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Vol. 26, No.

93 (2005) 19

LA PRUDENCIA POLÍTICA
EN TOMÁS DE AQUINO
Alberto Cárdenas P.
Universidad Santo Tomás

Resumen

En el artículo se hace un recorrido por la historia de los vocablos –y sus significados–


que dan lugar al concepto de prudencia. Desde el mito de Prometeo y la prometheia,
pasando por filósofos y pensadores griegos (la fronesis y su adaptación en los romanos
como providentia), hasta el tratado de la prudencia en Tomás de Aquino, donde se
asume como intersección de los dinamismos morales e intelectuales, y fundamentalmen-
te como inteligencia práctica, clave de la ética en cuanto dirige la elección e impera la
acción en orden a la perfección del ethos humano. De esta forma se llega a la prudencia
política en Tomás de Aquino: sus partes integrantes y sus clasificaciones. Se estudia
especialmente la prudencia gubernativa, con sus especificaciones (prudencia del régi-
men, legislativa, de justicia y militar) y la prudencia política propiamente dicha o de los
súbditos, en la cual se distingue la de los ciudadanos y la de los grupos restringidos.

Palabras clave

Tomás de Aquino, prometheia, fronesis, providentia, jurisprudencia, prudencia política.

Abstract

In this article a journey is made by the history of the words -and its meanings. that give
place to the concept of prudence. From the myth of Prometeo and the prometheia, going
by philosophers and Greek thinkers (the fronesis and their adaptation in the Romans as
providentia), until the treaty of the prudence in Thomas of Aquino, where it is assumed as
intersection of the moral and intellectual dynamisms, and fundamentally as practical
intelligence, key of the ethics that directs the election and governs towards the perfection
of the human ethos.

In this way you arrive to the political prudence in Thomas of Aquino: their integral parts
and their classifications. It is especially studied the governmental prudence, with their
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specifications (prudence of the régime, legislative, of justice and military) and the properly
political prudence of the citizens, in which is distinguished that of the citizens and that of
the restricted groups.

Key words

Thomas of Aquino, prometheia, fronesis, providentia, jurisprudence, political prudence.

Ipse (homo) est sibi providens


Tomás de Aquino

1. La prudencia entre los griegos y lodo y en cuanto acabó de modelarla, la ex-


romanos hibió ante los demás dioses del Olimpo, que
se apresuraron a otorgarle sendos dones.
1.1 El mito de Prometeo y la Júpiter también le dio el suyo: una caja con
prometheia todos los males y le ordenó que fuera donde
Prometeo y se casara con él. Pero éste, des-
El mito era recurso didáctico colectivo —como pués de observarla detenidamente, pensó que
en casi todas las grandes culturas— también no era conveniente apresurarse y le encare-
de la paideia griega, a fin de asegurar la per- ció a su hermano Epimeteo ser igualmente
manencia de las tradiciones y del modo de cuidadoso. Éste, sin embargo, desatendió el
ser helénico. Para enseñar la importancia de consejo y no sólo aceptó como esposa a
estar atentos a los grandes desafíos de la vida Pandora, sino que tomó la caja y la abrió.
y la necesidad de saber elegir lo mejor, se Escaparon inmediatamente todos los males
recurría al mito machista de Prometeo, se- que afligen a la humanidad. Sólo quedó en
gún el cual una de las primeras elecciones el fondo la Esperanza. Epimeteo —que
cruciales tienen que ver con la mujer, “el significa “el que piensa después”— se
bello mal”, en palabras de Hesíodo, el poeta arrepintió de lo hecho, pero ya era dema-
beocio de la Teogonía y de Trabajos y días, siado tarde.
quien escribe hacia finales del siglo VIII a.
C. En las dos obras alude al mito de El mito de Prometeo se fue convirtiendo en
Prometeo, cuya altanera sabiduría irrita a el símbolo más profundo de la ética, en cuan-
Zeus, pero cuya previsión práctica le evita to reflexión crítica sobre el ethos o carácter
caer en la seducción de Pandora. El nombre del hombre griego, adquirido por el hábito
del hijo de Jápeto se relaciona directamente de la prometheia, reguladora de la vida mo-
con las palabras griegas prometheia (previ- ral, la vida religiosa, la vida política, la vida
sión, cuidado, atención), prometheomai (cui- “económica” o familiar. Prometeo (“el que
dar, velar), promethés (previsor, que se in- piensa previamente”) era el previsor,
quieta de antemano, que observa y piensa an- providente, que había robado a los dioses su
tes de actuar). propia Providencia. La actitud promética
equivalía a afirmar la autonomía del hom-
Pandora (que significa “todos los regalos”) bre en la realización de sí mismo. De esa
fue la primera mujer. Vulcano la formó con manera, ya en el siglo V, por ejemplo, con
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Sócrates, las virtudes morales se reducían a (“arte”), hábito operativo de la producción,


la frónesis (de fren = razón, pensamiento, y frónesis, hábito operativo encaminado a
memoria), término sinónimo de prometheia, guiar el “obrar” para perfeccionar el ethos
al que va a terminar por desplazar. del hombre, con el fin de estabilizar su fe-
licidad.
1.2 Frónesis, providentia y
prudentia “Lo propio del hombre de frónesis —dice
Aristóteles— parece ser el poder deliberar
En Sócrates, Platón, Jenofonte, Esquines, el acertadamente sobre las cosas buenas y pro-
significante que se impone no es prometheia vechosas para él, no parcialmente, como cuá-
sino frónesis, para significar espíritu, men- les son buenas para la salud o el vigor cor-
te, inteligencia, conocimiento, sabiduría, poral, sino cuáles lo son para el bien vivir en
nobleza, magnanimidad, propósito, buen jui- general”. Y continúa haciendo precisiones:
cio, temple, ánimo, confianza en sí mismo... nadie delibera sobre cosas que no pueden ser
A lo largo del siglo V, su campo semántico de otra manera, ni sobre las que no puede él
abarca en especial estas capacidades estables: mismo hacer; mientras el poiein (hacer) tie-
conocimiento del valor y del bien, espíritu ne otro fin distinto de la misma operación, el
animoso, saber elegir lo más valioso, cono- práttein (obrar) no lo tiene, ya que la misma
cimiento de los bienes supremos, conoci- buena acción es su fin; la frónesis integra las
miento de la causa última del universo. Pero demás virtudes, y, aunque no puede cerrarse
a partir de Aristóteles, aun conservando la a lo universal, apunta a conocer las circuns-
polisemia anterior, frónesis se refiriere cada tancias particulares, porque se ordena a la
vez más, no tanto a la vida contemplativa y a acción, que tiene como materia precisamen-
la comprensión teórica, sino a la vida activa te lo singular y particular; existen varias
y al entendimiento práctico, al mundo de las frónesis: la propia del individuo, la de la fa-
elecciones cotidianas, en cuyo tráfico es pre- milia (“económica”) y la política; los jóve-
ciso poseer buen juicio, temple, confianza en nes llegan a ser matemáticos en poco tiem-
sí mismo para saber elegir lo que resulte po, pero no alcanzan fácilmente la frónesis,
más conveniente para activar o mantener pues al versar ésta sobre lo táctico variable,
la felicidad. no llega a convertirse en habitual sino tras
larga experiencia; la frónesis concierne al
Aristóteles, en la Ética a Nicómaco, después orden del devenir y se relaciona con el buen
de hablar de la virtud en general, de las vir- consejo, la comprensión, la penetración, la
tudes que dan sentido humano a la parte irra- consideración, la equidad; la frónesis es im-
cional (fortaleza y templanza), de las virtu- perativa, pues su fin consiste en determinar
des del apetito racional que es la voluntad lo que debe o no hacerse...
(libertad, magnificencia, magnanimidad,
mansedumbre, eutrapelia, etc.) y sobre todo La frónesis de los griegos se traslada, entre
de la justicia, en el libro VI pasa a hablar de los romanos, al campo semántico de pro-
las virtudes de la inteligencia en su doble videre (ver delante de sí, ver de lejos, prever,
función teorética y práctica. Después de ana- proveer, velar por...), pro-visio (previsión y
lizar las virtudes de la primera función, se provisión), pro-videntia (cuidado, cautela,
detiene a explicar la diferencia entre poiein previsión, provisión). Este último sustanti-
(“hacer”) y práttein (“obrar”), aspectos de vo se contrae en la forma prudentia, que, en
la acción humana a los que corresponden las el lenguaje de Cicerón y de los juristas, pasa
virtudes de la inteligencia práctica: téjne a significar inteligencia práctica, ingenio,
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conocimiento, por ejemplo y de manera esperanzada, hacia el porvenir. El prudente


