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FUNDAMENTOS Y FINES
DE LA EDUCACIÓN
1
Al respecto se vea M. A. FUENTES, La violencia de la ideología de género. Hacia un
hombre fragmentado, San Rafael, Ediciones del Verbo Encarnado, 2016. Sobre la
dependencia de la ideología de género respecto al marxismo y los pasos intermedios
de esta derivación, ibid., pp. 11-39. También N. MÁRQUEZ – A. LAJE, El libro negro de
la nueva izquierda. Ideología de género o subversión cultural, Buenos Aires, Editorial
Unión, 2016.
1
al hombre como persona, y por tanto, como un ser dinámico, con
interioridad, capaz de autoconducción, capaz de elegir, capaz de ser
libre, con pluralidad de tendencias, con multiplicidad de dimensio-
nes. Y al mismo tiempo, como un ser dependiente, condicionado,
falible, histórico, religado... con una ordenación intrínseca a su per-
fección y una elevación gratuita al orden sobrenatural de la gracia.
De esta concepción ontológica del hombre surge necesariamente el
problema de los fines de la educación, para cuya consecución el
hombre debe ser auxiliado mediante el proceso que se llama “edu-
cación”. Tanto para alcanzar fines intermedios y particulares, como
también los fines más últimos e intrínsecos de la naturaleza humana,
que en definitiva deben estar subordinados al Fin Último que es Dios.
2
Vid. C. FABRO, Introduzione all’ateismo moderno, Roma, EDIVI, 2013, pp. 55-81.
3
“La inmanencia del cogito (de Descartes) que se coloca como opuesto a la trascen-
dencia, absorbiéndola grado por grado desde Descartes hasta Hegel, ha terminado
por desvanecerse como inmanencia. Queriendo reivindicar la libertad del hombre de-
lante de la injerencia de Dios, la filosofía moderna, profundizándose en su propio prin-
cipio, ha colocado al hombre a discreción del ‘colectivo’, que es el Todo impersonal,
o del ‘mundo’ como ciega irrupción de fuerzas amorfas y extrañas, frecuentemente
contrarias al espíritu”; ibid., p. 59 (traducción nuestra).
2
la realidad extramental el hombre queda encerrado en la subjetividad
de su pensamiento, al que pretende constituir en creador de la reali-
dad, y, por tanto, de la verdad, que deviene así puro subjetivismo.
La verdad deja de ser la adecuación de la inteligencia con la realidad
objetiva, y deviene creación del mismo espíritu del hombre, que se
erige –o pretende hacerlo– en absoluto que se autoconstruye.
4
También la llamada “Escuela de Frankfurt”, de ideología hegeliana, marxista y
freudiana, con pensadores como Herbert Marcuse y, más recientemente, Jürgen Ha-
bermas.
5
Vid. G. FORMICOLA, Il Sessantotto. Macerie e speranza, Siena, Cantagalli, 2018, p.
15-78.
3
se pierden los hombres de nuestro tiempo y del cual es necesario, por
todos los medios, ayudarles a sustraerse”6.
6
CARD. M. PIACENZA, Conferencia en el XXII Curso Internacional de Formadores
para Seminarios, Roma, 3 de julio de 2012.
7
“…el proceso o movimiento interior del hombre que resulta del encuentro entre el
falible dinamismo autoconductor de la naturaleza humana y los auxilios deliberada-
mente perfectivos que inciden sobre ella”; Fundamentos y fines de la educación, p. 34.
8
“…esto es, la aptitud adquirida y estable para ordenarse, libre y rectamente, en su
interioridad y en su conducta, hacia los bienes individuales y comunes, naturales y
sobrenaturales, que perfeccionan su naturaleza”; ibid.
9
Cf. In IV Sententiarum, L. 3, dist. 33, q. 3, a. 2, qc. 2 ad 3; L. 4, dist. 15, q. 3, a.
2, qc. 4 c.; L. 4, dist. 33, q. 3, a. 2 c. y a. 3 ad 3; Summa Contra Gentiles, L. 3, cap.
132, n. 23; Summa Theologiae, I-II, q. 68, a. 2; II-II, q. 153, a. 2 ad 1; De virtutibus in
communi, q. 5, a. 2 ad 7; Quodlibetum VIII, q. 6, a. 4 ad 2; In X Libros Ethicorum, L.
9, lect. 3, n. 8; In Epistolam S. Pauli ad Philemonem lectura, lect. 2.
4
realización dispositiva estable para la actuación perfecta de la libertad
del hombre10, y que es a la vez meta de la educación y punto de
partida, pues por su obrar virtuoso el hombre continuará perfeccio-
nándose, ordenándose a sus fines propios.
10
“…no es o no constituye la perfección definitiva del hombre sino que es la aptitud
adquirida para conducirse a ella…”; Fundamentos y fines de la educación, p. 35.
11
Ibid., p. 138.
5
limitaciones... No tengo nada contra la técnica, en sí misma un medio
‘útil’; pero sí tengo objeciones contra la deshumanización y la des-
personalización; y contra el desorden y la anarquía, mentales y de
hecho, individuales y sociales, que hacen del hombre un fácil robot
teledirigido, al que sólo le queda una apariencia de libertad en la que
cree sin vivirla, con la inteligencia al servicio de los valores utilitarios;
sin dignidad. Y con su vida al servicio de utopías o de algo que ig-
nora”12.
12
Ibid., p. 21.
13
Su pensamiento alcanzó “cotas que la inteligencia humana jamás podría haber
pensado”; LEÓN XIII, Encíclica Aeterni Patris sobre la restauración de la filosofía cris-
tiana conforme a la doctrina de Santo Tomás de Aquino, 4 de agosto de 1879, Acta
Sanctae Sedis 11 (1878-1879) p. 109. Vid. SAN PABLO VI, Carta apostólica Lumen
Ecclesiae, 20 de noviembre de 1974, n. 8, AAS 66 (1974) p. 683; SAN JUAN PABLO II,
Carta encíclica Fides et ratio sobre las relaciones entre fe y razón, 14 de septiembre de
1998, n. 44, AAS 91 (1999) p. 40.
14
C. FABRO, “Santo Tomás frente al desafío del pensamiento moderno”, en AA.VV.,
Las razones del tomismo, Pamplona, EUNSA, 1980, p. 43.
6
ha excogitado e ilustrado como la metafísica natural de la inteligencia
humana [...] Asimismo, ‘reflejando las esencias de las cosas real-
mente existentes en su verdad cierta e inmutable, ella ni es medieval,
ni propia de una nación en particular; sino que trasciende el tiempo
y el espacio, y no es menos válida para los hombres de hoy’” 15. Con
toda razón pues se ha llamado al Santo Doctor “el hombre de todas
las horas, homo omnium horarum”16.
Las notas han sido colocadas a pie de página para facilitar su con-
sultación, mientras que en las ediciones precedentes estaban al final
15
SAN PABLO VI, Alocución al Congreso Tomista Internacional, 10 de setiembre de
1965, en AAS 57 (1965), pp. 788-792; el remarcado es nuestro. La citación incluida
es de SAN PABLO VI, Carta al P. A. Fernández, Maestro General de los Frailes Predi-
cadores, del 7 de marzo de 1964; AAS 56 (1964) pp. 303-304.
16
Ibid.
17
Cf. C. FABRO, “San Tommaso Maestro di libertà”, en Introduzione a San Tom-
maso. La metafisica tomista e il pensiero moderno, Roma, EDIVI, 2016, pp. 235-247.
7
del libro. Todas han sido revisadas y corroboradas; se han comple-
tado algunos datos que faltaban; se ha unificado el modo de citar; en
algunos casos se han indicado entre paréntesis ediciones más moder-
nas de las mismas obras citadas; y se han agregado indicaciones de
las referencias dentro de la misma obra: cuando el autor renvía en
una nota a otra parte del libro, la hemos indicado incluyendo el título
correspondiente.
Agradecimientos
Quiero agradecer a todos los que han hecho posible esta nueva
edición. En primer lugar, al Rev. Padre Martín Juillerat, mi hermano
en el Instituto del Verbo Encarnado, Licenciado en Psicopedagogía
y Profesor en el Instituto Superior Alfredo R. Bufano (San Rafael,
Argentina), conocedor y difusor en sus clases del pensamiento de mi
padre, quien ha trabajado larga y pacientemente en la preparación y
primera diagramación del texto, con la ayuda de otros Profesores de
esa institución académica. A la Hermana María del Pilar Curutchet,
también de mi Familia Religiosa, quien solertemente me ayudó en
Roma durante varios meses en la larga fase final de preparación de
esta edición, con la revisión de las notas, la preparación de los índices
y de los cuadros, y las últimas correcciones del texto. A mi hermano
Santiago José, por su ayuda buscando y corroborando la exactitud
8
de las notas en la biblioteca de nuestra casa paterna, en los mismos
libros usados por nuestro padre. Y a mi sobrina Mercedes Torres, por
la diagramación final de los cuadros.
18
Cf. Pr 31, 10-31.
9
Prólogo a la tercera edición (2003)
La obra es así por voluntad del autor, sobre todo una filosofía, lo
más comprehensiva y comprensiva posible, del fenómeno educativo,
11
pero se abre a una teología de la educación, dada la actual ordena-
ción del hombre, sujeto de la educación, al Fin Último Sobrenatural.
Así, si estos “Fundamentos y Fines” tienen vigencia perenne es tam-
bién porque ...nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto,
Jesucristo. Y si uno construye sobre este cimiento con oro, plata, pie-
dras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada cual quedará al
descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego.
Y la calidad de la obra de cada cual, la probará el fuego. Aquel, cuya
obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la recompensa (1
Co 2, 11-14).
12
Abreviaturas más usadas
13
FUNDAMENTOS Y FINES
DE LA EDUCACIÓN
A LILIA A. FREITES DE RUIZ, mi querida esposa;
y a Francisco Rafael, Arturo Agustín, Lilia María,
María Verónica, Santiago José, María de las Merce-
des, Teresa María, Gonzalo Andrés, Rosa María y
María Cristina, mis hijos, todavía esperanzas para
sus padres, para la Patria, para Dios.
PRÓLOGO
19
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Cuento con el interés del lector que se acerca a este tipo de temas;
espero contar con su crítica antes de otra posible edición.
20
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
21
PRENOTANDOS
I. VISIÓN SINÓPTICA DEL PROBLEMA
25
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
El educando también nos presenta –en tanto que tal– una doble
relación: la primera, con el educador, con el que entra en comunica-
ción real que permite la llegada de aquél con su mensaje, lo que su-
pone que el sujeto se abra, reciba, acepte e incorpore la influencia
que llega; la segunda, con el fin previsto por el educador, al que no
conoce en una primera etapa; con respecto al cual se halla como la
potencia en relación con el acto, como lo real imperfecto en relación
con la perfección posible de adquirir. Por otra parte, las característi-
cas valiosas que sólo existen en la mente del educador de modo in-
tencional, actuando como un fin, desempeñan otro papel en la me-
dida en que adquieren cierta configuración, cierta concreción mental
en él mismo y constituyen el modelo o paradigma que quiere ver
encarnado en el educando. No se confunden los dos papeles. Equi-
valen a los que, en lenguaje filosófico, llamaríamos papel de la causa
final y papel de la causa formal extrínseca. Se desprende de lo dicho,
que ese modelo sólo tiene existencia mental, bien que sea extraído
mediata o inmediatamente de la realidad1.
1
Vid. nuestro trabajo Esquema tentativo para una estructuración de la temática fun-
damental de la Pedagogía, Mendoza, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Na-
cional de Cuyo, 1973, pp. 64-65 (en adelante Esquema tentativo).
26
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
27
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
28
II. PRESUPUESTO:
EL CONCEPTO DE EDUCACIÓN
2
Vid. nuestro trabajo Los Fines de la Educación, en Cuadernos de Pedagogía, n. 2,
Mendoza, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, 1973 (2ª ed.
1976), incorporado aquí como Segunda Parte. Cf. también nuestro Esquema tenta-
tivo, cap. III, pp. 49 y ss.: “El problema de los fines de la educación”.
3
Vid. Esquema tentativo, cap. IV, pp. 77 y ss.: “El problema de la esencia de la
educación”.
29
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
4
Sobre la educación desde el punto de vista ontológico, como accidente “cualidad”,
vid. A. GONZÁLEZ ÁLVAREZ, Filosofía de la Educación, Mendoza, Universidad Nacional
de Cuyo, 1952, p. 62 y ss.; A. PACIOS LÓPEZ, Ontología de la Educación, Madrid,
C.S.I.C., 1954, p. 92 y ss. Desde el único ángulo de este acabamiento cualitativo de
la educación como resultado –hábito– es como la considera J. E. BOLZÁN, en su exce-
lente libro Qué es la educación, Buenos Aires, ed. Guadalupe, 1974, cap. III, cuya
crítica respecto a considerar la educación como “proceso” compartimos si solo se
pretende que es un proceso. Estimamos que esa crítica no afecta la legitimidad del
triple ángulo desde el cual se puede visualizar, según nuestro examen.
30
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Se distingue en ella:
5
Vid. Esquema tentativo, cap. III, pp. 49 y ss. y Los fines de la Educación.
31
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
6
De este carácter nos ocupamos en “Posibilidad de considerar la educación como
un arte”, presentado en la Semana de Estudios Tomistas, Valparaíso, Chile, 1974,
publicado en Philosophica 1 (Valparaíso, 1978) pp. 219-233.
7
SANTO TOMÁS, Suma Teológica (en adelante S. Th.), I, q. 117, a. 1.
32
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
8
Acerca de esta doble teleología, vid. nuestros trabajos “Posibilidad de considerar
la educación como un arte” y Esquema tentativo, p. 25 (2.3.c.).
9
“Posibilidad de considerar la educación como un arte” y Esquema tentativo, p. 25
(2.3.g.).
10
Esquema tentativo, cap. IV, p. 77 y ss.: “El problema de la esencia de la educación”.
33
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
11
Ibid.
12
Ibid.
13
Vid. Los Fines de la Educación y Esquema tentativo, cap. III, pp. 49 y ss.
14
Ibid.
15
SANTO TOMÁS, In IV Sententiarum, dist. 26, q. 1, a. 1, que fue reproducido en S.
Th., Suppl., q. 41, a. 1. Cf. A. MILLÁN PUELLES, La formación de la personalidad hu-
mana, Madrid, Rialp, 1963.
16
Vid. Esquema tentativo.
34
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
35
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Así pues, decimos desde este punto de vista, que la educación es:
Lo que hemos expuesto acerca de los tres ángulos desde los cuales
podía abordarse la definición nos exime ahora de otros comentarios.
4.1. Hay aquí muchos presupuestos que han sido objeto de aná-
lisis en otros trabajos nuestros18; algunos de ellos serán considerados
17
Vid. nuestro trabajo Acerca de la Educabilidad, en Cuadernos de Pedagogía n. 1,
Mendoza, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, 1972.
18
Mencionados en las notas precedentes.
36
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
19
Como también ocurre con la razón en cuanto ordenadora de la conducta, desde
la interioridad, al modo de una causa formal extrínseca.
37
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
20
Videre autem Deum per essentiam est supra naturam non solum hominis, sed
etiam omnis creaturae; SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 5, a. 5.
38
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
39
PRIMERA PARTE
FUNDAMENTOS DE LA EDUCACIÓN
I. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS
Introducción
45
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
46
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
mirarlo, desde todos los ángulos reales, puesto que, por la educación,
se lo auxilia para su plenitud en toda su realidad.
47
1.
EL HOMBRE: PERSONA
21
Por lo que no nos referimos al concepto de persona en cuanto se puede decir de
Dios por modo de excelencia o de modo perfecto, ya que se trata de un concepto
análogo. Vid. S. BOECIO, De duabus naturis, cap. 3; SANTO TOMÁS, S. Th. I, q. 29, aa.
1 y 2; III, q. 2, a. 2 ad 2; Cuestión disputada De Potentia, q. 9, a. 1.
22
Ibid.
23
SANTO TOMÁS, Cuestión disputada De Potentia, q. 9, a. 2.
24
SANTO TOMÁS, S. Th. I, q. 30, a. 4.
25
Lo que es válido sólo para las cosas “compuestas de materia y forma”; SANTO
TOMÁS, S. Th. III, q. 2, a. 2.
49
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
26
Vid. referencias en la nota 21.
27
Ibid.
28
Lo que señalamos no es aplicable a Dios.
