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Nos encontramos ante un ejemplo boliviano en el cual se optimiza la inversión de recursos en los
estudiantes
Horacio Valle
La célebre economista francesa Esther Duflo, condecorada en 2019 con el premio Nobel de Economía,
plantea una situación curiosa e importante para la humanidad: primero, los recursos destinados a
políticas sociales son muy limitados y deben ser utilizados de forma muy eficiente; segundo, se sabe
muy poco sobre los resultados e impacto de los programas sociales, porque se desconoce el grado de
influencia de otras políticas que se ejecutan de forma simultánea; y tercero, muchos de los programas
los formulan gobiernos de manera intuitiva. Por tanto, es difícil no preguntarse ¿por qué pagar a las
personas para que hagan lo que es bueno para ellas mismas?
Duflo responde a esta pregunta señalando la importancia que guardan los detalles, es decir, conocer
cuáles son las motivaciones y aspiraciones de los individuos beneficiarios de algún programa, por lo
cual un incentivo gubernamental puede llegar a representar un ahorro para el mismo y mejoras en la
calidad de vida de la población, existiendo evidencia empírica aplicada en las investigaciones de la
economista.
Con relación a esto se tienen algunas estadísticas importantes de la educación pública hasta 2022,
que muestran una tasa de deserción escolar decreciente de 1,95%; la tasa de promoción fue del
94,27%, retornando al promedio observado en las últimas 10 gestiones; así como el incremento de
estudiantes inscritos que fue de 2.646.169, se incrementó el número de años promedio de estudio a
10,13 años y la tasa de asistencia escolar mejoró situándose en 93,89% en 2021.
Entrevistas realizadas a beneficiarios y sus familias revelaron que, si bien el bono no es suficiente para
cubrir todos los gastos anuales en educación, generalmente se destina a la compra de material
escolar o costear el uniforme; existiendo excepciones cuando se adquieren juguetes o comida (en
ocasiones en el hogar se percibe que se recibe un premio en lugar de un incentivo). De cualquier
modo, estos hechos corroboran la investigación de la economista Duflo, que explica que no existe
evidencia que demuestre que las transferencias condicionadas de este tipo sean malgastadas en
actividades o productos que dañen el entorno familiar.
En efecto, nos encontramos ante un ejemplo boliviano en el cual se optimiza la inversión de recursos
en los estudiantes, con el objetivo de que mañana se mejore el acervo de capital humano.