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Marcela Ternavasio

Historia de la A r g e n t i n a
1806-1852

E s t e l i b r o r e l a t a l a v e r t i g i n o s a t i i s t o r i a a b i e r t a p o r l a Revolución d e
M a y o d e 1 8 1 0 h a s t a l a caída d e J u a n M a n u e l d e R o s a s e n 1 8 5 2 .
R e c o r r e así l o s c o n f l i c t o s , l a s i d e a s y l a s d e c i s i o n e s d e l o s h o m b r e s
- d e s d e l o s p r i m e r o s p a t r i o t a s , p a s a n d o p o r l o s g e n e r a l e s d e la g u e r r a
d e l a i n d e p e n d e n c i a , h a s t a l o s c a u d i l l o s c o m o Q u i r o g a , López o
U r q u i z a - q u e e n a q u e l t e m p r a n o s i g l o X I X e n f r e n t a r o n l a construcción
de un nuevo orden.

A n t e s d e 1 8 1 0 , l o s t e r r i t o r i o s p e r t e n e c i e n t e s a l a a c t u a l República
A r g e n t i n a - j u n t o a l o s q u e c o n s t i t u y e n h o y l a s repúblicas d e U r u g u a y ,
P a r a g u a y y S o l i v i a - f o r m a b a n p a r t e d e l V i r r e i n a t o d e l Río d e l a P l a t a y
s u s h a b i t a n t e s e r a n s u b d i t o s d e l m o n a r c a español. C o n l a revolución
e s a u n i d a d v i r r e i n a l comenzó a f r a g m e n t a r s e y s e a b r i e r o n d e p r o n t o
múltiples a l t e r n a t i v a s p a r a l a organización política.

Los diversos proyectos que surgieron entonces dieron origen a


disputas y profundas controversias entre aquellos que los imaginaron
y s e c o m p r o m e t i e r o n c o n s u c a u s a . L a s t e n s i o n e s e n t r e el ideal d e
u n a organización f e d e r a l y l a vocación hegemónica d e B u e n o s A i r e s
s i g n a r o n d e m a n e r a dramática l o s i n t e n t o s d e c o n f i g u r a r u n s i s t e m a
q u e y a n o habría d e f u n d a r s e e n e l d e r e c h o d i v i n o d e l o s r e y e s s i n o
e n e l p r i n c i p i o d e l a soberanía p o p u l a r .

E n e s t a s páginas M a r c e l a T e r n a v a s i o d e s p l i e g a , c o n s u m a d e s t r e z a y
habilidad narrativa, las t r a m a s d e u n a historia q u e , al calor d e la g u e r r a
y l a s c o n t i e n d a s políticas, s e identificará c o n e l n o m b r e d e A r g e n t i n a
sólo v a r i a s décadas después d e h a b e r a c o n t e c i d o .

La Biblioteca Básica de Historia ofrece un panorama sistemático


de la historia argentina desde los pueblos originarios hasta el
siglo XX en sus dimensiones social, política, económica y cultural.
A partir de sólidas y actualizadas investigaciones, destacados
historiadores narran ei pasado de nuestro país situándolo en su
contexto y en sus vínculos con América Latina y ei mundo.
Los relatos combinan una perspectiva original y rigurosa con
una exposición sencilla y directa. Cada volumen incluye fuentes
e ilustraciones que contribuyen a hacer más vivida la historia.
•toria d e la A r g e n t i n a , 1 8 0 6 - 1 8 5 2

