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Incluso si el consultor considera que sabe exactamente qué es lo que anda mal y qué hacer
al respecto, el diagnóstico y la solución probablemente deban reservarse para las etapas
iniciales del proceso por tres razones básicas:
2) aun si tiene razón, el cliente puede estar a la defensiva, puede no escuchar o negar lo
que se está diciendo, discutir o'malinterpretar los hechos y, en consecuencia, disminuir las
posibilidades de resolver el problem a y
Dadas estas premisas generales, podemos decir que la CP resulte más adecuada cuando
se cumplen las siguientes condiciones:
1. El cliente experimenta cierto malestar, pero desconoce su orig<.1 no sabe qué hacer al
respecto. Aquí me refiero al estado real de. cosas, no necesariamente a la manera en que
el cliente presenta el problema al principio. Con frecuencia me han dicho que el problema es
exactamente tal o cual, y después de formular algunas pregui he descubierto que, de hecho,
el cliente no sabe cuál es el problema pero no quiere admitirlo
2. El cliente no sabe qué tipo de ayuda está disponible ni cuál consultor puede proporcionar
la base de ayuda que necesita. El consultor se deshace de su papel en el proceso, ya sea
ayudando al cliente a encontrar a un experto o un médico específicos o bien ayudándolo a
determinar por sí mismo el siguiente paso, lo cual es más común en las organizaciones. 3.
El problema es de naturaleza tal que el diente no sólo necesita ayuda para definir lo que
está mal, sino que se beneficiaría participando en el proceso de realizar el diagnóstico. En
las organizaciones, la mayoría de los problemas que producen un malestar general en el
sentido de que los gerentes saben que algo anda mal, pero no están seguros de saber qué
es, no son de tipo técnico. Norm alm ente, dichos problemas incluyen a una o más
personas, tienen componentes organizacionales o de grupo, implican suposiciones
culturales, asuntos relacionados con la política, actitudes y valores personales y, lo que es
más importante, incluyen, en un grado indeterminado, las percepciones, sentimientos y
juicios del cliente. Tal información está muy arraigada en el sistema, y el consultor no podría
obtenerla fácilmente trabajando como persona ajena a la organización. Solamente a través
de un proceso de colaboración entre el extraño y el cliente y otras personas pertenecientes
a la empresa podrán identificarse los problemas importantes y obtener la información
correcta sobre lo que está sucediendo, la razón de ello y, su significado. Lo que el consultor
debe encontrar es información que aclare cuál es el verdadero problema, el motivo por el
cual es problema (tal vez el malestar del cliente deba considerarse “ normal” ), el motivo por
el cual constituye un problema en este momento (qué -es lo que realmente está sucediendo
que requirió la presencia de un consultor) y qué puede hacerse al respecto (tal vez la
situación deba < dejarse como está). 4. El diente tiene una “intención constructiva’’ basada
en metas y valores que el consultor puede aceptar, y tiene cierta capacidad para participar
en una relación de ayuda. Posteriormente diremos más sobre este punto, pero en este
momento es esencial hacer notar que la consultoría de procesos no funcionará si el cliente
tiene metas y valores ocultos que el consultor no acepta, o si está decidido a ser
dependiente o destructivo (en función del sistema de valores básicos del consultor).
