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INTRODUCCIÓN

Este artículo se enfoca en proporcionar una base teórica y práctica sobre cómo la
comprensión de las funciones cerebrales puede contribuir al aprendizaje de una
segunda lengua (L2), desde el marco teórico de las ciencias cognitivas y,
específicamente, de la neurociencia. Se menciona que en la década de los años 90 se
produjeron avances significativos en la investigación cerebral, lo que llevó a los
educadores a intentar aplicar estos nuevos hallazgos en sus clases, dando lugar al
concepto de "educación basada en el cerebro".
La neurociencia, a través de técnicas de neuroimagen como la PET, la fMRI y la
estimulación transcortical, ha proporcionado una nueva comprensión sobre la
naturaleza de la enseñanza y el aprendizaje de segundas lenguas. Estos avances
científicos han respaldado aspectos que los profesores intuitivamente sabían sobre el
lenguaje. Actualmente, la ciencia del cerebro permite obtener imágenes y medir la
actividad cerebral durante la realización de tareas, lo que brinda una comprensión de
los cambios que ocurren en el cerebro al adquirir una L2.
En la última década, ha existido controversia sobre si el conocimiento de las funciones
cerebrales puede ser utilizado en beneficio de la educación. Algunos argumentan que
los estudios en neurociencia son poco relevantes en el ámbito educativo y deberían
ser eliminados de la práctica educativa. Sin embargo, otros sostienen que la
neurociencia proporciona datos importantes para la educación, ofreciendo respuestas
a preguntas clásicas sobre qué enseñar, cómo enseñar y cuándo enseñar, así como
sugiriendo enfoques de aprendizaje y métodos de enseñanza.
En este artículo, se defiende la postura de que la neurociencia puede ayudar a
comprender qué están aprendiendo los estudiantes, por qué tienen dificultades para
aprender una nueva lengua y cómo se pueden implementar nuevas estrategias en la
enseñanza de L2. Se destaca que en el pasado se dividía el estudio del cerebro entre
los psicólogos, que se enfocaban en la mente, y los neurocientíficos, que se centraban
en el cerebro como un hardware neuronal. Sin embargo, en la actualidad se reconoce
que el cerebro y la mente están estrechamente relacionados, y se investiga cómo el
hardware neuronal respalda las funciones mentales, así como cómo los circuitos
neuronales son capaces de pensar y aprender.

Acercamiento al cerebro: corteza cerebral, sistema límbico y lateralidad


El cerebro adulto contiene alrededor de 100 billones de neuronas que forman una red
neuronal en constante cambio a lo largo de la vida. La educación produce cambios en
las neuronas, modificando la química y estructura de la corteza cerebral.
Cada pensamiento y palabra se basa en la comunicación eléctrica y química entre las
neuronas.
En una clase de L2, la información sensorial de los sentidos entra al cerebro a través
del tálamo, pasa por el sistema límbico y llega a la corteza cerebral donde se
almacena en diferentes ubicaciones.
El sistema límbico, compuesto por la amígdala y el hipocampo, agrega significado
emocional a la información y ayuda en su almacenamiento en la memoria de largo
plazo.
Estudios recientes indican que la especialización funcional de diferentes regiones
cerebrales no está determinada únicamente por la genética, sino que puede ser
moldeada por la experiencia y el aprendizaje.
La corteza cerebral de los adultos puede cambiar en respuesta a un ambiente
enriquecido y experiencias de aprendizaje, lo cual tiene implicaciones importantes para
la enseñanza de segundas lenguas.
En la mayoría de las personas, las funciones del lenguaje se realizan en el hemisferio
cerebral izquierdo, específicamente en las áreas de Broca y Wernicke.
El hemisferio izquierdo se encarga del habla, lectura y escritura, mientras que el
hemisferio derecho es más intuitivo y creativo, relacionado con el reconocimiento
espacial. Aunque cada hemisferio tiene funciones especializadas, el corpus callosum
permite la integración de las funciones al interconectar ambos hemisferios.
Existe consenso científico de que las diferencias de lateralidad cerebral por género no
tienen consecuencias significativas en la instrucción. Se fomenta el desarrollo de
ambos hemisferios a través de actividades visuales, lectura, escritura y habilidades
computacionales.

Periodo crítico en el aprendizaje de segundas lenguas


Existe preocupación sobre si hay un periodo crítico de aprendizaje para adquirir una
segunda lengua, especialmente para estudiantes universitarios que comienzan a los
18 años.
Actualmente se cree que no hay periodos críticos rígidos, sino que el cerebro puede
adaptarse y aprender a lo largo de la vida.
El aprendizaje de una segunda lengua tiene periodos sensibles, incluso en la edad
adulta.
La capacidad de aprendizaje del cerebro es casi ilimitada, dependiendo de la
perseverancia, la voluntad y la búsqueda de nuevas experiencias y oportunidades para
practicar lo aprendido.
En la adquisición fonológica, se ha sugerido la existencia de un periodo crítico
después del cual es más difícil adquirir ciertos sonidos de la lengua meta.
Los recién nacidos pueden distinguir entre todos los sonidos, pero a medida que
crecen, su capacidad de discriminación fonológica se reduce a los sonidos de su
lengua materna.
Estudios recientes han demostrado que el periodo crítico para el aprendizaje y la
producción de sonidos se puede extender mediante la enseñanza activa por parte de
profesores nativos, más que a través de materiales grabados.
En el caso de los bilingües, se ha observado que la gramática se aprende mejor en
edades tempranas, mientras que la semántica y el vocabulario pueden seguir siendo
aprendidos a lo largo de la vida.

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