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ARTE BARROCO EN ITALIA: PINTURA

La pintura del siglo XVII en Italia muestra gran diferencia respecto a la pintura del
Renacimiento. Comparando, en el Barroco no hay grandes genios como los del Renacimiento.
El panorama del siglo XVII es diferente; en Italia hay artistas de gran categoría, pero cuentan
con la competencia de las escuelas europeas (flamenca, holandesa, española) y famosos
pintores de mayor fama. Sólo Caravaggio tiene la categoría de los grandes de la pintura
europea, pero muere joven y en la miseria, al contrario que los ricos pintores cortesanos
europeos.

No hay unidad estética en la pintura italiana del siglo XVII. Se distinguen dos escuelas
principales: 1) la de estética naturalista; 2) la de estética clasicista. Caravaggio establece el
naturalismo (caravaggismo), tendencia que domina la primera mitad del siglo XVII. La influencia
naturalista se impone en España, con maestros como Ribera, Ribalta, Zurbarán y la en la
primera etapa artística (época sevillana) de Velásquez. En Francia, el naturalismo está ligado a
la minoritaria producción religiosa; en este país domina la Academia de Bellas Artes clasicista
(estética cortesana de Poussin y Le Brun). La estética clasicista es opuesta y paralela al
naturalismo. Los Carracci fundan una academia de pintura en Bolonia que enseña un estilo
ecléctico (combinan elementos manieristas, venecianos, etc.). Los Carracci fueron a Roma
para decorar muros y bóvedas de estancias palaciegas, difundiendo su estilo por toda Italia;
tienen como modelo la naturaleza, aunque superan los aspectos más desagradables de la
realidad y presentan lo más bello (ideal estético). Sus composiciones están inspiradas en la
Antigüedad clásica (mitología, historia…) y en maestros renacentistas como Rafael, Tiziano,
etc. La tendencia clasicista dominará durante toda la segunda mitad del siglo XVII y en las
primeras décadas del siglo XVIII, desarrollando una pintura decorativista para embellecer los
grandes techos de los palacios.

En la escuela flamenca el líder es Rubens, ligado a España como embajador y amigo de


Velázquez, al que influyó en su renovación estética (abandona el naturalismo sevillano), y fue
un gran referente para la pintura europea. En la escuela holandesa la figura es Rembrandt, que
no influye en España, pero es muy seguido en Europa Central.

Michelangelo Merisi, conocido como Caravaggio.- Nace en Caravaggio, al sur de Bergamo,


en 1573. A pesar de su corta vida (sólo 37 años), su producción artística es muy importante.
Las tres etapas que se distinguen en su estilo coinciden con su estancia en tres regiones
diferentes: 1) Norte de Italia (Milán y Venecia), donde se forma y desarrolla una estética
manierista; 2) Roma (a partir de 1590), cambia su estilo, introduciendo el naturalismo y el
tenebrismo; 3) Sur de Italia (Nápoles), donde pinta sus últimas obras, hasta que muere de
malaria en 1610.

Caravaggio es considerado un artista plenamente barroco, revolucionario en su pintura en


técnica y temática. Su obra, sobre todo en temas religiosos pintados en Roma, se caracteriza
por su naturalismo y sencillez (composiciones con pocos personajes); gusta del tema de los
bodegones (naturaleza muerta). La sencillez en la temática religiosa no fue bien entendida en
su época. Caravaggio estaba ligado a la sencillez evangélica propugnada por San Felipe Neri
en Roma.

El tenebrismo, junto con el naturalismo, caracteriza la pintura de Caravaggio; esta técnica


consiste en oponer una gran zona de penumbra con una zona fuertemente iluminada (contraste
de luces y sombras). Siempre pinta obras de taller, al óleo sobre lienzo.