Una de las tareas más importantes del consultor en las etapas iniciales de la relación con el
cliente es examinar la posible existencia de agendas ocultas para determinar si puede
aceptarlas o no. A menudo me han pedido que visite compañías para ayudar a hacer un
diagnóstico y he descubierto que el cliente me había llamado porque necesitaba
involucrarme en su lucha de poder político. O bien me pide que realice una intervención
educativa sólo para encontrarme con que el verdadero motivo del cliente contacto es
convencer a su jefe de seguir un determinado curso de acción con el que puedo no estar de
acuerdo en absoluto. A través de diferentes tipos de preguntas de diagnóstico, el consultor
debe determinar también el grado que existe de intención constructiva y de capacidad para
recibir ayuda, y estar preparado para dar por terminada o redefinir la relación si no la
considera congruente. La táctica para tomar esta determinación se analizará en capítulos
posteriores. Puesto que la orientación de la CP tiene más posibilidades que los otros
enfoques de descubrir dicha falta de congruencia, normalmente resulta más adecuada para
las primeras etapas de la intervención de ayuda. 5 . En última instancia, el cliente es el
único que sabe cuál form a de intervención funcionará en esa situación. Como persona
ajena a la organización, el consultor no puede saber cuáles son las restricciones últimas
que puedan manejarse en una situación problemática. Sin embargo, esto no debe impedirle
ofrecer alternativas y estimular la generación de opciones en el cliente. El consultor puede
ayudar al cliente a considerar a fondo las consecuencias de diferentes intervenciones en el
proceso de decisión. Si el consultor forma parte de la compañía, esta limitación resulta
menos grave, pero puede existir un factor psicológico igualmente importante que exija
precaución al dar consejos en forma unilateral. En general los “ consejos” no funcionan aun
cuando se solicitan, porque 1) las defensas psicológicas del cliente le impiden escuchar o
aceptar cierto tipo de consejos, 2) muchos clientes prefieren llegar a una conclusión por sí
mismos y 3) con frecuencia el cliente resiente que se le ofrezca una solución porque ello le
recuerda que está en desventaja al tener que admitir que existe un problema.
Por otra parte, algunas veces puede resultar muy adecuado dar un consejo como
intervención de diagnóstico para obtener más información sobre lo que está sucediendo.
Así, la resistencia del cliente se convierte, para el diagnóstico, en una nueva información
que deberá interpretarse; la tensión que pueda surgir entre el cliente y el consultor se
traduce en datos directos con los cuales se puede trabajar. 6. El diente es capaz de
aprender a hacer diagnósticos y a resolver sus propios problemas organizacionales. La
naturaleza de la vida dentro de las organizaciones es tal que no existe una solución correcta
para problemas eternos. Las condiciones cambiarán y se requerirán nuevos diagnósticos y
soluciones. La actividad gerencial es un proceso continuo de solución de problemas para
mejorar las situaciones y (o) evitar que empeoren. Si el cliente no es capaz de aprender a
resolver problemas y a seguir haciéndolo, entonces el modelo de la CP no es adecuado
Por esto, el consultor debe tener muy clara la distinción entre la estructura en cuanto a
puestos y papeles formalmente definidos, y la estructura en cuanto a regularidad del
comportamiento observado. Los procesos estructurados son, en gran medida, dominio del
consultor de procesos.
Raíces históricas:
Los experimentos clásicos de White y Lippitt demostraron que la productividad y el estado
de ánimo del grupo se veían muy afectados por el estilo del líder formal.
Bales demostró que los grupos desarrollaban ciertos patrones de comportamiento que eran
bastante predecibles, tendían a surgir dos tipos de líder: un líder de trabajo que ayuda al
grupo a realizar su labor, y un líder “socioemocional” que ayuda a estructurar y mantener
buenas relaciones. Estos experimentos demostraron que es posible estudiar los procesos
de grupo.
ATRAPADOS EN EL CAMBIO.
¿Por qué fracasan los procesos de cambio? Porque buscan el cambio. En general, frente a
las iniciativas de cambio siempre queda una sensación de frustración o de cansancio que
termina restaurando los patrones de vida disfuncional.
Entonces las iniciativas de cambio fracasan porque se focalizan en los síntomas o en los
comportamientos visibles que quieren cambiar y no abordan las condiciones que sostienen
los síntomas.
El síntoma es una manifestación coyuntural que muestra la vulnerabilidad estructural del
sistema en el final de un ciclo de vida. El síntoma no es el protagonista, lo importante son
las circunstancias que sostienen su aparición y permanencia. El enemigo no está afuera, el
enemigo es interno y tiene que ver con los patrones de vida de un sistema que transforman
creativamente la vulnerabilidad en una disfunción.
