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TECNICAS PROYECTIVAS PSICOPEDAGOGICAS II

PSICOPEDAGOGÍA

AÑO - 2023

Instancia de recuperatorio

Carrera:

Psicopedagogía

Profesor:

Jose Enrique Valietti

Estudiante:
Melina Vallejos
Viviana Cuevas Seminario

En un principio del seminario Cuevas nos introduce a la noción de sujeto,


como sujeto epistémico que posee las capacidades para conocer, sujetado a un otro
(libro - sara pain); es decir este se vuelve sujeto (Lacan - Freud), en tanto queda
sujetado a los significantes y al deseo de un OTRO. Se constituye entonces a partir
de lo que otro dice. Por ello, es el OTRO SIMBÓLICO / OTRO CON “O”
MAYÚSCULA, quien inserta al niño en el mundo del lenguaje, ya que este tiene que
donar algunos de los significantes, no todos; esto se da en la crianza posibilitando
que el sujeto advenga. Podemos decir entonces que el campo del otro, es el campo
del sujeto.

¿Cómo se logra donar los significados al niño?


Viviana menciona que puede darse con un tono de voz singular, gestos y
modos de decir, que hacen que esos significantes se transformen, o inscriban
como huellas / marcas en el niño/a. Sin embargo es importante mencionar que los
mismos no lo determinan. Es aquí donde debemos indagar sobre la significación
singular en la vida del sujeto, para ver si existen significantes que se repitan,
dado a que si eso sucede va a ser nuestro primer dato clínico, ya que esta
repetición del significante nos sirve de pista.

Ese otro, es un tesoro de significantes, y también un garante fallado de la


inserción del niño al mundo, es el lugar del despliegue de la palabra, del origen del
Icc, el mismo determina lo imaginario. El inconsciente del niño se va a constituir a
partir de que el otro hable, sin embargo termina siendo un garante, ya que no lo
sabe todo y siempre falta algo. Es sumamente importante ver qué significaciones
tiene las palabras del niño, y también tener en cuenta que palabras usan la familia
(significantes). En 1039, Lacan en su libro “Los complejos Familiares”, despega la
familia de lazo sanguíneo, es decir da lugar a la familia por elección. Aparece ese
otro, padre/madre desde una función parental, no desde carne y hueso, ni desde el
lazo sanguíneo (oxígeno).
Podemos decir que el niño/a logra encarnar ciertas figuras que tiene que ver
con lo ominoso, con el goce, ante el encuentro con el goce del otro que lo aplasta, y
el síntoma, la fobia, la inhibición, la angustia lo ayudan a zafar. (Lacan). Ya que son
las modalidades que tiene o emplea para dar respuesta a eso insoportable, a lo que
lo avasalla.

El psicoanálisis saca del lugar de objeto al niño, es decir, lo saca del lugar
en el que la ciencia lo pone para rehabilitar siempre algo por que tiene algún
síndrome. El niño en todo análisis, historiza. Viviana cuevas hace un recorrido
respecto a la conformación de la estructura psíquica y algunas características
importantes, como que la estructura psíquica no se modifica (psicosis, neurosis
y perversión), sin embargo puede apaciguarse (estas hoy en dia no se encuentran
más en el DSM). Por otro lado, el aparato psíquico tiene tres combinaciones según
Lacan. Menciona que las estructuras y organizaciones (ocultas) tienen que ver
con lo que es, lo que no es significante en el orden del deseo (palabras que
tienen una significación particular), se trata del deseo de cada uno; el deseo es
difícil de aprehender por que es del orden del Icc.

En cuanto al Icc, destaca que los sueños están en él, es decir el campo de
lo inconsciente no se ve, sin embargo tiene efectos en el campo de los sueños,
cuando dormimos algo sigue funcionando, debemos hacer foco en los mismos para
dar con el síntoma. Por otra parte, el niño no nace con el icc anudado, a los 3 o 4
años se pregunta - ¿cómo me quiere el otro? - ¿qué quiere de mí?, de los 4 a 5
años se pregunta constantemente ¿y por qué? siendo esta última una etapa nodal
en la construcción psíquica del niño, donde busca saber si el otro está
castrado; sin embargo es recién entre los 5 y 6 años donde este ICC ya se
anuda y se vuelve cerrado, es decir, el aparato psíquico queda soldado.

