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Representaciones Sociales sobre la Violencia a través de la interacción de contenidos en

redes sociales
El caso de los estudiantes del Colegio Miguel Antonio Caro de Funza, Cundinamarca

Martha Liliana Martínez Piracón

Universidad Distrital Francisco José De Caldas


Facultad de Educación
Maestría En Educación Para La Paz
Bogotá
2020
Representaciones Sociales sobre la Violencia a través de la interacción de contenidos en
redes sociales
El caso de los estudiantes del Colegio Miguel Antonio Caro de Funza, Cundinamarca

Martha Liliana Martínez Piracón

Trabajo de grado para obtener el título de Magister en Educación para la Paz

Director

Jorge Orlando Blanco Suárez

Universidad Distrital Francisco José De Caldas


Facultad de Educación
Maestría En Educación Para La Paz
Bogotá
2020
Tabla de contenido

Introducción .......................................................................................................................... 8

1 Capítulo 1. Estado del arte ............................................................................................ 11

1.1 Representaciones sociales, jóvenes y violencia ..................................................... 12

1.2 Medios de comunicación tradicionales y violencia; caso colombiano .................. 18

1.3 Ciberespacio y violencia ........................................................................................ 24

2 Capítulo 2. Apuesta teórica y metodológica ................................................................. 34

2.1 Marco teórico......................................................................................................... 34

2.2 Violencia estructural .............................................................................................. 34

2.3 Representación social ............................................................................................ 40

2.4 Cultura virtual o digital.......................................................................................... 44

2.5 Metodología ........................................................................................................... 53

2.5.1 Enfoque metodológico ................................................................................... 53

2.5.2 Diseño metodológico...................................................................................... 54

2.5.3 Institución Educativa Departamental Miguel Antonio Caro, de Funza, Sede

principal 54

2.5.4 Ciberespacio ................................................................................................... 55

2.5.5 Estrategia de sistematización ......................................................................... 55

3 Capítulo 3. Violencia estructural en la cotidianidad de los jóvenes ............................. 59

3.1 Caracterización de la escuela ................................................................................. 59


3.1.1 Ciberespacio ................................................................................................... 66

3.1.2 Interacciones sociales en relación con la violencia ........................................ 66

3.1.3 Vivencias cotidianas: violencia directa .......................................................... 68

3.2 Contenido mediático violento ................................................................................ 76

3.3 Contenidos violentos en el ciberespacio ................................................................ 85

3.4 A modo de conclusión ......................................................................................... 110

4 Referencias.................................................................................................................. 115
Lista de figuras
Figura 1. IED Miguel Antonio Caro, sede principal. Imagen tomada de la página Comunidad

Miguelista ................................................................................................................................ 61

Figura 2. Mapa de ubicación del colegio y su entorno. Los rombos amarillos son sitios

identificados por la comunidad circundante como lugares de consumo y riñas de estudiantes

de esta institución..................................................................................................................... 63

Figura 3. Intervención de la fuerza pública como operativo, fotografía del salón 201 sede

Principal ................................................................................................................................... 65

Figura 4. Imagen tomada de internet sobre el juego Free Fire. ............................................... 71

Figura 5. Carta elaborada por estudiante de grado octavo como parte del pretexto

pedagógico, cine foro ............................................................................................................... 82

Figura 6. Publicación de Facebook, agresión física y verbal de estudiantes del colegio ........ 86

Figura 7. Publicación del hecho de violencia directa como noticia en Facebook y Twitter de

Noticias Caracol ....................................................................................................................... 87

Figura 8. Comentarios gráficos sobre la situación de agresión entre las estudiantes en

relación con la categoría ñero .................................................................................................. 89

Figura 9. Comentario de una estudiante del IED Miguel Antonio Caro, sede principal, en la

publicación de Noticias Caracol publicada en el perfil de Facebook ...................................... 89

Figura 10. Imagen tomada del perfil de Facebook de una estudiante, en relación con el hecho

de violencia .............................................................................................................................. 90

Figura 11. Imagen publicada en Facebook, que relaciona el juego Free Fire y la narconovela

El Capo..................................................................................................................................... 92

Figura 12. Algunas imágenes encontradas en los perfiles de Facebook, en relación con

producciones audiovisuales de contenido violento de los medios masivo de comunicación .. 94

Figura 13. Algunas imágenes encontradas en los perfiles observados en Facebook, que

relacionan la violencia con las condiciones socioeconómica .................................................. 96


Figura 14. Algunas imágenes encontradas en los perfiles de Facebook observados, en

relación con el consumo de drogas .......................................................................................... 97

Figura 15. Imágenes tomadas de perfiles de Facebook, en relación con identidad y

pertenencia ............................................................................................................................... 99

Figura 16. Imagen tomada de un perfil observado de Facebook, en relación con la afiliación a

grupos de hinchas................................................................................................................... 100

Figura 17. Publicación en perfil de Facebook de Canal 1 ..................................................... 102

Figura 18. Contenido grafico en perfiles en relación con banda de rap Crack Family ......... 103

Figura 19. Contenido grafico en relación con las relaciones afectivas de pareja con carga

simbólica de violencia............................................................................................................ 105

Figura 20. La banda del Zarco .............................................................................................. 106

Figura 21. Imagen publicada en los perfiles de los estudiantes, contenido procedente de la

página en Facebook “La banda del Zarco” ............................................................................ 106

Figura 22. Publicación como foto de portada de un estudiante con extraedad en grado 6.º, que

posteriormente desertó del sistema educativo........................................................................ 109


Lista de tablas
Tabla 1. Metodología de investigación ............................................................................... 57

Tabla 2. Niveles y cantidades ............................................................................................ 107


8

Introducción

En la escuela se vivencian situaciones de conflicto y de violencia de forma recurrente, en

donde los presupuestos institucionales de convivencia resultan insuficientes ante la magnitud

del problema que plantea este fenómeno. Actualmente, la sociedad se encuentra inmersa en

nuevas formas de comunicación y de interacción social que involucran directamente a los

jóvenes. Esto, por supuesto, plantea grandes retos pedagógicos y epistemológicos frente al

abordaje del acontecimiento de la violencia en el contexto local y nacional, en el marco de

una necesidad imperante para promover la resolución de conflictos y la construcción de paz

desde la escuela.

Algunos jóvenes en Colombia viven en medio de un contexto de violencia, en donde es

habitual la vulneración de los Derechos Humanos, a causa de fenómenos sociales de gran

impacto en la población joven, entre ellos el conflicto armado, la delincuencia, el crimen

organizado y el narcotráfico, acompañados por una crisis institucional del Estado y la familia.

De hecho, se encuentra que el último informe sobre violencia1 realizado por el Instituto

Igarapé, con sede en Brasil, indicó que Latinoamérica es la región más violenta del mundo,

pues tiene el 8 % de la población mundial y concentra el 33 % de los homicidios, así mismo,

tiene las ciudades más peligrosas del mundo. Además, perfiló que más de la mitad de las

víctimas de asesinato están entre los 15 y los 29 años (Instituto Igarapé, 2019).

El estudio también manifestó que, para su realización, los autores se enfrentaron a una

compleja realidad en relación con las bases de datos recolectadas, pues cada Estado maneja

categorías de homicidios de forma diferenciada; la información del estudio no explicita el

caso colombiano, pero sí los posiciona entre los más violentos. En efecto, la situación social

1
El Instituto Igarapé en su página web tiene información ilustrada e interactiva referente a los homicidios y
las armas a nivel mundial.
9

es preocupante si se agregan otros indicadores, como la desaparición forzada, la amenaza, el

hostigamiento, la violencia sexual, el desplazamiento, el reclutamiento forzado, el tráfico de

armas y más.

De esta forma, existe un panorama de gran complejidad en la sociedad colombiana, en el

cual terminan involucrados los jóvenes, ya sea como víctimas o como victimarios. Dicho

escenario se puede deducir de diferentes informes, investigaciones y trabajos que hablan de la

situación del país en términos de vulneración de Derechos Humanos (Human Rights Watch,

2019, Centro Nacional de Memoria Histórica, 2012, CINEP, 2019, Colombia. Nunca más,

2019, Verdadabierta.com, 2019). Esta circunstancia plantea diversos cuestionamientos, por

ejemplo, ¿cómo los jóvenes perciben y asumen la violencia?

Conjuntamente, los jóvenes interactúan, con gran experticia e inocencia2, por medio de las

tecnologías y plataformas virtuales, puesto que tienen un encuentro con contenidos

multimedia diversos que hacen parte de su aprendizaje cotidiano. La posibilidad de crear,

compartir y observar estos contenidos relacionados con situaciones de violencia ha generado

conflictos en la vida social. No obstante, frente a estos asuntos, la escuela no suele

problematizar ni proponer el diálogo con estos nuevos espacios de interacción de los

estudiantes.

En este sentido, la escuela como centro de formación ha sido muy lenta en la integración y

la utilización de tecnologías de información y comunicación (TIC) en su quehacer

pedagógico, al esto ser un gran problema para enfrentar el fenómeno de la violencia que se

presenta en la población escolar, como es el caso de la Institución Educativa Departamental

(IED) Miguel Antonio Caro de Funza, Cundinamarca, de carácter oficial.

2
Experticia por las capacidad y habilidades que han desarrollado en el manejo de herramientas tecnológicas
e informáticas, e inocencia, porque en el proceso de aprendizaje se enfrentan con un mundo hostil en la red que,
en ocasiones, es imposible de controlar solos.
10

De esta forma, la presente investigación busca contestar la pregunta ¿Cuáles son las

representaciones que, sobre la violencia, construyen los jóvenes de la IED Miguel Antonio

Caro, de Funza, a partir de la interacción con contenidos violentos en redes sociales? Como

objetivo general se busca analizar las representaciones que, sobre la violencia, construyen los

jóvenes de la IED Miguel Antonio Caro de Funza, a partir de la interacción de contenidos en

redes sociales. Entre los objetivos específicos están: describir las interacciones sociales que

tienen los jóvenes en relación con la violencia, identificar el contenido violento que

consumen, producen y difunden, y establecer las interpretaciones y posiciones que tienen los

jóvenes en relación con la violencia.

Lo anterior plantea una discusión pertinente para la escuela y, como docente en el contexto

de la Maestría en Educación para la Paz, frente al fenómeno de la violencia y la realidad

social del país. Así se busca contribuir, desde la escuela, en la comprensión del fenómeno de

la violencia en los jóvenes, pues se indaga cómo se desarrolla la construcción del

pensamiento social al identificar las representaciones sociales de los jóvenes de la IED

Miguel Antonio Caro, a la par que se examina la manera en la que los adolescentes viven la

violencia, cómo la consumen y construyen representaciones sobre esta. Por lo tanto, lo que se

espera es realizar un estudio de caso con jóvenes, en el cual se evalúen las representaciones

de violencia de su entorno sociocultural, al analizar la carga simbólica de los contenidos, el

discurso, las relaciones y las acciones de estos en torno a la violencia.

De igual manera, este estudio de caso pasa por la indagación del problema. Además, se

realiza una investigación en el aula y en el ciberespacio que posibilite repensar la violencia y

que contribuya a mitigar el fenómeno de la violencia en la escuela y sus repercusiones en la

sociedad.
11

1 Capítulo 1. Estado del arte

Con el objetivo de conocer los estudios en torno a las representaciones, que sobre la

violencia, construyen los jóvenes a partir de la interacción con contenidos violentos; se

exploraron investigaciones desde categorías centrales que llevaron a un espectro amplio del

tema. Las categorías de búsqueda fueron: representaciones sociales, violencia, jóvenes y

comunicación (enfocado en el ciberespacio, internet, redes sociales, juegos en línea).

Para tal fin, se revisaron repositorios digitales de algunas universidades colombianas,

como la Universidad Pedagógica Nacional, la Universidad Distrital Francisco José de Caldas,

la Universidad Santo Tomás, la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad Libre y la

Universidad de la Salle. En estas se redujo el hallazgo en relación con las tres categorías:

violencia, jóvenes e internet. Adicional, se encontraron documentos y trabajos de revistas de

acceso libre en la web, algunos procedentes de España, Chile y México, los cuales abordan la

temática y son de importancia para observar cómo se ha tratado el tema. Ahora, con el

objetivo de tener un panorama de los estudios planteados, se plantea la exposición de estos

desde categorías y relaciones entre sí.

Cabe añadir que las categorías propuestas son explicadas desde tres grupos, al clasificar

los estudios encontrados que son pertinentes para construir un panorama amplio sobre el

fenómeno de la violencia. El primero, representaciones sociales, jóvenes y violencia.

Segundo, medios de comunicación tradicionales y violencia; caso colombiano. Y tercero,

ciberespacio y violencia.

Al respecto, son sobresalientes los enfoques educativos en el abordaje de la violencia, al

igual que de los medios de comunicación; pues han llamado la atención de investigadores y

académicos, por la importancia que tienen en la vida social de las personas. La evolución de

cada herramienta comunicativa (radio, prensa, televisión e internet) ha desarrollado cambios


12

en la forma como se relacionan los seres humanos, y en los retos epistemológicos y

pedagógicos en el sector educativo.

En primer lugar, la violencia es relacionada constantemente con la población joven en

estudios de diferentes disciplinas, con enfoques y perspectivas diversas. Por una parte,

existen investigaciones que buscan diagnosticar y prevenir el fenómeno de la violencia desde

organismos internacionales, como la Organización Panamericana de la Salud en su libro La

Violencia Juvenil en las Américas: Estudios innovadores de investigación, diagnóstico y

prevención. En este documento se señaló la violencia como un problema de salud pública de

grandes costos médicos, posición similar a la de la Organización Mundial de la Salud

(Organización Mundial de la Salud [OMS], 2020). De igual forma que los estudios que

documentan la asistencia internacional en temas de seguridad y de desarrollo, como los

realizados por el Instituto Igarapé, que presenta informes sobre la violencia (Instituto Igarapé,

s.f.)3, enfocados en la prevención y reducción de esta. Así como las numerosas menciones

gubernamentales a dicho problema en la juventud.

Cabe mencionar que entre los diferentes trabajos encontrados en el contexto nacional, se

abordan con gran interés las representaciones sociales en torno al concepto de conflicto, en

relación con el conflicto escolar, el conflicto armado en Colombia y las víctimas del

conflicto. Este término tiene una conexión directa con el fenómeno de la violencia, pero con

el fin de delimitar la indagación no se aborda.

1.1 Representaciones sociales, jóvenes y violencia

Desde la academia, el campo de las representaciones sociales aborda fenómenos sociales

como la violencia, al existir la preocupación investigativa alrededor de imaginarios,

3
Instituto Igarapé en su página web tiene información ilustrada e interactiva referente a los homicidios y las
armas a nivel mundial.
13

significados, experiencias, identidades, creencias, sentidos, discursos, narrativas, relatos y

conocimientos referentes a la construcción sociocultural de niños, niñas y jóvenes en los

espacios escolares y comunitarios.

En un inicio, se encuentran dos estudios que se caracterizan por indagar las formas de vida

juvenil y que aportan significativamente a la comprensión del fenómeno fuera de la escuela.

En primer lugar, el artículo de investigación de Cáceres (2002): “Representaciones sociales

de la violencia y el conflicto en habitantes de la comuna uno de la ciudad de Santiago de

Cali”. Este es el resultado de una investigación de carácter exploratoria descriptiva, en un

grupo focal de jóvenes buscó identificar las representaciones sociales del fenómeno de la

violencia con sus diferentes variables, al basarse en las experiencias de la vida cotidiana de la

comuna 1 de Santiago de Cali. Lo anterior en un contexto social de desigualdad frente al

acceso a los bienes y servicios básicos de subsistencia, en donde predomina la violencia y los

conflictos. De esta forma, el autor vinculó el carácter estructural de las relaciones cotidianas

con la violencia y el conflicto, en donde se evidenció la conexión entre los jóvenes, la

violencia y las drogas.

En segundo lugar, se destaca a Beltrán (2018) con su texto “Jóvenes, violencia y

representaciones sociales”. Esta es una investigación y propuesta pedagógica en la que se

identifican y analizan las representaciones sociales sobre la violencia que han construido los

jóvenes del Centro de Orientación Juvenil Luis Amigó y la manera en que dichas

representaciones se mantienen o se modifican con la implementación del proyecto

pedagógico llamado Espacios Resilientes, enfocado en la formación ético-política para la

resolución de conflictos y como mecanismo de resiliencia. Además, esta investigación trabajó

con una población de jóvenes vulnerables con adicción a drogas y con problemas penales.

De esta forma, se destacan dos asuntos relevantes de lo expuesto por Beltrán (2018) para

esta investigación: primero, la relación de violencia estructural y los jóvenes, “las razones
14

estructurales que han generado la brecha invisible entre clases” (p. 71). Segundo la relación

de los medios de comunicación en la construcción de las representaciones en los jóvenes, al

encontrar que la actitud frente a la violencia con un gusto colectivo se manifiesta en las

posturas individuales y en las colectivas, fortalecidas por elementos como los medios de

comunicación que han influenciado fuertemente los valores y las prácticas violentas o

delictivas. Así, la idea de un mundo como algo hostil y la violencia como socialmente

deseable (Beltrán, 2018).

Los anteriores estudios tienen dos cosas en común: en un primer momento, la población

objeto de indagación: jóvenes identificados como población vulnerable, en estado de

marginación, que en la mayoría de los casos desertaron del sistema educativo tradicional. En

un segundo momento, en ambos se identificaron elementos característicos de la violencia

estructural en los cuales se agrupan dimensiones económicas, políticas y socioculturales.

Por otra parte, acerca de los estudios encontrados en el ámbito escolar están la

investigación de Tobón (2014) “Representaciones sociales de la violencia escolar en la IE

Maestro Fernando Botero”, de la Universidad de San Buenaventura de Medellín. Este es un

estudio de caso en un colegio público de la comuna 6 de Medellín, el cual se enfocó en el

desarrollo del concepto de violencia escolar, al entenderlo como la violencia que se origina

en el marco de los vínculos propios de la comunidad educativa, al diferenciarla de la

violencia en la escuela, al ser hechos de violencia social o directa que tienen a la escuela

como escenario, en la que la institución es una caja de resonancia del contexto social, en

donde la violencia social irrumpe en la escuela.

Esta diferenciación es de relevancia, puesto que la violencia en la escuela plantea observar

el problema del fenómeno de la violencia desde otra perspectiva, porque muestra la

responsabilidad de la sociedad. A pesar de que se realizó la distinción de forma teórica, la

investigación empírica se centró en el concepto de violencia escolar, contrariamente de los


15

hallazgos en relación con la exclusión social en el contexto de la comuna y la institución

educativa, la investigación formuló unas propuestas para direccionar la convivencia en la

institución de forma general, enfocado en talleres y comités de convivencia, sin dar respuesta

con herramientas o pautas para que los jóvenes afronten su realidad.

Lo anterior es relevante, puesto que es necesario abordar la violencia en la escuela con el

fin de pulir herramientas pedagógicas que puedan ayudar a enfrentar la situación que viven

los jóvenes, al identificar los elementos que la sociedad ofrece a las nuevas generaciones y al

analizar en al aula los hechos sociales que tienen relación con el diario vivir y sus conflictos,

en miras de buscar posibles soluciones o alternativas.

Estos estudios que abordan las representaciones sociales en relación con la violencia en la

escuela enuncian las drogas, la delincuencia y las pandillas como elementos desencadenantes

de la violencia, pero en ninguno se profundiza o se le da importancia a la comprensión de ese

mundo sociocultural. Estos se centran en las dinámicas de las instituciones educativas, en los

elementos individuales de los actores al caracterizar a las víctimas y los victimarios en

ejercicios de tipificación de la violencia escolar, mientras se olvida la importancia que tiene

mirar la violencia de la sociedad en la escuela.

Por otro lado, están los estudios que abordan las representaciones sociales en relación con

la violencia entre pares en la escuela, con un enfoque de género que tienden a identificar las

diferencias de género entre víctimas y victimarios, al darle importancia al contexto

sociocultural. Entre estos estudios están: “Representaciones sociales de los y las estudiantes

de grado quinto de la institución educativa distrital provincia de Quebec con relación a la

violencia entre pares”, que a través de grupos focales estableció diferencias entre los roles

que tiene los niñas y las niñas en cuanto a la violencia física, verbal y relacional, los cuales

están determinados por la cultura y la influencia social del entorno (Morales y Silva, 2013);

“Representaciones sociales de la violencia escolar entre pares, en estudiantes de tres


16

instituciones educativas públicas, de Bogotá, Chía y Sopó, Cundinamarca”, este es un estudio

de caso múltiple, con enfoque de género, desde una perspectiva diferencial que encuentra dos

sistemas de conocimiento: la violencia visible e invisible y la violencia individual o social

(Romero, 2012); “Representaciones sociales de los estudiantes sobre violencia entre iguales

en la escuela ‘hacia una generación de ambientes éticos’”, en este se caracterizaron las

representaciones sociales que tiene un grupo de estudiantes sobre la violencia, en el que se

encontró que la interacción social mediada por el lenguaje y las distintas formas de

comunicación son determinantes, en donde el contexto sociocultural de la escuela es un factor

significativo en la estructuración de las representaciones sociales de los estudiantes Vargas

(2015); y “Violencia: análisis de su conceptualización en jóvenes estudiantes de

bachillerato”, este estudio costa de una descripción de los elementos semánticos del

significado de violencia al encontrar una diferenciación por género, para los hombres están

asociadas a factores externos como desencadenantes de la conducta violenta, y para las

mujeres son relativas a la vulnerabilidad y debilidad ante situaciones violentas (García, De

La Rosa y Castillo, 2012).

Es indiscutible que existe un gran número de estudios en el contexto educativo escolar,

pues es un lugar que posibilita la socialización de niñas, niños y jóvenes en su proceso

educativo. De esta forma, es relevante observar que no existe mayor diferencia en las

condiciones socioeconómicas de la población objeto de estudio. De modo que la

preocupación social, frente al fenómeno de la violencia, coexiste en un lugar común de actor

y contexto. El joven y su contexto social son determinantes para el abordaje investigativo del

fenómeno, según lo encontrado; debido a que los estudios trabajaron con una población que

tiene un encuentro continuo y evidente con la violencia y presenta unas condiciones

socioeconómicas similares.
17

Asimismo, en la caracterización de la población se habló de contextos socioeconómicos

precarios, de dinámicas similares de conflictos al abordar colegios públicos de sectores

populares. Aunque las investigaciones ocupan de forma diferenciada el fenómeno, coinciden

en caracterizar a la población objeto de indagación desde relaciones conflictivas, de agresión,

drogas y violencia, a partir de condiciones de desigualdad social. Esta situación genera

interrogantes como: ¿por qué no se encontró un estudio con población escolar de un colegio

con condiciones socioeconómicas diferentes de alguna ciudad?, ¿no existe violencia en estos

espacios?, ¿por qué la violencia se intensifica en la desigualdad y la marginalidad? O quizás,

¿existe una sobredimensión de la condición de clase, respecto a la violencia, en el imaginario

social al negar el fenómeno de la violencia en esos espacios escolares? Este es un asunto

interesante para una posible indagación.

