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Versión aceptada del autor publicada en línea: 09 de noviembre de 2011. Versión del registro
publicada por primera vez: 07 de diciembre de 2011
Para citar este artículo: Jane Carla de Souza, Ivanise Cortez de Sousa, Ana Paula Leão Maia & Carolina
Virginia Macêdo de Azevedo (2012): Patrones de sueño de docentes y adolescentes que asisten a la escuela
por la mañana, Biological Rhythm Research, 43:1, 6572
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Laborato´rio de Cronobiologia, Departamento de Fisiologia, Universidade Federal do Rio Grande do Norte, Caixa
Postal 1511, CEP 59078970, Natal/RN, Brasil
Los tiempos de sueño tardío característicos de la adolescencia, cuando se asocian con el turno de la
mañana para ir a la escuela, reducen la duración del sueño en los días escolares y aumentan la
irregularidad del ciclo sueñovigilia (SWC). Además, los profesores empiezan a trabajar por la mañana
y terminan por la noche, además de trabajar en casa. Para comparar los patrones de SWC, la
somnolencia diurna y la calidad del sueño, 165 adolescentes y 55 profesores de secundaria
completaron un cuestionario de "Salud y sueño" y un diario de sueño durante siete días. Los resultados
mostraron que ambos se despertaron más temprano durante la semana (hora de inicio de clases:
alrededor de las 7:15 h), y esto se asoció con menos tiempo en la cama, peor calidad del sueño y
mayor somnolencia diurna. Estos parámetros mejoraron durante los fines de semana, aunque menos
en los docentes. Por lo tanto, se sugiere que el horario de inicio de clases en la mañana tenga un
efecto negativo tanto en los profesores como en sus alumnos adolescentes, lo que refuerza la
necesidad de cambios en el horario de inicio de la escuela matutina.
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Palabras clave: ciclo sueñovigilia; adolescentes; maestros; horarios escolares; somnolencia; calidad
de sueño
Introducción
Las rutinas diarias del trabajo o la escuela, así como otros compromisos sociales, influyen en el
ciclo de sueñovigilia (SWC, por sus siglas en inglés), lo que a menudo provoca privación del sueño
o horas de sueño irregulares (Hansen et al. 2005; Crowley et al. 2006; Teixeira et al. . 2007). Los
efectos directos sobre la salud y el rendimiento de las personas se deben a las necesidades de
sueño insatisfechas, en particular en lo que respecta a la cantidad de sueño y las horas óptimas
para acostarse y despertarse.
Estos problemas están presentes en la actualidad en diversos sectores de la sociedad, incluido
el ámbito escolar. La escuela ha sido objeto de numerosos estudios relacionados con el CAE de
los adolescentes, quienes experimentan cambios biológicos y conductuales durante esta fase.
Hay un retraso en los tiempos de sueño y vigilia en comparación con otras fases del desarrollo
(Carskadon et al. 1993), y los adolescentes están menos controlados por sus padres con respecto
a los tiempos de sueño (Short et al. 2011). Estos cambios contribuyen a que los adolescentes
muestren hábitos en las horas previas a acostarse que afectan la calidad del sueño y retrasan su
inicio, como usar una computadora para estudiar o socializar, mirar televisión o beber
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bebidas estimulantes (café, refrescos, bebidas energéticas) (Giannotti et al. 2005; Azevedo et al. 2008).
Por lo tanto, es de esperar que los adolescentes se despierten más tarde. Sin embargo, la educación
secundaria en Brasil, así como en otros países, generalmente comienza alrededor de las 07:00 h de la
mañana, lo que lleva a que los adolescentes reduzcan el sueño durante los días escolares (Giannotti y
Cortesi 2002; Wahlstrom 2002; Yang et al. 2005; Wolfson et al. 2007; Sousa et al. 2009; Matthew et al.
2011). Es decir, el horario escolar matutino provoca una privación parcial del sueño y un CAE irregular en
los adolescentes, lo que conduce a un aumento de la somnolencia diurna, dificultades de aprendizaje, mal
humor, depresión y bajo rendimiento (Epstein et al. 1998; Wahlstrom 1999; Lima et al. 2002; Sousa et al.
2007). Estas consecuencias son aún mayores cuando los adolescentes tienen un empleo remunerado
(Martins et al. 2002; Fischer et al. 2003). Texeira et al. (2007) observaron que los adolescentes trabajadores
se despiertan más temprano que los no trabajadores, lo que reduce aún más la duración del sueño.
