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El: 05 de septiembre de 2012, a las: 16:32
Editorial: Taylor & Francisco
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House, 37­41 Mortimer Street, Londres W1T 3JH, Reino Unido

Investigación del ritmo biológico


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Patrones de sueño de docentes y


adolescentes que asisten a la escuela por
la mañana
a a
Jane Carla de Souza , Ivanise Cortez de Sousa , Ana Paula León
Maia a a
y Carolina Virginia Macêdo de Azevedo
a
Laboratorio de Cronobiología, Departamento de Fisiología,
Universidade Federal do Rio Grande do Norte, Caixa Postal 1511,
CEP 59078­970, Natal/RN, Brasil

Versión aceptada del autor publicada en línea: 09 de noviembre de 2011. Versión del registro
publicada por primera vez: 07 de diciembre de 2011

Para citar este artículo: Jane Carla de Souza, Ivanise Cortez de Sousa, Ana Paula Leão Maia & Carolina
Virginia Macêdo de Azevedo (2012): Patrones de sueño de docentes y adolescentes que asisten a la escuela
por la mañana, Biological Rhythm Research, 43:1, 65­72

Para enlazar a este artículo: http://dx.doi.org/10.1080/09291016.2011.638156

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Investigación del ritmo biológico


vol. 43, núm. 1, febrero de 2012, 65–72

Patrones de sueño de docentes y adolescentes que asisten a la escuela por


la mañana
Jane Carla de Souza, Ivanise Cortez de Sousa, Ana Paula Lea˜o Maia y
Carolina Virginia Macedo de Azevedo*

Laborato´rio de Cronobiologia, Departamento de Fisiologia, Universidade Federal do Rio Grande do Norte, Caixa
Postal 1511, CEP 59078­970, Natal/RN, Brasil

(Recibido el 31 de agosto de 2011; versión final recibida el 31 de octubre de 2011)

Los tiempos de sueño tardío característicos de la adolescencia, cuando se asocian con el turno de la
mañana para ir a la escuela, reducen la duración del sueño en los días escolares y aumentan la
irregularidad del ciclo sueño­vigilia (SWC). Además, los profesores empiezan a trabajar por la mañana
y terminan por la noche, además de trabajar en casa. Para comparar los patrones de SWC, la
somnolencia diurna y la calidad del sueño, 165 adolescentes y 55 profesores de secundaria
completaron un cuestionario de "Salud y sueño" y un diario de sueño durante siete días. Los resultados
mostraron que ambos se despertaron más temprano durante la semana (hora de inicio de clases:
alrededor de las 7:15 h), y esto se asoció con menos tiempo en la cama, peor calidad del sueño y
mayor somnolencia diurna. Estos parámetros mejoraron durante los fines de semana, aunque menos
en los docentes. Por lo tanto, se sugiere que el horario de inicio de clases en la mañana tenga un
efecto negativo tanto en los profesores como en sus alumnos adolescentes, lo que refuerza la
necesidad de cambios en el horario de inicio de la escuela matutina.
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Palabras clave: ciclo sueño­vigilia; adolescentes; maestros; horarios escolares; somnolencia; calidad
de sueño

Introducción

Las rutinas diarias del trabajo o la escuela, así como otros compromisos sociales, influyen en el
ciclo de sueño­vigilia (SWC, por sus siglas en inglés), lo que a menudo provoca privación del sueño
o horas de sueño irregulares (Hansen et al. 2005; Crowley et al. 2006; Teixeira et al. . 2007). Los
efectos directos sobre la salud y el rendimiento de las personas se deben a las necesidades de
sueño insatisfechas, en particular en lo que respecta a la cantidad de sueño y las horas óptimas
para acostarse y despertarse.
Estos problemas están presentes en la actualidad en diversos sectores de la sociedad, incluido
el ámbito escolar. La escuela ha sido objeto de numerosos estudios relacionados con el CAE de
los adolescentes, quienes experimentan cambios biológicos y conductuales durante esta fase.
Hay un retraso en los tiempos de sueño y vigilia en comparación con otras fases del desarrollo
(Carskadon et al. 1993), y los adolescentes están menos controlados por sus padres con respecto
a los tiempos de sueño (Short et al. 2011). Estos cambios contribuyen a que los adolescentes
muestren hábitos en las horas previas a acostarse que afectan la calidad del sueño y retrasan su
inicio, como usar una computadora para estudiar o socializar, mirar televisión o beber