29
–...tanto en el período de transición, la etapa socialista, de la dictadura del prole-
tariado: “la disciplina de fábrica que el proletariado extenderá a toda la sociedad des-
pués de la derrota de los capitalistas y explotadores, no es en modo alguno ideal,
nuestro hito final. Es sólo un paso necesario. Hay que purificar la sociedad de todo el
odio y locura de la sociedad capitalista para seguir adelante”; V. LENIN, El Estado y la
Revolución, citado por CH. MC FADDEN, Filosofía del Comunismo, Valladolid, ed. Se-
ver-Cuesta, 1949, p. 202; cuanto en la sociedad comunista del futuro, “una república
del trabajo”, según el Programa de la Internacional Comunista, Nueva York, 1936,
citado por CH. MC FADDEN, op. cit., p. 209.
– Stalin: “...la vida material de la sociedad, su ser en todo caso, es lo primario, lo
original; la vida espiritual, por el contrario, lo deducido...”, citado por M. BOCHENSKI,
El materialismo dialéctico, Madrid, ed. Rialp, 31966, p. 181.
50
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
51
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
52
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
¿Ve usted? Esto –mucho más– que nos parece ridículo –y lo es–
cuando no absurdo, porque choca contra el más elemental sentido
común, contra la más elemental inteligencia aplicada a la propia ex-
periencia, resulta de negar que el hombre es sustancia... persona. Por-
53
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
que usted y yo somos, sí, “algo”... que cambia; es decir, “algo” que
permanece y es sujeto de cambios. Negado esto, se niega también
que haya en nosotros algo más que el puro cambio y se niegan todos
los principios, valores y relaciones permanentes... entre otras cosas.
En el fondo esto acontece con toda filosofía que en forma expresa o
encubierta, niega el ser, y sus principios y, con ello, la verdad, el bien,
etc., etc.
54
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
31
S. BOECIO, op. cit.
32
SANTO TOMÁS, S. Th., III, q. 2, a. 2.
55
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
33
...o esencia.
34
SANTO TOMÁS, S. Th., I, qq. 29 a 43.
35
“…quoddam principium incorporeum et subsistens”; SANTO TOMÁS, S. Th., I, q.
75, a. 2.
56
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
36
SANTO TOMÁS, S. Th., I, q. 75; Suma contra Gentiles (en adelante C. Gent.), II, c.
69 y c. 82.
37
Ibid., II, c. 68: “…principium essendi substantialiter ei cuius est forma”; cf. E. GIL-
SON, Elementos de Filosofía Cristiana, Madrid, Rialp, 1970, p. 261 y ss.
38
SANTO TOMÁS, C. Gent., II, c. 68; c. 83: “…quia, cum unitas rei sequatur formam,
sicut et esse, oportet...”.
39
Ibid., c. 68 y 69. Cf. E. GILSON, El Tomismo, Buenos Aires, Desclée, 1951, pp.
265-266.
40
SANTO TOMÁS, S. Th., I, q. 75, a. 6; C. Gent., II, cc. 55, 79, 80 y 81.
41
Ibid. Cf. C. FABRO, L’anima, Roma, ed. Studium, 1955, p. 161 y ss.
57
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
42
Para los fundamentos y una síntesis del problema, vid. E. GILSON, Elementos de
Filosofía Cristiana, p. 261 y ss.; C. FABRO, L’anima, cap. IV.
43
“Nullus autem intellectus creatus potest se habere ut actus respectu totius entis
universalis; quia sic oporteret quod esset ens infinitum. Unde omnis intellectus creatus,
per hoc ipsum quod est, non est actus omnium intelligibilium, sed comparatur ad ipsa
intelligibilia sicut potentia ad actum”; SANTO TOMAS, S. Th., I, q. 79 a. 2 in c.
“Est autem ex imperfectione intellectualis naturae in homine, quod non statim eius
intellectus naturaliter habet omnia intelligibilia, sed quaedam, a quibus in alia quodam-
modo movetur”; S. Th., I, q. 60, a. 2 in c. “Lumen autem naturale nostri intellectus est
finitae virtutis: unde usque ad determinatum aliquid pertingere potest”; S. Th., II-II, q.
8 a. 1 in c.
58
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
44
SANTO TOMÁS, S. Th., I, q. 79, a. 2.
45
Vid. nuestro trabajo Acerca de la educabilidad, ya citado.
59
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
46
ARISTÓTELES, segunda definición, en Tratado del Alma, L. II, 2, 414a 12, traduc-
ción al francés de J. Tricot, Paris, ed. Vrin, 1969; A. WILLWOLL, Alma y Espíritu, Ma-
drid, Razón y Fe, 21953, p. 26 y ss.
47
ARISTÓTELES, Tratado del Alma, L. II, 1, 412a in finem.
48
Ibid., L. II, 2, 414a 12.
49
“Quid sit anima inquirimus ex actibus et objectis per principia scientiarum specu-
lativarum”; SANTO TOMÁS, C. Gent., III, c. 46. “Quantum igitur ad actualem cognitio-
nem, qua aliquis considerat se in actu animam habere, sic dico, quod anima cognos-
citur per actus suos. In hoc enim aliquis percipit se animan habere, et vivere et esse,
quod percipit se sentire et intelligere, et alia huiusmodi vitae opere exercere; unde dicit
Philosophus in IX Ethicorum: sentimus autem quoniam sentimus; et intelligimus quo-
niam intelligimus; et quia hoc sentimus, intelligimus quoniam sumus. Nullus autem
percipit se intelligere nisi ex hoc quod aliquid intelligit; quia prius est intelligere aliquid
quam intelligere se intelligere; et ideo pervenit anima ad actualiter percipiendum se
esse, per illud quod intelligit, vel sensit”; SANTO TOMÁS, Cuestión disputada De Veritate,
q. 10, a. 8, c. Vid. CH. DE KONINCK, Introduction à l’étude de l’âme, en Laval Théolo-
gique et Philosophique, Québec, Universidad Laval, vol. III, n. 1, 1947 (incluido tam-
bién en el libro de S. CANTIN, Précis de Psychologie thomiste, Québec, Universidad
Laval, 1948).
60
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Por otra parte, el espíritu se nos muestra, según dijimos, por sus
operaciones propias: el entender (y razonar) que implica el poder
de hacerlo (la inteligencia) y el querer lo entendido o propuesto por
la inteligencia, que también implica el poder de hacerlo: la voluntad.
También el animal conoce y se proyecta, apetece. Pero conoce solo
las epifanías sensibles de las cosas y en tanto que puedan ser puestas
50
Vid. supra nota 36. Cf. A. WILLWOLL, op. cit., p. 180 y ss.; C. FABRO, L’anima, p.
150 y ss.
61
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
51
...lo que puede realizar por su naturaleza: “Est ergo quaedam operatio animae,
quae intantum excedit naturam corpoream, quod neque etiam exercetur per organum
corporale. Et talis est operatio animae rationalis”; SANTO TOMÁS, S. Th., I, q. 78 a. 1
in c. Lo cual vale también para la voluntad.
“Oportebat igitur ponere aliquam virtutem ex parte intellectus, quae faceret intelligi-
bilia in actu, per abstractionem specierum a conditionibus materialibus...”; SANTO TO-
MÁS, S. Th., I, q. 79, a. 3. Vid. ibid., ad 3.
“...intellectus species corporum quae sunt materiales et mobiles recipit inmaterialiter
et inmobiliter, secundum modum suum: nam receptum est in recipiente per modum
recipientis”; SANTO TOMÁS, S. Th., I, q. 84, a. 1, etc.
62
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Que el hombre sea una naturaleza viva, espiritual, que opera por
la inteligencia y la voluntad, tiene insospechada importancia desde el
punto de vista de los fundamentos de la educación, que se irán de-
velando en las características que se analizan a continuación, todas
vinculadas íntimamente a estas, o bien explicitaciones de lo que en
ellas se encuentra entrañado.
63
2.
EL HOMBRE ES UN SER DINÁMICO
2.1. Ser dinámico... Parece una verdad de Pero Grullo: tan evi-
dente es. En las páginas precedentes se ha hecho referencia frecuente
al dinamismo que, como en todo ser vivo, hay en el hombre. Quizá
no se ha hecho notar suficientemente que, en la medida en que es
hombre, su dinamismo o movimiento natural, plenificador, desde
dentro, es el del espíritu, que impregna constituyendo a su servicio al
dinamismo biológico dándole un sentido que no tiene en los otros
seres vivos; este, que se da en la materia, condiciona sirviendo al
primero, por el cual y para el cual existe y se organiza. Conviene a
este respecto, habida cuenta de la unidad entitativa del hombre, sal-
var todo paralelismo o dualismo a la vez que la primacía del espíritu
que nos muestra una antropología realista 52.
52
Vid. TH. STEINBÜCHEL, Los fundamentos filosóficos de la moral católica, Madrid,
Gredos, 1959, esp. t. II, cap. VI: El hombre como naturaleza, espíritu y persona.
65
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Hay una relación entre el corazón, la sangre y los pies; entre estos,
los ojos y el psiquismo, que hace que levante el pie cuando veo un
escalón. Hay relación entre las imágenes obsesivas, el sistema ner-
vioso y el estómago en el que aparecen úlceras. Hay relación entre
cada parte del aparato auditivo: oreja, tímpano, martillo, yunque, ca-
nales semicirculares, etc. y entre ellos y la imaginación, la memoria y
la inteligencia. Podríamos descender para examinar cada parte de
cada órgano, cada aspecto de una facultad u operación compleja, y
las partes de esas partes: confirmarían la relación dinámica en que se
hallan todas y cada una y cómo cada una y sus conjuntos están en
función del todo.
b) Un dinamismo evolutivo
53
Ibid., p. 316 y ss. “Totalidad es todo ser orgánico, estructurado con una disposi-
ción cada vez más compleja de sus contenidos, de sus partes o miembros y de los
procesos vitales que los van construyendo y ordenando en un todo...”; ibid., p. 320.
Cf. A. WILLWOLL, op. cit., p. 18 y ss.; J. DE FINANCE, Essai sur l’agir humain, Roma,
Université Pontifical Grégorienne, 1962, p. 18 y ss.
54
A. WILLWOLL, op. cit., p. 18, 2ª y 3ª leyes (o aspectos de la ley) de la vida.
66
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
55
“...il y a (...) une certaine ouverture aux autres, qui leur permet de les intérioriser,
de les posséder sans se confondre avec eux ni les absorber, de les vivre et, si l’on peut
dire, de les ‘exister’ d’une existence non physique”; J. DE FINANCE, op. cit., pp. 26-27.
56
Ibid., p. 39 y ss.; pp. 45-120.
57
Ibid., p. 41.
67
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
68
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Mas ¿qué ocurre si aquel dinamismo “ad extra”, cuyo motor es-
pecífico, característico del hombre como tal, es la voluntad, se mueve
y mueve al hombre hacia un objeto que la inteligencia señala como
bien, pero que no es realmente, objetivamente, el bien adecuado
a la estructura de la naturaleza humana, porque la inteligencia ha
errado en su mostración? Y ¿qué ocurre si la inteligencia “ve” el bien
proporcionado –o el valor objetivamente valioso y adecuado– y la
voluntad no tiende a él, moviendo al hombre en otra dirección, ape-
teciendo otra cosa no perfectiva? Porque esto nos ocurre diariamente
en nuestro movimiento de proyección en busca de... algo que nos
satisfaga.
58
Vid. nuestro trabajo Acerca de la educabilidad.
69
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
59
“…ordo quem ratio non facit sed solum considerat…”; SANTO TOMÁS, In X Libros
Ethicorum, L. 1., lect. 1, 1.
70
3.
EL HOMBRE, SER CON INTERIORIDAD
60
Vid. supra, “El hombre: persona”.
71
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
en cuanto son “de algo” diferente61. Y los hay que son puramente
subjetivos como la alegría, la tristeza, etc., que si bien tienen causa
–a veces no conocida– no nos remiten a otra cosa. Por otro lado, en
y desde la misma interioridad, el hombre es...
61
Cf. E. HUGON, Cursus Philosophiae Thomisticae, t. I, Lógica, París, Lethielleux,
1927, p. 32; H. -D. GARDEIL, Initiation à la Philosophie, t. I, París, ed. du Cerf, 1958,
p. 61 y ss.; J. MARITAIN, El orden de los conceptos, Buenos Aires, Club de Lectores,
1967, p. 31 y ss.
62
“Ordo autem quadrupliciter ad rationem comparatur. Est enim quidam ordo quem
ratio non facit, sed solum considerat, sicut est ordo rerum naturalium. Alium autem est
ordo, quem ratio considerando facit in proprio actu, puta cum ordinat conceptus suos
adinvicem, et signa conceptuum, quia sunt voces significativae. Tertius autem est ordo
quem ratio considerando facit in operationibus voluntatis. Quartus autem est ordo
quem ratio considerando facit in exterioribus rebus, quarum ipsa est causa, sicut in
arca et domo...”; SANTO TOMÁS, In X Libros Ethicorum, L. 1, lect. 1, 1.
72
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
63
Ibid.
64
Ibid. y S. Th. I, q. 79, a.1 y a. 2 ad 1.
65
SANTO TOMÁS, In X Libros Ethicorum, L. 1, lect. 1, 1.
73
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
un delito cometido por otro (momento, lugar, etc.); así cada uno de
nosotros analiza las circunstancias del acto que va a ejecutar y que
pueden aconsejarnos operar de una manera o de otra, ahora o más
tarde.
74
4.
EL HOMBRE, CAPAZ DE AUTOCONDUCCIÓN
75
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
66
Vid. nuestro artículo “El concepto del hombre y la educación”, Boletín de Estudios
Políticos y Sociales, Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, n. 12, 1962, p. 74.
76
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
67
Para apreciar la relación, diferencias y sentido de “fin”, “bien”, “valor”, “objeto”,
“motivo”, etc. frente al sujeto, véase J. DE FINANCE, Essai sur l’agir humain, p. 55 y ss.
68
...esto es, lo deja “libre” de tender o no hacia él.
“... voluntas ab aliquo obiecto ex necessitate movetur, ab aliquo autem non. In motu
enim cuiuslibet potentiae a suo obiecto, consideranda est ratio per quam obiectum
movet potentiam (...). Unde si proponatur aliquod obiectum voluntati quod sit
universaliter bonum et secundum omnem considerationem, ex necessitate voluntas in
illud tendet, si aliquid velit; non enim poteret velle oppositum. Si autem proponatur ei
aliquod obiectum quod non secundum quamlibet considerationem sit bonum, non ex
necessitate voluntas feretur in illud. Et quia defectus cuiuscumque boni habet ratione
non boni, ideo illud solum bonum quod est perfectum, et cui nihil deficit, est tale
bonum quod voluntas non potest non velle, quod est beatitudo. Alia autem quaelibet
particularia bona, inquantum deficiunt ab aliquo bono, possunt accipit ut non bona;
et secundum hanc considerationem possunt repudiari vel approbari a voluntate, quae
77
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
potest in idem ferri secundum diversas considerationes”; SANTO TOMÁS, S. Th. I-II, q.
10, a. 2. Cf. Y. SIMON, Traité du libre arbitre, Liège, Sciences et Lettres, 1951 especial-
mente capítulo VI y ss.
78
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
bil? ¿Qué ocurre si, conociendo el fin y los medios, hay una fuerza
que lo lleva en otra dirección? ¿Tiene esto algo que ver con el hombre
(auto-conductor) y con la educación?
79
5.
EL HOMBRE ES CAPAZ DE ELEGIR
69
“Invenitur autem duplex ordo in rebus. Unus quidem partium alicuius totius seu
alicuius multitudinis adinvicem, sicut partes domus ad invicem ordinantur. Alius autem
est ordo rerum in finem. Et hic ordo est principalior, quam primus. Nam, ut Philoso-
phus dicit in XI Metaphysicae…”; SANTO TOMÁS, In X Libros Ethicorum, L. 1, lect. 1.
81
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
El orden que existe entre las partes de una cosa, dentro del todo, esto es, de la cosa,
está subordinado, como la cosa misma, respecto a su fin; de otro modo: el fin deter-
mina la estructura de la cosa que se ordena a él (“et hic ordo est principalior”) y la
totalidad estructurada determina a cada parte dentro de la estructura. Este principio
es muy importante para establecer la verdadera relación de orden que debe haber
entre las partes de la falible naturaleza humana y la que debe existir entre esta y aque-
llos fines –previos a cualquier elección– que determinan su estructura.
70
Cf. J. MESSNER, Ética Social, Política y Económica a la luz del Derecho Natural,
Madrid, Rialp, 1967, p. 155 y ss.; A. UTZ, Ética Social, Barcelona, Herder, 1964, t. I,
p. 125 y ss. y Apéndice I.
82
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
71
Ibid. Cf. también J. LECLERCQ, La familia, Barcelona, Herder, 1961, p. 17 y ss.;
A. UTZ, op. cit., p. 361 y ss.; J. MESSNER, op. cit., p. 593 y ss.
72
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, qq. 1, 2 y 3; CH. DE KONINCK, De la Primacía del Bien
Común contra los personalistas, Madrid, ed. Cultura Hispánica, 1952; J. MESSNER, op.
cit., p. 198 y ss.