Por otro lado, a continuación se señalan algunos estudios que abordan las representaciones

sociales de la violencia con personas que tienen incidencia o contacto con jóvenes en la línea

de evaluación de políticas públicas de prevención de la violencia y la promoción de la

convivencia. Solano (2016), en su texto “Violencia juvenil una lectura desde las

representaciones sociales en actores sociales integrantes de la mesa de resiliencia de la ciudad

de Medellín”, señaló las representaciones sociales que tienen los actores sociales de la Mesa

de Resiliencia acerca de la violencia relacionada con los jóvenes. De igual manera, Ariza

(2013), con su investigación “Las representaciones sociales de la violencia en las relaciones

de pareja en Medellín en el siglo XXI”, buscó comprender las representaciones sociales de

las personas agredidas, agresoras y quienes las atienden, sobre la violencia en las relaciones

de pareja, en los contextos histórico, sociocultural, político y económico de Medellín;

mientras se abordó la violencia como un problema de salud pública.

En resumen, el acercamiento al concepto de violencia en relación con los jóvenes es una

preocupación social más que evidente, que está encabezada por las instituciones tradicionales
18

como la escuela. Estos estudios planteados a partir de un enfoque educativo y psicológico, al

olvidar, desde las investigaciones, las representaciones sociales en las que dejan por fuera el

análisis de contenidos con los cuales los estudiantes interactúan.

Cabe subrayar la mirada investigativa a la violencia en contextos de desigualdad y

marginalidad de algunos sectores sociales, al partir de la caracterización poblacional que

relacionan con la violencia. Otro elemento de interés es que en las investigaciones se

menciona los medios de comunicación en la construcción de las representaciones que

construyen los jóvenes, sin ser el tema de indagación; al abordar la dimensión cultural del

fenómeno de violencia.

1.2 Medios de comunicación tradicionales y violencia; caso colombiano

En este grupo se encontraron indagaciones que se enfocan en los medios de comunicación,

la prensa y la televisión, al identificar, analizar y cuestionar la función e incidencia en la

sociedad. Al respecto, cada herramienta comunicativa ha producido y construido ideas,

imaginarios y creencias en relación con la violencia. Esos procesos comunicativos empiezan

a ser cuestionados ante la percepción generalizada de prácticas de violencia. De igual manera,

los medios de comunicación tradicionales (radio, televisión y prensa) y los desarrollados en

las nuevas TIC (internet, redes sociales) son indagados ante el surgimiento de fenómenos

sociales asociados con ellos en relación con la violencia.

Este fenómeno, como un reto epistemológico en comunicación, ha sido abordado desde el

proceso de recepción del mensaje y la apropiación de contenidos mediáticos de violencia, al

cuestionar cuál es el rol que ocupan los medios en las violencias y qué rol tienen estas en los

medios ante una evidente presencia en la vida cotidiana (Hernández, 2013). La

problematización de la espectacularización de la violencia y de la muerte en los medios

ocasionan la normalización de la violencia desde una indiferencia moral. Este es un tema que
19

debe ser abordado desde la razón sensible al relacionarlo con lo ontológico, hermenéutico y

fenomenológico.

Al respecto, Hernández (2013) propuso hablar de las representaciones de la violencia y de

la necesidad de comprender las interpretaciones de las audiencias sobre la violencia

cotidiana, una microsociológica del consumo mediático de violencia a partir del análisis del

relato y la narrativa. Es decir, la violencia reclama una validez de interpretación en términos

simbólicos, desde las representaciones mediáticas hasta su construcción en el imaginario

colectivo. De igual forma, buscó determinar si los ciudadanos han terminado por naturalizar y

legitimar la violencia, al afirmar que la teoría de la violencia está estrechamente vinculada

con la economía política. Es por esto por lo que es necesario, en las investigaciones sobre la

violencia, realizar la contextualización de este concepto, identificar la mediación de esta y

analizar el sujeto receptor, a partir de sus condiciones culturales.

Por otra parte, se ha establecido que el entorno es determinante en el fenómeno de la

violencia, en donde la invisibilidad de los tipos de esta contribuye a la generación de una

violencia directa (Galtung). Además, la violencia simbólica (Bourdieu) logra naturalizar o

interioriza relaciones de poder y determina los limites dentro de los cuales es posible percibir

y pensar. El poder simbólico se ejerce con la complicidad de quienes la padecen, pues tiene

mayor impacto al actuar a nivel inconsciente y subliminal; al difundirse a través de las

expresiones culturales que transitan en los medios de comunicación, se incorporan al lenguaje

cotidiano, mientras mantiene la discriminación y los roles sociales estereotipados, debido a

que “Todos los mensajes van configurando la mentalidad de las nuevas generaciones quienes,

debido a su inmadurez, tienen limitada capacidad crítica y carecen de su sensibilidad

necesaria para hacerle frente” (Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 2014, p.45).

En el caso colombiano, acerca de los imaginarios y las representaciones sociales de la

violencia, en medio de una historia de conflictos políticos y armados intensos, los medios de
20

comunicación han jugado un papel muy importante, como lo mostró el trabajo interpretativo

de las representaciones mediáticas de Lobato y Hurtado (2009), “Representaciones e

imaginarios sobre la violencia colombiana en la prensa nacional (1990-2004)”. En dicho

estudio se realizó un análisis de prensa en el que se identificaron los imaginarios de la

sociedad colombiana; con la observación de los contendidos de la prensa nacional, habló de

la forma en que fueron abordados los acontecimientos y los hechos nacionales en relación

con la violencia. Al respecto, afirmó:

Los columnistas y editorialistas, además de hacer un cubrimiento del conflicto armado

colombiano, fueron partícipes de un proceso de construcción y deconstrucción de

imaginarios y representaciones sobre los grupos directamente implicados en el

conflicto como guerrilleros, narcotraficantes, paramilitares y el propio Estado, de

quienes asumían una lectura o una posición frente al conflicto y sobre quienes recaían

los destinos del país. (p. 301)

Este estudio es de gran relevancia, pues aporta en el conocimiento de las representaciones

y los imaginarios que están vinculados con la violencia en el país, en relación con la

producción de contenido en la prensa nacional, y lo que el consumo de este ha generado en

Colombia, al identificar unos tipos de imaginarios de la sociedad.

Entre dichos supuestos, los que se pudieron encontrar son el institucionalismo ingenuo o

simplista, en el que se cree que el país tiene estabilidad política y social, y que el problema

proviene de fuerzas exógenas o malignas. El tipo biologicista, en el que se piensa que los

colombianos tienen genes violentos que predisponen el uso de la fuerza física para resolver

sus diferencias personales y políticas. El tipo religioso, en el que se cree que la violencia es

un castigo divino, “ese es el precio por los hombres haber olvidado a Dios”. En consonancia

con lo religioso, el problema que señaló fue entregar la educación a maestros izquierdistas

que subvierten el orden tradicional y moral. Por último, la idea que Colombia es una potencia
21

malograda por causa del movimiento revolucionario y los grupos armados, mientras se elude

la responsabilidad de los gobernantes en los problemas estructurales (Lobato y Hurtado,

2009).

De este modo, algunas conclusiones de dicho estudio son: la prensa dio lugar a la

invisibilización de los actores, a los señalamientos y a la estigmatización, además, no hubo

lugar a la divergencia. En este sentido, las prácticas de invisibilización se dieron con el

paramilitarismo y el narcotráfico; el primero, al verlo como un mal menor, y el segundo, al

ver a los narcotraficantes como nuevos y exitosos empresarios. De igual manera, la

estigmatización y el señalamiento se dieron con los periodistas, los sindicalistas y los

defensores sociales que fueron asociados con las guerrillas. Asimismo, llamó reduccionista al

tratamiento de la violencia, al colocar los conflictos de origen político como el responsable de

los mayores muertos en Colombia, al olvidar que la violencia común genera tres veces más

muertos que la violencia política. Esto llevó al ciudadano a pensar que gracias a la

desaparición de los grupos armados, el fenómeno de la violencia quedaría reducido;

imaginarios que no son ajenos a los jóvenes, puesto que hacen parte del entramado cultural de

la sociedad colombiana (Lobato y Hurtado, 2009).

Como parte de los estudios que se interesan por la creación y la difusión de contenido con

relación a la violencia en el país, la investigación “Comunicación política y conflicto armado:

agencias y complicidades mediáticas con el paramilitarismo” de Manrique (2016) abordó el

fenómeno paramilitar en los medios de comunicación, al centrarse en dos medios: el internet

y la televisión; con esto identificó las representaciones del fenómeno del paramilitarismo, un

actor clave de la violencia en Colombia.

De esta forma, Manrique (2016) encontró que, en relación con el paramilitarismo, existe

una complicidad entre los órganos de control y los monopolios mediáticos nacionales, ya sea

por omisión o por acción del poder político y la opinión pública. Las representaciones del
22

paramilitarismo, en tanto discursos y mensajes producidos, visibilizan las complicidades

mediáticas en televisión, a través de la serie Tres Caínes (2013) y la transmisión del día en

que los paramilitares visitaron el Congreso.

Como un análisis de medios, el autor afirmó que la historia del paramilitarismo, y también

la del ciberparamilitarismo, es una narración que, como muchas otras narraciones, constituye

los marcos de referencia para consolidar los imaginarios colectivos, basados en hechos de la

vida real y al utilizar todas las posibilidades que ofrece la tecnología como insumos para la

guerra. El autor nombró ejemplos, como la narrativa interactiva del videojuego conocido

como AUC (2002, Colombia), que invita a los jugadores a defender un pequeño poblado,

llamado Aguas Blancas, de una toma guerrillera; este es usado como estrategia de guerra para

promover sus ideales políticos.

De igual forma, la canción de los hermanos Zuleta, en la cual tras disparos gritan “viva la

tierra paramilitar” (esta se puede escuchar en YouTube), muestra a dichas figuras públicas

como simpatizantes del grupo armado (Manrique, 2016). Como estrategia de guerra, es claro

el alto contenido de violencia simbólica que transita en las narrativas del grupo armado y las

justificaciones de las acciones violentas. Además, este trabajo investigativo expuso

significativamente, en sus 375 páginas, representaciones e imaginarios que se auspician en

los medios de comunicación de uno de los actores del conflicto armado y violento de

Colombia; en donde el ciberespacio mantiene la conexión con medios tradicionales y

sobredimensiona la potencialidad de las herramientas tecnológicas para la creación, la

difusión y la apropiación de contenidos violentos directos e indirectos.

Los dos análisis resaltaron la complicidad mediática con el paramilitarismo y su

contenido, el cual justifica el accionar violento con el que busca adeptos y simpatizantes, al

preparar ideológicamente a la sociedad como insumo de la violencia política que vive el país;

el llamado a las armas y a la toma de justicia por sus manos es minimizado desde los medios
23

de comunicación. Al respecto, Manrique (2016) habló de ensalzar al victimario, en donde se

le da protagonismo y se aprueban sus acciones, ya sea mediante la justificación o el premio.

Estos trabajos de indagación sobre los medios tradicionales proporcionan elementos de

gran importancia en torno a las representaciones mediadas que formulan imaginarios y

representaciones, que las audiencias interpretan, sobre la violencia en Colombia, además, son

un aporte significativo para observar de forma critica el fenómeno de la violencia en relación

con los jóvenes. En este sentido, Duque Linares (2007), en su trabajo de maestría de la

Universidad Distrital titulado “Las representaciones sociales de la violencia en un grupo de

jóvenes del colegio José Martí IED, a través del análisis crítico del discurso del capítulo # 9

de la narcotelenovela ‘Sin tetas sí hay paraíso’”, analizó las posibles relaciones entre las

representaciones sociales de violencia emitidas en la narcotelenovela Sin tetas sí hay paraíso

y las que se presentan en un grupo de estudiantes del IED José Martí. Desde el análisis crítico

del discurso cabe citar algunas conclusiones relevantes de esta investigación:

[…] las emociones suscitadas por la ficción son de reproducir los comportamientos

violentos bajo la premisa de “ojo por ojo y diente por diente”; […] los estudiantes

creen más en el aplicar “justicia” por mano propia a aquellos que les hagan daño, lo

cual pone en entredicho la intervención del Estado, […] Con relación a la idea

colectiva de que vale la pena ser malo, se puede evidenciar que el narcotráfico y la

guerra por el poder ha dejado una gran huella y marca ideológica en el contexto social

de estos jóvenes, en la medida que el fenómeno social, sigue la lógica de la riqueza

desmedida y la excentricidad, del fin por encima de cualquier medio y de la lucha

como sinónimo de terror, barbarie y perversión, donde la violencia es la gran

protagonista. (Duque, 2017, p. 101)

Lo anterior implica que, adicional a los pensamientos que tienen, el contenido de la

narcotelenovela refuerza y afirma sus convicciones. Estas ideas de los jóvenes son infundidas
24

por el contexto en el que viven y los imaginarios que adquieren de acuerdo con la situación

de violencia y pobreza en la cual han crecido.

Estas tres investigaciones de observación de medios sobre las representaciones sociales de

la violencia, en el caso colombiano, son importantes al establecer la complicidad mediática,

de quienes producen contenidos, con el narcotráfico y los grupos de autodefensa, que llevan a

justificar el accionar armado y violento. Al tocar un problema que es de carácter estructural

que incide en la construcción cultural de la sociedad colombiana, mientras se cuestiona el

papel que tienen los medios de comunicación masiva en la sociedad, puesto que el consumo

de estos contenidos incide en la construcción cultural de la población. Partiendo de lo

expuesto en estos trabajos, los interrogantes que surgen son: ¿cómo es el estado actual de las

representaciones sociales que se construyen en relación con la violencia, en el contexto de las

nuevas TIC (internet y redes sociales)? ¿Se mantienen, evolucionan o se transforman? Dichas

cuestiones son de gran interés en esta investigación.

1.3 Ciberespacio y violencia

Se empieza a observar cómo los fenómenos alrededor de la violencia mutan acorde a las

dinámicas de las nuevas TIC. Al respecto, el internet plantea diversas categorías de análisis

que hacen parte del estudio del ciberespacio, ampliado el mundo de la indagación en relación

con la violencia. En este sentido es evidente que en los últimos años la observación del

espacio virtual ha incrementado; esto surge a partir de las diversas herramientas de

comunicación e información en la red que han permitido un espacio con gran diversidad de

contenidos multimedia con impacto en la sociedad, al surgir un espacio virtual catalogado

como ciberespacio. Este ofrece plataformas de interacción social a las jóvenes, como

Facebook, buscadores de información, YouTube, WhatsApp, Instagram, Twitter, juegos en

línea, entre otros.


25

De esta forma, el ciberespacio como lugar de indagación se ha identificado como un

escenario de violencia, a pesar de sus importantes e interesantes cualidades comunicativas,

sus tipos de interacción son utilizados para intimidar y victimizar, especialmente a los

sectores más vulnerables. Lo anterior lo aseguraron Trujano, Dorantes y Tovilla (2008) en su

investigación “Violencia en internet: nuevas víctimas, nuevos retos”, en la que abordaron la

violencia como un fenómeno sociocultural que ha hecho presencia en la red, al surgir la red

de la violencia, la cual ha transformado las representaciones y las manifestaciones de la

violencia.

Este trabajo, de forma descriptiva, dividió en cuatro sectores la incursión de la violencia:

primero, el sector político en el que, más allá de la intención de informar, surge la de

controlar y manipular masivamente, en donde se intensifica la violencia política y los

levantamientos armados. Segundo, el sector social, en la cual se promociona el racismo, la

xenofobia, el terrorismo cibernético y el secuestro en línea, en donde se ignoran y violentan

las cuestiones de género, etnia, inclinación sexual, religión y estatus social; además, existe

una brecha digital en términos de acceso. Tercero, el sector económico, con fraudes virtuales

y el hacktivismo.

Por último, el sector personal, el cual hace parte de una violencia cibernética que invita al

suicidio, a la bulimia, a la anorexia, a al asesinato, a la trata de personas, a la violencia física,

al acoso sexual y da acceso a la pornografía infantil. Como ejemplo, en Facebook, un tipo de

violencia de gran preocupación en el ciberespacio es la inseguridad a la que están expuestos

los niños, las niñas y los jóvenes ante la suplantación de identidad y el anonimato, lo que

posibilita el grooming, que es cuando un adulto, con intensión de acoso y abuso sexual, crea

un perfil falso para acechar y violentar a una víctima menor de edad (Ardila, Marín y Pardo,

2014).
26

Por su parte, para Pedraza, Betancur y Varón (2011), en su texto “Ciberviolencia: nuevas

formas de concebir la violencia en el Ciberespacio”, la violencia cambia con herramientas y

métodos que permiten que sea más efectiva, a través de los contenidos y las interacciones que

la hacen visible; puesto que los cibernautas utilizan aplicaciones, artefactos y espacios para

agredir. Esta es una forma exponencial de violentar al otro desde el ciberespacio, en donde

surgen los ciberagresores. Debido a que, a través de la Web 2.0, existe una mayor producción

de contenido de texto, imágenes, videos, vínculos, animaciones, etc., que son utilizados por el

medio de interacciones gestionadas por las redes sociales, blogs, foros, wikis, correos

electrónicos y los medios de comunicación tradicionales, redimensionados y reconfigurados.

Además, se encuentran contenidos caracterizados por lo trivial, tonto, extraño, escandaloso,

ofensivo, violento y mentiroso.

De acuerdo con Pedraza et al. (2011), en el ciberespacio se pueden identificar unos tipos

de violencia: la primera, una violencia directa desde una relación simbiótica, de la violencia

del mundo físico a la violencia del mundo virtual. La segunda, la violencia verbal con el

matoneo o el ciberbullying. La tercera, al citar a Galtung, una violencia cultural como un

ataque contra los rasgos culturales y la identidad colectiva de una comunidad. La cuarta, una

violencia estructural, al referenciar a Galtung, como la suma total de todos los choques

incrustados en las estructuras sociales y mundiales que generan situaciones de desigualdad

social, explotación, discriminación y marginación; la violencia que tiene un fin lucrativo

como las industrias pornográficas, la trata de personas y la carrera armamentista.

Por otro lado, se destaca que la violencia escolar se mantiene como el elemento de mayor

indagación, pero en el ciberespacio, en donde se encuentran, de gran relevancia investigativa,

la ciberviolencia, el ciberacoso o el ciberbullying. Como una preocupación social en donde

niñas, niños y jóvenes en formación están involucrados, el estudio “Prevención del acoso

escolar. Bullying y ciberbullying” identificó los tipos de acoso escolar, las conductas de la
27

víctima y el victimario, y la prevención de este por el Instituto Interamericano de Derechos

Humanos (2014); otro estudio al respecto es el realizado por Blanco, De Caso, y Navas

(2012), “Violencia escolar: ciberbullying en redes sociales”. Por la misma línea, la

investigación de Ardila et al. (2014), “Ciberbullying y Facebook: realidad en la virtualidad”,

abordó las causas, las consecuencias y la exploración de mecanismos de prevención; mientras

que Martínez y Moreno (2017), con “Dependencia de las redes sociales virtuales y violencia

escolar en adolescentes”, estudiaron la relación de la dependencia de las redes sociales con la

violencia escolar entre iguales; entre otros estudios.

De esta forma, en busca de modelos, estrategias, métodos y técnicas de cómo enfrentar el

acoso escolar y el ciberbullying, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (2014)

identificó algunas características del acoso cibernético que tienen afectaciones psicosociales:

1. La indefensión de la víctima, 2. La intencionalidad del victimario, 3. La repetitividad de las

agresiones, 4. La continuidad, 5. El desequilibrio de fuerzas y el aumento del poder del

agresor, y 6. El desarrollo de conductas como el envío de mensajes amenazantes, la

suplantación de identidad, la publicación de fotos o comentarios insultantes o despectivos, la

publicación de información personal, la creación de contenido web comprometedor, el envío

de virus, las suscripciones a listas de pornografía, la saturación de correo, los insultos

electrónicos, el hostigamiento, la degradación y la ciberpersecusión (Instituto Interamericano

de Derechos Humanos, 2014). En consonancia, entre los procedimientos de agresión en otro

estudio se identificaron el hacking (acceso ilegal a sistemas de información con el fin de

alterar datos personales), el robo de identidad, la vigilancia (acecho y control), los

ciberacosos (ciberacecho, ciberstaling, ciberbullyin) o spamming, el reclutamiento (captar

víctimas potenciales) y la distribución maliciosa (Crosas y Medina, 2019).

Además, como elemento de gran importancia para esta investigación, identificaron que los

medios de comunicación “pueden ejercer una influencia muy poderosa en diferentes aspectos
28

del desarrollo de la personalidad, tales como en el establecimiento de actitudes y valores, la

formación del carácter y el comportamiento” (Instituto Interamericano de Derechos

Humanos, 2014, p. 91). En el caso de las TIC, la realidad virtual maneja una comunicación

subliminal, lo que quiere decir que afecta el pensamiento, la sensibilidad, y la conducta, a

través del inconsciente, lo que puede controlar las motivaciones, los sistemas de valores y la

visión de mundo y de uno mismo (Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 2014).

Por otra parte, según Martínez y Moreno (2017), al citar a Castell (2001), dijeron que en la

sociedad actual todo está interconectado, en donde la realidad online y offline se

entremezclan para configurar una totalidad. Así afirmó que la evidencia empírica sugiere que

la adicción a internet se asocia con otros problemas de conducta, como la sintomatología

depresiva, la conducta antisocial, el trastorno de déficit de atención con hiperactividad, la

disminución del rendimiento académico, la violencia, el ciberbullying y la

cibervictimización. Estos autores establecieron unos indicadores de detención, como la

dedicación temporal excesiva, la pérdida de control y la tolerancia, los síntomas de

abstinencia como la ansiedad y la irritabilidad, y la interferencia con las actividades de la vida

cotidiana. Mientras que los factores que propician la dependencia en las redes sociales es la

facilidad de acceso, la inmediatez, la globalización, la comodidad de uso y el anonimato.

