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EL Icono, El Índice y El Símbolo. Peirce
EL Icono, El Índice y El Símbolo. Peirce
1. ICONOS E HIPOICONOS
2.274 Un signo o representamen es un Primero que está en una relación triádica genuina
tal con un Segundo, llamado su Objeto, que es capaz de hacer que un Tercero, llamado su
Interpretante, asuma la misma relación triádica con su Objeto que aquella en la que está él
mismo respecto al mismo Objeto. La relación triádica es genuina, esto es, sus tres miembros
están vinculados por ella de una forma que no consiste en ningún complejo de relaciones
diádicas. Esa es la razón por la que el Interpretante, o Tercero, no puede estar en una mera
relación diádica con el Objeto, sino que debe estar con él en la misma relación él que aquella
en la que está el Representamen mismo. La relación triádica en la que está el Tercero tampoco
puede ser meramente similar a aquella en la que está el Primero, pues esto convertiría la
relación del Tercero con el Primero en una mera Segundidad degenerada. El Tercero debe en
efecto estar en una relación tal, y de este modo debe ser capaz de determinar un Tercero
propio; pero, además de eso, debe tener una segunda relación triádica en la que el
Representamen, o más bien la relación de éste con su Objeto, será su propio Objeto (del
Tercero), y debe ser capaz de determinar a un Tercero respecto a esa relación. Todo esto debe
ser igualmente verdadero respecto a los Terceros de los Terceros, y así indefinidamente; y
esto, y más, está implicado en la idea común de Signo; y tal y como se usa aquí el término
Representamen, no está implicado nada más. Un Signo es un Representamen con un
Interpretante mental. Posiblemente puede haber Representamenes que no sean Signos. De este
modo si un girasol, al girar hacia el sol, llega a ser por ese mismo acto completamente capaz,
sin ninguna otra condición, de reproducir un girasol que gira hacia el sol de una forma
exactamente correspondiente, y de hacerlo con el mismo poder reproductivo, el girasol
llegaría a ser un Representamen del sol. Pero, aunque es el modo de representación principal,
no es el único.
2.278 El único modo de comunicar directamente una idea es por medio de un icono, y
cada método indirecto de comunicar una idea debe depender, para ser establecido, del uso de
un icono. Por tanto, toda afirmación debe contener un icono o conjunto de iconos, o bien debe
contener signos cuyo significado sea explicable sólo mediante iconos. La idea que el conjunto
de iconos (o el equivalente a un conjunto de iconos) contenido en una afirmación significa
puede denominarse predicado de la afirmación.
2.279 Volviendo ahora a la evidencia retórica, es un hecho familiar que hay
representaciones tales como los iconos. Cada imagen (sin importar lo convencional que sea su
método) es esencialmente una representación de esa clase. También lo es todo diagrama,
incluso aunque no haya parecido sensorial entre él y su objeto, sino sólo una analogía entre
las relaciones de las partes de cada uno. Particularmente merecedores de atención son los
iconos en los que el parecido es ayudado por reglas convencionales. De este modo, una
fórmula algebraica es un icono, convertido en tal por las reglas de conmutación, asociación y
distribución de los símbolos. Puede parecer a primera vista que llamar icono a una expresión
algebraica es una clasificación arbitraria, que podría también, o mejor, considerarse como un
signo convencional compuesto. Pero no es así, pues una gran propiedad distintiva del icono es
que por su observación directa pueden descubrirse más verdades relativas a su objeto que
aquellas que bastan para determinar su construcción. De este modo, por medio de dos
fotografías puede trazarse un mapa, etc. Dado un signo convencional u otro signo general de
un objeto, para deducir alguna verdad distinta a aquella que significa explícitamente, es
necesario, en todos los casos, reemplazar ese signo por un icono. Esa capacidad de revelar la
verdad inesperada es precisamente aquello en lo que consiste la utilidad de las fórmulas
algebraicas, de modo que el carácter icónico es el que prevalece.
2.280 Que los iconos de clase algebraica, aunque normalmente muy simples, existen en
todas las proposiciones gramaticales ordinarias es una de las verdades filosóficas que la lógica
booleana saca a la luz. En toda escritura primitiva, como los jeroglíficos egipcios, hay iconos
de clase no-lógica, los ideogramas. En la forma de habla más temprana, había probablemente
un gran elemento de imitación. Pero en todas las lenguas conocidas, tales representaciones
han sido reemplazadas por signos auditivos convencionales. Estos, sin embargo, son tales que
solo pueden explicarse mediante iconos. Pero en la sintaxis de cada lengua hay iconos lógicos
de los que son ayudados por reglas convencionales.