83
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Por eso puedo elegir entre un ómnibus u otro para llegar a la uni-
versidad: el ómnibus allí no es más que un medio.
84
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
73
Vid. apartado anterior.
85
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
74
Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 8, aa. 2-3; q. 10, aa. 1-2; q. 13, aa.1, 3 y 6.
75
Ibid.
86
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
76
Vid. PH. LERSCH, La estructura de la personalidad, Barcelona, Scientia, 1952, pp.
84 y ss., 97 y ss., 264 y ss., 434 y ss., 442 y ss., 464 y ss.
87
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
77
Vid. nuestro trabajo Los fines de la educación, que se halla incorporado parcial-
mente como la Segunda Parte de este trabajo.
88
6.
EL HOMBRE ES CAPAZ DE SER LIBRE
Claro está que, si hay varios tipos de ataduras, habrá varios tipos
de libertad en la medida en que aquellas desaparezcan o no se den.
a. La libertad física
78
La caracterización de esta libertad como “física” debe ser entendida por la dife-
rencia que surge con la siguiente, la que llamamos ‘‘psíquica’’ (libre albedrío).
89
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
b. Libertad psíquica
90
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
79
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 9, a. 2; q. 10, a. 3 y la “Introducción” de T. Urdanoz
a las cuestiones 8-10 en la ed. de Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Madrid,
1954 (22012), t. IV, p. 315.
91
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
80
SANTO TOMÁS, S. Th., I, qq. 82 y 83; I-II, q. 13 y la “Introducción” a esta última
de T. Urdanoz en la ed. BAC, Madrid, 1954 (22012), t. IV, pp. 376-386.
92
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
81
Ibid.
82
Recuérdese la conocida y acertada distinción entre “acto del hombre” y “acto
humano”: “...actionum quae ab homine aguntur illae solae proprie dicuntur
‘humanae’, quae sunt propriae hominis inquantum est homo. Differt autem homo ab
aliis irrationalibus creaturis in hoc quod est suorum actuum dominus. Unde illae
solae actiones vocantur proprie humanae, quarum homo est dominus. Est
autem homo dominus suorum actuum per rationem et voluntatem: unde et liberum
arbitrium esse dicitur ‘facultas voluntatis et rationis’. Illae ergo actiones proprie
humanae dicuntur, quae ex voluntate deliberata procedunt. Si quae autem aliae
actiones homini conveniant, possunt dici quidem ‘hominis’ actiones; sed non proprie
humanae, cum non sint hominis inquantum est homo”; SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q.
1, a. 1.
93
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
83
Téngase en cuenta a propósito de lo que acabamos de decir, por un lado, las
definiciones de educación que anticipamos al comenzar este trabajo, y, por otro lado,
esto mismo implicado en el acto libre, para cuando llegue la hora y el lugar de esta-
blecer los fines de la educación.
94
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
95
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
c. Libertad moral
96
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Creo que se comienza a ver por qué puedo tener libertad fí-
sica y psíquica y no libertad moral respecto de un acto concreto.
Y ¿si me libero de mi obligación paterna? Sí, quién duda, me libero
97
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
84
Vid. más adelante, por qué caracterizamos al hombre como ser con una pluralidad
de dimensiones (apartado 8).
98
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Todo ello, con una secuela de otros males reales por “liberarme”
de una obligación de la que no puedo desasirme sin caer en la quie-
bra, en la destrucción moral; por “liberarme” de una obligación cuyo
cumplimiento –no la ruptura– aunque fuere difícil, es justa-
mente camino de perfección; de una obligación moral con res-
pecto a la cual la posibilidad de no cumplimiento (libertad moral) es
justamente posibilidad de frustración humana.
99
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
c.b. Pero, si bien hasta aquí hemos afirmado que no hay libertad
moral frente a las obligaciones morales, la realidad, nuestro perma-
nente punto de referencia, nos obliga a formular distinciones.
100
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
101
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
102
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
85
Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 57, a. 5, acerca de la necesidad de la prudencia,
y en la II-II, q. 47, a. 15.
86
No solo aquellas de las que la voluntad es sujeto sino también aquellas otras que,
teniendo por sujeto a otras potencias, suponen la intervención de la voluntad enrique-
cida por virtudes.
103
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
A ello habría que agregar que la elección libre del acto adecuado
para una conducta perfectiva requiere necesariamente el juicio que
“mida”, regule, el acto con la norma moral. Lograr el conocimiento
de las normas morales que atañen a la naturaleza y a cada dimen-
sión humana en relación con los bienes (valores) objetivos y lograr
la adhesión volitiva al acto señalado como el mejor o el obligado,
no solo también requiere virtudes, sino una conciencia moral clara,
recta, verdadera, cierta.
104
7.
EL HOMBRE: PLURALIDAD DE TENDENCIAS
87
Vid. Acerca de la educabilidad.
105
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106
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
107
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
nación hacia los auténticos bienes (valores) perfectivos sobre las otras
tendencias; o... la acción educativa no es tal, porque se hace cóm-
plice del desorden tendencial y de la frustración humana, por muy
refinados y actualizados que sean los procedimientos y las técnicas
del proceso de aprendizaje que no siempre termina siendo educativo.
Y, si se trata de la autoeducación, o el educando se ordena interior-
mente y se esmera, previo auxilio del educador, en conocer con
verdad y certeza y en querer cada bien que quiere en función de los
Bienes exigidos por la naturaleza, y, en último término, en función
del Bien Trascendente y Último, y da así sentido unitivo y plenifica-
dor a todos sus movimientos –su conducta– según la línea del dina-
mismo fundamental, todo ello mediando el manejo inteligente y cui-
dadoso de cada acto hasta la adquisición de las virtudes que hagan
más fácil su conducta perfectiva –no siempre asegurada– o bien… su
vida no tendrá, por falla de la heteroeducación o por culpa del propio
sujeto o por ambas causas, el fruto propio y exigido por su naturaleza:
su perfección.
108
8.
EL HOMBRE: MULTIPLICIDAD
DE DIMENSIONES (MULTIDIMENSIONAL)
a. La dimensión intrapersonal
88
Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 9, a. 1: la inteligencia mueve a la voluntad
presentándole su objeto.
109
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
110
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
89
Jn 14, 23.
111
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
res) y con las cosas. Relaciones que trascienden los límites de nues-
tra piel pero que son partes o aspectos reales de nuestro ser de hom-
bres.
112
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
por el “encuentro” con otras personas con las que trato accidental-
mente, con o sin deliberación previa; con o sin “contrato”; o sin re-
levancia jurídica, pero siempre con relevancia humana, puesto que
siempre y de algún modo implican conductas; la dimensión reli-
giosa, tendida entre mi ser –que es el religado– y un Dios personal,
por la que soy criatura o hijo de Dios –por adopción– lo que también
exige una conducta específica, que supone las otras conductas –todas
las otras dimensiones– pues esta relación se da entre mi ser completo,
con todas las otras dimensiones incluidas, y Dios. Estas dimensiones
de las que aquí hablamos comprometen la primera, la dimensión in-
trapersonal, que está en ellas presente siempre; pero, a su vez, todas
ellas, constituyen aspectos de nuestra interioridad donde se entrecru-
zan o interinfluyen haciéndola más compleja y heterogénea, lo que
se traduce sobre todo en los momentos en que tenemos que tomar
decisiones que afectan a dos o más líneas de conducta.
113
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
114
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
90
Vid. CH. DE KONINCK, De la Primacía...
115
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Mas en ambos casos puede ocurrir que sobre estos naturales mo-
dos relacionales del hombre por la inteligencia, algunos edifiquen
dimensiones que no son obligadas para otros y para los cuales la
educación tiene exigencias especiales que no rigen para todos los
hombres. Tales, por ej. la veracidad convertida en actitud estable
contemplativa, o de búsqueda para ser tal, como en el caso de las
actitudes científica, filosófica y teológica, en el caso del enten-
dimiento especulativo; actitudes que requerirán hábitos perfectivos
con respecto a los cuales algo –o mucho– tiene que hacer la educa-
ción. En estos casos sí, sobre la natural relación intelectual, se confi-
guran en concreto verdaderas dimensiones humanas.
91
Vid. L. E. PALACIOS, La Prudencia Política, Madrid, Instituto de Estudios Políticos,
1946.
116
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
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120
9.
EL HOMBRE: ¿SER DEPENDIENTE?
121
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122
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92
Cf. A. WILLWOLL, Alma y Espíritu.
123
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124
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93
Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., I, q. 90, aa. 1 y 4 y la “Introducción” a las cuestiones
90 a 92 por M. Ubeda Purkiss y Manuel Cuervo, Madrid, BAC, 1959 (22011), t. III, p.
125
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96
Vid. SANTO TOMAS: “Natura non tantum intendit esse in prole, sed esse perfectum,
ad quod exigitur matrimonium”; In IV Sententiarum, dist. 26, q. 1, a. 1 ad 4; cf. In IV
Sententiarum, dist. 39, q. 1, a. 2.
97
SANTO TOMAS: “Matrimonium ex intentione naturae ordinatur ad educationem
prolis non solum per aliquod tempus, sed per totam vitam prolis”; In IV Sententiarum,
dist. 33, q. 2, a.1. “Non enim intendit natura solum generationem prolis, sed etiam
traductionem et promotionem usque ad perfectum statum hominis in quantum homo
est, qui est virtutis status”; S. Th., Suppl., q. 41, a. 1.
98
Vid. CH. DE KONINCK, De la Primacía...
127
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99
Como se advierte, a poco andar, en la Pedagogía del oprimido de PAULO FREIRE,
Buenos Aires, ed. Siglo XXI, 1972, por ej. en las págs. 38 y ss. donde el lector advertido
puede reconocer la aplicación de las tres leyes de la dialéctica marxista a lo largo de
todo el capítulo, incluso citando a Marx: “hay que hacer la opresión real todavía más
opresora, añadiendo a aquella la conciencia de la opresión, haciendo la infamia toda-
vía más infamante al pregonarla” (p. 49; ver nota, como asimismo la cita de G. Lukács,
en la p. 51). Véase también su libro Concientización. Teoría y práctica de la liberación,
Buenos Aires, ed. Búsqueda, 1974, donde campea la concepción del cambio perma-
nente y dialéctico en todo el libro: léanse como muestra, las pp. 29 a 43. Puede con-
sultarse también, con provecho, el trabajo de ESTANISLAO CANTERO, Paulo Freire y la
educación liberadora, Madrid, ed. Speiro, 1975.
100
El marxismo de Paulo Freire, disfrazado para consumo de ingenuos, es evidente
para quienes conocen la concepción del materialismo dialéctico e histórico. Queda
sugerido además, por la inclusión del trabajo de Ernani María Fiori, en la Pedagogía
del oprimido, ed. citada, pp. 9 a 26, y por la elección del prologuista de su otro libro
¿Extensión o Comunicación?, Buenos Aires, Siglo XXI, 1973: el marxista chileno Jac-
ques Chonchol. Pero es el mismo Paulo Freire el que lo admite, aunque acosado y
bastante tarde: véase en Cuadernos de Educación, n. 26 de Santiago de Chile, publi-
cación del Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación, Año IV, sin fecha
(¿1972?), con domicilio de su redacción en Almirante Barroso 22, Santiago. El número
se dedica especial, aunque no exclusivamente, a una entrevista con Paulo Freire. En
la respuesta a la primera pregunta ya admite el trasfondo ideológico que alimenta su
exposición, su praxis y la finalidad revolucionaria que esta tiene (pp. 4 a 6): “lo que
sucedió es que tuve siempre una práctica dialéctica...”; “yo estoy en deuda y aprove-
cho estar aquí para pagar. Esta deuda se refiere al hecho de no haber dicho estas
cosas...”; “Porque quienes me critican en la perspectiva dialéctica, muy bien; quienes
me critican porque consideran que hay una unidad dialéctica entre subjetividad y ob-
jetividad tal cual Marx dijo y no una dualidad ¡muy bien! En esta posición yo estoy...”;
132
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
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103
“La cultura tradicional reproduce lo real; puede interpretarlo, burlarse de ello a
veces, pero nunca lo niega. Así, le da al hombre a través del tiempo elementos estables
de referencia y corresponde precisamente a las exigencias fundamentales de
la naturaleza humana... Es su soporte intelectual, por así decirlo, y su expresión
artística. Por ello, esta cultura clásica, a base de ‘humanidades’, ha servido para nutrir
134
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
135
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f.d. Nos parece legítimo, pues, rechazar, por un lado, el falso na-
cionalismo cultural que utilizan hipócritamente los marxistas, igno-
rando o haciendo caso omiso del hecho de que, existiendo una na-
turaleza humana, común, resulta natural –valga la redundancia– su
expresión en una Cultura Universal, con concreciones particula-
res o nacionales también legítimas; y, por otro lado, un interna-
cionalismo antinatural que, o bien pretende ignorar las diferencias
concretas con que se conforman históricamente para cada país –po-
líticas y culturales– sin perjuicio de rasgos o intereses comunes; o bien
las atropella de hecho, por razones económicas, políticas y/o ideoló-
gicas, como acontece, por un lado, con el llamado imperialismo cul-
tural (¿solamente?) de la Coca Cola, los pantalones vaqueros, las dro-
gas, el intercambio matrimonial de parejas, la objeción de conciencia
que afecta al Bien Común, las píldoras anticonceptivas –un buen ne-
gocio ¿no?– y la primacía del valor económico cuyo patrón es el dó-
lar; degeneraciones provenientes de un materialismo poderoso pero
“Los genios y los santos han sido originales en la medida en que han hecho coincidir
lo inédito de la hora que pasa (‘lo virgen, lo vivaz y lo bello, hoy...’) con la permanencia
de la esencia original...”; ibid., p. 56.
136
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
137
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
más de las veces sin ejercicio del juicio crítico; a veces con admira-
ción, justamente porque no se discrimina lo que es el adelanto tec-
nológico formidable de algunos países, y... sus costumbres –conduc-
tas– de las que, algunas, no son precisamente dignas de admiración
sino de lástima.
104
G. ALLEN – L. ABRAHAM, Nadie se atreve a llamarle conspiración, Santiago, Chile,
Renacimiento, 1974.
138
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
139
10.
EL HOMBRE: SER CONDICIONADO
105
En sentido aristotélico.
141
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106
Vid. también nuestro trabajo Acerca de la educabilidad, ya citado.
142
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
143
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107
E. H. CARR, Bakunin, Barcelona, ed. Grijalbo, 1970, p. 9.
108
“El cariño y la simpatía le eran tan indispensables como el oxígeno para respirar,
y, ¿dónde podría hallar tales sentimientos (...) sino en el pecho de sus amantes herma-
nas? A pesar de todo, Premujino era todavía su hogar. Y las noches de verano en la
casa paterna, cuyo recuerdo lo acompañaba desde la cuna, ocupaban en su corazón
un puesto del que no podría nunca nadie ni nada arrancarlos. A mediados del mes de
mayo ya no podía seguir soportando la vida en Moscú”; ibid., p. 41.
En carta a sus hermanas, a mediados de 1836: ‘‘Al fin hallé esa divina armonía en
mi misma familia... vosotras sois mis hermanas, no sólo por las leyes naturales de la
sangre, sino también por la vida de nuestras almas gemelas, por la identidad de nues-
tros eternos objetivos”; ibid., p. 42.
144
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Años más tarde, Miguel Bakunin escribía a su padre: “Usted fue nuestro maestro;
usted despertó en nosotros el sentimiento de lo bueno y de lo bello, el amor a la natu-
raleza y aquel otro amor que siempre, estrecha e indisolublemente, nos ha unido a
todos, hermanos y hermanas. Sin Usted, hubiéramos sido, con toda probabilidad, per-
sonas adocenadas y vacuas. Usted encendió en nuestro corazón la sagrada llama del
amor a la verdad y nos inculcó el sentido de la independencia y de la libertad. Y Usted
hizo todo eso porque nos amaba, lo mismo que nosotros nos entregamos a Usted en
cuerpo y alma”; ibid., p. 13.
109
Ibid., p. 36.
110
Véanse las numerosas transcripciones en la obra citada.
111
Ibid., p. 462.
112
Ibid., p. 468.
