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ESSE ET AGERE
Perspectiva metafísica
INTRODUCCIÓN
Este principio toca dos temas centrales de la reflexión filosófica que ocupó
a los grandes filósofos desde los presocráticos hasta nuestros días. ¿Qué nexo existe
entre el ser y el actuar? Una pregunta que se intenta responder en varios niveles del
conocimiento filosófico. Es cierto que dicho principio ilumina, sobre todo, la
reflexión ética acerca de los actos del hombre. Pero no sólo. De hecho si se alarga
un poco la comprensión del mismo es necesario que toque toda la realidad, ya que
todo lo que existe, es y todo lo que es, en cierto sentido actúa.
El mundo está en movimiento. Tanto los seres no vivos como los vivos se
mueven: la tierra gira alrededor del sol y sobre su propio eje, una roca que se
desprende de una montaña no deja de rodar hasta encontrarse con un punto firme.
Más interesantes aún son los seres vivos porque no sólo se mueven sino que actúan.
Las plantas nacen, se nutren, se reproducen y mueren; los animales, además de todo
ello, están dotados de conocimiento sensitivo y por ello de mayor capacidad para
actuar. Sin embargo, son los actos del hombre los más variados y complejos de
todos: levantarse por la mañana, tomar un café, saludar a los seres queridos,
dirigirse al trabajo, estudiar, tomar una decisión importante, rezar, etc.
Ante esta variedad de actos puede surgir la pregunta: ¿por qué el hombre
actúa? ¿Para qué lo hace? ¿Qué es lo que le permite actuar? Cuestiones legítimas y
que han ocupado a muchos filósofos a lo largo de la historia. El problema se puede
afrontar desde las distintas perspectivas que ofrecen las diferentes ramas de la
2
La pregunta acerca del ser y del actuar se aúna al problema del estatuto del
bien en toda creatura. Por ello, en la primera parte de este elaboratum se abordará
el estatuto ontológico del bien en las creaturas y la capacidad de las mismas de
alcanzar su perfecta bondad por medio del cumplimiento de sus operaciones
perfectivas. Este estudio se centra en el análisis de algunas cuestiones que el doctor
Angélico presenta en su Summa Theologiae y en las Questiones disputate De
Veritate.
Ello nos conduce a un estudio ternario del ente por medio de la tríade
agustiniana de modus, specie y ordo, reducible a aquella de corte más tomístico:
esse, essentia y ordo. El resultado de dicho estudio se alcanza por medio de la
resolutio metafísica, que busca los principios intrínsecos inmanentes del ente por
medio de la resolutio secundum rationem, para luego remontar a la causa
trascendente separada por medio de la resolutio secundum rem.
nos basamos en dos textos del Aquinate: el primero es un texto producido en los
albores de su genio filosófico, el De ente et essentia, y el segundo es su tratado De
spiritualibus creaturis, escrito en su madurez intelectual. Esta primera resolutio
desemboca en la siguiente tesis: todo ente creado está compuesto de ser y esencia
como sus principios constitutivos y, éstos a su vez, fundan una cierta inclinación
hacia la operación o respectus perfective que se cumple por la expansión del acto
de ser, según y por la medida de la esencia, hasta dar la actualidad a los accidentes
o actos segundos que se agregan a la sustancia.
Por medio de una apertura teológica se busca el principio último del ente
creado y cómo éste en última instancia es el fundamento y principio de toda
operación del hombre. Ello nos permitirá mostrar que todo ente creado manifiesta
las huellas (vestigia) divinas, en el caso de toda la creación, y la imagen y semejanza
de Dios, en el caso de los seres espirituales. En efecto, Dios es causa eficiente de
todo el ente por medio de la donación de un acto de ser participado, es causa
ejemplar por medio de la con-creación de una esencia que limita el acto de ser
recibido, es causa final por medio del orden o respectus perfective gracias al cual el
ente alcanza su perfección última.
