cualquiera que va allá ahora y ve el resurgimiento sabría que la palabra “destruidas” no
significó el cese de existencia.
Y por eso, lo que Pedro bien pudo querer decir es que en el fin de esta Era habrá eventos
catastróficos que traerán el fin a esta época y a este mundo tal como los conocemos –no
que dejarán de existir, sino que todo lo malo será eliminado, y se limpiará como por
fuego y se preparará para una época de gloria y justicia y paz que nunca terminará.
Bueno, pudiera querer decir eso Pero, ¿es realmente lo que dice?
Romanos 8: Cuatro Evidencias de una Creación Renovada
Ahora estamos listos para leer, con esta pregunta en mente, el texto de esta mañana en
Romanos 8. Hay al menos cuatro razones en estos versículos, que sugieren que la
creación que conocemos y la tierra donde vivimos no serán aniquiladas, sino renovadas
para nuestro gozo eterno.
La segunda razón que Pablo da y por la que no debemos esperar que la creación sea
aniquilada, se encuentra en el versículo 21 (el contenido de la esperanza). “la creación
misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria
de los hijos de Dios”.
Jesús utilizó la misma imagen de dolores de parto cuando dijo (en Mateo 24:7-8):
“Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares
habrá hambre y terremotos. 8 Pero todo esto es sólo el comienzo de dolores
[literalmente dolores de parto]”.
La tierra es como una madre a punto de dar a luz una nueva tierra donde la justicia
morará y donde Dios reinará en medio de su pueblo.
Este asunto es tan crucial porque él relaciona la redención de nuestros cuerpos (es decir:
la resurrección y restauración de nuestros cuerpos después de una vida de dolor), con la
restauración de la creación. Nuestros cuerpos son parte de esta creación presente. Lo
que ocurre a nuestros cuerpos y lo que ocurre a la creación, será lo mismo. Y lo que
ocurre a nuestros cuerpos no es la aniquilación, sino la redención: “aguardando […] la
redención de nuestros cuerpos”. Nuestros cuerpos serán redimidos, restaurados, hechos
de nuevo, no serán desechados. Y así será con los cielos y la tierra.
Así que mi conclusión es que nuestra última habitación será en la nueva tierra, que será
esta tierra hecha de nuevo.
En Mateo 19:28, Jesús la llama “la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente
en el trono de su gloria”. La creación nacerá de nuevo. En Hechos 3:21, Pedro la llama
“el día de la restauración de todas las cosas acerca de lo cual Dios habló por boca de sus
santos profetas…”.
¿Y qué dijeron los profetas acerca de la nueva tierra? Isaías 11:6-11 nos da un ejemplo.
Así que la historia como la conocemos llegará a un fin con Dios en el centro. Su gloria
será tan brillante como para no necesitar Sol ni Luna (Apocalipsis 21:23). Y sobre la
tierra habrá una gran mar de conocimiento reflejando la gloria del Señor. Y de la misma
forma en que el rechazo a ese conocimiento trajo una maldición sobre la creación, así la
restauración de ese conocimiento traerá bendiciones a la creación y los mismos
animales serán libertados de la maldición y reflejarán la belleza del Señor.
Hay dos experiencias en mi vida que hacen de Romanos 9 uno de los capítulos más
importantes en la formación de mi manera de pensar acerca de todo, y en la forma en
que me he conducido en el ministerio. Una ocurrió en un seminario y puso mi mundo
mental al revés. La otra tuvo lugar en el otoño de 1979 e hizo que llegase a servir en
esta iglesia.
Las emociones se agitan cuando usted siente que su mundo centrado en el hombre se
deshace a su alrededor. Un día me encontré con el Dr. Morgan en el vestíbulo. Después
de haber tenido unos minutos de argumento acalorado sobre la libertad de mi voluntad,
sostuve una pluma delante de su rostro y la dejé caer al suelo. Entonces dije, no con
tanto respeto como un estudiante debe tener, “¡yo! la he dejado caer". De algún modo se
suponía que eso demostrara que mi decisión de dejar caer la pluma no fue gobernada
por algo, a no ser por mi ego soberano.
Pero gracias a la misericordia y la paciencia de Dios, al final del semestre escribí en mi
cuaderno de exámenes para el examen final, "Romanos 9 es como un tigre que está a
punto de devorar a los voluntariosos como yo". Ése fue el fin de mi aventura amorosa
con la autonomía humana, y la última libre determinación de mi voluntad. Mi visión del
mundo simplemente no podía permanecer en pie contra Las Escrituras, sobre todo,
contra Romanos 9. Y ese fue el comienzo a una pasión de por vida, por ver y saborear la
supremacía de Dios en absolutamente todo.
El Otoño de 1979
Pero el resultado de ese sabático fue absolutamente inesperado —al menos para mí. Mi
objetivo era analizar las palabras de Dios tan estrechamente y traducirlas tan
cuidadosamente, que me permitieran escribir un libro que fuese convincente y resistiera
la prueba del tiempo. Lo que yo no esperaba era que en seis meses de este análisis de
Romanos 9 el propio Dios me hablaría tan poderosamente como para que yo renunciara
a mi trabajo en Bethel y quedara así disponible en la Conferencia bautista de Minnesota,
por si había una iglesia que me tuviera como pastor.
En esencia, ocurrió así: yo tenía 34 años. Tenía dos niños y un tercero en camino.
Cuando estudiaba a Romanos 9 día tras día, empecé a ver un Dios tan majestuoso y tan
libre y tan absolutamente soberano que mi análisis se fundió en adoración y el Señor
dijo en efecto: "Yo no seré simplemente analizado, seré adorado. Yo simplemente no
seré ponderado, seré proclamado. Mi soberanía no es simplemente para ser escrutada,
sino para ser anunciada. Esto no es grano para el molino de la controversia, es el
evangelio para los pecadores que conocen que su única esperanza, es el triunfo soberano
de la gracia de Dios por encima de su voluntad rebelde". Fue aquí cuando Bethlehem me
contactó cerca del final del año 1979. Y no dudo al decir, que debido a Romanos 9 dejé
de enseñar, y me hice pastor. El Dios de Romanos 9 ha sido la roca sólida que ha
servido de cimiento a todo lo que he dicho y hecho en los últimos 22 años...
(Jonathan Edwards, Selections [New York: Hill and Wang, 1962], pp. 58-59.)
Un Breve Resumen de Romanos 9
Ahora bien, todo esto es un poco desorientador como introducción a Romanos 9. Pero
sólo un poco. Podría dar la impresión que Romanos 9 es un tratado acerca de la
soberanía de Dios. No lo es. Romanos 9 es una explicación de por qué no ha fallado la
Palabra de Dios, aún cuando el pueblo escogido de Dios, Israel, en conjunto, no esté
volviéndose a Cristo y salvándose. La soberanía de la gracia de Dios se levanta como el
cimiento final de la fidelidad de Dios a pesar del fracaso de Israel, y por consiguiente
como el fundamento más profundo para las preciosas promesas de Romanos 8. Porque
si Dios no es fiel a su Palabra, tampoco podemos contar con Romanos 8.
Considere este breve resumen. El versículo 3 nos muestra que Israel está en conjunto
maldito y separado de Cristo: "Porque desearía yo mismo ser anatema, separado de
Cristo por amor a mis hermanos, mis parientes según la carne". La próxima semana
trataremos con los argumentos de Pablo. Ahora sólo noten cuál es la condición de
Israel: "anatema, separado de Cristo". ¡Ahora bien, esto da origen a un gran problema!
¡Qué pasa con la palabra de Dios; la palabra de la promesa a Israel y del pacto: "yo seré
su Dios y ellos serán mi pueblo" (Jer. 31:33)!
Pablo contesta esta pregunta en el versículo 6: "Pero no es que la palabra de Dios haya
fallado" Usted puede ver lo que se estaba arriesgando ¡Parece como si la palabra de
Dios hubiera fallado! Pero Pablo dice que no, entonces da una explicación que lo lleva
hacia las doctrinas de la elección incondicional y la soberanía divina por encima de la
voluntad humana. Su explicación en el versículo 6b es: "Porque no todos los
descendientes de Israel son Israel". No todo el Israel físico es el verdadero Israel. En
otros términos, la palabra de Dios no ha fallado, porque las promesas no se hicieron
para todo el Israel étnico de manera que afianzara la salvación de cada israelita
individual.
El versículo 8 lo dice nuevamente: “Esto es, no son los hijos de la carne los que son
hijos de Dios, sino que los hijos de la promesa son considerados como descendientes".
En otros términos, no todos los descendientes físicos de Abraham son beneficiarios de
las promesas del pacto. ¿Quién entonces? Y aquí Pablo profundiza directamente en su
explicación. Dice, los beneficiarios de la promesa son los hijos de la promesa. ¿Pero
preguntamos, quiénes son? ¿Cuáles son las condiciones que se deben cumplir para ser
"hijos de la promesa"?
La respuesta de Pablo en el versículo 11, con las ilustraciones de Jacob y Esaú, nos
confronta con la absoluta soberanía de Dios al escoger quienes serán los beneficiarios
de la promesa. Refiriéndose a Jacob (quién se volvió el heredero) y a Esaú (quién no lo
hizo) Pablo dice: "(porque aún cuando los mellizos no habían nacido, y no habían hecho
nada, ni bueno ni malo [aquí está la incondicionalidad, y su razón], para que el
propósito de Dios conforme a su elección permaneciera [aquí está el argumento: más
allá de las condiciones humanas está el propósito soberano de Dios], no por las obras,
sino por aquel que llama) [noten: él no contrastó las obras con la fe, sino con "aquel qué
llama", la fe ni siquiera aparece como una condición], 12 se le dijo a ella: El mayor
servirá al menor."
Todo esto da lugar al cuestionamiento de la justicia de Dios. Pablo no está escondiendo
nada aquí. Está exponiéndolo todo abiertamente. En el versículo 14 dice: “¿Qué
diremos entonces? ¿Que hay injusticia en Dios?". La respuesta de Pablo es no. Y
después de citar a Moisés al hablar de la libertad de Dios para tener misericordia de
quién tiene misericordia (v.15) repite la incondicionalidad absoluta con que Dios nos
escoge para ser hijos de la promesa. Versículo 16: "Así que no depende del que quiere
ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia".
Lo cual lleva, entonces, a la pregunta en el versículo 19, "¿Por qué, pues, todavía
reprocha Dios? Porque ¿quién resiste a su voluntad?”. Ésas son las preguntas que
enfrentamos en este capítulo ¿Son todos los israelitas "hijos de la promesa" o sólo
algunos? Si sólo algunos lo son, ¿qué hace que una persona sea hijo de la promesa y
otra no? Si finalmente es la incondicional, libre, y soberana misericordia de Dios la que
elige, entonces: ¿es él injusto? Si él es libre para tener misericordia de quien quiera
tener misericordia y para endurecer a quien le plazca (v. 18), y si no depende de que el
hombre quiera, o corra (v. 16) Entonces, ¿por qué todavía encuentra culpa?
Y este asunto es totalmente esencial para nosotros ha medida que nos acercamos a la
mesa del Señor ¿Permanecerá la promesa de Romanos 8? ¿Permanecerán en pie las
promesas que fueron compradas con la sangre del señor y de las cuales dependen
nuestras vidas? ¿Hará él que todas las cosas cooperen para nuestro bien? ¿Serán
llamados los predestinados? ¿Serán justificados los llamados? ¿Serán glorificados los
justificados? ¿Nos dará con Cristo todas las cosas? ¿Realmente nada nos separará del
amor de Dios en Cristo? ¿Verdaderamente hay condenación ahora, ni la habrá mañana?
Es por esta importante razón que Romanos 9 llega después de Romanos 8: porque
demuestra que la Palabra del pacto de Dios con Israel no ha fallado, porque está basada
en la soberana y misericordiosa elección de Dios ¡Por lo tanto las promesas de Romanos
8, hechas a la verdadera Israel, permanecerán! Este es el evangelio de Romanos 9. Las
promesas compradas por la sangre de Cristo serán cumplidas por el soberano poder de
Dios.
¡Oh, cuán agradecidos, humildes, y fieles debemos ser cuando adoremos al Señor en su
trono!
Let All the Peoples Praise Him (Spanish)
Que Todos los Pueblos le Alaben
Romanos 15:7-13
Por tanto, aceptaos los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó para gloria de
Dios. 8 Pues os digo que Cristo se hizo servidor de la circuncisión para demostrar la
verdad de Dios, para confirmar las promesas dadas a los padres, 9 y para que los
gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia; como está escrito: 10 Y vuelve a decir:
Regocijaos, gentiles, con su pueblo. 11 Y de nuevo: Alabad al Señor todos los gentiles,
12 Y a su vez, Isaías dice: Retoñara la raíz de Isaí, el que se levanta a regir a los
gentiles; los gentiles pondrán en El su esperanza. 13 Y el Dios de la esperanza os llene
de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu
Santo.
Dentro de una semana y media les pediremos que voten por una visión llamada:
Instrucción para Exaltación que incluye una suma de 9 millones de dólares, propuestas
radicales y justas para aumentar los fondos y una forma de "crecer sin crecer", una
forma de adelantarnos en la próxima década que demandará enormes ajustes en nuestra
manera de pensar. El contenido de los mensajes de este domingo por la mañana y el
material de las tres carpetas y en los grupos de enfoque y en los correos fue concebido
para hacerles ver claramente lo que significa esta visión para nuestro futuro.
Mi trabajo es, en esencia, colocar las grandes bases bíblicas de la visión. Sin estas bases,
todo es en vano. De modo que en un principio comenzamos hablando de Dios, después
hablamos de Jesucristo, después de la muerte en la cruz, luego de la fe en Cristo, luego,
el domingo pasado, de la Palabra de Dios. Por el camino expusimos un modelo de la
visión de "crecer sin crecer" mientras pedíamos personas que se unieran a Rick
Gamache y a Randy Westlund y sus familiares en la mudanza hacia Grace Church
Richfield, Minnesota. En dos semanas enviaremos a estos hermanos.
Desde los grandes días de Ola y Minnie Hanson en 1890 hasta la conquista del 2000
para el 2000 (a finales de este año), Bethlehem ha sido una iglesia que ha movido
misiones en el mundo. Somos un pueblo que cree que aquellos que no conozcan y crean
en Jesucristo como Señor y Salvador finalmente perecerán bajo el juicio de Dios.
Creemos que Dios pretende reunir adoradores para su Hijo Jesús de todos los pueblos
del mundo. De modo que prestamos atención a estadísticas como las del Proyecto Josué
2000 que registra las personas no alcanzadas (Mision Frontiers, Enero pp. 33-34
también disponibles en http://www.ad2000.org/peoples). Existen 187 grupos de pueblos
con 10 000 o más personas quienes solamente, no tienen una iglesia cristiana en su
cultura, sino que no tienen agencias de misiones o ayuda de iglesias en estos momentos
a su disposición. Ellos estás olvidados.
Vemos esta situación y decimos: Esto no puede seguir así. Si Jesús es el Señor de las
naciones y ha redimido hombres para Dios de toda tribu y lengua y pueblo y nación
(Apocalipsis 5:9), y tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra y nos ha ordenado
hacer discípulos de las naciones, y ha prometido estar con nosotros hasta el fin de los
días en esta gran empresa, entonces no descansaremos hasta que la misión esté
cumplida.
Y con ese fin instruiremos. Instrucción para Exaltación, entre las naciones. La visión,
esta estructura, se trata de la gloria de Jesucristo entre las naciones no alcanzadas del
mundo. Para hacer un esquema de lo que esto significa, analicemos el texto en Romanos
15.
De las Relaciones Entre las Iglesias a la Gloria de Dios Entre las Naciones
Pero ahora observen el fluir del pensamiento que sigue en el versículo: "Por tanto,
aceptaos los unos a los otros", y luego continúa, "como también Cristo nos aceptó para
gloria de Dios", y así las relaciones entre los cristianos es elevada al nivel de aceptación
de Cristo. Mida sus relaciones por la manera en que Cristo ama a su pueblo. De modo
que nuestras pequeñas relaciones son engrandecidas en el espejo de algo muy grande, es
decir, Cristo y su amor por nosotros.
Pero entonces hay más. Pablo no se detiene aquí. Él nos dice particularmente como
Cristo nos aceptó, es decir, "para la gloria de Dios". "Aceptaos los unos a los otros,
como también Cristo nos aceptó para gloria de Dios". Ahora, hemos elevado nuestras
relaciones no solo al punto de imitar el amor de Cristo en la Tierra, sino incluso a la
mayor realidad en el universo, la gloria de Dios.
Pero esto no es todo. Pablo continúa ahora en los versículos 8-12 e ilustra como Cristo
nos acepta para la gloria de Dios. Él hace esto convirtiéndose en un servidor de la
circuncisión, es decir, se convierte en un hombre judío entre los judíos (v.8), para
confirmar la verdad y las promesas de Dios en el Antiguo Testamento. Pero eso no es
todo; él no solo viene por lo judíos, sino también (en el versículo 9) por los gentiles (es
decir, ¡las naciones!). Y el léxico es crucial allí: "Para que los gentiles glorifiquen a
Dios por su misericordia".
Ahora conecten la narración en el versículo 9 con el versículo 7. En el versículo 7,
Cristo nos aceptó "para la gloria de Dios". Y en el versículo 9 la razón por la que Cristo
vino fue para que los gentiles "glorifiquen a Dios por su misericordia". De modo que
una de las maneras en que Cristo acepta o recibe a las personas, para la gloria de Dios,
es buscándolas entre las naciones de la Tierra. Y luego en los versículos 9-12 él respalda
esto con 5 citas del Antiguo Testamento acerca de la alabanza de Dios por parte de los
gentiles.
Ahora este es mi primer punto a tratar: Tal como el fluir del pensamiento de Pablo se
movió de las relaciones prácticas y personales en la iglesia a Cristo y a la gloria de Dios,
a la preocupación global por las naciones, deje que todas las relaciones prácticas de
nuestra iglesia en Instrucción para Exaltación se muevan en la misma dirección. Deje
que todas nuestras relaciones y todos nuestros protocolos y nuestras estructuras y toda
nuestra instrucción fluyan a Cristo, a la gloria de Dios, al compromiso global de Cristo
por las naciones. Deje que Instrucción para Exaltación sea exaltación entre las naciones.
Creo que está bien. Y quiero estar involucrado en esa obra mundial de cumplir la Gran
Comisión para la gloria de Dios entre las naciones. De modo que no puedo imaginar que
Instrucción para Exaltación no esté dirigida a las naciones, a los pueblos del mundo que
no han sido alcanzados.
Dejando toda seguridad para seguir la exaltación de Dios entre las naciones, la intención
de Cristo en venir como sirviente al mundo fue "para que los gentiles glorifiquen a Dios
por su misericordia". Versículos 8-9: Pues os digo que Cristo se hizo servidor de la
circuncisión ... y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia". ¿Cuál
puede ser otra frase para "glorifiquen a Dios"? Respuesta: "Exalten a Dios".