145
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
146
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Por eso los comunistas rusos han tenido que usar otros medios
como el de anular, destruir, biológica y psíquicamente a las personas
que reaccionan contra el régimen, internándolos en sanatorios (?) de
donde salen –si salen– locos. Si alguno lo duda que lea las declara-
113
La lista es demasiado grande: véase, como muestra, el testimonio del comunista
español ENRIQUE CASTRO DELGADO en Mi fe se perdió en Moscú, Barcelona, ed. Luis
de Caralt, 1964; los conocidos casos de Solzhenitsyn, Amalrik, Sakharov, Grigorenko,
del confesor de Alexander Solzhenitsyn, P. Dmitry Dukko, de Vladimir Bukovsky, del
converso Anatoly Levitin, etc. Puede leerse con provecho el libro sobre los disidentes
soviéticos La voz de los valientes, de MARIO FERZETTI, Buenos Aires, ed. Intercontinen-
tal, 1971, y las obras ya conocidas de Solzhenitsyn, quizá el testimonio más importante
de los últimos tiempos.
147
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
ciones públicas y los escritos de los rusos que lograron salir como
Solzhenitsyn, por ejemplo114.
114
Además de sus conocidas obras, pueden leerse con provecho la traducción com-
pleta (por Andrés Huneeus) de dos de sus discursos ante sindicatos norteamericanos,
en las ediciones del diario El Mercurio, Santiago, Chile, correspondientes a los días 7
y 17 de agosto de 1975.
148
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
115
Vid. SANTO TOMAS, S. Th., I-II, q. 7; DOM ODON LOTTIN, Principes de morale,
Louvain, ed. de L’Abbaye du Mont César, 1947, t. I, cap. I, art. III; cap. IV, art. I.
149
11.
EL HOMBRE: SER FALIBLE
151
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
a. La ignorancia
152
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Pues bien, también desde este punto de vista del operar cognitivo
nacemos ignorantes. No conocemos lo más importante y fundamen-
tal para todos y cada uno de los hombres: para qué vivimos y ope-
ramos; no conocemos los fines de la vida humana hacia los cuales
hay, sin embargo, un impulso, un dinamismo ineludible, forzoso...
sin que sepamos tampoco dónde están o en qué consisten o cuáles
116
Conocimiento del “orden que la razón no establece sino solo contempla”, si-
guiendo la expresión de Santo Tomás en su comentario a la Ética a Nicómaco de
Aristóteles: In X Libros Ethicorum, L. 1, lect. 1, 1.
117
Conocimiento de un “orden que la razón establece” sea “in proprio actu”, sea
“in operationibus voluntatis” o también “in exterioribus rebus”; ibid. En los tres casos
el orden conocido por la razón, a diferencia del señalado en la nota anterior, es esta-
blecido por la misma razón en su propia actividad racional en el primer caso; en
los actos humanos en tanto que tales, en el segundo caso; y en los actos transitivos
que concluyen en una obra externa de la que la razón resulta ser causa (formal extrín-
seca) como cuando conoce a la vez que dirige la construcción de un barco o de una
casa.
153
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
son; y sin que conozcamos por cuáles caminos, actos, medios, po-
demos alcanzarlos. Y esto vale para los fines y medios mediatos e
inmediatos. Por esto también ignoramos al nacer cómo conducirnos
en cada momento concreto; ignorancia que nos acompaña, parcial-
mente también, toda nuestra vida, a pesar de que lo natural es que
seamos conductores de nuestros actos118.
118
“El hombre difiere de las criaturas irracionales en que es dueño de su propio acto.
De donde se sigue que solo se llaman propiamente humanas aquellas acciones de las
que el hombre es dueño. El hombre es dueño de sus acciones por la razón y la volun-
tad: de donde el libre arbitrio también es llamado facultad de la voluntad y la razón”;
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 1, a. 1 (vid. nota 82). Y en el comentario a la Ética a
Nicómaco: “Dico autem operationes humanas, quae procedunt a voluntate hominis
secundum ordinem rationis”; In X Libros Ethicorum, L. 1, lect. 1, 3.
154
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
155
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
puede, lo que no quiere decir que, por aquello solo, deje de ser falible
en sus actos, en sus conductas y dimensiones, en su vida…
b. El error
156
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
157
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
158
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
119
“Quia igitur est alterius generis apprehensum per intellectum et apprehensum per
sensum, consequens est quod appetitus intellectivus sit alia potentia a sensitivo”;
SANTO TOMÁS, S. Th., I, q. 80, a. 2: la voluntad es potencia distinta al apetito sensitivo.
Decimos “motor interior específico” o “su potencia apetitiva característica” por cuanto
sigue a la inteligencia, facultad específica del hombre y porque, si bien es movida por
el objeto presentado por la inteligencia, la voluntad, a modo de causa eficiente,
“...mueve al intelecto y a todas las potencias del alma”; ibid., q. 82, a. 4, esto es,
mueve al hombre.
120
...o la razón universal de bien: “...appetitus intellectivus, etsi feratur in res quae
sunt extra animam singulares, fertur tamen in eas secundum aliquam rationem uni-
versalem; sicut cum appetit aliquid quia est bonum”; SANTO TOMÁS, S. Th., I, q. 80,
a. 2 ad 2. “...Voluntas in nihil potest tendere nisi sub ratione boni”; ibid., q. 82, a.
2 ad 1. “Obiectum autem voluntatis est bonum et finis in communi”; ibid., q. 82, a.
4, etc.
121
El hombre es “débil”, frente a sus verdaderos bienes perfectivos. En realidad, la
voluntad es movida “ex parti objecti” siempre por el entendimiento que lo presenta;
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 9, a. 2; q. 10, a. 3. Pero, a su vez, los apetitos, a través
de los sentidos, especialmente de la imaginación, alteran la relación de la inteligencia
con el objeto e indirectamente la de la voluntad, por lo que: 1) aparece fortalecida la
relación con el objeto pasional y 2) debilitada la relación con el bien objetivo más
conveniente. De allí la expresión. No obstante, como la razón “mueve” al apetito iras-
cible y al concupiscible con poder “político” y no despótico, aquellos pueden “in con-
trarium movere ad voluntatem. Et sic nihil prohibet voluntatem aliquando ab eis move-
ri”; ibid., q. 9, a. 2 ad 3. Esto justifica la expresión acerca de la “debilidad” de la
voluntad.
159
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
122
Error de juicio práctico, acerca de la bondad del objeto, que puede coincidir con
la “buena voluntad”.
160
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
123
Razones para engañarnos a nosotros mismos, conforme a las tendencias. Acerca
de la relación voluntad-otros apetitos-inteligencia, véase nota 121.
124
Vid. D. VON HILDEBRAND, Moral auténtica y sus falsificaciones, Madrid, Guada-
rrama, 1960.
161
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
d. [Incidencia en y de la sociedad]
125
Reversión de la calidad de las sociedades sobre cada hombre, en cuanto “parti-
cipa” de los bienes –y males– de la sociedad, por cuanto es sujeto y término de múlti-
ples relaciones.
162
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Fin Último, que da sentido a todos los otros, a la vez que los medios
para alcanzarlos; por qué puede errar en el conocimiento de aquellos
y por tanto en su conducción; por qué tiene varios “motores”
(apetitos, fuerzas tendenciales) no ordenados que no solo pueden
ser divergentes sino opuestos y que lo pueden llevar a objetos (fines)
imperfectivos y, por tanto, a malograrse como hombre.
126
Las dimensiones educables. Véase nuestro trabajo Esquema tentativo, pp. 42-43
y cap. VII, 3, p. 143 y ss.
127
Vid. la Segunda Parte de este trabajo: Los fines de la Educación.
163
12.
EL HOMBRE: ¿SER HISTÓRICO?
165
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
166
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
167
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
3. El hombre en la historia
En otra parte nos hemos ocupado del hombre como ser condicio-
nado y hemos distinguido entre condicionamiento y determinación;
más adelante trataremos del hombre como ser social, como “parte”
–moral, no física– de la sociedad.
168
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
128
Vid. V. LAMSDORFF GALAGNE, “Las leyes de la historia ante la ciencia”, en Revista
Verbo, Madrid, Speiro, n. 133-134, 1974, pp. 343-360.
129
Ibid.
130
Ibid.
169
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
131
Véase la carta de F. D. Roosevelt a Jacob Zabrousky del 20 de febrero de 1943
–con destino a J. Stalin– proponiendo una tetrarquía del universo y el reparto del
mundo, que fue dada a conocer oportunamente por el Embajador de España, J. M.
Doussinague, reproducida en la obra de P. VIRION, El Gobierno Mundial y la Contra-
Iglesia, Buenos Aires, ed. Cruz y Fierro, 1965, y, no hace mucho, por Revista Verbo,
Buenos Aires, n. 151, abril de 1975, p. 59. “En la política, nada sucede por accidente.
Si sucede, puedes apostar que estaba planeado de ese modo” dijo Roosevelt, según
reproducen G. ALLEN y L. ABRAHAM en Nadie se atreve a llamarle conspiración, a lo
que los autores agregan: “Él estaba en una buena posición como para saberlo”; p. 16.
132
K. R. POPPER, La miseria del historicismo, Madrid, Taurus, 1961; La sociedad
abierta y sus enemigos, Buenos Aires, Paidós, 1967.
170
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
171
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
172
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
y –como ocurre con los hábitos– todo esto se asienta sobre la natu-
raleza humana a la vez que emerge desde ella, conductora libre y
falible, entonces, hay historia de un pueblo, en la que se entretejen
lo permanente y lo mudable. Historia vivida que no debe confundirse
con la acumulación de lo meramente transcurrido, anecdótico, pasa-
jero, sino que supone la permanencia de lo que hay de tal en las
personas, en sus relaciones y en sus valores; así como la libertad que
le otorga sobrerrelieves característicos al dinamismo de aquella per-
manencia. Historia que lo constituye –su constituyente– con un pa-
sado intransferible –como en la persona– que explica y da sentido a
un presente, en el que es recibido –un traditum– sin restarle libertad
creadora; pero encuadrando esa libertad, condicionándola moral-
mente, enraizando la libre decisión para el futuro en el constituyente
real, la tradición encarnada en el presente concreto: tierra, pueblo,
lengua, arte, ethos, religión, política, que dan contenido a la palabra
Patria. Como, desde ella, la libertad da sentido a las palabras patriota
y traidor, patriotismo y desarraigo. Por eso, la conducta de un pueblo
y de los responsables de su arquitectura dinámica no puede ser pa-
triótica si corta las raíces, si rompe los cimientos; como aconteció con
la forzada aplicación de la ideología liberal, que solo ha conseguido
la descomposición, cuyo espectáculo presenciamos o vivimos, tanto
más avanzada cuanto mayor haya sido el éxito del intento.
173
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
133
PÍO XI, Carta encíclica sobre el comunismo ateo Divini Redemptoris, 19 de marzo
de 1937, n. 60 y passim, en AAS 29 (1937) pp. 65-106.
174
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
175
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
5. El determinismo histórico
Claro es que hay que reconocer que está “en el aire” y en la mente
de muchos “profetas” de nuestro tiempo, de sus acólitos y en cuanto
medio de comunicación masiva penetra en nuestras mentes, aquello
de que la humanidad avanza en determinada dirección –por tanto la
historia–; que ese avance es inexorable y que justamente esa direc-
ción es... el socialismo, para no decir “la sociedad comunista del fu-
turo” lo que puede asustar, aunque ya no mucho, a quienes con ma-
yor o menor ingenuidad no conocen –o no quieren conocer– la reali-
dad comunista del presente134.
134
Sírvase el lector conocer –si no lo ha leído ya– el testimonio de un dirigente co-
munista que quiso vivir en el paraíso ruso: ENRIQUE CASTRO DELGADO, Mi fe se perdió
en Moscú, Barcelona, ed. Luis de Caralt, 1964.
176
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
135
Artículo citado supra, en nota 128.
136
K. R. POPPER, La sociedad abierta y sus enemigos, p. 399. Cuando Popper habla
de fe, esperanza, religión, no lo hace desde una perspectiva religiosa, sino, más bien,
racionalista.
177
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
137
Si el lector quiere un testimonio directo, de un ruso, lea las obras de un hombre
que, estando sometido hasta el extremo, se sabía y quería ser libre, como es el caso,
entre otros, de A. Solzhenitsyn. Si solo quiere una muestra, lea los dos discursos del
mismo a los trabajadores norteamericanos de la AFL-CIO, reproducidos íntegramente
por El Mercurio, Santiago de Chile, en sus ediciones del 7 y del 17 de agosto de 1975,
y la versión completa de la conferencia de prensa ofrecida por él mismo en Suecia en
diciembre de 1974, publicada por el citado diario el 27 de setiembre de 1975 (todas
traducidas por Andrés Huneeus).
178
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Pero, esta decisión nutricia acerca del pasado que adopta e incor-
pora en el presente continuado de su propio ser es, a la vez en razón
de la temporalidad pero también de la sustancialidad de su persona,
una plataforma desde la cual se proyecta sobre cada momento
de su futuro, también con su juicio y su voluntad libre, con su inse-
179
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
180
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
181
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
182
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183
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138
Gn 3, 5.
184
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
139
Jn 12, 49; 17, 8.
140
Jn 16, 13.
141
Is 44, 25.
142
Is 55, 8-9.
185
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Conclusión
186
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
187
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
188
13.
EL HOMBRE: SER RELIGADO
Introducción
143
Vid. supra n. 9: El hombre, ser dependiente.
144
Vid. supra n. 6: El hombre capaz de ser libre.
145
Vid. supra n. 8: El hombre, multiplicidad de dimensiones.
146
Vid. supra n. 2: El hombre es un ser dinámico.
147
Vid. nuestro trabajo Acerca de la educabilidad.
148
Vid. supra n. 2.3: El hombre como “ser relativo a…”.
149
Vid. supra n. 11: El hombre como ser falible.
189
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
1. Los vínculos
Todo lo contrario.
190
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
191
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
con las cosas y las personas del pasado y del presente; y aun con
aquellas cosas que esperamos, con o sin fundamento en la realidad
objetiva, con o sin fundamento en nuestra subjetividad.
192
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
193
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
194
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
150
Véanse las nociones metafísicas de “accidente” y de “accidente propio y contin-
gente”. Para las nociones de “sustancia” y “accidente”, en ARISTÓTELES, Categorías,
5, nn. 2, 3 y 4; en SANTO TOMÁS, S. Th., I, q. 45, a. 4; q. 77, a. 6 ad 2; q. 90, a. 2; III,
q. 77, a. 1 ad 2; Cuestión disputada De Veritate, q. 27, a. 1 ad 1; Cuestión disputada
De Potentia, q. 9, a. 1. Cf. el examen de J. DE FINANCE en Conocimiento del ser,
Madrid, Gredos, 1971, p. 249 y ss. y su examen de las categorías, p. 443 y ss.
En cuanto a la “relación” que hace el hombre relacionado y relativo, sin dejar de
ser sustancia sino suponiendo que lo es, véase ibid., p. 460 y ss.
195
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
196
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
151
Vid. supra n. 9: El hombre ¿ser dependiente?, punto f.; y n. 10: El hombre, ser
condicionado.
197
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
152
La necesidad se halla en nosotros, por nuestra mutabilidad, limitación, composi-
ción y contingencia, lo que reclama una Causa. De ningún modo se trata de que esta
Causa obre necesariamente. Vid. A. GONZÁLEZ ÁLVAREZ, Teología Natural. Tratado
metafísico de la Primera Causa del ser, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (C.S.I.C.), 1949, p. 142 y ss. y Sección II, cap. II. En cuanto al poder de
esta Causa: ibid., p. 507 y ss., p. 521, parágrafos b. I.
153
La Causa Eficiente de nuestra existencia obra actualmente manteniéndonos en
ella; cf. ibid., p. 526 y ss.
154
La “moción” causal divina en nuestra voluntad no le resta su calidad de libre,
esto es, de ser “activum principium non determinatur ad unum”; cf. SANTO TOMÁS, S.
Th., I-II, q. 9, a. 6 y ad 3; q. 10, a. 4; A. GONZÁLEZ ÁLVAREZ, Teología Natural..., p.
535 y ss., especialmente p. 540 y ss. El principio general véase en SANTO TOMÁS, S.
Th., I, q. 105, a. 5.
155
Sobre esta “participación”, por grados, se edifica una prueba de la existencia de
Dios, presuponiendo la analogía de la noción de ser; SANTO TOMÁS, S. Th., I, q. 2, a.
198
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
199
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
158
Sobre la participación de la naturaleza divina por la Gracia, véase SANTO TOMÁS,
S. Th., I-II, q. 109 y ss.; III, q. 62, a. 1: “gratia nihil est aliud quam quaedam participata
similitudo divinae naturae...” y cita a 2 Pe 1, 4. Véase también S. Th., III, q. 62, a. 2
y III, q. 69, a. 4 y la “Introducción” a la q. 62 de la III Parte de la ed. BAC, Madrid,
1957, t. XIII, pp. 56-69 (de Cándido Aniz). Como asimismo los comentarios en la ed.
