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INTRODUCCION
El siguiente trabajo habla sobre el partido socialista en Santiago del Estero y sobre los
intelectuales positivistas y modernistas en Santiago del Estero.
Trabajaremos con los libros de Héctor Daniel Guzmán ambos referidos a los temas ya
nombrados.
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DESARROLLO
Respecto a la cuestión agraria el partido no tuvo éxito con los trabajadores rurales
quienes con trabajo transitorio y analfabetos no tenían interés en la política. El grupo
dirigente entre 1910-1930 apuntalo la presentación electoral en consonancia con la
expansión del Partido Socialista en todo el país.
La estrategia socialista que el grupo de Mackeprang sostuvo entre 1910 y 1917 tenía
una relación colaborativa con el poder conservador santiagueño.
Entre 1910 y 1916 el sudeste con sus estaciones, estancias, colonias y obrajes formo
parte de la región llanada “Chaco santiagueño” la cual en 1855 fue descripta con
bosques, ríos y numerosa población mestiza, esto atrajo la mirada de las empresas
colonizadoras que a fines del siglo XIX siguieron el itinerario de expansión ferroviaria
en las provincias del norte. Los agricultores entre 1910 y 1912 comenzaron a
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organizarse para hacer valer sus reclamos ante terratenientes y políticos, lo cual
favoreció el ingreso de dirigentes socialistas a la “federación agraria Argentina”.
En Santiago del Estero los socialistas del campo comprendieron, que buenas
relaciones de la elite local dio como resultado una convivencia fructífera, para
incrementar sus negocios y posicionarse mejor en una sociedad de transformación.
El partido socialista no tuvo ninguna gravitación en las luchas por el poder político en
Santiago del Estero. En 1895 la provincia registro su primer centro socialista urbano
que corresponde a la capital santiagueña.
La vinculación del partido socialista local con el nacional fue entre 1895 y 1910 de
carácter problemático pues no tuvieron centro locales ni recursos para enviar delegados
a los congresos ni tampoco buena comunicación entre las sedes partidarias. En las
asambleas del centro capitalino santiagueño se tomaron decisiones adaptándose al
contexto local modelando los lineamientos nacionales.
Los ferroviarios fueron para el partido socialista el sector donde se debía realizar la
propaganda en Santiago del Estero pues consideraron a la estación “la isla del
capitalismo”. La práctica política conservadora en el sudeste, como en todo el interior se
basó en las estancias.
En 1910 los socialistas en Santiago del Estero alentaron pactos con el sector
progresista de la elite gobernante. El partido conservador aliado con el PS con la llegada
del radicalismo se dispersó en agrupaciones pequeñas intentando mantener un caudal
electoral en la provincia.
EL PS EN EL SUDESTE 1911-1916
En 1911 Daniel Roldan saco el segundo diario socialista en Santiago del Estero. Su
periódico fu vocero del socialismo en las localidades. Según nueva era el socialismo
conto en 1910 con solo 4 centros organizados “Capital, la Banda, Frías y Fernández” lo
cual explica la poca inserción en el campo santiagueño.
Capital, la Banda, Frías y Robles fueron los distritos más antiguos nacidos a fines del
siglo XIX, mientras que el sudeste cobijo a los nuevos centros con dirigentes rurales.
Nueva Era seguía haciéndose eco de lo que ocurrió, con el PS en el interior atacando
al CE y su política partidaria. Muchos socialistas colaboraron en los distintos espacios
territoriales, participando de actos patrios locales, como una manera de reforzar laxos
con actores políticos nativos especialmente en donde el partido fue débil como en
Santiago del Estero.
El socialismo a nivel nacional, fue consiente de las victorias del radicalismo en las
provincias dominadas por el conservadorismo pero no conoció como funciono el
sistema político en cada provincia.
Es una zona de estancias y bañados que fue colonizada en 1856 lo que muestra el
valor de esas tierras y la presencia temprana de inversores locales y foráneos.
A pesar del interés de colocar a los colonos, este tuvo un deficiente sistema de salud,
seguridad, riego y comunicación, impulsándolos a organizarse para tener representación
ante un estado ausente. Este problema los llevo a conectarse con “grupos judíos obreros
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La situación de Dora, era difícil por los problemas naturales y las deudas
administrativas, recurriendo a un petitorio al gobernador Manuel Argañaraz, al fracasar
esta medida formaron la “agrupamiento de agricultores”, pidiendo al centro socialista
accesoriamente y apoyo. Esto genero la visita de dirigentes socialistas de la Capital en
1912, realizada por todo el sudeste.