las efímeras reformas aplicadas a fines del siglo XVIII al pro 5. La desunión de las Provincias Unidas
ilizar el poder, reducir los cuerpos intermedios y mostr^r^ urar
t voluntad militarista para lograrlo, los resultados obtenidos tilla
r muy lejos de los objetivos iniciales. Al igual que las refonna.s b o V
:as, la revolución mostró las dificultades de una gobernabilidjj^
lebía combinar, en diferentes dosis, negociación y autoridad.
. duda, esas dificultades derivaban en gran parte de los dilemas l i j .
ios de la crisis de la m o n a r q u í a ; entre ellos, el expresado en el
5 jurídico tuvo especial relevancia. Con la vacancia de la Corona se
.ó una disputa por dirimir quiénes eran los herederos legítimos de Las disputas suscitadas durante la década de 1810 entre los
loder. L a capital recuperaba la tradición colonial de ser represen- partidarios de un régimen político centralizado y los que preten-
; virtual de todo el reino; las ciudades reclamaban su autonomía en dían crear una confederación pusieron fin a la existencia del
bre del principio de retroversión de la soberanía en los pueblos; la gobierno central a comienzos de 1820. Esta situación dio lugar
5n, invocada en la Asamblea del a ñ o X I I I , procuraba crear m i al surgimiento de nuevas entidades territoriales autónomas, las
ro sujeto político que hablara en nombre de una entidad única e in- provincias, que, sin renunciar a unirse en un pacto constitucio-
ible. A su vez, la revolución introdujo nuevas reglas para la sucesicSn nal, fueron organizando sus instituciones siguiendo el molde
a autoridad política. L a celebración de elecciones periódicas e n - republicano. Las experiencias vividas en el interior de cada una
tó a los habitantes de estas tierras a un desafío que trajo consigo la fueron desiguales: mientras algunas exhibieron un mayor grado
5ión en facciones, grupos y partidos que ahora competían en un de institucionalización política, otras mostraron una gran ines-
vo terreno para ejercer legítimamente el poder, tabilidad o bien la preeminencia de poderosos caudillos locales.
n fin, diversas legalidades y legitimidades se pusieron enjuego c o n
risis de 1808. Hombres y territorios disputaron un lugar en el nuevo
en. E l legado fue la emergencia de distintos niveles de conflicto. Agonía y muerte del poder central
' estallaron simultáneamente en 1820. Por un lado, el que enfrentó
>s grupos centralistas que tenían sede en la capital con los federales Una nueva acefalía
litoral; por el otro, el que implicaba definir a través de q u é cuei j i o En abril de 1819, pocos días después de que el Congreso san-
al debía ejercerse el gobierno. A pesar de haber sido declarada la in- ia Constitución, Pueyrredón renunció a su cargo como director
tendencia, el último problema no había sido resuelto: la nueva lega- remo y fue reemplazado por el brigadier general J o s é Rondeau. E l
ad no logró institucionalizarse en una constitución moderna, y. en o director debió asumir el poder en un contexto de insalvable cri-
ichos aspectos, la gobernabilidad continuó atada al orden jurídico En noviembre de ese mismo a ñ o estalló una revolución dirigida por
paño, como demuestra, entre otros ejemplos, la vigencia en las pro- s r n a b é Aráoz que declaró a la provincia de T u c u m á n a u t ó n o m a del
icias de la Ordenanza de Intendentes de 1782. Estos dilemas, luego ier central, al tiempo que se reanudaba el enfrentamiento armado
la caída del poder central a comienzos de 1820, tomaron caminos di- tre el ya muy debilitado poder central y el litoral. E n esas circunstan-
entes. as, Rondeau decidió recurrir al ejército de los Andes y a lo que res-
•^taba del ejército del Norte para combatir a las fuerzas de Estanislao Ló-
pez. Pero San Martín decidió no acudir en auxilio del gobierno, y parte
del ejército del Norte, liderado por el general cordobés Juan Bautista
Bustos, se sublevó en la posta de Arequito y se n e g ó a apoyar con las ar-
mas al director supremo. De regreso a su provincia natal. Bustos se hizo
elegir gobernador y, con el objetivo de consolidar su capital político.
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convocó a un congreso de todas las provincias, desafiando y desobede- ron en una situación de autonomía de hecho que pronto se tradujo en
ciendo explícitamente al Directorio y al Congreso que había dictado la una autonomía de derecho. A diferencia de lo ocurrido en los años pre-
constitución de 1819. cedentes, la autoridad central no podría recomponerse.
En ese escenario, la autoridad del gobierno central era prácticamente
nula. Estanislao L ó p e z y Francisco Ramírez decidieron avanzar sobre La'crisis de 1820 en Buenos Aires
Buenos Aires con sus fuerzas militares, y el general Rondeau salió a la Bajo el rótulo de "anarquía del a ñ o 20" la historiografía tradicional
campaña a enfrentarlos, delegando el mando, por decisión del propio calificó la catarata de acontecimientos que derivó del literal vacío de
Congreso, en el alcalde de primer voto del cabildo de Buenos Aires, poder. Esta situación se inició cuando los vencedores de Cepeda exi-
Juan Pedro Aguirre. Las escasas fuerzas restantes del ejército nacional gieron que el cuerpo capitular se encargara de formar un nuevo go-
fueron derrotadas por los caudillos del litoral en Cepeda, sellándose con bierno a través de algún mecanismo que, a d e m á s de conferirle legiti-
esta batalla la suerte definitiva del gobierno. Aunque Buenos Aires, hu- midad, les garantizara una negociación favorable a sus intereses. A tal
millada por la derrota, intentó armarse para defender la ciudad, fue im- efecto, el Ayuntamiento convocó a un cabildo abierto que, reunido el
posible salvar las instituciones fundadas cinco años atrás. Rondeau debió 16 de febrero de 1820, con la asistencia de menos de dos centenares
delegar la firma de la paz en el Cabildo de Buenos Aires; pocos días des- de vecinos, decidió la creación de la primera Sala de Representantes
pués, delegó también su autoridad. Bajo la presión de los vencedores, el de Buenos Aires, llamada también Junta de Representantes, cuyo
Cabildo asumió provisoriamente el poder, obligando al Directorio y al único mandato era designar gobernador de la provincia de Buenos
Congreso a autodisolverse. E l Ayuntamiento capitalino venía a cumplir Aires. Dado que dicha Sala se conformó sólo con representantes de la
una vez más el papel que le fuera asignado desde el cabildo abierto del ciudad, la designación de Manuel de Sarratea como gobernador asu-
22 de mayo: reasumir el gobierno en situación de acefalía, sólo que, en mió un carácter provisorio, hasta tanto se completara la representa-
este caso, su autoridad ya no se extendía a todos los territorios rioplaten- ción con dipixtados elegidos por la c a m p a ñ a . Sarratea q u e d ó como
ses, sino al más reducido perímetro de la ciudad de Buenos Aires y su responsable de establecer la paz con el litoral, concretada el 23 de fe-
entorno rural. Si en 1810 y en las crisis sucesivas, el Cabildo había po- brero al firmarse el Tratado del Pilar.
dido invocar su condición de capital, asignada en 1776, para representar Dicho tratado estableció como principio la futura organización fede-
provisionalmente al resto de las jurisdicciones, en 1820 ya no podía ha- ral para el país y estipuló la convocatoria a una pronta reunión en San
cerlo, por la sencilla razón de que había perdido tal calidad. E l orden Lorenzo para discutirla. Buenos Aires debió aceptar la libre navegación
político del que Buenos Aires era la cabeza acababa de disolverse. de los ríos y someter ajuicio ante un tribunal a los miembros de la ya
Con la acefalía se abrió una doble crisis: la que se desarrolló durante caída administración directorial. Poi otro lado, L ó p e z y Ramírez se
todo el año de 1820 en el interior mismo de Buenos Aires y la que afectó c o m p r o m e t í a n al retiro inmediato de sus tropas, pactando una amnis-
en el mediano plazo a las diferentes regiones del ex virreinato. Las tía general. L a firma del tratado no fue bien recibida por algunos gru-
dispulas desplegadas en el escenario bonaerense entre los caudillos del pos porteños, que la vieron como una humillación al honor de la ex
litoral, las tendencias centralistas representadas por los ex directoriales y capital virreinal dada la concesión de prerrogativas que, como el prin-
los grupos federalistas porteños dieron lugar a un conflicto sin prece- cipio de organización federal, representaban una rendición incondicio-
dentes, en el que diversos grupos y facciones intentaron alzarse con el nal frente a los vencedores de Cepeda. Como consecuencia de ese
poder político desaparecido. E n el resto del territorio, la ambigua y clima de oposición, se produjo la primera crisis de gobierno. E l ex di-
grandilocuente expresión de "Provincias Unidas de Sudamérica" -toda- rectorial Juan Ramón Balcarce, capitalizando el descontento existente,
vía utilizada en la Constitución de 1819- dejaba de tener sustento al des- convocó a una asamblea popular el 6 de marzo, que depuso al goberna-
moronarse el vínculo con el que se pretendía sellar la unidad. Las pro- dor Sarratea. Nombrado gobernador por la "pueblada" -tal como la
vincias, que ya no se correspondían con las amplias jurisdicciones prensa de la época denominó a aquella asamblea-, Balcarce no d u r ó en
asignadas en la Ordenanza de Intendentes, sino que emergían como el cargo m á s que xxna semana, pues la reacción de Ramírez no se hizo
nuevos sujetos políticos con epicentro en sus cabildos cabeceras, queda- esperar: presionó para derribar a Balcarce y restituir a Sarratea en el
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ejercicio provisorio del poder ejecutivo provincial. Sin embargo, su presentantes, que resolvió ratificar en el cargo a Dorrego. Éste decidió
mandato no perduraría. finalmente enfrentar con las armas a Estanislao López, a quien venció
El 6 de abril, Sarratea convocó a elecciones para designar nueva Sala en Pavón, el 2 de septiembre, aunque pocos días después resultó derro-
de Representantes con doce diputados por la ciudad y once por la cam- tado por el caudillo santafecino en Gamonal.
paña. Lo que apuraba la convocatoria era la pronta reunión a realizarse
en San Lorenzo según establecía el Tratado del Pilar (reunión que fi- Camino a la pacificación
nalmente nunca llegó a concretarse), ya que dicha Sala debía designar Frente a este desastre militar, las milicias de campaña al mando del ge-
al representante por Buenos Aires para acudir a la convención. Las neral Martín Rodríguez y de Juan Manuel de Rosas decidieron interve-
elecciones se realizaron el 27 de abril y los diputados electos no tarda- nir. E l 26 de septiembre, la Junta de Representantes n o m b r ó goberna-
ron en entrar en colisión con el poder ejecutivo. Sarratea debió recono- dor a Martín Rodríguez, quien cuatro días después debió enfrentar un
cer por escrito que la soberanía residía en la Junta recientemente ele- motín de los tercios cívicos dependientes del Cabildo. Rodríguez, apo-
gida y que por lo tanto debía obedecer las resoluciones que emanaran yado por las milicias de campaña al mando de Rosas, derrotó la revuelta
de ella. De esta manera, la Sala se iba transformando de Junta electoral en la ciudad, y ambos comandantes aparecieron entonces como los sal-
encargada de designar al gobernador en un cuerpo capaz de establecer vadores del orden en Buenos Aires, luego de los conflictos que habían
los principios que guiarían al nuevo gobierno. tenido en vilo a sus pobladores.
Mientras tanto, la situación de la campaña bonaerense se agravaba. A En esta situación de fortalecimiento militar. Rodríguez inició las tra-
la presión ejercida por L ó p e z y Ramírez se sumaba el desorden provo- tativas de paz con López, concretadas el 24 de noviembre de 1820 con
cado por tantos años de guerra revolucionaria. Las autoridades radi- la firma del Tratado de Benegas. Allí se aseguraba la paz entre Buenos
cadas en la ciudad no lograban extender su potestad al conjunto del Aires y Santa Fe, pero quedaba desplazado el caudillo entrerriano,
territorio bajo su tutela. E n ese contexto, la Junta de Representantes Francisco Ramírez, quien no había participado de los enfrentamientos
suspendió sus sesiones designando como nuevo gobernador, con facul- bélicos de septiembre por haber salido a disputar a Artigas el control
tades extraordinarias, a Idelfonso Ramos Mexía. No obstante este gesto, de la Mesopotamia. Se hacía evidente que la unión de los Pueblos Li-
la crisis de gobernabilidad se mantenía incólume. Ramos Mexía debió bres del litoral se había quebrado por completo. Con la paz firmada en
renunciar el 19 de junio asumiendo públicamente que su autoridad no Benegas, Buenos Aires se c o m p r o m e t i ó a concurrir al congreso de
era obedecida por nadie: al estado de insubordinación de las tropas cí- C ó r d o b a citado por Bustos, no estipulándose nada respecto a la forma
vicas de la ciudad se añadía el de las fuerzas acantonadas en la cam- futura de organizar el país, tal como lo había hecho el resistido Pacto
paña. Por eso, el 20 de junio es conocido como el "día de los tres gober- del Pilar.
nadores": Ramos Mexía, que no había entregado aún su bastón de Si bien la paz parecía asegurada, la crisis del año '20 dejaba una ima-
mando, a pesar de haber presentado su renuncia el día anterior, el ge- gen amarga para todos los porteños. E l síntoma más elocuente de aque-
neral Soler, designado gobernador por grupos disidentes de la cam- lla crisis se expresó a través de la cantidad (y el origen diverso) de auto-
paña, y el Cabildo de Buenos Aires, que asumía el gobierno tal como lo ridades nombradas en ese p e r í o d o . E n menos de ocho meses se
había hecho en cada oportunidad desde la Revolución de Mayo. De he- sucedieron siete asambleas -algunas bajo la forma de cabildo abierto-
cho, ninguno de ellos tenía el control efectivo de la situación. que se arrogaron la legitimidad para nombrar autoridades; bajo dis-
Luego de la autodisolución de la Junta de Representantes electa du- tintos mecanismos (cabildo abierto, elecciones indirectas, elecciones
rante la efímera gobernación de Sarratea, el Cabildo convocó a la elec- directas) se eligieron cuatro Juntas de Representantes; el Cabildo rea
ción de una nueva junta que designara gobernador. Ésta n o m b r ó a Ma- sumió el poder de la provincia en varias oportunidades; fueron no m -
nuel Dorrego para el ejercicio del poder ejecutivo. Mientras tanto, la brados más de nueve gobernadores, algunos de los cuales no duraron
campaña se hallaba dividida: algunos grupos seguían sosteniendo en el en el cargo más que unos pocos días. Estos hechos parecían confirmar
cargo al general Soler mientras que otros habían nombrado goberna- la expresión acuñada en la prensa periódica por un testigo anónimo de
dor a Carlos María de Alvear. E n agosto se eligió una nueva Sala de Re- la época: "en aquellos días g o b e r n ó el que quiso".
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A esa altura de los acontecimientos, era imprescindible imponer un or-