BAC, Madrid, 1957 (22013), a I-II, qq. 109 y ss., t. VI, pp. 601 y ss. (de Francisco Pérez
Muñiz). Cf. M. J. SCHEEBEN, Las maravillas de la gracia divina, Buenos Aires, Dedebec,
Desclée de Brouwer, 1947, especialmente el libro I, caps. V a X. Véase en p. 64, la
cita de San Basilio.
159
M. J. SCHEEBEN, Las maravillas..., L. II, cap. IV y V; cap. X.
160
Ibid. Véase, también, M. J. SCHEEBEN, Los misterios del cristianismo, Barcelona,
Herder, 1957, cap. V.
161
Ibid.
200
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Mas esta relación con la educación –la que surge desde este án-
gulo– como depende en definitiva de la Fe, solo tiene valor para una
concepción cristiana de la misma.
i. De entre los vínculos que hemos visto, hay algunos que son
meramente biológicos y otros que incluyen aspectos biológicos y psí-
quicos; algunos son fundamentalmente psíquicos –individuales o so-
ciales– y otros son esencialmente éticos o morales (y/o ético-jurídi-
cos), aunque incluyan aspectos psíquicos y biológicos. Pero todos
162
Ibid., p. 420. “Nos convertimos en otros hombres, en más que hombres, en seres
divinos...” si bien “esta transformación no nos hace perder nuestra sustancia natural”;
M. J. SCHEEBEN, Las maravillas..., p. 68. “Somos transformados en una nueva natu-
raleza y llamados con todo derecho, no solamente hombres, sino hijos de Dios, hom-
bres celestiales, ya que nos hemos hecho participantes de la naturaleza divina”; SAN
CIRILO DE ALEJANDRÍA, citado por M. J. SCHEEBEN en Las maravillas..., p. 67.
163
A. GARCÍA VIEYRA, Ensayos sobre Pedagogía, Buenos Aires, Dedebec, Desclée de
Brouwer, 1949, cap. VII: “El naturalismo pedagógico”. Vid. también cap. V.
164
J. MARITAIN, Tres Reformadores, Buenos Aires, Excelsa, 1945, I parte, Lutero.
201
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
165
Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 95, a. 2 y q. 96, a. 4; cf. la “Introducción” (de
Teófilo Urdanoz) a II-II, q. 57, ed. BAC, Madrid, 1956 (22014), t. VIII, p. 178 y ss.
202
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
166
Ver más adelante: III. Los fundamentos éticos, en este trabajo.
167
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, qq. 6 a 21.
168
Ibid.
203
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Y tan realmente existentes son estos vínculos que, cada uno, sig-
nifica una cualificación real y concreta para el sujeto que los posee:
Pedro es esposo, amigo, médico, inquilino, ciudadano argentino,
creatura, hijo de Dios, etc. Y estas cualificaciones reales y concretas
de una persona real y concreta, señalan dimensiones también
reales y concretas tan configurativas como las líneas de su rostro; o
más aun, ya que señalan las características accidentales que fundadas
en su libertad, crean el más profundo valor “humano”, la estatura
moral de cada uno, singular, que lo hace grande, mediocre, innoble,
etc.
204
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
lugar, son reales, pertenecen al orden del ser: son accidentes que
afectan a una sustancia, la persona humana.
Así también el ser “mal hombre” deviene por una carencia del
“ser debido” en una dimensión o en varias; y esto porque los actos
exigidos por la tal o las tales dimensiones –como estas mismas– per-
tenecen también al orden del ser –accidentes– y no se han ejecu-
tado, no son. En su lugar hay otros actos, o ninguno; así ocurre
cuando alguien en su carácter de padre, amigo, ciudadano, profesio-
nal, no ejecuta los actos que debe o ejecuta otros que no debe: los
accidentes de esta sustancia –persona–, por lo menos algunos, no
son los que le corresponden, los que deben ser. De ahí que hayamos
hablado de “carie” en lo humano, en el ser concreto del hombre.
169
SANTO TOMÁS, S. Th., I, q. 83, a. 1. Cf. Y. SIMON, Traité du libre arbitre.
170
Ver en este trabajo, Prenotandos II.
205
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
los: desde Dios mismo, en tanto que Deidad 171; desde cada hombre
con todas sus dimensiones incluidas172; y desde “lo otro” –persona,
cosa, institución o Bien Común– que se halla en relación con noso-
tros fundándola desde el otro extremo, estableciendo un vínculo tal
con nosotros, que exige ciertos actos como “debidos” en virtud de la
relación y, por consiguiente, en virtud de la naturaleza concreta de
quienes se hallan vinculados, la persona humana y aquello con lo
que se relaciona moralmente.
171
“Sea que se derive de la asidua consideración, de la reiterada elección de lo que
negligentemente perdimos o de la religación, la religión implica propiamente un
orden a Dios. A Él, en efecto es a quien principalmente debemos ligarnos como a
principio indefectible; a Él, como a fin último debe tender sin interrupción nuestra
elección”; SANTO TOMÁS, S. Th., II-II, q. 81, a. 1; cf. aa. 1 a 6.
172
Ibid.
206
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
2. La religación
173
El consentimiento por el que se contrae matrimonio es un acto libre –o debe
serlo– en ambos cónyuges, que unen así sus vidas. Pero estos recíprocos consenti-
mientos no establecen ni el fin ni la naturaleza del matrimonio como institución, que
son previos a cualquier consentimiento y derivan de la naturaleza misma en general y
de la del hombre en particular. Vid. S. Th., Suppl., q. 41 y ss. y las valiosas “Introduc-
ciones” (de S. Alonso Morán) en la ed. BAC, Madrid, 1956, t. XV, p. 157 y ss.
207
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
plícita o explícitamente. Por eso decimos más arriba que “de alguna
manera” el hombre es agente libre de estos vínculos.
208
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Por eso la religación es cultura, esto es, naturaleza más (+) cul-
tivo de ella por la inteligencia y la voluntad libre. Y en esa medida es
209
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
210
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
211
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
212
II. FUNDAMENTOS SOCIALES
A. Introducción
1. Cambio de perspectiva
215
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
174
Sobre la división como operación lógica y las clases de “todos”, véase R. JOLIVET,
Traité de Philosophie, Lyon-Paris, ed. Emmanuel Vitte, 1949, t. I, pp. 76-77; H. -D.
GARDEIL, Initiation à la Philosophie…, t. I, p. 74 y ss.; E. HUGON, Cursus Philosophiae
Thomisticae..., t. I, Lógica, p. 113 y ss.; JUAN DE SANTO TOMÁS, Cursus Philosophicus
Thomisticus, Torino, Marietti, 1948, t. I, Lógica, L. II, cap. IV, p. 20 y ss.
175
Ibid.
176
Ibid.
177
Ibid.
178
Vid. Fundamentos Antropológicos, n. 1, “El hombre: persona”.
179
Vid. nota 174.
180
Ibid.
181
Ibid.
182
Ibid.
216
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
183
R. JOLIVET, op. cit., p. 77.
217
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
184
“Como el amor tiene por objeto el bien, según la diversidad del bien es la diver-
sidad del amor. Hay pues un bien propio del hombre, en cuanto éste es persona sin-
gular, y por lo que respecta al amor que se orienta a este bien, cada uno es para sí el
principal objeto de su amor.
Existe luego un bien común, que corresponde a este o a aquel, en cuanto es parte
de un todo, como al soldado en cuanto es parte del ejército o al ciudadano en cuanto
es parte de la ciudad; y por lo que toca al amor que tiene este bien por objeto, su
principal objeto es aquello en que ese bien existe principalmente, como el bien del
ejército en el jefe y el bien de la ciudad en el rey; por donde entra en el deber del buen
soldado incluso desdeñar su propia conservación para conservar el bien de su jefe,
igual que el hombre, naturalmente, expone el brazo para conservar la cabeza”; SANTO
TOMÁS, Cuestión disputada De Caritate, a. 4 ad 2.
“El bien propio no puede existir sin el bien común de la familia, de la ciudad o del
reino”; S. Th., II-II, q. 47, a. 10 ad 2.
Cf. DE KONINCK, CH., De la Primacía...
218
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
185
Vid. supra, I parte, n. 13.
186
Vid. nota 82 (acto “humano”).
219
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
220
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
c) Finalmente, hay otro tipo de relaciones por las que las partes
relacionadas tienen una referencia directa al bien común. Tales por
ej. la participación política a través del ejercicio inmediato o mediato
del gobierno –a través de la administración pública–, en la sanción y
en el cumplimiento de leyes, en consejos comunales, en actos milita-
res, en el pago u omisión de tasas e impuestos, etc.
187
La relación de amistad es “social”, pero no pertenece a su naturaleza el tener
relevancia desde el punto de vista del Bien Común Político, aunque pueda tenerla.
221
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
las cosas, con otras personas, “partes”, y/o con el bien común de la
sociedad de que se trate. Los ejemplos parecen superabundantes.
Valgan como tales, la propiedad de un automóvil –o su simple uso–,
la compra de un artículo en el comercio, etc.
188
J. J. ROUSSEAU, El contrato social, Libro I, cap. VI, de la edición castellana de
1799, publicada en Londres, reproducida por la ed. Perrot, Buenos Aires, 21961.
189
Como se sigue de Hegel. “Según Hegel, la dialéctica es esa autoevolución del
concepto. El Concepto Absoluto no solamente existe... desde la eternidad, sino que es
el alma actual y vida del universo existente. Se va desarrollando dentro de sí mismo
por los estadios o momentos primeros... que van incluidos en él. Ese Concepto ‘se
enajena’ o sale de sí mismo, al convertirse en Naturaleza. En ese estadio, sin conscien-
222
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
223
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
De una parte, un recién nacido que necesita todo para ser hombre
completo, salvo la existencia y la naturaleza humanas que ya tiene,
pero incompletas; es pues, indigente, necesitado de aquello que
le permita –por un lado– subsistir biológicamente y, por otro, perfec-
cionarse en la línea de lo específico: la inteligencia y la voluntad, o,
de modo más amplio, el espíritu.
224
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
rios que lo van haciendo hábil para buscar lo que necesita, no solo
para la subsistencia biológica individual, sino para el hambre o la
apetencia de su espíritu; pero quizá –o sin quizá– este último campo
de necesidades, rebasa en algo o en mucho la posibilidad de res-
puesta de la madre o el padre. Son otros, y en otros ámbitos de rela-
ción más allá del familiar, con los que y donde encontrará –o no– la
ampliación de la respuesta a su indigencia espiritual que se traduce
en búsqueda ¿es esto real o no?
191
Cada ser busca su perfección por naturaleza, con apetito “natural”.
225
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
192
Todo lo “humano” está signado por la interioridad del hombre. En el caso de las
“relaciones”, también; nacen de la interioridad o terminan en ella.
226
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
1. Visión de conjunto
193
Vid. supra, Prenotandos, II.
194
Vid. nuestro trabajo Esquema tentativo..., ya citado (nota 1), p. 101 y ss.
227
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
195
La palabra griega “Cosmos” significa “orden” y la enorme cantidad de derivados
hace referencia al orden desde muchos ángulos, inclusive el de los adornos y el de la
belleza.
228
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
196
Lo que es evidente. Las sociedades son “todos accidentales”. La sustancialidad
es de la persona, como lo es de otros todos subsistentes en sí mismos.
197
De las que nos hemos ocupado en la Primera Parte (Fundamentos antropológi-
cos).
229
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Lo que más atrás hemos llamado “todo moral”, siendo las “par-
tes” realmente diferentes y con realidad sustancial, se funda en el
fin, que exige la ordenación recíproca de las partes con relación a la
consecución de aquel y a su mantenimiento como bien logrado y po-
seído.
230
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
198
Es decir que de ninguna manera se excluye de la finalidad del matrimonio, el
mutuo perfeccionamiento, sino se lo supone, como se ve más adelante (punto 2.2.f).
231
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Así nace, así nacemos: hombres sin las capacidades actuales que
competen, por naturaleza, a un hombre; imperfectos... pero perfecti-
bles; y con un movimiento, una apetencia natural de lo que perfec-
ciona, de aquello que completa al hombre salvando su indigencia.
De ahí que:
199
‘‘...Non enim intendit natura solum generationem prolis, sed traductionem et
promotionem usque ad perfectum statum hominis in quantum homo est, qui est status
virtutis”; SANTO TOMÁS, S. Th., Suppl., q. 41 a. 1; y agrega en ad 4: “natura non
tantum intendit esse in prole, sed esse perfectum”.
232
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
200
Vid. nota anterior.
201
Cf. A. MILLÁN PUELLES, La formación de la personalidad humana, Madrid, Rialp,
1963.
202
Téngase presente que la noción de “Bien Común” es una noción análoga.
203
Vid. supra, I (dimensiones relacionales).
233
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Por eso, al fin natural del matrimonio ya señalado, hay otro fin
que le está intrínsecamente vinculado: el de la mutua y recíproca per-
fección de los cónyuges. Esta plenitud se logra, a la vez que mani-
fiesta a través de la conducta, lo que supone que, en la relación es-
poso-esposa, haya un influjo intencional recíprocamente per-
fectivo, que es también educación de los cónyuges en tanto que
tales y por consiguiente como personas; y esta “educación conyugal”
supone el necesario proceso de autoeducación de cada uno, subor-
dinado a la consecución del bien del otro y del bien común familiar.
Pero no basta.
234
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
204
Vid. nota 199.
205
Se trata de la Patria Potestad, por lo menos, de un aspecto.
206
“Los padres pueden vindicar para sí, como un derecho exclusivo, el oficio de
educar a sus hijos en cuanto es natural. Por la misma naturaleza, este oficio ha sido
encomendado sólo a los padres, de un modo especial, y por una razón de ellos propia,
a saber, de tal modo que dicho oficio se funda en el fin primario del matrimonio y en
la relación natural de los padres con sus hijos. Luego, el derecho de ejercer este oficio
pertenece exclusivamente a los padres. Por la condición natural de la misma educa-
ción, especialmente de la educación moral, pertenece también a los padres.
Si alguien, fuera de los padres, pudiese, por derecho propio, inmiscuirse en el dere-
cho de educar, no podría ya existir la unidad interna de dirección, tan necesaria
para la educación; más aun, podría ser que la formación transmitida por los padres,
perdiese sus efectos, a causa de otra tal vez contraria, y todo esto sucedería, no acci-
dentalmente, sino (estando a nuestra hipótesis), por fuerza del derecho natural. Y esto,
evidentemente, es contrario al orden natural”; TH. MEYER, Institutionis Iuris Naturalis,
Friburgo, 1909, citado por E. PAVANETTI, Monopolio escolar y libertad de enseñanza,
Montevideo, 1955.
235
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
“El hijo es naturalmente algo del padre (...); ...así es también de derecho natural que
el hijo, antes de tener uso de razón, esté bajo la protección de sus padres. De donde
sería contra la justicia natural substraer al niño, antes del uso de razón, del cuidado de
sus padres o determinar algo acerca de él, contra la voluntad de los mismos”; SANTO
TOMÁS, S. Th, II-II, q. 10, a. 12.
“El padre carnal participa singularmente de la razón de principio, la que de un modo
universal se encuentra en Dios... El padre es principio de la generación, educación,
disciplina y de todo cuanto se refiere al perfeccionamiento de la vida”; SANTO TOMÁS,
S. Th., II-II, q. 102, a. 1.
La Iglesia Católica siempre ha sostenido esta doctrina. A título de ejemplo:
“Los hijos son algo del padre y una como extensión de la persona paterna; y si
queremos hablar con exactitud, ellos no entran directamente, sino por medio de la
comunidad doméstica, en la que han sido engendrados, a formar parte de la sociedad
civil”; LEÓN XIII, encíclica Rerum novarum, 15 de mayo de 1891, en Acta Sanctae
Sedis 23 (1890-1891) pp. 641-670.
“A la familia en el orden natural, comunica Dios inmediatamente la fecundidad,
principio de vida y consiguientemente principio de educación para la vida, junto con
la autoridad, principio de orden”; PÍO XI, encíclica Divini illius Magistri, 31 de diciem-
bre de1929, Acta Apostolicae Sedis 22 (1930) pp. 49-86, punto 3.
“La familia tiene pues, inmediatamente, la misión, por tanto el derecho de educar a
la prole, derecho inalienable por estar inseparablemente unido con la estricta obliga-
ción, derecho anterior a cualquier derecho de la sociedad civil y del Estado, y por lo
mismo inviolable por parte de toda potestad terrena”; ibid.
En el mismo sentido, vid. CONCILIO VATICANO II, Declaración Gravissimum educa-
tionis, n. 3. Cf. A. MILLÁN PUELLES, La formación de la personalidad humana, Madrid,
Rialp, 1963; J. MESSNER, op. cit., p. 598; J. LECLERCQ, La Familia, Barcelona, Herder,
1961, p. 333 y ss.
207
Ibid.
