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CLASE 9: TEORÍAS MORALES CONTEMPORÁNEAS ERRADAS

La encíclica Veritatis Splendor muestra como algunas tesis de las teologías morales
contemporáneas son incompatibles con la doctrina católica y no corresponden a la verdad plena
del hombre revelada por la fe. Todas estas teorías tienen un problema filosófico de fondo y es que
asumen la premisa del pensamiento moderno que niega el conocimiento metafísico.

A partir de Kant se cree que el hombre es incapaz de un conocimiento metafísico, es decir de


conocer la esencia de las cosas, el ser. Por tanto, como las éticas modernas renuncian al
concepto de la esencia, no pueden basar las normas morales en la naturaleza (ley natural), sino que
tratan de buscar otros modelos que sirvan como fundamento para el recto obrar, buscándolo en la
finalidad, las consecuencias, el pragmatismo, el consenso social, etc.

Las teorías morales erradas se pueden dividir en:

9.1. AQUELLAS QUE INCIDEN EN EL OBJETO O EL ACTO MORAL:

a. Personalismo
- Esta teoría, tiende a hacer de la libertad el valor supremo, poniéndola por encima
del ser o identificándola con el ser mismo.
- La noción de “esencia” y de “naturaleza humana”, esta subordinándola a la persona
y a su libertad.
- Reivindica el valor de la persona como sujeto moral. Prioriza la subjetividad sobre la
objetividad, la persona sobre la naturaleza, la libertad sobre la verdad.
- Un personalismo llevado al extremo concibe la libertad como un absoluto, como la
posibilidad o necesidad del ser humano de elegirse y recrearse en cada momento.
- Para el personalismo, la persona se define por el ser que se identifica con la libertad,
que, así, define a la persona, y es anterior a la naturaleza o esencia.

- Muchos autores se refieren a una “moral personalista” pero entendiendo a la persona


desligada de la naturaleza. Es decir, parten de una concepción de persona que se hace a
sí misma, en una dinámica de autorrealización en la que desde su libertad construye y
recrea los valores que guían su comportamiento, sin ninguna referencia a la naturaleza,
de este modo, muchos de estos autores pretenden crear una moral subjetivista, a
la medida de la “libertad humana”.

- La libertad es importante, pero no es un valor absoluto. Debemos comprender la


primacía de la Verdad sobre la Libertad. La libertad no es libertad para hacer

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cualquier cosa (libertinaje) sino que debe tener una medida, un cauce. La medida
de la libertad es la Verdad. La libertad puede seguir libremente sólo la Verdad, y si
no lo hace renuncia a ser libertad y se convierte en esclavitud.

- Justamente, la VERDAD que orienta los actos humanos es la VERDAD sobre


el hombre, es la Verdad de nuestra naturaleza humana. Una naturaleza que el
hombre no crea, sino que debe reconocer y respetar. En ese sentido también se
puede decir que la medida de la libertad es nuestra naturaleza. El punto de partida
para la actualización de la libertad en el mundo a través de elecciones libres es el
respeto dela luz original de la razón que se manifiesta en la ley natural.

b. Opción fundamental

- Busca construir una moral más centrada en las opciones que en los actos.

- Se acentúa que lo importante no son los actos, sino las actitudes, y que los actos
morales aislados no siempre comprometen la actitud de la persona y su opción moral,
pudiendo llegar incluso a ser irrelevantes.

- Esta teoría reduce la norma moral a un simple ideal, y considera que para
corresponder a este ideal, basta con tender sinceramente a cumplirlo, aunque en la
práctica exista un divorcio entre sus actos y el ideal al cual se adhiere. Hay una
disociación entre la opción fundamental (ideal) y las acciones deliberadas de un
comportamiento concreto (actos).

- Esta teoría pierde de vista que el hombre se construye o se destruye a sí mismo con
cada uno de sus actos, y que estos tienen una relación íntima con su fin último.

- Un problema antropológico de esta teoría es que sitúa el ámbito de lo corporal en el


campo de los bienes “premorales o periféricos”, y entonces la moral queda reducida
a una ética de las buenas intenciones que pretende justificar todo.

- Se debe resaltar que existen actos que son intrínsecamente malos, y que no
pueden coexistir con una opción fundamental buena. No es necesario que dicho acto
tenga una especial intensidad subjetiva, basta que sea objetivamente grave y sea
realizado de manera consciente y libre.

- No es necesario que para que exista un pecado mortal se requiera una posición

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formal en contra de Dios. A Dios también se le rechaza por la conculcación de uno de
sus mandamientos en materia grave (se le rechaza con los actos).

- Cuando esta teoría rechaza la existencia de actos que son en sí mismos


intrínsecamente malos y graves, a pesar de que van en contra de las exigencias de
la ley natural, se cae en un claro subjetivismo, que juzga la moralidad de la acción
solamente por el mayor o menor compromiso de la persona.

- Mediante la elección fundamental, el hombre es capaz de orientar su vida y -con la


ayuda de la gracia - tender a su fin siguiendo la llamada divina. Pero esta capacidad
se ejerce de hecho en las elecciones particulares de actos determinados, mediante
los cuales el hombre se conforma deliberadamente con la voluntad, la sabiduría y la
ley de Dios.