En otro orden de las cosas nos habla del Goce, y nos explica que el OTRO
SIMBÓLICO que arriba se menciona toma una forma por la vía de este y del deseo.
El goce no es placer, sino que es aquello que hace sufrir al sujeto y que está
de más (va más allá del propio placer), en el sentido de que se que me va a hacer
mal e igual lo hago, es decir, tiene su cuota de sufrimiento, conjugado con el
placer (está siempre presente en la neurosis). Si existe un goce excesivo, el
sujeto queda atrapado, permitiendo así que el goce sea lo único que para el
psicoanálisis (profesional) justifica su intervención, dado a que éste aparece
sin estar simbolizado y afecta en primer lugar el aprendizaje y luego lo social.
En este sentido son las figuraciones del otro le ayudan al niño a tramitar la
angustia que le provoca el encuentro con el goce del otro Estas figuraciones
que construye o genera el niño tienen que ver con no quedar atrapado en capricho o
en el goce del otro, aquí el niño termina siendo tomado como objeto y no como
sujeto del otro. Esto se desenlaza (síntoma) en fobia, inhibición, miedo, angustia
que se anudan en la psiquis, sin embargo son las respuestas que el niño puede
armar respecto al goce del otro.

Otro punto que destaca en el seminario luego del goce, son la perversión
con lo cual menciona que el perverso, lo es para toda la vida. Después menciona la
psicosis, y expresa que para prevenir la misma es necesario intervenir al menos 3
generaciones por otro lado y no menos importante si el niño/a sueña, entonces tiene
ICC, por lo tanto no entra en la psicosis. Por último explica la neurosis, aquí
Cuevas menciona que hay un mito individual del neurótico según lacan, donde se
intenta dar respuesta a aquello que no se tiene. Tiene en cuenta que la estructura
de la neurosis (receta) está compuesta por goce, deseo y angustia y estas tres
son propias de esa estructura familiar (en la neurosis hay un trayecto que se
constituye). Aquí el sujeto es preso del deseo y goce el otro, es importante
destacar que el rol del niño en la neurosis no es pasivo en el goce del otro. “La
novela familiar del neurótico” dice que es lo que la familia “cree” de ella/el.
-

Luego de hacer un recorrido teórico, Viviana Cuevas nos trae un caso


para compartir en el seminario (psicoanálisis) - “casó visitantes de la noche” el
mismo consta de un niño llamado Santiago, el cual tiene 8 años de edad. Llega al
consultorio porque no hace nada en la escuela y las hojas están siempre en
blanco. En cuanto al síntoma, este menciona que “ve todo blanco”, así como
también que “ve presencias y espíritus en su casa”. Este le cuenta a la
psicopedagoga que desde los cuatro años tiene visiones, dicho esto la profesional
le pregunta ¿qué son las visiones? y Santiago responde que son pensamientos
que tiene antes de que pase algo. Exclama que esto también le sucede en la
escuela y que le genera miedo.

Santiago intenta hacer algo posible con eso que le pasa, y acude a hacer
historietas (aquí es el otro que debe historizar con diferentes tonos de voz),
comienza a dibujar las visiones, en donde aparecen zombies y personas terribles.
Sin embargo dibuja ideas napias que están todas amontonadas.

Un dato importante a destacar es que se trabajó con un libro llamado “los


monstruos ya no asustan” de Javier Peña, a lo que lleva que el niño traiga con él “su
libro de sueños” (es el mismo pero va cambiando). Aquí se visualiza que el padre
era una figura aterradora para él. Cuando él comienza a escribir, es cuando puede
despejar y alivianar su cabeza de todas esas ideas y pensamientos, sacando
aquello que lo angustiaba (vemos con ello cuán importante es tramitar la angustia).
Con esto vale aclarar que para acceder a una escritura hay que tener en cuenta
que, el otro debe haberse transmitido algo de su historia, y el niño debe poder
tomarlo. Es decir, para que se escriba debe haberse tocado con la narración del otro
lo que falta (por que dejamos de lado las letras).