Como resultado del estudio, encontraron que los adolescentes con mayor dependencia a las

redes sociales virtuales obtuvieron las puntuaciones más elevadas en violencia manifiesta y

relacional.

De igual manera, entre los estudios encontrados sobre Facebook, cabe destacar los

hallazgos entorno a la desigualdad de género. En el trabajo de Hincapié et al. (2014), “La

representación de la violencia simbólica ejercida sobre el hombre y la mujer, en las páginas

SomeeCards en español y tarjetas sarcásticas de Facebook, durante mayo y junio del 2014”,

se buscaba visibilizar y reconocer la violencia simbólica entre sexos, expuesta en el contenido


29

de las publicaciones de las páginas Someecards en español y de las tarjetas sarcástica de

Facebook, al analizar la violencia implícita en donde intentan ridiculizar, a través del

discurso, a quienes de alguna forma quebrantan los estereotipos y los roles establecidos.

Como resultado, se encuentra al hombre como agente dominante y a la mujer como el

dominado; la cual es agredida de manera simbólica la mayor cantidad de veces. De este

modo, al analizar 70 tarjetas, encontraron que 37 atacan a la mujer y 7 a hombres. Las

mujeres son agredidas con ironías, metáforas y burlas directas. También tratan de ridiculizar

a los hombres con actitudes femeninas, por lo que se mantiene la idea del hombre dominante,

masculino, proveedor económico y sexual, que cuando intenta salirse del rol socialmente

establecido, es juzgado. Además, existe una defensa de los estereotipos, los roles y los

comportamientos impuestos social y culturalmente; estos son vigentes y significativos.

Por otra parte, en el documento titulado “#YoNoCompartoViolencia. La ciberviolencia

hacia las adolescentes en las redes sociales”, del Instituto Andaluz de la Mujer, afirmó que en

la ciberviolencia se ha identificado una forma desproporcionada de estrategias de violencia

contra las mujeres, al existir elementos sociales que influyen en este fenómeno: la presión

social que viven sobre sus cuerpos, las violencias simbólicas cotidianas, los estereotipos y las

creencias sexistas sobre la sexualidad que las culpabiliza de lo que ocurre en su intimidad y la

normalización del control en sus relaciones. Lo anterior se intensifica en los medios de

socialización con los audiovisuales, los programas de televisión, las series, los videos, la

música, la moda y la publicidad; al ser víctimas de ciberacoso sexista, ciberacoso sexual,

cibercontrol y reclutamiento pornográfico (Instituto Andaluz de la Mujer. Consejería de

igualdad y políticas sociales, 2018).

De esta forma, la ciberviolencia en la red ha establecido unas estrategias para ejercer

violencia hacia la mujer, esta se intensifica cuando una mujer se identifica como feminista,

pues es acosada online por ese motivo, porque se implementa la violencia como mecanismo
30

de coacción en contra del feminismo. Las mujeres enfrentan el desprecio o el desacuerdo en

línea, acompañado de una violencia sexual disfrazada por el sarcasmo y el humor, como

herramientas para convertir el acto violento en algo socialmente aceptable. Esto mostró el

estudio sobre el caso de la youtuber Laci Green, “Ciberviolencia en la red. Nuevas formas de

retórica disciplinaria en contra del feminismo” de Crosas y Medina (2019), en el cual se

identificaron estrategias como el insulto, el sarcasmo, la imposición, el deseo de dañar, la

objetivación sexual, la criminalización y difamación, y la amenaza a nivel general y sexual,

como mecanismos de silenciamiento a la mujer feminista al privarla de su participación en el

ámbito público y al confinarla en el doméstico.

Por otro lado, Donosos, Rubio y Vilá (2017), en la investigación “Los espectadores y

espectadoras de la ciberviolencia de género”, observaron el papel que tienen los jóvenes

cuando son observadores de la ciberviolencia de género e identificaron las características que

pueden aumentar la probabilidad de actuar con complicidad con el agresor y cuáles de actuar

en ayuda a la víctima. Al respecto, afirmó:

Para reducir las ciberagresiones, no necesariamente tenemos que cambiar a las

víctimas y hacerlas “menos vulnerables” […] el comportamiento de los agresores es

difícil cambiarlo si no alteramos otros elementos del contexto. Con frecuencia los

agresores reciben una retroalimentación positiva de sus acciones o recompensas, del

tipo prestigio social o estatus entre los pares […] el comportamiento de los

espectadores importa […]. Además, se ha demostrado que en las aulas donde reforzar

al agresor es un comportamiento normativo (es decir, típico de muchos niños), la

probabilidad de intimidar a otros es superior. (p. 110)

El estudio afirmó que las representaciones sociales que muestran los adolescentes no están

exentas de estereotipos de género, al mantener un modelo de patrones sexistas en donde las

mujeres utilizan estrategias para verse más atractivas y los hombres se vean más machos.
31

Además, la investigación estableció unos roles a los espectadores del ciberacoso, como

cómplices del agresor y como defensores:

1. Como agentes cómplices

• Asistentes: se unen de forma activa al agresor.

• Reforzadores: proporcionan retroalimentación positiva a los agresores.

• Pasivos: se retiran de las situaciones de acoso.

2. Como defensores de la víctima: toman partido por las víctimas, al reconfortarlas y

apoyarlas.

En sus resultados encontraron que dos de cada diez personas son víctimas; el 90 %

manifestó que existe más violencia online que offline y el 85 % señaló que existe impunidad

ante la ciberviolencia. De igual manera, manifestaron que a más edad, mayor complicidad

con el agresor. Por otro lado, se encontró que quienes más ayudan a la víctima son mujeres,

con el 67 %, porque se identifican con alguna característica en común; mientras que el

hombre, con el 69 %, hace parte de la complicidad con el agresor. Al final, el estudio afirmó

que “El impacto de la ciberviolencia se va perpetuando en un bucle. Quien la ha sufrido se

convierten a su vez, si no en agresor, si en cómplice del agresor” (Donosos et al., 2017, p.

117).

De esta manera, los estudios y las investigaciones encontrados en el desarrollo del estado

del arte, en torno a las representaciones sociales sobre la violencia que construyen los jóvenes

a partir de las interacciones con contenidos violentos, establecieron un panorama general

sobre el conocimiento del fenómeno de la violencia, que es mirado con preocupación por

diferentes actores como se pudo observar en la variedad de estudios presentados de

representantes gubernamentales, organizaciones internacionales, académicos y periodistas.

Por otro lado, desde la academia, el campo de las representaciones sociales aborda

fenómenos sociales, como la violencia, al existir preocupación investigativa en torno a los


32

imaginarios, los significados, las experiencias, las identidades, las creencias, los sentidos, los

discursos, las narrativas, los relatos y los conocimientos, en relación con la construcción

sociocultural de niños, niñas y jóvenes en los espacios escolares y comunitarios.

Esta variedad de estudios ha tomado la escuela, los medios de comunicación y el

ciberespacio como lugares a estudiar de forma separada. Así, aportaron para identificar que la

forma más adecuada de abordar la violencia, de manera global y al tener en cuenta la realidad

de la escuela, es desde la conceptualización de violencia estructural de Galtung, puesto que

este concepto tiene relación con las condiciones sociales de vida, en donde los medios de

comunicación han tenido gran relevancia ante la transmisión de ideas y de construcciones de

representaciones sociales.

De igual manera, la incursión al ciberespacio ha demostrado que la violencia es un

fenómeno que utiliza las formas más eficientes para desarrollarse, debido a que es un

fenómeno social que se dinamiza a través de las interacciones sociales. En este es necesario

observar el contexto histórico de violencia, por esto es ineludible mirarlo desde una apuesta

de paz; esto quiere decir que es menester comprender la violencia estructural como la

privación de los derechos fundamentales que disminuyen el nivel de satisfacción de las

necesidades básicas (Galtung, 2016).

Los estudios sobre el fenómeno de la violencia son amplios ante su importancia e impacto

social. La escuela es un lugar de gran interés investigativo, sin embargo dichos análisis se han

centrado, en su mayoría, en tipificar y señalar las conductas hostiles y agresivas, y las

relaciones de poder en la escuela, mientras dejan de lado el contexto social de los estudiantes

y su interacción con las nuevas TIC. Por otro lado, existen estudios centrados en el

ciberespacio que se enfocan en el contenido que transita por la red y que pasan por alto la

interacción social de los sujetos en el espacio físico y cotidiano. Además, las investigaciones

sobre las representaciones sociales fueron abordadas al analizar la prensa y los medios de
33

comunicación que son centralizados y hegemónicos, como actores emisores de contenidos.

No obstante, es necesario mirar cómo los sujetos son los productores y difusores de

representaciones sociales sobre la violencia con las nuevas TIC como individuos productores

de sentido. Para finalizar, desde una apuesta teórica y metodológica, se busca realizar la

observación de tres espacios en los cuales los estudiantes tienen prácticas sociales

diferenciadas, como son el aula de clase, la vida escolar y el ciberespacio, de manera que

puedan dar mayor conocimiento del contexto social en donde los jóvenes construyen las

representaciones sociales sobre la violencia.


34

2 Capítulo 2. Apuesta teórica y metodológica

2.1 Marco teórico

Con el objetivo de analizar las representaciones que los jóvenes construyen sobre la

violencia, a partir de la interacción de contenidos en el marco de la Maestría en Educación

para la Paz; el enfoque teórico transita por el concepto de violencia según un enfoque de paz,

al entender la violencia estructural, desde la teoría de Johan Galtung, en el contexto

colombiano. Seguido por el concepto de representación social, al relacionar a este con el

campo de la comunicación, con el fin de comprender las prácticas discursivas y simbólicas en

el contenido multimedia que circula entre los jóvenes en las diferentes TIC. Ante esto se

aborda el desarrollo teórico alrededor de la cultura digital (cibercultura, sociedad red). Todo

lo anterior como referente en la observación de jóvenes, que se encamina a realizar en la

comunidad educativa.

2.2 Violencia estructural

El enfoque teórico sobre la violencia, en esta investigación, está estrechamente vinculado

con lo planteado por el teórico Galtung, sociólogo y matemático noruego. En cuanto a la

violencia, esta es vista como la privación de los derechos fundamentales que disminuyen el

nivel real de satisfacción de las necesidades básicas, de esta forma Galtung (2016) lo

relacionó con lo que llamó el triángulo de la violencia, que consiste en tres tipos de violencia:

la violencia directa, la violencia cultural y la violencia estructural; los cuales desarrolló de

forma ejemplificada y clara en su artículo traducido al español “La violencia: cultural,

estructural y directa”.

De esta forma, es de importancia el concepto de violencia estructural, vista por Galtung

(2016) como la que deja marcas en el cuerpo, la mente y el espíritu. Esta es una violencia

generada por la explotación, la cual va de la mano de la represión, pues refuerza el aparato de


35

dominación del sistema político y económico que funciona al impedir la formación de la

conciencia y la movilización. La represión estructural funciona con el adoctrinamiento, que

es el aleccionamiento de élites creadoras de opinión; el ostracismo, que manipula la

percepción con una visión parcial y sesgada de lo que sucede al adormecer el reconocimiento

personal y el sentido de la dignidad, mientras evita la formación de la conciencia de clase; la

alienación, que es la utilización de factores externos, sociales, económicos o culturales para

desmotivar, limitar o condicionar la libertad personal y colectiva; y la desintegración del

tejido social, al evitar la cohesión y la posible movilización (Galtung, 2016).

Al tener en cuenta lo anterior, en el lugar del ahora y entre las nuevas tecnologías de la

información, el sistema dominante mantiene y transforma las estrategias de sometimiento que

tienen como consecuencia la exacerbación de un fenómeno como la violencia. Para Galtung,

la represión estructural, y su funcionamiento, legitima el acto de violencia, pues su actuación

emplea el utilitarismo moral, al pasar lo incorrecto a lo correcto, mientras presenta una

realidad difusa, de modo que no se puede percibir la realidad del acto o del hecho violento

como violencia. Además, aclaró que la violencia directa es un suceso, la violencia estructural

es un proceso con sus altibajos, y la violencia cultural es inalterable, dada la lentitud con la

que se producen las transformaciones culturales (Galtung, 2016).

Por su parte, el concepto de violencia estructural está estrechamente ligado con el de

violencia cultural, porque los elementos culturales que transitan en una sociedad soportan o

mantienen la violencia estructural y se manifiestan en una violencia directa. En este aspecto

cabe destacar el análisis del catedrático Forero (2017), en su artículo “Aproximaciones al

conflicto armado en Colombia y sus implicaciones en la construcción de subjetividades: una

mirada histórica y psicosocial”, en el cual presentó una reflexión de tipo analítico sobre el

curso de la guerra en Colombia, en las últimas tres décadas, y sus implicaciones


36

psicosociales. Para ello, desarrolló los factores estructurales de la violencia en el país y las

implicaciones del conflicto armado en la producción de sujetos sociales.

Para Forero (2017), la violencia que actualmente vive el país, que tiene un carácter

estructural de tipo político y social, se reproduce con constancia al incidir sobre el conjunto

de la sociedad, además, es parte del sostenimiento del statu quo. De igual manera, esta ha

desarrollado una guerra psicológica, usada como estrategia de opresión por parte de los

sectores dominantes, lo que conlleva, de manera significativa, a la construcción de los sujetos

y de las subjetividades sociales y políticos, en la cual tienen que ver de forma directa los

medios de comunicación. Según el autor, las técnicas de afectación mental instalan lógicas de

guerra para naturalizarla, y crean una justificación moral de actos atroces y la

desproblematización absoluta.

Asimismo, Forero (2017) aclaró que algunos culturólogos caen en la noción errónea que la

violencia viene de la naturaleza, al negar los factores sociales, políticos, económicos y

culturales, en periodos específicos del proceso histórico como nación. Para desarrollar esta

idea, el autor relacionó seis variables en el caso colombiano en relación con la violencia:

La estructura agraria, un desarrollo del capitalismo de manera desigual (geográfica y

económicamente); los intereses de las clases dominantes como intereses nacionales; la

carencia de un proyecto de nación; una alianza con el capital imperialista y los altos

niveles de explotación económica; la exclusión política; y la desigualdad social. Lo

anterior lleva a afirmar que el conflicto armado en Colombia es, además, un conflicto

social, político y económico, cuya forma armada es solo la expresión de tales

tensiones y contradicciones; en consecuencia, pensar en superar la violencia implica

resolver los factores estructurales que la reproducen y la degradan cada vez más. (p.

11)
37

Al considerar que las clases en el poder del Estado han desarrollado sistemáticamente una

política de represión y de vulneración de derechos fundamentales, libertades políticas,

sociales y económicos a la población; al concebir los derechos como una mercancía y al

desentenderse de la responsabilidad política. Puesto que existe un proyecto político

autoritario y fascista que tiene implicaciones en la construcción de subjetividades sociales y

políticas en un contexto de violencia, en donde se construyen subjetividades que se

reproducen, profundizan y prolongan en ciclos de violencia sociopolítica, a partir de unas

estrategias de dominación en la que se implementa una guerra psicológica, como aquellas

acciones generadoras de miedo y de terror generalizado. Estas parten de la frustración social

y la desesperanza popular, producto de la guerra, que desde sentimientos de angustia e

inseguridad ponen en situación de vulnerabilidad y fragilidad ideoafectiva a la población, en

donde el miedo es la base de aceptación del proyecto político autoritario. Lo anterior, actúa

como un proceso de construcción de sentido y significado de las personas, lo que explica la

razón por la cual las personas de extrema pobreza y las víctimas de la guerra política apoyan

y defienden el proyecto político que no mejora sus condiciones de vida.

En esta línea, Forero (2017) consideró que la guerra psicológica ha construido, en el

imaginario, una cultura política que está entre lo ilegal y legal, en donde las lógicas culturales

paramilitares pueden convivir con políticas como la cultura ciudadana; dichas lógicas están

ligadas a la obediencia y a la tolerancia, puesto que, a través de lo simbólico, tienen la

intencionalidad de producir y afianzar imaginarios sociales, en donde las subjetividades se

forman como consecuencia de las acciones violentas y la imposición del orden desde el

ejercicio desmedido de la violencia para producir miedo. Esta cultura política, la cual

mencionó Forero (2017), tiene incidencia en la construcción de las subjetividades de los

jóvenes en Colombia, en las que lo político está estrechamente ligado a las prácticas sociales

que intensifican el fenómeno de la violencia en la sociedad colombiana.


38

De manera puntual, el autor expuso acerca de la colonización de la subjetividad, por el

sistema imperante, en un contexto de crisis institucional que pierden espacio. Puesto que la

cuestión es el control de los modelos culturales, en donde se juega la identidad personal y el

sentido de la vida.

Este control cultural, que trabajó Forero (2017) en relación con la construcción de

identidad en los jóvenes, es de gran interés observar, debido a que, como dijo Zarzuri (2008),

las representaciones mediáticas han construido un imaginario de los jóvenes, como “jóvenes

violentos”, a través de la estigmatización y la naturalización de la violencia juvenil. Los

medios de comunicación, ante las manifestaciones de violencia, han mantenido un discurso

negativo y estigmatizado, al llevar a la demonización de ciertas prácticas juveniles que

conducen al destierro para un grupo significativo de jóvenes, al sentirse extraños,

menospreciados y profundamente desacreditados. En este sentido, los medios identifican a

los jóvenes como fuente de peligro y de riesgo para el orden social, con rótulos como

violentos, delincuentes, drogadictos, entre otros, con los que intentan explicar hechos

delictivos, a partir de la adscripción a cierta estética relacionada con algunas tribus urbanas y

expresiones políticas.

En este sentido Zarzuri (2008) referenció a Jeffey Juris para hablar de la violencia

performativa; esta como una táctica de acción directa, al representar rituales simbólicos que

se manifiestan como un mecanismo de comunicación y de expresividad cultural, a partir de

los cuales los participantes intentan una transformación social mediante la confrontación de

tipo simbólico. Lo anterior al entender los actos performativos como una clase de poder,

como actos de reivindicación y resistencia en el marco de las movilizaciones sociales y

políticas de los jóvenes. Por otro lado, al tomar la violencia como una forma de acceso a los

medios de comunicación, como una forma de visibilidad.


39

No obstante, los medios de comunicación no contribuyen a comprender las

manifestaciones de violencia de los jóvenes, sino que contribuyen a la expansión de la

violencia, sin límites visibles y manejables, lo que lleva a respuestas tradicionales represivas

que agravan el problema. Además, toman la violencia como un poderoso icono simbólico que

es utilizado para ganar audiencia y vender; en donde las imágenes de violencia, desde un

ejercicio de reinterpretación, muestran una violencia sin sentido, que descontextualiza los

performances violentos y los inserta en ciertas narrativas hegemónicas que marginalizan a los

jóvenes; los medios tienen unos filtros ideológicos al servicio de la hegemonía. De igual

manera, la demanda de hechos violentos y espectaculares generan un círculo vicioso de

representación de la violencia. Acompañado de una visibilización de la violencia, que genera

un proceso de objetivación del miedo en la sociedad, lo que ocasiona pánico moral, en un

proceso de criminalización mediática a cierto tipo de jóvenes. Por último, este autor realizó

una crítica a la sociedad, en relación con la violencia juvenil:

Podemos decir que el mundo adulto tiene ciertas obsesiones con los jóvenes que

denotan una cierta miopía e hipocresía, ya que precisamente ellos (la sociedad) no son

capaces de darse cuenta que el problema no está tanto en los jóvenes, sino en la

sociedad que se ha construido. Por lo tanto, como lo señala Jesús Martín Barbero, los

jóvenes “están haciendo visible lo que desde hace tiempo se ha venido pudriendo en la

familia, en la escuela, en la política. (Zarzuri, 2008, p. 3)

Esta crítica sobre la sociedad que se ha construido, y que es ofrecida a los jóvenes, llama a

pensar la forma como se estructura una sociedad y cómo los medios de comunicación ayudan

a esa construcción, en fenómenos sociales como la violencia. Es por esto por lo que el

concepto de violencia estructural da la posibilidad de conocer el fenómeno de violencia en la

población objeto de observación.


40

2.3 Representación social

El concepto de representación social es un campo de investigación de las ciencias sociales,

desarrollado por la sociología y la psicología social, y por teóricos como Durkheim,

Moscovici, Bourdieu, entre otros.

De esta forma, la importancia teórica de las representaciones sociales, en relación con las

dinámicas comunicativas, es abordado por Rubira y Puebla (2017), quienes consideraron que

las representaciones sociales remiten el punto de unión entre las realidades discursivas y las

fácticas, entre la imaginación y la acción, entre el objeto y el sujeto, entre el saber y el hacer,

y entre el universo interior y el exterior. Por consiguiente, sirven como mapa para interpretar

el mundo e interactuar con los procesos comunicativos, puesto que su preocupación

epistémica central es la interacción entre los sujetos, los objetos de conocimiento, los

contextos y las acciones.

El desarrollo teórico, desde la escuela clásica psicosocial de Moscovici y Jodelet del

enfoque cualitativo, entiende que las representaciones sociales se evidencian en el lenguaje y

en las acciones sociales de grupos específicos; al tener en cuenta que los medios de

comunicación de masas y las instituciones son considerados los espacios de desarrollo de las

representaciones en la vida cotidiana. Al respecto, Jodelet (1986) definió la representación

social de la siguiente forma:

[…] una forma de conocimiento específico, el saber de sentido común, cuyos

contenidos manifiestan la operación de procesos generativos y funcionales

socialmente caracterizados […] una forma de pensamiento social [...] pensamiento

práctico orientados hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno

social, material e ideal. En tanto que tales, presentan características específicas a nivel

de organización de los contenidos, las operaciones mentales y la lógica. (p. 475)


41

Esta definición se centra en el conocimiento de sentido común como un pensamiento

social que se construye de la experiencia, la información, el conocimiento y los modelos de

pensamiento recibidos y transmitidos, a través de la tradición, la educación y la comunicación

social; al ser un conocimiento socialmente elaborado y compartido (Jodelet, 1986).

