Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PROFUNDIZACIÓN
Luz Tatiana Gómez
EJE 1
Conceptualicemos
Fuente: Adobestock/218287284
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
De la alfabetización a la literacidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
ÍNDICE
Introducción
Desde ya, consigan el libro que está de forma digital en la red, o de audio
libro, al alcance de todos y comiencen a leerlo. Propónganse avanzar un
poco cada día, todos los días. Al final revisaremos qué logros se obtuvieron.
Instrucción
Además de la lectura de esta obra literaria de valor
universal, puedes repasar el texto de Héctor Abad
en el pódcast que se encuentra en la parte principal
del eje.
De la alfabetización a la
literacidad
Cuando se traducen expresiones de un idioma a otro, se suele pensar en buscar la
palabra que corresponde a cada expresión del otro idioma. Sin embargo, cada lenguaje
está inscrito en una cultura compleja y rica en significaciones y experiencias. Esto hace
que muchas veces la simple expresión no sea suficiente para transmitir no solo la idea
sino también la carga simbólica de un término.
Algo similar sucede con las traducciones contrarias, es decir, de otro idioma al nuestro.
Para el caso que nos compete en este contexto, la expresión inglesa que se empleó para
referirse a estos procesos de educación esencial que son básicos en el desarrollo social,
fue literacy cuya traducción literal fue “alfabetización”. Pero esta traducción solo hace
referencia a la mecánica de un proceso que es mucho más complejo y que tiene una
carga semántica más profunda. Para entender la diferencia entre ambos significados es
necesario una breve explicación etimológica.
Por su parte, la expresión inglesa literacy, tiene como prefijo etimológico la expresión
latina litter, que significa letra o letras. Pero estas “letras”, no solo se refieren al abeceda-
rio; sino que remiten al conjunto de valores, habilidades y saberes que están relacionados
con la tradición escrita. De esta expresión litter, provienen términos como letras, letrado,
literatura o literario, entre otros. En este sentido la expresión literacy para la cultura inglesa
posee un significado más amplio que va desde saber leer y escribir, hasta el dominio del
mundo de las letras.
En este sentido, si bien es claro que todos los que están leyendo este módulo son
alfabetizados, la pregunta es ¿qué tan competentes son en el campo de la literacidad?,
¿qué tan cerca están de poder decirse a sí mismos que son hombres o mujeres de letras?
Para ahondar un poco más en la comprensión del sentido de literacidad, les invito a
que vean la película “Gifted Hands: The Ben Carson Story” (2009). Su título en español es
“Manos milagrosas” y cuenta la historia de un famoso neurocirujano. Es una muy buena
película familiar que si bien es probable que ya la hayan visto, no sobra verla una vez más.
Hablar de literacidad resulta una especie de invitación a “ponerse al día” con todos los
procesos y alcances de lectura que tal vez no se dieron de manera adecuada en los años
de formación básica y en los procesos educativos de las últimas décadas. Adicionalmente
a este hecho, es necesario considerar que nuestra realidad social, cultural, económica
o política ha cambiado drásticamente en los últimos años y está cambiando constan-
temente de forma cada vez más acelerada, de tal manera que los cambios que antes
tardaban décadas en aclimatarse en la actualidad se dan en unos cuantos años o incluso
meses. Estos nuevos rasgos dinámicos de nuestra realidad hacen necesario que, además
de ponerse al día, se mire hacia adelante y se anticipen otros aspectos que permitirán
un desempeño social adecuado.
Esa velocidad de los cambios en el contexto global donde están insertos, no constituyen
una etapa de transición. La estructura interconectada y en red de nuestra sociedad, y la
digitalización de la información y el conocimiento que hace caduco y temporal todo lo que
puede ser significativo, es parte de una nueva característica de la cultura contemporánea
(Castells, 2005). En este contexto, pensar en aprender algo nuevo para conservar ese
conocimiento de forma permanente, como era deseable años atrás, hoy simplemente es
una tarea inoficiosa. En el campo del saber pasa exactamente igual. Ya no estamos en un
mundo donde el conocimiento era restringido a espacios especiales como bibliotecas o
aulas, y cuya información se nos ofrecía de manera gradual y dosificada. Por el contrario,
estamos permanentemente sumergidos en un mar de información fluctuante, que está al
alcance de cualquiera y en cualquier momento o lugar, sin restricción, sin filtro, sin criterio
alguno de validación, con innumerables perspectivas, y matizados por elementos ideolo-
gizados (Bauman, 2005). En este mundo y en esta sociedad, no podemos hablar de una
literacidad sino de varias literacidades. Todas ellas interconectadas y complementarias,
todas adaptativas, dúctiles y circunstanciales.