paradigmática, para aplicar el derecho. El cristiano, adoctrinado por el imaginario de
campo semántico jurídico, el campo del ius las catedrales, aprendía a cultivar las dos
y de la lex, entra en intersección con el de miradas al asumir los desafíos del presente.
providere y, de esa manera, se empieza a
hablar de juris-prudentia, “juris-prudentes”
2. El “providente” y “prudente”
o “prudentes” a secas, y de “providencias”:
tomás de aquino
se piensa que la “prudencia” debe ser la dis-
posición por excelencia del hombre de dere-
cho; a él corresponde tener el “conocimien- Saltando de griegos y romanos al integralista
to de las cosas divinas y humanas y la cien- Tomás de Aquino, hallamos a un hombre
cia de lo justo y de lo injusto”, es decir, la convencido de que la grandeza sustancial del
juris-prudentia, el saber sobre las distintas ser humano es que ipse est sibi providens:
formas de interferencia intersubjetiva y la ca- señor de sí mismo, que puede proveerse por
pacidad de “responder”, “precaver” y “ac- sí y proyectar su propio destino, como ex-
tuar” para promover la justicia, alma de la plicaba Juan Pablo II en la Universidad San-
convivencia. Entre los “prudentes”, el dere- to Tomás de Roma, en noviembre de 1979.
cho deja de ser imperativo inflexible del or- Se siente uno tentado a recuperar cuanto sim-
den público, la regla impuesta y absoluta; su boliza el mito de Prometeo: afirmar la auto-
fundamento no es ya la autoridad, sino la nomía del hombre en la realización de sí
razón práctica, atenida a la “naturaleza de la mismo. El hombre tiene en sus manos lo que
cosa”. Esta es referente necesario de toda pro- quiere llegar a ser. A él le corresponde “in-
videntia o decisión para agilizar la causa o ventarse”, en el sentido de buscarse, encon-
para resolver peticiones... Todavía hoy ha- trarse, identificarse, y recrearse. La revista
blamos de “providencias”, aunque ni a los Cromos nos recuerda una afirmación de
jueces ni a los abogados se les forme en la Gabriel García Márquez: “Los seres huma-
universidad para la “prudencia”. nos no nacen para siempre el día en que sus
madres los alumbran, sino que la vida los
Desde entonces, la “prudencia” alude a la obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”1.
previsión racional, resultado de la inferencia No obstante, hay que hacerle precisiones al
o deducción que se basa en la noticia del prometeico Nobel: ese parto que uno hace
pasado, en el saber recibido de los “pruden- de sí mismo no puede negar la naturaleza
tes” y en el conocimiento de las circunstan- humana ni puede ser autotélico, enteramen-
cias del presente; pero no se queda en el co- te liberado a fines caprichosos, como medi-
nocimiento, pues debe llevar a elegir y a da subjetiva de todas las cosas, especialmente
imperar la acción. De raíz intelectiva, es un de todas sus cosas. Se correría el riesgo de
hábito que impulsa el obrar en el sentido de autoparir “un ridículo ratón”, un triste
la “vida buena”. Esta tradición nocional se subhumano o un monstruo. El ipse sibi
traslada a la mentalidad y a las ideas de los providens de Tomás cuenta con Dios y con
medievales, traducida por el imaginario el estatuto de la propia naturaleza. El papel
escultórico mediante las cabezas de doble de la existencia es realizar las posibilidades
rostro: rostro de anciano que mira al pasado de la esencia, para no “mal-parirse” como
y rostro de doncella que mira, confiada y un auténtico “aborto moral”.

