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Prácticas políticas, provinciales y poder nacional

La sucesión de Julio A. Roca (1880 - 1886)

Caso San Juan


Trabajo de integración

Alumna: Indiana Barreiro


Turno: Mañana
Año: 2022
Profesores: Mercedes García Zavaleta, Nicolás Riva
Materia: Historia Argentina II
Introducción
En este trabajo se toma a la provincia de San Juan como caso de estudio para las
elecciones de 1886, entendiendo que la forma de hacer política era a través de alianzas,
negociaciones y convenios en su mayoría. La carrera presidencial era algo que se empezaba
a gestar solo unos meses después de elegido el Presidente, tal como le sucede a Roca al
tener que lidiar con tres candidatos distintos en todo su mandato. Para acceder al poder, si
bien todos pertenecían al mismo partido político, se formaron ligas que sostuvieron a los
candidatos, pues aún no había ningún líder indiscutido al frente del PAN que gobierna sobre
todas las provincias. Estas regiones, ya cada vez más organizadas y contando con el apoyo
de la Constitución federal, debían ser seducidas para permitirle a algún candidato al poder
nacional alcanzar una victoria. Cada provincia tenía un número de electores para las
elecciones presidenciales, y el interés por cada una de ellas varía ya sea en cantidad de
electores que presenta, capital económico o capital político. El caso de San Juan es
enigmático ya que, a nivel nacional, no aporta mucho más que algunos políticos, pues es una
provincia pobre y pequeña demográficamente. Aun a pesar de esto y contra lo que se podría
pronosticar, su papel en la política nacional es interesante y busca sumar poder a su región.
El personalismo político es clave para entender tanto las alianzas nacionales como
provinciales, siendo que, en el caso de San Juan, poco se va a mencionar a partidos y clubes
que, si bien hubo varios, el poder siempre estuvo concentrado en uno solo, el Club del
Pueblo. Lo que hay que tener en cuenta es a los personajes, pues las divisiones siempre
fueron dentro del club mismo, y poco se buscaba un cambio en la forma de gobernar, sino
que querían cambiar al hombre detrás de ella. No iba a ponerse en duda sistemas políticos ni
económicos, sino alianzas y nombres. Para esto se utilizará tanto bibliografía general como
específica, con textos de Alonso y Melo que, si bien mencionan el caso de San Juan, su
visión está enfocada en el poder nacional y la formación de ligas.
Los autores seleccionados para la bibliografía específica de la provincia son varios.
La primera autora es Mafalda Díaz Melián, quien se recibió en la Academia Paraguaya de la
Historia. Fueron varios los trabajos que realizó para varios países de Latinoamérica, como
en la Revista del Instituto Paraguayo, la Universidad Católica de Chile, la Academia
Nacional de la Historia de Argentina, e incluso trabajó con la colaboración de la
Universidad Complutense de Madrid Facultad de Filosofía y Letras para escribir una de sus
obras más importantes “La Revolución argentina en 1890 en las fuentes españolas”. El texto
utilizado en este trabajo responde al Boletín del Instituto Ravignani, de la Universidad de
Buenos Aires.
Otro de los autores utilizados es Eduardo Saguier, un historiador, economista e
investigador del CONICET, licenciado de la Universidad Católica de Buenos Aires, y con
un doctorado y maestría de Washington University. En sus comienzos se especializó en
Historia Económica, especialmente en la Historia Argentina colonial, aunque con el tiempo
iría diversificando aún más los temas a investigar, agregando conceptos sociales,
geográficos y culturales que le darían un marco de conocimiento mayor para abordar ciertos
temas. Fue profesor en varias universidades, tanto nacionales (Universidad de Buenos Aires
y Universidad del Salvador) como internacionales (en México y mismo Washington),
aunque siempre fue un activo investigador.
Por último, la autora Ana Laura Lanteri, Doctora en Historia en la Universidad
Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, se especializa en Historia político-
institucional argentina en la segunda mitad del siglo XIX. Es investigadora del CONICET y
hoy trabaja en la Universidad Nacional de Mar del Plata.