En 1913 se formó una sociedad de agricultores, con estatus y una asamblea de socios,
esta asociación recorrió todas las localidades con el fin de impulsar a los agrícolas a
fundar sociedades agrícolas. Esta tuvo una buena relación con Santa Fe, por otro lado,
las asambleas socialistas en la comunidad hebrea, estuvieron vigiladas por la policía y,
la inequidad en la ayuda por parte del gobierno. Produciendo la emigración de los
colonos y trabajadores de Dora, hacia Chaco y Santa Fe.
Al iniciarse la década del 20 Santiago del Estero y su mundo obrero se expandió. Con
más centros, sindicatos y tendencias, con 170 obrajes se convirtió en el pulmón
económico provincial. Los gobiernos radicales impulsaron concesiones de líneas
férreas, construcción de escuelas, servicios municipales y autonomía municipal, plan de
riego, mercados y aeródromos en el sudeste. Si bien muchas de estas obras quedaron en
proyectos, el vecindario de ciertos departamentos vio positivo las propuestas
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Los obrajeros de Santiago del Estero, Santa Fe y Chaco también realizaron sus
reuniones en el sudeste santiagueño y estuvieron en tratativas con el gobierno nacional
para que les bajen los fletes del ferrocarril para que puedan continuar la explotación
forestal y no despedir a los obreros. Estas fueron condenadas por el socialismo, el cual
ataco la buena vecindad entre los radicales con los dueños de los obrajes. El sector
llamado humanista difundió folletos entre los agricultores donde se quiso ganar adeptos.
El Folleto sostuvo un reglamento del trabajo agrícola, alojamiento higiénico de los
trabajadores de campo, impuesto territorial progresivo sobre las propiedades rurales
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según su extensión y valor libre de las mejoras. Pero los socialistas se olvidaron de los
peones que fueron a las cosechas en Santa Fe o Chaco. En 1922 en la reunión de los
socialistas realizada en Suncho Corral, se decidió acompañar a los Centros de Chaco y
Santa Fe en las luchas agrarias. Se protestó por el accionar de la Liga Patriótica en
Pinto, deteniendo a varios dirigentes obreros. También se planteó protestar ante el
gobierno provincial.
Esto nos muestra que el estado provincial tuvo un control policial en el sudeste,
usando la fuerza cuando se creyó que hubo elementos que podían movilizar la
comunidad por sus derechos en contra del gobierno local. La migración de peones del
norte de santa fe en busca de trabajo a Santiago fue otro problema que se trato en los
centros sindicalistas del sudeste santiagueño. En 1922 una filial de la Liga Patriótica
Argentina en Añatuya requiso trenes en busca de los revolucionarios.
La mayor presencia policial del estado provincial en la zona fronteriza con Chaco y
Tucumán obedecía al importante éxodo de trabajadores en todas las provincias del NOA
y NEA. Estas migraciones siempre tuvieron militantes que acompañaron este
nomadismo de peones que debió preocupar al orden vigente ante levantamientos como
Santa Cruz o La Forestal. Añatuya centro neurálgico fue el centro de comunicación de
Jujuy y Rosario.
En 1923 los socialistas siguieron viendo a varias provincias del interior como feudos
y Santiago del Estero, formaba parte de lo que llamaban “movimiento provincialista”,
un tipo de política criolla en la cual los caudillos tuvieron el control de todo el sistema
político en el interior argentino.
En mayo hubo una reunión de centros socialistas en Añatuya con delegados del
interior. En dicho encuentro se recibió representantes de Charata, Firmat y Rafaela.
También hubo presencia de rusos e incluso de USA. La huelga docente por falta de
pago también fue tema de la reunión. Se decidió apoyar a los docentes en sus reclamos
y acompañarlos mediante la prensa y mítines. Pero las brigadas de la Liga Patriótica
recorrieron los pueblos observando que los docentes cumplan su tarea y no se unan a los
centros obreros.