*Autor correspondiente. Correo electrónico: carolina@cb.ufrn.br

ISSN 0929­1016 impreso/ISSN 1744­4179 en línea


2012 Taylor y Francisco
http://dx.doi.org/10.1080/09291016.2011.638156
http://www.tandfonline.com
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bebidas estimulantes (café, refrescos, bebidas energéticas) (Giannotti et al. 2005; Azevedo et al. 2008).

Por lo tanto, es de esperar que los adolescentes se despierten más tarde. Sin embargo, la educación
secundaria en Brasil, así como en otros países, generalmente comienza alrededor de las 07:00 h de la
mañana, lo que lleva a que los adolescentes reduzcan el sueño durante los días escolares (Giannotti y
Cortesi 2002; Wahlstrom 2002; Yang et al. 2005; Wolfson et al. 2007; Sousa et al. 2009; Matthew et al.
2011). Es decir, el horario escolar matutino provoca una privación parcial del sueño y un CAE irregular en
los adolescentes, lo que conduce a un aumento de la somnolencia diurna, dificultades de aprendizaje, mal
humor, depresión y bajo rendimiento (Epstein et al. 1998; Wahlstrom 1999; Lima et al. 2002; Sousa et al.
2007). Estas consecuencias son aún mayores cuando los adolescentes tienen un empleo remunerado
(Martins et al. 2002; Fischer et al. 2003). Texeira et al. (2007) observaron que los adolescentes trabajadores
se despiertan más temprano que los no trabajadores, lo que reduce aún más la duración del sueño.

Se esperaría que los patrones SWC en los maestros de escuela, en comparación con los adolescentes,
se caractericen por un avance en los tiempos de sueño y vigilia y menos horas de sueño (Campbell y
Murphy 2007). Sin embargo, las características de la profesión docente propias de Brasil –enseñanza en
más de un turno y en más de una escuela; alta demanda de trabajo dentro y fuera del aula (Decor et al.
2004; Gasparini et al. 2006; Jardim et al. 2007); los compromisos sociales y los hábitos como mirar televisión
y usar la computadora, todo resulta en que los maestros de secundaria muestren acostarse tarde (Souza,
2010). Además, se despiertan más temprano entre semana, disminuyendo el tiempo que pasan en la cama.

Con el fin de investigar la influencia del horario escolar matutino en el CAE de adolescentes y docentes,
este estudio comparó los patrones de CAE, los niveles de somnolencia diurna y la calidad del sueño de
adolescentes que estudian en la mañana y docentes que trabajan en el turno de la mañana.
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Materiales y métodos

Este estudio se basó en una base de datos construida a partir de tres estudios, dos de los cuales fueron
realizados con adolescentes y aprobados por el Comité de Ética en Investigación de la Universidad Federal
de Rio Grande do Norte (Protocolos ¼ 003/06; 006/07). El tercero fue realizado con docentes y aprobado
por el Comité de Ética en Investigación del Hospital Onofre Lopes (Protocolo ¼ 273/08).

