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El Sistema de Vouchers (Bonos Educativos)

para financiar la educación.


Prof. Sergio Daniel Soto.

DNI: 16.936.166.

No es una propuesta nueva, ni original, y fracasó en los lugares donde se implementó.

El sistema de bonos educativos (vouchers) fue promocionado durante los años 60


por Milton Friedman como una alternativa liberal que favoreciera la elección voluntaria de los
padres sobre la educación de sus hijos, hubo un intento de desembarco en varios países de
América Latina, en la oleada de reformas neoliberales de los noventa; en Argentina por medio
de la Ley Federal de Educación y los procesos de transferencias de responsabilidades estatales
hacia unidades administrativas menores, se intentó llevar adelante en el marco de las llamadas
Escuelas Charter, y en otros países a través de los programas especiales financiados por el
Banco Mundial, principalmente.

En Chile, se aplicó -dictadura de Augusto Pinochet mediante-, y fue un sistema que


explotó en mil pedazos y motivó las revueltas estudiantiles de hace un tiempo atrás, revueltas
que desembocaron en los debates por las reformas de los sistemas educativos, de salud y de la
propia Constitución chilena. Suecia implementó un modelo de bonos educativos para financiar
la educación con resultados dispares. En todos los casos analizados aumentó la segregación y
las diferencias sociales en el interior de los sistemas educativos, se diluyó la Educación como
derecho con garantía del estado, y según los registros de las pruebas educativas de alcance
mundial, como por ejemplo PISA y otros sistemas de evaluación standard, la calidad educativa
general disminuyó en los sectores más desfavorecidos y aumentó en los más pudientes.

Para analizar este tema voy a centrar la atención en la implementación del modelo en
Suecia, donde el formato adoptado consistió otorgar un “bono educativo” para acompañar a
los estudiantes otorgándoles a las familias un monto de dinero pagado de forma directa a
cada institución educativa, en lugar de financiar a las escuelas con presupuesto preestablecido.
Este bono (voucher) podía ser utilizado en centros educativos estatales —donde los
estudiantes tienen su lugar asegurado— y en aquellos que se encuentran gestionados de
forma privada, en este país, las condiciones para estas instituciones son, entre otras, que no
pueden cobrar una cuota extra a las familias, ni rechazar postulantes bajo ningún concepto, los
cuales ingresan por orden de solicitud. Tras la reforma que introdujo el sistema de libre elección
en 1992, las escuelas de gestión privada experimentaron un rápido crecimiento, pasando del
4% del total de la matrícula en el año 2000 al 16% en menos de 10 años. Más del 50% de estas
instituciones se organizaron con fines de lucro.

El sistema educativo sueco era centralizado y monopolizado desde la órbita estatal. Los
resultados en los exámenes internacionales situaban al país por encima del promedio de la
OCDE (Organización para el Desarrollo y el Comercio Europeo) en las asignaturas más fuertes,
y similar al promedio de esta en el peor de los casos.

A principios de los años 90 Suecia sufriría una fuerte crisis económica que quiso resolver
a través de un giro hacia políticas orientadas al mercado y a la privatización de los servicios
públicos. El cambio de modelo educativo fue, en consecuencia, una cuestión más bien
ideológica que de necesidad, ya que cobró mayor fuerza la idea de que las instituciones
públicas resultan ineficientes por definición —entendiendo que en manos de privados serían
más racionales y eficientes—, y el gasto de recursos se comenzó a cuestionar con mayor
ímpetu. Las primeras medidas estuvieron orientadas a descentralizar las responsabilidades
educativas dando autonomía y capacidad de decisión a las municipalidades.

Lo que se buscaba era aumentar la competencia y fomentar la formación de escuelas


privadas. La teoría disponía que las escuelas de baja calidad sufrirían la pérdida de sus
alumnos y eventualmente cerrarían, premiando de esta forma a las que mejor satisfagan las
demandas de los padres.

Resultados del sistema de bonos (vouchers) educativos en Suecia

Los resultados de los exámenes PISA, una muestra global del conocimiento de los
alumnos de 15 años, fueron un duro golpe para el país. Suecia sufrió el más brusco
descenso en sus calificaciones entre todos los países evaluados entre los años 2003
al 2012, pleno momento de la implementación del sistema de Vouchers. El debate
nacional reflejó la preocupación de toda la sociedad al encontrarse que un cuarto de los
estudiantes no obtenía el mínimo esperado en las pruebas de matemáticas, la cantidad de
alumnos sobresalientes se redujo a la mitad y las calificaciones empeoraron en todos los
ámbitos analizados. Lo más llamativo era que este declive se evidenciaba al mismo tiempo que
las mediciones nacionales propias mostraban un alza en las calificaciones, una
contradicción absoluta no solo respecto a los exámenes PISA, sino también respecto a otras
pruebas globales como las TIMMS y PIRLS2. ¿Qué podía estar ocurriendo?