Santo Tomás afirma que el bien y el ente son iguales según la cosa pero
diversos según la noción. Para ello sigue lo que afirma San Agustín “inquantum
sumus, boni sumus”1. Citando a Aristóteles, el Aquinate agrega que el bien consiste
en que algo sea apetecible: “unde philosophus, in I Ethic., dicit quod bonum est
quod omnia appetunt”2. El argumento que usa el Doctor Angélico es el siguiente:
algo es apetecible según que sea perfecto, pero algo es perfecto en cuanto que está
en acto, queda manifiesto que algo es bueno en cuanto es ente, ya que este recibe
su actualidad del acto de ser. Por lo tanto, el ente es superior al bien según la noción.
En pocas palabras, se puede decir que el ente y el bien son iguales según la cosa
(res), pero difieren según la noción (ratio), porque el bien dice apetecible, mientras
que el ente no.
1
AGUSTÍN DE HIPONA, De Doctrina Christiana, Libro I, n° 32, 35.
2
TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae I, q. 5, a.1 co.
5
afirmación de Boecio “intueor in rebus aliud esse quod sunt bona, et aliud esse quod
sunt”3, parece que el bien y el ente difieran según la cosa. Para responder a ello el
Aquinate incluye las nociones de simpliciter y secundum quid. Así, en la esfera del
ente, éste se considera simpliciter por medio de su ser sustancial, es decir por el ser
en acto de una esencia, y se dice secundum quid por medio de los actos superadditos
o accidentes que se agregan a la sustancia en acto. De manera inversa, el bien se
considera secundum quid en cuanto que posee una primera perfección que proviene
del ser en acto, y simpliciter mediante las operaciones en acto que se agregan a la
sustancia, especialmente a través de su acto más perfecto, que no le proviene de la
actualidad primera.
3
SEVERINO BOECIO, De Hebdomadibus, quomodo substantiae in eo quod sint bonae sint cum non
sint substantialia bona, solutio.
4
TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae, I, q. 5, a.4 co.
6
a ello sigue la acción del eficiente moviendo hacia la forma y, finalmente, la forma
viene. Ahora bien, siendo el bien el primero en causar, debe ser el último en ser
causado, por tanto supone las causas eficiente y ejemplar. Así en la ratio boni
primero se da el modo y la especie y luego el ordo, por medio del cual, el ente se
encamina hacia la causa final.
5
Ibídem
7
Santo Tomás parte del significado (ratio) del bien, por ello, debe aclarar qué
tipo de respectum comporta esta noción. Según el Aquinate un nombre puede tener
dos tipos de respectum: el primero es el que se impone para significar el mismo
respecto “uno modo sic quod nomen imponatur ad significandum ipsum
respectum”. El segundo es aquel que no significa el respecto en sí mismo sino una
cosa de otro género “quaedam vero nomina dicuntur importare respectum, quia
significant rem alicuius generis”. La ratio “bien” implica este segundo tipo de
respecto.
6
TOMÁS DE AQUINO, Quaestiones disputatae De veritate, q. 21, a.6
7
Ibid, corpus.
8
En este orden de ideas se puede decir que el ente creado, al no ser su ser, lo
ha recibido de Aquél que es el Ser por esencia, y que, por lo tanto, es totalmente
perfecto. La creatura, en cambio, al poseer un ser participado, no puede ser perfecta
y por ello, está orientada hacia su propia perfección. En su constitución original, el
ente está formado por un acto de ser participado y una potencia de ser, que
fundamentan y orientan a la creatura hacia su perfección máxima por medio del
respectus perfectivus, o sea, el ordo. Así se concluye que la creatura alcanza su bien
por medio de una escansión ternaria: esse, essentia, ordo.
Los argumentos que usa Santo Tomás para defender su tesis provienen de
la Sagrada Escritura, de algunos escritos de San Agustín y de Boecio. San Agustín,
en su libro De natura boni, afirma que donde el modo, la especie y el orden son
grandes, allí está el bien; por lo tanto, el bien consiste en esa tríade. Además, el
Santo de Hipona afirma, en el mismo libro, que una cosa se dice buena según sea
moderada, posea una especie y esté ordenada, que corresponde a la misma tríade.
Por otra parte, la creatura se dice buena según su respectus a Dios, como lo afirma
Boecio en su libro De Hebdomadibus.
