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Tema – 3 –

La evolución de los instrumentos de viento madera.


Edad Media y Renacimiento

Tras la caída del Imperio Romano en el año 476 la tradición de los instrumentos de
lengüeta desaparece prácticamente de la cultura europea, de forma que se rompe la
continuidad evolutiva de estos instrumentos y quedan relegados al olvido.

Así que no es hasta finales del primer milenio que los instrumentos de lengüeta no reaparecen
en Europa, no como recuperación de la cultura clásica, sino a través de los lazos que se van
estableciendo entre la cultura cristiana europea y la islámica que comienza a penetrar por el
sur. Fueros estos quienes introdujeron procedentes del norte de África y Oriente Próximo los
nuevos instrumentos de lengüeta caracterizados por ser de lengüeta doble y taladro cónico. Los
llamaremos chirimías.

La chirimía:

Las chirimías, conocidas como chalumeau en francés y shawn en inglés, fueron penetrando en
la cultura europea como bien muestras la iconografía sobre éstas y alusiones en manuscritos,
códices y documentos diversos a partir de los siglos XII – XIII. La embocadura de estos
instrumentos es cercana a la de los oboes actuales, salvo que la mayor
parte de la lengüeta se introduce en la boca. La lengüeta se suele montar
dentro de un soporte cilíndrico de madera llamado virola. Tiene forma de
copa, y permite reposar los labios para suavizar la presión. Ello permite
tocar con amplio torrente de sonido sin producir tanta fatiga, además de
proteger la boca contra golpes.

Debido a la amplitud del sonido, estos eran instrumentos más propios del
exterior, viéndose mezclado más bien con instrumentos de viento metal.
En el siglo XV eran comunes las agrupaciones formadas por dos o
tres chirimías y una trompeta o sacabuche. Poco después empezaron
a formarse agrupaciones mayores para ocasiones ceremoniales, añadiendo

Chirimías medievales instrumentos como cornetas, bajones, etc. La prominencia de este


tipo de instrumento de lengüeta se mantiene hasta el principio del siglo
XVII, sobre todo por la irrupción del oboe. Así su uso empezó a decaer y quedar
reducido hasta quedar ligado mayoritariamente a costumbres locales o regionales, como es el
caso de la bombarda bretona, las tenoras y tiples españoles, etc.

El Cromorno:

Otro instrumento de lengüeta desarrollado en la alta Edad Media y con importancia en el


Renacimiento es el cromorno. Su nombre proviene del alemán, krumm (curvo) horn (cuerno),
debido a su forma en “J”. El taladro es cilíndrico, aunque se suele ensanchar hacia el extremo
inferior. Su digitación es como la de la flauta dulce, aunque no se puede realizar tránsito de
armónicos por tener doble lengüeta encapsulada en un pequeño tubo con una abertura por la
que se sopla, sin que haya, pues, contacto directo
con la lengüeta. Así su rango es simplemente una
octava más una nota. En la sección curvada suelen
haber agujeros cuya función no es sino oscurecer
la calidad del sonido. Debido a su escaso rango, se
construyeron en muchos tamaños para poder
responder a las distintas necesidades musicales.
Además era un instrumento de poca flexibilidad
sonora por no haber contacto con la lengüeta. Un
taladro estrecho y pequeños agujeros le confería,
además, un sonido amplio y estridente. Pero por
la demanda de mayor dinamismo, flexibilidad, y su Cromornos, Sintagma Musicum, Praetorius

corto rango, hacia mediados del siglo XVII comenzó a


decaer su uso. Podemos conocer su sonido en el siguiente vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=6Pthv29TgRE

El racket:

Un gran número de instrumentos fueron desarrollados en los siglos XV y XVI, como registró
Praetorius en su Sintagma Musicum. Uno de estos instrumentos es el racket, en el que se usaba
una técnica constructiva muy particular: en un tubo de madera cilíndrico muy ancho se taladra
un agujero central, y alrededor ocho taladros paralelos concéntricos al central. Estas
perforaciones se conectan entre sí en sus extremos creando un
tubo continuo nueve veces la longitud del cuerpo. En el central
se inserta un tudel con una amplia lengüeta, rodeada por una
elaborada y decorativa virola. Podemos conocer su sonido en el
siguiente vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=QwPgiVCVxEA

El bajón:

Otro instrumento de importancia es el bajón. También se usa la Racket

idea de los taladros en una única pieza de madera, aunque en este


caso sólo dos, conectados entre sí por un codo en la parte inferior,
del tipo de la culata en el fagot moderno. Su fisonomía redujo la
necesidad de llaves y le confirió grandes ventajas en el registro
grave. Por su fácil construcción pronto se implantó su uso en
bandas callejeras, ensembles religiosos, etc. Praetorius desc ribe
en su tratado desde sopranos a contrabajos. Por no tener un
sonido estridente como los demás que hemos conocido, en
algunos países se le llamaba dulzaina. Podemos conocer su sonido
en el siguiente video:

https://www.youtube.com/watch?v=ovSpmpePMno
Bajones

La flauta:

El instrumento más temprano


conservado que pueda ser identificado
como una flauta dulce data del siglo XIV.
Tiene un taladro aproximadamente
cónico, ocho agujeros al frente
(incluyendo el agujero inferior
duplicado) y un agujero para el pulgar en
la parte de atrás. Estas características han
Flautas dulces, Syntagma Musicum, Praetorius
sido invariablemente propias de las flautas dulces supervivientes de la Edad Media. En el siglo
XVI el instrumento desarrolló una forma conocida comúnmente como la flauta renacentista,
hecha en una sola pieza de madera, con taladro cónico invertido. Se hacían en un amplio rango
de afinaciones, desde sopranino a contrabajo. Las más largas incluían llaves que permitían
alcanzar los orificios más lejanos a los que los dedos no alcanzaban, normalmente protegida
por una fontanelle.

Los primeros vestigios de flauta travesera en la cultura occidental no se encuentran hasta


alrededor del siglo XI de nuestra era. Se piensa que la forma más primitiva de flauta travesera
es la flauta chi de China, que data del siglo IX a.C. Algunas pinturas romanas, como digimos,
muestran instrumentos que podrían ser flautas traveseras, aunque también podrían ser flautas
verticales o instrumentos de lengüeta tocados lateralmente, por lo que hemos de considerar la
primera evidencia firme de su uso el relieve en la urna funeraria etrusca del siglo II a.C. Tras la
desaparición de este instrumento con la caída del Imperio Romano, la primera reaparición no
es hasta el siglo XI d.C. en los países germánicos, y ya alrededor del siglo XIV en España y
Francia, pudiendo hacer el seguimiento de esta propagación hacia el sur de Europa a través de
representaciones en códices, relieves y otros medios de la época. A principios del siglo XVI ya
estaban extendidas por toda Europa. Numerosas flautas de esta época se conservan en
colecciones instrumentísticas. Son esencialmente instrumentos cilíndricos, de una pieza, con un
agujero en la embocadura y seis agujeros para los dedos con los que obtener la escala básica.
Cromáticos eran obtenidos sólo a través de cruce de dedos.

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