2
Desarrollo

Prácticas políticas en San Juan


El papel que tuvo la provincia de San Juan para las elecciones presidenciales de
1886 fue muy emblemático, no tanto por sus desencuentros con el poder presidencial, que
los hubo, sino por la culminación de las disputas intrapartidarias con la muerte de Agustín
Gómez en 1884. No obstante, para entender este suceso, hay que remontarse unos años en el
tiempo para diferenciar los hechos que llevaron al asesinato del líder político.
La sociedad de San Juan estaba muy estratificada y concentrada en las zonas
urbanas, siendo su mayor actividad económica la ganadería y agricultura de subsistencia,
que no podía competir con la industria ganadera de La Pampa. No era una provincia rica, ni
demasiado poblada, por lo que no es casualidad que la vida política esté siempre en
pequeños grupos. Lanteri en su texto muestra cómo las familias más nobles y antiguas son
las que sostienen el poder, aunque cabe aclarar que no por haber nacido dentro del clan
familiar ya era segura la intrusión en la política1. Los personajes sanjuaninos que disputan
cargos en el gobierno se caracterizan por ser muy diversos entre sí, si bien hay ciertos rasgos
en común, no todos se ciñen al mismo camino para llegar al poder2.
Desde el lado económico, no es necesario tener cierto capital para adquirir un lugar
en la política, siendo un caso ejemplar el de Sarmiento, quien no poseía muchos recursos
más que su prestigio e intelecto. En el ámbito militar, muy pocos fueron aquellos que
construyeron la base de su poder sobre el prestigio militar, aunque el hombre más
importante de la provincia, Agustín Gómez, sí comenzó su carrera en el Ejército,
específicamente en la Guerra del Paraguay. A pesar de no contar con capital económico ni
una carrera universitaria, este personaje se abrió paso a través de conexiones y buenas
relaciones, tomando este último concepto de redes personales como la manera más común
de hacer política en estos tiempos.
Tener buenas relaciones, buenas conexiones, es lo que te da el capital político para
asumir y mantener el poder. Ahora, ¿cómo uno se conecta desde la provincia de San Juan al
resto del país? Para poder hacerlo, lo que siempre intentaron priorizar las familias
sanjuaninas fue que sus hijos fueran a la Universidad. Estas instituciones, formarían
profesionales para su provincia, pero más importante aún, les daría la oportunidad a los
jóvenes de entablar vínculos ajenos a su cercanía geográfica. Favores y concesiones serían
las nuevas armas de los políticos tanto nacionales como provinciales, y para hacerlo había
que saber con quién comunicarse3.
Es justamente en estos ámbitos académicos donde se forma una nueva generación de
políticos que tomarían el poder de San Juan en los años venideros. Los llamados
Regeneradores, son un grupo de jóvenes que, unidos en el Club del Pueblo, se encargaron de
imponer reformas, destacando la reforma constitucional que institucionalizó muchas
prácticas políticas (dos Cámaras en la Legislatura, cargo de Vicegobernador). Su gran
impulsor fue Anacleto Gil, quien luego sería gobernador entre 1881 hasta 1884, pero antes
de su gobierno estuvo bajo la protección del entonces gobernador Rosauro Doncel (su
gobierno fue entre 1875 - 1878), conciliador entre Avellaneda y Alsina para el acuerdo de
1874, y que consecuentemente supuso “un punto de inflexión en el marco de la dinámica de

1
Lanteri, Ana Laura, “Perfile, itinerarios y experiencias de una dirigencia política entre la provincia y la nación, Notas sobre
el caso de San Juan (1862-1890)”, en “Las tramas del poder: instituciones, liderazgos y vida política en la Argentina del
siglo XIX”, Mendoza, INCIHUSA, 2021, pp. 90
2
Lanteri, Ana Laura, op. cit., pp. 99
3
Lanteri, Ana Laura, op. cit., pp. 92