Los procesos de cambio fracasan cuanto atentan contra lo que sostiene a un sistema, sus
síntomas. La paradoja del cambio en los sistemas humanos es que los cambios
estructurales emergen de cambios individuales, pero estos no se pueden sostener sin
intervención estructural.
El cambio emergente.
La planificación no necesariamente genera el cambio. La decisión de iniciar un proceso de
cambio activa el proceso, pero no garantiza el resultado del proceso. El cambio es
emergente, es resultado de una serie de condicionantes que lo hacen posible. No es un
proceso lineal. El proceso planificado de esta manera lineal no logra el cambio en sí mismo.
El cambio es posible si el proceso logra crear y sostener una serie de condiciones que
permitan que esa transformación emerja.
El cambio es posible (emerge) si se dan ciertas condiciones en el sistema para alojar lo
nuevo y sostenerlo en el tiempo. En general la lógica del cambio se aborda desde la
identificación de conductas o hábitos disfuncionales. Pero este análisis superficial queda
sesgado a los aspectos sintomáticos, sin considerar que estos factores disfuncionales son
el resultado de una dinámica más global y profunda de condiciones.
Para planificar un proceso que permita crear y sostener condiciones de cambio emergente
es necesario comprender la articulación de dimensiones entrelazadas con diferentes niveles
de funcionalidad que sostienen los comportamientos habituales. Estas dimensiones
involucran:
1. Lo visible: Relacionado a quién o quiénes protagonizan las situaciones
problemáticas.
2. Los relatos: despliega el “qué” sobre el cual se ordena la justificación de las
situaciones. Es la trama de narraciones que conecta elementos y explica causas.
3. Las reglas: Definen el cómo que se despliega en principios de organización en el
sistema. Se percibe en la “Modalidad de relación” con el sistema en los
comportamientos repetitivos, modos de comunicación, roles y movimientos.
4. El sentido: Es el “Para qué” sobre el que se sustenta la vida de un sistema. Es la
significación que enmarca el sentido de permanencia y de pertenencia. Esta
dimensión es invisible para los externos al sistema.
El despliegue de sutilezas.
La planificación del cambio se torna vulnerable cuando está focalizada en resolver
exclusivamente las situaciones disfuncionales del sistema. Esta vulnerabilidad radica en que
los síntomas son factores funcionales de la dinámica de vida. Es decir, el sistema necesita
de los elementos visibles para mantener su lógica de vida. Por eso, esta planificación
burocrática del cambio atenta contra lo que sostiene al sistema.
Las decisiones iniciales activan el proceso de cambio, pero sin una contención adecuada
que permita sostener la determinación frente a las exigencias del contexto, el proceso se
abandona. El cambio es un proceso interno porque implica la transformación de
determinadas condiciones de vida de las personas.
Encuadre general
Los datos en los que se sustenta el análisis no son de acceso directo. Comprometen
aspectos no manifiestos de la conducta (ansiedades, conflictos, opiniones, intereses,
valores, etcétera), que involucran riesgos y compromisos para las partes que participan del
proceso. Se necesita trascender la superficie de los hechos para poder inferir los
significados más profundos, que develan realidades complejas.
Por lo general, preferimos comenzar con entrevistas individuales y/o con pequeños grupos,
si estos se presentan como tales, a los fines del relevamiento de información.
Consideramos necesario que la participación sea voluntaria.
Si por alguna razón es necesario realizar entrevistas con grupos, estos deben ser parte de
la estructura formal (un determinado equipo, un sector, una sección, o similar). Entre las
condiciones que dan confiabilidad a una observación, Kurt Lewin incluye, por una parte,
comprender y determinar de manera clara el tamaño de la unidad objeto de la observación;
y, por otra, definir el horizonte temporal y el marco de la observación, incluyendo los
aspectos del contexto más amplio que le otorgan sentido. La unidad de análisis debe ser
suficientemente amplia como para cubrir el alcance temporal y espacial adecuado
para una correcta caracterización de las conductas a describir.