1
Cromos, 23 de febrero de 2005.
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Para evitar autopartos sin fecundidad La prudencia, aunque ante todo asume los
humanizante, el providens Tomás de Aquino signos del presente, integra éste dentro de
da centralidad a la “providencia” o “pruden- toda la derivación o sucesión temporal: co-
cia”, que une racionalidad y novedad necta el presente con el pasado y apresta para
situacional. Está convencido de que, a pesar asumir el futuro, que de los tres tiempos es
de que el hombre puede “hacerse todas las el más incierto. El presente es más o menos
cosas” por medio de su inteligencia, el do- confuso y el pasado goza de mayor certeza.
minio de la realidad al que accede, por su Por ello, el prudente, al elegir no puede ha-
limitación y fínitud, es un dominio inestable cer caso omiso de las lecciones del pasado y
y mudable. Su verdad, adecuación a las co- de quienes han vivido más. El prudente es
sas, no goza de la inmutabilidad de la ver- un proyectista —de ahí la importancia de la
dad divina, como afirma en la q. 16, a. 8 de prospección—, pero el verdadero proyecto
la I parte de la Suma Teológica. “Si hay al- prudencial debe contar siempre con la reali-
gún entendimiento —escribe Tomás— en el dad, apoyarse en las cosas, que, al ser com-
que no pueda darse un cambio de opinión, o prendidas en la perspectiva de los tres tiem-
al que no se le escape nada, en él la verdad pos, nunca resultan las mismas en todas las
es inmutable. Un entendimiento así lo es el situaciones. La razón práctica prudencial, por
divino... En cambio, la verdad de nuestro la aparente inestabilidad de su objeto, debe
entendimiento es cambiable. No porque ella gozar de flexibilidad, de aptitud para readap-
esté sometida a mutación, sino porque nues- tarse. La prudencia es “cognoscitiva” de una
tro entendimiento pasa de la verdad a la fal- realidad en devenir y “preceptiva” de una
sedad”. Y, al no tener sino una aproximación acción conforme a la realidad, que debe go-
cambiante a la realidad, que hay que estar zar de “acierto al empezar, dirección al pro-
corrigiendo, la vida del hombre resulta aco- gresar y perfección al acabar” —como ora-
sada por la incertidumbre. Pero precisamen- ba Tomás— para producir bienes concretos.
te el dinamismo de la “prudencia” consiste La prudencia no consiste en un abstracto
en ver y prever a través de la incertidumbre, imperativo categórico, sin importar cuáles
como sostiene Tomás citando a Isidoro de sean sus efectos en el orden del ser: lo que
Sevilla (q. 47 de la II-II). importa es ir guiando nuestra vida, realizar
nuestra vocación en el mundo, ayudar efi-
Continúa Tomás explicando que la “pruden- cazmente a los demás, mejorar objetivamente
cia”, a pesar de la incertidumbre, no es una la realidad en la que vivimos.
adivinación, una sensación, una intuición,
aunque no se descarten esos componentes de Tomás, al elaborar su “Tratado de la pruden-
la “cogitativa” prerracional. En sus palabras, cia” en la Suma Teológica, integró tres tipos
“conocer el futuro a través del presente o del de fuentes: Sagrada Escritura, citada 84 ve-
pasado, que es lo propio de la prudencia, ces; Santos Padres (Ambrosio, Jerónimo,
concierne al entendimiento, puesto que se Agustín, Gregorio, Isidoro, Pseudo
hace por deducción” (q. 47 de la II-II). Es Dionisio), citados 40 veces; filósofos
cierto que funciona en la intersección de los (Aristóteles, Andrónico, Cicerón, Macrobio,
dinamismos morales y de los dinamismos Terencio, Valerio Máximo), citados 117 ve-
intelectuales, pero su naturaleza es la de la ces. Las citas más abundantes son
inteligencia práctica que, hic et nunc, dirige aristotélicas, bíblicas y agustinianas. Si
la elección e impera la acción. Aristóteles fue el primero que, entre los grie-
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gos, delimitó la frónesis frente a otras virtu- Alberto Magno se había preocupado por la
des intelectuales o dianoéticas, el articulador complejidad del dinamismo ético de la pru-
sintético que fue Tomás elaboró con los tres dencia; pero fue su discípulo Tomás el que
tipos de fuentes mencionadas el primer tra- logró pensarla como un todo con distintas
tado digno de tal nombre en su época. Un partes armónicamente ensambladas, tenien-
tratado que es todo un fuerte lazo trenzado do en cuenta como patrón de organización
con las tres resistentes cuerdas mencionadas tanto sus funciones cognoscitiva y directiva
(Escritura-Padres-Filósofos), al cual pode- como el aspecto tritemporal. La actividad
mos asirnos para no precipitarnos al vacío prudencial parte del presente con una mira-
de la insensatez o de la improvisación, pues da al pasado (memoria de las experiencias
nos enseña a permanecer bien atados a la roca adquiridas, propias o ajenas); vuelve al pre-
de la realidad. sente como visión clara de la situación (inte-
ligencia o entendimiento de lo particular o
La herencia cristiana de Tomás lo había con- singular, búsqueda de sentido); vuelve indi-
vencido de que la “prudencia” (providentia rectamente al pasado, al recurrir al consejo
sui) era la virtud quicial del mundo ético por de los sabios y de los que han vivido más
ser el alma, la forma, la madre, la maestra, la (docilidad o apertura a opiniones autoriza-
directora y moderadora de todos los demás das); vuelve al presente y atiende con pron-
dinamismos éticos o poderes (virtudes) titud a las coyunturas (“solercia” o agilidad
operativos en la tarea de la construcción del mental repentizadora o inventiva, necesaria
propio carácter y del modo de ser colectivo; especialmente cuando la urgencia no permi-
pero la tradición cristiana enseñaba también te consultar); sigue en el presente investigan-
que la “prudencia” no es sólo conciencia de do, indagando, avanzando en comprensión
que vivimos en la incertitudo, sino que nos (razón como meditación y juicio razonable);
habitúa igualmente a prever cuándo nos ha- continúa en el presente, pero mirando hacia
llamos cercados de acechanzas y amenazas el futuro, buscando relacionar fines y medios,
externas o rodeados de reales y potenciales previendo las contingencias del porvenir
enemigos. En Mateo 10, 16, Jesús había ad- (providentia, que incluye el ver de lejos, an-
vertido a sus apóstoles que eran enviados ticiparse a lo que vendrá y proveer lo nece-
“como ovejas en medio de lobos”, y que de- sario); vuelve al presente en atenta conside-
bían ir sin miedo y hacerse frónimoi (pru- ración de todas las circunstancias, tratando
dentes) como las serpientes y akéraioi (pu- de aprovechar las oportunidades (circunspec-
ros, sinceros) como las palomas. Las serpien- ción); equilibrio entre presente y futuro al
tes no se engañan, porque se deslizan sobre acercarse al momento de elegir de manera
la tierra (realidad) y pueden distinguir sus definitiva e imperar la acción (precaución o
accidentes; mas es necesario también el cautela), previendo lo que extrínsecamente
sobrevuelo —sin intención predatoria ni podría llegar a impedir lo que se quiere, so-
carroñera— de las palomas, para el recono- bre todo contando con el hecho de que las
cimiento y control de su propio paisaje, lo apariencias engañan, dada la complejidad de
que les proporciona claridad. La frónesis cris- la realidad. Todo el proceso debe estar acom-
tiana no puede ser ingenua sobre las posibi- pañado por la convergencia del “buen con-
lidades de acción en situación, pero no pue- sejo” (eubulia) o capacidad de descubrir al-
de ser dolosa (con dolus malus), negando las ternativas o posibilidades, el “buen juicio”
interconexiones del conjunto. (synesis) o sensatez para discernir lo más
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conveniente y la gnome o perspicacia para aparato cognoscitivo prudencial, pueden rea-