Sin embargo, para el Aquinate ese respectus debe ser considerado según la
triple causalidad que Dios ejerce sobre la creatura: eficiente, ejemplar y final. Por
lo tanto la creatura alcanzará su bien por medio del cumplimiento efectivo de estas
tres causas. Dios es causa eficiente por medio de la donación del ser (modum), es
causa ejemplar al donarle una forma que mida y delimite ese ser (specie) y es causa
final en cuanto la creatura está ordenada (ordo) hacia Dios como su fin. Ya aquí se
vislumbra que la creatura recibe las dos primeras causas en el momento de su
constitución fundamental y está ordenada a Dios como su fin, el cual alcanzará por
medio de su operación más perfecta.
Génesis dice que la medida da el modo, el número la especie y el peso el orden, por
lo tanto, el bien consiste en esa tríade.
En los distintos argumentos que Santo Tomás utiliza se puede observar una
simetría de diversas tríades que muestran cómo la creatura puede alcanzar el bien.
Si se comienza en modo jerárquico se encuentra que Dios es causa eficiente, formal
y final de la creatura. La segunda tríade es aquella bíblica y agustiniana por la cual
Dios ejerciendo su eficiencia sobre la creatura le da un modo (medida); midiéndola
y limitándola le da una especie (número) por medio de un ejemplar divino y, en esta
constitución fundamental, la creatura posee un respectus u orden (peso) por el cual
ella puede llegar a Dios como su causa final. Esta diversidad de tríades ofrecen una
riqueza de interdisciplinariedad, ya que permite que el bien de la creatura pueda ser
estudiado sea desde una perspectiva metafísica, bíblica o teológica.
De esta manera se puede observar cómo la bondad del ente creado consiste
en la tríade agustiniana: modus, specie, ordo. Cada una de estas manifiesta los
vestigios de Dios en la creatura, el cual, ejerce sobre la creatura una triple causalidad
divina: eficiente, ejemplar y final. En efecto, por medio de su eficiencia Dios otorga
un modo a la creatura a través de la donación gratuita de un acto de ser (esse)
10
8
TOMÁS DE AQUINO, Quaestiones disputatae De potentia, q. 3, a. 1, ad 17.
11
La resolutio secundum rationem del ente en cuanto ente hecha por Santo
Tomás se basa y supera aquella realizada por Aristóteles. En efecto, el Filósofo, en
su libro Metafísica, resolvió el ente en dos principios: la sustancia real en acto y el
acto. El primer principio se refiere a una resolutio formal del ente que desemboca
9
Cognitio certa per causas.
10
ARISTÓTELES, Metafísica, Γ, 1.
11
TOMÁS DE AQUINO, Quaestiones disputatae De veritate, q. 1. a. 1.
12
TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae, I – II, q. 14, a. 5, co.
13
A. CONTAT. «L’étant, l’esse et la participation selon Cornelio Fabro», Revue Thomiste 111
(Juillet – Septembre 2011), p. 363.
12
Por una parte se encuentra la paradoja teorética del actuar17, ya que toda
sustancia se encuentra en potencia a su actuar, porque toda sustancia operada es
más que aquella que no lo está. Por otra parte, toda sustancia tiene la energía (fuente
de operación) para obrar. Así, la sustancia viviente posee en sí una reserva de
actualidad que le permite “emanar” sus operaciones, razón por la cual toda sustancia
viviente tiene un momento pasivo potencial y un momento activo dinámico. ¿Cómo
se puede explicar esta dualidad? Aristóteles no lo deja claro, por ello es legítimo
una investigación ulterior.
14
ARISTÓTELES, Metafísica, Ζ, 4
15
En palabras más estrictas Etinne Gilson afirma que “l’essence est la determination, la delimitation,
la restriction et contraction de l’esse”. Cf. Introduction à la philosophie chrétienne, chapitre IX,
Librairie Philosophique J. VRIN. 2011. pp. 179-180.
16
ARISTOTELES, Metafísica, Θ, 6/8
17
En relación al actuar humano es necesario recordar que “l’agire dell’uomo è molto più unitario di
quanto il filosofo riesce a spiegare. Molte volte alla divisione dei vari aspetti, íntimamente uniti
nell’atto vitale, corrisponde solo una separazione considerativa nella mente (abstractio per modum
considerationis), e non una separazione nella realtà da studiare (per modum rei). Cf. José Antonio
Izquierdo, «La vita che si apre all’agire. Il potenziale operativo dell’uomo». Alpha Omega, VIII, n.