2.281 Las fotografías, especialmente las fotografías instantáneas, son muy instructivas,
porque sabemos que en ciertos aspectos son exactamente como los objetos que representan.
Pero este parecido es debido a que las fotografías han sido producidas bajo circunstancias
tales que estaban físicamente forzadas a corresponder punto por punto con la naturaleza. En
ese aspecto entonces pertenecen a la segunda clase de signos, aquellos por conexión física. El
caso es diferente si supongo que las cebras son probablemente obstinadas, o animales
desagradables de otra manera, porque parecen tener una semejanza general con los burros, y
los burros son tercos. Aquí el burro sirve precisamente como una semejanza probable de la
cebra. Es verdad que suponemos que la semejanza tiene una causa física en la herencia; pero,
entonces, esa afinidad hereditaria sólo es en sí misma una inferencia a partir del parecido
entre los dos animales, y no tenemos (como en el caso de la fotografía) ningún conocimiento
independiente acerca de las circunstancias de la producción de las dos especies. Otro ejemplo
del uso de un parecido es el diseño que hace un artista de una estatua, composición pictórica,
construcción arquitectónica o pieza decorativa, mediante cuya contemplación puede averiguar
si lo que se propone será bello y satisfactorio. La cuestión planteada se responde de este modo
casi con certeza, porque tiene que ver con cómo será afectado el artista mismo. Se encontrará
que el razonamiento de los matemáticos gira principalmente sobre el uso de los parecidos, que
son las bisagras mismas de las puertas de su ciencia. La utilidad de los parecidos para los
matemáticos consiste en que sugieren de una forma muy precisa nuevos aspectos de supuestos
estados de cosas…
2.282 Muchos diagramas no se parecen en absoluto a sus objetos en la apariencia; sus
parecidos consisten sólo en las relaciones de sus partes. De este modo, podemos mostrar la
relación entre las diferentes clases de signos mediante una llave:
Signos:
Iconos
Índices
Símbolos
Esto es un icono. Pero el único aspecto en el que se parece a su objeto es que la llave
muestra que las clases de iconos, índices y símbolos están relacionadas unas con otras y con
la clase general de signos, como realmente lo están, de una forma general. Cuando en álgebra
escribimos ecuaciones una debajo de otra en un orden regular, especialmente cuando ponemos
letras parecidas para coeficientes correspondientes, el orden es un icono. éste es un ejemplo:
Este es un icono en tanto que hace que parezcan semejantes las cantidades que están en
relaciones análogas con el problema. De hecho, toda ecuación algebraica es un icono en tanto
que exhibe por medio de los signos algebraicos (que en sí mismos no son iconos), las
relaciones de las cantidades implicadas.
Puede cuestionarse si todos los iconos son semejanzas o no. Por ejemplo, si se exhibe un
hombre bebido para mostrar, por contraste, la excelencia de la templaza, eso es ciertamente un
icono, pero puede dudarse si es o no una semejanza. La cuestión parece algo trivial.
2.284 Los subíndices o hiposemas son signos que se convierten en tales principalmente
por su conexión real con los objetos. De este modo, un nombre propio, demostrativo personal
o pronombre relativo, o la letra asignada a un diagrama, denotan lo que denotan debido a una
conexión real con su objeto, pero ninguno de ellos es un índice, ya que no son individuos.
2.286 Un barómetro bajo con un aire húmedo es un índice de lluvia. Esto es, suponemos
que las fuerzas de la naturaleza establecen una conexión probable entre el barómetro bajo con
aire húmedo y la lluvia que viene. Una veleta es un índice de la dirección del viento porque en
primer lugar toma realmente la misma dirección que el viento, de modo que hay una conexión
real entre ellos y, en segundo lugar, estamos constituidos de tal modo que, cuando vemos una
veleta señalando en una cierta dirección, nuestra atención se centra en esa dirección y, cuando
vemos la veleta girando con el viento, somos forzados por la ley de la mente a pensar que esa
dirección está conectada con el viento. La estrella polar es un índice, o un dedo que señala,
que nos muestra cuál es el norte. Un nivel de aire, o una fluctuación del plomo es un índice de
la dirección vertical. Una vara para medir una yarda podría parecer a primera vista un icono
de una yarda, y así sería si simplemente se pretendiera mostrar una yarda tanto como puede
verse y estimarse que es una yarda. Pero el propósito mismo de una vara de una yarda es
mostrar una yarda más allá de lo que puede estimarse por su apariencia. Eso lo hace como
consecuencia de una comparación mecánica exacta hecha con la barra que está en Londres y
que se denomina la yarda. De este modo, es una conexión real la que da a la barra de una
yarda su valor como representamen, y por lo tanto es un índice y no un mero icono.