ETAPA JUVENIL.- Temática mitológica con estética manierista. Caravaggio presenta los
personajes y temas clásicos en actitud decadente. Baco se puede considerar un autorretrato;
la actitud del dios es indolente, acompañado de sencillos elementos que en nada recuerdan a
las escenas renacentistas de bacanales; protagonismo de la naturaleza muerta, con
excepcionales calidades texturales (vasijas, cristales, frutas, etc.). El Muchacho mordido por
un lagarto es una obra similar a la anterior, un posible autorretrato de pintor de aspecto
delicado y afeminado, acompañado de elementos de bodegón (frutas, etc.). Medusa recoge el
momento en el que la Gorgona, horrorizada, ve su rostro reflejado en el escudo cristalino de
Perseo y queda petrificada.
Baco Muchacho mordido por un lagarto

Medusa La buenaventura

Otras obras de esta etapa son escenas de género costumbrista, callejeras y populares, pero
interpretadas de manera idealizada (La Buenaventura, etc.).

Todavía dentro de la década de 1590, Caravaggio da muestras de su incipiente realismo en su


alegoría del Amor victorioso, en un posible autorretrato desnudo de cuerpo entero; Cupido,
dotado de alas y portando su arco y la flecha, no es un niño, sino un muchacho con gesto entre
jocoso y triunfante, que mira descaradamente al espectador, y con una postura algo forzada
(pierna flexionada), mostrando su superioridad sobre objetos simbólicos como instrumentos
musicales y armaduras caballerescas (representadas con gran realismo –protagonismo del
bodegón-). Otros temas de delicada belleza entre manierista y realista son el mitológico
Narciso (joven afeminado que mira su reflejo en el agua) y el religioso Descanso de la
Sagrada Familia en su huída a Egipto, en una curiosa composición donde un andrógino
ángel músico (de sensualidad manierista) toca un violín para acompañar el sueño de María y el
Niño.
El Amor victorioso Narciso

Descanso de la Sagrada Familia en la Huida a Egipto

ETAPA ROMANA.- Caravaggio cambiará profundamente su estilo en Roma. Realiza lienzos


por encargo de varias iglesias y parroquias. Domina la temática religiosa, con renovación en su
estilo, un naturalismo inspirado en la realidad. En la Cena de Emaús (1600, en la National
Gallery), un viajero (Cristo) parte el pan en la mesa con sus discípulos, como antecedente de la
Última Cena. Composición con pocos personajes, con poca profundidad (fondo uniforme y
oscuro –objetos y figuras destacan por acción de la luz). La gesticulación de los personajes da
movimiento a la escena. Todas las figuras se sitúan en un solo plano, pero se consigue gran
profundidad con los escorzos (brazo derecho de Cristo, brazos extendidos de un apóstol, la
mesa y el protagonismo de la naturaleza muerta, compuesta por frutos, platos, vasos y
cazuelas). Los colores son oscuros y apagados (tienden a marrones, grises y blancos). San
Mateo y el ángel es un gran cuadro pintado para el retablo de la iglesia de San Luis de los
Franceses. La composición se reduce a dos figuras: San Mateo escribe el Evangelio inspirado
por el ángel; el santo está de pie, con la rodilla apoyada en un taburete. Se contrapone el
realismo del evangelista con el idealismo del ángel. Las figuras resaltan fuertemente iluminadas
sobre un fondo muy oscuro (realce de los valores plásticos y escultóricos). La segunda versión
de la Cena de Emaús (Pinacoteca de Milán) es menos dramática que la anterior. Caravaggio
opone dos planos dentro del cuadro: en una parte están apiñados los objetos, mientras en el
resto no hay ningún elemento.