2, 2005, p. 200.
13
La resolutio última llevada a cabo por Santo Tomás conduce todo lo que
existe de perfección, tanto en el ente en acto formal como en acto real, a una única
fuente de perfección llamada actus essendi, que estaría limitada por una
determinada esencia o potentia essendi. De esta forma, se obtiene un principio de
actualidad totalmente perfecto, pero medido y limitado por otro principio potencial.
Ambos esenciales para la constitución fundamental de todo ente creado, sea
espiritual o material. De esta forma se intuye, casi se ve metafísicamente, una
18
ARISTÓTELES, Metafísica, Λ.
14
Santo Tomás explora la composición real del ente finito, sobre todo, en dos
de sus obras: De ente et essentia y en su Questio disputata De spiritualibus
creaturis. Ahora se muestran de manera analítica los argumentos que el Aquinate
aduce:
a. De ente et essentia19:
19
TOMÁS DE AQUINO, De ente et essentia.
20
La tesis de Santo Tomás contrasta con la de muchos de sus contemporáneos, los cuales querían
explicar la composición de las sustancias separadas por medio de la tesis del Hilemorfismo
universal, que tenía sus orígenes en Avicebrón.
15
“Omnis autem essentia vel quiditas potest intelligi sine hoc quod aliquid intelligatur
de esse suo”. Estando las cosas así, se entiende que el ser no forma parte de la
noción de la esencia, de lo contrario, siempre que pensase en una esencia debería
considerar su ser, pero esto no sucede. Por lo tanto la conclusión se impone: “ergo
patet quod esse est aliud ab essentia vel quiditate”.
i. A menos que (1) exista alguna cosa, en la cual su (2) quididad sea su mismo ser,
de consecuencia:
- Esa cosa deberá ser única y primera22: esto se debe a que la multiplicidad
se puede dar de distintas maneras, ya sea por la adición de una diferencia, o porque
una forma sea recibida en diversas materias, o porque uno sea absoluto y, otro
recibido en otro. Pero si alguna cosa es su mismo ser: no podrá recibir adición si no
sería contraída en una forma, no podría recibir materia porque si no dejaría de ser
subsistente. Por lo tanto queda que si algo es ipsum suum esse deberá ser único y,
de consecuencia, en cualquier otra cosa una cosa es su ser y otra su esencia: “aliud
sit esse suum et aliud quiditas vel natura seu forma sua”.
21
“Nisi forte sit aliqua res cuius quiditas sit ipsum suum esse”. Cf. TOMÁS DE AQUINO, De ente et
essentia.
22
“Et haec res non potest esse nisi una et prima”. Cf. TOMÁS DE AQUINO, De ente et essentia.
16
reciba el ser de otro. Y como todo lo que recibe el ser por otro se reduce a quien es
el ser per se como su causa, es necesario que exista una causa que dé el ser a las
otras cosas. Así se llega a la conclusión según la cual esa causa resulta ser Dios:
“Patet ergo quod intelligentia est forma et esse, et quod esse habet a primo ente,
quod est esse tantum. Et hoc est causa prima quae Deus est”23.
En el corpus del artículo primero de esta obra, Santo Tomás senior indaga
el estatuto ontológico de las sustancias separadas, específicamente de la creatura
angélica. Como idea contraria, el Aquinate tiene en mente el hilemorfismo universal
de Avicebrón. En efecto, la doctrina de la composición de las sustancias compuestas
sostenida por el Doctor angélico se puede resumir de la siguiente manera: Dios es
acto puro de ser (Ipsum esse subsistens); por su parte, las creaturas angélicas están
compuestas de un principio actuante recibido, o sea el ser participado, y un principio
potencial formal recibido, o sea la esencia. El caso del hombre es particular ya que
se puede hablar de una doble composición: una primaria y fundamental de acto de
ser y de esencia, acto y potencia respectivamente; y otra al interno de la esencia que
está, a la vez, compuesta por materia y forma, como potencia y acto
respectivamente. Es necesario destacar que sólo en el hombre la forma, es decir, su
alma, posee una emergencia sobre la materia.