den. Pero, ¿qué tipo de orden y a quién o a quiénes estaría destinado?
Juan Manuel de Rosas y la defensa de la provincia Para Buenos Aires, volver sobre sus más reducidas fronteras y evitar
L a p r i m e r a intervención púbiica d e J u a n M a n u e i d e R o s a s t u v o i u g a r e n cualquier tipo de proyección en el ámbito nacional fue un objetivo
ocasión d e i a c r i s i s d e 1 8 2 0 . R o s a s tiabía p a s a d o l a m a y o r p a r t e d e s u prioritario apenas superada la crisis. Tanto la élite política que q u e d ó a
j u v e n t u d e n ia e s t a n c i a q u e p e r t e n e c i e r a a s u a b u e l o m a t e r n o , t i a s t a q u e cargo del gobierno provincial como los sectores económicamente do-
e n 1 8 1 3 , l u e g o d e s u c a s a m i e n t o c o n Encarnación E z c u r r a , abandonó l a minantes -grandes comerciantes y hacendados- coincidieron en que
estancia de sus padres para trabajar por su propia cuenta en asuntos ese nuevo orden debía concentrarse en dotar a la provincia de las con-
v i n c u l a d o s c o n l a producción r u r a l . A s o c i a d o a J u a n N e p o m u c e n o diciones necesarias para alcanzar el progreso económico y social. U n
T e r r e r o y L u i s D o r r e g o , creó u n a compañía d e explotación d e t i e r r a s . L a progreso que se había visto imposibilitado por las consecuencias de la
e m p r e s a creció d u r a n t e i a década r e v o l u c i o n a r i a y R o s a s - l u e g o d e guerra revolucionaria y de las disputas suscitadas entre las diversas re-
asociarse con sus primos Anctiorena para administrar una de sus giones del territorio. Luego de diez años de intentar conquistar el vi-
e s t a n c i a s - s e convirtió e n u n i m p o r t a n t e t i a c e n d a d o d e i a p r o v i n c i a . rreinato y de ganar así el lugar de capital del nuevo orden político, Bue-
D u r a n t e e s o s años s u m a y o r preocupación giró e n t o r n o a s u s a s u n t o s nos Aires descubría los costos, materiales y simbólicos, que había
p r i v a d o s . S u intervención e n i a pacificación d e i a p r o v i n c i a a i m a n d o d e l pagado por aquella gesta y los beneficios que podía obtener si se abste-
5° R e g i m i e n t o d e Campaña implicó e i a p o r t e d e h o m b r e s y r e c u r s o s nía, al menos por un tiempo, de ser el epicentro de un nuevo intento
económicos e n d e f e n s a d e l p o d e r recién e s t a t u i d o e n i a p r o v i n c i a d e de unificación con territorios siempre díscolos y a su vez dependientes
B u e n o s A i r e s . E n e s o s días, R o s a s i e e x p r e s a b a e n u n a c a r t a a l económicamente de lo que a esa altura sólo podía proveer la Aduana
g o b e r n a d o r sustituto, M a r c o s Balcarce, s u inexperiencia e n lides del puerto de ultramar. De la humillación por la derrota, la ex capital
m i l i t a r e s : " L a f u e r z a d e l q u i n t o r e g i m i e n t o d e campaña y a está t o d a pasó a gozar del provecho de la autonomía.
a v a n z a d a e n s u s m a r c h a s , y m u y d i s p u e s t a a sacrificarse p o r la s a l u d d e
l a p r o v i n c i a . Y o n o p u e d o e x p l i c a r a V . S . ¡cuánta e s l a c o n f i a n z a q u e m e Un nuevo mapa para el Río de la Plata
m a n d a t a n l o a b l e s d i s p o s i c i o n e s ! E l o r d e n y l a subordinación s o n Si Buenos Aires p o d í a obtener beneficios de una autonomía que no
e j e m p l a r e s n o m e n o s q u e el e n t u s i a s m o . M u c h o d e b e e s p e r a r s e d e e s t a buscó ni celebró, ¿qué ocurrió con el resto de las provincias luego de
c o l u m n a : y c o n o z c o q u e sería u n d o l o r a v e n t u r a r s e s u dirección a m i s 1820, después de que muchas de ellas libraran una encarnizada lucha
n i n g u n o s c o n o c i m i e n t o s m i l i t a r e s . E l b i e n d e l país e s p a r a mí a n t e s q u e contra el poder central en nombre de la autonomía ahora alcanzada, al
t o d o . Y o e s t o y e n e s t a d o d e a p r e n d e r , y n o e n e l d e enseñar. U n a f u e r z a menos en los hechos? ¿Hasta q u é punto querían todas ellas gozar de
d e más d e q u i n i e n t o s h o m b r e s sólo p u e d e t e n e r m e a s u l a d o p a r a una autonomía absoluta respecto del poder central? ¿En q u é medida
s o s t e n e r l a opinión y c o n f i a n z a c o n q u e m a r c h a r a e s c a r m e n t a r a i podían reclamar márgenes de autogobierno sin por ello renunciar a
e n e m i g o y c o n s e r v a r i a subordinación y r e s p e t o a l a s p r o p i e d a d e s , que restituir la unidad política? E n el marco de estas alternativas se desarro-
h e s a b i d o i m p r i m i r l e s . M a s p a r a o b r a r m i l i t a r m e n t e d e b e d e precisión llaron las historias provinciales del período. Historias en plural que se
recibir u n jefe a s u c a b e z a q u e c o n o z c a l o q u e n o e n t i e n d o y q u e a c a b o inscriben en una historia singular, en la medida en que la fragmenta-
d e h a c e r , y p o r c o n s i g u i e n t e l a petición i n t e r e s a n t e q u e h a g o p o r u n j e f e ción producida después de 1820 no dejó de exhibir intentos de confor-
q u e sea capaz de l oq u e y o por defecto d emis conocimientos militares mar un orden político supraprovincial. Más allá de que estos intentos
n o s o y . " C a r t a d e J u a n M a n u e i d e R o s a s ai G o b e r n a d o r s u s t i t u t o M a r c o s asumieron diversas configuraciones y requirieron distintas ingenierías
B a l c a r c e , Cañuelas, 2 3 d e s e p t i e m b r e d e 1 8 2 0 . institucionales, lo cierto es que nunca desaparecieron del horizonte po-
lítico del periodo, tan ambiguo como cambiante y conflictivo.
Extraído d e M a r c e l a T e r n a v a s i o , La correspondencia de Juan Manuel de El proceso de fragmentación político-territorial que siguió a la diso-
Rosas, B u e n o s Aires, Eudeba, 2 0 0 5 . ^ lución del Directorio estuvo precedido por otras fracturas de igual im-
portancia. De las gobernaciones intendencias creadas a fines del siglo
126 H i s t o r i a d e la A r g e n t i n a , 1 8 0 6 - 1 l_a desunión d e l a s P r o v i n c i a s U n i d a s 127