3
construcción de nuevas relaciones entre la nación y la provincia, con un desplazamiento de
los dirigentes que tradicionalmente ocupaban cargos centrales”4.
Todos estos personajes, Gil, Gómez, Doncel, de tendencia sarmientista,
pertenecieron a uno de los dos clubes políticos de San Juan, el Club del Pueblo, el
oficialismo. El otro club fue el Club Unión, que apoyaba a Mitre y aún al no tener tanto
poder político, sí era necesario tenerlos presentes en los acuerdos. Sin embargo, con el
tiempo, las asperezas dentro del partido situacionista empezaron a crearse, esencialmente en
el gobierno de Gil. Mafalda Díaz hace un muy buen recorrido sobre la persona de Anacleto
Gil y lo que este supuso para la provincia, entendiendo que tiene un deseo reformador y
mucho respeto hacia la ley5. Esta actitud indudablemente choca con la forma de hacer
política hasta entonces, donde cada movimiento requería hacer negociaciones y acuerdos
con diferentes actores. En cambio, Gil se negó muchas veces a hacer concesiones, por lo que
este podría ser un buen precedente para la futura fractura que se forma en el partido. Gil
sucede a Gómez en la gobernación, siendo que este último fue gobernador desde 1878 hasta
1881, cuando renuncia para tomar una banca en el Senado, práctica sumamente común en
ese entonces, y rápidamente ambos se alinean en objetivos y forman un frente común ante
sus enemigos.
Ya se mencionaron los comienzos de Gómez en la política, pero la manera en la que
escaló tanto tan rápido hasta llegar a convertirse en el organizador de la política sanjuanina
responde a una práctica ya mencionada, aliarse según la conveniencia. Gómez apoya tanto a
Sarmiento como Avellaneda para la presidencia, y es gracias a esto que consigue ascensos
políticos a pesar de no tener un título universitario, mostrando una forma muy común de
hacer política, el clientelismo. Este concepto incorporado en la política argentina en la época
de la Generación del 80 es, hacer favores personales utilizando al Estado como marco
jurídico, donde se busca reciprocidad y lealtad entre ambas partes. Son usualmente agentes
de recursos desiguales quienes se relacionan y son comunes especialmente cuando se habla
de elecciones presidenciales, donde el candidato tiene que hacerse con el gobernador de la
provincia. La importancia del gobernador recae en que este controla al Congreso provincial
y al Colegio de electores de su provincia, ambos necesarios para conseguir votos. A su vez,
otra práctica que se está manifestando es que los acuerdos ya no pasan solo por Buenos
Aires, sino que cada vez más se necesita negociar y llegar a un punto en común con las
provincias, por lo que la dinámica entre el gobierno nacional y el Interior se plantea como
una asociación. Lo mismo sucedió también cuando Roca asumió, aunque en 1880, luego del
cambio de Presidente y encarando las elecciones de 1886, la relación vuelve a
transformarse. Ya Melo adelanta esto al decir que “Roca, candidato, había necesitado, para
llegar a la presidencia, de los gobernadores asociados en liga; Roca, presidente, no podía
subordina sus funciones a estos”6.