9.2. AQUELLLAS QUE INCIDEN EN LA INTENCIÓN O EL FIN DEL AGENTE:

a. Moral teleológica

- La teleología (del griego τέλος, fin, y λογία, discurso, tratado o ciencia ) es la rama
de la metafísica que se refiere al estudio de los fines o propósitos de algún objeto o
algún ser, o bien literalmente, a la doctrina filosófica de las causas finales.

- Esta teoría considera que la ACCIÓN es en sí misma moralmente neutra, y que


puede ser calificada como moralmente buena o mala dependiendo de que se
haga con buena intención.

- Dedican particular atención a la conformidad del acto humano (no con el bien objetivo)
sino con los fines perseguidos y con los valores que él sujeto moral tiene.
- En la medida en que la persona actúe con conciencia recta y con la convicción sincera
que está obrando el bien, el acto es bueno.

b. Consecuencialismo-Pragmatismo

- Es también llamado consecuencialismo teleológico. Según esta teoría la moralidad


de la acción deriva de las consecuencias exteriores de la misma en cuanto
responsablemente previstas y queridas como fin de la misma acción.

- No hay acciones en sí mismas absolutamente malas, todo depende de las


consecuencias que de tal acción se siguen y de los fines que se busquen.

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- Para juzgar la moralidad de una acción hay que sopesar la relación entre las buenas
o malas consecuencias que de ella se siguen, eligiendo aquellas que tienen
previsiblemente más consecuencias positivas.

- Ejemplo: Una relación prematrimonial será buena si contribuye a acrecentar el amor


entre los novios, se realiza con mutuo respeto y tiene consecuencias auténticamente
gratificantes, y si además los novios están dispuestos a asumir responsablemente las
consecuencias de esa relación.

- El consecuencialismo abruma la responsabilidad humana, pues el hombre antes de


obrar tendría que preguntarse sobre todas las posibles consecuencias positivas o
negativas de su acción, en lugar de preguntarse simplemente si está obrando el bien
o el mal.

c. El proporcionalismo

- Juzga la moralidad de la acción porque arrojan un balance por la proporción entre


los bienes que se pretenden lograr y los males que se van a derivar de esa
acción.

- Se trata de maximizar los bienes y minimizar los males, buscando que el


comportamiento concreto pueda producir un mejor estado de cosas para las personas
interesadas.

- Para estas teorías no existe el bien o el mal en sí mismo, sino simplemente lo que es
“mejor que…” o “peor que otro…” “Bueno”, significa “mejor que”…Es una teoría
utilitarista. De este modo, para ofrecer los criterios racionales de una justa decisión
moral, las mencionadas teorías tienen en cuenta la intención y las consecuencias de
la acción humana.

- El proporcionalismo intenta juzgar la moralidad de las acciones de acuerdo con el mal


menor en las presuntas consecuencias. Finnis recuerda que no se puede obrar el mal
en busca de un bien y que, como ya Sócrates intuyó, "es mejor sufrir la injusticia que
cometerla".

- Esta teoría es equivocada debido a que debemos aceptar que existen absolutos
morales como, por ejemplo: no matar a una persona, o no cometer adulterio, o no
mentir, etc.

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9.3. AQUELLAS QUE INCIDEN EN LAS CIRCUNSTANCIAS O SITUACIÓN:

a. Ética de la situación o circunstancialismo:

- Es evidente que las circunstancias deben ser tomadas en cuenta al formular el juicio
ético, y entender que en la vida moral de cada persona está “condicionada” por
múltiples circunstancias, como por ejemplo: la situación económica de una persona,
o la herencia cultural que uno podría tener, por ejemplo si mi padre es musulmán o
vivo en un barrio muy inseguro. Pero, el circunstancialismo exagera al depender
meramente de la “circunstancia” para valorar el acto moral, sin que puedan darse
“actos intrínsecamente malos”.

- Por tanto, para este sistema moral, los principios morales universales no se derivan
del bien o del mal objetivo, sino de las circunstancias, y no de la ley natural universal.

- Esta teoría equivocada proclama que “No se puede imponer fríamente a todos y en
todas las situaciones la misma norma moral”. “Dios es Amor y entabla con cada
persona un diálogo personalísimo e irrepetible, en el secreto de su conciencia”. Por
lo que señalaría que “no hay principios absolutos y universales, sino solo normas
generales aplicables a la mayoría de los casos, pero que deben ser aplicadas a cada
situación”. Las “normas generales” servirían de pistas”, pero no obligan siempre de
igual manera a todos. Es Dios quien dicta a la conciencia de cada uno según su
situación la norma moral.

- Debemos precisar que «Las circunstancias pueden también atenuar o aumentar la


responsabilidad del que obra (como actuar por miedo a la muerte). Sin embargo, Las
circunstancias no pueden por si mismas modificar la calidad moral de los actos; no
pueden hacer ni buena ni justa una acción que de suyo es mala». Catecismo de la Iglesia
Católica, 1754.