Antes la fuente principal, por no decir la única, era un libro o un documento escrito.
Hoy, además de los documentos en línea, se encuentran videos, audios, diagramas, pre-
sentaciones o animaciones, entre otros. Las formas y estilos de presentación de la infor-
mación y los medios de divulgación son igualmente múltiples. Es debido a esa diversidad
de medios y formas de presentación de la información, de textos y de contextos y también
Este es un aspecto no menor, que aún no se ha tenido del todo en cuenta en los proce-
sos formativos, ni de la educación básica, ni la educación superior. Por eso es importante
que usted lo comprenda para orientar mejor o canalizar los esfuerzos educativos hacia lo
que es esencial. Seguramente, desde su experiencia hay elementos que hacen parte de
la cotidianidad y esto hace que no sea tan visible el impacto que estos contextos traen
en la formación. Por eso para marcar o subrayar las diferencias se presentan a continua-
ción dos historias paralelas, ficcionadas, de dos estudiantes universitarios que necesitan
encontrar información sobre un tema específico. El primer estudiante está ubicado en un
contexto “típico”, hace 30 años atrás. El segundo estudiante
es contemporáneo, podría ser usted o un compañero suyo. En Ficcionado
las mismas circunstancias de un ejercicio de consulta, podre- Proviene de ficción. Hace referencia
a un relato que podría ser cierto,
mos ver como los procesos, las preguntas, las necesidades pero es creado.
y desafíos y las rutas de estas literacidades son diferentes.
Los invito a que, a medida en que leen las historias paralelas, hagan consciencia de
los procesos diferenciales que hoy ustedes realizan, comparados con los de años atrás.
Esteban y Estefanía son estudiantes universitarios y ambos asisten a una clase electiva
común que vamos a llamar “Introducción al análisis crítico”. La diferencia está en que
Esteban vio esta clase hace 30 años y Estefanía la vio el semestre pasado.
En una de las clases el profesor de turno, dejó asignada la siguiente actividad:
• Para la próxima clase (es decir, al día siguiente) vamos a hablar de un personaje es-
pecial llamado Alonso Quijano. Para esto, les pido que elaboren un escrito conciso de
una o dos páginas máximo, contestando quién es, cuáles son sus particularidades,
qué tipo de personaje representa, etc… Ojo, además del texto es importante que
citen las fuentes consultadas y las referencien en la bibliografía del informe.
Ni Esteban, ni Estefanía, tienen idea alguna de quién es Alonso Quijano. Puede ser depor-
tista, actor de televisión, un político, un personaje de ficción, un autor o el título de una
obra… lo que sea.
El trabajo de cada quien por averiguar algo sobre este personaje comienza una vez
termina la clase. Cada uno en su tiempo, asume su itinerario.
Esteban sale de clases y se dirige a la Biblio- Estefanía sale de clase, saca su móvil y se
teca de la U, mientras piensa en cómo bus- percata que no tiene conexión WiFi. Así que
car información de ese señor. decide dirigirse a la cafetería, pensando en
conectarse y de paso tomar un Té mientras
llega la hora del almuerzo.
De acuerdo a las instrucciones, ingresó a • Es que tengo que hacer un escrito so-
la sala de búsqueda, donde había unos bre Quijano y no sé qué de todo esto
computadores robustos negros de pantalla puedo usar.
oscura y letras blancas o verdes. • Bueno, todo lo que me dices es intere-
sante ¿Por qué no escribes algo general
sobre todo lo que hay asociado al nom-
bre o al personaje?
• Bueno ma, gracias. Xoxoxox.
Xoxoxox
expresión de texto que se empleaba,
antes de los emojis, para expresar
“besos y abrazos”.
Tabla 1
Fuente: propia
Aparentemente, estas mismas habilidades, más o menos con algunos ajustes, reque-
riría Estefanía. No obstante, en el contexto actual, las habilidades son otras diferentes.