XVIII, sólo tres se mantuvieron dentro de la égida del poder revolucio- c o n s t i t u c i o n a l . E n e s e c o n t e x t o , d e s d e P o r t u g a l s e exigió e l i n m e d i a t o
nario liderado por Buenos Aires: la de Buenos Aires, la de Salta y la de retorno del rey J u a n VI a Lisboa para q u e provisoriamente a d o p t a r a la
Córdoba. Las variables situaciones vividas en las provincias ubicadas en constitución española s a n c i o n a d a e n Cádiz e n 1 8 1 2 , h a s t a t a n t o s e
el Alto Perú derivaron, luego de los fracasos sufridos por el ejército del d i c t a r a u n a n u e v a constitución p o r t u g u e s a e n e i m a r c o d e c o n v o c a t o r i a a
Norte en la década del 10, en la separación de toda esa jurisdicción res- C o r t e s G e n e r a l e s . P e r o éstas, u n a v e z r e u n i d a s c o n mayoría d e
pecto del gobierno rioplatense. E n 1825, luego de la victoria de Ayacu- representantes portugueses, a d o p t a r o n m e d i d a s q u e estuvieron lejos d e
cho -que puso fin a la guerra de independencia en el continente suda- e x h i b i r h a c i a s u s a n t i g u a s c o l o n i a s a m e r i c a n a s e i espíritu l i b e r a l q u e
mericano- se creó allí un nuevo estado, cuya denominación, Bolivia, s u p u e s t a m e n t e las guiaba. E n Brasil, e id e s c o n t e n t o n o s e hizo esperar.
buscaba expresar la gratitud hacia quien fue considerado su libertador, Ei r e g r e s o d e l r e y J u a n V i a P o r t u g a l e s t u v o p r e c e d i d o p o r e i
Simón Bolívar. L a provincia de Paraguay, aunque d e m o r ó unos años n o m b r a m i e n t o d e s u hijo P e d r o c o m o r e g e n t e d eBrasil. C o n e i
más, también conformó un estado independiente. A partir de 1813, a l e j a m i e n t o del m o n a r c a y ia e v i d e n c i a d e q u e las C o r t e s n o e s t a b a n
bajo el liderazgo del doctor Gaspar Rodríguez de Francia, la revolución d i s p u e s t a s a n e g o c i a r l a s r e f o r m a s políticas r e c l a m a d a s p o r i o s
asunceña inició un camino autónomo, que culminó con su separación brasileños, s e p r e c i p i t a r o n l o s h e c h o s . P e d r o decidió p e r m a n e c e r e n Río
definitiva. Por otro lado, la conflictiva Banda Oriental había sufrido el d e J a n e i r o y i a i n d e p e n d e n c i a d e B r a s i l s e instauró d e m a n e r a pacífica,
lento y constante avance de los portugueses, que culminó con su ane- s i n p a s a r p o r l a s g u e r r a s q u e experimentó Hispanoamérica, y d i o i u g a r a
xión en 1821 al Reino de Portugal, bajo el nombre de Provincia Cispla- i a formación d e u n i m p e r i o q u e b a j o i a f o r m a d e monarquía c o n s t i t u c i o n a l
tina, y en 1822 al nuevo Imperio del Brasil, conformado cuando el prín- reveló g r a n e s t a b i l i d a d .
cipe Pedro, hijo del rey Juan V I de Portugal, declaró su independencia
y se autoproclamó Emperador. Como se verá en las próximas páginas, Además de las sucesivas fragmentaciones en los márgenes de lo que ha-
la provincia oriental se convirtió finalmente en un estado indepen- bía sido el Virreinato del Río de la Plata, durante la década de 1810 se
diente tanto de su antigua jurisdicción rioplatense como del Brasil. conformaron nuevas provincias. Algunas fueron creadas por el propio
gobierno central, mientras otras se antoerigieron autónomas respecto
de aquel o de sns jurisdicciones más inmediatas, según las jerarquías te-
rritoriales diseñadas por la Ordenanza de Intendentes de 1782. E n el li-
Una monarquía entre repúblicas toral, en 1814 se crearon las provincias de Entre Ríos y Corrientes des-
Por varias razones, la independencia de Brasil presenta u n c a s o peculiar prendidas de la gobernación intendencia de Buenos Aires, mientras
d e n t r o d e l c o n t e x t o i a t i n o a m e r i c a n o . L u e g o d e l t r a s l a d o d e la c o r t e que Santa Fe autoproclamó su autonomía respecto de dicha goberna-
p o r t u g u e s a a Río d e J a n e i r o e n 1 8 0 8 , s e conformó u n a s u e r t e d e ción en abril de 1815, gesto que inició la guerra civil con las fuerzas di-
monarquía d u a l c o n c e n t r o e n e l N u e v o M u n d o . S I b i e n e n 1 8 1 5 B r a s i l rectoriales. Hacia el oeste. Cuyo se conformó en 1814 en una nueva
f u e p r o c l a m a d o " r e i n o " c o n i a m i s m a jerarquía d e P o r t u g a l , l a s t e n s i o n e s provincia, separada de la gobernación intendencia de Córdoba. E n el
e n t r e a m b a s márgenes d e l i m p e r i o s e e x p r e s a r o n e n d i s t i n t o s p i a n o s . norte, Tucumán se separó de la gobernación de Salta en 1815.
E n t r e e l l a s c a b e d e s t a c a r l a q u e derivó d e l h e c h o d e q u e i a p r e s e n c i a d e l Ahora bien, este proceso de redefinición territorial ocurrido en la
r e y e n t i e r r a a m e r i c a n a implicó, p o r u n l a d o , u n m a y o r c o n t r o l s o b r e década de 1810 se precipitó a fines de 1819. T u c u m á n se separó del po-
territorios a c o s t u m b r a d o s a g o b e r n a r s e c o n u n m o n a r c a a la distancia, y der central y, bajo el liderazgo de Bernabé Aráoz, se creó la llamada Re-
p o r el o t r o , u n a m a y o r c a r g a fiscal p a r a s o l v e n t a r l o s g a s t o s d e la c o r t e . pública del Tucumán, que incluía las jurisdicciones subalternas de San-
Tales tensiones, sin e m b a r g o , n o derivaron en reclamos d e tiago del Estero y de Catamarca. Córdoba, por otro lado, también se
independencia frente a Portugal, a pesar d e las d e m a n d a s d e r e f o r m a s independizó luego de la sublevación de Arequito y se erigió así en un
políticas. L o s h e c h o s s e p r e c i p i t a r o n e n 1 8 2 0 , c u a n d o s e p r o d u j o e n nuevo foco de poder al imponer una mayor presencia del interior
P o r t u g a l u n a revolución l i b e r a l q u e postuló, a l i g u a l q u e l a o c u r r i d a e s e frente a Buenos Aires y el litoral. Siguiendo el ejemplo de Córdoba y de
m i s m o año e n España, e l e s t a b l e c i m i e n t o d e u n a monarquía Tucumán, San Juan se declaró provincia autónoma. Poco después lo hi-
128 H i s t o r i a d e la A r g e n t i n a , 1 8 0 6 - 1 8 5 2

cieron Mendoza y San Lnis, qne crearon sns propios ejércitos provincia-
les y se unieron en una liga de provincias cayanas dispuestas a apoyar el
congreso convocado por el gobernador cordobés. E n L a Rioja también
se produjo la secesión y, poco más tarde, Santiago del Estero, luego de
protestar por su incorporación a T u c u m á n , se erigió en provincia au-
tónoma, mientras Catamarca terminó s e p a r á n d o s e de la república tn-
cnmana en 1821. E n Salta concluía abruptamente el predominio de
Martín Güemes: un avance realista desde el Alto Perú dio muerte al
caudillo qne había defendido la frontera durante esos años.