Desde una perspectiva gramsciana, el sentido común está relacionado con las

concepciones de mundo, que son sistemas de significados que conforman la cultura y son

producto de las situaciones históricas. Como es el caso de la civilización del mercado, que es

construida desde una proyección hegemónica de sentido común por el capitalismo, al ser un

paradigma de pensamiento con ideas dominantes que promocionan el interés de las elites

como el común. Esta concepción de mundo se mantiene con la aceptación incuestionada, por

parte de las masas, de las costumbres, la moral, las creencias y las reglas institucionalizadas.

Aunque, este sentido común no es una verdad universal, debido a que surgen manifestaciones

sociales con capacidad moral de cuestionar dicho sentido común de la época. Así, en la

civilización del mercado, las ideas de progreso y la naturalización de estructuras y prácticas

socioculturales justifican las dinámicas y las acciones de una sociedad (Guzmán, 2017).

Una de las características de la civilización del mercado es la implementación de la guerra

y la violencia como mecanismo de obtención de beneficios al maximizar las ganancias

económicas, por lo cual se justifican las acciones violentas desde un sistema de significados

hegemónicos que transiten por los medios. Actualmente, la transformación capitalista con las

nuevas tecnologías ofrece un sistema de significados cada vez más interactivo y diverso, que

de forma masiva construye un sentido común o un pensamiento social que apuesta por

mantener el statu quo. Lo anterior es interpelado y cuestionado por algunos sectores, sin

embargo, se mantiene una supremacía en el control y el dominio de los medios tecnológicos e

informativos.
42

Dicho asunto no es ajeno a los jóvenes por su contacto cotidiano con el contenido

multimedia, es por esto por lo que es pertinente indagar lo que Jodelet llamó un conocimiento

práctico “que pueda dar sentido a acontecimientos que terminan ser habituales, que evidencia

nuestra realidad consensual siendo una construcción social de nuestra realidad” (Jodelet,

1986, p. 474). Estos acontecimientos, que en el contexto colombiano, están ligados a la

violencia, que terminan siendo habituales y cotidianos en los jóvenes que evidencian las

prácticas de naturalización y de aceptación de la violencia ante la realidad conflictiva y

violenta del país.

Además, se entiende que la representación social “es una actividad mental que fija una

posición en relación con una situación, acontecimiento, objetivos y comunicaciones”

(Jodelet, 1986, p. 473), como una posición que se ha elaborado desde el contexto de

enunciación de los sujetos, que están guiadas a partir de las condiciones de clase, raza y

género. De esta forma, es valioso preguntarse cómo inciden los contenidos digitales en las

prácticas y en los comportamientos de los jóvenes y cuál es la posición que asumen los

jóvenes en relación con la violencia. Si se tiene en cuenta que los contenidos digitales

contienen una carga simbólica direccionada por un emisor o autor del contenido, y que estos

procesos tienen relación con las conductas de los sujetos al darle significado en la vida social;

surge el interrogante: ¿cuál es sentido común hegemónico que lleva a que la sociedad

colombiana esté inclinada a la violencia?

Al respecto, para Jodelet, un elemento importante en la construcción del pensamiento

social es el discurso; por lo que resaltó una categoría de sentido común que es “la palabra”

(Jodelet, 1986), debido a que el hombre clasifica a los individuos con una palabra. Esta

palabra ingresa en el lenguaje cotidiano hasta convertirse en una categoría de sentido común;

es instrumento para comprender al otro, para saber cómo conducirse ante él e, incluso, para

asignarle un lugar en la sociedad (Jodelet, 1986).


43

En consecuencia, para Jodelet (1986) existen cinco características fundamentales de las

representaciones: primero, siempre es la representación de un objeto; segundo, tiene un

carácter de imagen y la propiedad de poder intercambiar lo sensible, la idea, la percepción y

el concepto; tercero, posee un carácter simbólico y significante; cuarto, dispone de un

carácter constructivo, pues analiza las facetas del proceso de construcción de la realidad que

implica una actividad de construcción y de reconstrucción; y quinto, tiene un carácter

autónomo y creativo de elementos descriptivos y simbólicos, un simbolismo social.

De igual manera, Jodelet (1986) habló sobre las dimensiones trabajadas en la construcción

de una representación social, al manifestar que, en lo cognitivo, el sujeto construye su

representación a partir de su contexto, en la interacción social, y de su pertenencia, en donde

se elaboran las ideas, los valores y los modelos. Así, en los significantes, el sujeto es

productor de sentido, mientras que en su representación expresa el sentido que da a su

experiencia en el mundo social. En la práctica discursiva, el sujeto, a través de una situación

comunicativa, se sitúa en la sociedad; en cambio, en la práctica social el sujeto es un actor

social, produce una representación que refleja las normas institucionales derivadas de su

posición o de las ideologías relacionadas con el lugar social que ocupa. En juegos

relacionales intergrupales, determina la dinámica de la representación, “modifica las

representaciones que los miembros tiene de sí mismo, de su grupo, de los otros grupos y de

sus miembros” (Jodelet, 1986, p. 472), y el sujeto es portador de determinaciones sociales, en

las cuales la representación social es la reproducción de los esquemas del pensamiento

socialmente establecido por visiones estructuradas e ideologías dominantes.

Por último, Jodelet dijo que un mismo hecho puede ser situado y analizado dentro de dos

marcos de referencia, a su vez articulados a una percepción ideológica. De esta manera, ante

una contextualización histórica de tipo político o sociológico, cambia su significado y la

gravedad, y produce diferentes reacciones. Ahora, en relación con los contenidos de los
44

medios, afirmó que la representación que transmiten los medios de comunicación social

modifica la respuesta del público, según sus expectativas y deseos, en donde los sujetos

comprenden e interpretan de manera diferente en una situación (Jodelet, 1986). Esta situación

se puede evidenciar en un hecho de violencia que está sujeto a un marco de interpretación y

está dirigido por los medios de comunicación y el desarrollo de las nuevas TIC.

Actualmente, el amplio avance de las nuevas TIC dinamiza otro paradigma en lo digital,

que construye representaciones sociales del mundo circundante. Al respecto, Castells (2001),

en su libro La era de la información; economía, sociedad y cultura. Volumen II: El poder de

la identidad, tocó este tema para manifestar que la oposición entre la globalización y la

identidad forma este mundo, puesto que, con la revolución de las tecnologías de la

información y la transformación del capitalismo, ha surgido una nueva sociedad en red con

una cultura de la virtualidad.

De este modo, Castells (2001) señaló que la identidad en los actores sociales es el proceso

de construcción de sentido en relación con lo cultural, mediante un proceso de

individualización. Al definir el sentido como la identificación simbólica que realiza un actor

social, organizado en torno a una identidad primaria. Además, afirmó que todas las

identidades son construidas, lo esencial es saber cómo, desde qué, por quién y para qué;

puesto que la construcción social de la identidad tiene lugar en un contexto marcado por las

relaciones de poder. Así afirmó “que debemos tener presente que la búsqueda de identidad es

un cambio tan poderoso como la transformación tecno económica” (Castells, 2000, p. 3).

2.4 Cultura virtual o digital

En primer lugar, para hablar de la cibercultura y el ciberespacio, Lévy (2007) estableció

una relación entre el mundo humano y el mundo técnico como una nueva pragmática de la

comunicación, pues afirmó:


45

Los asuntos humanos comprenden de manera indisociable interacciones entre:

personas vivas y pensantes; entidades materiales naturales y artificiales; ideas y

representaciones […]. Es imposible separar lo humano de su entorno material ni de

los signos e imágenes a través de los cuales dan sentido a su vida y a su mundo. Por lo

mismo, no se puede separar el mundo material –y aún menos su parte artificial– de las

ideas a través de las que los objetos técnicos son concebidos y utilizados, ni de los

humanos que los inventan, los producen y se sirven de ellos. (p. 6)

Como un asunto humano, estableció una correlación entre la técnica, la cultura y la

sociedad. También, Lévy, (2007) manifestó:

Las relaciones verdaderas no se dan pues entre “la” tecnología (que sería del orden de

la causa) y “la” cultura (que sufriría de los efectos), sino entre una multitud de aclares

humanos que inventan, producen, utilizan e interpretan diversamente unas técnicas.

(p. 7)

Para Lévy (2007), “el ciberespacio es como la infraestructura técnica del mundo virtual

donde los microprocesadores y las memorias informáticas se convierten en la infraestructura

de producción de todo el campo de la comunicación” (p. 96). Esta nueva pragmática de la

comunicación del ciberespacio viene dada por las infraestructuras materiales de las redes, la

información y la comunicación digital, contenidas y mediadas por dichos dispositivos. Al

respecto Lévy (2007) expuso lo siguiente:

[…] las particularidades técnicas del ciberespacio permiten a los miembros de un

grupo humano (que puede ser tan numeroso como se quiera) coordinarse, cooperar,

alimentar y consultar una memoria común, y esto casi en tiempo real a pesar de la

distribución geográfica y las diferencias horarias. Esto nos conduce directamente a la

virtualización de las organizaciones que, con la ayuda de las herramientas de la


46

cibercultura, se hace cada vez menos dependiente de lugares determinados, de

horarios fijos y de planificaciones a largo plazo. (p. 35)

De igual forma, Lévy (2007) trabajó cómo la cibercultura tiene tendencia a la

universalización en la virtualidad, con sistemas culturales surgidos en el ciberespacio, en los

cuales existen tres principios claves: la interconectividad, las comunidades virtuales y la

inteligencia colectiva; animados por la autonomía y la apertura a la alteridad. Por su parte, la

interconectividad apunta hacia una civilización de telepresencia generalizada. Desde esta se

desarrollan las comunidades virtuales que se construyen a partir afinidades, intereses y

conocimientos, en un proceso de cooperación o de intercambio, en donde hace presencia la

responsabilidad individual, la opinión pública y los juicios, en este último los participantes

desarrollan una fuerte moral social. Además, las comunidades en la red hacen un

complemento a los encuentros físicos de los participantes.

En cambio, la inteligencia colectiva, para Lévy (2007), es practicada por los navegantes,

los participantes de las comunidades virtuales, en donde se ponen en sinergia el conocimiento

y la imaginación. La finalidad de la inteligencia colectiva es situar los recursos de amplios

colectivos al servicio de las personas, como un dispositivo de comunicación interactiva y

comunitaria, al ser la aspiración del movimiento de la cibercultura. Al respecto:

Con la cibercultura se expresa la aspiración de construir un lazo social, que no se

basaría ni en las pertenencias territoriales, ni en las relaciones institucionales, ni en las

relaciones de poder, sino en la reunión alrededor de centros de interés comunes, en el

juego, en el hecho de compartir el conocimiento, en el aprendizaje cooperativo, en los

procesos abiertos de colaboración. El gusto por las comunidades virtuales se

fundamenta en un ideal de relación humana desterritorializada, transversal, libre. Las

comunidades virtuales son los motores, los actores, la vida diversa y sorprendente del

universal por contacto. (p. 103)


47

Con todo lo mencionado por Lévy, surgen interrogantes ante un tema como lo es la

violencia en los espacios locales, en contextos específicos: ¿hasta qué punto se puede hablar

de que las comunidades virtuales llegan a construir un lazo social fuera de las relaciones de

poder? ¿Cómo sería la moral social en las comunidades virtuales ante la violencia? ¿Qué pasa

en las comunidades que no son científicas y académicas? ¿Qué clase de conocimiento circula

en las comunidades de jóvenes no profesionales? ¿Cuál es el aprendizaje cooperativo en los

jóvenes en las redes y en las comunidades virtuales? ¿A qué comunidades virtuales hacen

parte los jóvenes en situación de vulneración y marginación? Estos cuestionamientos se

plantean desde la percepción que se tiene de la gran masificación y la proliferación de

contenidos violentos en el ciberespacio y de fenómenos sociales negativos, que opacan las

características positivas de la cibercultura mencionadas por Lévy.

Por otro lado, Castells (2000) analizó la complejidad entre la nueva economía, la sociedad

y la cultura en formación. Pues afirmó que las culturas están hechas de procesos de

comunicación, puesto que se basan en la producción y en el consumo de signos; además, que

no existe la separación entre realidad y representación simbólica, debido a que la sociedad es

un entorno simbólico, esta es percibida a través de símbolos, desde significados que se

escapan de su definición semántica.

Asimismo, mencionó cómo la revolución de la tecnología y la información tiene la

capacidad de penetrar todo el ámbito de la actividad humano; a través del proceso

comunicativo “Todos los mensajes de toda clase quedan en el medio, porque este se ha vuelto

tan abarcador, tan diversificado, tan maleable, que absorbe en el mismo texto multimedia el

conjunto de la experiencia humana, pasada, presente y futura” (Castells, 2000, p. 444).

Del mismo modo, los nuevos sistemas de comunicación, basados en la integración

digitalizada e interconectada de múltiples modos de comunicación, tienen la capacidad de

abarcar e incluir todas las expresiones culturales. Ante lo anterior, las expresiones culturales
48

generan batallas que, por una parte, debilitan el poder simbólico de los emisores tradicionales

externos al sistema y, por otra, transmiten a través de las costumbres sociales codificadas por

la historia, la religión, la moralidad, la autoridad, los valores tradicionales y la ideología

política. Así, Castells (2000) afirmó que hacer parte del sistema es adaptarse a una lógica, a

un lenguaje, y a su codificación y decodificación.

Para Castells (2000) en este momento se vive un nuevo paradigma, con un mundo

globalizado y fragmentado, con una estrecha relación entre el proceso social de creación y

manipulación de símbolos (la cultura de la sociedad) y con la capacidad de producir bienes y

servicios; las fuerzas productivas que han integrado al mundo en redes globales de

instrumentalización, “Las redes globales de intercambios instrumentales conectan o

desconectan de forma selectiva individuos, grupos, regiones o incluso países según su

importancia para cumplir las metas procesadas en la red, en una corriente incesante de

decisiones estratégicas” (Castells, 2000, p. 434).

Cuando el autor mencionaba las redes globales, se refería a una arquitectura de las

relaciones en las redes, dinamizada por una nueva economía que utiliza el informacionalismo,

la globalización y la interconexión en red para maximizar la productividad. Al respecto,

Castells (2000) señaló:

Se basa en una red electrónica, pero ésta conecta lugares específicos, con

características sociales, culturales, físicas y funcionales bien definidas. Algunos

lugares son intercambiadores, ejes de comunicación que desempeñan un papel de

coordinación para que haya una interacción uniforme de todos los elementos

integrados en la red. (p. 434)

Como parte de este análisis económico y social, tocó elementos culturales de gran

importancia en la sociedad que tienen relación con los fenómenos de violencia, como es la

red de producción y la distribución de estupefacientes. Así, Castells (2000) afirmó:


49

Cada red define sus emplazamientos según las funciones y la jerarquía de cada uno y

las características del producto o servicio que va a procesarse en ella. Así, una de las

redes más poderosas de nuestra sociedad, la producción y distribución de

estupefacientes (incluido su componente de blanqueo de dinero), ha construido una

geografía específica que ha redefinido el significado, la estructura y la cultura de las

sociedades, regiones y ciudades conectadas a ella […]. Los principales procesos

dominantes de nuestra sociedad se articulan en redes que conectan diferentes lugares y

asignan a cada uno un papel y un peso en una jerarquía de generación de riqueza,

procesamiento de la información y creación de poder, que en definitiva condiciona el

destino de cada localidad. (p. 434)

De esta manera, el destino de lo local, de lo próximo ante estas redes ilegales, pero

plausibles por el tipo de sociedad mercantil, ponen en cuestionamiento el lugar que ocupan

los jóvenes en una red global como la de la producción y la distribución de estupefacientes.

Si se analiza, el negocio necesita márquetin, o sea una estrategia de difusión y propaganda del

producto a comercializar, y a pesar de que es ilegal, el contenido alusivo a este negocio es

más común de lo esperado en todos los medios de comunicación, tradicionales y digitales.

Los mensajes en torno a esta red, en las comunidades virtuales, parecen algo naturalizado,

como si se construyera una identidad entorno a las drogas y a su mundo. Al tener en cuenta lo

que dijo Castells (2000), que la identidad es un principio organizativo de las comunidades

virtuales, porque es:

[…] [un] proceso mediante el cual un actor social se reconoce a sí mismo y construye

el significado virtual sobre todo de un atributo o conjunto de atributos culturales

determinados, con la exclusión de una referencia más amplia a otras estructuras

sociales. (p. 48)


50

A partir de lo anterior, se puede pensar que esta es la forma por la cual una gran cantidad

de jóvenes exploran prácticas y acciones que están relacionadas con dicha red global, que

impone la violencia como mecanismo de obtención de estatus, poder y dinero.

Ante una realidad como esta, en la que la cultura de la sociedad se dinamiza desde

elementos violento, a partir de una perspectiva humanista, Barragán (2012) dijo que “actuar

humanamente se aprende y en consecuencia también se enseña; por ello, es clave aprender a

actuar humanamente en los linderos de la cibercultura, para así juzgar nuestros proyectos

históricos como civilización” (p. 22).

Con esta frase, Barragán (2012), docente investigador colombiano, desde una perspectiva

hermenéutica filosófica y pedagogía, habló del mundo digital en relación con el ser humano;

de la cibercultura y del impacto del acontecimiento epocal del ciberespacio en la sociedad.

Esta perspectiva académica se sintoniza con el proyecto epistémico y pedagógico de pensar

una educación para la paz desde el ciberespacio, al entender lo humano como algo positivo y

no como la especie humana generadora de violencia y de guerra; a partir de la idea que desde

el aprendizaje se postulan nuevas dinámicas humanas.

De esta forma, para Barragán en el actual contexto, el flujo de información y la

interconectividad reconfiguran los sistemas de relaciones socioculturales. Por lo anterior,

afirmó que es necesario pensar la comprensión de lo humano ante el mundo tecnológico. Por

lo que lo digital se ha convertido en cultural, lo cual permea todas las estructuras sociales. Al

respecto, Barragán (2012) definió la cibercultura “como un sistema de relaciones humanas

que acontece en el ciberespacio, que lleva a reflexionar sobre los tipos de prácticas que allí

suceden” (p. 24).

De esta manera, evocó a Lévy (2007), quien también remitió a considerar que “nuestra

sociedad entera se está transformando, de manera tal que las compresiones sobre el

conocimiento se reconfiguran de forma colectiva en diversos sistemas de interrelaciones del


51

ciberespacio y, en consecuencia se transforman las actuaciones de individuos y

colectividades” (p. 25). Además, según Barragán, los acontecimientos en el ciberespacio son

hechos reales que marcan las personas que lo habitan, son de “orden epocal”, debido a que

transforman la vida y las sociedades.

En el contexto de la violencia y la paz, dichos acontecimientos del ciberespacio tienen

gran incidencia en los jóvenes, en la forma como apropian, justifican y reproducen esos

acontecimientos de orden epocal. Los jóvenes viven el ciberespacio con mayor aceptación y

apropiación, a través de unos elementos de afiliación, identidad, innovación y creatividad en

las redes sociales, que no pasa por la escuela.

Al respecto, Barragán expuso tres características (dimensiones) de las redes sociales que

generan acontecimientos epocales: la primera es la instantaneidad de la información, que

posibilita el cuestionamiento de lo que se da por verdadero; los registros digitales, los

mensajes cortos pero contundentes, que generan reacciones negativas o positivas y afectan la

manera como las personas se presentan en la red. Por lo que afirmó que la información no

tiene que ver solamente con lo epistemológico o lo informativo, sino que transita

especialmente por lo estético, lo ético, lo político y lo ontológico.

En segundo lugar, la agrupación digital, la cual es agruparse alrededor de acontecimientos

epocales, en una recreación colectiva de las representaciones que no es casual y que se

orienta en torno a esos acontecimientos, que por su fuerza histórica han permanecido en la

memoria, al marcar una época entre una tensión público y privado.

La tercera dimensión habla de la actuación, que aparece en relación con los individuos.

Esta emplea un sistema de relaciones y prácticas concretas, en las cuales se pone en

operación el sentido de lo humano, que involucra la ética, la estética y la política; asuntos que

configuran una comprensión moral de la realidad, al impactar a los individuos y a la

sociedad. Sobre esto, Barragán afirmó que cuando se promueven acontecimientos epocales,
52

lo que aparece en las redes sociales digitales tiene que ver con los individuos: ellos realizan

acciones concretas en un sistema de relaciones.

Barragán (2012) define las prácticas morales como situaciones moralmente controvertidas,

leídas desde diferentes horizontes culturales en los que se ponen en juego la ética, la

axiología y la política. Ya que, una práctica moral es el “curso de acontecimientos

culturalmente establecidos que permite enfrentarse a situaciones que desde el punto de vista

moral resultan significativas, complejas o conflictivas” p. 25. Afirma que las prácticas

morales llevan a actuar en el mundo y no simplemente a reflexionar sobre la realidad. Donde

se practica lo humano que hay en el ser. Ya que la actuación es una consecuencia de la

formación que ha recibido, especialmente de cómo lo ha practicado. Que socialmente se le ha

impuesto, pero que ha decidido aceptar o no. Estos se caracterizan en ser acontecimientos

organizados, rutinarios y educativos, que ayudan a enfrentarse a situaciones morales. En las

redes sociales existen prácticas morales donde los individuos deben enfrentar situaciones

controversiales: mensajes, agresiones, fotografías, privacidad violada, sitios web éticamente

no aceptados, y a la vez la confrontación con un ciberespacio donde no hay un único

conocimiento, sino que este se recreó con otros, generando nuevas prácticas políticas y

ciudadanas.

Al continuar con el planteamiento de este autor, Barragán planteó como hipótesis que la

comunicación está bajo unas dinámicas de control y aislamiento cultural, que mantienen unas

representaciones sociales similares, homogéneas, construidas en los círculos sociales de los

cuales hacen parte las personas. Dicha situación de marginación intensifica los conflictos y la

violencia ante la ausencia de condiciones mínimas de subsistencia y de la construcción de

pensamiento crítico.

De igual forma, expuso que las prácticas morales en el ciberespacio se han de racionalizar,

debido a que las prácticas en las que se aprende por agrupación y se recrea la
53

intercomunicación, se deben guiar a favor de la construcción de un nuevo tipo de humanidad.

Lo que suscita a preguntarse si el sistema educativo colombiano está dispuesto a prepararse

más allá del uso y de consumo de herramientas tecnológicas; las cuales introducen a los

sujetos en la lógica ciberespacial, pero no garantizan nada, pues se necesita un humanismo

que reinterprete las prácticas ciberculturales.