La recolección de datos para el primer y segundo estudio se llevó a cabo en dos escuelas privadas en
Natal, Brasil, mientras que el tercer estudio abarcó 10 escuelas (cinco públicas y cinco privadas) en la
misma ciudad. La Tabla 1 describe los grupos, el número de personas abordadas inicialmente y el número
de voluntarios que participaron en los estudios (todos los cuales dieron su consentimiento informado), su
edad media y sexo. En el primer y segundo estudio, el consentimiento informado fue firmado por los padres
o tutores legales de los adolescentes.
Todos los adolescentes que participaron del estudio estaban en el segundo año de la enseñanza media y
en el turno de la mañana (horario de inicio de clases: 07:15 h) y todos los docentes iniciaron labores entre
las 07:00 h y las 07:30 h. Además del turno de la mañana, el 36% de los docentes impartía clases en otro
turno y el 46% en dos turnos más.
Adolescentes y docentes completaron el cuestionario ''Salud y Sueño'' (Mathias et al. 2006) que evalúa
los hábitos generales de sueño, que reveló los momentos del día en que los individuos sintieron o no
somnolencia y la calidad del sueño entre semana y fines de semana. La calidad del sueño se evaluó según
una escala de Likert, que varió de 0 cm (muy mala) a 10 cm (muy buena). El patrón SWC se obtuvo del
diario de sueño de 7 días. El tiempo en la cama y la irregularidad SWC se determinaron a partir de la cama
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Tabla 1. Distribución media por edad y sexo de los grupos de individuos reclutados y participantes en
los estudios.

Grupos

Adolescentes Profesores

1er estudio 2do estudio 3er estudio

reclutado 307 215 128


voluntarios 83 82 55
Edad (promedio + sd) 15 + 0,5 15 + 0,6 36 + 8,7

Género (%)
Masculino 37 43 58
Femenino 63 57 42

y horas de despertar registradas en el diario. La irregularidad se calculó en base a


desviaciones estándar de las horas de acostarse y levantarse para cada individuo. prueba de chi­cuadrado
y ANOVA de una vía para comparar entre grupos la somnolencia
e irregularidad SWC, respectivamente. Se realizaron ANOVA repetidos y factoriales
investigar los efectos de la hora de la semana, el grupo de edad y la interacción entre estos
dos factores en relación con el patrón SWC y la calidad del sueño. El nivel de significación para todos
análisis se fijó en 5%.

Resultados

La hora de acostarse no difirió entre los grupos (F(1,212) ¼ 0.20; p 4 0.05) y las diferencias
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entre los días de la semana se observaron solo en adolescentes (F(6,1272) ¼ 3,53;


p 5 0,05), que se acostaba más tarde el fin de semana (Desigual N HSD, p 5 0,05 –
Figura 1A). Los adolescentes se despertaron más tarde que los maestros (F(1,209) ¼ 52.17, p 5 0.05), pero
esta diferencia se observó solo el fin de semana (F(6,1254) ¼ 19.11, Desigual N HSD,
p5 0,05). Además, ambos grupos amanecían más tarde los fines de semana en relación con
días de semana (Desigual N HSD, p 5 0.05 – Figura 1B). Aunque ANOVA ha indicado
que los adolescentes pasan más tiempo en la cama que los profesores (F(1,209) ¼ 16.92, p 5 0.05),
esta diferencia no se detectó en el análisis post­hoc realizado por cada día de la semana
(N HSD desigual, p 4 0,05). Además, los adolescentes pasaban más tiempo en la cama en
fin de semana, pero los maestros lo hicieron solo el domingo (F(6,1254) ¼ 3.20, Desigual N HSD,
p 5 0,05 – Figura 1C).
En relación con la irregularidad de SWC, los adolescentes exhibieron horarios más irregulares para acostarse
(F(1.194) ¼ 13.11; p 5 0.05) y tiempos de despertar (F(1.1211) ¼ 41.75; p 5 0.05) cuando
en comparación con los maestros (Figura 1D y E). La calidad del sueño no difirió entre los grupos.
durante la semana y el fin de semana (F(1.201) ¼ 0.45; p 4 0.05). Sin embargo, una interacción
entre el día de la semana y el grupo de edad (F(1.201) ¼ 6.96; p 5 0.05) en que
los adolescentes exhibieron una peor calidad del sueño durante la semana, mientras que los maestros mostraron solo
una tendencia para esto (F(1.402) ¼ 3.81; p 5 0.05 – Figura 1F).
La hora del día en que la mayoría de los adolescentes reportaron sentirse somnolientos durante la semana
fue entre las 8 h y las 10 h, mientras que para los docentes fue entre las 12 h y las 14 h
(X2 = 85,06; p5 0,05). Se observó un aumento en los porcentajes de adolescentes
(50%) y docentes (29%) que reportaron no sentir sueño el fin de semana, a pesar de
somnolencia persistente en el 26% de los docentes el fin de semana entre las 12 h y las 14 h y
26% entre 14 h y 16 h (X2 ¼ 76,23; p 5 0,05 – Figura 2).
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Figura 2. Porcentaje de adolescentes y docentes que sienten ''somnolencia'' en diferentes momentos del
día durante la semana (A) y el fin de semana (B). Nota: *Comparación adolescente­profesor mediante
prueba Chi cuadrado: p 5 0,05.