definir excepciones a las reglas comunes. lizarse los fines de la justicia, de la fortaleza
o de la temperancia. Se supone que el justo
De acuerdo con el aparato prudencial des- es dueño de sus deberes, que el fuerte es due-
crito (organon prudentiae), la situación y las ño de sus temores y que el temperado es due-
circunstancias de cada caso nos llevan a ño de su capacidad de placer; pero todos esos
reinventamos, a perfilarnos de nuevo; pero dominios personales hacen variar las accio-
eso no significa que no haya principios y nes según el conocimiento de la realidad que
normas éticas universales. Son estos preci- va proporcionando la prudencia, encargada
samente los que generan el esfuerzo de la de proveer los medios adecuados.
memoria, del pedir consejo, de la sensatez,
de la precaución, etc. No podemos Escribe Tomás: “La prudencia es la virtud
autoparirnos de cualquier manera, partiendo más necesaria para la vida humana. Efecti-
de cero. Se atribuye un valor efectivo a la vamente, vivir bien consiste en obrar bien,
variedad de las situaciones humanas, pero sin pero para que uno obre bien no sólo se re-
olvidar el núcleo permanente del recto vivir quiere la obra que se hace, sino también el
humano. Nuestra razón práctica ha de deter- modo de hacerla, esto es, que obre conforme
minar en cada caso lo que hemos de hacer a recta elección, y no por impulso o pasión.
para actuar en consonancia con las exigen- Mas como la elección es respecto de los
cias de los otros dinamismos éticos: medios para conseguir un fin, la rectitud de
temperancia, fortaleza, justicia. El dinamis- la elección requiere dos cosas, a saber: el fin
mo ético de la prudencia es la disposición debido y el medio convenientemente orde-
operativa necesaria para que los fines de es- nado al fin debido...; y respecto del medio
tas virtudes se cumplan y no de forma even- adecuado al fin debido, necesita el hombre
tual, sino precisamente habitual, de tal ma- disponerse directamente mediante el hábito
nera que se estabilice el propio carácter como de la razón, ya que el deliberar y elegir, que
generador permanente de respuestas valio- versan sobre los medios, son actos de la ra-
sas. El objeto propio de la ética no son los zón. Por consiguiente, es necesario que en la
actos tomados uno a uno, sino el ethos inte- razón exista alguna virtud intelectual que la
gral que define la vocación humana de cada perfeccione convenientemente respecto de
uno. Mientras no se posea la prudencia, los medios a elegir para la consecución del
integradora estable de todas las virtudes, nin- fin, y tal virtud es la prudencia”. (S.T. I-II,
gún hombre tendría inclinación al recto com- 57,5).
portamiento en todas las ocasiones, así se
equivoque muchas veces. Existe en Tomás una “ontología”, cuya
tipología reúne más de veinte términos, que
Por esa razón, Tomás afirma la supremacía se relaciona especialmente con quienes no
de la prudencia. Ella “domina” a las demás han alcanzado la autonomía inteligente de la
virtudes porque se especializa en conocer la prudencia. Su razón práctica resulta embo-
realidad objetiva. “Lo primero que se exige tada, incapaz de conocer la realidad y, por
de quien obra es que conozca”, afirma el tanto, de discernir lo bueno. La prudencia es
Aquinate. Quien ignora cómo son verdade- el signo de la mayoría de edad, expresión de
ramente las cosas en cada situación no pue- la libertad, precisamente porque es un poder
de obrar bien, pues esto supone verdad, y ésta estable de adecuar las decisiones a las cir-
no se da sino en conformidad con la reali- cunstancias que van reclamando justicia, for-
dad. Conocida la realidad, de acuerdo con el taleza o templanza, o todas a la vez. Éstas le
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dan contenido o materia a la prudencia, pero epígrafes del libro anuncian lo que será el
ésta tiene sobre ellas la primacía visiva, desarrollo discursivo: “El problema de la
previsiva y provisiva. En este todo dinámico elección, el problema de la vida entera”
de las virtudes unificadas por la prudencia (Georges Perec); “Todos estamos determi-
consiste la libertad moral de que carecen to- nados por el hecho de que hemos nacido
dos los tontos, que obran generalmente por humanos y, en consecuencia, por la tarea in-
temor y sin autonomía creativa. terminable de tener que elegir constantemen-
te, tenemos que elegir los medios juntamen-
Si alcanzar la prudencia fue la meta de la te con los fines. No debemos confiar en na-
educación durante la Edad Media, después die que nos salve, sino conocer bien el he-
del Renacimiento su ensamblaje se fue cho de que las elecciones erróneas nos ha-
desintegrando y algunos aspectos se cen incapaces de salvamos” (Erich Fromm).
hipertrofiaron gradualmente. Pasando por
Maquiavelo (1469-1527) hasta llegar a
Baltasar Gracián (1601-1658, Oráculo ma- 3. La prudencia política tomasiana
nual y arte de prudencia), la prudencia se va
entendiendo más como astucia, cautela, si- Así como la persona necesita la prudencia
mulación y dolo, para no comprometerse en para conducir racionalmente su propia vida
ninguna situación. Perdiendo lo que tenía de (ver, juzgar y actuar), de igual manera los
audacia creativa y responsable en situación, sujetos colectivos requieren formas propias
pasa a significar el arte de escurrir el bulto, de prudencia para orientar su propia “volun-
de no correr riesgos. Por eso, Kant la des- tad” y su “obrar” de realidades relacionales.
echa de su ética, al considerarla mera habili- Las “prudencias colectivas” evitan que los
dad pragmática para ejercer influjo sobre los fines comunitarios o sociales se ejecuten a
otros, para utilizarlos conforme a los propios ciegas, pues toda “prudencia” impone cono-
designios de bienestar privado. cer la realidad y, a partir de ese conocimien-
to, determinar lo que se debe o no se debe
Llama la atención que hoy un Fernando realizar. La “prudencia” no halla bienes si
Savater (2003) se sienta urgido a escribir no descubre primero las cosas que fundan
acerca de El valor de elegir, que no es sino las verdades del quehacer práctico. El deber
un nuevo tratado de frónesis. Después de que establece la “prudencia” está determi-
preguntarse: ¿qué es lo que define al ser hu- nado por el ser. Negar la principalidad de la
mano?, se responde que “no son los instin- “prudencia” es caer en el espontaneísmo o
tos o nuestra situación genética, tan seme- en el voluntarismo del poder. La realización
jantes a los de otros animales, sino nuestra de la justicia —que es fenómeno de convi-
capacidad de decidir e inventar acciones que vencia— no puede soslayar la presencia de
transforman la realidad... y a nosotros mis- la prudencia, que es previo y concomitante
mos”2. A tal disposición no la llama precisa- conocimiento objetivo de lo que pide la rea-
mente prudencia —término desgastado y con lidad social. Sólo la objetividad puede ga-
muchas connotaciones que ya no dicen lo que rantizar que se dé su derecho a cada uno. La
era la frónesis ni la vieja “prudencia” justicia sin prudencia produce injusticia.
tomista—, sino “libertad” a secas. Los dos