2.5 Metodología

2.5.1 Enfoque metodológico

Esta investigación es cualitativa, por lo que esta surge de una preocupación social como

docente. Así, se busca desarrollar un método que dé cuenta de las representaciones sobre

violencia existentes en los jóvenes, al tener en cuenta el contexto sociocultural, en el espacio

virtual de las redes sociales y en la vida en la escuela. Por lo tanto, la etnografía es la técnica

de investigación, con el objetivo de conocimiento, más acorde. De esta forma se busca

interpretar y comprender la estructura, la dinámica y la complejidad del fenómeno de la

violencia, a través del sistema representacional.

De esta manera se considera la etnografía tradicional y la adaptación de esta en el espacio

digital: la etnografía digital o virtual, la cual, según Mosquera (2008):

[…] tienen que ver con la idea de campo, entendiendo el ciberespacio como una unidad

de observación tempo-espacial diferente, en el cual la inmersión se debe dar mediante la

interactuación con los sujetos seleccionados y teniendo cuidado de mantener los códigos

de conducta establecidos, así como la subjetividad e intersubjetividad propia de las

investigaciones cualitativas. (p. 547)


54

2.5.2 Diseño metodológico

La investigación está orientada a indagar las representaciones sociales de los jóvenes

frente a la violencia, al partir del contacto activo de estos con la red, a través de los celulares,

las tabletas y los computadores; así la etnografía digital aporta una metodología con

procedimientos de obtención, verificación y análisis de datos, para estudiar las relaciones

mediadas por el internet, en relación con la violencia. Lo anterior al considerar lo que dijo

Mosquera (2008), el “Internet es un generador de sentidos, valoraciones y funciones

particulares, que dan cuenta de una cultura que se produce y reproduce mediáticamente” (p.

540). De esta forma, se espera identificar las representaciones de violencia existentes, al

reconocer las dimensiones categoriales del análisis del fenómeno.

Ante esta apuesta, la etnografía como método de investigación brinda la posibilidad de

adaptar instrumentos y técnicas de investigación cualitativa, como la observación

participante, la no participante y el diario de campo, desde dos dimensiones espaciales: la

institución educativa y el ciberespacio; al poder establecer estrategias de recolección de

información.

2.5.3 Institución Educativa Departamental Miguel Antonio Caro, de Funza, Sede

principal

El espacio por observar es una institución educativa de carácter público (Funza,

Cundinamarca), la cual tiene una población de 832 estudiantes de bachillerato, con jóvenes

entre los 11 y 20 años de sectores populares del municipio. Como docente de la institución en

la asignatura de Emprendimiento, en bachillerato, el acceso a la comunidad educativa está

dado en una hora por curso a la semana. Se implementa una estrategia pedagógica de

exploración del fenómeno de la violencia, al establecer una observación participante activa, al


55

explotar y al identificar los participantes que tienen mayor encuentro con la violencia y sus

representaciones sociales.

Con la observación participante se busca realizar una exploración, con la intención de

interpretar lo que pasa en la comunidad educativa frente al fenómeno de la violencia, al

conocer la vida cotidiana de los estudiantes. Mientras se registran los hechos significativos en

notas de observación, con información frente a las conductas, las conversaciones, los

silencios, la participación, los comportamientos, las capacidades y el día a día de los

integrantes de la comunidad educativa. Además, al observar el contexto, los participantes y

las situaciones, lo que logra recoger datos presentes y contextualizados de los posibles casos

a observar e investigar dentro de la comunidad educativa.

2.5.4 Ciberespacio

En el ciberespacio se implementa la técnica de observación no participante en redes

sociales, enfocada en la plataforma de Facebook, al revisar los contenidos publicados por los

estudiantes, focalizados en la observación participante; este proceso fue acompañado de la

implementación del diario de campo.

Con la observación no participante empleada en el espacio virtual, ciberespacio, enfocada

en la plataforma de Facebook; se busca analizar e identificar las interacciones y los

contenidos multimedia, en relación con la violencia, que puedan dar una muestra de las

representaciones sociales sobre violencia que tienen los jóvenes, focalizados en la

observación participante en el colegio. Lo anterior, a través de la documentación multimedia

de los contenidos encontrados en el trabajo de campo.

2.5.5 Estrategia de sistematización

En el proceso de sistematización se busca ordenar, clasificar y reconstruir toda la

información recolectada, con el objetivo de realizar una interpretación crítica de la


56

experiencia de intervención en la realidad de la comunidad educativa, al descubrir la lógica

del proceso vivido y los factores que han intervenido.

En este sentido, el diario de campo es un instrumento de recolección de información que

permite sistematizar la práctica investigativa. Este permite elaborar un informe con tres

aspectos: primero, la descripción consiste en detallar el contexto, las relaciones y situaciones

de los sujetos, en relación con el objeto de estudio. Segundo, la argumentación es relacionar

con profundización las relaciones y las situaciones al recurrir a la teoría. Tercero, la

interpretación es relacionada con la comprensión y la interpretación de lo que sucede, al

argumentar desde la teoría y mezclarlo con la experiencia vivida en la práctica (Martínez,

2007).

Para finalizar este aspecto, el diario de campo está compuesto por notas de observación,

diseñadas y archivadas en un documento. Estas se caracterizan por tener contenido

multimedia (textos, imágenes, videos, música, etc.) recolectado en el trabajo de campo, con

sus observaciones y anotaciones de tiempo y lugar.


57

Tabla 1. Metodología de investigación

Metodología de investigación
Investigación cualitativa
Enfoque metodológico Etnografía digital

Objetivo Analizar las representaciones que construyen los jóvenes de la IED Miguel Antonio Caro, de Funza, sobre la violencia, a partir de
general: la interacción de contenidos violentos

Etapas de investigación Técnica Lugar Herramientas


A través de la indagación de las
interacciones sociales que los
jóvenes tienen en la escuela y en el
ciberespacio, se busca realizar un
acercamiento a las representaciones
que estos construyen al tener
contacto visual y auditivo con
contenidos multimedia
Se prioriza la plataforma de Acceso a
Facebook en la observación, por su internet,
Objetivos Ciberespacio
● Describir las interacciones dinámica y flexibilidad en el acceso Observación no computador,
específicos Perfiles de
sociales que tienen los jóvenes en a la información. Al comprender participante contactos o
estudiantes en
relación con la violencia que las acciones de compartir, Diario de campo perfiles para
Facebook
comentar, hacer parte de un grupo, observar en
seguir a un determinado perfil, tener Facebook
contactos y dar me gusta en
publicaciones, son información de
gran relevancia para la observación
no participante que busca establecer
los encuentros que tienen los
jóvenes con la violencia, al abrir la
posibilidad de sistematizar o
documentar datos o información
58

relevantes para la investigación

Identificar el contenido multimedia


de carácter violento que consumen,
producen y difunden los jóvenes en
Diario de campo:
su contexto escolar y en redes Observación no
Ciberespacio notas de trabajo
● Identificar los contenidos sociales; se busca observar, analizar participante
Perfiles de (información,
violentos que consumen, y agrupar la información a través de Documentación
estudiantes en datos),
producen y difunden la documentación multimedia, la multimedia
Facebook computador,
cual consiste en realizar un registro (registro de datos)
acceso a internet
de la información encontrada para
su posterior análisis y la
codificación de los hallazgos

En un ejercicio de entrelazar la
información encontrada partir de la
observación participante de la
escuela y la observación no Diario de campo
● Establecer las interpretaciones
participante en el ciberespacio, se Observación (notas de
y las posiciones que tienen los Aula de clase
busca comprender las participante observación)
jóvenes en relación con la Ciberespacio
interpretaciones de los jóvenes en Diario de campo Matrices de
violencia
relación con la violencia. Al análisis.
entender las interpretaciones y las
posiciones dentro del concepto de
representaciones sociales

El ejercicio investigativo no es lineal, sino que cada etapa de observación se complementa para lograr el objetivo general de esta
Observaciones
investigación

Fuente: elaboración propia


59

3 Capítulo 3. Violencia estructural en la cotidianidad de los jóvenes

3.1 Caracterización de la escuela

La institución educativa publica Miguel Antonio Caro (Funza, Cundinamarca), se ubica al

occidente de Bogotá y hace parte de la región sabana occidente, con una población de 79 545

habitantes: su población urbana es el 93.85 %, la rural el 6.15 %, la indígena el 0.19 % y la

afrodescendiente el 0.76 %. Cabe señalar que Funza cuenta con 2916 de personas desplazadas

recibidas y una tasa de hurtos por cada 100 000 habitantes de 831. Comprada con la tasa de

Cundinamarca, que es de 537, y la nacional, de 567, la tasa de hurtos en Funza es alta4.

Ahora, en cuento a la institución, esta se compone por cuatro sedes: La Caro, La Inmaculada,

Jardín Departamental y la Principal; estas tienen cuatro jornadas, 3578 estudiantes, 114 docentes

y 5 coordinadores en la zona urbana. Por otro lado, su lema institucional es “Aprender para: la

vida, la convivencia en sociedad, la preservación del ambiente, y el emprendimiento” (IED

Miguel Antonio Caro, 2019, p. 1).

Por su parte, el modelo pedagógico institucional es constructivista, enfocado en el aprendizaje

significativo, el cual funciona desde el marco de la educación inclusiva, relacionada con

conceptos y dinámicas en torno al currículo flexible, como el Diseño Universal de Aprendizaje

(DUA), el Plan Individual de Ajustes Razonables (PIAR) el cual se enfoca en el desarrollo

humano y social, en el marco de la política pública de educación inclusiva del Ministerio de

Educación. Asimismo, se acompaña de un modelo flexible de evaluación establecido en el

Sistema Institucional de Evaluación Escolar (SIE). De igual manera, cuentan con estrategias de

educación que buscan mantener a los estudiantes en el sistema educativo, como las siguientes:

4
Información tomada de Departamento Nacional de Planeación (DNP)
60

• Grupos caminar: nivelación escolar (repitentes en el sistema tradicional con extra-edad de

grados 6.º y 7.º, surgió en el 2019).

• Grupos juveniles: nivelación escolar de jóvenes.

• Nocturna: validación de bachillerato para mayores de 18 años.

Estas estrategias han surgido a partir de las situaciones que enfrenta la población en el sistema

educativo tradicional: deserción, repitencias reiteradas, extraedad, problemas de convivencia,

drogadicción, barras bravas, pandillas, violencia escolar, entre otras.

Al interior de la institución se han establecido dinámicas, en las cuales se ha dividido la

población de inclusión, puesto que los estudiantes con discapacidades cognitivas, visuales,

auditivas y motrices están en la sede La Caro, y la población de inclusión social, en su mayoría,

en la sede Principal. Esta última hace referencia a los estudiantes con procesos disciplinarios y

académicos de gran importancia, por ejemplo, estudiantes con tres años reprobados de forma

consecutiva, problemas de consumo y expendido de drogas, agresiones físicas y verbales

constantes, o reincorporados al sistema educativo por la figura de restablecimiento de derechos

por parte del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

Cabe señalar que es la única institución de carácter público en Funza que atiende los

problemas de gran impacto a nivel social, y la sede principal en donde se concentra. Esta

población, como parte de la comunidad educativa, es víctima de señalamiento, estigmatización y

marginalización. Debido a que diferentes situaciones han generado un imaginario colectivo y

negativo en la población de Funza, en relación con la sede Principal, “la Unidad Básica” y sus

integrantes.

Ahora, la investigación se desarrolla en la sede Principal, ubicada en la Calle 9C #19-20,

sector de Villa Diana. Esta sede es conocida por la población como “La Unidad Básica”, en su
61

mayoría de veces es llamada así de forma despectiva, puesto que es un nombre cargado de una

historia de diferentes conflictos que reflejan la estigmatización y la marginación a la que está

expuesta toda la comunidad educativa.

Figura 1. IED Miguel Antonio Caro, sede principal.

Fuente: Página Comunidad Miguelista


Dichos conflictos que tiene que ver con situaciones en relación con el nivel académico de la

institución y con las prácticas cotidianas, que son vistas desde la población circundante y la

comunidad educativa. Por su parte, a nivel académico, los conflictos surgen ante el bajo nivel de

la institución, que es reflejado en las pruebas del Estado y que los docentes relacionan con la

población de estudiantes; como la autora docente, que siente que ha estado todo el tiempo en un

reformatorio, en el cual todos los problemas son depositados. Asimismo, manifiesta que nunca

han sido reconocido el esfuerzo de los maestros en la labor social que hacen con las personas que

pasan por la institución, solo los señalan por ser el peor colegio de Funza y tener un ínfimo

puntaje en el Icfes5. Esto mismo se puede evidenciar en los documentos alojados en la página del

colegio, donde afirma:

5
Docente del área de inglés con 26 años de experiencia como docente en Funza.
62

La institución surge por la necesidad de dar cobertura a una gran cantidad de jóvenes que

por diferentes razones y principalmente por mal comportamiento habían sido expulsados

de otros colegios del municipio. Inició labores académicas el 3 de marzo de 1996 en las

instalaciones de la escuela Bellísca y en el salón comunal del mismo barrio, con el

nombre de Unidad básica. (Institución Educativa Departamental Miguel Antonio Caro,

s.f., p. 1)

Desde sus inicios, la comunidad educativa Miguel Antonio Caro, sede Principal, se

caracterizó por tener estudiantes con un contexto social complejo y conflictivo. Puesto que, en

las dinámicas municipales del sector educativo público, la institución es prácticamente la única

en Funza que recibe estudiantes en condición de discapacidad, población rechazada en otras

instituciones y población flotante, es decir, que llegan de otras ciudades en cualquier época del

año.

De esta forma, entre los docentes surge el inconformismo ante la posición de los directivos y

la secretaria de educación de asignarle a la institución toda la población sobrante. Los maestros

no están de acuerdo con las políticas de admisión del colegio, cuando reciben a cualquiera

estudiante, sin tener los boletines de notas de años o de periodos anteriores; a diferencia de

colegios como el San Ramón, de carácter público, en donde realizan un proceso de selección.

Dicha situación que se confirma con los estudiantes que fueron expulsados de las otras

instituciones6.

Entre estas situaciones están los hechos de violencia que se construyen en torno al fenómeno

de violencia, como son las drogas y las pandillas, como las situaciones cotidianas que se reflejan

en las inmediaciones de la institución; puesto que el colegio está ubicado en un sector con

6
Estudiante de grado 7.º, estudiante de grado 8.º.
63

amplias zonas verdes a su alrededor, que han sido identificados por padres de familia y vecinos

como lugares en donde los estudiantes de la institución tienen encuentros para el consumen

drogas y riñas. En este sentido, entre las quejas que llegan a la institución son que los estudiantes

antes de ingresar al colegio (6:20 a.m.) consumen drogas en estos sitios, al igual a la salida del

colegio (1:00 p.m.); además, que por las rejas ingresan las drogas al colegio, situación que llevó

a encerrar el colegio con lámina.

Figura 2. Mapa de ubicación del colegio y su entorno. Los rombos amarillos son sitios

identificados por la comunidad circundante como lugares de consumo y riñas de estudiantes de

esta institución

Fuente: Google Maps

De igual manera, la presencia de la policía es constante en la salida y alrededor, ante los

diferentes llamados de la comunidad circundante y de las directivas de la institución, al buscar

controlar la situación. Asimismo, la policía ha ingresado al colegio a realizar requisas y para

explicar las sanciones que existen ante conductas que violan la ley. Al respecto, una de las
64

intervenciones de prevención al consumo de sustancias psicoactivas apareció en la página web

de la Alcaldía Municipal de Funza, Cundinamarca (2019). En esta se afirmó:

La Secretaría de Gobierno con el apoyo de la Comisaría primera de familia, la Personería,

la Secretaría de Educación y la Policía de Infancia y Adolescencia, realizaron este

miércoles un operativo de plan colegios llegando a los grados 8.º, 9.º, 10.º y 11.º de los

colegios Miguel Antonio Caro, sede Principal, Unidad Básica y Nueva Inglaterra.

(Alcaldía Municipal de Funza Cundinamarca, 2019, párr. 1)

“Durante la jornada se logró la incautación de encendedores, tijeras de punta, dos pipas con

sustancias alucinógenas y una manopla. También se dio una charla sobre el uso de redes sociales

y responsabilidad penal para adolescentes” (Alcaldía Municipal de Funza Cundinamarca, 2019,

párr. 2).

Cabe afirmar que la Policía de Infancia y Adolescencia, contó con el apoyo de un canino, y

que esta realizó los respectivos comparendos a los estudiantes a los que se les incautaron dichos

elementos.
65

Figura 3. Intervención de la fuerza pública como operativo, fotografía del salón 201 sede

Principal

Fuente: (Alcaldía Municipal de Funza Cundinamarca, 2019)

Esta intervención, por un lado se enfocó en los cursos 8.º, 9.º, 10.º y 11.º, como lo indicó la

Alcaldía, pero cabe destacar que en los grados 5.º, 6.º y 7.º el fenómeno de violencia y drogas es

latente. Además, por otro lado, la presencia policial en la institución genera un impacto negativo

a la comunidad educativa, al colocarla en el foco de prejuicios y señalamientos, sin solucionar la

situación en la que se encuentran involucrados algunos de los estudiantes. Al implementar

acciones represivas de control que generan miedo y confusión en la comunidad educativa.

A partir de lo anterior, es evidente que la institución no logra cumplir con su función

educativa, por diferentes factores que se abordan más adelante, sin embargo, es un lugar de
66

importancia para esta población de estudiantes, al ser un espacio de posibilidades y encuentros,

sean negativos o positivos, desde el punto de vista que se les quiera mirar.

3.1.1 Ciberespacio

El ciberespacio observado se caracterizó por ser parte de un grupo de diez perfiles de

Facebook, a partir de hechos de violencia observados en la vida escolar de estudiantes de

bachillerato de los grados 6.º y 7.º de la IED Miguel Antonio Caro. La selección de perfiles se

realizó en relación con situaciones concretas de violencia directa y reiterada de gran relevancia

en la institución por parte de estos estudiantes; puesto que llama la atención sus prácticas y la

intensidad de estas, en relación con su edad, al estar en la etapa de transición de la niñez a la

adolescencia, entre los 12 y 16 años.

3.1.2 Interacciones sociales en relación con la violencia

El estudio de las representaciones sociales de los jóvenes sobre la violencia lleva a observar

las interacciones sociales, entendidas como vivencias cotidianas, que se desarrollan en el

contexto del mundo, que se manifiestan a través de la comunicación, las actitudes, las acciones y

los comportamientos como parte y resultado de las representaciones sociales que construyen la

sociedad en la cual se vive.

Dichas interacciones vivenciadas por los jóvenes día tras día se manifiestan en sus

comportamientos, preferencias, decisiones y acciones, que están atravesados por factores del

espacio y el tiempo. Así, la observación del contexto tiene una carga histórica y material de gran

importancia para comprender cómo las representaciones sobre la violencia se han construido por

los jóvenes de la institución educativa, a partir de la interacción de contenidos. De esta forma, las
67

situaciones, las conexiones, las relaciones, las afiliaciones y el acceso a los contenidos de

violencia, por parte de los jóvenes, fueron el camino para comprenderlo.

Debido a que en el aula desde el currículo tradicional, no se logra comprender la dimensión

que tienen las interacciones sociales en los jóvenes y cómo estas inciden en los diferentes

conflictos y en la violencia manifestada por estos, se apuesta por observar tres espacios de

interacción social de los estudiantes. Esto lleva a comprender procesos de asociación de los

diferentes individuos en el contexto juvenil. Estos tres espacios son: el aula de clase,

direccionado desde pretextos pedagógicos; la vida escolar, al observar la cotidianidad en la

comunidad educativa; y el ciberespacio, Facebook y su contenido.

En los procesos de asociación, en relación con la violencia, se identificaron unos intercambios

de códigos culturales que generaron afectaciones de la conducta entre los jóvenes; al encender

los códigos culturales como parte de lo vivido, socializado y heredado. En el caso de los jóvenes

observados, existe una relación estrecha entre los jóvenes a partir de condiciones familiares,

sociales, afectivas y materiales similares o iguales; como si las relaciones de violencia tuvieran

relación con la condición de clase.

Cabe destacar que en el proceso fue importante observar que en los veinte cursos de

bachillerato existían relaciones de amistad entre los estudiantes, como estudiantes de grado 6.º

pasaban las horas del descanso con estudiante de cursos superiores. Además, en el aula de clase,

ante alguna situación de violencia, estaban involucrados estudiantes de otros salones, pues los

estudiantes contaban detalles de sus relaciones de amistad y de vivencias con alguno de los

implicados. Estas interacciones sociales entre los estudiantes llamaron la atención respecto al

motivo por el cual se conocer e identifican.


68

Ahora, el ejercicio de observación de los tres espacios logra establecer conexiones entre

estudiantes de los diferentes grados, que rompía con la idea de que cada grado de escolaridad es

una etapa diferente para los estudiantes; porque las interacciones sociales de los estudiantes

mostraban que, en algunas circunstancias, no había diferencia entre las prácticas y las vivencias

del estudiante del grado 6.º al del grado 11.º, en relación con las situaciones de violencia. De esta

manera, la interacción social, en cuanto a la violencia, proporcionó puntos de encuentro, a partir

de situaciones que se relacionan con la teoría de Galtung (1990), sobre el triángulo de la

violencia (Galtung, 2016)

3.1.3 Vivencias cotidianas: violencia directa

La violencia directa, como la más visible en este proceso de observación, llevó a indagar

sobre otros elementos que pudieran explicarla, para esto surgieron las relaciones con la violencia

cultural y estructural; al ser la violencia directa el punto de partida para observar las

interacciones sociales de los jóvenes.

La violencia directa pasa por estados de intensidad en el aula de clase, la escuela y el

ciberespacio. La intensidad y la dinámica de la violencia ejercida y recibida están relacionadas

con el tipo de interacción ejercida en los círculos sociales de violencia; al entender estos últimos

como las interacciones sociales que tiene una persona en un grupo de individuos que viven y

comparten en la cotidianidad prácticas que están atravesadas por la violencia directa, cultural y

estructural. Estos círculos sociales de violencia pueden constituirse por la familia, los amigos, los

vecinos, los compañeros de clase, los conocidos y las redes sociales que tienen unos códigos

culturales que edifican el carácter en relación con la violencia en los jóvenes.

