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Marco teórico

La familia y la escuela han de entenderse y colaborar por la educación y formación de los hijos e
hijas, alumnos, para los que se piensa y programa la mejor educación, que por muchas
circunstancias con frecuencia está acompañada de crisis de autoridad, crisis de sentido de
futuro y crisis de socialización. La comunicación es fundamental y necesaria para que se
produzca buena colaboración entre la familia y la escuela, para el beneficio educativo directo
de los menores, donde los frecuentes conflictos y dificultades hacen que no siempre se logre la
comunicación necesaria y requerida
Todo ello nos invita a revisar la falta de comunicación como un problema a partir de los tres
tipos de crisis apuntadas; a analizar los principales conflictos y dificultades que surgen entre la
familia y la escuela, incidiendo en las causas que parten de una y de otra; a realizar un recorrido
desde la participación de los agentes educadores de ambas instituciones hasta la implicación
basada en estrategias ligadas a la igualdad, el interés compartido, la corresponsabilidad, la
confianza, los tiempos y espacios compartidos en proyectos y actuaciones comunes, etc.; a
apoyarse en claves comunicativas sencillas sin doble uso del lenguaje, favoreciendo la escucha,
la realización de preguntas, la humildad y el espíritu positivo como actitudes, que desembocan
todas ellas en
Esquema.

La comunicación

La familia
Los maestros o profesores

La comunidad

Una comunicación disfuncional puede generar tensión o frustración. Además, las barreras en la
comunicación pueden provocar dificultades para establecer normas para la funcionalidad del
grupo e incluso, ser una de las variables que expliquen las dificultades para aprender y los
problemas de conducta de los alumnos.
La educación se origina en diversos escenarios: familia, escuela y comunidad. En dichos
contextos la coherencia y continuidad del proceso educativo es necesaria para el desarrollo de
los hijos. Domingo, Martos y Domingo (2010) señalan que "la educación no es exclusiva de
ninguno de ellos, ni se puede articular con coherencia sin una adecuada integración de
esfuerzos y responsabilidades entre los mismos" (p. 112).
La educación es compromiso, es la seña de identidad de todos los miembros de su comunidad.
Cada comunidad es diferente, pero todas promueven los mismos intereses con la finalidad de
alcanzar el desarrollo integral de las personas. En ese interés común la familia y la escuela
mantienen una misma línea de trabajo, creciendo como comunidad participativa dentro del
contexto escolar. Asimismo, la necesidad de colaborar entre la familia y la escuela ha cogido
mayor fuerza. Se rompe el monopolio de las escuelas y sus maestros, ampliándose a toda la
comunidad educativa desde una visión de escenario educativo colaborativo y equitativo entre
todos sus miembros.

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