"Exaltación". Cristo aceptó la encarnación con el fin de traer la exaltación a Dios a las
naciones. Él estaba persiguiendo esto cuando se volvió sirviente.
¿En la práctica que quiere decir esto? Entre otras cosas, quiere decir que nuestra visión
en Instrucción para Exaltación es que nuestra juventud será instruida con la visión de
engendrar amantes radicales, arriesgados, que exalten a Cristo, personas que entregarán
su vida para alcanzar las naciones no alcanzadas, ya sea por ellos mismos o por quienes
ellos envíen. Solo hay tres opciones: usted puede ser el que va, el que manda o
simplemente un desobediente.
Esto provoca un comportamiento especial en los padres de esta iglesia. Si la preferencia
de ustedes es que sus hijos crezcan y consigan buenos trabajos aquí con toda la
seguridad, las comodidades y las riquezas que conllevan la forma de vida americana, en
vez de oír el llamado de Dios a las misiones, usted estará en oposición con el espíritu de
esta iglesia y con los propósitos de Instrucción para Exaltación.
Nuestro propósito en este nuevo edificio y en todas la visiones y las estrategias que lo
acompañan será que los hijos sean consagrados por sus padres a Dios para que cumpla
sus grandes propósitos, sin importar cuales sean, y que los padres sean como los padres
de John Paton, misionero a las New Hebrides, 100 años atrás. Cuando cayó en la crisis
de si ir o no ir a las South Sea Islands donde 17 años antes dos misioneros habían sido
apaleados a muerte y comidos por caníbales, la confianza final vino de sus padres.
Dijeron:
Ese es el tipo de padres y el tipo de jóvenes que intenta crear Instrucción para
Exaltación.
Lo que simplemente nos lleva a la última pregunta, el tercer punto. El primer punto fue
que las obras personales, relacionales y educacionales de nuestra iglesia debieran llevar
nuestra mente y corazón a Cristo y a la gloria de Dios, a los propósitos globales de Dios
para que sea glorificado entre las naciones. Ay de nosotros si nos volvemos
introvertidos que perdamos nuestra pasión por ver la gloria de Dios entre las naciones.
El segundo tema fue que debemos contribuir a producir hijos y padres que estén listos a
entregar sus vidas y las vidas de sus hijos para hacer que las naciones exalten a Cristo.
¡Gozo!
Ahora en tercer lugar, y solo en una palabra, la fuerza para hacer esto vendrá de una
espereza inquebrantable en Dios. Versículo 13: "Y el Dios de la esperanza os llene de
todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu
Santo”.
El camino de las misiones puede ser difícil. Puede estar lleno de enfermedad y
persecución. Pero no es un camino sin gozo ni mucho menos sin esperanza. Nuestro
propósito en Instrucción para Exaltación es ¡Exaltación! ¡Gozo! Solo mire los
versículos 9-11: “Por tanto, te confesaré entre los gentiles, y a tu nombre cantaré. Y
vuelve a decir: Regocijaos, gentiles, con su pueblo. 11 Y de nuevo: Alabad al Señor
todos los gentiles, y alábenle todos los pueblos”.
El mensaje de las misiones es "Alégrense y canten con júbilo las naciones" (Salmos
67:4). Por lo tanto debemos estar gozosos. Usted no puede llamar a las naciones para
que se gocen en una salvación y en un Dios que no deleite y sustente el corazón de
usted. De modo que nuestra visión es Educación para Exaltación, exaltación para
nosotros y exaltación para las naciones. Que el Señor prospere la obra de nuestras
manos con este gran propósito.
Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis
vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto
racional. Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de
vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno,
aceptable y perfecto.
Oh, cuántas preguntas surgen al leer este texto, preguntas que necesitan respuestas
profundas y bíblicas. Por ejemplo, ¿cómo se relaciona el mandamiento a no adaptarnos
a este mundo con la declaración de Pablo en 1ra a los Corintios 9:22: "a todos me he
hecho todo, para que por todos los medios salve a algunos"? ¿Cómo es volverse de todo
a todos diferente a no adaptarse al mundo? O, ¿cómo se relaciona el mandamiento a no
adaptarnos al mundo, es decir, a ser contra-culturales, con las palabras de Pablo 1ra a
los Corintios 10:32-33? "No seáis motivo de tropiezo ni a judíos, ni a griegos, ni a la
iglesia de Dios; así como también yo procuro agradar a todos en todo, no buscando mi
propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos"¿Cómo encaja el
mandamiento a no adaptarnos al mundo con una actitud que no ofende al mundo? No
siempre se pueden lograr los dos efectos simultáneamente. ¿Cómo se relaciona el
mandamiento a no adaptarnos al mundo con el propósito de agradar a todos con el
objetivo de salvarles? Usted no siempre puede satisfacer a las personas si rehúsa
adaptarse a algunos de sus pensamientos y maneras.
Así que muchas son las preguntas, y abordaremos algunas. Mi propósito hoy es
proveerles de un modo de pensar acerca de estas preguntas. Darles algunas categorías
que, espero en oración, serán parte de la renovación de sus mentes para que puedan
probar y aceptar la voluntad de Dios.
No existen preguntas como esta porque Pablo haya resbalado y se haya confundido
acerca de lo que signifique seguir a Cristo en un mundo caído. Pablo no estaba
confundido. Estaba lidiando con dos impulsos cristianos, dos principios, en equilibrio.
Cuando Cristo vino al mundo, y vino y murió y resucitó de entre los muertos, dio inicio
al movimiento del reino redimido de Dios, liberó el poderoso evangelio sobre el mundo,
y se esparcieron dos poderosos impulsos, o fuerzas, en todos los lugares donde el
evangelio se esparció.
Estos dos impulsos están siempre en tensión entre sí. En ocasiones empujan en
direcciones opuestas, y el gran reto es encontrar el equilibrio bíblico. Andrew Walls; en
su libro The Missionary Movement in Christian History, llama a estos dos impulsos el
Principio Autóctonoy el Principio del Peregrino (Mary Knoll, N.Y.: Orbis Books, 2001,
pp. 7-9). En otras palabras, el evangelio puede y debe volverse autóctono en cada
cultura (¡caída!) en el mundo. Puede y debe encontrar un hogar en la cultura. Debe
encajar. Ese es el principio autóctono. Pero al mismo tiempo, y tan poderoso como el
primero, el evangelio produce una mentalidad de peregrino. Aleja a las personas de su
propia cultura. Critica y corrige la cultura. Convierte a las personas en peregrinos y
extranjeros y exiliados en su propia cultura. Cuando Pablo dice: "Y no os adaptéis a este
mundo" y "a todos me he hecho todo", no está confundido; está invocando al equilibrio
crítico de dos impulsos bíblicos.
En, Pero No De
Hay muchas formas de describir esta tensión. Decimos: Los cristianos están en el
mundo pero no son del mundo. Jesús ora: "No te ruego que los saques del mundo, sino
que los guardes del maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo"
(Juan 17:15-16). Están en el mundo, ese es el principio autóctono. No no son del
mundo, es el principio del peregrino.
Separación y Participación
O decimos que los cristianos deberían estar separadosdel mundo sin embargo
participanen el mundo. 2da a los Corintios 6:17: "Por tanto, salid de en medio de ellos y
apartaos, dice el Señor; y no toquéis lo inmundo", ese es el principio del peregrino. Pero
en otro lugar Pablo limita el significado de separación y dice: "En mi carta os escribí
que no anduvierais en compañía de personas inmorales; no me refería a la gente
inmoral de este mundo. . . porque entonces tendríais que salir del mundo. Sino que en
efecto os escribí que no anduvierais en compañía de ninguno que, llamándose hermano,
es una persona inmoral. . ." (1ra a los Corintios 5:9). Ese es el principio autóctono. No
salgan del mundo. Un impulso es la separación, y otro impulso es la participación. Los
dos son cruciales.
La Adaptación y la Confrontación
Pero, por otro lado, él tiene una palabra muy diferente para decirlo en Efesios 5:6-11, es
decir: confrontación. "la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. Por tanto,
no seáis partícipes con ellos. . . . Y no participéis en las obras estériles de las tinieblas,
sino más bien, desenmascaradlas" ¡Desenmascárenlas! Esto no va gustar mucho. Es por
eso que Pablo dice en 2da a Timoteo 3:12: "Y en verdad, todos los que quieren vivir
piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos”. Es lo que ocurre cuando usted no se
adapta al mundo.
La adaptación y la confrontación;
la participación y la separación;
en el mundo, pero no del mundo;
no conformarnos a este mundo, pero volvernos de todo a todos para poder salvar a
algunos;
ser autóctono, pero ser un peregrino.
Creo que comprender las raíces bíblicas de esta tensión nos ayudará a navegar a través
de estas aguas, entre la adaptación excesiva y la confrontación excesiva (o el sobre-
énfasis en el principio autóctono o del peregrino). Veo al menos cuatro raíces: Las
perspectivas únicas cristianas de 1) La Creación, 2) Cristo, 3) La Conversión; y 4) El
Reino. Tomemos una a la vez y veamos cómo son las raíces de la tensión del principio
autóctono/peregrino en el cristianismo.
Por ejemplo, cuando Pablo está lidiando con la manera en que un cristiano se adapta a
una cultura donde la carne vendida en el mercado pudiera haber sido sacrificada a los
ídolos, dice lo siguiente en 1ra a los Corintios 10:25-26: "Comed de todo lo que se
vende en la carnicería sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor
es la tierra y todo lo que en ella hay". En otras palabras, la creación pertenece a Dios y a
sus hijos para su uso. Las cosas físicas como la carne y la bebida no pueden ser
poseídas religiosamente o ser moralmente contaminadas por los no-cristianos. El
señorío de Dios sobre toda la creación, incluyendo la carne ofrecida a los ídolos, apoya
el impulso autóctono. Usted pertenece aquí. Todo es de Dios; coma lo que desee.
Pero esa no es la única verdad acerca de la creación (es decir: que Dios es dueño de
toda). Hay otras verdades. Una es Romanos 8:20-22: "Porque la creación fue sometida a
vanidad… la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora". En otras
palabras, la creación está caída. Es de Dios. Es para nuestro uso. Pero le ha ido mal. Así
que otra verdad acerca de la creación es que necesita redención, y que su apariencia
presente es pasajera 1ra a los Corintios 7:31: "porque la apariencia de este mundo es
pasajera”.
Cuando Pablo aplica este principio a la comida, cita a los que eran excesivamente
autóctonos en Corinto quienes decían: "Los alimentos son para el estómago y el
estómago para los alimentos" (1ra a los Corintios 6:13). Es cierto en mucho sentido.
Pero no es toda la verdad. Así que añade: "... pero Dios destruirá a los dos”. En otras
palabras, la comida y el estómago no son absolutos. La Creación está caída. Su
apariencia presente es pasajera. Debe ser redimida. Por tanto, somos peregrinos.
Dios la hizo, estamos en casa (el principio autóctono). Está caída, y algún día Dios la
redimirá (el principio del peregrino). Así que estamos en casa, y a la vez no estamos en
casa. Siempre debemos utilizar al mundo como si perteneciera a nuestro Padre, pero
también teniendo en cuenta los propósitos de Dios en la redención, no solo en la
Creación.
Muy simple, Cristo se hizo un ser humano. Ese es el principio autóctono. Él fue uno de
nosotros. ¡Oh cuán semejante fue! "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros"
(Juan 1:14). Él compartió nuestra misma naturaleza (Hebreos 2:14). Fue tentado de la
misma forma en que nosotros lo somos (Hebreos 4:15).
Pero vino a lo suyo, y los suyos no lo recibieron (Juan 1:11). Nosotros le matamos.
Sabíamos que lo haríamos y lo hicimos de todas formas. Y así desató el principio del
peregrino. Estaba en casa, se hizo semejante a nosotros. Pero, ¡oh cuán diferente era! Y
la diferencia le hizo ser asesinado. Así se ha esparcido el cristianismo encarnativamente,
durante 2000 años. Los misioneros son humanos, aprenden el idioma, aprenden la
cultura. Encajan. Autóctonos. Y entonces sufren, y algunas veces son asesinados.
Siguen a su Señor. Son peregrinos. Autóctonos (Indígenas) y Peregrinos La encarnación
y la crucifixión. Volverse de todo; no adaptarse.
Romanos 3:28: "Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las
obras de la ley". Dios le considera justo en Cristo en el momento en que usted pone su
fe solo en Cristo como Salvador sobre el pecado, y Señor de su vida, y como su Bien
supremo. En el abrir y cerrar de un ojo, es contado como justo ante los ojos de Dios
solo por gracia, solo mediante la fe, solo a causa de Cristo. La justificación desata el
principio autóctono. Es tenido como autóctono al cielo, porque encaja moralmente con
el cielo. Cristo es su acoplamiento, solo por fe.
Pero ahora que es aceptado en el amado (justificado solo por fe), el Espíritu Santo va a
trabajar en usted, y usted comenzará a ser en la práctica lo que ya es en Cristo. Y así se
desata el principio del peregrino: Debe cambiar. No puede estar en casa en su condición
actual. "Si habéis, pues, resucitado con Cristo [¡si se han vuelto autóctonos o indígenas
al cielo!]. . . Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra [¡vuélvanse
peregrinos!]" (Colosenses 3:1-2).
El glorioso reino de Dios ya ha venido en Jesucristo. Ha llegado el siglo que vendría.
Así dice Jesús en Lucas 11:20: "Pero si yo por el dedo de Dios echo fuera los demonios,
entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros". Y dice en Lucas 17:21: "he aquí, el
reino de Dios entre vosotros está". Por tanto, los sujetos del reino (los hijos de Dios),
están ahora en casa aquí, y en el reino de su Padre. Y se desata el principio autóctono.
Pero, por otro lado, el reino de Dios aun no está totalmente aquí. La promesa ha llegado,
pero la consumación aun queda para el futuro. En la Última Cena, Jesús dice: "os digo
que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios"
(Lucas 22:18). Aun no está aquí. Y por tanto, hay un poderoso impulso peregrino.
Estamos esperando. Gimiendo. Anhelando. Somos extranjeros. Exiliados. Residentes
Temporales. Estamos en casa, y oh ¡tan lejos de casa!
Conclusión
En conclusión entonces, cuando Pablo dice en Romanos 12:2: "no os adaptéis a este
mundo", está motivando uno de los extremos de este equilibrio. Mi propósito
simplemente ha sido darles una imagen más amplia de este pensamiento, y mantenernos
en equilibrio.
Porque
Cuando regrese de las vacaciones ilustraré, al enlazar los capítulos 1 y 12, la relación
que tiene este tema con la homosexualidad y con el asunto cultural de la enmienda al
matrimonio en la constitución. Hasta entonces, en cada asunto y en cada acción, pida
sabiduría al Señor, sumerja su mente en las Escrituras, y mire a Jesucristo con
determinación, y será transformado a su imagen
Unconditional Election and the
Invincible Purpose of God (Spanish)
La Elección Incondicional y el Invencible Propósito de
Dios
Romanos 9:6-13
Pero no es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los descendientes de
Israel son Israel; 7 ni son todos hijos por ser descendientes de Abraham, sino que por
Isaac será llamada tu descendencia.8 Esto es, no son los hijos de la carne los que son
hijos de Dios, sino que los hijos de la promesa son considerados como descendientes.9
Porque esta es una palabra de promesa: Por este tiempo volveré, y Sara tendrá un
hijo.10 Y no sólo esto, sino que también Rebeca, cuando concibió mellizos de uno,
nuestro padre Isaac11 (porque aún cuando los mellizos no habían nacido, y no habían
hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a su elección
permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama),12 se le dijo a ella: "El mayor
servirá al menor".13 Tal como está escrito: "A Jacob amé, pero a Esaú aborrecí”.
Nuestro propósito de hoy es limitado y enorme. Nos enfocaremos solo en los versículos
11 y 12: (porque aún cuando los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni
bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no
por las obras, sino por aquel que llama),12 se le dijo a ella: El mayor servirá al menor”.
Nuestro objetivo es simplemente entender y aplicar a nuestras vidas, cuál fue el motivo,
según Pablo, por el que a Rebeca se le dice desde antes que Jacob y Esaú hubieran
nacido o hecho bien o mal alguno que “El mayor servirá al menor”.
¿Por qué obró Dios así? Una parte de la respuesta está en el versículo 11: “...para que el
propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel
que llama”. Esa es la razón por la que se anuncia la elección de Jacob dese antes de que
él naciera: “Para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por
las obras, sino por aquel que llama”. Eso es lo que queremos entender.
Los exhorto a que sientan el peso de esta oración. Cuando Dios nos explica por qué obra
en algo tan eternamente esencial como la elección incondicional, nos está dando
información acerca de la naturaleza de la postrera realidad —específicamente de su
realidad— esto es más fundamental y más importante que todos los demás
conocimientos humanos. No hay nada más grandioso que conocer acerca de Dios que
comprender las razones por las que obra sus más esenciales hechos. Y aquí está una de
estas oraciones más sólidas. ¿Por qué, haces Señor esta gran obra que es la elección
incondicional? Respuesta: «Para que mí propósito conforme a mí elección
permaneciera, no por las obras, sino por mí que soy quien llama».
Primero, veamos qué significa la frase “el propósito de Dios conforme a su elección”.
Literalmente, en el original, la construcción de la oración es “el propósito conforme a la
elección”. “Conforme a la elección” está definiendo al propósito. ¿Qué propósito? “El
propósito conforme a la elección”. En Romanos 11:21 ocurre la misma construcción
gramatical en la frase, “las ramas según la naturaleza” Algunas versiones en español
traducen “las ramas naturales”. Convierten “según la naturaleza” en un adjetivo. Esto es
correcto en el español y expresa correctamente el significado. Así que aquí, en Romanos
9:11 pudiéramos hacerlo así: “El propósito conforme a la elección” sería “el propósito
de la elección”.
En otras palabras, el propósito de Dios está, por lo menos en parte, definido por la
elección. El propósito de Dios que no sería lo que es, si no hubiera elección. El
propósito consiste ampliamente en la elección. Pero, ¿qué es? ¿Cómo podemos definir
el propósito de Dios conforme a la elección —el propósito del la elección de Dios?
Veamos tres textos paralelos en los escritos de Pablo donde él utilizó la palabra
“propósito”, y regresemos luego hasta el versículo 11.
Romanos 8:28
Vea primero Romanos 8:28, “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas
cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito”. Aquí
Pablo dice que Dios llama a las personas hacia él, pero que detrás de este llamado hay
algo, o sea, su propósito, guiando a aquellos a los que llama. Nosotros somos llamados
“conforme a su propósito”. De modo que el propósito de Dios tiene que ver con
guiarnos hacia su obra salvadora, en este caso, su llamado.
Segundo, veamos 2 Timoteo 1:9. Aquí de nuevo Pablo relaciona el llamado que Dios
hace a su pueblo con el propósito que tiene. “quien nos ha salvado y nos ha llamado con
un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según su propósito y según la
gracia que nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad”. Aquí vemos cuatro
verdades:
Una, el propósito de Dios es eterno— dice “por los siglos de los siglos”. Ni se origina ni
responde a nada. Es eterno.