De esta manera, se pudo ver que la cercanía de un individúo con uno o varios círculos sociales

de violencia intensifica el accionar violento, lo que se evidenció en los casos de violencia directa.
69

Como es el caso de un hecho de violencia directa por parte de un estudiante de 13 años del grado

6.º, quien, en la hora del descanso del viernes 12 de abril de 2019, apuñaló a su compañero de 12

años, ocasionándole una lesión en la espalda y tres perforaciones en la maleta y la ropa; o el caso

de agresión física con arma blanca, por parte de unas estudiantes del colegio, a unas cuadras de

la institución, publicado por Caracol Noticias el 25 de mayo de 2018.

Al observar las interacciones sociales de los estudiantes, se identificó que tenían relación con

diferentes círculos sociales de violencia que construyeron unas representaciones conscientes e

inconscientes sobre la violencia, que se materializaron en las agresiones físicas. En el caso del

estudiante de 13 años, la autora, al ser la docente directora de curso, pudo identificar algunos

antecedentes del hecho de violencia. Al respecto, se encontraron tres círculos sociales de

violencia, que tienen relación con la construcción de la representación social del estudiante.

El primero es la familia, conformada por un padre con un comportamiento agresivo, situación

identificada en las citaciones y las reuniones con padres de familia; con algunos problemas

penales en curso que han traído consecuencias al núcleo familiar; además, está desempleado. De

igual manera, el estudiante cuenta con un hermano mayor del grado 8.º y una hermana mayor del

grado 6.º7, ambos identificados a nivel institucional por tener problemas de convivencia en la

institución, como conflictos en el aula de clase y peleas al interior y a la salida del colegio. Los

comportamientos conflictivos en el núcleo familiar, según la madre, se han intensificado con la

llegada a Funza y culpabiliza a la institución por estos. Cabe señalar que esta es una familia

proveniente de Pitalito, Huila, que llegó a finales de 2017 a Funza. Existe un silencio ante los

motivos por los cuales decidieron trasladarse, pero también melancolía por lo que tenían y lo que

han tenido que pasar. Esta situación de desarraigo, caracterizado en la gran población

7
Estudiante de grado 6.ª en repitencia escolar, con problemas por agresión verbal a docentes y encuentros
constantes físicos y verbales con estudiantes.
70

colombiana, ha traído consecuencias emocionales, sociales, materiales y económicas de gran

impacto a las familias al ser parte de un problema estructural.

Por otra parte, está el círculo social de violencia ligado a contenidos y afiliaciones: la

interacción del estudiante con video juegos y material multimedia con contenido violento se

reflejaba en los comportamientos y conductas en el momento de relacionarse con sus pares en la

cotidianidad.

En un proceso de normalización de las prácticas de violencia, como antecedente al hecho de

violencia, el estudiante había sido encontrado en diferentes ocasiones agrediéndose con

compañeros del salón y de otros cursos en la hora del descanso o en el cambio de clase, con

patadas, puños y forcejeos, acompañados de espectadores que alentaban la situación. Cuando se

realizaba el diálogo con los implicados, manifestaban que solo estaban jugando. El objetivo del

juego era quién pudiera doblegar al otro. El diálogo se realizó en varias ocasiones para buscar un

cambio en el comportamiento, asunto que solo lograba bajar la intensidad por unos días y luego

se volvía a encontrar la misma situación.

Además, en el aula de clase se pudo evidenciar que, como un juego, elaboraban armas con

hojas de papel, las cuales todos los días surgían en los pasillos y en el aula de clase. Cuando se

les pregunto a nivel general de dónde salían esas pistolas de papel, manifestaron que un

compañero las elaboraba y las cambiaba por dinero o por comida, como si fuera una

comercialización normal.

La razón por la cual escogían ese juego y no otro, llevó a indagar a qué jugaban y se encontró

relación con el video juego en línea Free Fire, que permite jugar en simultáneo con otros

usuarios. El objetivo de este es ganar una batalla al sobrevivir; el último en quedar en pie es el

ganador. Para lograr el objetivo tienen que conseguir armas, atacar y mantenerse dentro de la
71

zona segura. Este es un juego a muerte para sobrevivir, con una fuerte carga de violencia directa

y simbólica, bajo la necesidad de agredir, controlar y gestionar armar para el combate.

Figura 4. Imagen tomada de internet sobre el juego Free Fire.

Fuente: toma propia

Así, varios compañeros del salón de clase eran parte de este juego online. En sus relatos,

afirmaban que jugaban hasta las 2:00 a.m., que cada combate terminaba solo hasta que hubiera

un ganador. En ocasiones se reunían treinta personas a jugar. Además, se pudo ver que en las

prácticas de juego físico simulaban los combates que tenían en el video juego, en las prácticas

sociales de estos estudiantes el contacto físico agresivo era muy recurrente. Ligado a esto, el

lenguaje que utilizaban durante el juego era de gran carga violenta, indicaban algunos familiares

en el momento de señalarles la situación que se evidenciaba.

Otro elemento identificado fue la irritabilidad y el bajo rendimiento académico de los

estudiantes más involucrados en este juego online. Asimismo, la indisposición a las dinámicas de

clase era evidentes en todas las asignaturas, por el desgaste físico y emocional que implicaba la

interacción social con el juego, pues se reflejaban alteraciones en el comportamiento de los

estudiantes que generaban conflictos escolares que no eran identificados por los docentes ni los

padres de familia. El acceso a los contenidos violentos por parte de los jóvenes no era restringido
72

ni acompañado por los padres, pues estos asumían la relación como un simple juego, sin ninguna

conexión con las actitudes y los comportamientos de los estudiantes.

Para continuar, otro círculo social de violencia de este estudiante está en relación con roles de

poder, caracterizado por la aceptación y la obtención de un lugar con estatus en un grupo social.

En este caso, en un grupo de estudiantes, bajo la disputa por tener influencia y reconocimiento,

plantean relaciones de poder que direccionan las acciones que conllevan a prácticas violentas.

Como es el caso de la interacción directa del estudiante agresor con dos que cursaban por tercera

vez el grado 6.º, estos tienen extraedad y una relación con el consumo de drogas, el porte de

armas blanca y las pandillas. Dichos jóvenes tenían una influencia y un reconocimiento notorio

en el curso. Un ejemplo de ello es la elección de estos estudiantes como representantes del salón

en las dinámicas del gobierno escolar; situación ligada a la cultura política del país. Entre la

interacción de códigos culturales, de estos estudiantes, está la violencia que llevó a que, días

antes del hecho de violencia, le hubieran vendido la navaja que tenía el estudiante. Así como la

vinculación al consumo de drogas y al ser parte de una comunidad de estudiantes de diferentes

grados con códigos culturales muy bien definidos en torno al consumo de estas, la conexión

como socios, el tipo de música, la forma de hablar, la relación con el otro, las prioridades y las

decisiones a tomar dentro y fuera de la institución.

A primera vista, los tres círculos de violencia encontrados alrededor del estudiante muestran

que la agresión física con arma al compañero no es un hecho espontaneo de agresividad o, como

algunos dirían, una cuestión de rebeldía por la edad. Cabe aclarar que este ejercicio de

observación es superficial, puesto que puede haber más factores y círculos sociales de violencia.

Para retomar, la violencia directa ejercida por el estudiante a su compañero está atravesada

por la interacción de códigos culturales que transitan por los círculos sociales de violencia, al ser
73

parte de una violencia simbólica, que pertenece a una cultura que da forma a las representaciones

sociales que justifican la violencia directa y que hacen parte de la violencia estructural que viven

los jóvenes en Colombia. Pues, en el momento del hecho solo es señalado y juzgado el suceso de

violencia en sí mismo, sin ver los factores que han cultivado un posible agresor.

Para indagar en las interacciones sociales de los jóvenes, es necesario hablar de las relaciones

correlativas, pues desde la sociología se han observado las relaciones producidas por el

mecanismo de la explotación capitalista; que no son ajenas a las relaciones de los jóvenes,

quienes asumen las prácticas y las dinámicas de una economía de explotación. En las relaciones

correlativas, el dueño o representante de los medios de producción tienen el poder de decidir las

condiciones, en donde se dan dinámicas de contacto social entre individuos y grupos, en un

contexto de confianza en el que se organizan las relaciones de dominación y poder, en los cuales

los individuos se definen por un rol que ocupan en la interacción definidos por sus competencias,

la información obtenida, la experiencia vivida, el control del contexto y el dominio del discurso

(Chajin-Mendoza, 2017).

Así, desde las dinámicas del mercado, los jóvenes se involucran, a través de las relaciones

correlativas, en una red mundial de gran poder e impacto social como el narcotráfico y las armas.

Los jóvenes empiezan a ocupar un lugar o asumen un rol en ese sistema que produce,

comercializa y consume drogas y armas, en una práctica transaccional, al contribuir con el fin de

acumular capital y al intensificar las problemáticas de gran impacto en la sociedad que desatan

violencia y guerra.

Estas relaciones correlativas ponen de manifiesto interacciones entre los estudiantes como

consumidores, que pasan a ser vendedores y distribuidores; entre ellos realizan todo el trabajo de

publicidad para hacer conocer el producto, desde la interacción con sus contenidos con sus
74

círculos sociales, como de imágenes, películas, series, canciones, gustos, entre otros. Lo anterior

fue identificado en el contenido con el cual interactuaron durante la observación, en las

plataformas y redes sociales.

Como se mencionó, una de las plataformas más significativas para la investigación fue

Facebook, por su fácil acceso al contenido que publican y comparten los estudiantes, puesto que

su interacción es pública y esto hace que sea más fácil identificar contenidos que influyen en la

construcción de representaciones sociales. Cabe señalar que el mayor número de perfiles

observados no tienen restricción de privacidad, solo en algunos casos existe restricción de acceso

a la información del perfil, en estos se evidencias dos situaciones.

La primera, el control que ejercen los padres, el cual hace que el contenido publicado no

evidencie ninguna conexión con la violencia; situación que contradice la realidad escolar de

estos estudiantes. Se puede decir que el vínculo familiar ejerce una presión frente a la interacción

de contenido, pero que no logra mitigar las acciones violentas en los estudiantes, por tener otros

factores que han determinado el carácter de estos. Además, se encontró que estos estudiantes

abren perfiles alternos, con nombres distintos, con el objetivo de evadir el control y poder

interactuar con sus amigos o círculos sociales cuestionables para los padres. Esto se pudo

observar a través de las interacciones sociales de los perfiles, mediante publicaciones y mensajes

que pudieron revelar los dueños de las cuentas de Facebook.

La segunda, un grupo de cuatro estudiantes que en primer semestre del 2019 activaron una

alerta en la institución sobre grooming8 y sexting9, al estar involucrados con un tipo de contenido

de gran carga simbólica violenta procedente de en un grupo de WhatsApp. Según coordinación,

8
Grooming, conocido como conductas y acciones por parte de un adulto en la web, con el fin de engañar a un
menor con fines de acoso y abuso sexual.
9
Sexting es la actividad de enviar fotos, videos o mensajes de contenido sexual y erótico personal, a través de
dispositivos tecnológicos.
75

en el grupo había personas adultas de otros países, los cuales les solicitaron a las estudiantes

publicar fotos del lugar en el que estudiaban y vivían, además, aparecían fotos del colegio en el

grupo. Las publicaciones en el grupo tenían contenido sexual, en dibujos animados conocidos

como anime o manga. Este tipo de contenido podía pasar desapercibido por los adultos al ser

dibujos animados.

Por otra parte, se encontraron imágenes en relación con el cutting10, práctica de autolesión que

usan las estudiantes en sus cuerpos; esta situación tenía relación con otros casos de niñas en de

los grados 6.º, 7.º y 9.º. Entre las conductas de estas estudiantes, se había identificado que

evadían clase constantemente, pero no eran parte de los grupos identificados como conflictivos

en la institución. En un diálogo con una estudiante que hacía parte de este grupo de amigas,

relataba que se reunían en el laberinto11 varias estudiantes a contarse sus problemas y a escuchar

música. Se le preguntó en qué parte del cuerpo se hacían las lesiones y manifestó que se las

hacían en las piernas, los brazos y el estómago. En cuanto al porqué se realizaba las lecciones, la

estudiante decía que siempre era señalada como la fea del salón y la tonta, por parte de las niñas

y niños del salón. Era víctima de acoso escolar, situación que no había sido identificado antes en

la institución o por parte de los padres.

Al respecto, la institución realizó una intervención psicosocial de forma individual, grupal y

familiar, y estos estudiantes cambiaron la configuración de privacidad. Cabe destacar que la

situación se generó de forma privada, a través de mensajes por WhatsApp. Este hecho fue

identificado por una estudiante, que reportó a los directivos de la institución lo que pasaba con

sus compañeras. El contacto con esta clase de contenido fue a través del ingreso al grupo, por

parte de la psicóloga, quien evidenció la situación y a partir de eso tomaron acciones. Las

10
Cutting la práctica de autolesión que realizan los adolescentes con cortadas superficiales en su cuerpo.
11
El Laberinto es un espacio de la institución en la cual se refugian los estudiantes al tener pasillos y vegetación.
76

interacciones privadas de los estudiantes son más difíciles de rastrear y observar, porque los

estudiantes buscan ocultar los contenidos y las interacciones cuestionables.

Para concluir este apartado, es menester decir que la observación del ciberespacio en casos de

violencia puede quedar de forma superficial ante el impacto real que pueden tener las

interacciones privadas en cada estudiante. Sin embargo, el ciberespacio es una ventana de

observación que brinda gran información para la investigación social y pedagógica, para así

generar estrategias para el abordaje de los fenómenos de la violencia en la escuela.

3.2 Contenido mediático violento

Durante dos años de observación participante y no participante en la IED Miguel Antonio

Caro y el ciberespacio, se identificaron diversos tipos de contenidos relacionados con el

fenómeno de la violencia, los cuales transitan desde los medios tradicionales a los medios

digitales, entre los cuales se pueden observar las películas, las novelas, las series, los juegos

online, los memes, los videos y los audios como suministros materiales importantes para

identificar las representaciones sociales sobre la violencia que tienen los jóvenes actualmente.

Todo comenzó con la observación del contexto escolar, como una etapa de la investigación,

como parte del acercamiento y la exploración dentro de la comunidad educativa, que posibilitó

conocer las situaciones académicas, convivenciales, socioeconómicas y culturales de los

estudiantes, como docente, que facilitaron analizar y conectar diferentes situaciones en la

comunidad educativa, que llevaron a conocer las representaciones sociales que los jóvenes de la

institución construyen sobre la violencia, a partir de la interacción con contenidos.

En el aula se realizaron acercamientos con actividades llamadas pretextos pedagógicos de

conceptualización y diálogo, en torno a la violencia, en donde se buscó identificar cómo

percibían la violencia al relacionarla con contenido audiovisual del contexto social colombiano.
77

El acercamiento a través de los pretextos pedagógicos y la observación cotidiana direccionó la

investigación a un grupo de estudiantes de diferentes grados que tenían conflictos en la

comunidad; esto llevó a la segunda fase de observación de la investigación.

Puesto que la carga académica durante la permanencia en el colegio era como docente del

Área de Emprendimiento, en la institución en bachillerato de la sede principal. Esto se realizó al

tener en cuenta el currículo del área de Emprendimiento, que está relacionado con la articulación

del colegio con el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA. Así, se revisó la manera de incluir el

tema de la violencia dentro del currículo, sin que fuera disruptivo en las actividades escolares de

los estudiantes.

Como parte de la observación participante, los momentos en el aula y la escuela fueron

espacios físicos guiados por pretextos pedagógicos, que buscaban generar el diálogo y el

cuestionamiento a elementos de la vida cotidiana o cercana de los estudiantes, en relación con la

violencia, sin ser manifiesta de forma directa la intensión de abordar el concepto de la violencia.

Lo que se intentó realizar fue que los estudiantes no se sintieran observados, con el fin de que

fuera más fluida la participación y fuera parte de un día normal de clase.

En estos términos, el pretextó pedagógico inicial fue tomar el concepto de cultura, que es

abordado en la Ley 1014 de 2006 “de fomento a la cultura del emprendimiento”; en la cual

define cultura como el:

Conjunto de valores, creencias, ideologías, hábitos, costumbres y normas, que comparten

los individuos en la organización y que surgen de la interrelación social, los cuales

generan patrones de comportamiento colectivos que establece una identidad entre sus

miembros y los identifica de otra organización. (Art. 1)


78

Además, de realizar un ejercicio de diálogo a través de una lluvia de ideas, ante algunos

interrogantes sobre la definición en el salón de clase. Este ejercicio, definido para todos los

cursos, al indagar sobre las representaciones que tenían sobre los contenidos culturales en

relación con la violencia. Esto como una forma de revisar de forma general las representaciones

de los estudiantes.

Asimismo, se buscó desglosar cada elemento de esta definición básica con el contexto

colombiano, con preguntas como: ¿qué costumbres tienen los colombianos que imposibiliten

tener una mejor situación económica en el país? ¿Qué hábitos? ¿Qué creencias?, lo que generaba

patrones colectivos. Inicialmente, los estudiantes relacionaban la cultura con la música, los trajes

y los platos típicos. Pero cuando se empezó a mostrar que la cultura tenía que ver con las

actividades cotidianas, que estaban relacionadas con las creencias, los valores, las ideas, las

costumbres, empezaron a surgir respuestas relacionadas con la violencia, sin haber mencionado

el concepto en el direccionamiento de la actividad; en frases como “los colombianos son muy

agresivos, por todo pelean”, “los guerrilleros son los culpables de cómo está el país”, “el vivo

vive del bobo”, “los ladrones son el problema”, “los colombianos hablan a gritos y con

groserías”, “siempre buscan tumbar a alguien”, “ganarse la vida fácil”, “buscan los torcidos”,

“son recursivos”, etc., en relación con el narcotráfico y la delincuencia.

Luego, en el ejercicio se identificó una clase de contenidos al relacionar la cultura con lo que

se ve, se escucha y se produce. Es por esto por lo que se les pregunto: “¿qué contenidos los

colombianos producimos y vemos?” Ellos señalaron entre películas, series, novelas y música que

pasan por la televisión colombiana e internet; entre lo más nombrado, en términos de música, el

reggaetón y la música de despecho; y entre las producciones audiovisuales son El Capo, Sin tetas

no hay paraíso, Pandilla guerra y paz, Las muñecas de la mafia, Pablo Escobar, La reina del
79

flow, El señor de los cielos, entre otras. Estas han sido presentadas en las canales nacionales,

como Caracol TV y RCN, y han pasado a plataformas como YouTube y Netflix, en internet

según los estudiantes que entre comentarios narraban partes de las series o novelas.

La situación planteada por los educandos en el aula de clase llevó a revisar las plataformas de

YouTube y Netflix, y a observar la interacción e impacto a nivel general que tienen estos

contenidos. En la plataforma de YouTube se encuentran las series y las novelas por capítulos, en

donde se puede constatar el número de reproducciones y los comentarios que puede dar luces del

impacto y la cantidad de audiencia que tienen estos contenidos con carga violenta. Un ejemplo

claro es un capítulo: “Sin tetas no hay paraíso 2: catalina agarra a golpes a Dayana” del canal de

YouTube de Caracol televisión, del 18 de junio de 2018, el cual tiene 4 470 116 reproducciones,

24 200 me gustan y 1403 comentarios.

De la misma forma, Netflix tiene series como Pablo Escobar, el patrón del mal, Sin tetas no

hay paraíso, entre otras. Esta plataforma sugiere contenido seleccionando, lo más visto en ella,

en donde se pueden encontrar estos títulos en los primeros lugares de audiencia, como se

constata al ingreso de la plataforma, durante los dos años de observación de contenidos en

relación con la violencia. Sin contar la gran variedad de películas de acción, drogas y violencia

que ofrece la plataforma, sin ninguna restricción a sus suscriptores. Aquí es válido lo que planteó

Zarzuri (2008): ¿qué es lo que ofrece la sociedad a los jóvenes? Si se revisa a detalle el contenido

de las producciones nombradas, se encuentran conductas, prácticas, diálogos y estilos de vida

violentos. Una carga de violencia simbólica que logra naturalizar o interiorizar relaciones de

poder y prácticas que actúan de forma inconsciente y subliminal, que se incorporan en el

lenguaje cotidiano al mantener la discriminación y los estereotipos. Al tener en cuenta la

población objeto de indagación, la cual es estigmatizada y señalada, la sociedad les brinda este
80

tipo de cultura cinematográfica, que se ha convertido en un hábito de observación y de

interacción cotidiana de fácil acceso, a diferencia de los contenidos educativos o alternativos.

Por otra parte, cuando tienen encuentro con otra clase de contenido, resulta en ocasiones

molesto y aburrido, como ocurrió en el pretexto pedagógico de cine foro, con la película titulada

El niño que domo el viento. En esta actividad se utilizó la plataforma Netflix para su proyección

en el auditorio del colegio, al ingresar dos cursos por proyección. El objetivo de la actividad era

conectar la película con las capacidades y las habilidades de trasformación de la realidad de una

persona, a pesar de las condiciones de vida, como parte de las actividades de la asignatura de

emprendimiento. Ante su valor e importancia de una historia real, para algunos resultaba

aburrida y sin acción. Pedían una película diferente, estaban indispuestos y decían cosas como

“profe, ya se vio la de Pablo Escobar, en Netflix está… póngala”, y los comentarios entre ellos

surgían muy espontáneos, emocionados y conectados con ese tipo de contenidos. Así, afirmaban

que preferían películas de carros, de acción y de terror, algunos estudiantes que manifestaron

abiertamente; los comentarios no eran ajenos a la realidad escolar llena de conflicto por parte de

estos estudiantes.

Al realizar los pretextos pedagógicos surgieron opiniones y posturas que se fueron

dinamizando a través de preguntas generales como: ¿qué tienen que ver los contenidos de esas

películas, novelas y series con la violencia que vive el país? En los diálogos abiertos de clase

manifestaban que esa era la realidad y eran historias de la vida; solo un grupo muy reducido de

estudiantes afirmaron que esos contenidos eran una mala imagen para el país, que los

colombianos no son lo que muestran esos contenidos. Otra pregunta, como parte de los pretextos,

fue: ¿si esos contenidos influenciaban a las personas hacer parte de la violencia? En la mayoría

de los cursos se abría debate entre quienes afirmaban que sí, el cual era un grupo reducido
81

quienes manifestaban que esos contenidos hacían que las personas aprendieran cosas que estaban

mal. Otro grupo manifestaba que era solo entretenimiento y otros estudiantes afirmaban que esas

películas o novelas reflejaban la vida y mostraron tener una afinidad o conexión que se evidenció

con comentarios entre ellos, como “así es como toca tratar a las liebres”12.