Comienzan las tensiones


San Juan es una provincia con mucho carácter político, con figuras importantes que
se destacan en el ámbito nacional, pero no sucede lo mismo en otros aspectos tales como la
economía, por ejemplo. Sigue siendo una provincia, y si Gómez quiere mantener su poder,
ya desestabilizado ante las quejas de las reformas de Gil, debe aliarse con una de las ligas. A
4
Lanteri, Ana Laura, op. cita, pp. 107
5
Díaz Melián, Mafalda, “Intervención del Presidente Roca en San Juan. El Doctor Anacleto y el asesinato de don Agustin
Gomez”, Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” (Buenos Aires: Facultad de
Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires), serie II, n 7-8, 1966, pp. 190
6
Melo, Carlos, “La campaña presidencial de 1885-1886” en “Los partidos políticos argentinos”, Córdoba, UNC, 1970, pp.
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comienzos de 1881, Argentina tenía cuatro ligas que se disputaban las futuras candidaturas
presidenciales: Roca, Rocha, Irigoyen y Juárez Celman.
Si bien Gómez se había aliado con Roca para apoyar su candidatura, la realidad
política viró drásticamente solo unos meses después de asumir como Presidente. En el
ámbito provincial, en 1881 con la victoria de Gil como gobernador para suceder a Gómez
trajo enemistades, pues los mitristas de San Juan no pudieron imponer a su candidato,
Cortínez, y hacerle frente al poder de Agustín Gómez. También fue notoria la creciente
hostilidad por parte del senador nacional Igarzabal que intentaba recomendar candidatos
para las próximas elecciones del poder ejecutivo provincial, sin éxito por falta de apoyo por
parte de Gil. Sumándole a esto, Igarzabal contaba con una banca en el Senado Nacional, y
en varias oportunidades Gil mencionó su interés por ella para cuando termine su mandato,
como hacían todos los gobernadores, aunque esto al senador no pareció gustarle, pues
todavía le quedaban un par de años ocupándola. Este último hecho es similar a lo sucedido
entre Roca y Juárez Celman, donde solo a cuatro meses de haber asumido el cargo de
Presidente, Juárez ya está hablando de las próximas elecciones.
En 1882, habiéndose dado el contexto propicio para ya poner las miras en las
elecciones presidenciales, Gómez toma una decisión audaz al decidir separarse de Roca y
entrar en relaciones con otro candidato, Rocha. Una de las causas de este viraje fue, según
Anacleto Gil “...sin duda originada en gran parte por la influencia del círculo republicano
(Rochismo), con muchos de cuyos miembros tienen Gómez amistad” 7. Por otro lado,
además de tener conexiones personales con el gobernador de Buenos Aires, los instrumentos
que más se utilizaron como alicientes para formar alianzas eran las finanzas y el armamento.
En estos años, el Estado Nacional aún no tenía un control férreo sobre la economía del país,
fluctuante y dependiente en gran parte al banco más importante en ese entonces, el de la
Provincia de Buenos Aires. Es así como Rocha tenía acceso a grandes cantidades de dinero
que utilizó para acercarse a diferentes aliados, cosa que Gómez aprovechó para mantener los
empleos y redes dentro de su provincia, y explotar una creciente industria en desarrollo, la
viticultura.
No obstante, Roca no iba a permitir que esta provincia se escape de sus dominios,
por lo que trataría de menoscabar las ya endebles relaciones de Gómez y Gil con los demás
miembros del Club del Pueblo. Para esto se conectó con Burgoa, un reconocido opositor del
oficialismo que, junto con Igarzabal, fiel roquista, se encargaron de ir minando el poder de
Gómez. Este, al ver que su control iba disminuyendo, no tardó en volver a formar parte de
las filas del Presidente, por lo que la ruptura con el poder nacional no duró mucho, ni fue
esto la razón principal de la tragedia que se avecinaba. Lo que sí caldeó la situación
sanjuanina fueron las fracciones intrapartidarias dentro del Club del Pueblo. Desde hace
tiempo que los situacionistas se habían dividido, y lo que es aún más importante, los
opositores estaban preparándose para un conflicto armado. La tensión estaba en el aire,
según Saguier,
“Dadas las circunstancias, y ante la eventualidad de disturbios, Burgoa creía conveniente que
vinieran de Mendoza fuerzas de línea. San Juan carecía en ese entonces de guarnición militar alguna, salvo
aquella proporcionada por la Guardia Municipal y la Oficina de Enganche, ambas de escaso poder de
fuego. Más aún, siguiendo aparentes instrucciones de Gómez, el Gobernador Gil adoptó medidas drásticas,
suspendiendo legisladores”8.
Sumándole a las posibilidades de un conflicto armado, otro campo de batalla eran los
periódicos mismos. Si bien no hay ninguna otra provincia como Buenos Aires que desborda