Dos, el propósito de Dios está relacionado con Cristo por toda la eternidad. Cristo no
es un pensamiento posterior.
El propósito de Dios era para Cristo y por Cristo desde toda la eternidad.
Tres, el propósito de Dios está ligado a la gracia. “según su propósito y según la
gracia”. Es un propósito de gracia. Es un propósito para ejercitar la gracia.
Cuatro, el propósito de Dios elimina las obras como la base del llamado de salvación:
“quien nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según nuestras
obras, sino según su propósito”. Su propósito es la base de su llamado, no nuestras
obras.
Efesios 1:4-6,11
El próximo versículo (12) se acerca muy bien a definir el propósito de Dios. Es una
continuación del versículo 11 y nos dice cuál es el propósito del que hace todas las
cosas según el designio de su voluntad, o sea, “a fin de que nosotros, que fuimos los
primeros en esperar en Cristo, seamos para alabanza de su gloria”. En otras palabras, él
hace todo para este fin: que “seamos para alabanza de su gloria”. Aquí su propósito es la
alabanza de su gloria.
Este principio se hace aún más evidente en los versículos de 4-6. Aquí continúan las
afirmaciones acerca propósito de Dios hasta su más alto nivel en el versículo 6: “según
nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin
mancha delante de Él. En amor5 nos predestinó para adopción como hijos para sí
mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad,6 para alabanza de la gloria
de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado”. Aquí está
nuevamente. El propósito de Dios es provocar la alabanza de la gloria de su gracia.
Toda elección, toda predestinación, todo llamado, y toda la redención, es conforme a
este propósito —para la alabanza de la gloria de su gracia.
Volvamos ahora a Romanos 9:11. Allí Dios elige incondicionalmente a Jacob por
encima de Esaú “para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera”.
A partir de todo lo que hemos visto hasta aquí, incluyendo el contexto de este párrafo,
yo definiría el propósito de Dios así:
No sería soberano, porque en lugar de hacer exitosamente lo que más le gusta hacer,
sería frustrado una y otra vez por el hombre auto-determinado.
Para mostrar ese último punto, Pablo hace una negación y una afirmación al final del
versículo 11: “...para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no
por las obras, sino por aquel que llama”.
Veamos primero la negación. Dios elige a Jacob por encima de Esaú “no por las obras”.
Lo que agrega algo importante a la primera parte del versículo 11 donde Pablo dice,
“porque aún cuando los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni
malo”. Esas palabras acentúan que Dios escogió a Jacob desde antes que naciera y antes
que tuviera lugar la virtud o el vicio. Pero ahora Pablo va más lejos aún y nos dice que
esta elección no fue “por las obras”. Aquí la intención no es declarar el momento, sino
el fundamento. Dios no eligió a Jacob por las obras que ya había hecho. Ni por las que
haría más tarde.
En otros términos, aquí Pablo está descartando con antelación las buenas obras que
Jacob hará, y está descartando las malas obras que Esaú realizará. Y está diciendo: mi
elección no se basa para nada en las obras: ni en las ya hechas, ni en las por hacer que
ya se conocen de antemano, ni en las por hacer que no se conozcan. Mi elección es
libre. Esa es mi gloria. Por lo tanto, mi propósito es conforme a esta clase de elección,
porque mi propósito es para ser conocido, ser disfrutado, y ser alabado como el ser
infinitamente glorioso que soy en mi libre y soberana gracia.
Considere por último la afirmación al final del versículo 11. ¿Por qué dice Pablo:
“...para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras,
sino por aquel que llama”? Esto es impactante. Normalmente Pablo contrasta las obras
con la fe. En el 9.32 dice: “Porque no iban tras ella por fe, sino como por obras”. En el
versículo 3:28 él dice, el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley”.
En Gálatas 2:16 dice, “el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino mediante
la fe”. Cuando oímos a Pablo decir, “No por las obras” esperamos que diga
naturalmente: “sino por fe”.
Pero eso no es lo que dice aquí. Él dice, “no por las obras, sino por aquel que llama”.
¿Por qué? Porque la fe es una condición para la justificación, pero no para la elección.
La elección es incondicional. Pero la justificación es condicional. Antes de que
podamos ser justificados tenemos que creer en Jesucristo. Pero antes de que podamos
creer en Jesucristo debemos ser elegidos y llamados. Dios no nos elige porque
creeremos. Él nos elige para que creamos.
Note cuidadosamente como lo dice Pablo, “para que el propósito de Dios conforme a su
elección permaneciera [...] por aquel que llama”. Note que no dice: que su propósito
permanece por su llamado. Dice, “por aquel que llama”. Un día Dios llamará a sus
elegidos. Pero su elección no está basada en ese llamado. Está basada en sí mismo, y en
su libre y soberana voluntad de llamar.
Entonces, para parafrasear ese versículo: «El propósito selectivo de Dios permanecerá
no por algunas buenas obras previamente realizadas, ni por alguna fe precedente, sino
simplemente por él —por Dios». La base decisiva de la elección de Dios es Dios. Esta
es simplemente otra manera de decir: «Para que Dios sea Dios, tiene que ser libre y
soberano». Esta es su gloria. Esto es lo que significa ser Dios.
Hay mucho más que ver, tanto más que ver. Pero por ahora la aplicación para nuestras
vidas es clara. Si el propósito de Dios —que mana de la misma esencia de lo que su
existencia— es ser conocido, disfrutado, y alabado como el ser infinitamente glorioso
que es en su libre y soberana gracia, entonces el significado de nuestra existencia es
evidente. Existimos para conocer, disfrutar, alabar, y reflejar la gloria de la libre y
soberana gracia de Dios. Existimos para ver, disfrutar, y cantar —y para difundir una
pasión por— la gloria de la gracia de Dios.
Y por debajo de este significado para nuestras vidas está la sólida certeza de que éste
propósito permanecerá. Y todos los que están en Cristo por fe, permanecerán en él.
Dedíquese, por tanto, a este propósito mientras esté en vida. Todos los elegidos en
Cristo prevalecen, el propósito de Dios permanece, no puede fallar.
El siguiente himno fue escrito por John Piper, para ser cantado en la Iglesia Bautista
de Bethlehem, el 15 de Diciembre de 2002. Este himno fue cantado en relación con la
exposición de Romanos 9:6-13, que hizo el pastor John.
Para el director del coro. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, el
profeta Natán lo visitó.
Los salmos fueron el principal cancionero de la iglesia primitiva, y fueron diseñados por
Dios para motivar y expresar y moldear los pensamientos y sentimientos de los
discípulos de Jesús. De los Salmos aprendemos cómo pensar en el desánimo y la culpa,
y de los Salmos aprendemos cómo sentirnos en momentos de desánimo y en momentos
de terrible arrepentimiento. Los Salmos nos muestran cómo estar desanimados para bien
y cómo arrepentirnos para bien.
Mi oración es que usted cree el hábito de vivir en los Salmos de tal manera que el
mundo de sus pensamientos y el mundo de sus sentimientos sea transformado en
pensamientos bíblicos puros.
El Salmo 51 es uno de los pocos salmos que señala su origen histórico. El encabezado
del salmo dice así: “Para el director del coro. Salmo de David, cuando después que se
llegó a Betsabé, el profeta Natán lo visitó”. Es bien conocido lo que sucedió con
Betsabé. Aquí está, en pocas palabras bíblicas, en 2do de Samuel 11:2-5:
Él trató de cubrir su pecado trayendo a su esposo Urías a casa desde el campo de batalla
para que Urías pudiera dormir con su mujer y pensara que era su bebé. Urías era
demasiado noble para llegarse a su mujer mientras sus compañeros estaban peleando.
Así que David se las arregló para matarle y así casarse rápidamente con Betsabé y de
esa manera cubrir su pecado.
En una de las oraciones más desestimadas de la Biblia, 2do de Samuel 11 termina con
estas palabras: “Pero lo que David había hecho fue malo a los ojos del Señor” (2do de
Samuel 11:27). Así que Dios envió al profeta Natán a donde David con una parábola
que hizo que David pronunciara su propia sentencia. Entonces Natán dijo: “Tú eres
aquel hombre”. Y preguntó: “¿Por qué has despreciado la palabra del Señor […]?”.
David se quebranta y confiesa: “He pecado contra el Señor”. Entonces Natán
sorprendentemente dice: “El Señor ha quitado tu pecado; no morirás. 14 Sin embargo,
por cuanto con este hecho has dado ocasión de blasfemar a los enemigos del Señor,
ciertamente morirá el niño que te ha nacido” (2do de Samuel 12:7-15).
Es un escándalo. Urías está muerto. Betsabé fue violada. El bebé morirá. Y Natán dice:
“El Señor ha quitado tu pecado” ¿Y nada más? David cometió adulterio. Él ordenó un
asesinato. Mintió. Él despreció la palabra de Dios. Él dio “ocasión de blasfemar a los
enemigos del Señor”. Y el Señor quitó su pecado (2do de Samuel 12:13) ¿Qué tipo de
juez es Dios? Usted no olvida simplemente una violación y un asesinato y una mentira.
Los jueces justos no actúan así. La semana pasada estuve compartiendo el evangelio con
cuatro personas en la calle, y nada que yo dijera pudo persuadirles de que un acosador
de niños pudiera ser perdonado. Su escepticismo resonó en mí. Y yo me sentiría
indignado por el comportamiento de Dios aquí, sino fuera por una cosa. El apóstol
Pablo compartió mi indignación y explicó cómo Dios podría ser el Justo y el que
justifica a asesinos y violadores y mentirosos, y sí, aún a los acosadores sexuales de
niños.
Esto es lo que Pablo dijo en Romanos 3:25-26. Esta es una de las declaraciones más
importantes en la Biblia para comprender cómo Cristo se relaciona con los Salmos y
con el Antiguo Testamento en general:
Dios exhibió [a Cristo] públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe,
como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los
pecados cometidos anteriormente [esto es exactamente lo que 2do de Samuel 12:13 dice
que Dios hizo, él pasó por alto el pecado de David], 26 para demostrar en este tiempo su
justicia, a fin de que El sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús
En otras palabras, la indignación que sentimos cuando Dios parece simplemente pasar
por alto el pecado de David sería una buena indignación si Dios estuviera solamente
barriendo el pecado de David bajo la alfombra. Pero no es así. Dios, desde la época de
David, ve siglos adelantes la muerte de su Hijo, Jesucristo, quien moriría en lugar de
David, de manera que la fe de David en la misericordia de Dios y en la redención futura
de Dios une a David con Cristo. Y en la mente de Dios, que todo lo conoce, los pecados
de David son contados como los de Cristo y la justicia de Cristo es contada como su
justicia, y Dios en su justicia pasa por alto el pecado de David. La muerte del Hijo de
Dios es suficientemente indignante, y la gloria sustentadora de Dios es suficientemente
grande, de modo que Dios es vindicado al pasar por alto el adulterio de David y su
muerte y su mentira.
Jesús, una vez y por todas, por su vida y muerte, adquirió nuestro perdón y proveyó
nuestra justicia. Nada podemos añadir a esa adquisición o provisión. Solo por la fe
tenemos su perdón y justicia. Pero ante la santidad de Dios y la maldad del pecado, es
correcto que cada día nos apropiemos y apliquemos lo que él compró para nosotros
mediante la oración y la confesión. “Danos hoy el pan nuestro de cada día. 12 Y
perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros
deudores” (Mateo 6:11-12). La petición diaria de pan, porque él ha prometido satisfacer
cada necesidad; la oración diaria por el perdón, porque ha sido totalmente adquirida y
asegurada por la muerte de Jesús.
El Salmo 51 es la forma en que piensa y siente la gente de Dios con relación a los
horrores de su propio pecado. Este es un salmo que trata acerca de cómo sentirnos
correctamente aplastados por nuestros pecados. Trataré de guiarles a través de cuatro de
las respuestas de David a su pecado.
David sabía que había culpables que no serían perdonados. Y había culpables, que por
alguna misteriosa obra de redención, no serían tenidos por culpable, serían perdonados.
El Salmo 51 es su manera de aferrarse a ese misterio de la misericordia.
Sabemos más que David acerca del misterio de esta redención. Conocemos a Cristo.
Pero nos aferramos a la misericordia de la misma forma en que él lo hizo. Lo primero
que hace es volverse indefenso hacia la misericordia y el amor de Dios. Hoy, significa
volvernos indefensos hacia Cristo
Segundo, ora para ser limpiado de su pecado. Versículo 2: “Lávame por completo de mi
maldad, y límpiame de mi pecado”.Versículo 7: “Purifícame con hisopo, y seré limpio;
lávame, y seré más blanco que la nieve”. El hisopo era la rama usada por los sacerdotes
para esparcir sangre sobre una casa que tenía una enfermedad, a fin de declararla limpia
(Levítico 14:51). David clama a Dios como a su Sumo Sacerdote para que le perdone y
le tenga como limpio de su pecado.
Es correcto que los cristianos pidan a Dios que les limpie (1ra de Juan 1:7.9). Cristo ha
adquirido nuestro perdón. Ha pagado todo el precio. Pero ello no implica que ya no
debamos clamar. Este es el fundamento de nuestro clamor. Es la razón por la que
estamos confiados de que la respuesta será sí. Así que primeramente David busca
indefenso la ayuda de Dios. Y luego ora para que Dios, en su misericordia, le perdone y
le limpie.
3.1. Dice que no puede sacar al pecado de su mente. Está incrustado en su consciencia.
Versículo 3: “Porque yo reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre
delante de mí”. Siempre delante suyo. La cinta sigue corriendo y no podemos detenerla.
3.2. Dice que la inmensa pecaminosidad de su pecado es que es solo contra Dios. Natán
había dicho que David había despreciado a Dios y había provocado la blasfemia contra
su palabra. Así que David dice en el versículo 4: “Contra ti, contra ti sólo he pecado, y
he hecho lo malo delante de tus ojos”. Esto no significa que Betsabé y Urías y el bebé
no fueran dañados. Significa que lo que hace que el pecado sea pecado es que es contra
Dios. Herir al hombre es malo. Es horriblemente malo. Pero ese no es el horror del
pecado. El pecado es un ataque contra Dios, es una ofensa a Dios. David lo admite en
términos chocantes: “Contra ti, contra ti sólo he pecado”.
3.5. David admite que ha pecado no solo contra la ley externa, sino contra la luz
misericordiosa de Dios en su corazón. Versículo 6: “He aquí, tú deseas la verdad en lo
más íntimo, y en lo secreto me harás conocer sabiduría”. Dios ha sido su Maestro. Dios
le ha hecho sabio. David había obrado con tanta sabiduría. Y entonces el pecado tomo
ventaja. Y, para David, esto solo empeoró las cosas: «he sido bendecido con tanto
conocimiento y tanta sabiduría. Oh cuán profunda debe ser mi depravación que pude
pecar contra tanta luz».
Así que, al menos de cinco maneras, David se une al profeta Natán y a Dios al condenar
su pecado y confesar las profundidades de su corrupción
.
4. Él ora Pidiendo Renovación
4.1. Él ora para que Dios le confirme su elección. Versículo 11: “No me eches de tu
presencia, y no quites de mí tu santo Espíritu”. Sé que algunos dicen que los cristianos
que son elegidos y están seguros en la soberana gracia de Dios no debieran orar así,
porque ello implicaría que se puede perder la salvación. No lo creo.
4.2. Él ora por un corazón y un espíritu nuevos, correctos, y firmes: “Crea en mí, oh
Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmo 51:10). El
“espíritu recto” es el espíritu establecido, firme, inconmovible. Él quiere acabar con el
tipo de inestabilidad que acaba de experimentar.
4.3. Ora por el gozo de la salvación de Dios y por un espíritu que gozosamente desea
seguir la Palabra de Dios y ser generoso con las personas en lugar de desear explotarles.
Versículo 8: “Hazme oír gozo y alegría; que se regocijen los huesos que has
quebrantado”. Versículo 12: “Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu
obediente me sostenga” [NVI].
¿No es sorprendente que en ninguna parte de este Salmo David haga una oración directa
acerca del sexo? Todo comenzó con el sexo, llevándole al engaño, al asesinato ¿O no
fue así? Sigmund Freud pudiera pensar que todos nuestros problemas emocionales
comienzan con el sexo. Pero David (hablando por Dios), no ve las cosas de esa manera.
¿Por qué no está rogando por la abstinencia sexual? ¿Por qué no está pidiendo para que
los hombres le justifiquen? ¿Por qué no está orando para proteger sus ojos y para tener
pensamientos libres de deseos sexuales? Porque sabe que el pecado sexual es un
síntoma, no la enfermedad. Las personas dan lugar al pecado sexual porque no tienen la
plenitud del gozo y la alegría de Cristo. Sus espíritus no son firmes y estables. Son
inconstantes. Están seducidos, y se rinden porque Dios no tiene el lugar que debiera
tener en sus pensamientos y sentimientos.
David lo sabía de sí mismo. También es cierto en nosotros. David nos está mostrando,
por la manera en que ora, cuál es la verdadera necesidad de los que pecan sexualmente.
No hay una sola palabra en este salmo sobre el sexo. En lugar de eso: “Hazme oír gozo
y alegría; que se regocijen los huesos que has quebrantado […] Restitúyeme el gozo de
tu salvación, y sostenme con un espíritu de poder”. Esto es sabiduría profunda para
nosotros.
4.4. Pidió a Dios que su gozo sobreabundara en alabanzas. Versículo 15: “Abre mis
labios, oh Señor, para que mi boca anuncie tu alabanza”. La alabanza es e resultado del
gozo en Dios cuando se eliminan los obstáculos en el camino. Por eso está orando: «Oh
Dios, vence todo lo que en mi vida mantiene mi corazón insensible y hace callar mi
boca cuando debieran estar alabando. Haz que mi gozo sea irreprensible».
4.5. Pide que el resultado final de todo lo sucedido sea una vida de evangelismo
efectivo. Verso 13: “Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores
se convertirán a ti”. David no está satisfecho con ser perdonado. No está satisfecho con
ser limpiado. No está satisfecho con ser elegido. No está satisfecho con tener un espíritu
recto. No está satisfecho con estar gozoso en Dios. No estará satisfecho hasta que su
vida quebrantada sirva para sanar a otros. “Entonces enseñaré a los transgresores tus
caminos, y los pecadores se convertirán a ti”.
4.6. Lo que nos lleva hasta el último aspecto. En esta situación, David ha descubierto
que Dios le ha quebrantado (v.8), y que un corazón contrito y humillado es la marca de
todos los hijos de Dios. Verso 17: “Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al
corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás”.
Esto es fundamental para todo. Ser cristiano significa ser quebrantado y contristado. No
cometa el error de pensar que usted está más allá de esta vida. Es la marca de los hijos
felices de Dios hasta que mueren. Estamos quebrantados y contristados en todo nuestro
viaje a casa, a menos que el pecado nos tome la delantera. Estar quebrantados y
contritos no limita nuestro gozo y alabanzas y testimonio. Es el sabor del gozo cristiano
y la alabanza y el testimonio. Casi uso las palabras de Jonathan Edwards quien lo dijo
mejor que yo.