A medida que se explicó que la cultura abarca lo que se hace, cómo se hace y para qué se

hace, como parte de las acciones colectivas de una sociedad. Para los estudiantes, ver contenido

violento no es algo relevante, en torno a la cultura colectiva y de las acciones violentas que vive

el país, pues manifiestan que lo que ven en la televisión y el internet es simplemente

entretenimiento; no lo aceptaban, pero sí lo normalizaban sin cuestionamientos.

En otro pretexto pedagógico, que buscaba explorar las representaciones que sobre la violencia

construyen los jóvenes en relación con los actores del conflicto armado y violento del país, se

realizó como parte de la semana por la paz, el cual consistió en un espacio de cine foro, con el

documental La Sierra, con los estudiantes. Este narra la historia barrial del oriente de Medellín,

en el cual los jóvenes de barrios populares y marginados hacen parte del conflicto armado

urbano, influenciados por las drogas, al ser parte de la estructura paramilitar de las Autodefensas

Unidas de Colombia (AUC) del Bloque Metro, al ejecutar acciones dirigidas por mandos que

tiene relación con políticos y élites con fines de control territorial, político y económico.

En este ejercicio se realizó, inicialmente, la identificación de los actores del conflicto armado

colombiano como tarea y luego la socialización en el tablero, después de la proyección del

audiovisual. En el momento de los cometarios y el diálogo, los estudiantes identificaban a los

protagonistas como guerrilleros, no dimensionaban la diferencia entre los grupos armados, a

pesar de haber realizado el ejercicio inicial y final de identificación y diferenciación de estos

12
Estudiante de 16 años de grado 7.º.
82

grupos. Entre las actividades del espacio se les pidió escribir una carta dirigida a uno de los niños

que habían nacido durante el documental, hijos de los jóvenes que hacían parte del grupo

paramilitar. Al tomar las cartas como medio de comunicar lo que pensaban sobre lo visto en el

documental, se pudo identificar que de 35 cartas, solamente 3 identificaban claramente el grupo

armado al cual hacían parte los jóvenes del documental; 19 relacionaban la situación con la

guerrilla con frases, como “la vida de su papá guerrillero no está bien”; y 13 elaboraron la carta

sin nombrar el grupo armado. Todas las cartas apostaron a darle consejos al niño, llamando

alejarse de la vida del papá y del barrio.

Figura 5. Carta elaborada por estudiante de grado octavo como parte del pretexto pedagógico,

cine foro

Fuente: elaboración propia


83

En este pretexto pedagógico se pudo identificar que en las representaciones sociales de los

jóvenes se mantiene en los imaginarios que la prensa o medios de comunicación nacionales han

construido sobre la violencia en el país, al direccionar los ojos de la sociedad a un actor como el

único culpable de los problemas del país; como es el caso concreto con el grupo armado Fuerzas

Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC- EP). En las cartas

identifican directamente este actor con el padre del niño a quien le escribían la carta, al obviar

por completo que se hablaba de un integrante del paramilitarismo; como si estuviera

interiorizado e implantado en el inconsciente un enemigo público, al cual se señala, se visibiliza

y se justifica el accionar violento para eliminarlo. Al respecto, Lobato y Hurtado (2009) y

Manrique (2016) dijeron que en la población colombiana el proceso de construcción y

deconstrucción de las representaciones sobre los grupos implicados en el conflicto pasa por los

medios de comunicación como la prensa y la televisión, en donde es evidente una complicidad

con los grupos paramilitares y el narcotráfico, al minimizar su accionar y resaltar el de la

guerrilla.

Dicha situación es identificada por García (2012), cuando afirmó que la prensa recurre a

estrategias lingüísticas para aminorar u ocultar responsabilidad de los paramilitares en hechos

violentos, al resaltar a la guerrilla, asunto que se intensificó en el periodo del 2002 al 2006. Una

de estas estrategias es evitar nombrar a los paramilitares en las noticias y, por el contrario,

nombrar de forma específica la guerrilla de las FARC con frente e integrantes. Esto puede

explicar que los jóvenes, cuando se hable de actos de violencia, hagan alusión a un actor

especifico.

También fue identificada la representación reduccionista que mencionaron Lobato y Hurtado

(2009) sobre la violencia, al pensar que la desaparición de los grupos armados reduciría el
84

fenómeno de la violencia. Al respecto, entre los diálogos después de la elaboración de las cartas,

los estudiantes asumían la situación planteada como un asunto moral de lo que está bien o mal;

sin realizar un ejercicio retrospectivo de su papel o función dentro la violencia. Los estudiantes

no vinculaban la relación del consumo con la violencia del país, puesto que como consumidores

no se cuestionan la procedencia de la droga y todas las relaciones que se tejen alrededor de ella.

Es por esto por lo que en la siguiente semana se realizó un ejercicio de consumidor

consciente, como parte de una formación política ante la violencia. En esta se propuso desglosar

la actividad económica de una empresa cercana, se escogió a Colanta, empresa de productos

lácteos que tiene planta de producción en Funza, al desglosar detalladamente la cadena de

producción, distribución y comercialización, al identificar las relaciones, los beneficiarios y los

beneficios del producto como una actividad económica del país. Luego, se realizó el mismo

ejercicio con el negocio del narcotráfico, al tomar como producto de comercialización la droga,

al enfocarse en mostrar las relaciones de violencia y pobreza, situación que generó asombro,

silencio y señalamiento entre los estudiantes; estos últimos a personas que hacían parte del

consumo y venta de droga. Dicho ejercicio buscaba mirar el consumo y la violencia desde otro

lugar, desde el de la responsabilidad como sujeto político, en este caso desde la idea de consumo

consciente13, que esta guiada a buscar alternativas éticas, responsables y empoderadas de

consumo, en contra de la dinámica del sistema de mercado capitalista, en términos del impacto

social de una actividad económica.

Una práctica como el consumo genera interacciones sociales que pueden impactar en la

sociedad, sea de forma negativa o positiva, es por esto que es necesario mirar las prácticas

13
Consumo consciente es un concepto reivindicado desde movimientos sociales y campesinos, en torno a la
soberanía alimentaria, como práctica que empodera a los pueblos para decidir qué producir, comercializar y
consumir sin imposición del capitalismo.
85

individuales y cotidianas desde un posicionamiento crítico y de construcción ante un fenómeno

como la violencia; puesto que las prácticas sociales que se ritualizan en las interacciones sociales

tienen escenarios discursivos que escenifican el poder, las ideologías y la violencia (Chajin-

Mendoza, 2017).

Así, como parte de la escenificación en los medios de comunicación, en torno al fenómeno

social de la violencia en Colombia, se puede ver claramente la gran cantidad de contenido que

circula y que interactúan los jóvenes, como un escenario discursivo de violencia y guerra; como

fue lo encontrado en el contenido observado, publicado y compartido en las diferentes

plataformas de comunicación del contexto de los jóvenes observados.

3.3 Contenidos violentos en el ciberespacio

El ciberespacio como un escenario discursivo dinámico en el que confluyen contenidos

multimedia lleva mensajes e ideas de forma interactiva y eficaz. En donde se grafican las ideas y

se proyectan públicamente, al buscar un receptor del mensaje. Esta no siempre llega con la

misma intensidad e importancia, pero cuando existen círculos sociales en torno a los mensajes

construidos por unos códigos culturales comunes, la dinámica del discurso en el mensaje

establece unos parámetros culturales que se reflejan en las acciones y prácticas de los jóvenes.

Durante la observación se pudieron identificar unos tipos de contenido, en relación con la

violencia estructural, que plantea gran preocupación por la carga simbólica que trae consigo unas

relaciones de poder, discriminación y marginación. Inicialmente, se evidencia la posición que

asume la sociedad, en donde se identifican las representaciones sociales que tienen frente a un

hecho de violencia juvenil, a través de los comentarios de una publicación, y segundo, la

posición que asumen los jóvenes ante la sociedad y sus representaciones sociales que lleva a

asumir el rol impuesto por una sociedad que los margina.


86

Durante el primer semestre del año 2018 se presentó un hecho de violencia física, en donde

cuatros mujeres en edad escolar se enfrentaron en la vía pública con agresiones físicas y verbales

al portar armas blancas; dos de las implicadas son estudiantes de la institución. La situación fue

grabada por una persona del sector y publicada el día 24 de marzo de 2018 en Facebook, con 821

reproducciones y 10 veces compartido; en donde hacen mención del colegio como la Unidad

Básica (ver Imagen 2).

El hecho es publicado como noticia y es transmitido por Noticias Caracol, en las tres

emisiones noticiosas del 25 de mayo del 2018, y publicado en las plataformas digitales como

Figura 6. Publicación de Facebook, agresión física y verbal de estudiantes del colegio

Fuente: toma propia

Facebook, con 147 025 reproducciones, y en Twitter con 2000 reproducciones (ver Imagen 6).

Esta situación generó un impacto negativo a nivel institucional, al identificar que las implicadas

eran parte de la comunidad educativa, aunque en la noticia tapan los rostros y no reconoce la

institución educativa de las menores, el lunes durante la jornada escolar los estudiantes y

docentes comentaban el caso y sabían quiénes eran las involucradas en la riña.


87

Figura 7. Publicación del hecho de violencia directa como noticia en Facebook y Twitter de

Noticias Caracol

Fuente: toma propia

En la observación de los comentarios, en relación con el hecho, se identificó un grupo de

comentarios que indicaban que el problema hacia parte de algún agente del Estado, porque se

podía reprender o castigar a los jóvenes. Entre los señalados está el Bienestar Familiar, el

gobierno, los congresistas, la justicia, las normas, las leyes, los jueces y los fiscales por

flexibilizar la normatividad con los menores de edad:

Derogen esa porquería del Código del Menor. Por eso es por lo que todas estas raticas en

crecimiento [niños y niñas], hacen lo que les viene en gana, no solo amenazando a sus

compañeros; sino hasta a los profesores y vigilantes. A ver Corte Constitucional deje de

dañarle la vida a la juventud colombiana, jueces dejen de ser alcahuetas. (Noticias

Caracol, 2018, párr. 1)


88

Otros comentarios hacían alusión a las vías de hecho, al afirmar que les faltaba correa,

chancleta y manguera, hasta algo tan grave como la necesidad de eliminarlas para solucionarlo.

De igual forma, estaban quienes pedían leyes más duras y cárcel: “Metan a la cárcel a esas

niñitas berracas, no sacar plata a los padres, denles 8 años de cárcel así se mejoran” (Noticias

Caracol, 2018, párr. 1); y quienes las incriminaban en problemas de drogas: “Dos picaras que se

enfrentan por el territorio escolar para vender droga, una ley que castigue la delincuencia desde

los 14 años y fin al problema... Y algo de paloterapia” (Anónimo, 2018).

Solo se encontró un mensaje en el cual decía “nadie debería juzgar sin saber realmente como

sucedieron las cosas” (Noticias Caracol, 2018, párr. 1). Esta situación parece ser un espectáculo

que todos quieren ver y juzgar, en la que no se plantea soluciones reales ni cambios en la forma

como funciona la sociedad colombiana. Nadie mencionó las condiciones de vida que han llevado

a que unas adolescentes se agredan en la calle con armas. Toda esta situación como una muestra

del pánico moral, que mencionaba Zarzuri (2008), como un proceso de criminalización

mediática, en la que los espectadores señalan, juzgan, estigmatizan y criminalizan a unas

jóvenes. La raíz del conflicto pierde relevancia ante lo que la sociedad busca señalar, con lo que

Galtung llamó utilitarismo moral, al encasillar la situación entre lo incorrecto y lo correcto de

forma superficial, desde un sistema de concesiones culturales estereotipadas.

De igual modo, entre los comentarios se direccionaba a identificarlas como ñeras “como se

reconoce a un ñero o ñera… siempre lleva un cuchillo” (ver Imagen 8). Esta relación, de ser

ñero, plantea cuestionamientos en relación con ¿Cómo funciona este término en la sociedad y en

el grupo de estudiantes? Por una parte, los comentarios son de la forma despectiva en la que se

refieren, como un lenguaje cotidiano que mantiene la discriminación y la marginación de un

grupo de personas en la sociedad, que tienen conexión con el estatus económico y social.
89

Por otra parte, los estudiantes se relacionan con esta palabra de forma positiva entre ellos, es

un término utilizado como laso de amistad; como si se identificaran con lo que abarca esta

palabra, como si asumieran el rol que le han establecido de pobre, marginado y discriminado.

Estas relaciones de poder desencadenan una violencia simbólica y directa como parte de una

violencia estructural. Puesto que la palabra ñero se instala en el lenguaje cotidiano como una

categoría de sentido común, como un sistema de significados que conforma una cultura; está

como producto de situaciones históricas que en la práctica plantea la forma como se comprende

al otro, se le dirige y se le asigna un lugar en la sociedad.

Figura 8. Comentarios gráficos sobre la situación de agresión entre las estudiantes en relación

con la categoría ñero

Fuente: (Noticias Caracol, 2018)

A partir de la interacción con el video, se pudo identificar a una estudiante del colegio que

comento lo siguiente (ver Imagen 9).

Figura 9. Comentario de una estudiante del IED Miguel Antonio Caro, sede principal, en la

publicación de Noticias Caracol publicada en el perfil de Facebook

Fuente: (Noticias Caracol, 2018)


90

Este comentario reflejaba la conexión que tenía esta estudiante de grado séptimo con las

estudiantes implicadas, que estaban en grado sexto. Al observar el perfil de Facebook se observa

una publicación en la cual refleja la preocupación que tenía por una en especial, Juliana14, ante el

hecho de que la policía de infancia y adolescencia las tuviera en custodia. Entre los comentarios

de los amigos, se puede ver un apoyo ante la situación. Además, en uno de los comentarios se

utiliza vocabulario agresivo en contra de las personas que grabaron el hecho de violencia y

escribe al final “Asss111-77715”, como parte del leguaje y códigos que entre ellos comparten.

Figura 10. Imagen tomada del perfil de Facebook de una estudiante, en relación con el hecho

de violencia

Fuente: (Perfiles Facebook, 2019)

14
Los nombres fueron cambiados y borrados en las publicaciones por respeto a los jóvenes implicados.
15
Estos símbolos son relacionados con grupos delincuenciales, según Caracol Noticias: “Ojo a estos símbolos,
los usan delincuentes para marcar a sus víctimas” (Noticias Caracol, 2018).
91

A partir de este comentario, se identifican los perfiles de otros estudiantes. Además, gracias a

ella se empiezan a observar las interacciones y los contenidos, al buscar entender la situación de

violencia. Así, las estudiantes de la riña, como la que escribe el comentario, tenían lasos de

amistad que se conectaban con estudiantes, antes identificados en el aula de clase por el bajo

rendimiento académico, problemas convivenciales y encuentros con la violencia directa como

algo cotidiano. La ruta inicial fue revisar las publicaciones con el fin de analizar los contenidos

que colgaban en sus muros de Facebook, que dieron paso a evidenciar las interacciones entre

ellos y el tipo de contenido que compartían y publicaban. Esta revisión suministró información

importante frente al tipo de lenguaje verbal, corporal y simbólico utilizado por los jóvenes, que

hacen parte de las representaciones sociales que tienen en su sistema de ideas y creencias que son

expresadas en sus prácticas comunicativas.

Este ejercicio de observación en Facebook plantea una limitación, en términos de la población

objeto de investigación, puesto que el seguimiento a los contenidos implicaba salir de la

población objeto de estudio, los jóvenes de la institución educativa, y observar una gran cantidad

de contenido que tenía relación con el fenómeno de violencia que hacía parte de los contactos

que tenían los jóvenes. De alguna forma, ese contenido evidenciaba elementos del contexto en el

cual transitan los jóvenes y dimensionan la violencia estructural en la que habitan, pero llegó un

punto en el que la información en la web desbordaba la investigación.

Por otra parte, al tener en cuenta que en el grupo de observación se encontró diferente tipo de

contenido alusivo a drogas, armas, agresiones físicas y verbales como un estilo de vida. El tipo

de formato más predominante son las imágenes que expresan estados de ánimo, ideas,

pensamientos y gustos que tienen afinidad con sus contactos o amigos que comparten y
92

etiquetan. Como es el caso de la imagen publicada en la que se integra el juego Free Fire y la

narconovela El Capo.

Estos tienen una relación directa con la violencia simbólica como justificación de la violencia

directa. Seguido por el discurso entendido por su lenguaje y símbolos escritos, que manejan unos

códigos culturales particulares. También, se encuentran las fotografías propias y con sus círculos

sociales más cercanos, con posturas y lenguajes corporales similares. Por último, los

audiovisuales entre música y videos cortos.

Figura 11. Imagen publicada en Facebook, que relaciona el juego Free Fire y la narconovela

El Capo

Fuente: (Perfiles Facebook, 2019)

El contenido publicado, en memes o imágenes, en relación con el fenómeno de la violencia,

por los estudiantes observados, está ligado a unas representaciones sociales que han proyectado

los medios de comunicación masiva como parte de un sistema de significados hegemónicos de

una civilización del mercado (Castells, 2000). Puesto que la forma de expresar los asuntos

personales, como pensamientos y sentimientos, están ligados con códigos culturales que han sido

moldeados, expuestos y difundidos por las producciones televisivas nacionales, series y


93

películas, en los medios tradicionales, y que han pasado a las nuevas plataformas, como

Facebook, WhatsApp y YouTube, en donde los jóvenes interactúan con mayor confianza y

facilidad. En estas plataformas utilizan frase celebres de los personajes de dichas producciones,

como si fueran un referente para ellos.

De igual forma, las imágenes publicadas tienen connotaciones en el lenguaje, es decir, maneja

un discurso homogéneo ilustrado con la palabra y la imagen, como parte de una violencia

simbólica que justifica la violencia y sus prácticas, como el consumo de drogas, el porte de

armas o ser parte de un grupo social ligado a pandillas y a la delincuencia (ver Imagen 12). Este

tipo de violencia simbólica o cultural están hechas de procesos de comunicación, basadas en la

producción y el consumo de signos que son interiorizados por los jóvenes, publicados y

compartidos en sus círculos sociales. Puesto que la producción de audiovisuales como Pandillas

guerra y paz, La vendedora de rosas, Sin tetas no hay paraíso, El Capo, entre otras, son creadas

desde las dinámicas de la civilización de mercado, estas son cómplices y difusores de un estilo

de vida muy cuestionable ante la realidad social del país, puesto que los jóvenes se identifican y

se reafirman dentro de estos códigos culturales de violencia.


94

Figura 12. Algunas imágenes encontradas en los perfiles de Facebook, en relación con

producciones audiovisuales de contenido violento de los medios masivo de comunicación

Fuente: (Perfiles Facebook, 2019)


95

Al respecto, existe una conexión identitaria con las producciones de los medios masivos, en

torno a una cuestión de clase, en otras palabras, los jóvenes sienten que las historias proyectadas

por estas producciones reflejan sus vidas propias, en donde ven proyectadas las carencias y

vulneraciones vividas en la cotidiana. Es en este punto en donde la violencia estructural es más

palpable, porque desde las condiciones materiales de desigualdad, los jóvenes buscan conseguir

la fama, el dinero y los lujos, sin cuestionarse el camino para lograrlo. Estas producciones relatan

historias de personajes que consiguen lo anterior por medio de prácticas violentas, que son

justificadas por los códigos culturales que transitan en el estilo de vida que asumen proyectar. De

esta forma, los jóvenes piensan que no importa cómo salir de pobres, sino el hecho de salir de

pobres, sin ninguna restricción ética y moral de su accionar. Es así, como el dinero fácil y rápido

es el más atractivo en esta joven población.

Además, la justificación está reflejada en sus imágenes, como se ven en la Imagen 13. A

través de imágenes que utilizan personajes de narconovelas y armas, manifiestan sus deseos de

cambio en el nivel económico y adquisitivo; puesto que es una realidad que esos estudiantes

viven en condiciones económicas y familiares precarias, en donde las posibilidades son limitadas

y la sociedad, a través de los medios, grafican un a posibilidad sórdida.


96

Figura 13. Algunas imágenes encontradas en los perfiles observados en Facebook, que

relacionan la violencia con las condiciones socioeconómica

Fuente: (Perfiles Facebook, 2019)

De esta manera, como una relación correlativa, los estudiantes se vinculan por medio de roles

en una red mundial lucrativa, como es el narcotráfico, al ubicarse en las estructuras desde sus

capacidades. Esto quiere decir que los estudiantes empiezan a perfilarse en función del sistema,

de la civilización del mercado; hay quienes gestionan la publicidad de un producto y lo

consumen, otros que lo venden y reclutan más posibles compradores y vendedores.

Como todo un negocio del sistema capitalista, utilizan los medios de comunicación para

hacerse conocer ante la sociedad. Como parte del llamado márquetin de contenido, que se

encarga de atraer público con un objetivo bien definido, en este caso, el consumo y la

distribución de drogas y armas; a través de la creación, la producción, la comercialización y la

distribución de contenido alusivo al producto, puesto que esta publicidad garantiza que exista
97

demanda por el producto. De esta manera, existe una complicidad de los grandes productores y

de los medios de comunicación con el narcotráfico, al visibilizar estereotipos ligados con este

negocio.

Es así como los medios construyen representaciones sociales en los jóvenes, que conllevan

acciones violentas, puesto que proporcionan insumos culturales para estos reproduzcan

contenidos entorno a los códigos culturales que envuelven el círculo social de las drogas y la

violencia. Debido a que existe quien elabora esta clase de contenido, quienes la comparten, y

quienes reacción positivamente a este; todos con un fin personal, que hacen parte de una red.

Figura 14. Algunas imágenes encontradas en los perfiles de Facebook observados, en relación

con el consumo de drogas

Fuente: (Perfiles Facebook, 2019)


98

De esta forma, los jóvenes hacen parte de lo que Castells (2000) llamó las redes globales de

instrumentalización, que conectan o desconectan, a través de intercambios y de forma selectiva,

individuos, grupos, regiones o países, según su importancia para cumplir las metas procesadas en

la red.

Esto refiere a la instrumentalización de la población joven desprotegida y marginada, como

agentes comprometidos en el negocio de las drogas y de las armas que no tienen nada que perder.