7
Anacleto Gil a J. Roca, San Juan, 22-VII-1882 (AGN, Doc. Donada, Sala VII, Arch. Roca, Leg. 24)
8
Saguier, Eduardo, “Crimen político derivado de la lucha por el favor presidencial (1884)” en “ Metanastasis, tragedia,
guerra e insurrección en la formación de un orden nacional-republicano (Río de la Plata/Argentina, 1808-1912) ”, Buenos
Aires, CONICET Museo Roca, pp. 6

5
de diarios y panfletos, en el caso de San Juan había dos o tres periódicos circulando. Es en
estos mismos donde los políticos en pugna se desahogarían y criticarían a sus contrincantes.
Los periódicos de ese entonces eran El Ciudadano, de filiación rochista, La Libertad, de
filiación yrigoyenista, y El Zonda, el cual no se había decantado por ningún candidato. Es
entonces con estas herramientas que muchos hombres con cargos públicos utilizaban para
hacer política, tanto en esta provincia como en todas las demás, ya que la prensa fue un eje
central para gobernar en la década del 80 y sus años venideros. Un hombre que quería
hacerse un nombre en este ámbito debía constantemente hacer conocer sus ideas, objetivos,
alianzas, todo a la luz del ojo público.
Ante tantas amenazas, tantos frentes abiertos y con la disminución de sus adeptos,
Gómez y Gil prontamente se encontraron un tanto desamparados al ver que su control
disminuyó, por lo que las amenazas del Presidente surtieron efecto y no tardaron en volver a
su lado. Es aquí donde se demuestra una pequeña diferencia con algunas otras provincias
donde el clima estuvo igual de caldeado, como puede ser el caso de Santiago del Estero. En
esta provincia también hubo un distanciamiento con el Presidente pero, lo que supo ver
Gómez, es que el Poder Ejecutivo contaba con las suficientes armas como para cortar de raíz
su poder, teniendo como caso la intervención federal. Por supuesto que esta herramienta
debía ser usada con precaución, más la amenaza estaba siempre presente.
En definitiva, este pequeño acto de rebeldía de aliarse con otra liga quedó en tiempos
pasados y Roca, para evitar que Gómez intente otra traición en el futuro, decide dejarlo en el
poder. Las órdenes del Presidente fueron claras, que se vuelva a unificar el Club del Pueblo,
sin destituir a nadie de su cargo. Por supuesto, Gómez y Gil acordaron con esta disposición,
pero Burgoa e Igarazabal no estuvieron de acuerdo con cómo se resolvieron los eventos, ya
que ellos buscaban aumentar su poder de manera rápida y efectiva reemplazando los puestos
más importantes. Al ver que las cosas iban a seguir siendo iguales, Burgoa demostró su
descontento e intentó un golpe al gobierno de San Juan, mandando a asesinar a varios
hombres.

Desenlace trágico
En este caso, el Presidente no supo entender lo dividida que estaba la política y el
partido en sí mismo, ya ninguno quería trabajar con sus opositores, pero Gómez acordó
negociar con Roca el sucesor de Gil, Doncel (un hombre moderado que no tenía nada de
poder), pues esto le permitía mantenerse en su posición privilegiada. A principios de 1884,
luego de las elecciones para el próximo gobernador donde el candidato acordado ganó,
ocurrió una tragedia que sacudió al país. En febrero de ese año, Gómez es asesinado a
pedido de Burgoa, quien fue declarado culpable y exiliado.
Este hecho fue repudiado en toda la nación, haciendo eco en la mayoría de las
ciudades, debido a que la violencia utilizada corresponde a una etapa de la política argentina
anterior, presuntamente dejada atrás. Ya en los meses anteriores al asesinato se vivía con
mucho miedo y las posibilidades de un ataque armado estaban presentes en la mente de
todos, incluso el gobernador tuvo que suspender la Legislatura y poner guardias en las casas
de ciertos personajes. Sin embargo, luego de la elección de Doncel y al estar en buenos
términos con Roca, muchos pensaron que la amenaza había pasado y bajaron la guardia, por
lo que no es de extrañar que Gómez, reunido con Gil, Doncel y Mallea (elegido
vicegobernador) la noche de su muerte, hayan sido encontrados desprotegidos.
Este desenlace de los hechos es catalogado por Alonso como una “competencia con
conflictos públicos y violentos” ya que una de las razones por las que fue notorio el
fraccionamiento del partido situacionista fue que tanto Igarzabal como Burgoa contaban con
el apoyo del Presidente. Si bien este sí se contactó con ellos y trabajó para mantener su