Se esperaría que los patrones SWC en los maestros de escuela, en comparación con los adolescentes,
se caractericen por un avance en los tiempos de sueño y vigilia y menos horas de sueño (Campbell y
Murphy 2007). Sin embargo, las características de la profesión docente propias de Brasil –enseñanza en
más de un turno y en más de una escuela; alta demanda de trabajo dentro y fuera del aula (Decor et al.
2004; Gasparini et al. 2006; Jardim et al. 2007); los compromisos sociales y los hábitos como mirar televisión
y usar la computadora, todo resulta en que los maestros de secundaria muestren acostarse tarde (Souza,
2010). Además, se despiertan más temprano entre semana, disminuyendo el tiempo que pasan en la cama.
Con el fin de investigar la influencia del horario escolar matutino en el CAE de adolescentes y docentes,
este estudio comparó los patrones de CAE, los niveles de somnolencia diurna y la calidad del sueño de
adolescentes que estudian en la mañana y docentes que trabajan en el turno de la mañana.
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Materiales y métodos
Este estudio se basó en una base de datos construida a partir de tres estudios, dos de los cuales fueron
realizados con adolescentes y aprobados por el Comité de Ética en Investigación de la Universidad Federal
de Rio Grande do Norte (Protocolos ¼ 003/06; 006/07). El tercero fue realizado con docentes y aprobado
por el Comité de Ética en Investigación del Hospital Onofre Lopes (Protocolo ¼ 273/08).
La recolección de datos para el primer y segundo estudio se llevó a cabo en dos escuelas privadas en
Natal, Brasil, mientras que el tercer estudio abarcó 10 escuelas (cinco públicas y cinco privadas) en la
misma ciudad. La Tabla 1 describe los grupos, el número de personas abordadas inicialmente y el número
de voluntarios que participaron en los estudios (todos los cuales dieron su consentimiento informado), su
edad media y sexo. En el primer y segundo estudio, el consentimiento informado fue firmado por los padres
o tutores legales de los adolescentes.
Todos los adolescentes que participaron del estudio estaban en el segundo año de la enseñanza media y
en el turno de la mañana (horario de inicio de clases: 07:15 h) y todos los docentes iniciaron labores entre
las 07:00 h y las 07:30 h. Además del turno de la mañana, el 36% de los docentes impartía clases en otro
turno y el 46% en dos turnos más.
Adolescentes y docentes completaron el cuestionario ''Salud y Sueño'' (Mathias et al. 2006) que evalúa
los hábitos generales de sueño, que reveló los momentos del día en que los individuos sintieron o no
somnolencia y la calidad del sueño entre semana y fines de semana. La calidad del sueño se evaluó según
una escala de Likert, que varió de 0 cm (muy mala) a 10 cm (muy buena). El patrón SWC se obtuvo del
diario de sueño de 7 días. El tiempo en la cama y la irregularidad SWC se determinaron a partir de la cama
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Tabla 1. Distribución media por edad y sexo de los grupos de individuos reclutados y participantes en
los estudios.
Grupos
Adolescentes Profesores
Género (%)
Masculino 37 43 58
Femenino 63 57 42
Resultados
La hora de acostarse no difirió entre los grupos (F(1,212) ¼ 0.20; p 4 0.05) y las diferencias
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Figura 2. Porcentaje de adolescentes y docentes que sienten ''somnolencia'' en diferentes momentos del
día durante la semana (A) y el fin de semana (B). Nota: *Comparación adolescenteprofesor mediante
prueba Chi cuadrado: p 5 0,05.
Discusión
La comparación entre el patrón SWC de estudiantes adolescentes y maestros mostró que ambos
grupos de edad enfrentaron un desafío temporal con las horas de escuela matutinas. Esto se debe
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a que ambos grupos se levantan más temprano entre semana (Adolescentes sobre las 06:09 h;
Docentes sobre las 05:56 h), pero más tarde los fines de semana libres de compromisos escolares
(Adolescentes sobre las 09:03 h; Docentes sobre las 07:12 h). Estos resultados para adolescentes
son similares a los encontrados en estudios anteriores (Giannotti y Cortesi 2002; Wahlstrom 2002;
Yang et al. 2005; Wolfson et al. 2007; Sousa et al. 2009; Matthew et al. 2011; Souza 2010).