Todos los afectos de la gracia [sentimientos y emociones] que son un dulce [aroma] de
Cristo… son sentimientos de un corazón quebrantado. El amor cristiano verdadero, sea
a Dios o a los hombres, es un amor humilde y de un corazón quebrantado. Los deseos
de los santos, aunque sean muy anhelados, son deseos humildes: su esperanza es una
esperanza humilde; y su gozo, aun cuando es inefable, y lleno de gloria, es el gozo
humilde de un corazón quebrantado…1
Amén.
Este mensaje tiene el propósito de lanzar una serie de cinco partes acerca de nuestra
visión para la naciente generación de jóvenes y de cómo todos nosotros (los padres y la
gran familia de miembros, adultos con hijos que ya se han independizado, los solteros, y
los mismos jóvenes, podemos ayudar a que esta visión sea una realidad. Comenzaré esta
serie hoy, y David, Michael, Sam Crabtree, Kempton Turner, y Gregg Harris la
continuarán en los próximos cuatro domingos en que tendré permiso para escribir.
Espero que los niños y jóvenes presten especial atención a estos mensajes y escuchen lo
que Dios nos llama a ser y hacer en estos años jóvenes. Una de nuestras premisas es que
no hay que esperar a tener dieciocho o veintiún años para vivir para la gloria de Dios.
Hay una manera en que los niños de seis años pueden exaltar a Cristo, y una manera en
que los niños de diez años pueden exaltar a Cristo, y una manera en que los de dieciséis
años pueden exaltar a Cristo. Y hay una manera en que los padres y los líderes de una
iglesia y todos nosotros podemos crear un ambiente de relaciones, enseñanzas,
expectativas, y bendiciones que despierten a nuestros jóvenes del vacío y el desánimo
de nuestra popular cultura para los jóvenes, y les dé una visión para ser importantes, a
fin de exaltar a Cristo durante sus años previos a la adolescencia y en la adolescencia.
Permítanme darles cuatro razones personales que me alegran al comenzar esta serie.
Tomo este versículo muy personalmente. Soy llamado a proclamar el poder de Dios, la
majestad de Dios, y la soberanía de Dios, a la generación venidera. No sé por qué ha
caído sobre mí esta tarea. Sólo sé que hay un mandamiento inusual durante un corto
tiempo. Y creo que traicionaría mi llamamiento como pastor en Bethlehem si no entrego
mis energías a la generación venidera de esta iglesia, y no solo en California, Wales, y
Louisville. “no me abandones, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a la generación
venidera”.
No son muchos los pastores que logran criar a sus hijos con sus coetáneos, y luego se
vuelven y crían nuevamente hijos con padres que son lo suficientemente jóvenes como
para ser sus hijos. Pero el beneficio consecuente me permite hacer mejor algunas cosas,
esa es mi oración. Y me mantiene en conexión con el ministerio de jóvenes en nuestra
iglesia.
Tiemblo de sólo pensar que algún día se diga que se dice de nuestra iglesia lo que se
dijo acerca de Israel en Jueces 2:10: “También toda aquella generación fue reunida a sus
padres; y se levantó otra generación después de ellos que no conocía al Señor, ni la obra
que Él había hecho por Israel”.
¿Cómo pudo suceder? Fácil, los padres no entregaron la historia de las grandes obras de
Dios a las nuevas generaciones. No entregaron la vida de Dios en medio suyo. Así
ocurre hoy. Hay estadísticas sorprendentes de cuántos hijos de iglesias evangélicas,
simplemente desaparecen en el mundo cuando se van de la casa. A nosotros nos gustaría
ser el tipo de padres e iglesia en que esa sea la norma.
Dios está haciendo algunas obras inusuales entre nuestros jóvenes. Y queremos
aprovechar todos los buenos impulsos de gracia, y ser parte de este despertar. Por
ejemplo, Alex y Brett Harris acaban de publicar su libro: Do Hard Things: A Teenage
Rebellion against Low Expectations [Haga Cosas Difíciles: una rebelión adolescente
contra las bajas expectativas]. Su padre es quien dará el mensaje final a esta serie. Ellos
comenzaron The Rebelution cuando tenían dieciséis. Ahora, a los diecinueve, están
dando conferencias sobre el tema y estarán en Minneapolis para compartir con nosotros
en una conferencia para toda la ciudad en junio. Así comenzaron su libro a los
adolescentes:
La mayoría de las personas no esperan que usted entienda qué le diremos en este libro.
Incluso, si lo entiende, las personas no esperan que a usted le importe. E incluso si le
importa, no esperan que haga algo al respecto. E incluso si hace algo al respecto, no
esperan que persevere. Bueno, nosotros sí. (p.3)
La idea es que las expectativas usuales de los adultos para los jóvenes son muy bajas. Y
estos chicos quieren levantarlas. Creemos que esta es la dirección correcta.
Las Palabras de Pablo a Timoteo
Por tanto, vaya conmigo a 1 Timoteo 4:12. Esta es una de las palabras de Pablo al joven
Timoteo, quien necesitaba que le recordaran que sus expectativas personales eran
demasiado bajas. Comenzaré con este versículo, haré unos pocos comentarios y luego
regresaré y trataré de mostrar un cuadro bíblico más amplio. Pablo dice: “No permitas
que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra,
conducta, amor, fe y pureza”.
Pablo dice a Timoteo que debe hacer lo que pueda como joven para evitar este
menosprecio. «No seas indiferente a lo que piensan las personas mayores. Preocúpate
por ello. Haz algo para ganar su aprobación. “No permitas que nadie menosprecie tu
juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza”».
Pero Pablo no dice a Timoteo que debe vencer el desprecio acomodándose actitudes de
los adultos. Pablo no dice “No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes,
[descubre lo que ellos quieren y hazlo tú]”. Las relaciones pacíficas entre los adultos y
los jóvenes no es un valor supremo. La adaptación a los adultos no es el propósito de la
juventud. Pablo no juzga como absolutas las expectativas de los adultos. Hace algo muy
diferente.
4. Los Jóvenes Debieran Perseguir como Meta Última los Estándares de Dios,
Pablo dice: «quiero que los jóvenes eviten ser menospreciados buscando los modelos de
amor, fe, y pureza de Dios. De esta forma, aun los jóvenes pueden volverse excelentes
ejemplos para los adultos: “No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé
ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza”.
Su mensaje no es: descubran qué quieren los adultos y háganlo para que no les
menosprecien. Sino: Descubran qué palabras y conducta quiere Dios de ustedes, y
actúen así. Él da amor, fe, y pureza como ejemplos de lo que debiéramos hacer en
nuestras palabras y conducta. Que todas sus palabras y acciones provengan de fe en
Cristo; que sean amorosas, y manténganse sexualmente puros.
Ahora, esto pudiera provocar que algunos adultos les desprecien. Si te levantas en la
escuela a favor de la abstinencia sexual antes del matrimonio, habrá adultos que te
menospreciarán. Pero estarás en lo correcto, también los adultos a quienes realmente le
importas, y Dios mismo no te menospreciará.
Así que el mensaje fundamental de Pablo es que Timoteo no debiera tener una
expectativa baja del impacto de su vida en aquellos que son mayores. Debieras buscar a
Dios, creer en el evangelio, hacer lo que Dios te mande hacer, y así serás un ejemplo
para los demás.
¿Cuántos de nuestros jóvenes piensan así: «Soy llamado a dar ejemplo a los adultos»?
Por supuesto, se supone que los adultos sean un ejemplo para los jóvenes. Pero aquí se
plantea la idea contraria, que demanda un dramático cambio de pensamiento en la
mayoría de los jóvenes y adultos de la actualidad. No se adapten a las bajas expectativas
culturales para los jóvenes. Establezcan altas expectativas. La juventud puede ser un
ejemplo para los adultos. Piénsalo, suéñalo. O como dijeran los hermanos Harris
“Rebélense contra las bajas expectativas”.
Retroceda ahora conmigo para tener una imagen bíblica más general acerca de los
peligros y posibilidades de la juventud. Vayamos en orden desde el pecado original
hasta una vida segura centrada en Dios por la obediencia al evangelio más allá de todas
las bajas expectativas.
1. Nacidos En Pecado
Primero, el pecado. Cada niño nace con la corrupción y culpa del pecado de Adán: “He
aquí, yo nací en iniquidad, y en pecado me concibió mi madre” (Salmo 51:5). Este fue
el clamor de David después de su adulterio con Betsabé. Él aceptó la responsabilidad,
pero reconoció el origen de su corrupción en su nacimiento y concepción.
Así ocurre con cada niño desde Adán. Y aún después de que Dios comenzara de nuevo,
es decir, después del diluvio. Dios dijo a Noé que no traería otro diluvio como aquel,
pero no lo dijo porque el corazón del hombre hubiese sido curado. En lugar de ello dijo:
“porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud” (Génesis 8:21).
Nada ha cambiado en el corazón humano. No hasta hoy.
Así que se convirtió en un proverbio: “La necedad está ligada al corazón del niño”
(Proverbios 22:15). Esto es lo primero que debemos saber acerca de todos nuestros
hijos. Son pecadores y necesitan salvación. No sólo hacen cosas malas, tienen una
naturaleza mala, malos corazones. Necesitan nacer de nuevo. Lo que es nacido de la
carne, carne es. Todos han nacido de la carne. Ahora necesitan nacer del Espíritu (Juan
3:6).
2. Necesitados del Evangelio
Segundo, los hijos deben, por tanto, ser enseñados en la verdad acerca de Dios y de
Cristo y del evangelio. Dios es el maestro decisivo en lo concerniente a sí mismo, pero
utiliza a las personas, especialmente a los padres. “Oh Dios, tú me has enseñado desde
mi juventud, y hasta ahora he anunciado tus maravillas” (Salmo 71:17). Oramos para
que Dios comience a enseñar a nuestros hijos desde la edad más joven, de formas que
sólo él conoce.
Tercero, un niño puede nacer de nuevo y venir a la fe en Jesús como Salvador, Señor, y
Tesoro de su vida: “porque tú eres mi esperanza; oh Señor Dios, tú eres mi confianza
desde mi juventud” (Salmo 71:5). El salmista dice que Dios ha sido su confianza, su
confidente, desde su juventud. Dios le dio una nueva vida, y vio la verdad y belleza de
Cristo. Esto puede significar que él nunca recuerda un tiempo en que no haya confiado
en el Señor.
Esto sería cierto en mi caso. Mi madre me contó cómo llegó un momento, a la edad de
seis años, en que deseaba recibir a Cristo como mi Salvador, y que oré junto a su cama
en las vacaciones en Fort Lauderdale, Florida. Pero yo no lo recuerdo –tampoco
recuerdo mucho de mi niñez en ese sentido. Yo diría con el salmista: “porque tú eres mi
esperanza; oh Señor Dios, tú eres mi confianza desde mi juventud”. Mi confianza de
haber nacido de nuevo no descansa en que recuerde el momento en que ocurrió, sino en
su obra terminada en la cruz, y en la relación que tengo ahora con el Señor.
Así que, después de la realidad del pecado original, y la enseñanza de la verdad del
evangelio, y la fe, viene el perdón de pecados.
Cuarto, el pecado original y todas nuestras elecciones pecaminosas que vienen después,
serán perdonadas mediante esta fe que Dios provoca por medio del conocimiento del
Evangelio. David acepta esta verdad en el Salmo 25:7: “No te acuerdes de los pecados
de mi juventud ni de mis transgresiones; acuérdate de mí conforme a tu misericordia,
por tu bondad, oh Señor”.
Esta es una buena noticia en cualquier época. Pudiéramos decir a nuestros temerosos
hijos de ocho años, aterrados por sus conciencias, que los pecados de su juventud, y sus
trasgresiones contra mamá y papá, pueden ser perdonados. Pedro dice en Hechos 10:43:
“de que por su nombre, todo el que cree en Él recibe el perdón de los pecados”. Los
niños deben llegar a amar esta hermosa buena noticia que les hace sentir muy
agradecidos a Dios.
Quinto, una vez que un niño ha nacido de nuevo, y que se aferra a Jesús como su
Salvador y Tesoro de su vida, Dios le trata como a su propio Hijo. Esto implica que le
da pruebas y aflicciones para purificar su corazón e incrementar, fortalecer, y madurar
su fe: “porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. […]
8 Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces
sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos” (Hebreos 12:6-8). Uno de los salmistas
exclamó: “He estado afligido y a punto de morir desde mi juventud; sufro tus terrores,
estoy abatido” (Salmo 88:15).
Debemos enseñar a nuestros hijos una fuerte doctrina del sufrimiento y la aflicción y de
cómo el Señor disciplina. Queremos escucharles algún día decir lo que el anciano
Samuel dijo a Dios: “Yo he andado delante de vosotros desde mi juventud hasta hoy”
(1ro de Samuel 12:2). Y lo que dijo Abdías al profeta: “yo tu siervo he temido al Señor
desde mi juventud” (1 Reyes 18:12). El Señor está amando a nuestros hijos en sus
pruebas. Debemos enseñarles a comprender las cosas difíciles que les suceden.
Sexto, después del pecado, la enseñanza del evangelio, la fe, el perdón, y las pruebas,
queda claro, por tanto, que los niños en la Biblia, a partir del momento en que vienen a
la fe, son tratados por Dios de modo que pueda guiarles a una sorprendente madurez
espiritual y serán útiles mucho antes de lo que la mayoría de nosotros piensa. Veamos
algunas pistas que demuestran que así ocurre.
David ora así por sus hijos y nuestros hijos: “Sean nuestros hijos como plantas crecidas
en su juventud”. (Salmo 144:12, RVR 1960) ¿Qué significa: “Sean nuestros hijos como
plantas crecidas en su juventud”? David ora para que la fortaleza y los frutos de la
planta más madura sean mostradas en sus hijos, aun cuando todavía son jóvenes y haya
pocas expectativas de frutos ¿Cuánto más no debiera ser esta nuestra oración: “Sean
nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud”?
Y todo el libro de Proverbios está diseñado para ayudar que ocurra esta temprana
maduración. El libro comienza así: “Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de
Israel: […] 4 para dar a los simples prudencia, y a los jóvenes conocimiento y
discreción” (Proverbios 1:1,4). La Biblia no cree que la sabiduría sólo sea para los
adultos. La sabiduría proviene de la Palabra de Dios fundamentalmente y en segundo
lugar, de la experiencia de la vida diaria. Por tanto, pudiéramos esforzarnos y orar para
ayudar a que nuestros hijos tengan sabiduría y discreción.
O piense en Eclesiastés 4:13: “Mejor es un joven pobre y sabio, que un rey viejo y
necio, que ya no sabe recibir consejos” ¡Es mejor un sabio joven que un rey necio!
Piénselo. Aquí hay un muchacho pobre y mal vestido; y aquí hay un rey rico con una
túnica fina. Y la Biblia dice que este muchacho puede ser más sabio que aquel rey
¿Cómo es posible? Porque la sabiduría proviene de Dios mediante su Palabra. Por esta
razón la paternidad y el plan de estudio de la iglesia, deben estar saturados de las
Escrituras, así algún día nuestro hijo oirá la locura de los mayores sin Biblia, y no se
descarriará. Serán como Eliú en Job 32:6-10 cuando responde a los amigos de Job:
Yo soy joven, y vosotros ancianos; por eso tenía timidez y me atemorizaba declararos lo
que pienso. Yo pensé que los días hablarían, y los muchos años enseñarían sabiduría.
Pero hay un espíritu en el hombre, y el soplo del Todopoderoso le da entendimiento.
Los de muchos años quizá no sean sabios, ni los ancianos entiendan justicia. (Job 32:6-
10).
Siete, así llegamos a una conclusión práctica para los jóvenes: No permitan que la
cultura baje las expectativas de lo que ustedes pueden alcanzar para Cristo. Escuchen la
manera en que Dios y Jeremías argumentan acerca del llamamiento de Jeremías cuando
era joven.
Entonces dije: "¡Ah, Señor Dios! He aquí, no sé hablar, porque soy joven." Pero el
Señor me dijo: No digas: 'Soy joven', porque adondequiera que te envíe, irás, y todo lo
que te mande, dirás”. (Jeremías 1:6-7)
Finalmente, ocho, una palabra a los padres y a todos los que aman a los niños. No
queremos escuchar a nuestros hijos decir, cuando tengan treinta, lo que el joven rico
dijo a Jesús después que Jesús mencionara los mandamientos: “Maestro, todo esto lo he
guardado desde mi juventud”. Este es el gran cumplidor de mandamientos, el niño que
hizo todo lo que le dijeron que hiciera: él guardó los mandamientos.
Pero cuando Jesús le probó y le dijo que aun faltaba una cosa: “vende cuanto tienes y da
a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme” (Marcos 10:21), él no lo pudo
hacer. No tenía un corazón para Cristo ¿Era un guardador de la ley? Sí ¿Atesoraba a
Jesús? No, estaba muerto. No tenía sentimientos por Cristo. Sólo era un buen guardador
de la ley. Y él dijo que así había sido desde su juventud: “Maestro, todo esto lo he
guardado desde mi juventud”. Sus padres le dijeron hazlo, y él lo hizo.
El Poder Moldeador y Sustentador del Evangelio
Padres, la paternidad de éxito busca más que lograr niños obedientes. Es una vida
saturada del evangelio y la enseñanza. Muestren a sus hijos cómo Cristo fue crucificado
por nuestros pecados, y fue resucitado para nuestra justificación, y enséñenles a Cristo
mostrando el amor del padre, y a Cristo garantizando la ayuda diaria del Espíritu,
muéstrenles cómo este evangelio no es sólo algo que comienza la vida cristiana, sino
que la capacita y la moldea y la sostiene. Oren, amen, y enseñen a sus hijos hasta que
Cristo quiebre sus corazones y se convierta en su Tesoro.
Que Dios nos dé una visión para que la generación venidera glorifique el evangelio de
Cristo, y guíe a miles de jóvenes hacia la cruz donde puedan encontrar el perdón de
pecados, y la humildad de un corazón quebrantado, y el valor que exalta a Cristo para
rebelarse contra las bajas expectativas y para hacer “cosas difíciles”.
Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de
Dios; y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a El. 2
Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser.
Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos
como El es. 3 Y todo el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como El
es puro. 4 Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues
el pecado es infracción de la ley. 5 Y vosotros sabéis que El se manifestó a fin de quitar
los pecados, y en El no hay pecado. 6 Todo el que permanece en El, no peca; todo el
que peca, ni le ha visto ni le ha conocido. 7 Hijos míos, que nadie os engañe; el que
practica la justicia es justo, así como El es justo. 8 El que practica el pecado es del
diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con
este propósito: para destruir las obras del diablo. 9 Ninguno que es nacido de Dios
practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar,
porque es nacido de Dios. 10 En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del
diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama
a su hermano.