208
Cf. A. F. UTZ, Ética social, t. II, cap. III, p. 90 y ss.; p. 133; J. MESSNER, op. cit.,
p. 461 y ss.; J. LECLERCQ, ibid.
236
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
237
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
209
Sobre la naturaleza subsidiaria de la Escuela y su misión co-operadora, vid. nues-
tro Esquema tentativo…, p. 199 y ss.
210
Vid. notas precedentes.
211
Esa indeterminación es la raíz próxima del libre arbitrio, vid. nota 68.
212
Esto es, presidida por la prudencia paterna.
238
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
239
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
240
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
241
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
213
Nos referimos a todos aquellos que desempeñan una función educadora subor-
dinada a la de la Familia. Vid. nuestro trabajo Esquema tentativo..., cap. V.
242
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
214
Sobre el papel de las circunstancias, véase SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 7.
215
Vid. Esquema tentativo..., p. 119 y ss.
216
Sobre Dios como Bien Común véase CH. DE KONINCK, De la Primacía...
243
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
244
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Las relaciones de cada sujeto con cada uno de los “todos” o so-
ciedades de la que es miembro, configuran verdaderas dimensio-
nes humanas concretas, específicamente diferentes, por cuanto
son dimensiones de cada uno edificadas sobre la relación real que
existe entre él –sujeto– y el bien de cada sociedad (término). Por
lo que, cuando estos bienes sean específicamente diversos, lo serán
también aquellas relaciones con los otros miembros de cada
una de ellas en función de cada bien común. Estas relaciones, todas,
integran concretamente a cada persona, como accidentes rea-
les; y exigen, por tanto, ser plenificadas o la existencia de condiciones
subjetivas y objetivas para poder plenificarse.
245
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
217
Vid. R. CALDERÓN BOUCHET, Sobre las causas del Orden Político, Mendoza, Fa-
cultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo, 1973; editado
nuevamente en Buenos Aires, ed. Nuevo Orden, 1976.
246
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
218
Vid. nuestro trabajo Acerca de la educabilidad, ya citado.
247
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
219
En sentido aristotélico de “causa material”.
248
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
relaciones de distinta especie que suponen a las primeras, sin que ello
signifique que aquella “anterioridad” tenga sentido temporal sino on-
tológico.
249
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
250
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Esto quiere decir que cada persona, en tanto que tal, tiene dimen-
siones sociales educables que son específicamente diferentes entre sí
y respecto a la dimensión política. Y son educables, tanto por los pre-
supuestos personales necesarios para cada tipo de conducta des-
de el ángulo de las facultades inicialmente incapaces: la inte-
ligencia, la voluntad, la afectividad y, en general toda la interioridad
de cada sujeto en relación con los objetos –cada bien común–, cuan-
to por los hábitos específicamente diferentes que son necesarios
para conductas que también lo son en virtud de la diferencia es-
pecífica de los bienes comunes que se intentan conseguir222. Cada
220
Vid. JUAN DE SANTO TOMÁS: “...quod non sit omnino determinata, sed habeat
aliquam indifferentiam…”; Cursus Philosophicus Thomisticus, t. I, II parte, q. I, a. II.
221
Ibid.
222
Insistimos en la analogía del concepto de “Bien Común”; así como en la simul-
tánea ordenación moral a varios bienes comunes por parte de la misma persona.
251
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
252
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
253
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
tro interior personal. Esto, por otra parte, muestra la inseparable re-
lación del tema con el de la causalidad eficiente y el de la formal.
254
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
255
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
223
El Bien Común Político es la mejor garantía del bien particular legítimo... “porque
el bien propio no puede existir sin el bien común de la familia, de la ciudad o del
Reino”; SANTO TOMÁS, S. Th., II-II, q. 47, a. 10 ad 2. Cf. nota 184.
256
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
224
Es decir, un orden en su interioridad y su conducta, en este caso, referido al Bien
Común Político. La expresión pertenece a Santo Tomás: In X Libros Ethicorum, L. 1,
lect. 1, 1.
257
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
225
Sobre la necesidad de la prudencia en el orden político, vid. L. E. PALACIOS, La
Prudencia Política, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1946.
226
La expresión “unidad dinámico-moral” ... se refiere a la unidad, por el orden,
de las conductas de diversos sujetos, que concurren para la consecución del Bien Co-
mún Político.
258
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
259
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Aquellas, las “partes” del “todo moral político”, son partes, sí,
pero libres, con la capacidad de autoordenación, tanto para querer
ser partes del todo moral político y por su Bien, como para opo-
nerse a él; sea por preferir otro bien menor –familiar, individual, co-
mercial, etc.–, sea por el bien de otra comunidad política, lo que
recibe el nombre de traición.
260
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
227
“...Et quia lex ad hoc datur, ut dirigat actus humanos, inquantum actus humani
operantur ad virtutem, in tantum lex facit homines bonos”; SANTO TOMÁS, S. Th., I-II,
q. 92, a. 1 ad 1. “...Unde manifestum est quod hoc sit proprium legis inducere subie-
ctos ad propriam ipsorum virtutem. Cum igitur virtus sit quae bonum facit habentem,
sequitur quod proprius effectus legis sit bonos facere eos quibus datur, vel simpliciter,
vel secundum quid. Si enim intentio ferentis legem tendat in verum bonum, quod est
bonum commune secundum divinam iustitiam regulatum, sequitur quod per legem,
homines fiant boni simpliciter...”; S. Th., I-II, q. 92, a. 1.
228
Ibid.
229
Ibid.
261
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
230
Vid. nota 184.
231
Sobre Dios como Bien Común véase el estudio de CH. DE KONINCK en la obra
citada (De la Primacía...); y, del mismo autor, “In Defence of Saint Thomas…”.
262
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
232
Vid. nota 206; cf. nuestro Esquema tentativo..., cap. V.
263
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
233
“El bien propio del hombre debe ser entendido de diversas maneras. Porque el
bien propio del hombre en cuanto hombre, es el bien racional. El bien del hombre, en
cambio, en cuanto artífice, es el bien del arte; y así también, en cuanto político, su bien
es el bien común de la Ciudad”; SANTO TOMÁS, Cuestión disputada De Caritate, a. 2
c., citado por CH. DE KONINCK, De la Primacía..., p. 41.
234
CH. DE KONINCK, ibid., pp. 46-47.
264
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
que toca al amor que tiene este bien por objeto, su principal objeto
es aquello en que ese bien existe principalmente…”235.
235
SANTO TOMÁS, Cuestión disputada De Caritate, a. 4 ad 2.
236
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 92, a. 1 ad 3. La cita de San Agustín en Confesiones,
L. III, cap. 8.
237
Vid. supra, Primera Parte, I, 8: Multiplicidad de dimensiones.
238
SANTO TOMÁS, S. Th., II-II, q. 47, a. 10 ad 2; la cita de Valerio Máximo en Fac-
torum et dictorum memorabilium, L. 4, cap. 4.
265
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Claro está que, como apuntar a los bienes comunes, por ende al
Bien Común Político, implica conducta y esta significa autoconduc-
ción, la cual supone inteligencia de fines y medios y voluntad que los
quiere rectamente, puede acontecer –por la defectibilidad propia del
hombre– que no se busquen aquellos bienes y, por tanto, la perfec-
ción propia: “la naturaleza sensible nos inclina hacia el bien sensible
y privado; la intelectual tiene por objeto lo universal y el bien bajo la
razón misma de bien, la cual se encuentra principalmente en el bien
común. El bien de la inteligencia, de donde el hombre contrae su
dignidad de hombre, no está empero garantizado por la natu-
raleza misma del hombre. La vida sensitiva es la primera en nosotros:
no podemos atender a los actos de la razón más que pasando por la
sensibilidad, la cual tiene en este respecto, razón de principio. Mien-
tras el hombre no es rectificado por las virtudes cardinales
que debe adquirir, está atraído principalmente por el bien privado,
en contra del bien de la inteligencia. Existe para el hombre, incluso
considerado en el orden puramente natural, una libertad de contra-
riedad que le hace defectible por sí en relación con su fin puramente
natural. Para hacer valer su dignidad debe subordinar su bien
privado al bien común”239.
239
CH. DE KONINCK, De la Primacía..., pp. 74-75.
266
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Claro está que, así como cada hombre puede rechazar un bien de
la totalidad de su persona, prefiriendo otro inferior que lo es solo desde
240
Ibid., pp. 75-76. Cf. SANTO TOMÁS, C. Gent., III, c. 109.
241
Ibid., p. 89-90; cf. pp. 91-92; 93-94; SANTO TOMÁS, S. Th., I, q. 5, a. 1 ad 1.
267
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
242
Ibid., pp. 54-55.
243
Ibid., p. 53.
244
Ibid., pp. 53-54.
245
Ibid., pp. 54-55.
246
Ibid.
247
Ibid.
248
Ibid., p. 57; cita a SANTO TOMÁS, Cuestión disputada de Spiritualibus Creaturis,
a. 8 c.
268
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
C. Proyección pedagógica
249
Vid. nuestro trabajo Acerca de la Educabilidad.
250
La relación entre la verdad práctica y la rectificación del querer ha sido excelen-
temente puesta de relieve por Santo Tomás: “...ninguna virtud moral puede darse sin
la prudencia, pues es propio de la virtud moral –ya que es hábito electivo– hacer rectas
elecciones. Pero una recta elección requiere, no solamente inclinación al fin debido
–inclinación que es el resultado directo del hábito de la virtud moral–, sino también
elección directa de los medios en orden al fin; y esto lo hace la prudencia, que acon-
seja, juzga e impera los medios ordenados al fin. Igualmente, no se puede tener pru-
dencia, sin tener virtudes morales; pues la prudencia es la recta norma de las virtudes
morales, y procede, como de principios, de los fines de las acciones humanas, a las
cuales el hombre se ordena rectamente gracias a las virtudes morales. De ahí que (...)
tampoco podemos tener prudencia sin virtudes morales...”; SANTO TOMÁS, S. Th., I-
II, q. 65, a. 1. “...Las inclinaciones naturales no tienen perfectamente razón de virtud
si falta la prudencia”; ibid., ad 1. “De ahí que toda la materia de la virtud moral caiga
bajo la razón de prudencia”; ibid., ad 3. “...Las virtudes morales dependen de la pru-
dencia, porque el apetito en cierto modo mueve la razón y la razón al apetito, como
hemos dicho”; ibid.
251
Téngase presente el ángulo desde el que estamos considerando la cuestión. Por
supuesto que se trata de un uso de la libertad en función de las obligaciones emer-
gentes de todos los bienes necesarios para la perfección del hombre, comenzando
269
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
con el Bien Común Último, Dios, y hasta el bien singular que la persona debe asegurar
a sí misma, pasando por todos los otros bienes comunes que le son necesarios, ya sea
por su naturaleza, ya por su condición concreta de hombre, que incluye múltiples re-
laciones.
252
Estos emanan de su racionalidad –naturaleza– en la que está necesariamente
enraizada su politicidad.
270
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
los sujetos sino también del diferente ángulo de cada uno en su rela-
ción con el bien común. Cada proyección dinámico-social, cada con-
ducta con relevancia sociopolítica, implica, por consiguiente capaci-
dades cualitativas diferentes y, por tanto, una educación dife-
renciada.
253
Vid. nuestro trabajo Esquema tentativo..., cap. VI.
271
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
254
Vid. supra, II. B. 2 (La familia. El orden objetivo socio-familiar), y especialmente,
notas 199 y 206.
272
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
255
Vid. nuestro trabajo Esquema tentativo..., cap. IV
273
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
256
Vid. la obra ya citada de CH. DE KONINCK, como también su extenso trabajo “In
Defence of Saint Thomas...”, p. 9 y ss.
257
La virtud de santidad “...es, sin embargo, en cierto modo, virtud general por
imperar a todos los actos de las virtudes al bien divino, al modo como la justicia legal
es general por ordenar los actos de las virtudes al bien común”; SANTO TOMÁS, S. Th.,
II-II, q. 81, a. 8 ad 1.
La virtud de religión “... impera a todas las demás virtudes”; S. Th., II-II, q. 81, a. 4
ad 1. Ídem ad 2.
274
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
258
Vid. A. GARCÍA VIEYRA, Ensayos..., cap. VII: “El naturalismo pedagógico”.
275
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
276
III. FUNDAMENTOS ÉTICOS
A. Ubicación del problema: el hombre “ser moral”
279
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
280
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
259
SANTO TOMÁS, In X Libros Ethicorum, L. I, lect. I, n. 1 (ver texto en nota 62).
260
Ibid.
281
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Así, por este tipo de actividad se ordenan los materiales con los
que se construye una casa, los que han de constituir un reloj, una
mesa, una sinfonía, una escultura, un postre. Es el orden propio del
“arte”, en el sentido amplio del término (artes útiles, artes bellas; ar-
tesano, artista). “Lo que se ordena” es lo externo, la obra que, con-
cluida, constituye “lo ordenado”, la obra del arte.
282
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
261
Vid. J. MARITAIN, Siete lecciones sobre el ser, Buenos Aires, 1944, 5ª y 6ª leccio-
nes; R. GARRIGOU LAGRANGE, El realismo del principio de finalidad, Buenos Aires, 1949.
262
Ibid.
263
Vid. nota 82.
283
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
264
“Ad hoc autem quod fiat aliquid propter finem, requiritur cognitio finis ali-
qualis...”; SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 6, a. 1. El subrayado es nuestro. Es conveniente
leer toda la cuestión.
Recomendamos al lector el artículo “Acte humain”, del Padre A. GARDEIL en el Dic-
tionnaire de Théologie Catholique, Paris, ed. Letouzey et Ané, 1909, t. I, columnas
343 a 345.
265
Ibid.
284
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
266
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 11, a. 4 in c.; ibid., ad 3; q. 12, a. 2 ad 4.
267
SANTO TOMÁS, S. Th. I-II, q. 11, a. 2 ad 3. Es un acto previo a la intención.
285
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
268
Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 14.
286
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
269
Ibid., q. 7. Es importante conocer este análisis que realiza Santo Tomás acerca
de las circunstancias.
287
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
270
Como que son accidentes del acto humano y, por consiguiente, constitutivos de
su realidad; ibid., a. 1.
271
Ibid., q. 13, in c.; ad 2.
272
Ibid.
288
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
273
Ibid., a. 6. Nótese el fundamento objetivo de la elección (libre).
289
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
6. [Ejecución]
274
Presupone un acto de voluntad, vid. SANTO TOMÁS, S. Th., I-II q. 17, a. 1; a. 4;
a. 5; A. GARDEIL, artículo citado.
275
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 16, a. 1; a. 4; q. 17, a. 3 ad 1 y ad 3; A. GARDEIL,
op. cit.
276
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 16 y q. 17, a. 9; A. GARDEIL, op. cit.
290
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
291
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Las relaciones, con las instituciones, con las personas, con las co-
sas, no solo pueden ser consideradas como “dimensiones”, no solo
“enmarcan” o canalizan actos, sino que tienen como consecuen-
cia accidentes que “cualifican” configurando al sujeto como
son los “objetos” de conocimiento, o los hábitos, etc.
Ahora bien; en el caso de los actos y de los hábitos, son los ob-
jetos los que los especifican, así como en las relaciones, supuesto
el mismo sujeto, son los términos. De allí que lo formal-esencial –por
292
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
277
ARISTÓTELES, Tratado del alma (De Anima), L. IV.
293
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
los que es o puede ser no sólo sujeto sino también agente responsa-
ble.
294
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
1. El problema moral
295
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
278
Ver notas 96 y 97.
296
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
279
Ver textos en notas 82 y 118.
297
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
3. El querer recto
280
Hablamos sólo de las naturales. Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 49, aa. 1 y 2
(el hábito: cualidad); a. 3 (ordenación al acto) y a. 4 (necesidad de los hábitos); q. 50,
a. 5 (en la voluntad); q. 51, aa. 2 y 3 (causado por actos). Respecto a las virtudes
naturales, en general, véase el magnífico tratamiento, ibid., qq. 55 a 61.
298
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
4. La norma moral
281
Ibid., q. 56, a. 4 y q. 61, a. 2.
282
Ibid.
283
Ibid., q. 59.
284
Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 90; q. 91, a. 7; q. 93, a. 3; q. 94, a. 2; q. 95, a.
1; cf. V. CATHREIN, Philosophia Moralis, Friburgo Brisgovia-Barcelona-Roma, 211959,
I, cap. V, especialmente pp. 147-148; p. 153 y ss.; F. PUY, Lecciones de Derecho
Natural, Santiago de Compostela, ed. Porto, 1967, t. I, p. 147 y ss.; L. TAPARELLI,
Ensayo Teórico de Derecho Natural, Madrid, 1884, t. I, L. I, cap. V, p. 65 y ss.