Sin embargo, los fines de semana, los estudiantes se levantaban más tarde que los maestros, y es
probable que esto esté asociado con el retraso en el despertar que es característico de la
adolescencia (Carskadon et al. 1993). Si bien el horario escolar dicta la hora de levantarse en
ambos grupos durante la semana, parece tener un efecto más crítico en los adolescentes, dado
que también exhiben horas de despertar más irregulares en comparación con los profesores.
Aceptando que los factores anteriores llevan a los adolescentes a acostarse más tarde, se
esperaría que los maestros adultos se acostaran más temprano, pero esto no ocurrió. Esta similitud
en la hora de acostarse puede ser un error estadístico de tipo 2 y se produjo debido al pequeño
tamaño de la muestra (55 docentes) y la amplia variabilidad en las horas de sueño. Aunque los
adultos están biológicamente predispuestos a dormir más temprano que los adolescentes, las
actividades personales (quehaceres domésticos y ocio) y las relacionadas con el trabajo
(preparación de clases y corrección de pruebas) pueden haber contribuido al retraso del sueño.
Además, estas actividades generalmente se realizan bajo luz artificial y el uso de dispositivos
tecnológicos (por ejemplo, computadora y TV), circunstancias que aumentan el estado de alerta y
retrasan el sueño (Cajochen et al. 2011). Tal efecto se demostró en un estudio realizado con
adolescentes de zonas rurales que presentaban un mayor retraso en el sueño cuando se exponían
a estas tecnologías (Louzada y MennaBarreto 2004).
Estos mismos factores, combinados con los horarios escolares matutinos, pueden haber
contribuido a que los adolescentes y los docentes pasaran un promedio de 6 h 56 min y 6 h 36 min,
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70 JC de Souza et al.
mejorar la calidad del sueño. Por el contrario, solo el 29% de los docentes reportó no sentir sueño,
y el 26% continuó sintiendo sueño entre las 12:00 hy las 14:00 h y otro 26% entre las 14:00 hy las
16:00 h. Además, la calidad media del sueño de los profesores durante la semana (6,0 þ 2,9) no
mejoró el fin de semana (7,1 þ 2,5).
Los patrones de sueño de los adolescentes y profesores de secundaria están, por tanto,
influenciados negativamente por el turno de la mañana, aunque las consecuencias observadas
parecen ser peores en los adolescentes. Durante el fin de semana, el sueño mejoró y la somnolencia
se redujo en ambos grupos, aunque menos en los profesores. Sin embargo, se necesitan más
estudios comparativos, especialmente con un mayor número de docentes, para caracterizar mejor
el impacto de estos tiempos en el CSA de estos profesionales.
La somnolencia diurna, la privación parcial del sueño y la mala calidad del sueño en días
escolares en estudiantes y profesores adolescentes pueden comprometer el rendimiento escolar y
laboral, respectivamente, así como la salud y la calidad de vida. Los estudios realizados en
estudiantes, evaluando horarios de inicio de clases más tardíos o un cambio del turno de la mañana
al de la tarde, han reportado resultados positivos (Wahlstrom 1999; Mello et al. 2001; Wolfson et al.
2007). Estas mejoras incluyen una mayor duración del sueño y menores niveles de somnolencia
diurna en los adolescentes que comenzaron la escuela a las 08:37 h en comparación con aquellos
cuyas clases comenzaron a las 07:15 h (Wolfson et al. 2007). Por lo tanto, es fundamental
considerar la organización temporal de los tiempos escolares para obtener mejores condiciones de
aprendizaje para los adolescentes y mejores condiciones de trabajo para los docentes. Sin embargo,
también es importante enfatizar que los cambios en los horarios de clases afectan las rutinas diarias
de muchos grupos de personas (estudiantes, padres, maestros, personal escolar y proveedores de
servicios de transporte) y, por lo tanto, la implementación de cualquier cambio
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requiere una cuidadosa planificación y consideración de las opiniones de todos los involucrados
(Louzada et al. 2008).
Agradecimientos Se
agradece especialmente a los adolescentes y docentes que participaron en esta investigación ya los
miembros de la escuela. También agradecemos el apoyo financiero del Conselho Nacional de
Desenvolvimento Cientı´fico e Tecnolo´gico (CNPq), Coordenac¸a˜o de Aperfeic¸oamento de Pessoal
de Nı´vel Superior (CAPES) y la Universidade Federal do Rio Grande do Norte.
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