6
control en San Juan, también es verdad que ellos sobrestimaron sus papeles en los planes de
Roca, debido a que él sólo esperaba volver a formar alianzas con Gómez, no destituirlo.
Esto último era lo que esperaban los opositores ya que era muy difícil irrumpir en las
formadas alianzas, aún más obtener un puesto como el de Agustín, de dominio absoluto. Por
lo tanto, Alonso plantea que esta inmersión de los candidatos nacionales en las políticas
provinciales fueron los que produjeron los incentivos suficientes para que los opositores
pensaran en empezar una revolución 9. Burgoa incluso se defiende cuando es atrapado
aludiendo al Presidente y cómo éste apoyó sus intentos, más Roca tomó un paso atrás y dejó
que fueran las autoridades provinciales las que se hicieran cargo de la situación. El
desenlace, como ya se ha dicho, fue ampliamente repudiado, y demuestra que a pesar de que
el gobierno nacional estaba tomando más poder en cuanto a armamento y control de los
ejércitos, las armas seguían siendo moneda corriente. Alonso específica esto diciendo que
no se alcanzó el monopolio de la violencia, como muchos historiadores sostienen, aunque sí
se llegó a una cierta autonomía, lo que no impidió que las armas sigan formando parte de la
vida política10.
Si bien el texto de Alonso, “Jardines secretos, legitimaciones públicas” trabaja
mucho la relación entre gobierno nacional y provincial, ejemplificando la manera de hacer
política en estos tiempos, cuando se encara la situación de San Juan, puede haber ciertas
diferencias con los autores más específicos, como Lanteri o Díaz. Es sumamente difícil
tratar un tema como la relación Nación - Interior, ya que el Interior está compuesto por
diversas provincias, cada una con características distintas y consecuentemente, su historia.
Tanto Alonso como Melo toman una mirada muy general, aludiendo a Gómez como el
máximo expositor de la política sanjuanina, y si bien esto tiene cierta parte de verdad,
Mafalda Díaz hace un recorrido por el camino de Gil, gobernador de ese entonces, para
señalar que el poder estaba un poco más diversificado, no sólo Gómez lo ostentaba. Incluso
en la trágica noche de 1884, Gil también era un blanco para los asesinos, salvándose sólo
por el hecho de que se hizo el muerto y así luego pudieron llevarlo al médico. Por otro lado,
sería erróneo declarar que la enemistad entre Rocha y Roca fueron ejes centrales para la
división del partido, pues eran varios los antecedentes en donde chocan intereses de
políticos provinciales. El caso de Igarzabal y Gil, ya sea con la elección del próximo
gobernador, o por la banca del Senado que Gil pensaba reclamar que era de Igarzabal, son
solo ciertos puntos a detallar que incentivan el intento de revolución.
San Juan es una provincia pobre, su ganadería no puede competir contra la de La
Pampa, y con su suelo seco depende de préstamos para empezar obras de irrigación, sin
contar que debido a la poca cantidad de habitantes, los electores que ofrece para las
elecciones no son muchos. Alonso declara que son varias las provincias de este tipo que
deciden atenerse a las decisiones del Presidente, por temor a perder subsidios y beneficios 11.
La decisión de Gómez de buscar a Rocha, aún faltando mucho tiempo para las elecciones,
fue sin duda un movimiento osado que rompe con un esquema tradicional en donde las
provincias pobres no tienen injerencia en asuntos nacionales. Ya desde hace tiempo los
sanjuaninos fueron introducidos a la política de la Nación, especialmente por Sarmiento, y a
pesar de no tener capital económico para ofrecer, ellos siguen jugando en las alianzas y
traiciones que estos tiempos demandaban.
Luego de la muerte entonces de Gómez, la provincia se sumió en un caos que reinó
un tiempo. No contaban con el hombre que manejaba el gobierno, y el grupo opositor no
estaba tan unido como antes. Muchos ya se habían aliado con Gómez y Gil cuando estos
9
Alonso, Paula, Jardines secretos, legitimaciones públicas. El partido Autonomista Nacional y la política argentina de fines
del siglo XIX, Buenos Aires, Edhasa, 2010, pp. 119
10
Alonso, Paula,ob. cit., pp. 37
11
Alonso, Paula, ob. cit., pp. 36