A fin de poder ofrecer al cliente una nueva perspectiva u orientación respecto del problema
planteado en las consultas iniciales, se debe distinguir entre lo que se expresa como un
“quiero”, como un deseo, y lo que realmente se necesita, de acuerdo con una visión amplia
de la totalidad del sistema.
Las conclusiones se vuelcan en informes que funcionan como base para un proceso
ulterior. Allí se detallan los puntos de vista iniciales, el análisis realizado y las conclusiones
extraídas. Como documento de trabajo, el informe puede alimentar discusiones posteriores,
proveyendo conceptos que faciliten el razonamiento y la elaboración.
Las entrevistas individuales en la etapa de trabajo de campo apuntan al análisis de los roles
que conforman la estructura y la recopilación de datos para definir y tratar problemas
organizacionales o para diseñar el organigrama. Las conclusiones generales se vuelcan en
reuniones con las personas involucradas en la situación (el sector, el equipo, el departamen
to, etcétera). Las entrevistas grupales, por su parte, ofrecen un ámbito para compartir y
reflexionar sobre los problemas que van surgiendo durante el proceso de cambio, al tiempo
que proveen un continente para la elaboración de ansiedades y conflictos.
Los informes hablan de las falencias, de los puntos de vista relevados y de los resultados
del análisis sobre cómo debería ser la organización para que se aproxime al modelo
expresado como deseado. Para brindar claridad sobre los objetivos de cambio, los informes
puntualizan una variedad de conceptos organizacionales y, eventualmente, procedimientos
y políticas que pueden instaurarse. Todos estos conceptos van configurando los cimientos
de una teoría de la organización, que será testeada con las conclusiones provenientes de
otros proyectos o estudios. Se contribuye así a engrosar el bagaje de conocimientos y
principios organizativos existentes.
El discurso y la acción del psicosociólogo aseguran una función indirecta pero esencial en el
método de intervención y de cambio.
Muchas veces su intervención permite que se genere ese espacio. De reflexión en torno a la
realidad vivida y percibida.
b) Ninguna dencia puede gloriarse de estar libre de toda adherencia ideológica. El hecho de
que la psicosociología de las organizaciones se haya desarrollado sobre todo por medio de
la ¡investigación-acción y así se haya dedicado a aplicaciones concretas, no ha hecho más
que reforzar su dependencia ideológica respecto del tipo de sociedad en que nació, es dedr,
la sociedad industrial occidental y capitalista 6.
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Las cuestiones con que el psicosociólogo se enfrenta, así como el origen y el desarrollo de
la psicosociología de las organizaciones, desembocan en un haz de indicios convergentes:
la psicosociología y el psicosociólogo participan en una función de adaptación social de los
individuos en el grupo, de los individuos y los grupos en la organización. de los individuos,
los grupos y las organizaciones en la seriedad.
REFLEXIONES METODOLÓGICAS-
PETIT F (Ni vale la pena dedicarle
tiempo)
Contemplar una organización como un sistema sociotécnico abierto significa que las
diversas partes y elementos son interdependientes por lo que el cambio de una sola, implica
el cambio de todas, la organización vive en constante interacción con segmentos
adecuados del entorno que la rodea. Enfocar la organización como un sistema abierto
conduce a analizar los mecanismos de regulación-transformación que permiten que las
interacciones se mantengan, aunque evolucionando (modelo sistemático limitado)
Análisis estratégico: Está orientado hacia el actor individuo o grupo intenta descubrir, más
allá de las irracionalidades aparentes, la significación de sus comportamientos
relacionándolos con las exigencias del sistema
Análisis sistémico: Rechaza el esquema de causalidad lineal, causa/efecto, para interesarse
por los efectos-causas considerados como “interdependientes en el interior de un sistema”
cuyas propiedades permiten comprender y prever los resultados que se querrían explicar.
CREDIBILIDAD.
Una condición primordial de cualquier proceso de cambio organizacional es que sea creíble.