El emperador Pedro I y ia Constitución


P e d r o I asumió e l título d e e m p e r a d o r y f u e c o r o n a d o f o r m a l m e n t e e l 1°
d e d i c i e m b r e d e 1822. E n f e b r e r o d e 1824, dictó u n a constitución q u e l e
proporcionó u n d e s t a c a d o p o d e r .

A b a n i c o e n h o m e n a j e a l e m p e r a d o r P e d r o I y a l a Constitución, B r a s i l ,
1822-1831. Colección M i l l i c e n t V . H e a r s t , M u s e o d e B r o o k i y n , N u e v a
Y o r k , E s t a d o s U n i d o s . R e p r o d u c i d o e n Ramón Cutiérrez y R o d r i g o
Cutiérrez Viñuales, España y América: imágenes para una historia,
M a d r i d , Fundación M A P F R E , 2006. ^

En el litoral, las tensiones entre los caudillos de Santa Fe, Entre Ríos y
la Banda Oriental se agravaron después del Pacto de Pilar. Allí, L ó p e z
y Ramírez rompieron relaciones con Artigas, ya qne el líder oriental
desaprobó el tratado por dejar las cosas libradas a un futuro congreso y,
básicamente, por no proveer a su provincia de la ayuda esperada contra Ei Río de ia Plata después de 1820
L a desunión d e l a s P r o v i n c i a s U n i d a s 131
130 H i s t o r i a d e la A r g e n t i n a , 1 8 0 6 - 1 8 5 2

la invasión portuguesa. L a ruptura culminó en lucha armada: Ramírez


enfrentó y venció a Artigas en Las Tunas en junio de 1820 y en Cambay
Temas en debate
en septiembre. Pocos días después, Artigas se asiló en el Paraguay; así,
L a cuestión d e l c a u d i l l i s m o s e e n c u e n t r a p l a n t e a d a d e s d e l o s orígenes
desaparecía para siempre de la escena política rioplatense. Acto se-
d e i a l i t e r a t u r a política a r g e n t i n a . D i s t i n t a s I n t e r p r e t a c i o n e s f u e r o n
guido, Ramírez pretendió heredar el monopolio del poder en el litoral,
a b o n a n d o , c o n diversos matices, laperspectiva d e q u e caudillos
lo qne lo enfrentó a López, su anterior aliado. E l Tratado de Benegas
t o d o p o d e r o s o s d o m i n a r o n c o n s u s h u e s t e s l a e s c e n a política
había desplazado al líder entrerriano y sellado definitivamente la rup-
posrevolucionaria. L a Imagen negativa d e los caudillos, en especial
tura con el gobernador de Santa Fe. Finalmente, Ramírez fue batido y
d u r a n t e e l s i g l o X I X , comenzó a a t e n u a r s e e n l a s p r i m e r a s décadas d e l
muerto el 10 de julio de 1821, consolidándose el liderazgo de López en
X X . D e s d e l a l l a m a d a N u e v a E s c u e l a Histórica, a l g u n o s h i s t o r i a d o r e s
la región.
c o m e n z a r o n a s u b r a y a r l a contribución d e l o s c a u d i l l o s a l a d e f e n s a d e
Al calor de todos estos conflictos, el mapa político cambió significa- la u n i d a d n a c i o n a l e insistieron e n la actitud antisegregacionista d e
tivamente: Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Salta, Santiago del Es- e s t o s n u e v o s líderes l o c a l e s . L a Historia de la Nación Argentina, que la
tero, Catamarca, L a Rioja, San Luis, San Juan, Mendoza, Corrientes, A c a d e m i a N a c i o n a l d e l a H i s t o r i a comenzó a p u b l i c a r d u r a n t e l a
Santa Fe, Entre Ríos y bastante más tarde Jujuy-al separarse en 1834 de década d e 1 9 3 0 b a j o l a dirección d e R i c a r d o L e v e n e , e s , s i n d u d a s ,
la jurisdicción salteña- constituyeron nuevos cuerpos políticos. Aunque u n a d e l a s e x p r e s i o n e s más a c a b a d a s d e l a N u e v a E s c u e l a . También
los contornos territoriales seguían en parte los trazos de las subdivisio- e n e s t a década, u n n u e v o m o v i m i e n t o l l a m a d o " r e v i s i o n i s m o histórico"
nes establecidas en la Ordenanza de Intendentes, las provincias surgi- comenzó a c u e s t i o n a r l a i m a g e n n e g a t i v a d e l o s c a u d i l l o s l e g a d a p o r e l
das de la crisis ya no se regirían por el decreto borbónico de 1782 -si siglo X I X para convertirlos e n protagonistas principales del p r o c e s o d e
bien en algunos aspectos parte de esa normativa seguiría vigente-, sino construcción d e l a nación. S I b i e n e l " r e v i s i o n i s m o " n o constituyó u n a
por nuevos reglamentos, constituciones o leyes fundamentales dictadas, " e s c u e l a " historiográfica n i u n m o v i m i e n t o homogéneo - s i n o más b i e n
respectivamente, por cada uno de los gobiernos provinciales nacidos de u n a c o r r i e n t e q u e , e n sintonía c o n l a e m e r g e n c i a d e i d e a s n a c i o n a l i s t a s ,
la disolución del poder central. a n t i m p e r i a l i s t a s y a n t i l i b e r a l e s d u r a n t e l o s años t r e i n t a , buscó i n f l u i r e n
e l c a m p o c u l t u r a l a r g e n t i n o - , l o c i e r t o e s q u e s u intervención f u e
exitosa en lamedida en que sus exponentes lograron crear una suerte
Las repúblicas provinciales d e s e n t i d o comiín g e n e r a l i z a d o , q u e invertía e l panteón d e héroes d e l a
historiografía l i b e r a l h e r e d a d a d e l s i g l o X I X .
De la autonomía de los pueblos a las autonomías provinciales D e h e c h o , más allá d e l a s p e r s p e c t i v a s q u e , h a c i a l a década d e 1 9 6 0 ,
Todas las provincias abrazaron paulatinamente la forma republicana r e u b i c a r o n l a cuestión d e l c a u d i l l i s m o d e n t r o d e u n r e g i s t r o s o c i a l - d o n d e
de gobierno en sus nuevas reglamentaciones. E n ellas se establecieron e l c a u d i l l o pasó a s e r e n a l g u n o s c a s o s u n m e r o r e p r e s e n t a n t e d e l a
r e g í m e n e s representativos de base electoral muy amplia (salvo algu- c l a s e t e r r a t e n i e n t e - , i o s p r e s u p u e s t o s básicos a s o c i a d o s a q u e e l
nas excepciones como fueron los casos de C ó r d o b a y Mendoza), eje- s u r g i m i e n t o d e l c a u d i l l i s m o s e debía a u n a situación d e v a c i o i n s t i t u c i o n a l
cutivos unipersonales ejercidos por gobernadores, legislaturas unica- o , i n c l u s o , d e a t r a s o i n s t i t u c i o n a l d a d a l a h e r e n c i a hispánica, s e
merales, encargadas de la designación del gobernador, autoridades m a n t u v i e r o n v i g e n t e s h a s t a p o c o t i e m p o atrás. Recién h a c i a l a década
administrativas y judiciales, y sistemas fiscales independientes. A dife- d e 1 9 8 0 comenzó a r e v i s a r s e d e m a n e r a más sistemática e l p a p e l d e
rencia de la d é c a d a revolucionaria, cuando las comunidades políticas e s t o s personajes e n c a d a u n a d e las regiones e n las q u e actuaron e
que demandaban el autogobierno tenían por base a las ciudades con i r r a d i a r o n s u i n f l u e n c i a , a b r i e n d o a s i l a investigación a n u e v o s
cabildo, las repúblicas provinciales formadas luego de la caída del po- interrogantes. ^ F
der central se organizaron según los principios del moderno constitu-
cionalismo liberal.
132 H i s t o r i a d e la A r g e n t i n a , 1 8 0 6 - 1 8 5 2 L a desunión d e l a s P r o v i n c i a s U n i d a s 133