Cena de Emaús (1ª versión)

Cena de Emaús (2ª versión)

En la Vocación de San Mateo la luz penetra teatralmente para iluminar a los protagonistas y
los objetos; es una luz casi divina, que da a la escena un aspecto fantasmagórico; la mayoría
de los temas de Caravaggio se escenifican en interiores, en salas de aspecto pobre y oscuro.
En este cuadro se representa el momento en el que San Mateo cuenta las monedas que ha
recaudado como cobrador de impuestos junto a otros personajes en el interior de una taberna;
de pronto todos fijan la mirada en un personaje que se intuye y que les sorprende (Caravaggio
pinta los gestos de perplejidad de las personas sentadas a la mesa con gran expresividad) en
su avariciosa reunión: es Jesucristo (en ese instante San Mateo se convierte en discípulo de
Cristo, abandonando su vida de corrupción). En la Resurrección de Lázaro hay un gran
desorden compositivo. Caravaggio pinta el cuerpo desnudo del resucitado en un ambiente
dramático; representa uno de los aspectos de la Contrarreforma con el tema de los mártires.
Vocación de San Mateo

Duda de Santo Tomás

La Conversión de San Pablo (en la iglesia de Santa María del Popolo) representa el momento
en el que San Pablo cae del caballo cuando estaba persiguiendo a unos cristianos,
deslumbrado por una luz divina irreal y fantástica (San Pablo ve a Cristo y se convertirá en
apóstol). La gran masa del cuerpo del caballo, en primer plano y en violento escorzo, apenas
deja espacio a los demás elementos de la composición.
Conversión de San Pablo San Mateo y el ángel
En el Martirio de San Mateo (iglesia de San Luis de los Franceses) Caravaggio sigue con la
temática de los mártires (ejemplos a seguir por todos los cristianos por su sacrificio); pintura de
intenso tenebrismo, con fuerte iluminación y numerosos personajes dramáticos, algunos
desnudos, de diversas edades (ángeles, niños, el viejo apóstol, etc.). Obras como esta influirán
en el pintor español Ribera, que desarrolló la mayor parte de su obra en Italia. La Muerte de la
Virgen será una obra muy criticada en su época, ya que el pintor tomó como modelo a una
mujer muerta, ahogada en el río Tíber, con el objetivo de lograr el mayor naturalismo. El cuerpo
yacente de María es un cadáver ciertamente hinchado (cadáver en proceso de corrupción), y
es llorado por María Magdalena y los apóstoles, cuyas figuras han sido tomadas de gente
humilde de las calles de Roma (posiblemente mendigos). Caravaggio pinta con todo detalle a
todas estas personas, muchas viejas, mal vestidas, sucias, con marcadas arrugas en la frente.

Muerte de la Virgen David y Gotiath


Judith y Holofernes

La Crucifixión de San Pedro es un claro ejemplo del uso de modelos reales sacados
prácticamente de los más pobres: el anciano apóstol, débil e indefenso, es martirizado por
groseros sayones (Caravaggio registra hasta la suciedad de las plantas de los pies de estos
personajes).

Crucifixión de San Pedro


Otra composición religiosa es el Entierro de Cristo. Este estilo inspirado en la gente más
vulgar, tan cercana al pueblo, desagrada a las altas instancias de la Iglesia oficial y a las
mentalidades cortesanas (que prefiere un estilo más “hermoso” clasicista), ven en la manera
de pintar de Caravaggio un insulto a las sagradas figuras del cristianismo.

Entierro de Cristo Muerte de Santa Lucía

ETAPA NAPOLITANA.- Caravaggio tuvo problemas en Roma debido a su carácter difícil; se ve


envuelto en una reyerta de taberna y huye a Nápoles para evitar la persecución policial. En
esta ciudad del sur de Italia pintará sus últimas obras, insistiendo en su estilo tenebrista, y
finalmente morirá enfermo de malaria abandonado y empobrecido en 1610. Obras destacadas
son la Flagelación de Cristo, la Resurrección de Lázaro, la Muerte de Santa Lucía y Siete
obras de misericordia, con riqueza de contrastes y dramatismo en los personajes.

Flagelación de Cristo Resurrección de Lázaro


Caravaggio influyó de manera muy importante en la pintura europea (Italia, España, Francia,
Holanda…), aunque este impacto fue poco a poco perdiéndose a favor de la tendencia
clasicista, apoyada por la Cortes europeas, sobre todo en Francia y el papado. Este clasicismo
barroco dominó la segunda mitad del siglo XVII y se renovará en el siglo XVIII evolucionando
hacia el Rococó. Los caravaggistas italianos que representan la continuidad del tenebrismo del
maestro son Caracciolo, Orazio Gentilleschi y su hija, Artemisa Gentilleschi.

