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La escuela positiva del derecho penal

Más conocida como escuela positivista de criminología

Encuentra en Cesare Lombroso, Enrico Ferri y Raffaele Garofalo (surge por primera vez el
término “criminología” 1885) sus mas grandes exponentes.

La criminología positivista asume que el compartamiento delictivo tiene sus propias


características.

La mayoría de investigaciones en esta escuela han buscado determinar las diferencias


clave entre “criminales” y “no criminales”

Algunos teóricos se han centrado en factores biológicos y psicológicos, localizando la


fuente del crimen principalmente dentro del individuo y poniendo de relieve cuestiones
de patología individual. Este enfoque se denomina positivismo individual. Otros teóricos -
que consideran la delincuencia como una consecuencia de una patología social más que
individual- han argumentado, por el contrario, que se puede obtener más información si
se estudia el contexto social externo a los individuos. Este enfoque se denomina
positivismo sociológico.

A mediados del siglo xix cuando la escuela clásica se encontraba en su máximo esplendor,
surge una nueva escuela que se apartaría radicalmente de los preceptos clásicos que
gozaban de total aceptación, y provocó una gran revolución en el campo del derecho
penal.

Provocando la crisis del derecho penal clásico, crisis que duró casi mas de medio siglo.

Cesare Lombroso, Rafael Garófalo y Enrico Ferri, justificados por haber comprobado la
inutilidad de los principios clásicos para la reforma del delincuente, la ineficacia de las
penas para contener la delincuencia, el aumento de la criminalidad, de la reincidencia y la
delincuencia infantil y advirtiendo el peligroso contraste entre los datos psiquiátricos y las
“teorías místicas de la imputabilidad moral del hombre”, plantearon una nueva corriente
conformada de investigaciones antropológicas, psíquicas, sociales y estadísticas que
apartaron a la disciplina penal del carácter especulativo que había tenido en la corriente
Clásica convirtiéndola en una disciplina experimental que formaba parte de las ciencias
naturales o fenomenológicas.
la Escuela Positiva del Derecho Penal evolucionó en tres etapas: la primera etapa
“antropológica”, está representada por Cesare Lombroso, y, dentro de ella, la
preocupación dominante es el estudio del delincuente en sus particularidades anatómicas,
o morfológicas. Pero, en tal época se ignoraba al Derecho Penal, puesto que Lombroso era
Médico y sentía por el derecho “el desapego habitual de quien no lo entiende”.

La segunda etapa jurídica está representada por Rafael Garófalo quien, como jurista y
magistrado, se preocupó de injertar en el Derecho las teorías anatómicas lombrosianas. La
tercera se preocupó de hacer notar la influencia del medio social sobre el delincuente
apartándose ya de la tesis del “Delincuente Nato” creada por Lombroso

CARACTERÍSTICAS DE LA ESCUELA POSITIVA DEL DERECHO PENAL

Varios juristas explica que mientras la Escuela Clásica había excluido al delincuente de su
construcción sistemática, la Escuela Positiva lo colocó en primer lugar y estableció
respecto a él nuevas y revolucionarias teorías.

El dercho penal en la escuela positivista no se centra en la responsabilidad moral como la


clásica, sino sobre la responsabilidad social, además la razón de la existencia del Derecho
Penal ya no se busca en la tutela jurídica, sino en la defensa social indirecta.

De acuerdo con la responsabilidad social, el hombre es imputable, no porque sea un ser


consciente, inteligente y libre, sino sencillamente por la razón de que vive en sociedad y
ésta debe defenderse contra los que la atacan, sean éstos normales o anormales.

El delito deja de ser un “ente jurídico” para convertirse en una realidad humana
constituida por toda acción contrapuesta a las exigencias de la seguridad social.

El fin principal de las penas deja de ser el restablecimiento del derecho violado y pasa a
ser el de la prevención y, en esa virtud, las penas ya no son determinadas y proporcionales
al daño causado por el delito, sino más bien indeterminadas y proporcionadas a la
temibilidad del delincuente.
La pena era la sanción única que admitía el Derecho Penal Clásico; la Escuela Positiva cree
haber comprobado la inutilidad de la pena, que no puede reformar al delincuente, y
propone una serie de medidas de seguridad que llevan por fin principal la reforma del
delincuente (o su curación), para devolver a la sociedad un miembro no peligroso.

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