La primera gran diferencia que salta a la vista con el ejemplo del numeral anterior, es
que mientras Esteban tuvo como primer y principal desafío encontrar una fuente que
le ofreciera la información que buscaba, o al menos le diera una pista para seguir; ese
proceso que requirió horas de búsqueda, desplazamiento entre una biblioteca y otra,
consultas a personas, revisión de ficheros… A Estefanía le demoró menos de un minuto,
mientras tomaba su dispositivo móvil, abría la aplicación del buscador y tecleaba el texto
para buscar. Pero esto no hace más fácil el trabajo para Estefanía. Con los resultados de
su búsqueda, Estefanía se enfrenta a una dificultad que no tuvo Esteban 30 años atrás. En
medio de ese millar de respuestas a su búsqueda, la cuestión de fondo es cómo discrimi-
nar y seleccionar entre toda la información, la que le es útil y adecuada para su trabajo.
Instrucción
Ahora los invito a ver el videorresumen que se encuentra en la parte principal del eje.
Se espera que al finalizar cada uno, cada uno de ustedes tengan la capacidad de iden-
tificar los elementos que fundamentan un adecuado desarrollo crítico de la literacidad, los
aspectos sociales y éticos que sustentan su necesidad y los criterios que le permitan avan-
zar en el mejoramiento de estas habilidades y competencias, las cuales, como es apenas
obvio, hacen parte de la apuesta formativa del Sello Transformador. En otras palabras,
hablar de literacidad crítica es hacer referencia a las nuevas literacidades. Como parte
integral de estas literacidades, como se ha desarrollado a lo largo del módulo, están las
habilidades digitales y finalmente, como resultado veremos que emerge un pensamiento
crítico, acorde a un humanismo digital propio de nuestro tiempo. Precisamente porque
la lectura es el único ejercicio que entrena el órgano más importante de la humanidad,
el cerebro.
Frente a esta perspectiva, digamos de bajo perfil de los procesos formativos, es que se
puede comprender que se establezcan niveles de lectura. El mismo ministerio de educa-
ción hace referencia a niveles de competencia como “lectura básica”, “lectura compren-
siva” y “lectura crítica”, hasta el punto en que las competencias que se evalúan en las
pruebas de estado en la educación básica e incluso educación superior, plantean estas
diferencias de complejidad, en donde la llamada lectura crítica es el nivel más avanzado.
En primer lugar, no tiene mucho sentido pensar que haya un nivel de lectura que no
sea comprensiva y no sea crítica. Esto sería lo mismo que una lectura inútil. Quizás sea
por esto por lo que un grueso de la población no vea mayor atractivo al ejercicio de leer,
ya que aparentemente se muestra innecesaria. Si se lo piensa bien, parece casi inaudito
suponer que buena parte de los procesos educativos han sido estructurados con un
principio de lectura funcional o “inútil” cuya fórmula terrible es: porque aparentemente
la gente no lee, es obligatorio leer, y para hacerlo obligatorio, hay que leer unos mínimos,
apoyados en ayudas, talleres, resúmenes, guías… Una lectura tan operativizada, con
tantas férulas de apoyo impostadas, es difícil que despierte esa conexión casi natural que
se da con la lectura como mecanismo de desarrollo integral de las cualidades humanas
más elevadas.
En segundo lugar, la lectura comprensiva sin una mirada analítica del texto, el con-
texto o la perspectiva del autor, sería una comprensión sesgada o reduccionista, no
acertada del todo. Entender los textos en general de forma literal, puede ofrecernos una
idea equívoca de la información. De tal manera que la comprensión está estrechamente
relacionada con el ejercicio crítico de la lectura. Es necesario tener en cuenta que todo
absolutamente todo el conocimiento al que accedemos en los estudios superiores ha sido
escrito en un contexto histórico determinado y desde la perspectiva de una persona que
tiene siempre una posición ideológica frente al mundo que observa. Comprender esto,
cambia la mirada frente a lo que se lee o se aprende.
La lectura en cualquier nivel debe ser crítica y comprensiva. Algunos autores hacen
referencia a la lectura crítica como cierto tipo de orden analítico, necesaria para cierto
tipo de textos que expresan una opinión particular sobre la realidad o la vida social, donde
caben posturas, perspectivas o enfoques ideológicos. Esto es relativamente cierto, si se
tiene en cuenta que a la postre cualquier texto o cualquier idea expresada, está siempre
enunciada desde un imaginario, una ideología o postura que presenta una verdad de
cierta manera. En este sentido, todos los textos tienen esta característica. El error sería
suponer que hay textos objetivos y textos subjetivos, es decir, que hay lecturas que no
requieren este tipo de análisis crítico puesto que son datos fácticos incontrovertibles,
mientras que otros sí lo tendrían en la medida en que están sujetos a las perspectivas
sociales. Hoy por hoy, podemos afirmar con total claridad que hasta los datos más “obje-
tivos” y científicos están siempre sujetos a una perspectiva ideológica que atraviesa el
imaginario de los autores y productores de conocimiento.