El tema que abordaremos hoy es: ¿cómo las personas que han experimentado el milagro
del nuevo nacimiento, lidian con su propia pecaminosidad a medida que tratan de vivir
en la total certeza de su salvación? Es decir, ¿cómo lidiamos con el conflicto entre la
realidad del nuevo nacimiento, por una parte, y nuestro pecado continuo, por otra parte?
¿Cómo equilibramos el peligro de perder la certeza de la salvación y el peligro de
presumir haber nacido de nuevo cuando no sea cierto? ¿Cómo podemos disfrutar la
certeza de haber nacido de nuevo, y a la vez, no tomar a la ligera la pecaminosidad de
nuestras vidas que está en conflicto con nuestro nuevo nacimiento?
La primera carta de Juan, más que ningún otro libro de la Biblia, parece ser diseñada
para ayudarnos en esta batalla diaria y práctica. Considere 1ra de Juan 5:13: “Estas
cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis
que tenéis vida eterna”. Este libro es escrito, dice, para ayudar a que los creyentes
tengan la certeza total de que han nacido de nuevo –es decir, que tienen una nueva vida
espiritual en ellos que nunca morirá. Juan quiere que nosotros, Dios quiere que
nosotros, experimentemos algo en esta carta que nos dé la profunda seguridad de que
hemos pasado de muerte a vida.
Primera de Juan 3:14 dice: “sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque
amamos a los hermanos”. Jesús dijo en Juan 5:24: “En verdad, en verdad os digo: el que
oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino
que ha pasado de muerte a vida”. Así que Juan y Jesús desean que los creyentes
sepamos que ya pasó la condenación, y que ya pasó la muerte, porque nuestro juicio
ocurrió cuando Jesús fue juzgado en nuestro lugar, y nuestra muerte ocurrió cuando
Jesús murió en nuestro lugar. Y por tanto, la nueva vida está en nosotros y esta vida no
puede perecer y no puede ser quitada, es eterna. Esta es la certeza que Jesús y Juan
quieren para nosotros. “Estas cosas os he escrito a vosotros […], para que sepáis que
tenéis vida eterna” (1ra de Juan 5:13).
Pero algo está ocurriendo en las iglesias a las que Juan escribe, él está profundamente
preocupado. Lo que ocurre amenaza con destruir esta certeza. Hay falsos maestros
quienes hacen declaraciones que pueden dar la impresión de ser buenas nuevas y que
fortalecen la certeza de salvación, pero tendrán el efecto opuesto. Al lidiar con estos
falsos maestros, Juan nos muestra cómo lidiar con nuestro propio pecado en relación
con nuestra pelea por la certeza de salvación ¿Qué dicen estos falsos maestros?
Primero, decían que el Hijo de Dios pre-existente, Jesucristo, no había venido en carne.
No creían en la total unión del Hijo de Dios pre-existente con una naturaleza humana
carnal como la nuestra. Esto es lo que Juan dice acerca de ellos en 1ra de Juan 4:1-3:
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios,
porque muchos falsos profetas han salido al mundo. 2 En esto conocéis el Espíritu de
Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3 y todo
espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, del
cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo
Hay mucho de lo que pudiéramos hablar acerca de esta temprana herejía, pero solo
quiero enfocarme en un aspecto. Estos falsos maestros separaban a Cristo de la carne.
Véalo en el versículo 2: “todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne,
es de Dios”. A ellos no les gustaba la idea del Cristo pre-existente unido a la carne
humana.
Ahora, ¿por qué es tan importante aquel conflicto para nuestro tema de hoy? Esta
perspectiva, en la forma en que estos falsos maestros veían la vida cristiana de la
persona de Cristo separada del cuerpo físico, de la carne, tenía, obviamente, un efecto
práctico, moral. De la misma forma en que ellos separaban la persona de Cristo de la
vida física ordinaria, separaban la vida cristiana de la vida física ordinaria.
Uno de los lugares donde más claramente se ve esta enseñanza es nuestro texto de hoy:
1ra de Juan 3:7. Juan dice “Hijos míos, que nadie os engañe [de modo que él está
pensando en los falsos maestros]; el que practica la justicia es justo, así como El es
justo” ¿Qué está diciendo? Juan dice que debemos cuidarnos de los falsos maestros
porque ellos enseñan que podemos ser justos sin practicar la justicia: “que nadie os
engañe; el que practica la justicia es justo”.
En otras palabras, Juan no solo se opone al punto de vista acerca de Cristo donde
separan su persona de su vida ordinaria corporal en que obraba, también se opone a su
perspectiva de la vida cristiana donde separan nuestra persona de nuestra vida ordinaria
corporal donde obramos: «En realidad la carne no era importante para Jesús; lo que
importaba era la forma en que, de un modo espiritual, él era el Cristo y no había una
unión real entre el Cristo pre-existente y el hombre Jesús. Y en realidad, a nuestra carne
tampoco le importa; pero de alguna forma, en un modo espiritual, somos nacidos de
nuevo, pero no hay una unión real entre esa nueva creación y nuestra vida física que
obra justicia o pecado». Esta enseñanza les llevó directamente al error que Juan señala
en 1ra de Juan 3:7, donde podemos ser justos de alguna manera espiritual, sin obrar
justicia en nuestra vida física ordinaria.
Primero, él insiste en que la carne de Jesús y la persona del Cristo pre-existente, son
inseparables. 1ra de Juan 4:2: “En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que
confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios”. Fíjese que no dice «vino en
carne», como si esa unión con la carne y los huesos hubiera ocurrido durante un tiempo
y después se hubiera detenido. Él dijo: “ha venido en carne”.
Es lo que Juan dice una y otra vez en esta carta. Por ejemplo, en 1ra de Juan 2:29, dice:
“Como ustedes saben, Jesucristo hace todo lo que le agrada a Dios. Por eso también
deben saber que todo el que hace lo que a Dios le agrada, es hijo de Dios”. En otras
palabras, las acciones de justicia son la evidencia y confirmación de haber nacido de
nuevo.
O considere 1ra de Juan 3:9: “Ningún hijo de Dios sigue pecando, porque los hijos de
Dios viven como Dios vive. Así que no puede seguir pecando, porque es un hijo de
Dios”. La práctica del pecado es la evidencia y confirmación de que no se ha nacido de
Dios. Hacer confirma el ser. La confirmación y evidencia de haber nacido de nuevo es
no practicar pecado.
Estos falsos maestros, quienes pensaban que podían separar quienes eran
espiritualmente de quienes eran físicamente, no comprendían ni la encarnación ni la
regeneración. En la encarnación, el Cristo pre-existente es realmente unido a un cuerpo
físico. Y en la regeneración, la nueva creación en Cristo, tiene efectos reales inevitables
en nuestra vida física de obediencia.
Así que esta separación que los falsos maestros han hecho entre quiénes somos y lo que
hacemos les ha llevado a decir, obviamente, que los cristianos, realmente, nunca pecan
¿Cómo podrían? Son nacidos de Dios. Son nuevas criaturas. Tienen en ellos la simiente
de Dios. Así que Juan tres veces levanta sus armas contra este error. Es importante que
usted vea sus tres respuestas:
1ra de Juan 1:8: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos
y la verdad no está en nosotros” ¡En nosotros! En nosotros, los cristianos nacidos de
nuevo. En otras palabras, no permitan que el engaño de estos falsos maestros obre de
esta manera en la percepción que tienen ustedes de sí mismos. No hay cristianos sin
pecado.
1ra de Juan 2:1: “Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno
peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. En otras palabras, Juan
no asume que si usted peca, no ha nacido de nuevo. Asume que si usted peca, tiene un
Abogado: Jesucristo. Y solo los que han nacido de nuevo tienen este Abogado.
1ra de Juan 5:16-17: “Si alguno ve a su hermano cometiendo un pecado que no lleva a
la muerte, pedirá, y por él Dios dará vida a los que cometen pecado que no lleva a la
muerte. Hay un pecado que lleva a la muerte; yo no digo que deba pedir por ése. 17
Toda injusticia es pecado, y hay pecado que no lleva a la muerte”.
Fíjese en esa última cláusula: “hay pecado que no lleva a la muerte”. Es por esta razón
que usted ve a su hermano cometiendo pecado. Él es su hermano, ha nacido de nuevo,
pero está pecando ¿Cómo es posible? Porque hay pecado que no lleva a muerte. No creo
que Juan esté pensando en tipos de pecados específicos, sino en grados de profundidad
de esos pecados y de persistencia habitual. Hay un momento en que el pecado puede ir
más allá de la línea de no retorno y será como Esaú quien buscó arrepentimiento y no lo
encontró (Hebreos 12:16-17).
Si usted se desliza hacia una forma de pensar frívola, descuidada, presuntuosa acerca de
su propia pecaminosidad. Comienza a esquivar el tema de la santidad o a ser indiferente
a si es santo o mundano. Deja de vigilar sus malas actitudes y comportamientos, y
comienza a acomodarse a patrones de conducta pecaminosos.
Cuando la persona que ha nacido de nuevo experimenta este desliz, la verdad de 1ra de
Juan 3:9 (“Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de
Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”), tiene el efecto, por
el Espíritu Santo, de mostrarle el peligro de su condición de modo que esta persona va
hacia su Abogado y Propiciación en busca de misericordia y perdón y justicia. Él
confiesa su pecado y es limpiado (1:9), y su amor por Cristo es renovado y se restaura la
dulzura de esta relación y el odio por el pecado, y el gozo del Señor se vuelve su fuerza.
Cuando la persona que ha nacido de nuevo experimenta esta situación, la verdad de 1ra
de Juan 2:1 tiene el efecto, por el Espíritu, de rescatarle de la desesperación: “Hijitos
míos [Juan quiere ser cariñoso con sus consciencias], os escribo estas cosas para que no
pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.
El nuevo nacimiento nos capacita para escuchar las Escrituras y utilizarlas útilmente,
con fines redentores. El nuevo nacimiento no utiliza la promesa “abogado tenemos”,
para justificar una actitud de indiferencia arrogante hacia el pecado.
Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de
Dios; y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a El. 2
Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser.
Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos
como El es. 3 Y todo el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como El
es puro. 4 Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues
el pecado es infracción de la ley. 5 Y vosotros sabéis que El se manifestó a fin de quitar
los pecados, y en El no hay pecado. 6 Todo el que permanece en El, no peca; todo el
que peca, ni le ha visto ni le ha conocido. 7 Hijos míos, que nadie os engañe; el que
practica la justicia es justo, así como El es justo. 8 El que practica el pecado es del
diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con
este propósito: para destruir las obras del diablo. 9 Ninguno que es nacido de Dios
practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar,
porque es nacido de Dios. 10 En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del
diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama
a su hermano.
En dos ocasiones en 1ra de Juan 3:1.10 se nos dice por qué ocurrió la navidad –es decir,
por qué el Hijo de Dios, divino y eterno, vino al mundo como humano. En el verso 5
Juan dice: “Y vosotros sabéis que El se manifestó a fin de quitar los pecados, y en El no
hay pecado”. Así afirma la impecabilidad de Cristo “en Él no hay pecado” y también la
razón de su encarnación: “El se manifestó a fin de quitar los pecados”.
Entonces, en la segunda parte del verso 8, Juan dice: “El Hijo de Dios se manifestó con
este propósito: para destruir las obras del diablo”. Y Juan, al decir: “obras del diablo”,
estaba pensando en el pecado que el diablo promueve. Podemos verlo en la primera
parte del verso 8: “El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado
desde el principio”. Así que las obras del diablo que Jesús vino a destruir son las obras
del pecado.
Así que en dos ocasiones Juan nos dice que la navidad ocurrió (el Hijo de Dios se hizo
humano) para quitar el pecado, o para destruir las obras del diablo, es decir: el pecado.
Así que Jesús nació, por el Espíritu Santo, de una virgen (Mateo 1:18,20), y creció “en
sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52), y fue
perfectamente obediente y sin pecado en toda su vida y ministerio, todo el tiempo, hasta
morir, y morir por medio de la cruz (Filipenses 2:5-8; Hebreos 4:15), a fin de destruir
las obras del diablo, a fin de quitar el pecado.
En estos días hemos estado predicando una serie de mensajes sobre el nuevo
nacimiento. Y hoy nos preguntamos: ¿Qué Relación Existe entre el Nacimiento de
Jesús y Nuestro Nuevo Nacimiento? ¿Cuál es la relación entre la encarnación de Jesús y
nuestra regeneración? Para responder esta pregunta permítanme enlazar el mensaje de la
semana pasada con este texto en 1ra de Juan 3:1-10.
La semana pasada, vimos que cuando preguntábamos si necesitamos nacer de nuevo, las
respuestas podían formularse mirando hacia nuestra anterior condición miserable en
pecado y corrupción y decir que esa es la razón por la que necesitamos nacer de nuevo;
o las respuestas podían formularse mirando hacia el futuro, hacia las cosas buenas que
no experimentaremos sino nacemos de nuevo (como el reino de Dios), y entonces decir
que esta es la razón por la que necesitamos nacer de nuevo. Dimos diez respuestas a la
pregunta ¿por qué necesitamos nacer de nuevo?, desde el primer punto de vista
(mirando hacia quienes éramos antes del nuevo nacimiento), y dimos cinco respuestas a
la misma pregunta desde la segunda perspectiva (mirando hacia el futuro, hacia lo que
no disfrutaremos sino nacemos de nuevo.
Ahora, el vínculo entre aquel mensaje y el texto de hoy es el gran amor de Dios que
viene y da vida a las personas que están muertas en delitos y pecados, son sus enemigos,
y no sus hijos. Efesios 2:4-5 lo dice de esta forma: “Pero Dios, que es rico en
misericordia, por causa del gran amor [¡!] con que nos amó, 5 aun cuando estábamos
muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo”. Así que la grandeza
del amor de Dios es magnificada en la vida espiritual que entrega (es decir: en el nuevo
nacimiento) a quienes no tienen a Dios. Estábamos muertos espiritualmente, y
caminábamos en conformidad con el archienemigo de Dios, el diablo (Efesios 2:2). La
justicia de Dios hubiera quedado satisfecha si hubiésemos muerto en esa condición.
Pero por esa misma razón, nuestro nuevo nacimiento (nuestra vivificación) es una
magnífica demostración de la grandeza del amor de Dios. “por causa del gran amor con
que nos amó, 5 aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, [Dios] nos dio vida
juntamente con Cristo”. Usted le debe su vida espiritual, y todos sus impulsos, a la
grandeza y la libertad del amor de Dios.
Ahora, este es el vínculo que existe con el texto a partir del cual predicamos hoy. Vea
1ra de Juan 3:1-2, y piense conmigo en cómo Juan exalta el amor de Dios en este
pasaje.
“Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de
Dios; y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a El. 2
Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser.
Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos
como El es”.
Haga conmigo cuatro observaciones para relacionar 1ra de Juan 3:1-2 con la grandeza
del amor de Dios en Efesios 2:4, que era el texto de la semana anterior, y con la
pregunta de la semana pasada ¿Por qué necesitamos nacer de nuevo?
Cuando el verso 1 dice que somos “llamados” hijos de Dios, no quiere decir que antes
éramos hijos de Dios aunque no se nos llamara así. Significa que no éramos hijos de
Dios. Éramos como el resto del mundo referido en el verso 1. Estábamos muertos y
alejados de la familia de Dios. Entonces Dios nos llama hijos. Y nos volvemos hijos de
Dios. Fíjese en las palabras: “y eso somos”. Verso 1b: somos “llamados hijos de Dios; y
eso somos”. La idea es que Dios nos hace sus hijos. Este es el nuevo nacimiento. Dios
nos dio vida.
El nuevo nacimiento a la familia de Dios se debe a la grandeza del amor de Dios, tal
como en Efesios 2:4-5: “Mirad [¡esto es sorprendente!] cuán gran amor nos ha otorgado
el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”. Juan estaba sorprendido, tanto como
Pablo –tanto como nosotros debiéramos estar- de que los rebeldes, los enemigos, los
muertos, los irresponsables esclavos del pecado pudiéramos vivir nuevamente,
pudiéramos nacer de nuevo, y ser llamados hijos de Dios. Juan quería que sintiéramos la
maravilla de esta revelación.
Este sorprendente amor de Dios que nos dio vida cuando estábamos muertos, y nos hizo
nacer de nuevo, y nos trajo a la familia de Dios, asegura nuestro perfeccionamiento final
en la presencia de Dios para siempre. Vea la forma en que el verso 2 relaciona el amor
de Dios, nuestra vida presente como hijos, y el futuro que anhelamos: “Amados [los que
son amados de esta forma tan sorprendente], ahora somos hijos de Dios y aún no se ha
manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando El se manifieste,
seremos semejantes a El porque le veremos como El es”.
Juan ve un nexo inquebrantable entre lo que somos ahora y lo que seremos cuando
Cristo venga. Lo expresa con la palabra “sabemos”. “ahora somos hijos de Dios y aún
no se ha manifestado lo que habremos de ser [nuestra perfecta conformidad con Cristo
será en su venida]. Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El
porque le veremos como El es”. En otras palabras, entonces vendrá la perfección de
nuestra condición de hijos. Lo sabemos, ¿cómo?, porque somos sus hijos. Y de esta
adopción solo queda la consumación de nuestra transformación cuando veamos a Jesús
cara a cara. Su presencia será completa para todos los hijos de Dios. Y “ahora somos
hijos de Dios”.
Hasta aquí llegamos con la respuesta de Juan a la pregunta ¿Por qué necesitamos nacer
de nuevo? Su respuesta es: Porque si no nacemos de nuevo entonces en aquel día no
podremos mirar a Jesús, y ser cambiados a su imagen en un abrir y cerrar de ojos. Al
contrario, permaneceremos bajo la ira de Dios, como dijo Jesús en Juan 3:36. O, para
decirlo afirmativamente, si el inmensurable amor de Dios nos hace nacer de nuevo, y
nos da una nueva vida espiritual en unión con Jesucristo, entonces usted puede saber,
con toda seguridad, que cuando él venga usted será como él. Gracias al nuevo
nacimiento, usted sabe que entrará en el reino de Dios. Por esta razón debemos nacer de
nuevo.
Primero, considere que el propósito del nuevo nacimiento es capacitarnos para poder
creer en el Jesucristo encarnado. Si no hubiera un Cristo en quien creer, entonces no
hubiera ocurrido el nuevo nacimiento. 1ra de Juan 5:1: “Todo aquel que cree que Jesús
es el Cristo [es decir, todo aquel que cree que este judío encarnado de Nazaret es el
divino Mesías prometido], es nacido de Dios”. Esto significa que el Espíritu Santo hace
que las personas nazcan de nuevo a fin de darles fe en el Dios-Hombre encarnado,
Jesucristo (vea 1ra de Juan 4:2-3). Ese es el propósito del nuevo nacimiento. De modo
que, la fe en Jesucristo es la primera evidencia de que ha ocurrido el nuevo nacimiento:
“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios”. La fe es la señal de que
ha ocurrido el nuevo nacimiento.