En medio de esta situación Roldan recorrió los centros socialistas del interior para
buscar la adhesión a la USA. La creación en Añatuya de una filial de esta organización
tuvo que ver con el interés del sector socialista para buscar una unión obrera entre todos
los sindicatos de la provincia. Esta estrategia de los humanistas del PS es una forma de
aceptar la realidad. Alurralde vino a Añatuya para apoyar la USA pero los agricultores
no estaban de acuerdo con ese tipo de planes obreros del PS. Pidieron ayuda para los
colonos de charata y Sáenz peña, pero al no recibir apoyo de los centros del sudeste
santiagueño, recurrieron a las filiales de la Federación Agraria. Esto produjo un roce
entre productores y socialistas santiagueños.
En Añatuya salió un diario que defendió la línea humanista, lo cual fue condenado
por el CE capitalino.
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La acción del partido en los barrios capitalinos era distinta. Rava incentivo una
política que le permitió llegar a los obreros por lo cual fue una estrategia aprobada por
el CE local. La creación de “asociaciones barriales” fue una táctica muy útil en un
momento en que la ciudad estaba crecida por la migración rural, que huían de un campo
en crisis. Esto devino en la expansión urbana de barrios obreros capitalinos, en uno de
los cuales nació la “Asociación barrial norte”. Estos espacios fueron sede de varios
gremios.
Ante la crisis del sudeste los aeródromos de Salavina, pinto y Añatuya recibieron
ayuda de Rafaela, Ceres, Charata y San Francisco. Lo cual reforzó la conexión de gran
parte del interior santiagueño con otras provincias, con las cuales compartió enlaces
férreos y aéreos. El crecimiento de medios de comunicación se debió a la presencia de
inversiones porteñas en tierras en toda la región chaqueña.
Rava logro en agosto de 1925 que Roldan disolviera la facción de izquierda llamada
humanista y se uniera al PS oficial. Roldan sirvió de intermediario para que la
“federación agraria” formara parte de una comisión para el problema rural del partido.
A fines del siglo XIX, el positivismo diseñó un dispositivo ideológico que le permitió
al Estado oligárquico direccionar sus mecanismos de dominación y convertirse en el
ideario hegemónico de una elite política e intelectual que daba así legitimidad a sus
acciones de exclusión social y política con respecto al resto de la sociedad.
Los intelectuales apostaron a la eficacia positivista para diseñar una “nueva cultura
progresista y modernizadora” que en cierto modo organiza las relaciones de poder,
excluye y uniforma al mismo tiempo el tejido social. La entrada en acción de los
intelectuales positivistas tiene que ver con la explosión de la red institucional que desde
el Estado se alienta para que la modernización avance sobre todo el espectro social.
Dentro del grupo intelectual positivista surgen voces disidentes como las de Miguel
Cané y Paul Groussac.
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La Sociedad Sarmiento aparecerá en 1888, fundada por don Belisario Flores, docente
normalista; el mismo estuvo formada por obreros urbanos. La sociedad inauguró su
Biblioteca en 1893.
Entre 1906 y 1916 hubo cuatro gobiernos liberales, liderados por José Santillán
(1904-1908), Dámaso Palacio (1908- 1910), Manuel Argañaraz (1910-1912), liberal
católico, y Antenor Álvarez (1912-1916). Estos gobiernos sintetizaron un período de
inestabilidad política, pero también de institucionalización cultural por parte del Estado.
En 1906 se nota la creciente influencia del nacionalismo cultural en algunos
intelectuales locales; una muestra de ello es el apoyo que le dan a Andrés Chazarreta.
Para Altamirano y Sarlo, los programas nacionalistas no son "una ideología
homogénea" en el Centenario, por lo que la tensión entre el cosmopolitismo y la
tradición tiene varios registros. Guillermo Olivera, funcionario del gobierno de
Santillán, coincide con su amigo Bunge en que el problema de la sociedad actual está en
la pérdida "del carácter, de la moral". Parece que Olivera se refiere al carácter nacional,
porque Joaquín V. González, en una carta que le envía, le recomienda el mantenimiento
de las "leyendas del norte", porque tienen que ver con "nuestra nacionalidad".
Nacionalidad que no deja de fundirse con el liberalismo, pues el funeral a Mitre
organizado en Santiago muestra la adhesión de casi todas las instituciones de la
sociedad a uno de los padres de la patria (liberal) y a sus ideas, en un ritual que se repite
con el fallecimiento de Quintana. Estas ideas nacionalistas liberales llegan en momentos
de activa propaganda antiroja en el Círculo de obreros católicos, y en la prensa católica,
contra la filosofía materialista que difunde la Sociedad Sarmiento, reducto de la
sociedad del Magisterio y de los intelectuales liberales reformistas.