Discusión

La comparación entre el patrón SWC de estudiantes adolescentes y maestros mostró que ambos
grupos de edad enfrentaron un desafío temporal con las horas de escuela matutinas. Esto se debe
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a que ambos grupos se levantan más temprano entre semana (Adolescentes sobre las 06:09 h;
Docentes sobre las 05:56 h), pero más tarde los fines de semana libres de compromisos escolares
(Adolescentes sobre las 09:03 h; Docentes sobre las 07:12 h). Estos resultados para adolescentes
son similares a los encontrados en estudios anteriores (Giannotti y Cortesi 2002; Wahlstrom 2002;
Yang et al. 2005; Wolfson et al. 2007; Sousa et al. 2009; Matthew et al. 2011; Souza 2010).
Sin embargo, los fines de semana, los estudiantes se levantaban más tarde que los maestros, y es
probable que esto esté asociado con el retraso en el despertar que es característico de la
adolescencia (Carskadon et al. 1993). Si bien el horario escolar dicta la hora de levantarse en
ambos grupos durante la semana, parece tener un efecto más crítico en los adolescentes, dado
que también exhiben horas de despertar más irregulares en comparación con los profesores.
Aceptando que los factores anteriores llevan a los adolescentes a acostarse más tarde, se
esperaría que los maestros adultos se acostaran más temprano, pero esto no ocurrió. Esta similitud
en la hora de acostarse puede ser un error estadístico de tipo 2 y se produjo debido al pequeño
tamaño de la muestra (55 docentes) y la amplia variabilidad en las horas de sueño. Aunque los
adultos están biológicamente predispuestos a dormir más temprano que los adolescentes, las
actividades personales (quehaceres domésticos y ocio) y las relacionadas con el trabajo
(preparación de clases y corrección de pruebas) pueden haber contribuido al retraso del sueño.
Además, estas actividades generalmente se realizan bajo luz artificial y el uso de dispositivos
tecnológicos (por ejemplo, computadora y TV), circunstancias que aumentan el estado de alerta y
retrasan el sueño (Cajochen et al. 2011). Tal efecto se demostró en un estudio realizado con
adolescentes de zonas rurales que presentaban un mayor retraso en el sueño cuando se exponían
a estas tecnologías (Louzada y Menna­Barreto 2004).
Estos mismos factores, combinados con los horarios escolares matutinos, pueden haber
contribuido a que los adolescentes y los docentes pasaran un promedio de 6 h 56 min y 6 h 36 min,
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70 JC de Souza et al.

respectivamente, en la cama los días de escuela. Considerando que adolescentes y adultos