2
Fernando Savater, El valor de elegir (Barcelona: Ariel, 2003).
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En la q. 48, 1 de la II-II, Aquino clasifica las Y de la prudencia política o de los súbditos,


prudencias según los sujetos. Después de precisa en el art. 2: “El siervo es movido por
señalar las partes integrales de la prudencia su señor por el imperio, igual que el súbdito
y distribuirlas según los tres momentos del por el jefe, pero de modo distinto a como
conocimiento, explica: “son partes de la pru- son movidos los animales irracionales y los
dencia en sentido propio, la prudencia con seres inanimados por sus respectivos princi-
que cada cual se gobierna a sí mismo y la pios motores. En efecto, tanto los unos como
prudencia ordenada al gobierno de la multi- los otros son solamente impelidos, pero no
tud; una y otra son específicamente distin- se conducen por sí mismos, ya que carecen
tas... La prudencia que gobierna la multitud del dominio de sí por medio del libre albe-
se diversifica, a su vez, según las especies drío... En cambio, los siervos y cualquier cla-
distintas de multitud. Hay, en primer lugar, se de súbditos son regidos por el mandato de
una multitud congregada en orden a un ne- otro, pero moviéndose ellos libremente. Por
gocio particular, como el ejército se reúne eso necesitan la rectitud del gobierno para
para luchar, y de ello se encarga la prudencia regirse ellos mismos en la obediencia a los
militar; otra multitud se forma para toda la príncipes. Esa es la función propia de la es-
vida, como es la casa o familia, y ésta se rige pecie de prudencia llamada política”.
por la prudencia económica; o la agrupación
de una ciudad o de una nación, para cuya La prudencia política de los subordinados es,
dirección reside en el jefe la prudencia de pues, el correlato necesario a la prudencia
gobierno; en los súbditos, en cambio, la pru- gubernativa, y no se trata de una prudencia
dencia política propiamente dicha”. obediencial pasiva, pues “todo hombre, al ser
racional, debe participar en las directrices del
En la q. 50, arts. 1, 2 y 3, da un orden a la gobierno según el juicio de su propia razón”
clasificación anterior así: prudencia guber- (q. 47, a. 12). Esto lleva a pensar que la
nativa o regnativa, prudencia política, pru- gobernabilidad, como posibilidad de gober-
dencia económica y prudencia militar. De la nar con eficacia, supone la gobernabilidad
primera escribe: “La función propia de la como aptitud para ser gobernados o volun-
prudencia es dirigir y mandar. De ahí que tad de sujeción de los súbditos. Lo que equi-
donde hay razón especial de régimen o im- vale a decir que no hay gobemabilidad en
perio de los actos humanos, hay también ra- sentido activo por parte del gobierno sin la
zón especial de prudencia. Ahora bien, re- correspondiente legitimación por parte de los
sulta evidente que existe razón especial y gobernados. Afirma Tomás que la prudencia
perfecta de régimen en quien no sólo debe del gobernante es “arquitectónica” o cons-
regirse a sí mismo, sino también a la comu- tructiva del todo social y que la prudencia de
nidad perfecta de una ciudad o de un reino. los súbditos es “ejecutora de un plan” (q. 47,
En efecto, la república es tanto más perfecta 12), pero ya se sabe que los ejecutores de-
cuanto más universal, extendiéndose a más ben discernir el valor del plan y llevarlo a
cosas y llegando a un fin más elevado. De cabo libremente. La potestas del gobernante
ahí que, por una razón especial y resulta anulada sin el apoyo realizativo de la
perfectísima, atañe la prudencia al rey, a potentia o fuerza activa de la multitud.
quien incumbe regir la ciudad o el reino. Por
eso entre las especies de prudencia se enu- En el Comentario a la Ética, L. VI, lec. VI,
mera la regnativa”. Tomás explica que la “prudencia arquitectó-
28 Cuadernos de filosofía latinoamericana

nica” del gobernante se llama también Fundándose en los tres conocimientos, To-
“compositiva o determinativa de la ley”: más se eleva a la condición de consejero de
“Pues se denomina arte arquitectónico el que prudencia gubernativa y esboza una com-
determina lo que debe ser realizado por los prensión de totalidad de la realidad política,
demás. De ahí que los gobernantes, que dic- que podría concretarse en estos principios y
tan leyes a sus súbditos, se hallen en lo con- reglas: 1) El hombre es animal social y polí-
cerniente a la civilidad como los arquitectos tico por naturaleza; 2) frente al homo homini
en lo hecho o fabricado. Por ello, componer lupus del comediógrafo Plauto (s. III-II a. C.),
la ley, o sea, la recta razón según la cual los es .preciso afirmar que “el hombre es para
gobernantes dictan leyes rectas, es llamada todo hombre un familiar y amigo” (Omnis
prudencia arquitectónica”. En este caso, la homo omni homini familiaris et amicus) (S.T.,
prudencia política de los ciudadanos se en- II-II, 114, 2; Contra Gentiles, IV, 54); 3) esa
carga de “la aplicación de la ley universal- tendencia amistosa se concreta en la “amis-
mente instituida a lo particular operable”. tad de los conciudadanos” (amicitia
concivium), fundada en la “comunión civil”
Teniendo en cuenta lo anterior y lugares (communicatione civili) (II-II, 26, 8); 4) el
concordantes, se puede concluir con esta cla- bien de los conciudadanos es un bien de co-
sificación de la prudencia política, género munión o bien común; 5) “el bien común es
que articula estas especies: prudencia guber- el fin de las personas singulares que existen
nativa o regnativa (del régimen, arquitectó- en comunidad, como el fin del todo es el fin
nica o legislativa, de la justicia y militar); de cualquiera de sus partes” (S.T. II-II, 58, a.
prudencia política propiamente dicha, que 9); 6) el bien común —aquel aspecto del bien
corresponde a quienes constituyen el cuerpo personal que sólo en común puede
social de la polis o del pueblo; y prudencia alcanzarse— está integrado por tres tipos
de los grupos restringidos intrapolíticos, que fundamentales de fines o bienes: la unidad
se rigen, por analogía, con criterios de “pru- de la paz y la seguridad de los súbditos, po-
dencia económica” o de la casa (oikos). der obrar virtuosa y libremente, “suficiencia
de los bienes corporales, cuyo uso es indis-
3.1 Prudencia gubernativa pensable para una acción virtuosa” (De
Si, de acuerdo con el Aquino, el punto de Regno, I, 16); 7) todos los regímenes políti-
partida de toda prudencia es el conocimien- cos que buscan el bien común (monarquía,
to de la realidad, antes que el pensar sobre aristocracia, democracia) pueden ser adecua-
ella, y que ese conocimiento debe arrancar dos según las circunstancias, pero el régimen
con tres mínimos –lo que las “cosas pasa- mixto es preferible cuando todos han adqui-
das” sugieren (“memoria”), lo que las “co- rido el hábito de la prudencia “política”.
sas presentes” indican (“inteligencia”) y lo
que las “autoridades” enseñan (“docilidad”)– 3.1.2 “Arquitectónica” o legislativa
, el ejercicio de la prudencia gubernativa de-
La prudencia gubernativa se torna “arquitec-
berá comenzar también por ese triple cono-
tónica” y entonces debe ceñirse a estos prin-
cer, recuperando el pasado del saber políti-
cipios de la experiencia histórica y del saber
co, atendiendo a lo que los hechos políticos
recibido: 1) los instrumentos jurídicos de
presentes reclaman y aprendiendo de los
construcción social son dos: las normas ge-
maestros de la política (de ayer y de hoy).
nerales de la autoridad y la costumbre, naci-
3.1.1 Del régimen
Vol. 26, No. 93 (2005) 29