Que una organización tenga la capacidad de cambiar, no es más que una condición
necesaria para su supervivencia.
Todos estos cambios simultáneos en varios frentes conlleva grandes problemas técnicos.
Dado que los sistemas no se ofrecen a ser modificados, además de que la mayoría de los
sistemas son diseñados uno independiente de otro. Y dado que los cambios
organizacionales van dándose en un entorno cambiante se genera una dificultad técnica
extra.
Definiciones:
Hay muchas definiciones de confianza (es una perdida de tiempo empezar a poner todas las
definiciones, asi que si llegaron hasta aca, les mando un saludo gigante y un gran abrazo).
Barber diferencia distintos tipos de expectativas de los actores en las relaciones sociales. La más
general de estas expectativas apunta a la persistencia y cumplimiento de un orden natural. La
segunda es la expectativa acerca de la competencia técnica en lá ejecución del rol de quienes se
hallan comprometidos con nosotros en una relación social.
La tercera es la expectativa de que los asociados en una interacción cumplan sus obligaciones
fiduciarias y responsabilidades. esto es. el deber que tienen - en ciertas situaciones- de anteponer
los intereses ajenos a los propios
El análisis organizacional como práctica profesional, como estrategia de cambio y como método de
investigación, siempre compromete dos partes: un sistema complejo, llamado convencionalmente
cliente, que en forma explícita presenta una necesidad y voluntad de cambio; y un analista
independiente, externo al sistema, solicitado y reconocido como experto y capaz de establecer con
el sistema-cliente una relación de ayuda basada en la colaboración. Esta diada enmarca su
interacción dentro de un ámbito de expectativas recíprocas referidas a un resultado esperado, a una
continencia buscada, a una capacidad que se atribuye al analista.
El analista, a su vez, espera contar con la colaboración del sistema-cliente, asentada en sus
motivaciones de cambio. El proceso requiere compromiso e involucración amplios, tanto del
profesional como del sistema-cliente.
Lo que interesa destacar en este intento por caracterizar el modelo son las condiciones requeridas
para que la relación v el proceso puedan darse. El elemento básico es, como se dijo, la confianza,
lazo vinculante, sentimiento de esperanza, referido a algo que va a surgir de la relación y que tendrá
un carácter constructivo destinado a aliviar un dolor, un malestar o una disfunción y/o a desarrollar
la experiencia y el conocimiento. El sentimiento se refiere siempre a una relación interpersonal
vivenciada como continente y protectora, alentadora de un desarrollo. Confianza significa también
reconocimiento de la capacidad del analista para encarar dicho proceso, capacidad que supone
mucho más (pie conocimientos, dado que involucra solvencia personal, soporte con la identidad,
ecuanimidad y criterio, todo ello necesario para enfrentar un proceso de cambio incierto y riesgoso.
Por lo tanto, en análisis organizacional, promover confianza constituye un medio y un fin. Confianza
en el analista o agente de cambio como para establecer una relación duradera y significativa,
continente de un proceso que tiende al desarrollo de la creatividad, la constructividad, el
pensamiento. Confianza en los cambios que se busca promover, vinculados con la esperanza de una
vida mejor, más justa, según las necesidades de sus miembros.
Confianza en la continuidad de un marco de referencia que permite ubicarse en el medio social y
asegura a su vez la continuidad de las predicciones que hacen posible la experiencia.
Confianza en la organización que afirma los lazos de pertenencia, y robustece el interés por encarar
un proceso de cambio de esta naturaleza.
Confianza en las máximas autoridades de la organización, y en que ellas van a aceptar las reglas de
un proceso conducente al mejoramiento de las condiciones de vida para todos. Confianza en la
equidad y Injusticia, que permite una defensa de las propias necesidades y una aceptación de los
derechos de los demás. Como se advierte, la confianza constituye un componente deseable, no sólo
de la relación con el analista organizacional, sino de todas las relaciones que se establecen dentro de
un contexto organizativo.