Caracciolo: Agonía de Cristo Orazio Gentilleschi: Virgen con el Niño

Artemisa Gentilleschi: Judith y Holofernes Autorretrato


La pintura barroca clasicista: la Academia de Bolonia.- A diferencia de la pintura de
Caravaggio, destinada al pueblo, la pintura clasicista es propia del arte aulico y oficial, ligado a
la nobleza y la monarquía. Temáticamente, la pintura clasicista se inspira en la mitología de la
Antigüedad grecorromana y en la pintura renacentista veneciana y manierista; su estética se
inspira en una naturaleza idealizada. Este cóctel de influencias se enseña en la academia de
Bolonia (estilo ecléctico), dirigida por los hermanos Carracci (Luigi, Agostino y Anibale); aunque
todos mueren antes del año 1620, su estilo pervivirá a través de sus obras y discípulos en el
siglo XVII.

Anibale Carracci nace en Bolonia, y su formación estará ligada a la pintura veneciana. Su


mejor labor artística se desarrolla en Roma, decorando los grandes palacios. Pintó con la
técnica del fresco y también grandes lienzos. Su estilo es ecléctico, con protagonismo de los
temas mitológicos. Realiza encargos para papas y cardenales; tras las acciones de la
Contrarreforma se relajaron las costumbres de la jerarquía católica, admitiéndose de nuevo
temas mitológicos y desnudos. Junto al tema mitológico aparece el tema de la naturaleza
decorada con escenas varias y ruinas romanas de fondo (antecedente del romanticismo).

En los frescos del camerino del palacio Farnesio se representan historias de Hércules y Ulises
(sentido mitológico y alegórico). En esta época se escriben libros en los que se da una
reinterpretación ética y pseudorreligiosa de temas de la Antigüedad (Filosofía Secreta, de
Pérez de Maya, etc.). El tema mitológico se adapta al mensaje cristiano: Hércules representa la
virtud sobre los enemigos (virtud de la Iglesia sobre el pecado). Los Farnesio se identifican con
la figura de Hércules. En el vestíbulo del palacio aparecen temas de las Metamorfosis de
Ovidio: representan el poder omnipotente del Amor, al que también sucumbieron los dioses de
la Antigüedad. Las pinturas del palacio Farnesio están compartimentadas mediante
arquitecturas ilusionistas, semejando marcos de cuadro. La composición más importante está
en el techo: Triunfo de Baco y Ariadna, llena de movimiento y exhuberancia. Los dioses,
benefactores de la Humanidad (Baco está relacionado con la fertilidad de los campos y la
agricultura), semidesnudos, van acompañados por una numerosa y exótica corte de faunos,
ninfas, animales, etc. El techo se convierte en un cielo abierto donde se pasean los dioses del
Olimpo.

A. Carraci: Frescos del Palacio Farnesio Polifemo (frescos del Palacio Farnesio)
Arriba, Hércules en la encrucijada, abajo, Triunfo de Baco y Ariadna (frescos del Palacio Farnesio)

Anibale Carracci también pintó temas religiosos: en la Huida a Egipto las figuras se disponen
en un paisaje que es verdadero protagonista, relegando el tema religioso a un segundo plano.
También cultiva el tema de género costumbrista (lenguaje íntimo parecido a Caravaggio), con
naturalezas muertas (despensas, carnicerías –temas muy habituales en la pintura flamenca-).
Carraci: Aparición de Cristo Virgen de la Asunción