7
volvieron al roquismo, otros estaban siendo perseguidos por haber apoyado a Burgoa y su
revolución, tal es el caso del Vicegobernador de Gil, Luis Sarmiento, que fue declarado
culpable, y el resto de los opositores, reunidos en torno de Igarzabal, perdieron el pequeño
apoyo del Presidente y no pudieron organizarse. El oficialismo, al haber perdido su
cabecilla, no le quedó más remedio que ponerse bajo el mandato de Roca, potenciado por la
previa elección de Doncel, un tipo de gobernador común en esos tiempos, según palabras de
Melo “... de borrosa personalidad, sin antecedentes políticos ni sociales, carente de prestigio,
sin principios que cuidar, sin otras preocupaciones de gobierno que la de consultar la
voluntad presidencia”12.
San Juan entonces quedó bajo el control de la provincia con más poder de la región,
Mendoza, fiel al roquismo en manos de Ortega, en donde no habría un levantamiento y sus
intereses estaban alineados con los del Presidente.

Conclusión
Como bien destacan Melo y Alonso, las políticas de esta década responden a un
personalismo político, aun a pesar de haber institucionalizado un partido que reúne a varias
figuras13. La lucha por las elecciones presidenciales es solo otra forma de ver esta
problemática. Todos los candidatos estaban dentro del PAN, pero nadie, incluso Roca, tenía
el control total, sino que estaban ante una verdadera lucha de coaliciones 14. Todos los
gobernadores provinciales querían formar alianzas para poder cobrar favores y servicios,
para así sostener su poder en su respectiva región. El desapego de Gómez con Roca y buscar
la figura de Rocha no es otra cosa que una actitud común de ese entonces. No obstante, lo
que encauzó la muerte del líder sanjuanino fue la división misma de su partido.
La lucha por las provincias fue en verdad un momento de máxima tensión, donde
cada uno de disputaba, no solo ser Presidente en las próximas elecciones, sino posiblemente
ser la cabeza del PAN. El único capaz de pensar con tanta anticipación fue Roca. En
búsqueda de la construcción de la base de su poder político, el General se destacó en prever
dos posibles situaciones y arreglarlas para su propio beneficio. La primera destreza, según
Alonso, recae en que casi al final de 1885, sea su candidato electo el que sea Presidente, en
este caso Juárez Celman. Roca debía elegir cuidadosamente a quién apoyar, ya que una vez
hecho, este debería ganar por diferencia. En segundo lugar, y quizás mucho más importante
en la construcción de su partido, es que “sean sus propios esfuerzos, y no los de Juárez, los
que garanticen los resultados electorales”15. Con esto último quiere decir que la inserción de
las provincias a su liga, debía ser gracias a sus movimientos y asociaciones, ya que en el
caso de que haya sido Juárez el artífice, las provincias le hubiera debido lealtad a este. Roca
quería terminar su mandato en el gobierno habiendo construido su base de poder, y que sea a
él a quienes los gobernadores respondan.
Finalmente, cabe aclarar que al análisis del caso de San Juan le faltan todavía
muchos aspectos por investigar. De a poco se va abriendo la investigación hacia una mirada
más provincial, entendiendo los matices que tuvo la historia año tras año, en vez de pensar
la mirada más tradicional historiográficamente que planteaba un partido completamente
supeditado a un solo líder, y que la sucesión presidencial era elegida a dedo. Con estos
estudios de caso se puede inferir entonces que la realidad era mucho más compleja de lo que
12
Melo, Carlos, “La campaña presidencial de 1885-1886” en “Los partidos políticos argentinos”, Córdoba, UNC, 1970, pp.
208
13
Alonso, Paula, Jardines secretos, legitimaciones públicas. El partido Autonomista Nacional y la política argentina de
fines del siglo XIX, Buenos Aires, Edhasa, 2010, pp. 32
14
Alonso, Paula, Jardines secretos, legitimaciones públicas. El partido Autonomista Nacional y la política argentina de
fines del siglo XIX, Buenos Aires, Edhasa, 2010, pp. 28
15
Alonso, Paula, Jardines secretos, legitimaciones públicas. El partido Autonomista Nacional y la política argentina de
fines del siglo XIX, Buenos Aires, Edhasa, 2010, pp. 173