2.287 Cuando un cochero exclama "¡Eh!" para atraer la atención de un peatón y hacer
que se salve, en tanto que esa es una palabra significativa, es, como se verá más abajo, algo
más que un índice; pero en tanto que su finalidad es simplemente actuar sobre el sistema
nervioso del que escucha y hacer que salga del camino, es un índice, porque sirve para
ponerle en conexión real con el objeto, que es su situación relativa respecto al caballo que se
aproxima. Supongamos que dos hombres se encuentran en un camino y uno de ellos le dice al
otro, "la chimenea de esa casa está encendida". El otro mira a su alrededor y descubre una
casa con persianas verdes y una galería que tiene una chimenea humeando. Camina unas
pocas millas y encuentra a un segundo viajero. Como un Simón Simple le dice, "la chimenea
de esa casa está encendida". "¿Qué casa?", le pregunta el otro. "¡Oh!, una casa con persianas
verdes y una veranda", replica el simple. "¿Dónde está la casa?", pregunta el extraño. Desea
algún índice que conecte su comprensión con la casa significada. Las palabras solas no
pueden hacer eso. Los pronombres demostrativos "esto" y "eso" son índices, pues invitan al
oyente a usar sus poderes de observación y a establecer así una conexión real entre su mente y
el objeto; y si el pronombre demostrativo hace eso —sin lo cual no se comprende su
significado— va a establecer tal conexión y por lo tanto es un índice. Los pronombres
relativos, quien y que, demandan actividad de observación de una manera muy parecida, sólo
que con ellos la observación ha de dirigirse a las palabras que van antes. Los abogados usan
A, B y C prácticamente como pronombres relativos muy efectivos. Para mostrar lo efectivos
que son podemos señalar que los Sres. Allen y Greenough en su admirable Gramática latina
(aunque demasiado breve en la edición de 1977), declaran que ninguna sintaxis concebible
podría hacer desaparecer del todo la ambigüedad de la siguiente frase, "A respondió a B que
él pensó que C (su hermano) era más injusto con él que con su propio amigo". Ahora bien,
cualquier abogado afirmaría eso con perfecta claridad, usando A, B y C como relativos de la
siguiente manera:
(A)
(de A) (A)
(su hermano (de B)) era más injusto consigo mismo, (B) que con su
(de A)
(de C)
2.288 Algunos índices son instrucciones más o menos detalladas de lo que el oyente ha
de hacer para ponerse en conexión experiencial directa o en otra conexión con la cosa
significada. Así por ejemplo, el Servicio de Guardacostas edita "Avisos a los marineros",
dando la latitud y longitud, cuatro o cinco puntos de referencia de objetos prominentes etc. y
diciendo que hay una roca, banco de arena, boya o baliza. Aunque habrá otros elementos en
tales instrucciones, sin embargo son principalmente índices.
2.289 Junto con tales instrucciones indéxicas de qué hacer para encontrar el objeto
significado, deberían clasificarse esos pronombres que se denominarían pronombres
selectivos [o cuantificadores] porque informan al oyente de cómo ha de elegir uno de los
objetos propuestos, pero que los gramáticos denominan con la tan indefinida designación de
pronombres indefinidos. Dos variedades de estos son particularmente importantes en lógica,
los selectivos universales tales como quivis, quilibet, quisquam, ullus, nullus, nemo, quisque,
uterque, y en castellano algún, cada, todo, no, ningún, cualquier cosa, cualquiera, todo,
alguien, nadie. Estos significan que el oyente tiene libertad para elegir cualquier caso que
quiera dentro de los límites expresados o comprendidos, y la afirmación ha de aplicarse a ese
caso. La otra variedad lógicamente importante consiste en los selectivos particulares, quis,
quispiam, nescio, quis, aliquis, quidam y en castellano algo, alguno, alguien, un, cierto, uno u
otro, adecuado, uno.