Almonacid ya muestra los tópicos que manejan las revistas porteñas que militan en el
citado nacionalismo. Este periódico de intereses generales, que vivía de suscripciones y
propagandas provenientes del comercio e industria local, sacó a la calle ocho números
en 1911, hechos en la Imprenta Almonacid, y luego desapareció. En sus páginas
encontramos artículos católicos, sobre los logros de Pablo Lascano en el extranjero, la
sociedad, la actividad bancaria, la actividad comercial e industrial, la campaña, la
prensa, los avances de la ciencia, los inmigrantes en Santiago, poesías de jóvenes
tucumanos y santiagueños, cartas de los lectores en el interior, y crónicas sobre las
actividades culturales del Colegio Nacional, y sobre los antecedentes históricos de
Mayo y el 9 de julio. En la revista aparece un artículo de Alfredo Ferreira sobre el
positivismo, donde intenta congeniar al materialismo con el catolicismo, en una muestra
de la heterodoxia que comienza a permear la coraza materialista del positivismo. "En
primer lugar, el positivismo no es ateo. En segundo lugar, es la primera construcción
científica que hace plena justicia al catolicismo considerándolo una grande construcción
social y religiosa". En cierto modo, estos intelectuales son la representación de una
burguesía urbana que ya comienza a afianzarse en la sociedad local. Por ello aplauden la
presencia de la Liga Comercial e Industrial en el Congreso Nacional de Comercio
realizado en Rosario en 1911, y la pronta creación del Banco Popular Santiagueño, una
iniciativa de personas con "extensas vinculaciones comerciales e industriales dentro y
fuera de la provincia", y de mucho capital exclusivamente de Santiago. En 1912 un
elemento liberal y positivista llega al gobierno provincial: es Antenor Álvarez, quien en
su programa de gobierno promete difundir "las bibliotecas populares" y "la ciencia de la
educación moderna", banderas del positivismo del grupo Estímulo y defensa, como
pilares de la política educativa de la provincia. Baltasar Olaechea y Alcorta alienta el
regionalismo en la Escuela secundaria, abogando por la enseñanza de la historia y la
geografía santiagueña en
como rural: esto se explica por la importante influencia de las ideas socialistas en el
gremio docente.
La fuerte presencia del modernismo como corriente estética, que contiene un mensaje
anti político o de crítica al sistema oligárquico imperante en el país y en la provincia, se
hace patente en la conferencia que ofreció Ricardo Jaimes Freyre en el Colegio
Nacional, invitado por la Sociedad Sarmiento en1910, donde desarrollo el tema "el
modernismo", dándole así a esta ideología literaria una institucionalización que facilitó
su recepción y difusión en la sociedad santiagueña. En ese espacio que el modernismo
va construyendo en la agenda de los intelectuales, la cuestión nacional ocupa el primer
lugar, al ser el tema fundamental de toda elite pensante del Centenario, ya sean
positivistas o idealistas. Pues no es casual que el modernismo local vaya imponiendo su
registro esteticista desde el campo educativo, porque en el plano literario ya tiene tres
libros claves: El primero de estos libros es Luz…hojas sueltas (1910) de M. Contreras
Lugones, bibliotecario de la Sociedad Sarmiento; el segundo Aurora inquieta (1910) de
Carlos Schaefer Gallo, poeta y miembro de "los Inmortales" porteños; el tercero,
Átomos de vida (1912) de B. Fernández, estudiante del Colegio Nacional.
Ferreyra define a los distintos tipos de intelectuales que habitan la arena cultural en
esos años en Santiago y en el país, y los diferencia de la burguesía y del capitalismo en
sus distintas formas, ya que considera que la cultura no debe contaminarse con el
mercado y sus reglas, y sus agentes (los intelectuales) deben mantenerse al margen de
un público que no los valora y no los comprende.
Para Salinas, el movimiento gremial docente es una necesidad para la defensa de los
derechos del maestro. Dijo Salinas: La época es la del gremialismo; todo lo impone.