necesitan alrededor de 9 h y 8 h, respectivamente, de sueño diario, ambos grupos presentaron
privación parcial de sueño durante la semana (Menna­Barreto y Wey 2007). Sin embargo, los
adolescentes necesitan dormir más que los adultos y esto podría haber contribuido a un mayor
impacto de la privación del sueño en los adolescentes, llevándolos a despertarse más tarde los
fines de semana, no solo por la tendencia natural a retrasar los tiempos de sueño (ver arriba) sino
también por a la necesidad de compensar la mayor pérdida de sueño en los días lectivos.
Esta reducción del sueño puede haber contribuido a la alta incidencia de somnolencia diurna
reportada por ambos grupos. Sin embargo, la somnolencia diurna no puede atribuirse sólo a la
privación del sueño, sino también a las variaciones diarias del estado de alerta (Aschoff 1994;
Barone 2000). Por ejemplo, al mediodía los sujetos experimentan descensos fisiológicos de la
vigilia y aumentos de la somnolencia, horarios que coinciden con el mayor porcentaje de docentes
que experimentan somnolencia en el intervalo 12:00­14:00 h (Figura 2). La mayoría de los
adolescentes reportaron sentirse somnolientos entre las 08:00 hy las 10:00 h, cuando están en el
salón de clases, en momentos en que están biológicamente predispuestos a dormir debido al
retraso en su SWC (Hansen et al. 2005). Además, la somnolencia elevada en este momento puede
verse reforzada por una alta irregularidad de SWC y una peor calidad del sueño, además de la
disminución más pronunciada en la cantidad de horas de sueño durante los días escolares. Por lo
tanto, los adolescentes se ven más afectados por el desafío temporal del turno escolar matutino, y
esto bien podría comprometer el rendimiento escolar.

Los fines de semana, la compensación de la privación parcial de sueño observada en ambos


grupos en los días lectivos parece haber sido lograda de forma más satisfactoria por los
adolescentes. La evidencia de esto es la mayor frecuencia de adolescentes (50%) que, durante el
fin de semana en comparación con los días escolares, informaron no sentir sueño durante el día y
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mejorar la calidad del sueño. Por el contrario, solo el 29% de los docentes reportó no sentir sueño,
y el 26% continuó sintiendo sueño entre las 12:00 hy las 14:00 h y otro 26% entre las 14:00 hy las
16:00 h. Además, la calidad media del sueño de los profesores durante la semana (6,0 þ 2,9) no
mejoró el fin de semana (7,1 þ 2,5).

Los patrones de sueño de los adolescentes y profesores de secundaria están, por tanto,
influenciados negativamente por el turno de la mañana, aunque las consecuencias observadas
parecen ser peores en los adolescentes. Durante el fin de semana, el sueño mejoró y la somnolencia
se redujo en ambos grupos, aunque menos en los profesores. Sin embargo, se necesitan más
estudios comparativos, especialmente con un mayor número de docentes, para caracterizar mejor
el impacto de estos tiempos en el CSA de estos profesionales.
La somnolencia diurna, la privación parcial del sueño y la mala calidad del sueño en días
escolares en estudiantes y profesores adolescentes pueden comprometer el rendimiento escolar y
laboral, respectivamente, así como la salud y la calidad de vida. Los estudios realizados en
estudiantes, evaluando horarios de inicio de clases más tardíos o un cambio del turno de la mañana
al de la tarde, han reportado resultados positivos (Wahlstrom 1999; Mello et al. 2001; Wolfson et al.
2007). Estas mejoras incluyen una mayor duración del sueño y menores niveles de somnolencia
diurna en los adolescentes que comenzaron la escuela a las 08:37 h en comparación con aquellos
cuyas clases comenzaron a las 07:15 h (Wolfson et al. 2007). Por lo tanto, es fundamental
considerar la organización temporal de los tiempos escolares para obtener mejores condiciones de
aprendizaje para los adolescentes y mejores condiciones de trabajo para los docentes. Sin embargo,
también es importante enfatizar que los cambios en los horarios de clases afectan las rutinas diarias
de muchos grupos de personas (estudiantes, padres, maestros, personal escolar y proveedores de
servicios de transporte) y, por lo tanto, la implementación de cualquier cambio
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Investigación del ritmo biológico 71

requiere una cuidadosa planificación y consideración de las opiniones de todos los involucrados
(Louzada et al. 2008).

Agradecimientos Se
agradece especialmente a los adolescentes y docentes que participaron en esta investigación ya los
miembros de la escuela. También agradecemos el apoyo financiero del Conselho Nacional de
Desenvolvimento Cientı´fico e Tecnolo´gico (CNPq), Coordenac¸a˜o de Aperfeic¸oamento de Pessoal
de Nı´vel Superior (CAPES) y la Universidade Federal do Rio Grande do Norte.

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