Los discípulos de los Carracci seguirán la labor de realizar grandes obras decorativas en
iglesias y palacios italianos. Domenichino sigue la tendencia de sus maestros, aunque
muestra personalidad propia. En la iglesia de San Luis de los Franceses pinta al fresco la
historia de Santa Cecilia; las escenas se desarrollan en un paisaje urbano, con colores
luminosos. En las pechinas de la iglesia de San Andrés del Valle recrea cuadros y arquitecturas
pintadas, representando en escorzo a los cuatro evangelistas (uno en cada pechina). También
pinta temas mitológicos: Diana cazadora (Galería Borghese), Muchacha con unicornio (Galería
Farnesio)…

Domenichino: Diana y sus cazadoras


Domenichino: el Descanso de Venus

Domenichino: Adán y Eva Ascensión de María Magdalena

Guercino se muestra continuador de la escuela boloñesa, pintando al fresco y en lienzo temas


religiosos y mitológicos. Su obra más famosa es la decoración al fresco de los techos del
palacio Ludovisi (propiedad de un cardenal romano). La arquitectura ilusionista proporciona un
gran sentido de profundidad. Se representa el Triunfo de la Aurora derrotando a la oscuridad de
la Noche viajando en su carro tirado por caballos; los personajes del día y de la noche
representan dos estados de ánimo contrapuestos (luminosidad del día y oscuridad de la
noche).
Guercino: Triunfo de la Aurora

Guido Reni fue un pintor muy famoso en el siglo XVII, considerado un segundo Rafael por su
perfección en la pintura. Destaca tanto al fresco como en lienzo. En algunos cuadros se acerca
al tenebrismo, pero en general es más clasicista. Temas religiosos: Crucifixión de San Pedro
(composición clásica de tipo piramidal, con equilibrio en gestos y actitudes y cierto tenebrismo);
La matanza de los Inocentes (gran colorido y dramatismo en una composición dentro de
arquitectura clásica); Triunfo de Sansón (escena sin dramatismo –pose manierista-). Temas
mitológicos: La Aurora (palacio Rospigliosi), representada a la manera triunfal romana
(inspiración en la Antigüedad); Atalanta e Hipómenes, composición barroca donde los cuerpos
trazan líneas divergentes.

Guido Reni: Bautismo de Cristo La Caridad


Guido Reni: Susana y los viejos Atalanta e Hipómenes

La Aurora

La pintura clasicista italiana del siglo XVII va a desembocar en la escuela barroca decorativista
romana, destacando los artistas Pietro da Cortona, Baciccia y el padre Andrea Pozzo. Pietro
da Cortona muestra en su obra todas las características de la pintura barroca (dinamismo,
efectismo luminosidad…). Destaca por su complejidad en la decoración del salón principal del
palacio Barberini, dedicado a la glorificación del papa Urbano VIII, desarrollando con técnicas
ilusionistas un gran programa iconográfico. En el centro de la composición se representa la
Divina Providencia, elevada sobre nubes por encima del tiempo y el espacio (Cronos y las
Parcas), donde alcanza la inmortalidad y entrega una corona estelar al emblema de los
Barberini. La Divina Providencia se apoya sobre las cosas temporales que están en los
símbolos de los hechos del papa, representados por alegorías mitológicas (paganismo): la
lucha contra la herejía (Palas); la lucha contra la lujuria (Sileno y los sátiros); la justicia de su
gobierno (Hércules); la prudencia (templo de Juno).

El religioso jesuita y tratadista Padre Pozzo alcanza el máximo desarrollo en la pintura


decorativa barroca en la iglesia de San Ignacio de Roma (iglesia del Gesu), representando el
triunfo de San Ignacio y la labor misionera en las cuatro partes del mundo. Gran pintura
ilusionista con arquitecturas fingidas, numerosas figuras en escorzo, gran sensación de
profundidad. La bóveda se convierte en un cielo abierto, una visión divina que engaña al ojo del
espectador.
Da Cortona: frescos del Palacio Barberini (Roma)
Baciccia: frescos de la iglesia del Gesu (Roma)

Andrea Pozzo: frescos de la iglesia de San Ignacio (Roma)


Andrea Pozzo: frescos de la iglesia de San Ignacio (Roma)

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