Hasta los obreros manuales, que por sus condiciones no se hallan al mismo nivel
intelectual y económico del maestro, nos han probado lo que vale la mancomunidad de
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los esfuerzos gremiales, pues son visibles los progresos que el obrero manual realiza día
a día y los triunfos que por este medio adquiere.
Ese mismo año Baltasar Olaechea y Alcorta, desde el nacionalismo cultural, sigue
con su campaña de instalar la historia local en el centro del debate intelectual, con una
conferencia en el Colegio Nacional sobre "Francisco de Aguirre". En ella Olaechea
lamenta la falta de un archivo provincial, alienta la investigación sobre la historia
santiagueña, y pide que las provincias inicien el trabajo de recuperación histórica de su
pasado a partir del período colonial. Esta preocupación por la difusión de la historia
nacional en la sociedad tiene como objetivo contrarrestar la creciente presencia de
obreros en nuestra ciudad, y sus ideas y sus nuevas formas de vida que comienzan a
darle otra fisonomía a la capital provincial.
Es notorio que el intelectual nacionalista que se irá formando en este período tiene
relación con el cambio en las políticas culturales del Estado, ya que este, ante los
problemas sociales y la influencia de las actividades del socialismo y el anarquismo, se
vio en la necesidad de discursos más cargados de ideales patrióticos que hicieran dar
cuenta a la sociedad que debía volverse a las raíces de nuestro pasado heroico.
Este proyecto centralista que fue el modernismo, que tuvo como fin modernizar las
letras, tuvo su epicentro en las ciudades, por lo que la literatura regional tuvo en nuestra
provincia un claro rasgo urbano, desde donde la elite letrada condujo lo que es la
instrumentación del sistema educativo y la construcción de los patrones de una cultura
local. La llegada de los modernistas implicó para estos una tarea distinta: en el caso que
nos interesa, no sólo renovar la literatura local y ponerla en contacto con los
movimientos literarios nacionales, sino diseñar nuestra cultura identitaria, que fue la
apertura de un trabajo que continuarían, no sin debates interminables, las generaciones
intelectuales venideras. Nuestra literatura local se inicia entonces con dos obras claves
escritas por modernistas, pero adaptadas ya a un proceso de regionalización que tiene
que ver con lo identitario de nuestra provincia: Alma quichua (1910) de Gallo, y
Victoria del hombre (1903) de Rojas. Lo cierto es que hubo en los dos un mismo inicio,
el periodismo, que fue la primera escuela donde aprendieron a escribir sus primeras
producciones, y una misma preocupación: hacer conocer al país nuestra cultura
ancestral. Esta formación liberal, que giraba hacia un idealismo que cuestionaba de
alguna manera la matriz cientificista del positivismo, tuvo un gran éxito de recepción en
una juventud intelectual que ya buscaba otra dirección más culturalista y espiritualista.
Este proceso que atraviesa el paso del siglo XIX al XX se ve marcado por la
fundación de las primeras sociedades culturales, los primeros grupos intelectuales, y los
primeros medios impulsados por estos (revistas). La movilización no hubiese sido
posible sin la intervención del Estado en este movimiento cultural, constituyéndose así
una alianza entre una fracción de intelectuales y el gobierno local, alianza que tuvo sus
frutos, ya que al iniciarse el siglo XX el terreno estaba preparado para las generaciones
venideras, pues algunas instituciones de cultura ya estaban sólidamente establecidas.
Ante estos cambios en la provincia, ya hay una distancia entre un Pablo Lascano y
un Ricardo Rojas: en el primero hay "nostalgia de los tiempos viejos", en el segundo
hay optimismo en el progreso. Es preciso reconocer que, en el plano político, estas
formaciones intelectuales que provienen del liberalismo incluyen un debate en su seno,
que tiene que ver con el clima del centenario y que pone en jaque el proyecto nacional,
especialmente desde el ala conservadora del liberalismo, que comienza a cuestionar el
citado plan y sus efectos. Se siguió el derrotero del intelectual local y sus formas de
intervención, muy limitadas por cierto por la influencia de la política y el Estado en las
prácticas culturales, lo que debilita los intentos de "autonomía" de los intelectuales, pero
refuerza en los movimientos juveniles como el modernista un rechazo hacia la política y
hacia el estilo de vida burgués.
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CONCLUSION
Este trabajo nos permitió indagar más en la historia de nuestra provincia y conocer
más sobre los diferentes movimientos que existieron en Santiago del Estero.