Junto con los pronombres anteriores están expresiones tales como todos menos uno, uno
o dos, unos pocos, casi todos, todos los demás, etc. Junto con los pronombres han de
clasificarse los adverbios de lugar y tiempo, etc.
No muy diferentes a estos son el primero, el último, el séptimo, dos tercios de, miles de,
etc.
2.290 Otras palabras indéxicas son las preposiciones y frases preposicionales, tales como
"a la derecha (o a la izquierda) de". Derecha e izquierda no pueden distinguirse mediante
ninguna descripción general. Otras preposiciones significan relaciones que, quizá, pueden
describirse, pero cuando se refieren, como hacen con más frecuencia de lo que se supondría, a
una situación relativa al lugar y actitud del hablante (observados o que se supone que son
conocidos experimentalmente) respecto al oyente, entonces el elemento indéxico es el
elemento dominante.
2.291 Los iconos y los índices no afirman nada. Si un icono pudiera interpretarse por una
frase, esa frase debería estar en un "modo potencial", esto es, meramente diría, "supón que
una figura tiene tres lados", etc. Si un índice se interpretara así, el modo debería ser
imperativo o exclamativo , como "¡mira ahí!" o "¡cuidado!". Pero la clase de signos que
vamos a considerar ahora están, por naturaleza, en el modo indicativo o, como debería
llamarse, declarativo. Por supuesto, pueden servir para la expresión de algún otro modo, ya
que podemos declarar que las afirmaciones son dudosas, o meras interrogaciones o requeridas
imperativamente.
2.293 Un Símbolo es una ley o regularidad del futuro indefinido. Su Interpretante debe
ser de la misma descripción, y así debe ser también el Objeto inmediato completo, o
significado. Pero una ley gobierna necesariamente, o "es encarnada en" individuos, y
prescribe algunas de sus cualidades. En consecuencia, un constituyente de un Símbolo puede
ser un índice, y un constituyente puede ser un Icono. Un hombre que camina con un niño
levanta su brazo en el aire y dice, "allí hay un globo". El brazo que señala es una parte
esencial del símbolo, sin la cual éste no transmitiría ninguna información. Pero si el niño
pregunta, "¿qué es un globo?", y el hombre responde, "es algo parecido a una gran pompa de
jabón", convierte a la imagen una parte del símbolo. De este modo, mientras que el objeto
completo de un símbolo, es decir, su significado, es de la naturaleza de una ley, debe denotar
algo individual y debe significar un carácter. Un símbolo genuino es un símbolo que tiene un
significado general. Hay dos clases de símbolos degenerados, el Símbolo Singular cuyo
objeto es un individual existente, y que significa sólo esos caracteres que como individual
puede realizar, y el Símbolo Abstracto, cuyo único Objeto es un carácter.
2.294 Aunque el Interpretante inmediato de un índice debe ser un índice, sin embargo, ya
que su Objeto puede ser el Objeto de un Símbolo Individual [Singular], el índice puede tener
un Símbolo tal como su Interpretante indirecto. Incluso un Símbolo genuino puede ser un
Interpretante imperfecto de él. De modo que un icono puede tener un índice degenerado, o un
Símbolo Abstracto, como Interpretante indirecto, y un índice genuino o Símbolo como
Interpretante imperfecto.
2.297 La palabra Símbolo tiene tantos significados que sería un perjuicio para el lenguaje
añadir uno nuevo. No creo que la significación que le otorgo, la de un signo convencional, o
uno que depende del hábito (adquirido o innato), sea tanto un nuevo significado como una
vuelta al significado original. Etimológicamente debería significar una cosa unida, así como
émbolo (embolum) es una cosa que entra en algo, y parábola (parabolum) es una cosa
arrojada, seguridad colateral, e hipóbolo (hypobolum) es una cosa arrojada debajo, un regalo
prenupcial. Se dice usualmente que en la palabra símbolo el unirse debe entenderse en el
sentido de "conjeturar"; pero si ese fuera el caso encontraríamos que, por lo menos a veces,
significa una conjetura, un significado que puede buscarse en vano en toda la literatura. Pero
los griegos usaron "unir" (symballein) muy frecuentemente para significar el hacer un
contrato o convenio. Ahora bien, con frecuencia encontramos símbolo (symbolon) usado para
significar un contrato o convenio. Aristóteles llama al nombre un "símbolo", esto es, un signo
convencional. En griego, la fogata que se enciende para avisar es un "símbolo", esto es, una
señal sobre la que se está de acuerdo; una bandera o estandarte es un "símbolo"; un santo y
seña es un "símbolo"; un distintivo es un "símbolo"; el credo de una iglesia se llama
"símbolo" porque sirve como distintivo o dogma; una entrada de teatro se llama "símbolo";
cualquier vale o cheque que le autoriza a uno a recibir algo es un "símbolo". Más aún,
cualquier expresión de sentimiento se llama un "símbolo". Esos eran los principales
significados de la palabra en el lenguaje original. El lector juzgará si son suficientes para
sostener mi afirmación de que no estoy distorsionando seriamente la palabra al emplearla
como me propongo hacer.