Para que pueda darse esta tramitación del síntoma, el niño debe haber
historizado su vida, la escritura (aparece la castración del otro, ya que omite letras a
la hora de elegir escribir una palabra). Lo importante es que el niño pueda transmitir
con el juego y la palabra. Es importante devolverle al sujeto su discurso invertido.

Con esto podemos decir que la labor de la profesional consta, en abrir una
pregunta para saber qué significa eso que dice el niño (nudo del síntoma que no
sabemos , no hay un modo de pensar ese cúmulo de significantes). Es importante
estar disponible para la escucha (el juego) y hay que navegar (estar disponibles)
sobre lo desconocido, debemos poder mediante la escucha receptiva tomar eso que
dice, ver cuales son los significantes que se repiten.
El paciente siempre llega al consultorio porque siente angustia, inhibición,
síntoma.
Jamás se dice textual lo que el niño dice, por ello debemos aprender a
trabajar con lo que hay ya que muchas veces papá / mamá no vienen a la
entrevista.

Es importante descubrir, o navegar como dice Lacan, dentro de los


significantes de la familia en un diagnóstico y ubicar esos significantes de privilegio
que existen en esa escucha familiar dado a que este va a ser el primer dato clínico.
Tanto los significantes y las significaciones, son los nudos del síntoma.

El diagnóstico entonces nos va a servir para devolverle el discurso en forma


de pregunta al sujeto, es aquello que el sujeto ya dijo. En el mismo vamos a buscar
la integración y la inclusión. Y podemos ver que la respuesta del niño muchas veces
no sea la que mejor parado lo deje dice Cuevas, sin embargo es la mejor que el niño
puede construir. Menciona que la escuela es la plataforma (piso para trabajar) para
que el niño vaya armando su proyecto de vida. Es importante supervisar y armar
estrategias de intervención en conjunto, así como también que el juego es
importante en las intervenciones dado que a través del mismo se da lo simbólico, y
podemos ver en él, el pasaje del juguete erotico (como ese niño pasó a ser el
juguete erotico lo que esperaban, lindo, etc) a independizarse (a ser algo que al
sujeto le sea útil) Freud.
Miriam Alloco

Desarrolla: Talleres de juego y supervisión de prácticas.

Para empezar es importante mencionar que dentro de una entrevista, las


versiones válidas son las del padre, las de la madre, la de la escuela y la de la
niña/o. Alloco se mueve en base a “ir en contra de lo señalado” en sus
intervenciones, y utiliza la entrevista como un espacio de confianza, como algo
sagrado (como un dispositivo) en el cual es importante tener un trato respetuoso
disponer de tiempo y paciencia. Aquí lo fundamental es poder hacer registros
mediante la escritura de aquello que acontece en las sesiones.

Así mismo menciona que dentro del espacio donde se desarrolla la entrevista
se debe dar la trasferencia, y la misma debe ser potencial y transicional, ya que es
en ella donde "El inconsciente del niño comienza a hablar con el inconsciente del
analista" Winnicot, esta transferencia es el motor y también la resistencia. Alloco
tiende a que en los espacios de intervención haya modos de relaciones más sanos,
la idea es que cada sujeto sepa aquello tiene, o que le está pasando.

El acto clínico nunca es a priori. Ella considera que la salud mental es poder
pasar a otra cosa. Es labor del analista permitir la circulación de los significantes
para que no se encripten. Por ello destaca que cuando se trabaja con el niño es
importante trabajar con el nombre propio, ya que es el primer “YO SOY”, es decir, es
el cable a tierra o donde el mismo está posicionado. (Podemos verlo en el caso de
la niña que el sobrenombre que se otorga no es menor).