da espontáneamente de la vida social y here- (De Regno, I, 10); 12) todo el pueblo debe
dadas de “nuestros antepasados” (I-II, 97, 3); controlar que las leyes sean para utilidad
2) la autoridad tiene el derecho-deber de pro- común (I-II, 105, 2).
mulgar leyes como determinaciones de la ley
natural, para el bien común y para el cuida- 3.1.3 De la justicia
do de la comunidad; 3) el príncipe no está
sometido a la vis coactiva de las leyes, pero Tanto a la prudencia gubernativa como a la
sí a su vis directiva; 4) el fin de las normas política corresponde servir a los fines de la
jurídicas es “ayudar a los hombres a hacerse justicia, que es el cometido del “nosotros”
buenos” (I-II. 95, 1); 5) aunque nadie se hace de la república, pues por medio de su accio-
bueno por temor, las normas deben ser coac- nar alteritivo se produce el bien común: con-
tivas y coercitivas porque hay siempre un junto de condiciones externas (paz, abundan-
número relevante de individuos mal dispues- cia de bienes) que posibilitan tanto la per-
tos, rebeldes e inclinados al vicio, contra manencia de la sociedad como el desarrollo
quienes es preciso utilizar la fuerza y el te- de la vida personal y de las comunidades en
mor (I-II, 95, 1); 6) éstos últimos, al que ésta se inserta. Pero la prudencia en la
acostumbrarase por la fuerza a comportarse realización de la justicia debe guiarse por
honestamente, podrán llegar a cumplir libre- algunos principios y criterios prácticos de-
mente (voluntarie) lo que antes hacían por cantados por la historia y la reflexión autori-
miedo (I-II, 95, 1); 7) las leyes de validez zada: 1) “Es preciso que el fin de la comuni-
general ayudan a coordinar las relaciones dad coincida con el del individuo” (De
sociales con el fin de hacer posible que los Regno, 1,15); 2) por ello, existen dos formas
ciudadanos “prevean” cuál será el compor- de bien común: el colectivo, que asegura la
tamiento de los demás en determinadas si- conservación del todo social, y el distributi-
tuaciones (I-II, 95, 2); 8) las leyes se dictan vo, que reparte bienes a los particulares; 3)
basándose en lo que ocurre o puede ocurrir tres tipos de relaciones estructuran la diná-
en la mayor parte de los casos (I-II, 96, 6); mica de las dos formas de bien común, regu-
9) las leyes deben adecuarse a la condición ladas por sendas formas de justicia: de los
de los hombres a los que se dirigen y, por miembros al todo social (justicia general),
ello, no deberán prohibir todos los vicios, del todo social a los miembros (justicia
sino los “más graves, de los cuales es más distributiva), de los miembros entre sí (justi-
posible abstenerse a la mayor parte de los cia conmutativa); 4) “Si el acto de justicia
hombres, especialmente aquellas cosas que consiste en dar a cada uno lo suyo, es porque
son para el perjuicio de los demás, sin cuya dicho acto supone otro precedente, por vir-
prohibición la sociedad no se podría conser- tud del cual algo se constituye en propiedad
var, como son los homicidios, hurtos y otros de alguien” (Contra Gentiles, II, 28); 5) “El
vicios similares” (I-II, 96, 2); 10) la ley no acto por el cual se constituye inicialmente
debe mandar todos los actos de todas las vir- algo en propio de alguien, no puede ser un
tudes, sino sólo los que tienen una relación acto de justicia” (Contra Gentiles, II, 28); la
directa con el bien común (I-II, 96, 2); 11) razón de débito se encuentra antes en la ley
no hay que hacer un uso excesivo de leyes natural, los contratos, los servicios, las pro-
positivas, porque eso extiende el temor y mesas, disposiciones legales, etc.; 6) el de-
puede generar una reacción violenta como recho no es la ley, sino la “cosa misma”, la
cuando aumenta la presión del agua represada realidad, el objeto debidos: cosas u objetos
30 Cuadernos de filosofía latinoamericana