2.299 En los tres órdenes de signos, Icono, Índice, Símbolo, puede señalarse una
progresión regular de uno, dos, tres. El icono no tiene conexión dinámica con el objeto que
representa; simplemente sucede que sus cualidades se parecen a las de ese objeto, y provocan
sensaciones análogas en la mente para la que es una semejanza. Pero realmente permanece sin
conexión con ellas. El índice está conectado físicamente con su objeto; hacen un par orgánico,
pero la mente que lo interpreta no tiene nada que ver con esa conexión, excepto señalarla una
vez establecida. El símbolo se conecta con su objeto en virtud de la idea de la mente que usa
símbolos, sin la que no existiría ninguna conexión.
2.300 Toda fuerza física reacciona entre un par de partículas, cada una de las cuales
puede servir como índice de la otra. Por otra parte, encontraremos que cada operación
intelectual implica una triada de símbolos.
2.301 Un símbolo, como hemos visto, no puede indicar ninguna cosa particular, denota
una clase de cosas. No sólo eso, sino que es en sí mismo una clase y no una cosa singular.
Puedes escribir la palabra "estrella", pero eso no te convierte en creador de la palabra, ni
tampoco si la borras has destruido la palabra. La palabra vive en las mentes de aquellos que la
usan. Incluso si están todos dormidos, existe en su memoria. De modo que podemos admitir,
si existe razón para hacerlo, que los generales son meras palabras, sin decir en absoluto, como
Ockham suponía, que son realmente individuos.
2.302 Los símbolos crecen. Llegan a ser por desarrollo a partir de otros signos,
particularmente de los iconos, o de signos mixtos que participan de la naturaleza de los iconos
y de los símbolos. Pensamos sólo en signos. Esos signos mentales son de naturaleza mixta.
Sus partes simbólicas se llaman conceptos. Si un hombre hace un nuevo símbolo, es a través
de pensamientos que envuelven conceptos. De modo que un nuevo símbolo puede crecer sólo
a partir de símbolos. Omne symbolum de symbolo. Un símbolo, una vez que es, se extiende
entre las gentes. En el uso y en la experiencia, su significado crece. Palabras tales como
fuerza, ley, riqueza, matrimonio, tienen para nosotros significados muy diferentes de aquellos
que tenían para nuestros bárbaros antepasados. El símbolo puede decirle al hombre, como la
esfinge de Emerson:
4. SIGNO:
2.303 Algo que hace que alguna otra cosa (su interpretante) se refiera a un objeto al que
él mismo se refiere (su objeto) de la misma manera, el interpretante llegando a ser a su vez un
signo, y así hasta el infinito. Sin duda, la consciencia inteligente debe entrar en la serie. Si la
serie de interpretantes sucesivos llega a un final, el signo es por eso considerado al menos
como imperfecto. Si una idea interpretante, habiendo sido determinada en una consciencia
individual, no determina ningún signo exterior, sino que esa consciencia llega a ser aniquilada
o pierde de otra manera toda memoria u otro efecto significante del signo, llegará a ser
absolutamente imposible descubrir que alguna vez hubo tal idea en esa consciencia; y en ese
caso es difícil ver cómo podría tener algún significado decir que esa consciencia tuvo alguna
vez la idea, puesto que el decirlo sería un interpretante de esa idea.
5. ÍNDICE:
Ningún hecho concreto puede afirmarse sin el uso de algún signo que sirva como índice.