Caso:

Se trata de una niña que tiene dos hermanas, una de 17 meses mejor que
ella, y otra que tenía 3 o 4 meses cuando los padres se separan hechos que
empiezan a darle escena a la angustia, y la angustia se va canalizando en
indiferencia por el lado del padre o desatención, y una omnipotencia de la
madre que da cuenta con un dedo que hay un solo modo de ver las cosa (esta
madre posee una estructura muy rígida, con poco desarme, encasillada). Una de las
problemáticas puntuales tiene que ver con que la niña tiene sobrepeso, se
encuentra con unos padres flacos, estéticos, que visten de élite, lo que de
alguna manera lleva a la misma a actuar con su síntoma aquello que no está
dicho, es decir carga y desentona con su sobrepeso. Miriam menciona que
conectamos con el inconsciente de los sujetos, en este caso de la niña con la
clínica, en este diálogo de consciente o inconsciente.

Dentro de las entrevistas se vuelve notorio que hay un reniegue por parte de
la madre respecto a lo estético, por lo cual podemos apelar que el ensuciarse y
tirarse al suelo produce de determinada manera una ruptura epistemológica dentro
de este vínculo/lazo familiar. En este caso el trabajo de la analista fue un poco
buscar permeabilizar y acoger lo “diferente” , (acoger el sufrimiento, a la niña y a los
padres con sus respectivas particularidades), ya que considera que cuando surgen
muchas defensas frente a lo diferente hace en este caso que se empantane lo dicho
y el vínculo.

Dentro de las sesiones hay desafíos que pueden ser muy costosos para
los sujetos, en el caso de estos padres, el poder lograr ir juntos a una sesión,
en cuanto al trabajo de la psp, consistió en hacer de intermediaria para que ambos
padres puedan sostener una relación amena. Este tipo de conflictivas lleva a que
la niña actúe con su síntoma aquello que no dijo, es decir actúa el enojo de la
madre o el padre y carga con ese sobrepeso, que termina desentonando con
el ideal imaginario. (Hay mucho del goce de la madre en lo que se presenta en la
niña). Era fundamental trabajar con los padres, ya que al perderse cierto ritmo en la
dinámica familiar, hace que aparezca en la niña la enfermedad/síntoma/llamado de
atención.

Por otro lado, y no menos importante, hay que tener en cuenta que hay dos
hermanitas que de alguna manera “llegan a invadir su territorio”. Aquí
podemos destacar que la niña más pequeña tiene otra permeabilidad, ya que lo
simbólico en su caso construyó un cuerpo descarado (sin embargo, es algo que
debe tenerse en cuenta al reeditar las tres etapas del jugar en la adolescencia, ya
que estas cosas no resueltas a la cual les hizo cuerpo, van a resonar más adelante).

Nos encontramos en un contexto donde hay un padre que se va sin


decir nada, lo que genera que no haya nada del orden de la palabra, relato o
texto posible, donde la niña pueda avanzar o sostenerse, es por ello que lo
que se ve en Antonia es pura actuacion, puro enojo (este enojo explica que está
puesto “en el ojo”, es decir en lo que se mira, y como se la mira, por que en este
caso el espejo se le distorsiona).

Un dato no menor a tener en consideración, es que no solo hay abogados,


una psicopedagoga de por medio en la mediación, sino también un tercero que es la
justicia. Podemos ver que en este caso el recorrido no es directo, sino que se
trata de muchas vueltas dentro de un laberinto en lo que tiene que ver con el
lenguaje y lo simbólico, ya que en cada demanda por parte de la mamá se
manifiesta cierto pedido de socorro, intervención a su favor.

Se va a trabajar con las tres partes, con esta triada madre, padre e hija, a fin
de poder instalar una transferencia, y poder realizar una lectura que nos dé lugar a
intervenir o no. Debemos ubicar la demanda y visualizar cual es el desequilibrio
simbólico que se presenta, y como él mismo se organiza en relación con el
otro, el tiempo y espacio, ya que si esto no está organizado es el niño quien
cae con el síntoma y con los llamados de atención, como lo vemos en la niña.
Es decir, debemos saber que lugar viene a ocupar esta niña en el ideal de los
padres, por esto es importante hacer un trayecto (lo libidinal, la información que se
promulgó durante el crecimiento, y demás). Nuestra labor consiste en ser
cuidadosos para no entrar en lo imaginario del otro, para poder prestar
atención al discurso de la niña y despejar lo que es ella y lo que no le
corresponde, en este caso ciertos estados emocionales de los padres que dan
cuenta que la sintomatología de la niña es lo que rompe con esa pareja, ya rota.