Uno de los principales inconvenientes generados por el modelo es que la


responsabilidad migró del Estado hacia los padres: siendo ellos ahora los responsables de
juzgar si la educación recibida es de buena o mala calidad sin que tengan las herramientas
necesarias para hacer este juzgamiento. No hay castigos ni intervenciones para las escuelas,
sino que se «supone» que el mercado las castigará. La evidencia indica con claridad que
nada de esto ocurre, la nefasta implementación de la Ley Federal de Educación en Argentina
es otro ejemplo fallido de “renovar” el sistema a través de su mercantilización, en vez de
financiar, proponen subsidiar solo lo necesario.

Otra dificultad que se puede encontrar es el método de evaluación: las escuelas


favorecen exámenes con preguntas abiertas que permiten un alto grado de subjetividad en las
evaluaciones y sus resultados en las calificaciones. No fueron pocos los casos donde los
docentes presionados por los directivos terminaron otorgando buenas calificaciones aún
cuando no correspondieran, con el fin de incentivar a los padres a que continúen
enviando a sus hijos a esa institución. Una de las críticas más recurrentes al sistema sueco
—y a muchos otros— es que son los mismos docentes que imparten clases quienes califican a
sus alumnos, en lugar de derivar la calificación hacia alguien imparcial.
El sistema de vouchers educativos, y el aumento de la segregación
social

Con la consigna de que las escuelas van a poseer la libertad de elegir el método para
transmitir los contenidos al alumnado, se terminó acentuando la diferencia en los resultados
entre colegios y se produjeron niveles tremendos de fragmentación del sistema educativo. En
Suecia hubo un aumento de la segregación social, que siguió el patrón de privatización de las
empresas públicas, tal como se puede ver reflejado en un reporte de la OCDE y otro de UNICEF.
A través de la introducción de la libre elección, la sociedad tuvo una tendencia mayor a la
división de acuerdo con su condición social.

El índice de inclusión académica cayó mucho más que en el resto de los países donde
no se implementó (período comprendido entre 2003 y 2012). Si bien se mantuvo durante un
tiempo con valores positivos, esto se debió a que el sistema era totalmente inclusivo previo a
la reforma, luego de la cual fue sufriendo una caída paulatina directamente relacionada al
crecimiento de la privatización de la educación. La explicación la podemos encontrar en la
segmentación social que se acentúa por la división demográfica entre barrios de inmigrantes y
de no inmigrantes que surgió en los principales centros urbanos.

En Suecia, la sociedad tiene un amplio consenso de que una educación equitativa y


de calidad está estrechamente vinculada con el bienestar económico, por lo que esta
situación se plantea como una problemática prioritaria.

El sistema de vouchers educativos, no solo no es la panacea, sino que además no es


algo nuevo, es la alternativa neoliberal que se intentó implementar alrededor del mundo para
buscar una forma de educar a la población, en el marco del modelo de acumulación del capital.
Está teñida de una fuerte connotación ideológica donde priman los valores del interés
económico y se tiende a la formación de sujetos adaptados a las “necesidades del mercado”,
que en realidad no es el mismo interés que el de una nación para conservar y desarrollar sus
valores y su cultura, sino más bien el de las compañías trasnacionales que buscan maximizar
ganancias con mano de obra barata o poco calificada en algunos lugares y de elite en otros.

Pero más allá del sistema utilizado, lo más importante es comprender que el objetivo de
los bonos educativos (vouchers) es volver un derecho en mercancía transable, y está muy lejos
de promover a través de la igualdad de oportunidades, el desarrollo justo, equitativo y
solidario con un economía que incluya a todos los ciudadanos, los vouchers son todo
lo contrario.

Nada tiene más valor que la educación de los niños, niñas, jóvenes y adultos en
contextos de paz, tranquilidad social y ejercicio de derechos garantizados por el estado, no solo
importa desde lo sociocultural y emocional, sino desde lo político e institucional. No creo que la
cabeza de los referentes de la derecha Argentina, piensen en un modelo educativo con las
características que recién mencioné.

Por ultimo digo, que no nos engañen con cantos de sirena, nada de esto es nuevo, estas
ideas tienen un siglo de existencia y donde se implementaron generaron caos, fragmentación
social y retroceso de los derechos mínimos de la población atentando contra los más
elementales principios de convivencia humana.
Fuentes (los links se abren en pestañas nuevas):
1.School Choice and school vouchers: an OECD perspective
2.‘Improving schools in Sweden: an OECD perspective’ – OECD
3.PBS News Hour –Is Sweden proof that school choice doesn’t improve education?
Papers relacionados:
4. Brandén, M., & Bygren, M. (2022). The opportunity structure of segregation: School choice 5.
and school segregation in Sweden. Acta Sociologica, 65(4), 420–438.
https://doi.org/10.1177/00016993211068318

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