Una instrumentalización que parte de la construcción de representaciones sociales que establecen

una identidad. Al respecto, Castells afirmó que es el principio organizativo de las comunidades

virtuales, porque es:

[Un] proceso mediante el cual un actor social se reconoce a sí mismo y construye el

significado virtual sobre todo de un atributo o conjunto de atributos culturales

determinados, con la exclusión de una referencia más amplia a otras estructuras sociales.

(Castells, 2000, p. 45)

No es un secreto que gran cantidad de jóvenes exploran prácticas y acciones que están

relacionadas con esta red global, que impone la violencia como mecanismo de obtención de

estatus, poder y dinero. Este principio organizativo, la identidad, se construye no solo en las

comunidades virtuales, sino también en las comunidades locales entre conocidos, amigos y

familiares.

Así, la identidad está ligado a la afinidad y el sentido de pertenencia que tienen los estudiantes

en sus círculos sociales. A través de las publicaciones se puede observar que los estudiantes

comparten contenido y etiquetan a las personas que relacionan con lo publicado; al utilizar

palabras como amigo, socio, mi ñero, pana, el combo y mi parcero, entablan una relación de

complicidad. La cuestión radica en que se relacionan con imágenes con carga violenta, pues
99

grafican contextos violentos, como el revolver y al amigo herido o en la moto disparando. Esta

representación que estos jóvenes construyen sobre la violencia, a partir de la interacción de

contenidos en torno a las relaciones de amistad, es una forma de naturalizar la violencia como

una práctica social cotidiana que se justifica por ser parte de su identidad. El pertenecer a un

grupo es de gran significación para los jóvenes, entre mayor afinidad entre los códigos culturales,

se solidifican la interacción de amistad.

Figura 15. Imágenes tomadas de perfiles de Facebook, en relación con identidad y

pertenencia

Fuente: (Perfiles Facebook 2019)

Otro elemento que hace parte en la construcción de representaciones entre los perfiles

observados es la afiliación a una hinchada de un grupo de fútbol. En los perfiles se puede ver

contenido alusivo a los equipos de este deporte, esto relacionado con lo observado en el colegio,

se puede afirmar que estas conexiones generan gran impacto en cuanto a la violencia en los
100

jóvenes. Relación que no es ajena de las armas, las drogas y las peleas desde las dinámicas de las

barras bravas.

Figura 16. Imagen tomada de un perfil observado de Facebook, en relación con la afiliación a

grupos de hinchas

Fuente: (Perfiles Facebook (2019)

De igual forma, la identidad está ligada con los gustos musicales, en donde predomina la

escena musical del hip hop y el rap. Entre el contenido evidenciado están los exponentes

musicales internacionales, nacionales y los locales. Por una parte, esta Snoop Dogg, un rapero

estadounidense muy famoso con contenido disponible en plataformas musicales como Youtube,

Spotify, Deezerr, Play Music y Tuneln. Asimismo, los perfiles en redes sociales. Este tiene una

gran fama y dinero, y se ha destacado por proclamar un estilo de vida entorno al consumo de

drogas. Los memes con la cara de Snoop Dogg y sobre el consumo de drogas se pueden

encontrar en varios perfiles de Facebook observados; asunto que fue identificado inicialmente

con una noticia compartida en el perfil de un estudiante, noticia del perfil del Canal1en Facebook

(Imagen 17) titulada “Snoop Dogg contrató una persona para que le arme los porros y le paga

una millonada. Canal 1” y publicada con la frase “Esa persona gana más al mes que la mayoría

de alcaldesa en Colombia”. Esta noticia puede tener múltiples interpretaciones, por una parte, la
101

representación que tienen los colombianos de los funcionarios públicos como los alcaldes, y la

relación que hacen en términos económicos y sociales de los dos contextos vinculados en la

publicación.

El análisis de esta publicación llevó a interpretarla como si fuera más lucrativo ser parte del

negocio de la droga; como si algo tan trivial como armar porros fuera más gratificante. Esto

como parte de la civilización del mercado. Alrededor de esta publicación existe una carga

simbólica de mucha recepción, puesto que el mensaje tuvo una gran interacción al ser

compartido 1461veces y tener 5000 reacciones. Estas últimas que pueden dar muestra de la

aceptación social que tiene el negocio de las drogas, a pesar del impacto social que dejan todas

las dinámicas alrededor de esta, que intensifican la violencia y la guerra. Una muestra de la

aceptación es encontrar 5000 reacciones, en donde solo 24 personas reaccionaron que les

entristece, 30 les enoja, 322 les asombra, 2600 les divierte, 1600 les gusta y 361 les encanta. En

total serían solo 376 personas de 5000 que no están de acuerdo con la situación que expone la

publicación. Aproximadamente, solo el 7 % de las personas que reaccionaron, lo rechazan desde

una intensidad diferenciada, puesto que el me asombra no se puede ver claramente su

intencionalidad.
102

Figura 17. Publicación en perfil de Facebook de Canal 1

Fuente: (Canal Capital, 2019)

Asimismo, fue encontrado contenido relacionado con Crack Family, una banda de rap

reconocida en la escena musical, antes llamada Fondo Blanco. Estos son reconocidos por hablar

de la vida de barrio y del mundo callejero, al ser muy directos en las letras y vídeos al mostrar

como escenario los suburbios, las personas habitantes de calle y la gente del barrio. Sus letras

cuentan las historias de hambre, frío, soledad, robos, de asesinos, de armas, drogadictos, de no

temerle a la muerte y de la necesidad del rebusque, sin importar lo que toque. Como una forma
103

de resistencia, asumen estar en contra del Estado y de la religión, se consideran anarquistas.

Además, hablan de resistencia como la forma de sobrevivir en la calle; una resistencia sin salida,

que la vida les ha impuesto y de la cual deben ocuparse.

Los códigos culturales de esta banda están impregnados en los estudiantes, los memes en

torno a frases de la banda son tomados como una referencia identitaria.

Figura 18. Contenido grafico en perfiles en relación con banda de rap Crack Family

Fuente: (Perfiles Facebook, 2019)

Por una parte, es conflictivo el concepto de resistencia, puesto que la representación social de

este concepto está guiada a la sobrevivencia, como el mantenerse firme con su mundo, sin buscar

una salida. Como si cada vivencia en el barrio, en la calle, bajo las dificultades, la pobreza, el
104

rebusque, fuera lo que los une y los mantiene soportando la cruda realidad. La resistencia se

plantea en términos de la ilegalidad de sus acciones ante la sociedad, sin tener una apuesta por

cambiar esas situaciones que conllevan a ser víctimas de una violencia estructural.

De igual forma, esta se contradice con la representación social de resistencia desde los

movimientos sociales, en donde el cambio social es fundamental para mejorar las condiciones de

vida de las personas; resistencia como una apuesta política de cambio y transformación.

En este momento existe una contradicción de representaciones sociales en torno a la

resistencia, ante la proclamación de rebeldes en estos códigos culturales, debido a que estas

personas hacen parte del sistema y asumen el papel que se les ha impuesto y se apropian de él; al

difundirlo como un estilo de vida crean afinidad e identidad en sus círculos sociales. Lo que trae

consigo la intensificación de la violencia directa, ante el no cuestionamiento de esa violencia

estructural y cultural en la cual están inmersos y son víctimas.

Así, parte de la construcción de la identidad se encontró en páginas de Facebook que difunden

contenido y que es compartido por los estudiantes. Las más recurrentes entre los observados son

“El Chirrete”, “Memes el Zarco”, “Frases del Barrio”, “Pandillas guerra y paz” y “Princesas y

bandidos”, que están por la misma línea

Por su parte, la página “Princesa y bandidos” refiere a las representaciones en cuanto a las

relaciones afectivas de pareja. De forma gráfica se puede ver el tipo de relación que se plantea,

en cuando a la construcción de una relación en torno a prácticas fuera de la ley o de lo normal, al

conectarlo con armas, muertes y complicidad. Este contenido es publicado por estudiantes que

mantienen relaciones de noviazgo y sienten que la imagen refleja parte de ella, puesto que la

interacción con este contenido se observa, publican, comparten y generan reacciones a su pareja,

como a los que ven la publicación en sus círculos sociales.


105

Figura 19. Contenido grafico en relación con las relaciones afectivas de pareja con carga

simbólica de violencia

Fuente: (Perfiles Facebook, 2019)

El representarse como bandidos plantea más interrogantes frente a cómo se ven proyectados

estos jóvenes: ¿por qué plantean una relación de complicidad desde estos códigos culturales

desafiantes?

Por otra parte, la publicación de imágenes consumiendo drogas, entre ellas la mariguana hasta

el bazuco y el pegante, al ser menores de edad en la etapa de desarrollo de la identidad en la cual

transita de niños a adolescente. Así, la inocencia de la niñez es violentada por un sistema de

relaciones invasivas y destructivas. Esta es manifiesta y alarmante en dos estudiantes los cuales
106

publican contenidos de esta página. Así, en la página catalogada como de entretenimiento en

Facebook “La banda del Zarco” 16,

Figura 20. La banda del Zarco

Fuente: (La Banda del Zarco, 2020)

Publican imágenes relacionadas al consumo y son publicadas por dos estudiantes en

Facebook. Es relevante mencionar que ante la procedencia de este contenido, al revisar la imagen

que muestra el consumo de droga entre dos niños, tuvo un impacto significativo al ser

compartido 5700 veces, al tener entre 2800 reacciones entre me divierte, me gusta y me encanta.

Figura 21. Imagen publicada en los perfiles de los estudiantes, contenido procedente de la

página en Facebook “La banda del Zarco”

16
El Zarco es un personaje de la película La vendedora de rosas, en donde se narra la vida
marginal de unos niños y jóvenes sumidos en las drogas y en la miseria.
107

Fuente: (La Banda del Zarco, 2020)

En este aspecto, el punto a observar es la edad con la cual los jóvenes empiezan a vincularse a

prácticas de consumo de drogas y todo lo que acarrea para el desarrollo de su personalidad e

identidad, lo cual es determinante en las relaciones que entable como joven y adulto en la vida.

Precisamente, este tema de la edad fue lo que más llamó la atención en fijar la mirada en los diez

estudiantes observados, puesto que todos eran estudiante de grado 6.º y 7.º. A pesar de que entre

los 20 cursos existían otros casos y situaciones relacionados con la violencia, estos casos

generaban más preguntas, puesto que existían unas alertas sobre la cantidad de población en cada

grado escolar y problemas de convivencia por conflictos continuos en estos cursos. Debido a que

la distribución de la población es abismal, en relación con los cursos, como se puede ver en la

siguiente tabla, pues había siete grados en sexto con gran población, en los cursos decimo y once

solo había dos por nivel.

Tabla 2. Niveles y cantidades

Nivel- grado Cantidad de cursos 2018 Cantidad de estudiantes


Sexto 7 Promedio de 36 a 42 estudiantes
Séptimo 4 Promedio de 35 a 40 estudiantes
Octavo 3 Promedio 35 a 40 estudiantes
Noveno 2 35 estudiantes
Decimo 2 35 estudiantes
Once 2 30 y 32 estudiantes
Fuente: elaboración propia

En este sentido, la pregunta es: ¿por qué esa desproporcionalidad en los niveles? Se empezó a

evidenciar que en el grado sexto existe un alto nivel de repitencia. En algunos cursos, la tasa de

mortalidad académica sobrepasaba el 50 %. Estos debido a diferentes factores, entre los que

están: primero, el cambio de dinámicas entre primaria y bachillerato, como la sobrecarga de


108

asignaturas en bachillerato, el cambio de docentes en cada asignatura y la rotación por salones.

Segundo, el imaginario que tienen los padres en pensar que como el estudiante está en

bachillerato, ya está grande y puede asumir solo el proceso educativo. Tercero, la interacción con

personas nuevas, entre las que están los estudiantes que repiten el año y otras de otros grados

quinto. Cuarto, la búsqueda por definir y fortalecer el sentido de pertenencia e identidad en

relación con el otro. Finalmente, quinto, variables del contexto que puede tener cada estudiante

en sus ámbito familiar, social y económico.

Desde estos factores, en este caso concreto de los estudiantes del Miguel Antonio Caro, se

encuentra una especie de bola de nieve: en el grado sexto, en donde se adherían estudiantes a

prácticas como la evasión de clase, la perdida de intereses por sus deberes escolares, el manejo

del lenguaje inapropiado y la búsqueda de ser parte de algún grupo del colegio, asuntos que

fueron explorados por los que repiten y que desde su experiencia vinculan a los nuevos. Además,

entre los que se sienten a gusto e identificados por medio de unos códigos culturales, terminan

siendo parte de las prácticas violentas, como las agresiones en el patio de descanso y los

conflictos violentos a la salida del colegio, al relacionarse con quienes consumen y venden

drogas.

Así, se pudo identificar que los estudiantes que estaban por tercera vez en grado sexto asistían

al colegio solo como lugar de encuentro que posibilitaba generar reconocimiento y relaciones de

dominio y poder en cuanto a sus compañeros nuevos. Estos repitentes no se interesaban en

aprobar el año escolar, solo tejían amistades entre los compañeros de los cursos nuevos y

mantenían una popularidad, que estaba ligada a prácticas de grupos externos que frecuentaban la

institución a la salida del colegio, que mostraban su poder y control ante los nuevos. A partir
109

relaciones de amistad, se establecían las conexiones correlativas, puesto que algunos vendían las

drogas a sus compañeros y otros solo eran consumidores.

Al respecto, la problematización al consumo a tan temprana edad radica en que el control

emocional entre las edades tempranas es deficiente, al igual que la capacidad de racionamiento

adquirido por la baja experiencia. En donde el consumo controla sus voluntades y los involucra

con mayor facilidad a prácticas violentas, en relación con la defensa y el sostén del negocio de la

droga; guiados por la idea de diversión y de sentirse bien un rato, pierden el control de sí

mismos.

Este círculo social, que establecen a tan temprana edad, muestra cambios significativos en los

códigos culturales y en las prácticas cotidianas de este grupo de estudiantes, respecto a otros

estudiantes de la institución. La forma de vestir, el deterioro en su presentación personal, la

forma de hablar, la música que escuchan y las vivencias dentro y fuera de la institución empiezan

a ser parte del sistema de ideas y de creencias como forma de ver el mundo de algunos

estudiantes de los grados 6.º y 7.º.

Figura 22. Publicación como foto de portada de un estudiante con extraedad en grado 6.º, que

posteriormente desertó del sistema educativo


110

Fuente: (Perfil Facebook, 2019)

Como una consecuencia de estas relaciones, están la pérdida del año escolar, los conflictos

con docentes y directivos, los conflictos familiares y la presión social de la comunidad

circundante, que los identifica como delincuentes, lo que construye un camino de marginación.

Ahora, cabe señalar que solo en la observación, entre los diez perfiles de estudiantes, cuatro

de ellos desertaron del sistema educativo, dos pasaron a los grupos caminar de aceleración

educativa17, uno en grupos juveniles18 y tres perdieron el año escolar durante los periodos 2018 y

2019. De esta forma, al establecer una relación entre el contenido violento y la vida escolar, es

evidente que las representaciones construidas en torno a la violencia, referentes a los códigos

culturales asumidos por los estudiantes, tienen que ver con el abandono de la vida escolar como

parte de un proceso de marginación que inició desde muy temprana edad.

Como resultado de la observación de contenidos violentos es clara la identificación de

códigos culturales que han sido atravesados por los medios de comunicación y que tiene una

clara incidencia en la forma como los jóvenes asumen la vida, en torno a una red internacional de

violencia y de drogas que se inserta en la cotidianidad de los jóvenes más vulnerables.

3.4 A modo de conclusión

Una violencia estructural que se evidencia por todo el territorio nacional es de tal magnitud

que la violencia se empieza a naturalizar y emplear en cualquier situación cotidiana, en la

escuela, los barrios, la calle, etc. Quienes la sufren, en su mayoría, son los sectores populares, y
17 Caminar en secundaria: MEF para la nivelación de la educación básica secundaria de los grados 6. ° y 7. ° en un año
lectivo de adolescentes en condición de extra-edad sin afectaciones cognitivas o de aprendizaje, entre los 13 y 14 años,
desarrollado por la IED Miguel Antonio Caro, Sede Caro. Número de beneficiarios: 65. Atendidos por cinco profesionales
(Secretaría de Educación, s.f.).
18 Grupos juveniles creativos (Jornada Sabatina): MEF para la Nivelación de la educación básica secundaria y media por

ciclos (III, IV, V, VI), para jóvenes entre los 15 y 25 años en condición de extraedad, desarrollado por la IED Miguel Antonio
Caro, Sede Caro. Número de beneficiarios: 250. Atendidos por seis profesionales (Secretaría de Educación, s.f.).
111

en especial los jóvenes; por una parte, como actores o agresores de carácter secundario, y por

otro lado como víctimas. Como actores secundarios, porque asumen la violencia como propia,

con beneplácito, pero a beneficio de otros; dado que los sectores populares son los que

proporcionan los insumos humanos para conformar ejércitos violentos con fines específicos,

particulares, que tienen actualmente articulación entre política, economía y narcotráfico.

Situación, que, por una parte y sin generalizar, los jóvenes agresores son sumidos en las drogas,

la pobreza y la falta de educación como mecanismo de obtención de sujetos aptos para la guerra,

capaces de cometer cualquier acción violenta. A su vez, y de gran importancia, el

adormecimiento de los sujetos políticos críticos ante sus condiciones de vida.

En ese sentido, puesto que los fenómenos sociales, como la delincuencia, el narcotráfico, el

conflicto armado y el crimen organizado, desencadenan una violencia de carácter estructural,

relacionada con el sistema mundo que establece regiones en situación de desventaja,

desigualdad, marginación y opresión. En estas regiones, su población sufre las consecuencias de

la exclusión, la discriminación, la explotación, el control de su cultura y la violencia (Balcázar,

2003). Estas consecuencias se sitúan en las lógicas del sistema mundo, debido a que el fenómeno

social de la violencia se ha manifestado con fuerza en regiones con altos índices de desigualdad,

en donde los medios de comunicación masiva han contribuido a la construcción del sistema de

representaciones del mundo circundante, al contribuir en el control cultural19 de las poblaciones.

Dicho control es palpable en las representaciones construidas por los jóvenes en torno a

contenidos violentos que se pudieron observar durante el proceso de investigación. Puesto que

los jóvenes exteriorizan su sistema de ideas y creencias en prácticas comunicativas, estas

19
Control cultural, el cual se relaciona directamente con las lógicas de los medios de comunicación masiva que
gestionan un control social a través de sus contenidos y representaciones de mundo que persuaden, manipulan y
moldean a las masas para beneficiar a las elites dominantes.
112

empiezan a ser mediadas por herramientas comunicativas y a ejercer una influencia en la

formación del carácter y el desarrollo de la identidad, la personalidad, las actitudes, los valores,

el comportamiento y las conductas, que se reflejan en la realidad social violenta en la que viven.

Todo esto en el marco de una realidad escolar de drogas y violencia que se presenta en la

escuela. Los niños y los jóvenes involucrados en el microtráfico, al reproducir las prácticas de

violencia, al ser discriminados y marginados por la sociedad. Una sociedad que acepta la

violencia de forma generalizada en los medios de comunicación, presentado como

entretenimiento, que trae consigo para los jóvenes estereotipos a seguir, elementos de identidad y

una aceptación cultural a la violencia.

En este sentido, debido a que se está tratando de una violencia que es de carácter estructural,

que deja marcas en el cuerpo, la mente y el espíritu (Galtung, 2016). Que es retratada con

crudeza por los jóvenes, a través de las representaciones que tienen con relación a la vida misma

en el ciberespacio. La cual es una forma de plasmar lo que viven y sienten, al mostrar en sus

contenidos una violencia que fulmina el espíritu de cualquier ser; imágenes de pobreza, de

soledad, de la calle, la carencia de afecto y de lo material, que justifican en su mente y espíritu la

violencia como forma de sobrevivir. Es una violencia generada por la explotación, que va de la

mano con la represión, pues refuerza el aparato de dominación del sistema político y económico

que funciona al impedir la formación de la conciencia y la movilización.

Esta violencia estructural se refleja en el control cultural que viven los sectores populares,

como parte de una represión estructural (Galtung, 2016), que funciona desde el adoctrinamiento,

que es el aleccionamiento de élites creadoras de opinión. Las cuales controlan los medios de

comunicación e imponen contenidos con fines económicos y políticos. A través del ostracismo,

que manipula la percepción con una visión parcial y sesgada de lo que sucede al adormecer el
113

reconocimiento personal y el sentido de la dignidad y al evitar la formación de conciencia de

clase. Mientras se genera la alienación, que es la utilización de factores externos, sociales,

económicos o culturales para desmotivar, limitar o condicionar la libertad personal y colectiva.

Como parte de este proceso de alienación, los estudiantes establecen vínculos con códigos

culturales que violenta su dignidad y el reconocimiento personal al desintegrar el tejido social

que los rodea.

Frente a esa represión cultural, la Misión de Observación Electoral (MOE) mostró que las

fake news, las falsas noticias, con cierta carga simbólica violenta, se viralizan en comunidades y

círculos sociales; pero en donde la aclaración o desmitificación se hace inconclusa. Este aspecto

es el que lleva a pensar que el control cultural y la imposición de la violencia se perpetúan en los

sectores populares. Pues, tiene toda una red de comunidades aisladas, que mantienen la

desigualdad y la marginalización, en términos de la información y el conocimiento que tienen

acceso los sectores populares.

Esta investigación ha desatado miles de emociones como ser humano a la autora, que llevan a

la conclusión que es necesario sensibilizar las miradas y los corazones ante las realidades que

viven los jóvenes para poder acompañarlos en ese camino que parece ser de desesperanza y no

futuro en la población joven de los sectores marginados y discriminados. Al posibilitar el

reconocimiento personal, desde una formación de sujetos políticos que cuestionen las dinámicas

de la sociedad, en función de generar alternativas como parte de una resistencia al sistema.

Finalmente, es necesario que estos círculos sociales de violencia sean cuestionados desde la

escuela, la familia y el Estado, antes de señalar e individualizar el fenómeno de la violencia. La

terminación de este fenómeno implica transformar dichos círculos sociales de violencia por

círculos sociales tejidos desde una perspectiva humanista, que guíe la construcción de la
114

sociedad, en donde se garanticen los derechos fundamentales en la población. Esto, como parte

de una utopía, plantea unas acciones concretas como docentes en el aula y en la vida escolar, al

generar empatía y romper con las prácticas y las relaciones de violencia que envuelven a los

jóvenes.
115

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