Una muestra clara de las implicancias de esto es que en cada una de las recían ser meras juntas consultivas y electoras de segundo grado para
provincias, comenzando por la de Buenos Aires, se fueron suprimiendo designar al gobernador -como en Santa Fe o Santiago del Estero,
los cabildos, lo cual implicó una redefinición de los territorios y de las donde sus gobernadores permanecieron en el poder durante casi dos
bases de la gobernabilidad. Al eliminarse la institución más arraigada décadas-, o con experiencias en las que prevaleció la completa inestabi-
del régimen colonial y adoptarse, al menos en la norma, el principio de lidad política -como la entrerriana, donde se sucedieron más de veinte
división de poderes, se redistribuyeron las funciones y atribuciones ca- gobernadores en el término de cinco años-.
pitulares entre las nuevas autoridades creadas y se redefinieron las ba- No obstante, sobresale el hecho de que, si bien la vocación de hege-
ses de poder entre la ciudad y el campo. Al predominio del espacio ur- monía y supremacía demostrada por algunos gobernadores o caudillos
bano colonial con base en los cabildos le sucedió un nuevo equilibrio regionales aparecía reñida con los principios plasmados en sus entra-
en el que el espacio rural cobraba nueva entidad política. mados jurídicos, casi nadie p o d í a eludir la invocación de algunos de ta-
Sin embargo, aunque semejantes en lo formal, las tramas institucio- les principios a la hora de legitimarse en el poder. Así, el sufragio coexis-
nales de las nuevas reptiblicas provinciales presentaban desigualdades tió con revoluciones armadas o la amenaza del uso de la fuerza, y el
en las atribuciones de los órganos de gobierno, en el mayor o menor principio de división de poderes convivió con el empleo de instrumen-
grado de sofisticación de la técnica jurídica expuesta y en el tipo de tos que parecían negarlo, como la delegación de facultades extraordi-
prácticas a las que dio lugar. De hecho, desde el punto de vista institu- narias en los ejecutivos, o con situaciones de tal fragilidad institucional
cional, algunas experiencias resultaron ser más frágiles que otras. Con que volvían directamente impensable su traducción en la dinámica de
esta íifirmación no se pretende medir el grado de acercamiento o des- funcionamiento del sistema político respectivo. Las guerras civiles y los
viación de las prácticas desarrolladas en cada provincia respecto de las conflictos armados entre caudillos u hombres fuertes de distintas pro-
normas y leyes dictadas, sino subrayar que en ellas convivieron la lega- vincias que asolaron el territorio en esos años no se dieron en un vacío
lidad institucional que recogía los principios del constitucionalismo li- institucional, sino en un espacio en el que muy trabajosamente intenta-
beral con situaciones conflictivas que la historiografía tradicional había ban imponerse las reglas del nuevo arte de la política.
reducido a la imagen unívoca del caudillismo. Ésta buscaba explicar las En ese laxo y común encuadre republicano, las diversas provincias fue-
disputas abiertas en 1820 como el resultado de enfrentamientos entre ron dictando sus propias constituciones o reglamentos. E n Buenos Aires,
caudillos regionales que sustentaban su autoridad, básicamente, en el L a Rioja y Mendoza no se dictaron constituciones, pero sí un conjunto
poder personal y en su capacidad de reclutar y sostener milicias rurales. de leyes fundamentales que rigieron, con modificaciones según el caso y
Supuestamente unidos por vínculos de intercambio que garantizaban la coyuntura, su vida política autónoma durante esos años. Santa Fe dictó
relaciones de mando y obediencia extrainstitucionales, los caudillos y su Estatuto Provisorio en 1819, Tucumán en 1820, Corrientes y Córdoba
sus huestes habrían sido prácticamente, de acuerdo con esta perspec- en 1821, Entre Ríos en 1822, Catamarca, Salta y San Juan en 1823. Aun-
tiva, los exclusivos protagonistas del proceso de fragmentación política que con resultados desparejos, hacia 1824 cada provincia tenía su propia
ocurrido durante esos años. ingeniería política o estaba construyéndola. Santiago del Estero en 1830,
San Luis en 1832 yjujuy en 1839 (cuando su jurisdicción se separó defi-
Caudillos y constituciones nitivamente de Salta) completaron esta tendencia. El peso de la tradición
A la luz de los nuevos estudios sobre los casos provinciales, se com- político-administrativa prerrevolucionaria fue más tenue en las provin-
prueba que aquellos caudillos -tan denostados o celebrados por ensa- cias recientemente creadas que en las antiguas sedes de intendencias.
yistas, literatos e historiadores desde el siglo X I X - ejercieron su poder Casi todos los reglamentos se atribuyeron la organización de la tropa pro-
en el marco de un creciente proceso de institucionalización política. E n vincial y el derecho de patronato (en este caso, algunas provincias lo hi-
este sentido se registran experiencias muy diversas según la región y la cieron de manera explícita y otras en la práctica), incluyeron la declara-
coyuntura. Así, por ejemplo, se observan casos de mayor estabilidad ins- ción de derechos fundamentales y organizaron sus aparatos fiscales.
titucional -como en Buenos Aires, Salta, Mendoza o Corrientes durante En este último aspecto, las provincias promulgaron leyes de aduana,
la década de 1820- que contrastan con otros donde las legislaturas pa- de recaudación impositiva y de emisión monetaria. Las finanzas públi-
134 H i s t o r i a d e la A r g e n t i n a , 1 8 0 6 - 1 8 5 2
L a desunión d e l a s P r o v i n c i a s U n i d a s 135

