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ESCUELA POSITIVA

Cesare Lombroso, médico y criminólogo italiano, estaba realizando una


investigación en la que estudiaba las diferencias entre el loco y el criminal.

A raíz de ello, C. Lombroso acabó dando pie a la Escuela Positiva del


Derecho Penal. Se puede considerar, por lo tanto, el creador y principal
representante de esta corriente.

Los principales postulados de la Escuela Positiva del Derecho Penal son los
siguientes:

1) Determinismo biológico, psicológico y sociológico.

2) El delito es un ente de hecho.

El delito es una acción cuya consecuencia es un resultado material.

3) Empleo del método inductivo-experimental.

La Escuela Positiva encuentra los pilares de la ciencia (los postulados


fundamentales) con premisas generales, que se obtienen a través de la
experimentación, o sea, de métodos empíricos.

4) El criminal debe ser reeducado o inocuizado.

5) Derecho penal de autor: la pena se basa en la peligrosidad del criminal.

La Escuela Positiva prefiere centrarse en la peligrosidad del autor, en lugar


del daño causado con el crimen. De esta forma, se deja de castigar al
delincuente por lo que ha hecho. Se le condena, simplemente, por "lo que
es": un criminal.
A finales del siglo XIX, algunos de los principios en los que se basaba la
escuela clásica comenzaron a ser cuestionados por la emergente escuela
positiva del derecho penal (también ha sido denominada escuela positivista
de criminología), dirigida principalmente por tres pensadores italianos:
Cesare Lombroso, Enrico Ferri y Raffaele Garófalo.

Positivismo individual:

Algunos teóricos se han centrado en factores biológicos y psicológicos,


localizando la fuente del crimen principalmente dentro del individuo y poniendo de
relieve cuestiones de patología individual.

Positivismo sociológico:

Otros teóricos -que consideran la delincuencia como una consecuencia de una


patología social más que individual- han argumentado, por el contrario, que se
puede obtener más información si se estudia el contexto social externo a los
individuos.

A mediados del siglo XIX, cuando la corriente clásica del Derecho Penal,
consideraba haber alcanzado su más alto grado de perfeccionamiento,
aparece en Italia una nueva corriente de pensamiento en la ciencia del
Derecho Penal.

Cesare Lombroso, Rafael Garófalo y Enrico Ferri plantearon una nueva


corriente conformada de investigaciones antropológicas, psíquicas, sociales
y estadísticas que apartaron a la disciplina penal del carácter especulativo
que había tenido en la corriente Clásica; convirtiéndola en una disciplina
experimental que formaba parte de las ciencias naturales o
fenomenológicas.

La Escuela Positiva del Derecho Penal evolucionó en tres etapas:

1. La primera etapa “antropológica” está representada por Cesare Lombroso,


y, dentro de ella, la preocupación dominante es el estudio del delincuente
en sus particularidades anatómicas o morfológicas. Sin embargo, en tal
época se ignoraba al Derecho Penal, puesto que Lombroso era médico y
sentía por el derecho “el desapego habitual de quien no lo entiende”.
2. La segunda etapa jurídica está representada por Rafael Garófalo quien,
como jurista y magistrado, se preocupó de insertar en el Derecho las
teorías anatómicas lombrosianas.
3. La tercera se preocupó de hacer notar la influencia del medio social sobre
el delincuente, apartándose ya de la tesis del “Delincuente Nato” creada por
Lombroso.

Características:

 Colocó al delincuente en primer lugar y estableció respecto a él nuevas y


revolucionarias teorías.
 Predomina la responsabilidad social. Es decir, el hombre es imputable, no
porque sea un ser consciente, inteligente y libre, sino sencillamente por la
razón de que vive en sociedad y ésta debe defenderse contra los que la
atacan, sean éstos normales o anormales.
 La razón de ser del Derecho Penal ya no se basa en la búsqueda de tutela
jurídica, sino en la defensa social indirecta.
 El delito deja de ser un “ente jurídico” para convertirse en una realidad
humana constituida por toda acción contrapuesta a las exigencias de la
seguridad social.
 El fin principal de las penas deja de ser el restablecimiento del derecho
violado y pasa a ser el de la prevención y, en esa virtud, las penas ya no
son determinadas y proporcionales al daño causado por el delito, sino más
bien indeterminadas y proporcionadas a la temibilidad del delincuente.
 La pena era la sanción única que admitía el Derecho Penal Clásico. Sin
embargo, la Escuela Positiva propone una serie de medidas de seguridad
que llevan por fin principal la reforma del delincuente (o su curación) para
devolver a la sociedad un miembro no peligroso.
 Los positivistas dejan un amplio arbitrio al juez para que pueda ajustar la
pena a la personalidad del delincuente.
 La pena siendo indeterminada, cesará cuando así lo exija la conducta del
delincuente, es decir, cuando su reforma y su falta de peligrosidad sean
evidentes.

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