corporales e incorporales, acciones, omisio- sa del bien público es lícito hacer guerra en
nes..., todo aquello sobre lo cual el hombre días festivos si la necesidad lo exige.
puede decir mío, tuyo, suyo, y que simultá-
neamente sea objeto o contenido de las rela- 3.2 Prudencia política
ciones intersubjetivas; 7) las normas son ape-
nas mensura iuris, medidas de las cosas de- 3.2.1 De los ciudadanos
bidas; 8) es preciso indagar más allá de las
normas para hallar la plenitud de los dere- Esta prudencia política en sentido propio,
chos... Tomás propone principios prudencia- parte también del conocimiento tanto de los
les para casos de justicia distributiva y datos de la situación como de la experiencia
conmutativa, para las funciones del juez, del histórica y el saber de las “autoridades” del
testigo, del abogado, etc. pasado. El ciudadano como tal y el “noso-
tros” de la “multitud” deben partir de algu-
3.1.4 La prudencia militar nos principios y reglas mínimos derivados
de esa experiencia y de ese saber: 1) la justi-
Prolongación de la gubernativa, esta pruden- cia general compromete a cada uno en la
cia conoce y ordena las acciones guerreras construcción y mantenimiento del bien co-
tanto del gobernante como de los jefes del mún, aportando cuanto las leyes prevén como
ejército y de los soldados. El pequeño trata- los distintos hábitos operativos de la perso-
do sobre la guerra, de la q. 40 II-II, presenta nalidad moral adquirida; 2) “el pueblo es
los principios y reglas que deben guiar el uso asamblea de la multitud, asociada por con-
de la violencia justa: 1) Para que la guerra senso de acuerdo con el derecho y por co-
sea justa se requiere la autoridad del prínci- munión de utilidad” (I-II, 105, 2); 3) los ciu-
pe, a quien compete “defender el bien públi- dadanos vigilan el bien común colectivo,
co” de la ciudad, del reino o de la provincia; exigen distribuciones proporcionadas a las
2) se requiere causa justa (vindicar injurias, distintas situaciones particulares y generan
atropellos o robos); 3) que sea recta la inten- abundancia mediante el intercambio de bie-
ción de los contendientes: para promover el nes; 4) para que pueda haber intercambios,
bien y evitar el mal, por deseo de paz o para los ciudadanos deben poseer medios de vida;
frenar a los malos y favorecer a los buenos; 5) aunque el uso de las cosas exteriores debe
4) la mala intención hace injusta la guerra: ser común, cada uno debe poseer cosas pro-
el deseo de dañar, la crueldad de vengarse, pias con fines de administración y distribu-
el ánimo implacable, la ferocidad en la lu- ción (II-II, 66, 2); 6) el pueblo debe vigilar
cha, la pasión de dominar...; 5) deben prohi- que los gobernantes no se conviertan en tira-
birse los ejercicios militares (o simulacros) nos, pero “si el tirano no comete excesos, es
peligrosos que dan lugar a muertes y pilla- preferible soportar temporalmente una tira-
jes; 6) “bajo ningún título les es permitido a nía moderada que oponerse a ella, porque tal
los clérigos tomar parte en la guerra”, a no oposición puede implicar peligros mucho
ser para exhortar, absolver y otros auxilios mayores que la misma tiranía” (De Regno, I,
espirituales; 7) hay derechos de guerra y pac- 6); 7) se debe resistir al tirano y no guardarle
tos que deben cumplirse, incluso entre ene- el “pacto”, pero no se debe actuar por pre-
migos; 8) se puede engañar al enemigo ocul- sunción particular de alguno; 8) la sedición
tando propósitos o intenciones; 9) en defen- (stasis) o fragmentación del cuerpo social
es la peor amenaza a la unidad del pueblo.
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Las recomendaciones de Tomás para la “pru- les debe abrirse cada persona—, y como ade-
dencia política” frente a la tiranía hacen re- más la sociedad política no es el fin último,
cordar el análisis que hace George Orwell las personas deben buscar otros “bienes co-
en la Rebelión en la granja cuyo mundo na- munes” que les permitan afirmar sus identi-
rrado nos lleva al insólito ambiente “políti- dades o trascender los límites de las organi-
co” de las animales de la granja de los Jones, zaciones políticas; 2) “El hombre no se or-
que se sublevan contra sus dueños humanos dena a la comunidad política con todo su ser
y los vencen, liderados por un viejo cerdo y con todas sus cosas: y por consiguiente no
sabio (Viejo Mayor o Willingdon Beauty). es necesario que cualquier acto suyo sea
Los cerdos de la república animal diseñan meritorio o demeritorio en relación con la
un Estado-policía en el que “todo lo que no comunidad política, sino que todo lo que el
es obligatorio está prohibido”. En la nueva hombre es, y todo lo que puede y tiene, debe
sociedad los animales son iguales, “pero al- ordenarse a Dios” (I-II, q. 21, 4); 3) el “bien
gunos son más iguales que otros”. La rebe- común” de la sociedad política es el fin del
lión fracasará al surgir entre los distintos ani- hombre en la medida en que el hombre es
males rivalidades y envidias, y al aliarse al- parte de esa comunidad, como ciudadano;
gunos con los amos derrocados, traicionan- pero si esa comunidad no recoge en toda su
do su identidad e intereses zoológicos. La plenitud al hombre o lo que implica la digni-
mayoría de los ingenuos zoopolíticos igno- dad de la persona, el bien propio de cada uno
raban lo que había escrito Tomás: “Suele excede la ordenación política; 4) si bien “todo
suceder en la tiranía que el tirano posterior hombre es para todo hombre un familiar y
resulte peor que su precedente, pues no sólo amigo” —lo que genera simpatías espontá-
no suprime las cargas anteriores, sino que él neas entre congéneres—, las exigencias
mismo prepara otras mayores en su malvado existenciales de la amistad no son realiza-
corazón” (De Regno, 1,6). bles a nivel universal ni siquiera a nivel de
la sociedad política: la benevolencia, la reci-
3.2.2 De los grupos restringidos procidad y la comunidad de intereses no se
intrapolíticos dan efectivamente sino entre próximos, en
relaciones con rostro, no anónimas; 5) la fa-
Dentro de la “prudencia política”, que vin- milia (en cuyo seno las amistades son más
cula a cada ciudadano con el pueblo con fuertes) es el “útero espiritual” de las perso-
miras al bien común político, se dan formas nas, y su bien común es el medio natural tanto
de prudencia de grupos restringidos o de “co- para engendrar al hijo como para educarlo y
munidades de amistad”, como la familia, las conducirlo al estado de perfección que exige
relaciones de trabajo, los gremios, las cofra- la autonomía prudencial; 6) el hombre se
días, las órdenes religiosas, etc., que viven encuentra ordenado a distintos “bienes co-
en el seno de la sociedad política, pero que munes” con distinta función medial, no
tienen “bienes comunes” propios, a veces reductibles el uno al otro, con diferentes exi-
apuntando a fines más altos que la repúbli- gencias de “amistad”; 7) los respectivos
ca. Su accionar prudencial debe tener en reagrupamientos humanos, aun estando aso-
cuenta, como punto de partida, algunos prin- ciados entre sí, deberán gozar de la necesa-
cipios y reglas: 1) Como la sociedad política ria autonomía y protección por parte de la
no es la comunidad humana y mucho menos sociedad política; 8) un bien común no pue-
la comunidad del universo —hacia las cua- de absorber o anular los demás.
32 Cuadernos de filosofía latinoamericana