cas provinciales prácticamente no gravaron la propiedad ni los ingre-


sus instituciones como de la capacidad del caudillo que la g o b e r n ó du-
sos, sino que acentuaron la tendencia, iniciada con la revolución, de
rante veinte años usando a su favor los reglamentos y normas sanciona-
solventar los ingresos de sus erarios con los recursos proporcionados
dos. Estanislao L ó p e z se hizo llamar "caudillo" en el reglamento provi-
por el comercio. Pero, al igual que en la década precedente, los ingre-
sorio dictado en 1819 y supo convertir a la Sala de Representantes en
sos genuinos en la mayoría de las provincias no alcanzaban para cubrir
un instrumento consultivo más que legislativo o deliberativo. Con Entre
los gastos, en particular en la nueva situación creada con la disolución
Ríos, el contraste es clamoroso: si bien el Estatuto Constitucional de
del poder central. Buenos Aires, que alentó más que nunca un sistema
1822 otorgaba al gobernador plenas facultades en el terreno militar,
librecambista, era dueña ahora del principal recurso fiscal de la aduana
luego de la muerte de Ramírez no hubo en la provincia un hombre
de ultramar, en tanto que las provincias vivían situaciones muy preca-
fuerte, sino una pléyade de caudillos menores. E n la década de 1820, se
rias, ya que el volumen de sus comercios era insuficiente para recaudar
sucedieron hombres solidarios con Buenos Aires: Lucio Mansilla, el go-
impuestos capaces de cubrir los déficit fiscales. Frente al relativo éxito
bernador más destacado en esta década (1821-1824), sufrió revueltas de
de las políticas fiscales de Buenos Aires y de Corrientes -que pese a las
distintos caudillos porque era considerado proclive a privilegiar intere-
fluctuaciones mantuvo sus finanzas públicas saneadas aplicando un sis-
ses ajenos a la provincia. E n 1821, 1825 y 1830 fue elegido gobernador
tema proteccionista basado en una e c o n o m í a diversificada-, las finan-
por el Congreso de la provincia Ricardo L ó p e z J o r d á n ; en las tres opor-
zas de otras provincias, como Entre Ríos, Córdoba o Santa Fe, muestran
tunidades, partidarios de Santa Fe y Buenos Aires anularon la elección.
realidades más pobres, caracterizadas por el constante endeudamiento,
Entre 1826 y 1831, p e r í o d o conocido como la "anarquía entrerriana",
para no hablar de otros casos aún más clamorosos.
hubo 21 gobernadores.
En la provincia de Córdoba, las corporaciones tradicionales -clero,
Experiencias desiguales
universidad y consulado- mantuvieron un peso fundamental mientras
Entre los ejemplos de mayor estabilidad institucional en la d é c a d a de
la mayoría de los miembros de la gestión política -ubicados en la Sala
1820 - a d e m á s del de Buenos Aires, que se desarrollará en las siguientes
de Representantes y en otros cargos de la administración provincial-
páginas-, sobresale el de Corrientes. Una vez declarada su autonomía
pertenecían a la élite urbana con intereses en el comercio. L a constitu-
respecto del fugaz experimento de Ramírez de crear la República de
ción otorgaba fuertes poderes al ejecutivo -entre otras atribuciones, el
Entre Ríos, Corrientes se dio un ordenamiento legal bastante eficaz.
gobernador era capitán general de las fuerzas militares-, pero la Legis-
Los gobernadores terminaron su mandato de tres años regularmente,
latura no parecía tener un papel decorativo, sino que gravitaba en la
abandonaron el poder sin conflicto -la reelección fue prohibida por la
vida política provincial como demuestra la creación de, entre otras co-
constitución provincial- y cedieron el cargo a personajes pertenecien-
sas, una comisión permanente para que funcionara durante los recesos
tes, a veces, a la facción política opuesta. Se sucedieron así Juan J o s é
del cuerpo. Durante la década de 1820, Juan Bautista Bustos dominó la
F e r n á n d e z Blanco (1821-1824), Pedro Ferré (1824-1828), Pedro Ca-
escena provincial y fue considerado un caudillo que logró dominar las
hral (1828-1830) y, nuevamente, Pedro Ferré (1830-1833). L a vida po-
disputas facciosas desplegadas luego de 1810.
lítica correntina se caracterizó por su estabilidad, bajo la h e g e m o n í a
Mendoza dejó de ser capital de la intendencia de Cuyo para erigirse
de un grupo dirigente integrado por hombres de los principales secto-
en provincia autónoma, al separarse San Juan y San Luis en 1820. Go-
res propietarios, fundamentalmente mercaderes y hacendados, que su-
bernada por su élite de mercaderes y hacendados, organizó un régimen
pieron controlar a las fuerzas militares y a los posibles conatos de re-
de orden y progreso, muy celebrado en esos años por la prensa por-
vueltas e insubordinación. E l civilismo de estas autoridades se tradujo
teña. A diferencia de otras provincias, los mendocinos no tuvieron un
institucionalmente al vedarse al gobernador el ejercicio del mando mi-
caudillo predominante. Al promediar la década de 1820, comenzó un
litar directo de tropa.
fuerte enfrentamiento entre facciones locales luego de que Gutiérrez
L a experiencia correntina contrasta con sus vecinas del litoral en di-
fuera electo gobernador y se gestaran conflictos con la Sala de Repre-
versos sentidos. Con Santa Fe, puesto que allí se desarrolló un experi-
sentantes, puesto que éste pretendía facultades extraordinarias. Tales
mento político cuya estabilidad no dependió tanto de la sofisticación de
conflictos no eran ajenos a los que tuvieron lugar en otras provincias. E l
136 H i s t o r i a d e la A r g e n t i n a , 1 8 0 6 - 1 8 5 2 L a desunión d e l a s P r o v i n c i a s U n i d a s 137

entrelazamiento de los asuntos internos de unas y otras fue un dato co- Oposición pasó a l a acción y l a r e v u e l t a a r m a d a s e p u s o e n m a r c h a .
mían a todas las experiencias provinciales, donde la política intervenía L o s s u b l e v a d o s s e e x p r e s a r o n e n u n a p r o c l a m a q u e decía l o s i g u i e n t e :
a través de redes que cruzaban las nuevas fronteras. Así, por ejemplo, " L o s señores c o m a n d a n t e s d e l a t r o p a d e f e n s o r a d e l a religión q u e
San Juan, luego de su separación de la gobernación de Cuyo en 1820, a b a j o s u s c r i b e n , t i e n e n e l h o n o r d e h a c e r s a b e r a t o d a la tierra el m o d o
tampoco tuvo un caudillo o personaje predominante, sino caudillos ex- c o m o c u m p l e n los m a n d a t o s d el aLey d eDios". C o n t i n u a b a n
ternos a la provincia que influyeron en su política interna. No obstante, e x i g i e n d o q u e l a C a r t a d e M a y o f u e r a q u e m a d a e n a c t o público
los sanjuaninos vivieron un ensayo novedoso cuando, por iniciativa de "porque fue introducida entre nosotros por l am a n o del diablo para
su gobernador, Salvador María del Carril, se dictó la Carta de Mayo de c o r r o m p e r n o s y h a c e r n o s o l v i d a r n u e s t r a religión católica, apostólica,
1825. E n dicha carta, de corte liberal, la mayor innovación consistió en romana"; que la Sala d eRepresentantes fuera suprimida y reemplazada
el establecimiento de la libertad religiosa. Pero en tin mundo que, p o r e l C a b i l d o ; q u e s e c e r r a r a n e l t e a t r o y e l café p o r s e r e s p a c i o s
como en la época colonial, seguía concibiéndose como de unanimidad d o n d e s e p r o f a n a b a el n o m b r e d e D i o s y s e h a b l a b a e n c o n t r a d e l a
católica, la sanción de la libertad de cultos provocó una gran reacción. religión; q u e s e s a n c i o n a r a c o m o única religión l a católica, apostólica,
Los disturbios llevaron a Del Carril a refugiarse en Mendoza, hasta que romana; y que se implantara una bandera blanca con una cruz negra y
una expedición comandada por el coronel J o s é Félix de Aldao acudió l a s i g u i e n t e l e y e n d a : "Religión o M u e r t e " .
en su auxilio y lo restauró en el cargo.
E n H o r a c i o V i d e l a , Historia de San Juan, t o m o III, S a n J u a n , A c a d e m i a
d e l P l a t a / U n i v e r s i d a d Católica d e C u y o , 1972. ^