23
Oscurecido nuestro.
24
TOMÁS DE AQUINO, Quaestio disputata De spiritualibus creaturis, a. 1, c.
17
Es importante subrayar que en este pasaje Santo Tomás realiza una “fusión”
entre el platonismo y Aristóteles. Estableciendo una analogía entre el participado y
el participante de una parte; y el acto y la potencia por otra: “necesse est quod esse
participatum in unoquoque comparetur ad naturam participantem sicut actus ad
potentiam”. Además el doctor angélico supera las posiciones de los mismos ya que
la participación platónica era formal, mientras que la del Aquinate se refiere a la
energía ontológica. También supera la posición de Aristóteles porque Tomás llega
a un solo acto primero de ser fundante de la cosa que participa al Ipsum esse
subsistens.
25
Aquí Santo Tomás usa el ejemplo de la “blancura” en abstracto. Es inconcebible la existencia de
dos blancuras en un estado puro, porque si hubiese una blancura en sí, separada de las sustancias
que la reciben, sería sólo uno. De la misma manera es imposible que el Ser subsistente no sea sino
uno sólo. Cf. Ibídem.
26
Ibídem
18
27
Actus non limitatur nisi a potentia sibi realiter diversa. Para la presencia de este argumento en el
corpus thomisticum se encuentran los siguientes lugares: Super Sent., lib. 1 d. 8 q. 5 a. 1 s. c. 1-
2; Contra Gentiles I, cap. 43 n. 5, 7-8; Summa Theologiae, I q. 7 a. 1 co.
28
Cf. C. FABRO, La nozione metafisica di partecipazione secondo S. Tommaso d’Aquino, Opere
complete / Cornelio Fabro 3, EDIVI, Segni (Roma) 2005, p. 197.
19
29
A. CONTAT, «Esse, essentia, ordo. Verso una metafísica della partecipazione operativa», Espíritu:
cuadernos del Instituto Filosófico de Balmesiana 61/143 (2012), pp. 9-71.
30
TOMÁS DE AQUINO, Quaestiones disputate De potentia q. 7, a.2, ad. 9.
20
31
F. O’ROURKE, «Virtus Essendi: Intensive Being in Pseudo-Dionysius and Aquinas», Dionysius,
Vol. XV, Dec. (1991), p. 31.
32
Ibídem
33
TOMÁS DE AQUINO, Summa Contra Gentiles, I, c. 20, n° 27.
34
TOMÁS DE AQUINO, Summa Contra Gentiles, I, c. 45, n° 6.
21
Esta conclusión se basa en lo que se denomina “la emergencia del ser”. Para
explicarlo se debe entender que, según la lógica, toda esencia, si es real, tiene
necesariamente el ser; por otro lado la esencia no tiene el ser per se primer modo,
es decir, no es parte constitutiva de la esencia en cuanto tal. Por otra parte, se puede
decir que no hay ser creado que no tenga una esencia, por ello debe tener
necesariamente una esencia; sin embargo, el ser entendido en cuanto natura essendi
no está limitado a tener tal o tal esencia. De consecuencia se puede inferir en la
diferencia ontológica la emergencia del ser (natura essendi) sobre la esencia. Así
se puede concluir que el ser per se es acto, mientras que el ser en cuanto limitado
es acto limitado.
Así se pueden ver dos acepciones del ser: el ser ut esse es acto, mientras que
el ser ut determinatum es el acto de tal naturaleza. Sin embargo, estas dos valencias,
por distintas que sean, no se pueden separar, van juntas para no caer en los extremos
del esencialismo o del existencialismo.
Así se puede responder que el sujeto es principio activo de sus operaciones bajo el
fundamento del acto de ser, y él mismo es principio pasivo de su operar gracias a la
apertura de la esencia.
Lo esse è così l’alpha e l’omega dell’ente: partendo dallo esse come fonte
di essere, il dinamismo dell’ente creato, mediato dall’essenza, vi ritorna
come a suo fine quando raggiunge la massima attualità di cui è capace.35
35
A. CONTAT, «Esse, essentia, ordo. Verso una metafísica della partecipazione operativa»,
Espíritu: cuadernos del Instituto Filosófico de Balmesiana 61/143 (2012), p. 62.