Los “bienes comunes” selectivos o especia- que no hay salida y que cuando la red se abra,
lizados, en el interior del “bien común” polí- no hallará liberación, sino muerte. El filóso-
tico o más allá de éste, abiertos eventualmen- fo lo sabe y les recomienda a los peces apro-
te a comunidades de espíritus que no se en- vechar lo que les queda de vida y esperar la
cuentran como ciudadanos, sino como hom- muerte con serenidad. Pero Bobbio descu-
bres, como creyentes, como cultivadores de bre una tercera metáfora: la del laberinto, que
valores, como miembros de “cuerpos místi- tiene alguna salida, pero ni el filósofo sabe
cos” o de “cosmópolis”, expresan el aserto cuál es, pues él también está en la misma si-
tomasiano de que el hombre (el “animal más tuación de los demás. Su tarea es la del pru-
comunicativo”) nace social, con aptitud dente que enseña “a coordinar los esfuerzos,
“multisocial”, y se hace luego parcialmente a no arrojarse de cabeza a la acción, y al mis-
político. Lo político no absorbe todo lo so- mo tiempo a no demorarse en la inacción, a
cial. No hay univocidad entre social y políti- hacer elecciones razonadas, a proponerse, a
co, entre sociedad y polis, entre sociedad y título de hipótesis, metas intermedias, corri-
república. No podrá confundirse nunca la giendo el itinerario durante el trayecto si es
“seguridad del Estado” con la “seguridad de necesario, a adaptar los medios al fin, a re-
la sociedad”, de la comunidad, ni el orden conocer los caminos equivocados y abando-
público con el orden social, ni la paz del Es- narlos una vez reconocidos como tales”3.
tado como la paz social, ni ser buen ciuda-
dano con ser persona humana. Jürgen Es posible que el prudencialismo tomista, sin
Habermas en, Teoría y praxis, descubre que desdeñar la habilidad del filósofo de la bote-
Tomás de Aquino, al legitimar un cambio de lla que cuenta con algunas certezas, sienta
vocabulario, “transforma la política profunda simpatía por el filósofo del labe-
aristotélica en una filosofía de lo social” en rinto. Porque, en cuanto filósofo especulati-
la cual la polis o Estado queda relativizada y vo, el tomista parece estar convencido de
trascendida. Ese cambio clave consistió en “cómo son las cosas”, su papel se parece
haber preferido la traducción del zoon bastante al del primer filósofo. Porque, como
politikon por “animal social”. filósofo práctico, no parece seguro de ver-
dades inmutables y es afectado por la incer-
tidumbre, el prudente tomista actúa como el
4. Prudencia política tomasiana y filósofo del laberinto, cuyas tareas son pre-
“laberinto colombiano” cisamente las del ejercicio de la prudencia,
que exige “no arrojarse de cabeza en la ac-
Norberto Bobbio, en El problema de la gue- ción”, “no demorarse en la inacción” y “adap-
rra y las vías de la paz, comenzaba comen- tar los medios al fin”.
tando la opinión de Wittgenstein sobre la ta-
rea de la filosofía: “enseñar a la mosca a sa- Tomás sugería una posible cuarta imagen de
lir de la botella”, representación global de la la vida humana: la del barco, que no se hizo
vida humana. De acuerdo con la imagen, el para estar seguro en el puerto, sino para
filósofo estaría fuera de la botella y sabría adentrarse, con todos los riesgos, en altamar
hacia dónde guiar a la mosca. Bobbio pensa- (I-II, 2, 5). El barco tomasiano era, sin duda,
ba que era posible otra metáfora: la del pez un navío de su época, no un crucero moder-
en la red, que se debate boqueante sin saber no. El filósofo prudente lo que hace es reco-

3
Norberto Bobbio, El problema de la guerra y las vías de la paz (Barcelona: Gedisa, 198l) p. 22.
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mendar al timonel de ese barco que debe lle- nal— analiza la relación entre conflicto ar-
varlo a buen puerto, a través del proceloso mado y desarrollo humano (cap. 4), obser-
mar y con la azarosa ayuda de los vientos. vando el impacto sobre las víctimas (cap. 5)
“La nave, que se mueve por el impulso de y explicando cómo el desarrollo humano se-
vientos diversos hacia lugares distintos — ría la salida del laberinto (cap. 6) (“razón”,
escribe Tomás—, no llegaría al fin previsto “docilidad”, “providencia”); la tercera parte
si no fuera dirigida hacia el puerto por un detalla políticas, programas o medidas con-
timonel competente” (De Regno, I, 1). Esta cretas que, a la luz de lo anterior, serían más
imagen naviera es utilizada varias veces por adecuadas para atenuar o corregir los daños
Tomás como metáfora de la prudencia gu- y facilitar la solución del conflicto armado
bernativa en sus distintas especies. (seguridad, justicia, atención a víctimas, se-
car finanzas de la guerra, combatir
En 2003, el PNUD (Programa de las Nacio- narcotráfico, fortalecer gobernabilidad local,
nes Unidas para el Desarrollo) publicó El resolver tensiones sociales...) (“solercia”,
conflicto, callejón con salida, Informe Na- “providencia”, “cautela”); y la cuarta parte
cional de Desarrollo Humano para Colom- se centra en el papel que podrían desempe-
bia, bajo la dirección de Hernando Gómez ñar el sistema educativo y los medios de co-
Buendía. El título recupera la imagen del la- municación, sociedad civil y comunidad in-
berinto, y el representante del PNUD, en la ternacional (“circunspección”, “providen-
presentación, alude a la “carta de navega- cia”, “cautela”)...
ción” que pretende ser el abultado documento
de 500 páginas. Así, pues, una imagen del Junto a la “prudencia política”, que urge la
filósofo prudente de Bobbio y la imagen del participación activa de las distintas fuerzas
gobernante-navegante de Tomás. En el labe- sociales (con llamado a las organizaciones
rinto no hay ruta segura y la brújula no fun- locales y a las distintas comunidades), se
ciona; y en el barco hay “carta de navega- enfatiza el papel de la “prudencia gubernati-
ción” y seguramente brújula, pero nadie ga- va” en sus aspectos “legislativo” y de “justi-
rantiza vientos ni oleajes. En ambos casos, cia”, sin descartar la importancia de la “pru-
hay una seguridad mínima: se sabe a dónde dencia militar”, aun reconociendo que los
se quiere llegar (hay salida, hay puerto), pero cuatro ejércitos (Fuerzas Armadas, AUC,
la incertidumbre es alta: ¿dónde está la sali- FARC, ELN) llevan perdida la guerra, que
da? ¿tenemos vientos y oleajes favorables? no cumple los requisitos del ius ad bellum ni
del ius in bello tomasianos. Se trata de una
El libro parece un deliberado ejercicio de larga seditio que fragmenta la unidad de la
“prudencia política” integral en el sentido ex- patria. La salida del laberinto (“callejón”) no
puesto, que ensambla elementos análogos a es de ejércitos vencedores. Como escribe
los del organon prudentiae aquiniano: la pri- Bobbio: “La única cosa que el hombre del
mera parte presenta una mirada a la historia laberinto ha aprendido de la experiencia (su-
y al contexto político (cap. 1), junto con una puesto que haya llegado a la madurez men-
mirada a la geografía y a las diferencias re- tal de aprender la lección de la experiencia)
gionales (cap. 2), para apreciar mejor la cre- es que hay calles sin salida: la única lección
ciente degradación del conflicto (cap. 3) del laberinto es la de la calle bloqueada”4, y
(“memoria”, “inteligencia”); la segunda parte una de esas calles bloqueadas es precisamen-
—con atención a la experiencia internacio- te la de la guerra.
34 Cuadernos de filosofía latinoamericana

El libro del PNUD indica hacia dónde guiar únicas maneras de que la salida del callejón
la salida del laberinto (“el desarrollo” y la se vaya concretando y el rumbo del barco no
participación de todos, tanto en el fortaleci- se desvíe, así haya que seguir esperando.
miento del “bien común colectivo” como en Cuando Epimeteo destapó la caja de Pandora
la acción de la “justicia distributiva” en cuan- no quedó sino la Esperanza, y ésta es una
to justicia social); y cómo maniobrar el bar- virtud cristiana que refuerza la voluntad pru-
co para que no zozobre entre los agentes del dencial de acertar en la búsqueda y elección
conflicto (“humanizar la guerra mientras de los medios para lograr el objetivo de la
dure”, pactar la paz negociando). justicia general: reconstruir el bien común
colectivo, para que recupere su fuerza
Las dos prudencias políticas (gubernativa y distributiva.
ciudadana), en sinergia multilateral, son las

4
Bobbio, El problema …, p. 23.

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