Alguno de los lectores o lectoras, verá una cruz que es un ícono bastante difundido
en nuestra cultura. Otras personas podrían ver en cambio una letra “T”, o simplemente
dos líneas entrecruzadas, alguno más verá las manecillas de un reloj que marca las dos
y media.
Cada significado en particular tiene un valor de verdad que está asociado a las repre-
sentaciones y nociones mentales con que cuenta al momento de interpretarse la imagen.
En todo caso, la representación requiere ese contexto de análisis para procurar ser más
asertivo. Siguiendo este mismo ejemplo, si el autor ubica el signo en un contexto espe-
cífico más concreto (ver figura 3), de seguro el significado será diferente incluso a los
otros anteriores. Pero aún en este nivel de detalle, las comprensiones pueden variar de
un lector a otro. Si el dibujante coloca el signo como se presenta
en esta tercera imagen, las opciones se reducen a un número
finito de interpretaciones, pero no se llegará a una definición Asertivo
absolutamente objetiva y única. Algunos verán posiblemente Es un adjetivo que designa algo
adecuado, correcto, pertinente.
una serie de postes que sostienen el cableado eléctrico, mientras
que otros podrían ver un tendedero de ropa (figura 4).
Video
Antes de abordar la siguiente temática les recomiendo
que vean el siguiente video:
https://youtu.be/iTEz1yOmepQ
Hasta aquí, si la primera premisa de este eje era comprender la lectura crítica como
un elemento básico de la literacidad crítica, la segunda premisa es comprender que esta
literacidad crítica articula de forma sistémica a la lectura, la comunicación y la escritura.
Lo crítico en cada ámbito de este sistema de literacidades, está determinado por algunos
aspectos concretos que pueden sintetizarse de la siguiente manera:
Literacidad + Crítica
Instrucción
En este punto los invito a revisar la actividad de
videopreguntas que se encuentra en la parte
principal del eje.
Lo primero es que hay en ustedes una exigencia o un imperativo ético, casi existencial,
a no sacarle el cuerpo al desarrollo de estos procesos y habilidades. En un país como el
nuestro, Colombia, usted como universitario es la única persona entre 50 que iniciaron
estudios en la primaria y pudo llegar a la universidad. Los otros 49 se quedaron en alguna
Por otra parte, también se precisa tener en cuenta que por largo y complejo que
parezca el listado de elementos de cada habilidad de la literacidad, enunciados en el
apartado anterior, es importante no perder de vista que este es un proceso sistemático,
no lineal. Que es de experiencias y habilidades desarrolladas, no de información acumu-
lada. Que no se puede entender como un proceso en una línea de producción de una
fábrica, sino es más como una red de conexiones que se va estructurando y fortaleciendo
con cada experiencia. Las habilidades no se enseñan o se desarrollan de forma aislada y
compartimentada. Sino que hacen parte de un circuito de retroalimentación positiva en
donde un insumo afecta e impulsa sistemáticamente otros. Así que el requisito básico
que propicia que todo este sistema se eche a andar, es una actitud crítica y una lectura
consciente de todas esas variables. La literacidad como cualquier habilidad sistemática
implica el desarrollo de aprendizajes particulares que gradualmente se interconectan
en procesos internalizados y en aprendizajes más integrados que irán configurando sus
propios esquemas mentales.
De la misma manera como cuando se aprende a conducir un carro, las primeras veces
quizás el conductor neófito, tendrá que estar atento a un gran número de operaciones
mentales y físicas, que se dan en secuencias casi simultáneas. Entender los indicadores
de los manómetros de revoluciones y velocidad; el manejo de los pedales de acelerador
y freno; los cambios en ciertas circunstancias y dentro de ciertas revoluciones del motor,
el sonido que me dice qué tan revolucionado está el auto, la alternancia de cambios y
pedales, el control de la lateralidad para mantenerse en el carril, la concentración sobre
la vía y la ruta; la atención sobre los objetos o posibles obstáculos, acelerar, frenar, en fin.
Como puede apreciarse, la lista es grande y pueden incluirse
más y más cosas. Pero con el tiempo la experiencia hace que Corpo-quinésica
el aprendizaje de la conducción se traduzca en memoria cor- Memoria del movimiento cor-
po-quinésica, inteligencia espacial, agudeza visual, reflejos y poral y las fuerzas o destrezas
musculares y motrices.
memoria de trabajo, entre otros. Esos son los aprendizajes de
competencias sistémicas.