299
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
285
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 90, a. 1; q. 91, a. 2.
286
“He aquí pues, el primer precepto de la ley: es preciso hacer el bien y evitar el
mal; y sobre este se fundan todos los otros preceptos de la ley natural, de tal suerte
que todas las cosas que es necesario hacer o evitar derivan de los preceptos
de la ley natural, en tanto que la razón práctica los aprehende naturalmente como
bienes humanos (...)”; “...el orden de los preceptos de la ley natural sigue el orden de
las inclinaciones de la naturaleza (...)”; SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 94, a. 2.
300
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
5. La conciencia moral
301
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
287
Vid. Dom O. LOTTIN, op. cit.
288
Vid. D. VON HILDEBRAND, Moral auténtica y sus falsificaciones, Madrid, Guada-
rrama, 1960.
289
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 49 y ss.
290
Ibid.
302
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
291
“Toda potencia, indiferente para obrar de diversos modos, requiere por necesi-
dad algún hábito que la disponga rectamente a su acto”; SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q.
50, a. 5 in c.
292
Ibid., a. 3.
303
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
293
Ibid., q. 54, aa. 2 y 3.
294
Ibid., a. 2 ad 1 y ad 3.
295
Ibid., q. 55, a. 1; q. 56, a. 3.
296
Ibid., q. 56, a. 3.
297
Ibid.
298
Ibid.
304
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
299
“Como el fin de la vida humana exige que nuestro apetito se incline y use de
medios o bienes concretos, a los cuales no dice una relación necesaria, se ve la nece-
sidad de que en las facultades apetitivas haya ciertas cualidades determinantes, las
cuales se llaman hábitos”; SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 50, a. 5 ad 1; “...Este bien se
diversifica de muchas maneras. De ahí que la voluntad necesite una determinación
por medio de hábitos para inclinarse con facilidad y prontitud al bien de la razón”;
ibid., ad 3. Vid. nota 291.
300
SANTO TOMÁS, S. Th. I-II, q. 56, a. 3.
301
Ibid., I-II, q. 57, a. 1; a. 2.
305
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
302
Ibid., I-II, q. 57, a. 4; a. 5; a. 6; q. 61, a. 3. Vid. el tratado especial sobre la
prudencia en II-II, qq. 47 a 56.
303
Ibid., I-II, q. 56, a. 6; II-II, qq. 57 a 79, especialmente q. 58; II-II, q. 123, a. 12.
304
Ibid., I-II, q. 56, a. 4; q. 60, a. 5; q. 61, a. 3; II-II, q. 141, a. 4; q. 142, a. 1. Vid.
el tratado sobre la templanza en II-II, qq. 141 a 170.
305
Ibid., q. 60, a. 5; q. 61, a. 3; q. 123, a. 12; aa. 5 y 6. Vid. el tratado sobre la
fortaleza en II-II, qq. 123 a 140.
306
Ibid., q. 57, a. 3; a. 4.
307
Las palabras arte y artístico están tomadas en sentido amplio (artes bellas; artes
útiles). Ver el sentido supra, en III, A. 1, al comienzo de los Fundamentos éticos.
306
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
308
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 57, a. 3 ad 2; q. 56, a. 3; q. 57, a. 5 ad 1.
309
Ver el tratado sobre la prudencia, S. Th., II-II, qq. 47 a 56; L. PALACIOS, op. cit.
310
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 56, a. 3; q. 57, aa. 4 y 5; q. 58, a. 5; q. 65, a. 1.
311
Ibid. Vid. también q. 65, a. 1 in c. y ad 3.
307
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
308
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
309
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Pero puede ocurrir (...?), que mi intención sea otra: usar ese acto
externo, para que quienes me ven me juzguen generoso. El fin per-
seguido desde la interioridad (objeto de la intención: finis operantis)
no coincide con el objeto del acto externo (finis operis). Pues bien, el
acto moralmente bueno exige esa congruencia y que ambos fines (del
acto externo e interno) sean buenos; de lo contrario el acto total, el
acto humano completo, está moralmente fallido: tiene un ingrediente
malo. Como el vino o un postre con un ingrediente inadecuado o
ausente resulta malo: bonum ex integra causa; malum ex quocumque
defectu; principio moral, éste, con profundo sentido ontológico.
310
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
311
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
El pizarrón que tengo delante de mis ojos ¿está escrito o no? Las
dos respuestas posibles no pueden ser verdaderas al mismo tiempo:
son contradictorias. Hay algo, una realidad objetiva, externa e in-
dependiente de mí que impone la respuesta: una respuesta en mi
juicio que sea acorde con esa realidad.
Puede ser que sea delito hasta tal día escribir las paredes y desde
ese día no. Pero eso pertenece a cierto ámbito de la ley positiva que
no viene exigido por la naturaleza humana ni la compromete. Puede
hasta un momento ser indiferente y permitido entrar en un país con
una máquina computadora, libremente; y, desde cierto momento no
ser permitido y constituirse en un hecho ilícito, en contrabando. Tam-
bién esto pertenece a cierto nivel de las regulaciones de la ley positiva
que no vienen pre-establecidas por la naturaleza humana. Pero la
finalidad del encuentro conyugal, por naturaleza, es anterior a la
decisión libre del hombre; se trata de una teleología que viene con
la naturaleza humana, de la que forma parte. De ahí que el arbitrio
312
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
313
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
314
SEGUNDA PARTE
312
Nos colocamos, al decir auxilio, en el ángulo de la causalidad eficiente (hétero y
autoeducación).
317
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
318
I. EL PROBLEMA DE LA FINALIDAD
EN EDUCACIÓN: PRESUPUESTOS
EL PROBLEMA DE LA FINALIDAD
EN EDUCACIÓN: PRESUPUESTOS
1. Naturaleza y finalidad
321
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
1.3.a. Ante todo nos interesa señalar que el hombre se nos pre-
senta como un ser vivo, por consiguiente con un dinamismo in-
trínseco, que, con una materia organizada mediante el mismo
dinamismo vital, aparece con las operaciones propias de todo ser
vivo, con las que son propias de los animales –sensibilidad y apeten-
cia– y con operaciones específicas y exclusivas. Estas últimas nos re-
velan, a la vez que una dependencia de su materialidad, un grado de
inmaterialidad propio de un ser espiritual; esto es, nos lo muestran
como un ser cuya naturaleza incluye, como lo distintivo y específico,
la espiritualidad. Materia organizada, movimiento vital vegetativo,
sensibilidad y espiritualidad revelada por los objetos y las operacio-
nes que manifiestan su dinamismo específico, complejidad y, sin
embargo, con unidad entitativa: he ahí las primeras características
que surgen de una consideración antropológica objetiva.
313
Vid. J. MARITAIN, Siete lecciones sobre el ser, 5ª y 6ª lecciones.
322
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
lidad: del bebé al hombre adulto; por otro, tiende a proyectarse hacia
algo que no es él ni está en él; hacia algo que está más allá y para lo
cual pareciera estar estructurado; tiende a relacionarse con objetos
que justifican algo de su estructura, objetos que lo actualizan y con
respecto a los cuales se nos aparece como un “ser relativo a…” o
como lo hemos dicho en otra parte314, se nos aparece como un ser
cuya actualización depende de que entre en relación actual con ob-
jetos determinados. La actualización de la vista depende de que entre
en relación con objetos coloreados e iluminados (por la vista, el hom-
bre –como el animal– aparece como un ser relativo al color); la ac-
tualización de la inteligencia depende de que entre en relación actual
con un objeto inteligible, y la de su voluntad, de la relación actual
con un objeto del querer. Podríamos entonces preguntarnos ¿y la ac-
tualización total del hombre, aquella que lo haga plenamente, per-
fectamente hombre, dependerá de que entre en relación con qué ob-
jeto u objetos de conocimiento y querer?315. Pregunta ésta que está
referida a los fines objetivos de la vida humana, de la estructura
esencial del hombre, del dinamismo humano.
314
Vid. del autor Acerca de la educabilidad, ya citado: Perfectibilidad con actuación
de dependencia objetiva, pp. 15 a 17.
315
Problema fundamental de la Ética: el fin último objetivo –finis qui– del hombre.
Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, qq. 1-5. Asimismo, la “Introducción general” a la Se-
gunda Parte de S. Th. por Santiago M. Ramírez, en la ed. BAC, Madrid, 1954 (22012),
t. IV, pp. 2-61, y las “Introducciones” de Teófilo Urdanoz a las cuestiones citadas, pp.
75-98; 118-130; 151-162; 185-196; 218-231, en ese mismo tomo.
323
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
1.3.d. Por otro lado, se nos aparece como un ser que, en esta
permanente no-quietud, en este transitar hacia objetos que están más
allá de su piel, está, desde un punto de vista, determinado, y, desde
otro punto de vista, no-determinado, esto es, como un ser libre.
316
A. WILLWOLL, Alma y espíritu, p. 43 y ss.; p. 76; p. 90 y ss.
317
Si bien hay distinción real entre la voluntad y el espíritu, no deja de ser el mismo
espíritu el que se proyecta por uno de sus poderes. Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., I, q. 54,
a. 1; a. 3 y q. 77, a.1; Cuestión disputada De Anima, art. 12. Cf. A. WILLWOLL, op.cit.,
p. 144; p. 167; C. FABRO, L’anima, cap. II, punto III; cap. III, p. 150 y ss.
324
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
318
Vid. Y. SIMON, Traité du libre arbitre, p. 38 y ss.
319
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 10, a. 2; Y. SIMON, ibid., cap. VI; C. FABRO, L’anima,
p. 130 y ss.
320
SANTO TOMÁS, ibid.; JUAN DE SANTO TOMÁS, Cursus Philosophicus, Naturalis
Philosophiae, IV, pp. 12. 14.
321
...y su raíz remota la indiferencia del juicio. Vid. Y. SIMON, ibid., y p. 117 y ss.
Vid. nota 8.
325
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
326
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
pende de la voluntad que quiere tal fin y por eso quiere tal medio
que se ha juzgado como idóneo. Pero ¿qué ocurre si frente a un bien
particular que es juzgado como tal y como perfectivo y propuesto
como fin de una actividad, aparece otro bien –por tanto apetecido–,
otro fin, con plena conciencia de que desde algún otro punto de
vista no es bien, no es plenificador, y sin embargo, es apetecido con
más fuerza que el primero?
327
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
328
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
329
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
otro lado, los factores objetivos, trans-subjetivos que han incidido so-
bre aquellas. Está condicionado, por tanto, por el ambiente sociopo-
lítico, económico, cultural y familiar, cuyos ingredientes van contri-
buyendo a la formación de una mentalidad característica y perso-
nal, a modo de óptica subjetiva para mirar el mundo, a los otros, a sí
mismo y las relaciones con “lo otro”; condicionado por las conductas
objetivas de otros entre las que se va insertando la propia; condicio-
nado por, como algunos lo llaman, “el momento histórico” en que
vive, con todas las circunstancias que implica. Pero, recordemos lo
dicho, decir condicionado no significa decir “determinado”. He ahí,
parcialmente al menos, nuestra diferencia con las concepciones his-
toricistas. Ya hemos señalado desde qué punto de vista está determi-
nado y desde cuál otro no lo está y es libre… o liberable.
330
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
331
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
esa relación moral significa una actitud, una conducta, una determi-
nada ordenación que puede ser perfectiva o imperfectiva. Depende
pues el hombre, para su plenitud, de que esa relación con las cosas
cumpla determinados requisitos, determinadas exigencias. A veces,
esa relación con las cosas implica simultáneamente relación con otro
u otros hombres y/o con un bien común. Y las exigencias morales
de que el hombre concreto depende para su perfección, surgen de la
múltiple relación con las cosas, con el otro u otros, también con-
creto(s), y/o con el bien común.
En esa relación “moral” con las cosas también hay un orden “de-
bido”, perfectivo, de cuyo cumplimiento “depende” el hombre para
su perfección; y hay –puede haber– una relación imperfectiva.
332
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
333
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
334
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
2.3. Optamos, pues, por señalar los fines del hombre que, previo
examen de su estructura y dinamismo, explican a estos últimos según
nuestro criterio, y les dan sentido, indicando las fuentes bibliográficas
que nos sirven de apoyo322.
322
Vid. nota 4. CH. DE KONINCK, De la Primacía...; “In Defence of Saint Thomas...”,
ya citados; J. MESSNER, Ética Social, Política y Económica...
323
Ibid.
324
Ibid.
325
Ibid.
326
Ibid.
335
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
336
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
337
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
338
II. LOS FINES UNIVERSALES
DE LA EDUCACIÓN
LOS FINES UNIVERSALES
DE LA EDUCACIÓN
341
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
que pasa. Mirando, pues, aquello que, en cada hombre lo hace tal,
la esencia o naturaleza humana, con los caracteres, deficiencias,
dimensiones que le son inherentes y, por consiguiente, universales,
resulta evidente que, así como podemos hablar de fines del hombre,
de la naturaleza dinámica del hombre, así también podemos hablar
de fines universales de la educación. Mirando el hombre desde sus
peculiaridades individuales, constitutivas, evolutivas, relaciona-
les concretas, podemos hablar de fines diferenciados, en la medida
en que esas peculiaridades puedan ser “tipificadas”, esto es, lleva-
das a un cierto plano de universalidad.
327
Sobre esto último, vid. nuestro trabajo “Posibilidad de considerar la educación
como un arte”, Philosophica 1 (Valparaíso, 1978) pp. 219-233; ponencia presentada
en la Semana de Estudios Tomistas de Valparaíso, Chile, año 1974.
342
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
2.2. Metodología
328
Vid. nuestro trabajo Esquema tentativo, cap. IV, pp. 77 y ss., mencionado en
nota 3.
343
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
344
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
329
No desconocemos la complejidad del problema que significa determinar los lími-
tes de lo normal y lo anormal en lo humano.
330
“Posibilidad de considerar la educación como un arte”, mencionado en nota 327.
345
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
346
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Claro está que se puede preguntar cuáles son esas “aptitudes ad-
quiridas”; qué significa “autoconducirse libre y rectamente”; por qué
y cómo aquellas aptitudes permiten que esta autoconducción se rea-
lice “en todas las líneas de conducta correspondientes a sus dimen-
331
Vid. supra 1.3.f.; g.; h.; i., de esta Segunda Parte: “El problema de la finalidad en
educación: presupuestos”.
347
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
332
Vid. supra 2.2.
333
Santo Tomás no establece explícitamente cuál es el fin de la educación, pero sí
que el matrimonio es el principio, causa de la misma, en varios pasajes; asimismo, que
el fin natural del matrimonio no sólo es la generación de la prole, sino también su
educación, y, explicitando esto último, en algunos textos, en el lugar donde en otros
coloca “educación”, sustituye el término por “... traductionem et promotionem usque
ad perfectum status hominis, in quantum homo est, qui est, virtutis status”; In IV Sen-
tentiarum, dist. 26, q. 1, a. 1, reproducido luego en la S. Th., Suppl., q. 41, a. 1; texto
que encierra una definición de educación, donde aparece el agente (matrimonio), el
sujeto o la materia (prole), el fin (status virtutis) y la acción educativa (traductio et
promotio).
Véase el análisis del tema en A. MILLÁN PUELLES, La formación de la personalidad
humana, Madrid, Rialp, 1963.
348
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
334
Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 49 y ss.; qq. 55 a 67.
335
El plural “conductas” empleado en varias partes de este trabajo hace referencia
a las diversas líneas de operaciones de cada sujeto, de acuerdo a las especies de rela-
ciones, referidas a diferentes bienes: conductas conyugal, filial, paternal, fraternal, ami-
cal, profesional, política, religiosa, etc.
349
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
336
La conducción, que hace que los actos sean “humanos” –no solo del hombre– y
que haya “conducta”, no sólo comportamiento, supone, como punto de partida, cier-
tas aptitudes por parte de la inteligencia, de la voluntad, etc. que, por no ser aptitudes
innatas, constituyen fines de la educación.
337
Las conclusiones de la reflexión pedagógica nos ofrecen un saber normativo,
práctico, del “deber ser”, lo que significa que, en los hechos, quizá no se alcance lo
que se prescribe como fin. En otra parte (vid. nota 327) señalamos cómo el resultado
de la educación es imprevisible, lo que resumimos aquí, en el punto 2.3.a. de la Se-
gunda Parte. Por otro lado, recuérdese que el hombre siempre permanece falible.
338
Desde el ángulo de la concepción cristiana, tres. Véase más adelante, el punto
2.7. de la Segunda Parte de este trabajo: “Finalidad permanente desde el punto de
vista de la educación cristiana”.