8
parecía hasta hace no muchos años atrás. Sin embargo, todavía se puede ahondar mucho
más en las investigaciones. Un aspecto que se podría trabajar es el de la cuestión económica.
San Juan es una provincia que no podía aportar mucho en materia agrícola o ganadera, pero
es en estos años que la producción del vid empieza a surgir como idea. Para llevarla a cabo
habría que invertir en infraestructura, en líneas de ferrocarril, en proyectos de irrigación (por
el suelo seco característico). Se pueden formular preguntas en cuanto a si la comunidad
política estaba en búsqueda de ampliar su capital económico, cómo surge una incipiente
burguesía que luego a principios del siglo XX tendría mucho poder, qué tanto afectan los
movimientos migratorios que hay en todo el país. Estas ideas podrían ser disparadores para
complejizar aún más los intereses personales y cómo influyen en las dinámicas Interior -
Nación, para poder así entender las decisiones, alianzas y asociaciones que se estaban
gestando en estos tiempos.

Bibliografía
- Alonso, Paula, Jardines secretos, legitimaciones públicas. El partido Autonomista
Nacional y la política argentina de fines del siglo XIX, Buenos Aires, Edhasa, 2010
- Díaz Melián, Mafalda, “Intervención del Presidente Roca en San Juan. El Doctor
Anacleto y el asesinato de don Agustin Gomez”, Boletín del Instituto de Historia
Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” (Buenos Aires: Facultad de Filosofía
y Letras, Universidad de Buenos Aires), serie II, n 7-8, 1966, pp. 185-216
- Lanteri, Ana Laura, “Perfile, itinerarios y experiencias de una dirigencia política entre
la provincia y la nación, Notas sobre el caso de San Juan (1862-1890)”, en “Las
tramas del poder: instituciones, liderazgos y vida política en la Argentina del siglo
XIX”, Mendoza, INCIHUSA, 2021
- Melo, Carlos, “La campaña presidencial de 1885-1886” en “Los partidos políticos
argentinos”, Córdoba, UNC, 1970
- Saguier, Eduardo, “Crimen político derivado de la lucha por el favor presidencial
(1884)” en “Metanastasis, tragedia, guerra e insurrección en la formación de un
orden nacional-republicano (Río de la Plata/Argentina, 1808-1912)”, Buenos Aires,
CONICET Museo Roca

Notas
- Anacleto Gil a J. Roca, San Juan, 22-VII-1882 (AGN, Doc. Donada, Sala VII, Arch.
Roca, Leg. 24)

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