Pero esta no es la única razón por la que es necesaria la encarnación a fin de que se
logre el nuevo nacimiento (es decir, no solo porque el propósito del nuevo nacimiento
es proveer fe en Jesucristo). La encarnación del Hijo de Dios es necesaria porque la vida
que obtenemos por medio del nuevo nacimiento es vida en unión con el Cristo
encarnado. Jesús dijo: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de
este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo también daré por la vida del mundo es mi
carne” (Juan 6:51). La vida que tenemos en unión con Cristo es la vida que Jesús obtuvo
para nosotros por medio de la vida que vivió y la muerte que murió en su carne.
Vea 1ra de Juan 5:10-12 y tenga en mente, a medida que lee, que el Hijo de Dios
mencionado aquí es el Hijo encarnado de Dios: “El que cree en el Hijo de Dios tiene el
testimonio en sí mismo […] 11 Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida
eterna, y esta vida está en su Hijo.12 El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene
al Hijo de Dios, no tiene la vida”
Así que si no hay encarnación (es decir, si no hay navidad), entonces no habría
regeneración por estas dos razones:
La Encarnación y Purificación
Así que sin la encarnación del Hijo de Dios como Mesías Jesucristo, no hubiera habido
regeneración ni fe salvadora. Y pudiéramos añadir muy brevemente: no habría
justificación ni purificación. Y sin ellas, tampoco habría una salvación final. Vea 1ra de
Juan 3:3-5: “Y todo el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como El es
puro. 4 Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el
pecado es infracción de la ley. 5 Y vosotros sabéis que El se manifestó a fin de quitar
los pecados, y en El no hay pecado”.
Tanto la justificación como la purificación están implícitas en este pasaje. Juan dice: si
usted está experimentando el Nuevo nacimiento, anhelará el día de la venida del Señor,
el día en que será transformado a su perfecta imagen (como dice el verso 2: “cuando El
se manifieste, seremos semejantes a El”). Y entonces, Juan dice en el verso 3: “Y todo
el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como El es puro”. Esto significa
que cualquier que ame el día de la purificación final, ama la purificación actual, y
detesta la impureza, y pelea contra el pecado.
Lo que significa que el nuevo nacimiento que despierta la fe y nos llena de amor por
aquel gran día de purificación, produce un deseo de ser puros. Y por tanto, como no hay
regeneración sin la encarnación, tampoco habrá purificación ahora, ni purificación a la
semejanza de Cristo en el día de su venida.
La Encarnación y la Justificación
¿Qué propósito tiene decirnos repentinamente que “el pecado es infracción de la ley” y
que por tanto todos los pecados son ilegales? ¿Qué propósito tiene Juan al añadir
después que Cristo se manifestó “a fin de quitar los pecados”? Esta era, creo, la
intención de Juan: quería mostrarnos que la gran obra de Cristo al salvarnos del pecado
no es solo purificadora. El idioma de la purificación y el lavamiento fracasará al lidiar
con la inmensa y terrible dimensión de nuestro pecado, porque todos nuestros pecados
han quebrantado la ley. No solo incurrimos en la contaminación de no haber sido
purificados, incurrimos en la culpa que no ha sido perdonada y en la ira que no ha sido
propiciada, tampoco tenemos la justicia que necesitamos que nos imputen.
Esta es la razón por la que Juan dice, en los versos 4-5: “el pecado es infracción de la
ley. 5Y vosotros sabéis que El se manifestó a fin de quitar los pecados”. La frase “quitar
los pecados” no se refiere al simple lavamiento. Se refiere a la obra de Cristo quitando
la culpa del pecado, y quitando la ira de Dios que está sobre el pecado ¿Cómo Cristo
logró quitar la culpa del pecado? Lo hizo mediante su encarnación, su vida, y su muerte.
Aquí tenemos dos textos que encontramos en 1ra de Juan para mostrar cómo pensaba
Juan al respecto.
1. 1ra de Juan 4:10: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por
nuestros pecados”. Él envió a su Hijo, esta es la encarnación, para morir en nuestro
lugar y absorber la ira de Dios y convertirse en la propiciación por nuestros pecados.
2. 1ra de Juan 2:1: “Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno
peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” ¿Por qué este Jesús en
los cielos es llamado explícitamente “el justo” cuando es descrito como el abogado
que necesitamos a causa de nuestro pecado? Porque Jesús implora ante el Padre no
solo por su propia sangre, sino por su propia justicia. Por esto es que 1ra de Juan 3:5
dice: “en El no hay pecado”. Jesús provee la perfección que no tenemos, Jesús
experimentó el juicio que no queremos.
Todo, gracias a que él nació. Él se hizo carne, se hizo Dios-Hombre. Sin la encarnación
no hubiera habido regeneración. Sin la fe no hay justificación, ni purificación, ni
glorificación final. La navidad no era opcional. Y por tanto, siendo rico en misericordia,
por el gran amor con que nos amó, mientras estábamos muertos en delitos y pecados,
Dios envió a su Hijo al mundo para vivir sin pecado y morir en nuestro lugar ¡Qué gran
amor nos ha mostrado el Padre! ¡Qué gran obediencia y sacrificio entregó el Señor Jesús
por nosotros! ¡Qué gran avivamiento ha obrado el Espíritu Santo al darnos fe y vida
eterna! Amén.
Así dice el Señor: Preservad el derecho y haced justicia, porque mi salvación está para
llegar y mi justicia para ser revelada. 2 Cuán bienaventurado es el hombre que hace
esto, y el hijo del hombre que a ello se aferra; que guarda el día de reposo sin
profanarlo, y guarda su mano de hacer mal alguno. 3 Que el extranjero que se ha
allegado al Señor, no diga: Ciertamente el Señor me separará de su pueblo. Ni diga el
eunuco: He aquí, soy un árbol seco. 4 Porque así dice el Señor: A los eunucos que
guardan mis días de reposo, escogen lo que me agrada y se mantienen firmes en mi
pacto, 5 les daré en mi casa y en mis muros un lugar, y un nombre mejor que el de hijos
e hijas; les daré nombre eterno que nunca será borrado. 6 Y a los extranjeros que se
alleguen al Señor para servirle, y para amar el nombre del Señor, para ser sus siervos, a
todos los que guardan el día de reposo sin profanarlo, y se mantienen firmes en mi pacto
7 yo los traeré a mi santo monte, y los alegraré en mi casa de oración. Sus holocaustos y
sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración
para todos los pueblos.
Comenzaré y terminaré refiriéndome al tema central de este sermón, y en el intermedio,
recorreré una gran parte de la Biblia para sustentar este tema. Mi mensaje principal es
que Dios promete a aquellos de ustedes que permanecen solteros bendiciones que son
mejores que las bendiciones del matrimonio y los hijos, y les llama a mostrar, por medio
de la devoción cristocéntrica de su soltería, las verdades acerca de Cristo y su reino que
resplandecen más claramente en la soltería que en el matrimonio y el cuidado de niños.
Las verdades son:
1. Que la familia de Dios crece no por la propagación a través de las relaciones sexuales,
sino por la regeneración por medio de la fe en Cristo. 1
2. Que las relaciones interpersonales en Cristo son más permanentes, y más preciosas,
que las relaciones interpersonales de la familia (por supuesto, es maravilloso cuando
las relaciones interpersonales en las familias son también las relaciones
interpersonales en Cristo; pero sabemos que a menudo no ocurre así).
4. Que la fidelidad a Cristo define el valor de la vida; cualquier otra relación interpersonal
recibe su valor supremo a partir de esto. Ninguna relación interpersonal en la familia
es definitiva; la relación con Cristo sí.
Demos ahora un paso atrás y miremos Las Escrituras. Permítanme dar crédito aquí, a
Barry Danylak por su investigación en este asunto y su muy provechoso documento “A
Biblical-Theological Perspective on Singleness” [“Una Perspectiva Bíblico-Teológica
Sobre La Soltería”] (PDF). Comencemos en el centro de la Biblia, en Isaías 56:4-5:
“«A los eunucos que observen mis sábados, que elijan lo que me agrada, y sean fieles a
mi pacto, 5 les concederé ver grabado su nombre dentro de mi templo y de mi ciudad; 2
¡eso les será mejor que tener hijos e hijas! También les daré un nombre eterno que
jamás será borrado” [NVI]
Dios promete bendecir a los eunucos obedientes con bendiciones mejores que hijos e
hijas. En otras palabras, Dios promete a aquellos que permanecen solteros en Cristo, a
ellos les promete bendiciones que son mejores que el matrimonio y los hijos.
Una Perspectiva Más Amplia En La Historia Redentora
Pero para ver mucho más claramente lo que queremos decir necesitamos tener una
perspectiva más amplia. En el orden creado que Dios estableció antes que el pecado
estuviera en el mundo, y en el orden pactado que Dios estableció con el pueblo judío
desde Abraham hasta la venida de Cristo: «Dios estaba edificando primeramente al
pueblo del pacto por medio del mecanismo de la procreación».3 Dios estaba enfocando
la fidelidad a su pacto principalmente en un pueblo étnico. Por tanto, estar casados y
tener descendencia era de una importancia suprema para el nombre y herencias propias,
y para la preservación del pueblo del pacto de Dios.
Creación
Así que en Génesis 1:28, lo primero que Dios dice a Adán y a Eva es: “Sed fecundos y
multiplicaos, y llenad la tierra”. Y en el recuento de Génesis 2:18, cuando la mujer aun
no había sido creada, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una
ayuda idónea.”
Abraham E Isaac
Y cuando Abraham fue escogido como el Padre del pueblo de Dios, Dios le llevó y le
mostró las estrellas y dijo: “Así será tu descendencia” (Génesis 15:5). Y cuando
Abraham no podía tener hijos por la esterilidad de Sara, Abraham dijo: “¡Ojalá que
Ismael viva delante de ti!”, pero Dios respondió: “No, sino que Sara, tu mujer, te dará
un hijo” [Génesis 17:18-19]. En otras palabras, el descendiente físico importaba. Y
vendría según la manera de Dios.
Dios reafirma lo mismo a Isaac en Génesis 26:3: “yo estaré contigo y te bendeciré,
porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré contigo el
juramento que juré a tu padre Abraham”. Nuevamente el descendiente físico es crucial
para el pacto.
David Y Saúl
Estos descendientes son cruciales no solo para la preservación del pacto, sino también
para que el nombre de una persona no termine sin hijos. Así que Saúl le pide a David
que jure no borrar su descendencia por amor de su nombre. Primero de Samuel 24:21:
“júrame por el Señor que no cortarás mi descendencia después de mí, y que no borrarás
mi nombre de la casa de mi padre”.
La Hija De Jefté
Así que usted puede ver cuán cruciales eran el matrimonio y la descendencia, y la
preservación de un nombre y una herencia en Israel. No se maraville porque la hija de
Jefté pidió dos meses no para lamentar su muerte inminente, sino para lamentar el hecho
de que ella nunca se casaría. Jueces 11:37-38a: “Y ella dijo a su padre: Que se haga esto
por mí; déjame sola por dos meses, para que vaya yo a los montes y llore por mi
virginidad, yo y mis compañeras. 38 Y él dijo: Ve”.
Todo este trasfondo hace que Isaías 56:4-5 resplandezca como el sol para los eunucos y
para otros sin matrimonio e hijos: “«A los eunucos que observen mis sábados, que elijan
lo que me agrada, y sean fieles a mi pacto, 5 les concederé ver grabado su nombre
dentro de mi templo y de mi ciudad; ¡eso les será mejor que tener hijos e hijas! También
les daré un nombre eterno que jamás será borrado” [NVI]. Así que sin matrimonio y sin
hijos estos eunucos fieles al pacto obtienen un nombre y un memorial mejor que tener
hijos e hijas.
¿De dónde viene esta maravillosa promesa? ¿Cuál es su base y qué señala? Volvamos a
Isaías 53. Esta es la gran profecía de los sufrimientos de Cristo quien fue “herido por
nuestras transgresiones, [y] molido por nuestras iniquidades” (Isaías 53:5). En este
capítulo, algunas veces pasamos por alto estas palabras del verso 10: “Pero quiso el
Señor quebrantarle, sometiéndole a padecimiento. Cuando El se entregue a sí mismo
como ofrenda de expiación, verá a su descendencia, prolongará sus días y la voluntad
del Señor en su mano prosperará”.
Verá su descendencia. Aquí hay una gran profecía: cuando el Mesías muere como una
“ofrenda de expiación” y resucita de nuevo para prolongar sus días, entonces él, por ese
gran obra salvadora producirá muchos hijos: Él “verá a su descendencia”. En otras
palabras, el nuevo pueblo de Dios formado por el Mesías no será formado por la
procreación física sino por la expiación limpiadora de Cristo.”
Es por eso es que el próximo capítulo (Isaías 54) comienza: “Grita de júbilo, oh estéril,
la que no ha dado a luz; prorrumpe en gritos de júbilo y clama en alta voz, la que no ha
estado de parto; porque son más los hijos de la desolada que los hijos de la casada—dice
el Señor” (Isaías 54:1) Y es por eso también que nuestro texto (Isaías 56:5) dice que los
fieles del pacto que no se han casado tendrán un “memorial y un nombre mejor que el
de hijos e hijas [... y] un nombre eterno que nunca será borrado” [RVA]. En el
verdadero pueblo de Dios formado por Jesucristo, los memoriales, monumentos,
nombres, descendencia, y herencias no se levantan por medio del matrimonio y la
procreación.
Jesús, Pablo, y Pedro
Así que cuando ahora llegamos al Nuevo Testamento, Jesús especifica que su pueblo (el
verdadero pueblo de Dios) no será reproducido por la procreación física sino por la
regeneración espiritual. Así que dice a Nicodemo: “En verdad, en verdad te digo que el
que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).
Y Pablo dice en Gálatas 3 a los judíos y gentiles por igual: “Por consiguiente, sabed que
los que son de fe, éstos son hijos de Abraham [...] pues todos sois hijos de Dios
mediante la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3:7; 26). En otras palabras, no es la
descendencia física de Abraham la que le convierte a usted en parte del pueblo pactado
de Dios sino la fe en Cristo.
Y Pedro dice que nuestra herencia no viene por medio del matrimonio y la descendencia
sino a través de la obra de Cristo y el nuevo nacimiento: “Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo , quien según su gran misericordia , nos ha hecho nacer de
nuevo a una esperanza viva , mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos
, 4 para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará ,
reservada en los cielos para vosotros ” (1ra de Pedro 1:3-4).
Así que Jesús, Pablo y Pedro dicen: «Los niños son nacidos a la familia de Dios y
reciben su herencia no por el matrimonio y la procreación sino por la fe y la
regeneración». Lo que significa que los solteros en Cristo no tienen desventaja al ser
hijos de Dios, y pueden de alguna forma tener una gran ventaja. El apóstol Pablo era
soltero en Cristo, y dijo de los convertidos por su ministerio “Porque aunque tengáis
innumerables maestros en Cristo, sin embargo no tenéis muchos padres; pues en Cristo
Jesús yo os engendré por medio del evangelio” (1ra a los Corintios 4:15). Pablo fue un
gran padre, y nunca se casó. Permítanle hablar por las solteras en Cristo en 1ra a los
Tesalonicenses 2:7: “Más bien demostramos ser benignos entre vosotros, como una
madre que cría con ternura a sus propios hijos”. Así será dicho de muchas solteras en
Cristo: fue una gran madre y nunca se casó.
Preste atención aquí para que no minimice lo que estoy diciendo y escuche cuán radical
son, en realidad, estas verdades. No estoy sentimentalizando la soltería para hacer que
los solteros se sientan bien. Estoy declarando la naturaleza temporal y secundaria del
matrimonio y la familia en contraposición con la naturaleza primaria y eterna de la
iglesia. El matrimonio y la familia son temporales para este tiempo; la iglesia es para
siempre. Estoy declarando la verdad bíblica radical de que estar en una familia no es
una señal de bendición eterna, pero estar en la familia de Dios sí significa estar
eternamente bendecido. Las relaciones interpersonales basadas en la familia son
temporales. Las relaciones basadas en la unión con Cristo son eternas. El matrimonio es
una institución temporal, pero representa algo que durará eternamente. “en la
resurrección [dijo Jesús], ni se casan ni son dados en matrimonio, sino que son como los
ángeles de Dios en el cielo” (Mateo 22:30).
Y cuando su propia madre y hermanos pidieron verle, Jesús dijo: “¿Quién es mi madre,
y quiénes son mis hermanos? 49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: ¡He
aquí mi madre y mis hermanos!” (Mateo 12:48-49). Jesús lo está transformando todo.
Sí, él amaba a su madre y a sus hermanos. Pero esas son relaciones naturales y
temporales. Él no vino al mundo enfocado en la familia terrenal. Él vino al mundo para
llamar por su nombre a gente de todas las familias a formar parte de una sola familia
donde los solteros son miembros con todas las de la ley y a la par con los demás,
llevando fruto para Dios y volviéndose madres y padres de tipo eternal.
“¡Dichosa la matriz que te concibió y los senos que te criaron! [le gritó una mujer a
Jesús, y él se volvió y dijo:] 28 Al contrario, dichosos los que oyen la palabra de Dios y
la guardan” (Lucas 11:27-28). La madre de Cristo es el cristiano obediente – ¡casado o
soltero! Respire profundamente y reorganice su mundo.
“En verdad os digo: No hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o
madre, o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa del evangelio, [Dijo Jesús]
30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y
madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna”
(Marcos 10:29-30). Solteros, casados, ¿aman ustedes a sus hijos, madres, hermanos,
hermanas y tierras? Renuncien a la primacía de sus relaciones naturales y sigan a Jesús
hacia la comunión del pueblo de Dios.
¿Qué debiéramos decir entonces ante esta inmensa visión de la naturaleza secundaria y
temporal del matrimonio y la procreación? Diremos lo que dijeron Jesús y Pablo. Jesús
dijo en Mateo 19:12: “Porque hay eunucos que así nacieron desde el seno de su madre,
y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres, y también hay eunucos que
a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que pueda aceptar
esto, que lo acepte”. Necesitamos no tomar esta frase “a sí mismos se hicieron eunucos”
como significando ningún tipo de esterilización física, como tampoco entendemos que
las palabras de Jesús: “Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y échalo de
ti” significan cegarnos físicamente a nosotros mismos. Esta frase, sin embargo, sí
significa que Jesús aprobaba que algunos de sus seguidores renunciaran al matrimonio y
a la actividad sexual por amor del servicio al reino de Cristo.
Esto es lo que Pablo escogió para sí mismo y lo que pidió a otros que consideraran en
1ra a los Corintios 7: “A los solteros y a las viudas digo que es bueno para ellos si se
quedan como yo [...] 32 Mas quiero que estéis libres de preocupación. El soltero se
preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor; 33 pero el casado se
preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer [...] Y esto digo [...] para
asegurar vuestra constante devoción al Señor” (1ra a los Corintios 7:8, 32-33; 35). En
otras palabras, algunos son llamados a ser “eunucos” para el reino de Dios. Pablo habla
acerca de que cada cual tiene su propio don: “No obstante, cada cual ha recibido de
Dios su propio don, uno de esta manera y otro de aquélla” (1ra a los Corintios 7:7). En
otras palabras: “El que pueda aceptar esto, que lo acepte.”