350
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Hay, pues, una ordenación vital339 interior, “ad extra”, que debe
ser adecuada, correcta, para que pueda haber plenitud dinámica. Esa
ordenación adecuada, es fin de la educación en la medida en que es
necesaria para una vida plenamente humana, para una conducta
perfecta y perfectiva; y, es evidente, porque no se da espontánea-
mente ni puede ser impuesta desde fuera. Ya se estará quizá pen-
sando, que esa múltiple relación intencional, para que sea ade-
cuada, es decir, perfecta y perfectiva, exige o supone la educación de
la inteligencia (especulativa y práctica; en el orden del obrar y del
339
La palabra “vital” en nuestra exposición, no es sinónimo de biológica, sino que
comprende todos los movimientos de la vida humana, particularmente los que la es-
pecifican, los que están signados por el espíritu.
351
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
352
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
353
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
dan o surgen, bien por la relación con las cosas materiales que ape-
tecemos, poseemos, usamos o hacemos –en tanto artífices– o aun
gozamos o admiramos; bien en tanto somos “partes” de las socieda-
des a que pertenecemos, de lo que resultan las dimensiones referidas
a los bienes comunes, y aquellas que surgen de las relaciones con
quienes con-viven con nosotros en cada una de las sociedades en
que nuestra vida se desenvuelve. Lo que habitualmente se llama
“educación social” está parcialmente incluido en este fin, teniendo
en cuenta que requiere una serie de supuestos, algunos de los cuales
se hallan presentes en otras partes de nuestro trabajo.
354
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
355
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
356
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
340
Como acontece en PAULO FREIRE, sobre todo, en su Pedagogía del oprimido,
Buenos Aires, ed. Siglo XXI, 1972, que representa un avance sobre su libro anterior
(La educación como práctica de la libertad, Buenos Aires, ed. Siglo XXI, 1971), en
donde se puede apreciar perfectamente la aplicación de las tres leyes de la dialéctica
marxista. Vid. notas 99 y 100.
357
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
f. Mentalidad adecuada.
358
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Pero el hombre, que tiene que dirigir su vida entre otros hombres,
en relación con ellos, con las cosas, con los valores; que tiene que
construir su vida conduciéndola, en el mundo y entre los hombres,
necesita de una visión adecuada a la realidad extrínseca y a su
propia realidad como persona. Esa visión objetiva, adecuada y ne-
cesaria –ya lo dijimos– no se da espontáneamente: de allí que la
señalamos como fin de la educación, sin cuyo logro no podrá el edu-
cando conseguir los otros fines que ya hemos señalado ni tan solo los
restantes aspectos de la formación.
341
Vid. trabajo mencionado en nota 314.
342
L. PROHASKA, Pedagogía del encuentro, Barcelona, Herder, 1964.
359
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
343
Vid. sobre el tema el excelente libro de FRITZ MÄRZ, Dos ensayos de pedagogía
existencial, Barcelona, Herder, 1965, sobre todo a partir de la p. 83: Obediencia y
Existencia Personal, y los capítulos siguientes. Sobre la docilidad, véase SANTO TOMÁS,
S. Th., II-II, q. 49, a. 3 in c. y ad 2.
360
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
344
Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., II-II, q. 49, a. 7.
361
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
362
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
363
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
que tiene la vida toda, con todas sus dimensiones, por el solo hecho
de ser “vida humana”?
364
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
345
Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., II-II, qq. 47 a 56.
365
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
346
Vid. supra 2.4.2. (e) y (d) de esta Segunda Parte.
366
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
367
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
347
Sobre que la voluntad puede mover al resto de las potencias, vid. (entre otras),
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 9, a. 1.
368
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Todos estos aspectos (y otros que les están conjugados), que he-
mos enumerado y sucintamente expresado, son fines parciales de la
educación, en cuanto necesarios para lograr una buena capacidad
de prescripción recta, objetiva y perfectiva respecto de los movimien-
tos de la propia vida en cuanto es vida “humana”.
348
Vid. SANTO TOMÁS, S. Th., II-II, q. 49, a. 7.
349
Vid. ibid., q. 51, a. 4.
350
Ibid., q. 51, a. 3.
369
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
351
Vid. O. LOTTIN, Principes de Morale, Louvain, 1946, t. I, p. 148 y ss.
370
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Conviene agregar que los aspectos señalados más arriba acerca del
conocimiento de las normas morales universales y la capacidad para
llegar a una conclusión singular –juicio moral, recto, verdadero– no
son necesariamente aspectos-fines de la educación reservados para
371
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
La conciencia moral debe, por otra parte, ser cierta, esto es, debe
ser un juicio seguro, con una adhesión subjetiva firme que implique
excluir la ignorancia y la duda acerca de la moralidad de la acción
concreta. Adviértase, subrayamos, que la certeza es una actitud sub-
jetiva que supone un juicio por parte de la inteligencia y una adhe-
sión por parte de la voluntad, de tal calidad que se excluyan juicios
o razones probables, acerca de cuál debe ser la conducta concreta en
tales circunstancias concretas, para que sea perfectiva, moralmente
buena. Nuevamente tocamos en esto último la necesidad de la edu-
cación de la inteligencia y la voluntad.
* * *
372
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
352
Vid. supra 1.3.f., g., h., i.
373
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
1. Libertad
374
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
353
Cf. Y. SIMON, op. cit.
375
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
376
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Pues bien; estos y otros hechos que podríamos señalar, nos mues-
tran que nuestras acciones no siempre proceden de una vo-
luntad que elige libremente, guiada por una inteligencia clara,
objetiva, que cumple su función deliberativa y de prescripción del
acto adecuado. Y esto es más común de lo que quisiéramos. Aquel
que vive su vida empujado o arrastrado por sus impulsos afectivos,
no puede decir que es libre y que elige libremente; pero tampoco
puede decir que no lo sea, puesto que tiene la potestad de serlo y
elegir libremente, por naturaleza. Estamos tentados de afirmar que,
en muchos casos, libremente no se quiere ser libre en el mo-
mento de actuar, en el hecho concreto; y, que, incluso, se tiene con-
ciencia de ello, como si se renunciara implícitamente a “liberarse” de
la inclinación que mueve.
377
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
378
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
379
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
2. Posesión de sí (habitual)
380
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
381
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
Sólo a esta posesión de sí, que implica una jerarquía interior, po-
drán seguir conductas ordenadas, previos los actos correspondientes
a los diversos aspectos de la “formación”.
382
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
383
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
cional. Habría que cambiar las cortinas…; las telas con nuevas fibras
sintéticas son preciosas…; ¡pero estamos cambiando de estación, ha-
ría falta una estufa más…!; y los nuevos modelos de zapatos…; y el
coche que se desvaloriza…; y los nuevos muebles de cocina...; y las
maravillosas medias “sutil”…; y las nuevas ollas de acero inoxida-
ble…; y los últimos termocalefones…; y tal bebida, tal jabón, tal
nuevo modelo de abrigo, y mil tales cosas que van entrando en no-
sotros por la propaganda; y cada una despierta una inclinación tras
crear una necesidad: multiplicidad y diversidad de tendencias impo-
sibles de satisfacer... tensiones, angustias, disconformidad, sufri-
miento, neurosis, etc., etc.
384
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Se advierte por qué dijimos que estos tres aspectos, libertad, po-
sesión habitual de sí y ordenación del dinamismo interior –unifica-
ción– son inseparables “in re” para constituir el fin de la educación
que llamamos orden interior, sin el que no serán posibles los as-
pectos-fines de la “formación” ni la “proyección adecuada y perfec-
tiva ‘ad extra’ en las múltiples dimensiones relacionales”, en la mul-
tiplicidad de líneas de conducta.
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FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
mejor disposición la búsqueda de los otros fines así como las situa-
ciones objetivamente desagradables que pueden existir para la pro-
yección adecuada “ad extra”.
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354
SANTO TOMÁS, S. Th., I-II, q. 49 y ss.
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¿Por qué decimos que en el alcance de los otros fines está presu-
puesta, entre varios, la plena capacidad operativa de la inteligencia?
390
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los, no tanto por sí mismas, sino por la relación con sus objetos –que
desde alguna perspectiva también lo son de la inteligencia y de la
voluntad– con las otras potencias. Los ojos del montañés “ba-
queano” distinguen un guanaco quieto donde otros ojos no ven nada
especial; y un habitante de la selva chaqueña “oye” el reptil que se
arrastra entre mil otros sonidos. Así puede entenderse que se hable
de educación visual, de educación musical (auditiva), etc., adquirién-
dose o siendo posible adquirir “canalizaciones”, “agudezas”, que son
verdaderas especificaciones y configuran hábitos de un complejo de
potencias; así también la imaginación de un arquitecto –que nunca
es imaginación sola– tiene la “habilidad” de concebir imágenes con
un sentido espacial que la del hombre común no tiene. Y la memoria
de un experimentado agente de investigaciones policiales –que tam-
poco es sólo memoria– la habilidad de retener y asociar detalles que
quizá escaparían a usted, lector, y a mí.
392
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Actos correctos
393
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Así, cuando observa una madre que uno de sus hijos quiere re-
servar para sí todos los caramelos de un paquete, frente a sus herma-
nos que piden participación; y lo llama y trata de hacerle modificar
su actitud egoísta (medios) y de que comprenda –depende de la
edad– que es mejor dar que recibir, que él mismo vive y tiene porque
recibe de otros que dan y se dan, etc. (medios) está buscando un
acto correcto (fin) y no para una vez, sino para que, en lo posible,
se traduzca en hábitos (fin).
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que hacer que no haya realizado previamente, para que ello acon-
tezca con la libre colaboración del hombre.
355
J. MARITAIN, Tres Reformadores, Buenos Aires, ed. Excelsa, 1945. Asimismo, A.
GARCÍA VIEYRA, Ensayos sobre Pedagogía, especialmente el cap. “El principio autono-
mista”.
356
J. MARITAIN, ibid.
399
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400
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
Cae de su peso, con más razón ahora, lo que dijimos al hablar del
fin último de la educación: “se trata de la plenitud de aptitudes ad-
quiridas que le permiten al hombre autoconducirse libre y recta-
mente, –en todas las líneas de conducta correspondientes a
sus dimensiones concretas– hacia los bienes... (2.3.b.).
401
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402
Cuadro 1
FINES DE LA EDUCACIÓN
403
Cuadro 2
FIN ÚLTIMO DE LA EDUCACIÓN
404
Cuadro 3
FINES DE LA EDUCACIÓN
405
Cuadro 4
406
Cuadro 5
407
III. FINES DE LA EDUCACIÓN
Y OBJETIVOS DE LA ENSEÑANZA
FINES DE LA EDUCACIÓN
Y OBJETIVOS DE LA ENSEÑANZA
(Ver Cuadro 6, pp. 418-419)
411
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Estos objetivos son los más amplios en cuanto significan una for-
mulación inmediatamente vinculada al BIEN COMÚN POLÍTICO y
establecida por quienes tienen la responsabilidad política de lograr
aquel bien.
412
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
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Del mismo modo ocurre con los otros campos de la política edu-
cacional que implican la fijación de objetivos. De allí entonces que se
distinga entre los objetivos de la política educacional y los objetivos
del sistema educativo, que deberán estar subordinados a los primeros
(Cuadro 6, A.3.).
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10. Conclusión
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417
Cuadro 6
Relación de la constelación de objetivos
418
Notas:
(1) Los objetivos de los distintos niveles se subordinan a los del sis-
tema educativo; los de cada nivel, a los del nivel superior con ex-
cepciones (nota 2).
(2) Hay ciertos objetivos de nivel que no están subordinados a los del
nivel superior, sino directamente a los del sistema educativo o
bien a los de la política educativa, o a los fines de la educación,
de modo inmediato. Tales pueden ser los objetivos de una ense-
ñanza artesanal o técnico-profesional en los niveles elemental y
medio, ciertos aspectos de la educación estética, etc.
419
Cuadro 7
Relación de los objetivos de un Instituto
420
ÍNDICES
ÍNDICE DE AUTORES Y NOMBRES CITADOS
A CARDONNEL, J.: 51
CARLOMAGNO: 169
ABRAHAM, L.: 138, 170
CARR, E. H.: 144
AGUSTÍN DE HIPONA (SAN):
CASTRO DELGADO, E.: 147,
169, 199, 265
176
ALLEN, G.: 138, 170
CASTRO, FIDEL: 134
ALONSO MORÁN, S.: 207
CATHREIN, V.: 299
AMALRIK, A. A.: 147
CHAMBRE, H.: 51
ANIZ, C.: 200
CHONCHOL, J.: 132
ARISTÓTELES: 60, 153, 195,
CHURCHILL, W.: 169, 170
281, 293
CIRILO DE ALEJANDRÍA (SAN):
201
B
CLEOPATRA: 169
BABY, J.: 135 COLÓN, C.: 169, 171
BAKUNIN, M. A.: 144, 145 CONCILIO ECUMÉNICO VATICA-
BARREIRO, J.: 133 NO II: 236
BASILIO (SAN): 200 CONSTANTINO: 169
BOCHENSKI, M.: 50 CRISTO (JESUCRISTO): 124,
BOECIO, S.: 49, 50, 55 169, 184, 200, 367, 397
BOLZÁN, J. E.: 30 CUERVO, M.: 125
BOSCO, JUAN (SAN): 143
BUKOVSKY, V.: 147 D
423
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JIMÉNEZ, J. R.: 97
F
JOLIVET, R.: 216, 217
FABRO, C.: 57, 58, 61, 126, JUAN DE AUSTRIA: 169
199, 324, 325 JUAN DE SANTO TOMÁS: 216,
FERZETTI, M.: 147 251, 325
FIORI, E. M.: 132 JUAN (SAN): 111, 124, 125,
FRANCISCO DE ASÍS (SAN): 157 185
FREIRE, P.: 131, 132, 133, JULIO CÉSAR: 169
357
L
G
LAMSDORFF GALAGNE, V.:
GARCÍA VIEYRA, A.: 201, 275, 169, 177
399 LECLERCQ, J.: 83, 236
GARDEIL, A.: 284, 290 LENIN, V. I.: 50, 183
GARDEIL, H. -D.: 72, 216 LEÓN XIII: 236
GARRIGOU LAGRANGE, R.: 283 LERSCH, PH.: 87
GILSON, E.: 57, 58 LEVITIN, A.: 147
GONZÁLEZ ÁLVAREZ, A.: 30, LOTTIN, O.: 149, 302, 370
198, 199, 429 LUKÁCS, G.: 132
GRIGORENKO, P.: 147 LUTERO, M.: 186, 201, 399
H M
HEGEL, G. W. F.: 50, 169, MAO TSÉ TUNG: 51, 134, 170
172, 177, 186, 222 MARCO ANTONIO: 169
424
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425
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T U
426
BIBLIOGRAFÍA CITADA
ARISTÓTELES, Categorías.
CALDERÓN BOUCHET, R., Sobre las causas del Orden Político, Men-
doza, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, ed. Universidad
Nacional de Cuyo, 1973, editado nuevamente en Buenos Aires,
ed. Nuevo Orden, 1976.
427
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
CARDONNEL, J., Dieu est mort en Jésus Christ, Bordeaux, ed. Ducros,
1968.
CHAMBRE, H., De Carlos Marx a Mao Tse Tung, Madrid, ed. Tecnos,
1965.
DE FINANCE, J., Essai sur l’agir humain, Roma, ed. Université Ponti-
fical Grégorienne, 1962.
428
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA EDUCACIÓN
FABRO, C., L’anima, Roma, ed. Studium, 1955; una edición más re-
ciente por Editrice Del Verbo Incarnato (EDIVI), Roma, 22005.
FREIRE, P., Pedagogía del oprimido, Buenos Aires, ed. Siglo XXI,
1972.
429
FRANCISCO RUIZ SÁNCHEZ
MARITAIN, J., Siete lecciones sobre el ser, Buenos Aires, ed. Desclée,
1944.
430
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SIMON, Y., Traité du libre arbitre, Liège, ed. Sciences et Lettres, 1951.
432
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ÍNDICE GENERAL
Presentación .................................................................................. 1
Un libro de perenne valor ante la pérdida de la metafísica ................... 1
Sobre la metodología usada en esta edición ........................................ 7
Agradecimientos ................................................................................. 8
Prólogo ........................................................................................ 19
Prenotandos ................................................................................ 23
Primera Parte
FUNDAMENTOS DE LA EDUCACIÓN
Introducción ........................................................................... 45
El sujeto de la educación como totalidad individual ................ 47
1. El hombre: Persona ............................................................ 49
2. El hombre es un ser dinámico ............................................. 65
3. El hombre, ser con interioridad ........................................... 71
4. El hombre, capaz de autoconducción .................................. 75
5. El hombre es capaz de elegir ............................................... 81
6. El hombre es capaz de ser libre ........................................... 89
a. La libertad física .................................................................... 89
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Segunda Parte
LOS FINES DE LA EDUCACIÓN
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