Si A le dice a B, "hay fuego", B preguntará, "¿dónde?". Por lo tanto A está obligado a recurrir
a un índice, incluso aunque sólo se esté refiriendo a algún lugar en el universo real, pasado y
futuro. De otro modo, sólo ha dicho que hay una idea tal como el fuego, lo que no
proporcionaría ninguna información, pues a menos que fuera ya conocida, la palabra "fuego"
sería ininteligible. Si A señala con su dedo el fuego, su dedo está conectado dinámicamente
con el fuego, tanto como si una alarma de incendios automática lo hubiera vuelto
directamente en esa dirección, mientras que también fuerza a los ojos de B a volverse en esa
dirección, a que ponga su atención en eso y a que su entendimiento reconozca que su pregunta
ha sido respondida. Si la respuesta de A es "a mil yardas de aquí", la palabra "aquí" es un
índice, pues tiene exactamente la misma fuerza que si hubiera señalado enérgicamente al
suelo entre B y él. Más aún, la palabra "yarda", aunque está por un objeto de clase general, es
indirectamente indéxica, ya que los mismos palos para medir una yarda son signos del modelo
parlamentario, y eso no porque tengan cualidades similares, pues todas las propiedades
pertinentes de una barra pequeña son, hasta donde podemos percibir, las mismas de una
grande, sino porque cada una de ellas ha sido real o virtualmente llevada hasta el prototipo y
sujeta a ciertas operaciones dinámicas, mientras que la fuerza asociativa trae a nuestras
mentes, cuando vemos una de ellas, varias experiencias, y nos lleva a considerarlas como
relacionadas con una longitud fija, aunque puede que no hayamos reflexionado acerca de que
ese modelo es una barra material. Las consideraciones anteriores pueden llevar al lector a
suponer que los índices hacen referencia exclusiva a objetos de experiencia, y que no habría
uso para ellos en la matemática pura, tratando, como hacen, con creaciones ideales, sin
considerar si se realizan en algún lugar o no. Pero las construcciones imaginarias del
matemático, e incluso los sueños, se aproximan tanto a la realidad como para tener un cierto
grado de fijeza, y como consecuencia de él pueden ser reconocidos e identificados como
individuos. En resumen, hay una forma degenerada de observación que se dirige a las
creaciones de nuestras propias mentes, usando la palabra observación en su sentido pleno, es
decir, implicando algún grado de fijeza y quasi-realidad en el objeto al que tratan de
conformarse. En consecuencia, encontramos que los índices son absolutamente indispensables
en matemáticas, y hasta que se comprendió esta verdad todos los esfuerzos para reducir a una
regla la lógica de las relaciones triádicas y mayores falló, mientras que, tan pronto como fue
comprendida, el problema se solucionó. Las letras ordinarias del álgebra que no presentan
ninguna peculiaridad son índices. También lo son las letras A, B, C, etc. asociadas a figuras
geométricas. Los abogados y otras personas que tienen que explicar un asunto complicado
con precisión recurren a las letras para distinguir a los individuos. Las letras usadas así son
meros pronombres relativos mejorados. De este modo, mientras que los pronombres
demostrativos y personales son, tal y como se usan ordinariamente, "índices genuinos", los
pronombres relativos son "índices degenerados", pues aunque pueden referirse accidental e
indirectamente a cosas existentes, se refieren directamente, y sólo necesitan referirse, a las
imágenes en la mente que las palabras previas han creado.
2.306 Los índices pueden distinguirse de otros signos o representaciones por tres señales
características: primera, que no tienen ninguna semejanza significante con sus objetos;
segunda, que se refieren a individuos, a unidades singulares, a colecciones de unidades
singulares, o a continuos singulares; tercera, que dirigen la atención a sus objetos por fuerza
ciega. Pero sería difícil, si no imposible, tomar un caso de un índice absolutamente puro, o
encontrar algún signo absolutamente privado de cualidad indexical. Psicológicamente la
acción de los índices depende de la asociación por contigüidad, y no de la asociación por
semejanza o de operaciones intelectuales.
6. SÍMBOLO:
2.307 Un signo que se constituye como signo mera o principalmente por el hecho de que
es usado y comprendido como tal, ya sea el hábito natural o convencional, y sin considerar los
motivos que originalmente gobernaron su selección.
Symbolon se usa en este sentido por Aristóteles muchas veces en el Peri hermeneias, en
el Sophistici Elenchi y en otros lugares.