Mejores Bendiciones
Así que ahora terminamos donde comenzamos, pero con toda esta Escritura en nuestra
mente. Dios le promete a aquellos de ustedes que permanecen solteros en Cristo
bendiciones que son mejores que las bendiciones del matrimonio y los hijos.
Si alguien pregunta: ¿no sería mejor tener las dos: las bendiciones del matrimonio y las
bendiciones del cielo? Hay dos respuestas a esa pregunta. Una es que usted descubrirá
algún día, y mejor que lo aprenda ahora, que las bendiciones de estar con Cristo en los
cielos, son tan superiores a las bendiciones del matrimonio y la crianza de los niños que
hacer esta pregunta sería como preguntar: ¿No sería mejor tener el océano y además un
dedal lleno de agua? Y la segunda respuesta es que el matrimonio y la soltería ambos
nos presentan pruebas y oportunidades únicas para nuestra santificación. Habrá
recompensas únicas para cada estado, y cuál será mayor no dependerá de si usted está
casado o soltero, sino de cómo usted responda a cada prueba.
Así que digo nuevamente a todos los solteros en Cristo: Dios les promete bendiciones
en la era venidera que son mayores que las bendiciones del matrimonio y los hijos.
1. Que la familia de Dios crece no por la propagación a través de las relaciones sexuales,
sino por la regeneración por medio de la fe en Cristo.
2. Que las relaciones interpersonales en Cristo son más permanentes, y más preciosas,
que las relaciones interpersonales de la familia.
3. Que el matrimonio es temporal, y cede el paso, en última instancia, ante la relación
interpersonal que refleja: Cristo y la iglesia (de la misma forma en que un cuadro ya no
es necesario cuando usted es capaz de ver cara a cara).
4. Que la fidelidad a Cristo define el valor de la vida; cualquier otra relación interpersonal
recibe su valor supremo a partir de esto. Ninguna relación interpersonal en la familia
es definitiva; la relación con Cristo sí.
Quizás usted se pregunta por qué escogí el título: “Gracias a Dios por una Biblia
inspirada” para analizar este texto en Romanos 16:21-23. Esta es la razón: Mientras me
preguntaba qué en este pequeño grupo de salutaciones debería llamar nuestra atención,
me vino a la mente que lo más inusual y provocativo era que el secretario de Pablo (los
eruditos le llaman un amanuensis, quien toma su dictado) pudiera insertar su propio
saludo en el verso 22. Así que en el verso 21 escuchamos la voz del mismo Pablo
diciendo: “Timoteo, mi colaborador, os saluda, y también Lucio, Jasón y Sosípater, mis
parientes”. El “mis” en este verso es Pablo hablando. Así que escuchamos la voz de
Pablo mientras dicta su carta a los romanos a través de Tercio.
Pero en el verso 22, repentinamente escuchamos otra voz: “Yo, Tercio, que escribo esta
carta, os saludo en el Señor”. Entonces escuchamos nuevamente la voz de Pablo:
“Gayo, hospedador mío [ese es Pablo] y de toda la iglesia, os saluda”. Y así continúa,
esto es tan poco común (en ninguna otra carta de Pablo el taquígrafo se identifica a sí
mismo) que me hizo detenerme y reflexionar. Aquí tenemos algunas observaciones que
me han inclinado hacia un mensaje de gratitud por una Biblia inspirada.
Cinco Observaciones Acerca De Las Palabras De Tercio
2. Sin embargo, la carta es suya y la voz es la suya, y el pensamiento es el suyo. Es por eso
que puede comenzar cada carta, incluyendo aquellas donde sabemos que usa a un
escribano, con palabras como “Pablo [...] a la iglesia de Dios que está en Corinto” (1ra
a los Corintios 1:1,2) o, “Pablo [...] a las iglesias de Galacia” (Gálatas 1:1,2); “Pablo [...]
a los santos y fieles hermanos [...] que están en Colosas” (Colosenses 1:1,2); “Pablo [...]
a todos los amados de Dios que están en Roma” (Romanos 1:1,7). Así que, en la mente
de Pablo, utilizar a un secretario para escribir lo que él dice no cambia el hecho de que
eran sus palabras.
3. Cuando Tercio escribió en Romanos 16:22: “Yo, Tercio, que escribo esta carta, os
saludo en el Señor”, no da a entender que dejó de escuchar a Pablo. Pudo haber
sucedido así: Pablo está dictando: “Timoteo, mi colaborador, os saluda, y también
Lucio, Jasón y Sosípater, mis parientes. Tercio, que escribe esta carta, os saluda...”.
Entonces Pablo se detiene y dice: “¿Por qué no haces ese saludo personalmente?”. Y
por tanto Tercio escribe “Yo, Tercio, que escribo esta carta, os saludo en el Señor”. No
hay razón para que pensemos que Tercio hizo algo en contra de la voluntad de Pablo.
Así que es muy probable que Tercio esté diciendo explícitamente que su escritura –su
acción de tomar al dictado- no es solo un esfuerzo humano, sino también “en el
Señor”, o “por el Señor”. Esta labor está siendo supervisada por el Señor, y es hecha en
dependencia del Señor, y es impulsada por el Señor. Cuando Pablo le da libertad de
personalizar sus salutaciones, pudo haber utilizado las palabras en el Señor para
enfatizar su reconocimiento de que toda esta relación interpersonal entre el dictado
apostólico y el copiado del escriba es “en el Señor”. No es simplemente humana.
Entonces se me ocurrieron dos ideas que hicieron que este sermón fuera lo que es. Una
es que este es el domingo anterior al Día de Acción de Gracias, y la otra es que hace
bastante tiempo desde que enseñé a toda la iglesia las bases de nuestra doctrina de la
inspiración. Así que pensé: volvamos y miremos los gigantescos fundamentos de
nuestra creencia en la inspiración bíblica y terminemos entonces con una gran sensación
de gratitud por lo precioso que es este libro y porque es la Palabra inspirada de Dios.
¿Por qué? Porque, como él dice en Juan 10:35: “la Escritura no se puede violar”. Él dijo
casi al comienzo de su ministerio: “No penséis que he venido para abolir la ley o los
profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os digo que
hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de
la ley hasta que toda se cumpla” (Mateo 5:17-18). Y dijo al final de su ministerio: “Esto
es lo que yo os decía cuando todavía estaba con vosotros: que era necesario que se
cumpliera todo lo que sobre mí está escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los
salmos” (Lucas 24:44). La razón por la que estas palabras es necesario (dei) que se
cumplan es porque son las Palabras de Dios y la Palabra de Dios no cae en tierra.
Un ejemplo pequeño pero poderoso de que Jesús creía que todas Las Escrituras del
Antiguo Testamento eran las Palabras de Dios es la forma en que respondió a los
fariseos cuando le probaron preguntando: “¿Es lícito a un hombre divorciarse de su
mujer por cualquier motivo?”. Jesús responde refiriéndose a Génesis 2:24 donde Moisés
escribió (Moisés escribió esto, no es una cita de algo que Dios dijo) “Por esta razón el
hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne”.
Así que Jesús responde la pregunta de los fariseos así: “¿No habéis leído que aquel que
los creó, desde el principio los hizo varón y hembra, y añadió...?”. Ahora, ¿quién está
haciendo el comentario? Aquel que los hizo varón y hembra –Dios. Por tanto
comencemos de nuevo y escuchemos las implicaciones de que Jesús dijera Dios dijo
esto: “¿No habéis leído que aquel que los creó, desde el principio los hizo varón y
hembra, y añadió [entonces cita lo que Moisés dijo, Génesis 2:24] ‘Por esta razón el
hombre dejara a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne’?”. En otras palabras Jesús parece poder tomar aleatoriamente cualquier Escritura
–como Génesis 2:24, escrito por Moisés- y decir: “Dios lo dijo”.
Por eso “la Escritura no se puede violar”. Y hay muchos otros lugares en que
pudiéramos mirar y mostrar la reverencia de Jesús por la inspiración y autoridad divinas
del Antiguo Testamento.
Y, por supuesto, Jesús mismo habla con la misma autoridad. Él honra el Antiguo
Testamento como inspirado, y reclama esa misma autoridad para sus propias palabras.
En Juan 14:10 dice: “Las palabras que yo os digo, no las hablo por mi propia cuenta,
sino que el Padre que mora en mí es el que hace las obras”. O Juan 8:28 “hablo estas
cosas como el Padre me enseñó”. O Juan 12:49: “el Padre mismo que me ha enviado me
ha dado mandamiento sobre lo que he de decir y lo que he de hablar”. Así que
repetidamente, cada vez que corregía a la tradición autoritativa de sus días, decía:
“Habéis oído que se dijo [...] Pero yo os digo” (Mateo 5:21-48).
Entonces no solo miró hacia atrás y reconoció la inspiración y autoridad del Antiguo
Testamento y luego afirmó su propia autoridad, sino que también miró hacia adelante a
los días de los apóstoles quienes escribirían los evangelios y epístolas que serían el
fundamento de la iglesia, y prometió proveerles la inspiración divina que necesitarían
para darle este fundamento a la iglesia.
Por ejemplo, en Juan 14:26, dice: “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el
Padre enviará en mi nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que
os he dicho”. Y en Juan 16:13, dice: “Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os
guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo
que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir”.
La Autoridad de Pablo
Considere primero lo que Pedro dice y finalmente lo que Pablo señala acerca de sí
mismo. Pedro primero describe de esta manera a Las Escrituras inspiradas del Antiguo
Testamento en 2da de Pedro 1:21: “hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron
de parte de Dios”. En otras palabras, inspiración divina significa que a medida que los
hombres escribían las Escrituras, fueron “inspirados por el Espíritu Santo”. Esto hizo
que sus palabras proféticas fueran ciertas y dignas de crédito (2da de Pedro 1:19). Esta
es su visión de la inspiración y autoridad de las Escrituras.
Entonces, cuando usted llega a 2da de Pedro 3:15-16, él pone las escrituras de Pablo en
la misma categoría. “nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le fue dada.
Asimismo en todas sus cartas habla en ellas de esto; en las cuales hay algunas cosas
difíciles de entender, que los ignorantes e inestables tuercen -como también tuercen el
resto de las Escrituras”. Pedro considera los escritos de Pablo como parte del “resto de
las Escrituras”. Así que Pablo también es inspirado por el Espíritu Santo a medida que
escribe las Escrituras.
Lo que es, de hecho, lo mismo que Pablo describe como su propia experiencia. Él no
solo dice en 2da a Timoteo 3:16, como Pedro, que toda Escritura es “inspirada por Dios
y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia”, sino que
también describe su propia experiencia de inspiración en 1ra a los Corintios 2:12-13: “Y
nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios,
para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente, de lo cual también
hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por
el Espíritu, combinando pensamientos espirituales con palabras espirituales”.
Esta inspiración le dio autoridad. No fue la arrogancia personal de Pablo lo que le hizo
decir cosas como ésta en 1ra a los Corintios 14:37-38: “Si alguno piensa que es profeta
o espiritual, reconozca que lo que os escribo es mandamiento del Señor. Pero si alguno
no reconoce esto, él no es reconocido”
Entonces, cuando Pablo considera el hilo de pensamientos del libro de los Romanos y
expresa esos pensamientos en palabras para que Tercio las escriba, los pensamientos
son la sabiduría de Dios que no es de este mundo, y las palabras están siendo enseñadas
por el Espíritu. El libro está siendo escrito, para usar la frase de Tercio, en el Señor.
Como el resto de Las Escrituras, este libro es inspirado por Dios, es la misma Palabra de
Dios y por tanto es inerrante y autoritativo.
Y cuando recibo la bendición de Números 6:24-26, me doy cuenta de que uso estas
palabras casi cada fin de semana para cerrar nuestros servicios: “‘El Señor te bendiga y
te guarde; 25 el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; 26
el Señor alce sobre ti su rostro, y te dé paz.’”. Y eso me golpeó, Estoy utilizando las
mismas palabras que William Tyndale escogió quinientos años atrás para traducir estos
versos (con dos pequeñísimos cambios, thee,1 por you,2 y merciful3 por gracious4), y él
pagó con su vida para esta traducción. Él murió para traducir estas palabras en inglés.
De manera que les diré lo que le dije a ese grupo: No juguemos con estas preciosas
palabras, son las Palabras de Dios. Cristo murió para confirmarlas y hacer posible que
los pecadores las entiendan y abracen. Y miles han muerto para preservarlas para
nosotros hasta hoy. Agradezcan a Dios en este Día de Acción de Gracias por la Biblia
inspirada.
Y os ruego, hermanos, que vigiléis a los que causan disensiones y tropiezos contra las
enseñanzas que vosotros aprendisteis, y que os apartéis de ellos. 18 Porque los tales son
esclavos, no de Cristo nuestro Señor, sino de sus propios apetitos, y por medio de
palabras suaves y lisonjeras engañan los corazones de los ingenuos. 19 Porque la
noticia de vuestra obediencia se ha extendido a todos; por tanto, me regocijo por
vosotros, pero quiero que seáis sabios para lo bueno e inocentes para lo malo. 20 Y el
Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de vuestros pies.
Aquellos que piensan en todas las batallas en términos de conflictos con el diablo que
deben ser peleados en combates cuerpo a cuerpo deben preguntarse por qué Pablo
escribió 15 capítulos acerca de la salvación y la vida cristiana y no mencionó a Satanás.
El silencio de Pablo hasta ahora no significa que Satanás sea insignificante, o que sería
perder el tiempo hablar de él. Sin embargo, sí significa que lidiamos con Satanás
fundamentalmente de manera indirecta en lugar de tenerle en nuestra mente y
enfrentarle cuerpo a cuerpo (vea además 2da a Timoteo 2:24-26).
Pero ahora, por fin, casi al final, Pablo hace mención de Satán en Romanos 16:20. Y
esto es de lo principal que quiero hablar. Cuando Pablo finalmente menciona al diablo,
tiene algo que decir acerca de él, para usar las palabras de Martín Lutero: “Dañarnos no
podrá, pues condenado es ya”. Pablo tiene una sola oración sobre Satanás en dieciséis
capítulos. Verso 20: “Y el Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de vuestros
pies”. Eso es todo. Ha sido mencionado una vez. Y esto es lo que se ha dicho:
“Condenado es ya”. Ustedes le aplastarán bajo sus pies.
Ahora, antes de hablar acerca de esto, veamos cómo encaja toda la idea en la línea de
pensamiento de Pablo. En el verso 18, Pablo dice que debemos vigilar a aquellos que
nos alejan de las doctrinas de los apóstoles y tratan de arrastrar a otros consigo.
Apártense de ellos, dice Pablo. El verso 19 nos da la razón de esta vigilancia: Porque los
falsos maestros, debido a sus palabras suaves y lisonjeras, no son siempre fáciles de
identificar, además el daño es mayor cuando arrastran consigo a los inocentes e
ingenuos, y oculto en toda su enseñanza, no hay un error intelectual e inocente, sino una
esclavitud profunda a los apetitos de la carne. Parece ser que los de palabras suaves se
vuelven sensuales y glotones en sus vidas privadas.
Eso es lo que vimos la semana pasada. Ahora, en el verso 19, Pablo alaba a los
Romanos por su obediencia y la menciona como una razón por la que necesitan estar
vigilantes sobre el error y por la que es tan feliz por ellos. Dice: “Porque la noticia de
vuestra obediencia se ha extendido a todos”. En otras palabras, si los falsos maestros
toman ventaja sobre ustedes, entonces mucho más oprobio vendrá sobre nombre de
Cristo porque la obediencia que tienen es conocida por todas partes. Mientras mayor sea
la reputación de su obediencia, mayor daño podrá hacerse si son absorbidos por la falsa
enseñanza. Así que estén vigilantes “Porque la noticia de vuestra obediencia se ha
extendido a todos”. Ustedes tienen una gran responsabilidad.
Y, él dice, quiero que sepan que su obediencia me produce un gran gozo. Verso 19: “la
noticia de vuestra obediencia se ha extendido a todos; por tanto, me regocijo por
vosotros”. Pablo No había fundado esta iglesia, nunca había estado allí, pero estaba
gozoso por la reputación de una iglesia que caminaba en la obediencia a Jesús. ¿Cuando
ustedes se regocijan en las iglesias, es porque son grandes o tienen buena música, o
porque son obedientes a las radicales demandas de Jesús?
Entonces Pablo hace otra advertencia como la que hizo en el verso 17: Aunque
básicamente son un pueblo obediente y me regocijo grandemente por su obediencia,
quiero estar seguro de advertirles una vez más. Verso 19b: “pero quiero que seáis sabios
para lo bueno e inocentes para lo malo”. Pablo dijo algo así a los corintios. Les dijo:
“Hermanos, no seáis niños en la manera de pensar; más bien, sed niños en la malicia,
pero en la manera de pensar sed maduros” (1ra a los Corintios 14:20). Él aprende a
hablar de esta manera por Jesús, quien había dicho: “Mirad, yo os envío como ovejas en
medio de lobos; por tanto, sed astutos como las serpientes e inocentes como las
palomas” (Mateo 10:16).
Ovejas en medio de lobos. Esto tiene una relación interesante con el contexto en
Romanos. Aquí Pablo advierte contra los lobos vestidos con pieles de ovejas –personas
que se apartan de la doctrina, hablan como ovejas y bendicen como ovejas sin embargo
“son esclavos, [pero] no de Cristo nuestro Señor”. Son lobos listos para devorar al
ingenuo. No sean ingenuos en lo que se refiere a la sabiduría –el discernimiento de las
falsas enseñanzas y de los comportamientos destructivos - sean sabios, sean maduros.
Pero en lo que se refiere a la maldad –las doctrinas erróneas y destructivas, y el
hedonismo que viene con ellas- sean inocentes. Sean como niños en el sentido de que
ellos ni siquiera se han iniciado en la maldad. J.B. Phillips parafrasea Romanos 16:19
así: “quiero que sean expertos en lo bueno, y ni remotamente principiantes en la
maldad”.
Por tanto, iglesia de Bethlehem, seamos así. “sabios para lo bueno e inocentes para lo
malo”. No necesitan ser ni inexpertos en lo malo. Oh, cuanto dolor tendrán que soportar
aunque no se inicien en la maldad, porque hay suficiente maldad en sus propios
corazones con el cual lidiar. No necesitan cargarlo más.
Por último, arribamos al verso 20, y ésta parece ser la idea central: No sean embaucados
o engañados para caer en la maldad –las falsas enseñanzas o la esclavitud a los apetitos
personales- porque la gran cabeza de la maldad, Satanás, será aplastado. Tengan
cuidado de no involucrarse con las obras de Satanás, porque “condenado es ya”. Y
anímense a continuar su batalla contra todo lo que es falso y destructivo porque el padre
de toda mentira y destrucción será destruido.