23
Para retornar a una de las conclusiones del primer capítulo podemos decir
que las dos composiciones hasta ahora estudiadas ser-esencia (constitutiva) y
sustancia-operación (consecutiva) se pueden sintetizar en la ya mencionada tríade
de ser, esencia y ordo.
Esta tríade puede ser comprendida sobre distintos niveles, según el tipo de
composición al que se refiera. Al nivel de los principios que constituyen un ente se
encuentra un acto de ser constitutivo, recibido en una esencia que es potencia de ser
(potencia receptiva, que determina y potencializa); de la síntesis de esta pareja de
principios nace un orden a cierto tipo de actividad. Se encuentra el acto (esse ut
actus) que no es pero que actúa, está la esencia (essentia ut potentia) que no es pero
potencializa, y de ello se obtiene el ente, que es, y que está ordenado a una
perfección ulterior a través de la operación (ordo ad operationem).
las huellas (vestigia) de Dios en todas sus creaturas, y la imagen (imago) de Dios
sólo en el hombre.
25
En una de sus grandes obras teológicas Santo Tomás analiza la cuestión acerca de
la necesidad de encontrar en las creaturas alguna huella de la Trinidad “vestigium
Trinitatis”36. Partiendo del libro sexto del De Trinitate de San Agustín el doctor
Angélico afirma que en las creaturas sí aparecen las huellas de la Trinidad.
El argumento que el doctor Angélico usa para llegar a esa conclusión parte
del principio según el cual todo efecto, de alguna manera, representa su causa, pero
de modo distinto: “omnis effectus aliqualiter repraesentat suam causam, sed
diversimode”37. Algunos efectos representan sólo la causalidad de la causa, éstos
son llamados representación del vestigio “repraesentatio vestigii”. Otros efectos
representan la causa en cuanto a la similitud de su forma, a esta se le llama
representación de la imagen “repraesentatio imaginis”.
36
TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae, I, q. 45, a. 7.
37
TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae, I, q. 45, a. 7 co.
26
L’esse se trouve au confluent des trois causalités engagées dans la création : il est
l’objet propre de l’efficience créatrice ; il est modelé, moyennant l’essence, sur
l’idée divine ; et il est ordonné, grâce à son actualité latente, à la finalité ultime de
la chose38.
38
A. CONTAT, «Fabro et l'être intensif», Participation et causalité selon S. Thomas d’Aquin,
Parole et Silence, Les Plans sur Bex (Suisse) 2015
39
Cf. TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae, I, q. 39, a.8.
27
Las nociones propias, por su parte, es todo aquello específico de cada una
de las personas de la Trinidad que no se pueden decir de las otras. La tradición
cristiana ha usado estas nociones para entender “intelligere” lo propio “propium”
de una persona es decir las “apropiaciones”. De esta forma se ha aplicado una
apropiación de la eficiencia al Padre; una apropiación de la ejemplaridad al Hijo;
una apropiación de la finalidad al Espíritu Santo.
40
TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae, I, q. 93, a. 1.
41
Génesis, 1, 26.
28
Esta reflexión sobre el ser del ente y su relación con el actuar del mismo nos
permite concluir con las palabras de Santo Tomás:
42
TOMÁS DE AQUINO, In I Super Sent., dist. 14, q. 2, a. 2, co.
29
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFIA
ARISTÓTELES, Metafísica.
CONTAT, A., «Esse, essentia, ordo. Verso una metafísica della partecipazione
operativa», Espíritu: cuadernos del Instituto Filosófico de Balmesiana
61/143 (2012), pp. 9–71.
IZQUIERDO, J., «La vita che si apre all’agire. Il potenziale operativo dell’uomo»,
Alpha Omega, VIII, n. 2, 2005, pp. 199-230.
INDICE
INTRODUCCIÓN .................................................................................................. 1
CONCLUSIÓN ..................................................................................................... 29
BIBLIOGRAFIA .................................................................................................. 31