Para citar un ejemplo más acorde a nuestro contexto y tema de trabajo: Un estudiante
contaba su experiencia con la lectura de Cien Años de Soledad, de Gabriel García Már-
quez. La primera vez que lo leyó en el colegio, lo hizo porque era parte de una tarea de
español. Conoció la historia, los personajes, la trama, el estilo de ficción del relato. Años
después tuvo que leerlo nuevamente en la universidad, y la misma lectura le permitió
entender otras cosas nuevas, el estilo del autor, el sentido de aquello llamado el “realismo
mágico” y las novedades literarias de la obra que le merecieron el premio Nobel al autor.
Tiempo después entendió que Macondo de una u otra forma es la tierra donde Gabo
La lectura crítica implica ese ejercicio consciente por profundizar cada vez más en los
múltiples sentidos y significados que un texto puede ofrecernos, en relación con diferentes
campos de consciencia o profundidad de los contextos que se involucran. Y esto no sucede
solo con la literatura, sino con cualquier lectura. Si leen un tratado de astrofísica, aunque
los datos y la información parezcan absolutamente lógicos y veraces, siempre la ciencia
está atravesada por ideologías, intereses y perspectivas particulares del conocimiento. La
capacidad de identificar tales perspectivas, será el resultado de las experiencias previas
con la lectura crítica. Esta experiencia de crecimiento se puede expresar como una espiral
ascendente cada vez más elevada, más compleja en sus análisis, más rica en significados
que tienen un punto de partida elemental, una lectura consciente y crítica.
Alguno o alguna de ustedes podría, en este punto, pensar algo como, -es cierto lo
que estoy leyendo, pero hay una realidad concreta y es que, como yo, muchos jóvenes
no leen- Aparentemente contra este argumento no habría mucho más que decir, salvo
volver a esa premisa anterior que se mencionaba de “si no es obligatorio” no se avanzará.
Pero, pensemos en algunos elementos de contraste que permiten dudar de esta apre-
ciación casi incuestionable, o al menos mirarla con sospecha. Es cierto, el DANE en los
últimos años, en los últimos censos, ha contrastado que un colombiano en promedio lee
menos de dos libros al año. Dura y triste realidad. Pero la lectura, como hemos visto, no
tiene que ver solo con libros. En algunas mediciones hechas con estudiantes universita-
rios como ustedes, se ha establecido que, en promedio, un joven dedica 7 horas diarias
usando su móvil o celular, y lo que hacen no es hablar por teléfono ¿Qué hacen con el
celular mayoritariamente si no es leer o escribir (o navegar y textear)? 7 horas diarias es
casi una tercera parte de sus vidas cotidianas.
Insistir y repetir que no se lee, es una forma de incitar y motivar la no lectura. Esa
insistencia no es gratuita. El que el imaginario educativo tenga esa premisa tiene inten-
cionalidades específicas que reflejan a la postre el riesgo que tiene la lectura. En este
punto, tiene un nuevo sentido la expresión de apertura de este apartado: “leer es un acto
de rebeldía”.
Concluyendo, en este punto es posible decir que leer por leer es inútil, innecesario y
una gran pérdida de tiempo. Pero si se lee con la intención sincera de comprender algo
nuevo, y de ir más allá incluso del conocimiento, adentrándose y desafiando las fronteras
de la imaginación, como lo hacían los Buendía allá en ese Macondo perdido en el tiempo,
se encontrarán con la magia de esa literacidad crítica que puede hacer un cambio en lo
personal y en sus circunstancias, liberándolos de ser parte de esa estirpe condenada a
otros 100 años de soledad, ofreciéndoles una nueva oportunidad de no ser borrados por
el torbellino del olvido. Tenemos una vida, pero a través de la lectura podemos vivir mil
más, viajar a través del tiempo y conocer generaciones diferentes.
Lectura recomendada
Los invito a realizar las siguientes lecturas:
Pelegrina, S., Lechuga, M., Castellanos, M., & Elosúa, M. (2016). Memoria
de Trabajo. En L. Bajo Molina, J. Fuentes, C. Lupiañez, & C. Rueda,
Mente y Cerebro. De la Psicología experimental a la Neurociencia
Cognitiva. pp. 237-262. Madrid: Alianza.