Entiendo que el verso 20a es una promesa extensiva, general y gloriosa acerca del
triunfo de la iglesia sobre Satanás: “el Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de
vuestros pies”. No lo interpreto como la referencia a algún evento que ocurriría en la
iglesia romana, porque Pablo no ha descrito ninguna crisis que parezca llegar a un
clímax semejante. Los problemas que él describe están ocurriendo siempre: tendremos
que estar vigilantes ante los falsos maestros hasta el último día. No creo que sea una
referencia a un evento de aquel momento, sino al último gran evento de la historia
cuando Satanás será finalmente aplastado y lanzado al abismo (Apocalipsis 20:2-3) y al
lago de fuego (Apocalipsis 20:10). Es una advertencia para que no hagamos amistad con
la maldad, porque la maldad perderá. Y es una exhortación para permanecer vigilantes
contra las falsas enseñanzas porque la fuente de ese error un día será destruida.
2. Satanás Está Siendo Derrotado Ahora Por Cristo A Través De Los Cristianos
Que Creen Y Hablan La Palabra De Dios Y Se Revisten Con Toda La Armadura
De Dios
Efesios 6:12-13: “Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la
armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo,
estar firmes” (Vea también Apocalipsis 12:11; 2da a los Corintios 4:4-6). Por tanto, hoy
abrazamos y aplicamos la victoria de Cristo por fe en nuestras batallas contra el diablo –
principalmente al creer y blandir la Palabra de Dios (cf. 2da a Timoteo 2:24-26).
Pablo dice en 1ra a los Corintios 15:25: “[Cristo] debe reinar hasta que haya puesto a
todos sus enemigos debajo de sus pies”. La cruz y la resurrección fueron decisivas en la
derrota, pero el golpe final será dado en el futuro cuando Cristo ponga a todas las cosas
manifiestamente bajo sus pies. Aquí hay una relación estrecha con Romanos 16:20, aquí
dice “bajo de sus pies” pero allá dice: “vuestros pies”: “Y el Dios de paz aplastará
pronto a Satanás debajo de vuestros pies”. Y la razón por la que se refiere a nuestros
pies, es que estamos en Cristo y sus triunfos serán los nuestros.
Esto sucederá tan ciertamente como que Cristo vino y murió y se levantó de nuevo. Es
por eso que Efesios 1:22 habla de todas las cosas como si estuvieran ya bajo los pies de
Cristo. “Y todo sometió bajo sus pies, y a El lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la
iglesia”. Romanos 16:20 es una gloriosa promesa para los santos asediados en tiempos y
lugares donde pareciera como si la maldad tuviera ventaja y donde Satanás está
devorando al mundo. Y es una advertencia para que no nos rindamos y cambiemos de
bando. Es una exhortación para mantenernos vigilantes contra la falsedad y la idolatría y
para que seamos “sabios para lo bueno e inocentes para lo malo”.
Gracia para la Batalla
Y entre tanto –hasta que la victoria final llegue y Satanás sea vencido- habrá gracia
mientras dure la batalla. Verso 20b: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con
vosotros”. La gracia llega cada día según la cantidad de batallas que enfrentamos, es
nueva cada mañana. Grande es su fidelidad.
Lo que nos deja con una última pregunta. ¿Hasta cuando Señor? ¿Cuánto tiempo hasta
que la victoria llegue?: “¿Hasta cuándo, oh Dios, blasfemará el adversario?
¿Despreciará el enemigo tu nombre para siempre?” (Salmo 74:10).
Y Pablo responde: “pronto”, verso 20: “el Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo
de vuestros pies”. ¿Qué significa? Pablo lo dijo hace dos mil años. Hace dos mil años
dijo en Romanos 13:12: “La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Por tanto,
desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz”. ¿Cómo
debemos entender hoy en día las declaraciones del Nuevo Testamento de que la venida
de Cristo y los triunfos de su aparición serán pronto, y sin em
bargo ya han pasado dos mil años?
Hay un libro en el Nuevo Testamento que enfrenta directamente este asunto: 2da de
Pedro.
En los últimos días vendrán burladores, con su sarcasmo, siguiendo sus propias
pasiones, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde que los
padres durmieron, todo continúa tal como estaba desde el principio de la creación. [...]
Pero, amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años
como un día. El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la
tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino
que todos vengan al arrepentimiento.
La manera en que Pedro enfrenta la tardanza de la segunda venida de Jesús cuando las
personas comenzaron a hacer esta pregunta, es hacerles pensar en la peculiar relación
interpersonal entre Dios y el tiempo. “...para el Señor un día es como mil años, y mil
años [es] como un día”. Tomando pues el rastro que Pedro me ha dejado, quiero
terminar esta mañana imaginando una conversación entre Pablo y el Señor quien le guía
en lo que escribe. Sería algo así:
Pablo: ¿Hasta cuando Señor? ¿Cuanto tiempo pasará hasta que este gran enemigo sea
definitivamente quitado y los problemas de la iglesia lleguen a su fin?
Señor: No te corresponde saber. Mi Padre ha fijado el tiempo en sus concejos secretos.
Y él es infinitamente sabio e infinitamente bueno.
Señor: ¿Y si fueran mil años, o dos mil? ¿Sería mucho tiempo? Mil años es como un
día para mí.
Pablo: Señor, ¿Cómo debo hablar entonces de este triunfo venidero? ¿Qué debo decir
acerca del tiempo?
Señor: Se fiel a la esencia de quien soy, di lo que ayude a las personas a estar listos
para mi venida. No deben pensar que pueden presumir debido a mi demora. Porque si lo
hacen, se dejarán arrastrar por la indiferencia y en un instante serán arrebatados hacia la
destrucción.
Pablo: Entonces, ¿quieres decir Señor, que debo decir que vendrás pronto aun cuando
no sé desde nuestro punto de vista si será pronto?
Señor: Eso no sería un error, dilo. Hará tropezar a algunos, como muchas otras cosas
que digo. Vendrán los burladores y ridiculizarán mi promesa. Lo sé, pero si das la
impresión de que no será pronto, harás mucho más daño a la verdad y a las almas de los
hombres que si permaneces fiel a mi eternidad y ayudas a las personas a estar siempre
listos y llenos de esperanza.
Pablo: Señor, si mil años o dos mil pasaran y no vinieras, ¿qué pensará tu pueblo
cuando lea estas palabras en esos días? ¿No pensarán: ‘Han pasado tantos cientos de
años , ya no hay razón para pensar que será pronto o que nuestras serán interrumpidas
por su aparición’?
Señor: Deberían recordar que el día del Señor vendrá como el ladrón en la noche. Será
repentino e inesperado para casi todos. El mundo seguirá adelante como de cosntumbre
(Lucas 17:26-31). Destrucción repentina vendrá sobre ellos. Ora por ellos Pablo, para
que no tropiecen con la palabra ‘pronto’. Ora para que sepan que para mí será pronto, y
para ellos no lo será. Ora para que comprendan que esperar que sea pronto es la mejor
manera de no dejarse llevar por la indiferencia y ser arrebatados hacia la destrucción.
Pablo: Gracias Señor. Sabes que desearía que volvieras mientras estoy vivo. Desearía
ser revestido de vida en lugar de desnudar mi cuerpo en la muerte. Ven, Señor Jesús,
Ven pronto.
Señor: Pablo, mi siervo amado, tu anhelo por mí y por mi pronto regreso es un gran
honor para mí. No quisiera que desearas otra cosa. Termina esta carta a los romanos y
ora para que aquellos que vienen después tengan el mismo anhelo. Y hasta entonces, no
olvides nunca –y no dejes que ellos olviden- que cuando venga aplastaré a Satanás bajo
sus pies. Mi gracia sea contigo.
Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu
hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Dios. Porque escrito está:
Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a
Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. 13 Así que, ya no
nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u
ocasión de caer al hermano.
En Romanos 14 hay mucho más en juego que el tratarnos amorosamente o no, cuando
no estamos de acuerdo acerca de qué comer, qué beber, o de qué días celebrar. Esos son
los asuntos superficiales.
Los vimos en Romanos 14:1-2, “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre
opiniones. 2Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come
legumbres” Los vimos de nuevo en el versículo 5, “Uno hace diferencia entre día y día;
otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia
mente”. Los veremos de nuevo en el versículo 21, “Bueno es no comer carne, ni beber
vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite”.
Hasta ahora ha habido unos cuantos indicios de que está en juego algo más que un
allanamiento relacional. Pablo lo ha elevado todo inmensamente al introducir las
verdades más contundentes acerca de Dios, de Cristo, de la salvación. En el versículo 3
nos dice que no juzguemos al débil porque “Dios le ha recibido” (la doctrina de que la
justificación es por la fe, y no por carnes o vegetales). En el versículo 4 dice, “Para su
propio señor está en pie, o cae” (la doctrina del juicio final con las amenazantes palabras
de permanecer en pie o caer). Luego agrega la doctrina de la gracia preservada por Dios
en el versículo 4b: “pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar
firme”. Y después, en el versículo 8 relaciona el asunto de las carnes, los vegetales, los
días y el vino; con la vida, muerte y resurrección de Cristo: “Pues si vivimos, para el
Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que
muramos, del Señor somos”.
Todo esto es un poco inestable. Pablo, ¿por qué eres tan serio acerca de las carnes, los
vegetales, los días, y el vino? La respuesta a esto es chocante y controversial, en la
mente de Pablo lo que está en juego es la vida eterna. Él está previendo la posibilidad de
que algunos que se profesan creyentes (a quienes caritativamente llama hermanos)
podrían ser destruidos si la iglesia no aprende a amarse unos a otros en estos asuntos
menores de la conciencia.
Hoy, solo lo señalaré, y lo retomaré más completamente en los próximos dos mensajes,
si Dios quiere. Pero quiero que sientan el peso de lo que Pablo ve que está en juego en
estos versículos. Solo observen brevemente el versículo 20: “No destruyas la obra de
Dios por causa de la comida” y el versículo 23: “Pero el que duda sobre lo que come, es
condenado”. Estas son palabras muy serias: ‘destruir’ y ‘ser condenado’.
Voy a tratar de demostrar en las semanas venideras que la intención de Pablo es esta: Si
somos poco cuidadosos con las conciencias de los otros, y les dañamos, causando que
actúen contra sus propias conciencias y tomen a la ligera actuar con seguridad de
convicción o no; entonces podemos llevar a alguien a volverse espiritualmente
desalmado, a forzar la fe, y parecer. Es la misma preocupación que Pablo tiene en 1ra a
Timoteo 1:19 donde insta a Timoteo a seguir “manteniendo la fe y buena conciencia”. Y
después agrega con total seriedad, “desechando la cual [la buena conciencia y la fe]
naufragaron en cuanto a la fe algunos”. Eso es lo que está en juego en Romanos 14.
Tomemos hoy los versículos del 10-13 y veamos a Pablo lidiar con este importante
tema: Cómo lidiar con las cosas que no son importantes. Él da un mandamiento o
exhortación prohibitiva. Luego lo explica. Y después da el mismo mandato, pero esta
vez motivando a la acción, no impidiéndola. Observemos esos tres pasos.
Primero, el mandato en el versículo 10: “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú
también, ¿por qué menosprecias a tu hermano?”. Ahora bien, estas son preguntas, pero
el sentido de la exhortación está claro: ‘No juzgues a tu hermano y no menosprecies a tu
hermano’. Él ya ha dicho esto en el versículo 3: “El que come, no menosprecie al que
no come, y el que no come, no juzgue al que come”. Así que el tema trata sobre juzgar y
despreciar a causa de desacuerdos en cosas no esenciales como la carne y los vegetales.
Algunos creen que en Cristo están libres para comer cualquier cosa. Otros discrepan.
Tomo esta frase “¿Por qué juzgas a tu hermano?” como que significa: Primero, no
critiquen a su compañero creyente sin poner de manifiesto un amor fraternal. En otras
palabras, estoy dejando lugar a las amonestaciones bíblicas para corregirnos,
amonestarnos, y reprendernos los unos a los otros (2da a Timoteo 2: 25; 1ra a
Tesalonicenses 5:14; 2da a Timoteo 4:2). Y segundo, lo tomo como que significa, no
juzguen a su hermano como incrédulo debido a esas cosas que no son esenciales.
Y luego tomo esta frase “¿Por qué menosprecias a tú hermano?” como que significa: no
traten a su hermano con desdén y sin un amor fraternal. Y no den la impresión de que
no son “creyentes”. La palabra “hermano” en el versículo 10 tiene la intención de
hacernos sentir el efecto que debería existir en nuestras interrelaciones.
Ahora viene la columna que soporta este mandamiento, la explicación. Versículo 10b-
12: “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu
hermano? [¡Es decir, no lo hagas!] Porque todos compareceremos ante el tribunal de
Dios. 11 porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla,
Y toda lengua confesará a Dios. 12 De manera que cada uno de nosotros dará a Dios
cuenta de sí.” De modo que dice dos veces que seremos juzgados por Dios: Versículo
10b: “Porque todos compareceremos ante el tribunal de Dios”. Y versículo 12: “De
manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”. Y junto a estos textos utiliza
una cita del Antiguo Testamento sacada de Isaías 45:23 para apoyarse en el versículo
11: “Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y
toda lengua confesará a Dios”.
Lo que Pablo enfatiza en estos versículos es “todos” y “toda”. Versículo 10b: “todos
compareceremos ante el tribunal de Dios”. Y en el lenguaje original el “todos” al frente
de la oración es enfático. Luego el versículo 11: “Ante mí se doblará toda rodilla, y
toda lengua confesará a Dios”. No algunas, sino todas. Después, en el versículo 12: "De
manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”. Todos y toda. Así es como
lo enfatiza. Y quiere decir que todos y cada uno, al sonido de su voz, darán individual y
personalmente cuenta a Dios de su vida.
“…todos compareceremos ante el tribunal [bēmati] de Dios”. Tal como Pablo
compareció ante “el tribunal” (bēma) de Galión en Corinto, y como compareció ante el
“tribunal” (bēmatos) de Festo en Cesarea, así ustedes y yo compareceremos ante el
tribunal del Creador del Universo. Ustedes no son un número estadístico, fueron creados
personalmente por Dios por una razón, darán cuenta de cómo han cumplido el propósito
de Dios para ustedes en la tierra (o sea, confiar en él, amarle, obedecerle, y mostrar su
excelencia en el mundo). Ustedes darán cuenta individualmente ante Dios.
Hay varias imágenes de este juicio final en el Nuevo Testamento. Examinemos una para
que podamos sentir, le ruego a Dios, el peso de esto de modo que tenga el efecto que
Pablo quiere que tenga. He aquí Apocalipsis 20:12-15, note que hay libros con nuestras
acciones escritas en ellos y que hay otro libro de la vida con los nombres de todos los
que están en Cristo -el Libro de la Vida del Cordero que fue inmolado- (Apocalipsis
13:8).
“Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y
otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las
cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13 Y el mar entregó los
muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en
ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14 Y la muerte y el Hades fueron
lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 Y el que no se halló inscrito en
el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”.
Hay libros en el cielo con las acciones de todos los seres humanos registradas en ellos.
Todos seremos juzgados según estos libros. Pero solo aquellos cuyos nombres están en
el Libro de la Vida del Cordero que fue inmolado escaparán al lago de fuego. ¿Qué
significa esto? Creo que significa primero, que nadie será salvo mediante sus obras. Si
una persona no pertenece a Cristo (si no ha confiado en la sangre del Cordero, el Hijo de
Dios, para estar en Cristo, vestido con la justicia de Cristo) entonces los libros son libros
de condenación. Solo de condenación. Como Pablo dijo: “No hay justo, ni aun uno”
(Romanos 3:10). Nadie es salvo por el examen de sus actos.
¿Pero significa eso que los libros carecen de utilidad cuando se llega al juicio de
aquellos cuyos nombres están en el libro de la vida? No lo creo así. Cuando Pablo dice
en Romanos 2:6: “[Dios] pagará a cada uno conforme a sus obras”, no quiere decir que
las obras nos salvan; sino que confirman que somos salvos. Los frutos no hacen que un
árbol sea bueno. Los frutos demuestran que el árbol es bueno. Para los creyentes cuyos
nombres están escritos en el Libro de la Vida, los otros libros se vuelven libros de
confirmación, y no de condenación.
Esto no quiere decir que habrá más buenas obras que malas en los libros de los
creyentes. Ciertamente esto no fue cierto para el ladrón de la cruz. Significa que allí
estarán registrados los cambios que demuestran la realidad de la fe, la realidad de la
resignación. Habrá suficiente evidencia de gracia para que Dios sea capaz de hacer una
demostración pública de lo que está en los libros y verificar la veracidad del
renacimiento de quienes están escritos en el libro de la vida. Nadie es salvo basándose
en sus obras. Pero todo el que es salvo hace nuevas obras. No a la perfección, pero con
humildes ansias de alcanzar una mayor santidad.
De modo que Pablo está diciendo: ‘No juzgues a tu hermano y no menosprecies a tu
hermano porque todos serán juzgados según sus obras’. La manera en que trataron a su
hermano será escrita, y en el fin será sacada a colación para mostrar si realmente
volvieron a nacer y confiaron en Cristo. ¿Hicieron juicios a la ligera, o fueron
misericordiosos? Cuando Santiago dice en Santiago 2:13: “Porque juicio sin
misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa
sobre el juicio”. Lo que quiere decir es lo que quiso decir Jesús cuando dijo:
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo
5:7), y cuando dijo, “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros
perdonamos a nuestros deudores” (Mateo 6:12), y cuando dijo, “Porque con el juicio
con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”
(Mateo 7:2).
Cuando su vida extiende y canaliza la gracia del perdón de Dios en Cristo hacia otros,
está claro que usted el recipiente de la gracia del perdón de Cristo (Lucas 7:47-50;
Efesios 4:32). El misericordioso recibirá misericordia en el juicio, no porque la
misericordia se gana la misericordia, sino porque tratar a otros con la misericordia de
Cristo muestra que usted ha recibido y confiado en la misericordia de Cristo. Su nombre
está en el Libro.
Pero si juzga y lo hace sin efecto fraternal, o menosprecia a su compañero creyente sin
afecto fraternal, si no es movido por la misericordia y el deseo de perdonar; entonces
debería temblar y buscar confirmar mediante la fe en Cristo que su nombre está escrito
en el libro de la vida.
Pablo invierte la palabra “juzgar” al usar la palabra “juzguen” activamente: ‘No nos
juzguemos los unos a los otros, sino más bien juzguemos entre todas las formas posibles
de relacionarnos los unos con los otros y decidan esto: No poner tropiezo u ocasión de
caer al hermano en su camino al cielo. Simplemente: amen a su hermano, no lo juzguen.
Puede que tengan que corregirlo, amonestarlo, o reprenderlo. Pero que se muestre el
afecto fraternal. Ayúdenle a llegar al cielo, no se lo hagan más difícil. Y hagan lo que
hagan, no lo destruyan. A esto nos referiremos la próxima semana.
Por ahora, Bethlehen, no se juzguen unos a otros acerca de cosas no esenciales (carnes,
vegetales, días, vino, etc.). Más bien, que cada uno de nosotros, debido a la acuciante
misericordia, gracia y paciencia que hemos recibido mediante la sangre de Cristo,
decidamos esto (juzguemos esto) no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.
Amén.