Hay que ver si el síntoma que trae a las intervenciones es constitutivo


(síntomas que se dan en la diaria), o si es un síntoma que corre riesgo en el
caso que el miedo se vuelva una fobia. Que sea vuelva o no algo es el trabajo
con los padres, porque tengo que restituirlos a los padres a su rol, en el sentido
que es necesario que la función paterna haga su función metafórica (tercero
responsable, sostén) y que la madre haga su función metonímica cuerpo, para
poder ubicar y armar el cuerpo de esa hija. Es el padre el que va a de alguna
manera abrir o no esa puerta para salir a jugar, pero el mismo debe estar habilitado
o no a través de la mujer que eligió.
El encuadre de este caso es amorfo, dado a que tiene que ver con su
historia, uno amasa y construye ese encuadre según el paciente. Necesitamos
en una consulta que los significantes no se encripten, sino que salgan a flote,
por ello es importante hacer mucha cintura en el proceso para no tomar ni el bando
de la madre, ni del padre. La profesional mencionó que uno está atravesado por
arquetipos, por lo cual hay que saber qué hacer con las sobras de uno, lo que
lleva a que sea necesario que en este caso, que la niña pueda habitar estos
arquetipos para que no la consuman, (aquí el trauma no se cambia, es el niño
herido, lacan lo llama lo real).

En las sesiones se va ubicando una una etapa de crecimiento, de


desarrollo y de lo social. A su vez va surgiendo lo extraño en el discurso de
los demás, de dónde vienen los celos, ya que el crecer no estaba posibilitado
para esa niña, porque crecer implicaba soltar y ella no había estado agarrada
lo suficiente. Se visualiza con ello que ese espacio simbiótico necesario
estaba demasiado superficial, imaginario y agujereado, es decir, lo que tenía
que ver con el deseo no se lograba alcanzar)

Con todo lo recopilado y visualizado en las sesiones, Alloco dice que en este
caso está en juego el objeto amoroso con los padres del niño, ya que en lo
transferencial el niño llega de la mano de alguien, y es aquí donde el saber que
tienen esos padres se ha visto cuestionado por el sistema del niño. Ambas
partes tienen una parte de verdad en su discurso, en su historia, es en el juego
esencial (el juego simbólico) en el que introduce el juego del YO y rompe con
lo dual (en tanto la relación dual como espejo, espero que sea imaginario). El
objeto de deseo o de juego es aquel objeto que voy a intercambiar con el otro,
y esto va a instalar el encuadre y la transferencia. El trabajo simbólico que
aplica, se va a dar en torno al cuerpo del niño, la lengua, podemos ver a nivel
representación en función de lo trabajado en los encuentros, la niña armó un
robot, el cual era bastante grande, y una especie de espejo, ya que mostraba
cómo se veía, o como esas palabras de un otro terminaron definiendo su
cuerpo….es ahí donde hubo un hito dado a que de alguna manera se retrató.

El cuerpo recurre al collage y al pegoteo por eso es necesario tener


objetos en el consultorio que no necesariamente sean juguetes, por ello la
profesional toma los libros, los cuentos y el dibujo como herramienta para poder
trabajar lo simbólico, ya que mediante los mismos existe la posibilidad de entrar en
conversación, y es donde el relato vuelve por sí mismo (significante referencial)...Así
como también considera que es de suma importancia en las sesiones salir con la
sorpresa, ya que la misma permeabiliza o produce una plasticidad en lo simbólico,
ya que lo neuronal dispara por que se lograr muchas veces articulaciones de
cuestiones nuevas y viejas. El objetivo es lograr que el encuentro en el consultorio
sea una experiencia significativa. La autora habla del juego fort-da, en el sentido de
mediante el mismo poder trabajar las presencias y las ausencias de las diferentes
funciones, en especial de la materna. La analista utiliza la risa y el humor como
herramienta.

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