La Carta de Mayo Las provincias dei Norte


L a C a r t a d e M a y o f u e , más q u e u n a constitución, u n a declaración d e B e r n a b é Araoz había creado la República de T u c u m á n y se había ins-
d e r e c h o s . El p r o y e c t o f u e p r e s e n t a d o a l a L e g i s l a t u r a s a n j u a n i n a e n taurado como su presidente, incluyendo a Catamarca y a Santiago del
j u n i o d e 1825 y, s i b i e n l o s p r i m e r o s artículos f u e r o n a p r o b a d o s s i n Estero. Sin embargo, ese experimento republicano se disolvió muy rá-
c o n f l i c t o , e l 23 d e j u n i o e l p r e s i d e n t e d e l a S a l a d e R e p r e s e n t a n t e s pidamente. Aráoz basó su poder en las fuerzas milicianas que le daban
informó q u e s e habían r e c i b i d o " p e t i c i o n e s d e l p u e b l o " e n l a s q u e más apoyo y en las redes que había sabido tejer como gobernador inten-
d e u n m i l l a r d e f i r m a n t e s s o l i c i t a b a n l a aprobación d e l a C a r t a , m i e n t r a s dente, luego del desgajamiento de T u c u m á n de la intendencia de Salta
c a s i s e t e c i e n t o s pedían l a anulación d e l o s a r t i c u l o s 16 y 17, e n l o s q u e en la d é c a d a de 1810. Pero las rivalidades que dividían a la élite tradi-
s e e s t i p u l a b a l a l i b e r t a d d e c u l t o s . E l a r t i c u l o 16 establecía: " L a religión cional tucumana -tanto facciosas como familiares- terminaron con el
s a n t a , católica, apostólica, r o m a n a , e n l a p r o v i n c i a , s e a d o p t a fusilamiento de Aráoz en 1824 y con años subsiguientes de profunda
v o l u n t a r i a , espontánea y g u s t o s a m e n t e c o m o s u religión d o m i n a n t e . L a inestabilidad política. Santiago del Estero, en cambio, una vez desga-
l e y y e l g o b i e r n o pagarán c o m o h a s t a aquí o más a m p l i a m e n t e , c o m o jada de la República de Tucumán, inició un camino de estabilidad, en
e n a d e l a n t e s e s a n c i o n a r e , a s u s m i n i s t r o s y conservarán y gran parte gracias al papel que d e s e m p e ñ ó su principal caudillo, el co-
multiplicarán o p o r t u n a y c o n v e n i e n t e m e n t e s u s t e m p l o s " . E n e l a r t i c u l o mandante de frontera Felipe Ibarra. E l gobernador santiagueño se
17 s e s a n c i o n a b a : "Ningún c i u d a d a n o o e x t r a n j e r o , asociación d e l país mantuvo en el poder durante más de dos décadas, desplazando a las fa-
o e x t r a n j e r o , podrá s e r t u r b a d o e n e l e j e r c i c i o público d e l a religión, milias tradicionales de origen virreinal y apoyándose tanto en milicias
cualquiera q u e profesare, c o n tal q u e los q u e la ejerciten p a g u e n y como en fuerzas armadas permanentes. Al igual que en Santa Fe y en
costeen a sus propias expensas sus cultos". Las peticiones fueron Mendoza, en estas regiones amenazadas por los indios las fuerzas de
g i r a d a s p o r l a S a l a al A r c h i v o , m i e n t r a s s u s d i p u t a d o s c o n t i n u a b a n las frontera alcanzaron un gran predominio en el realineamiento de fuer-
deliberaciones. A u n q u e habla diputados opositores alproyecto con zas políticas internas. Catamarca se separó un poco más tarde de Tucu-
posiciones religiosas irreductibles, laCarta fue finalmente a p r o b a d a por mán, a raíz de la intervención de las tropas santiagueñas y salteñas,
mayoría e n j u l i o d e 1825. N o o b s t a n t e , s u v i g e n c i a f u e efímera. L a enemigas de Aráoz. Lo que d o m i n ó luego la escena catamarqueña fue
138 H i s t o r i a d e la A r g e n t i n a , 1 8 0 6 - 1 8 5 2
L a desunión d e l a s P r o v i n c i a s U n i d a s 139

el cruce de alianzas y hostilidades entre linajes de origen local y ex-


Esta última cláusula exponía uno de los problemas derivados de la si-
terno a la provincia.
tuación creada con la disolución del poder central: la cuestión de los
En Salta, luego de la muerte de G ü e m e s , las familias m á s poderosas
recursos procedentes de la Aduana de Buenos Aires. E l reclamo de las
retomaron el poder y ubicaron en dos oportunidades a J o s é Ignacio
provincias por la libre navegación de los ríos apuntaba a acceder libre-
Gorriti como gobernador. Su historial como doctor de Chuquisaca y
mente al comercio de ultramar y a lograr que la ex capital no fuera la
general de los ejércitos revolucionarios -y a su vez hermano del canó-
única beneficiada con la recaudación de los suculentos impuestos a la
nigo y diputado Juan Ignacio Gorriti- le permitió llevar adelante una
importación. Buenos Aires, en su nueva condición de autonomía, se
gestión que gozó durante la d é c a d a de 1820 del beneplácito y admira-
consideraba d u e ñ a de todos los lucros provenientes de sus costas y
ción de los porteños. E n L a Rioja, el comandante general Juan Fa-
puertos así como del comercio que hiciera con otros estados, cuestio-
cundo Quiroga comenzó a acrecentar su poder a partir de 1823, coe-
nes que condicionaron la vida política de todo el período y las relacio-
xistiendo con los poderes legales de la provincia que, aunque muy
nes interprovinciales de allí en más.
rudimentarios, condicionaron los cursos de acción de quien se erigió
en esa d é c a d a en uno de los caudillos con mayor influencia en toda la
región.
La república de Buenos Aires: ¿una experiencia feliz?
Durante el período abierto en 1820, si bien las provincias se constitu-
yeron en cuerpos políticos autónomos, con sus propias leyes y reglamen-
institucionalización sin constitución
tos, en ningún momento renunciaron a conformar un orden suprapro-
El boicot perpetrado por el gobierno de Buenos Aires al congreso con-
vincial. Ese interés se mantuvo vivo a través de la fluida vinculación
vocado en C ó r d o b a estaba vinculado con el hecho de que, a esa altura,
entre las provincias, merced al sistema de pactos y de ligas regionales
había descubierto que en el goce de su autonomía podía sacar más ven-
ofensivo-defensivas, donde se presentaba la fragmentación como algo
tajas de las que podía proveer una unidad nacional, al menos por el
provisorio y se señalaba un futuro congreso que habría de alcanzar la
momento. Ya a fines de 1820, p o d í a percibirse esta sensación en mu-
unidad. E l problema era, una vez más, el acuerdo respecto de la forma
chos de los porteños. E n un impreso anónimo que circuló en agosto de
de gobierno que debía establecerse y el grado de autonomía de estas
ese año, se afirmaba que Buenos Aires se había empobrecido y debili-
nuevas entidades políticas.
tado por atender a la defensa de todo el territorio, mientras "las provin-
El intento de que ese congreso se celebrara en Córdoba, según la ini-
cias quieren arruinar a Buenos Aires y un Congreso general lo único
ciativa del gobernador Bustos, ratificada en el Tratado de Benegas, fra-
que haría es llevar a cabo ese fin". E l mismo impreso afirmaba que Bue-
casó, lo cual debe atribuirse a la reticencia por parte de la provincia de
nos Aires debía "separarse absolutamente de los pueblos, dejarlos que
Buenos Aires. Aunque ésta envió sus diputados a Córdoba, la sola posi-
sigan sus extravagancias y caprichos, no mezclarse en sus disensiones y
bilidad de que Bustos acrecentara su poder y que el congreso se defi-
declararse provincia soberana e independiente, darse una constitución
niera por la forma federal de organización llevó a los diputados bonae-
permanente, prescindir del sistema de federación y guardar con todas
renses a trabar alianza con el gobernador de Santa Fe, Estanislao
paz y buena inteligencia".
López, y a desalentar la realización de la asamblea. Argumentaron, en-
Luego de la pacificación de la provincia, el gobierno abrazó entonces
tre otras razones, que las provincias no estaban aún preparadas para se-
la convicción de que la reunión de un congreso era prematura -ya que
llar una unión definitiva. Buenos Aires consolidó su alianza con el lito-
p o d í a disparar los mismos conflictos de la d é c a d a revolucionaria- y
ral -excluyendo a C ó r d o b a - al firmar el Tratado del Cuadrilátero el 25
que, si aseguraba su organización interna bajo un régimen republicano
de enero de 1822. Este documento, refrendado por Buenos Aires,
capaz de dotar de legitimidad y estabilidad a sus autoridades, sería posi-
Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, buscaba estrechar vínculos entre las
ble expandir su ejemplo más allá de sus fronteras, en una suerte de pe-
provincias firmantes y comprometerlas a no concurrir al congreso. Ade-
dagogía política difundida a través de los hechos. E l consenso que ro-
más, Buenos Aires renunciaba a su supremacía y aceptaba la sumisión
d e ó a la gestión de Martín Rodríguez, gobernador hasta 1824, estuvo
mutua frente a problemas de guerra y la libre navegación de los ríos.
vinculado al deseo de la población bonaerense de no volver a pasar por

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