9.4. LA CRISIS DE LA ÉTICA

A veces la palabra crisis tiene una connotación ambigua o incluso negativa, nosotros
veremos la crisis actual de la ética como una oportunidad, para clarificar, enriquecer y
profundizar el sentido positivo e imprescindible de la dimensión ética de nuestra vida. Para
eso es importante: examinar, el proceso por el cual se ha generado la crisis.

9.4.1. GÉNESIS HISTÓRICA

Existen 2 cambios importantes y sucesivos, que se han dado en nuestra sociedad: La


modernidad y la postmodernidad.

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a. La modernidad

Revoluciones científicas (Europa) s. XVI

Se concretó en el s. XVIII una actitud cognitivo-moral llamada de racionalización


(Weber), con características lógico-empíricas que penetra las realizaciones
intelectuales, artísticas e institucionales de Occidente.

Surge la secularización, que es una desaparición de los valores propios de una religión,
por lo que la religión cristiana pierde centro. Su puesto lo ocupará la economía, pues
las ciencias modernas, que desencadenaron este cambio fundamental, se aplicaron a
través de la revolución industrial, la potenciación de la economía de corte liberal-
capitalista. Cambio del centro institucional en la sociedad marca la ruptura entre la
sociedad tradicional, o premodema, y la sociedad moderna.

Se caracteriza por la aparición de las diversas "esferas de valor" o dimensiones de la


razón. Esta diferenciación de la razón conduce a su desintegración y al creciente
dominio, bajo las circunstancias de la revolución industrial, de la racionalidad científico-
técnica-económica.

A partir de esta racionalidad, surge un sistema de valores en el que el rendimiento, la


utilidad y la eficacia son virtudes incuestionables, pues la funcionalidad sirve. El
funcionamiento del sistema es el objetivo, con esto el hombre es valorado no por sí
mismo, sino por la utilidad práctica que tenga.

El hombre tecnológico es un hombre sin preguntas últimas y por tanto sin valores de
fondo; que no necesita saber nada fuera de su especialidad porque otros lo saben por
él, y sólo tiene que apretar botones: "borregos laboriosos". (Steven Lukes)

El sistema tecno-económico tiende a dominar todos los espacios de la vida: social,


educación, política y la ética civil y personal. Ej: el derecho se separa de la justicia y se
convierte en las reglas de juego de la sociedad.

Conclusión, el hombre de la modernidad cree que con la ciencia y la técnica, aplicadas


al desarrollo económico, puede saber todo y puede todo: es el proyecto del progreso.

b. La postmodernidad

Surge a partir del momento en que el "occidente" toma conciencia de que el proyecto
moderno ya no es válido., es decir la idea del progreso a partir, de las posibilidades de
la ciencia y la técnica, queda postergado. Este proyecto se viene abajo con las dos
guerras mundiales.

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Postmodernidad viene a constituir un ajuste de cuentas con la modernidad, pues se
rechaza un tipo de pensamiento, un estilo de vida que ha resultado insatisfactorio aún
para las sociedades autoras y beneficiadas de esa modernidad.

Rasgos de la post modernidad

- Decepción respecto de la razón, pues, ésta ha ido cayendo en el utilitarismo y


pragmatismo que benefició un determinado sistema económico neoliberal,
deshumanizando a la sociedad . La razón ya no puede darnos una visión totalizante de
la realidad ni ofrecernos fundamentos y fines.

- Se decreta el fin de las utopías, pues el cambio histórico total es imposible. Ya no se


cree en las grandes palabras como progreso, justicia, igualdad y fraternidad, como
tampoco en las cosmovisiones globales portadoras de sentido. (cristianismo)

- Se decreta el fin de la historia, pues vivimos en un tiempo sin horizonte histórico, sin
meta, ni visión de la totalidad. La historia se la han inventado los historiadores. Hay tan
sólo acontecimientos sin ninguna conexión entre sí. Los hombres somos átomos-
individuos juntos por casualidad, que nos equivocamos por siempre sin fin ni objetivos
últimos, sin brújula ni esperanza.

- La inmediatez del presente, hay que disfrutarlo "carpe diem". El pasado y el futuro
pasan a segundo plano y también la perspectiva histórica. Es el tiempo del "yo" y del
intimismo, de la meditación trascendental y del cuidado del cuerpo; de las dietas y los
gimnasios.

- Desde la perspectiva ética, se ve una “ética débil y provisional”, pues es la única que
respeta al hombre en lo que tiene de particular, de imprevisible y, en el fondo, de infinito.

- Surge el hiperindividualismo, narcisista y hedonista; cuyo lema es: "el mínimo de


coacciones y el máximo de elecciones privadas posibles, el mínimo de austeridad y el
máximo de deseo".

Hemos dado una visión crítica de la modernidad y la postmodernidad, pero es evidente


que han aportado y aportan todavía muchos elementos positivos.

9.4.2. FACTORES CAUSANTES DE LA CRISIS ÉTICA

Dos reacciones opuestas una moral relativista, pragmática e individualista, frente a


la que se opone, una moral tradicionalista legalista y rígida. Con la aparición
del pluralismo, surge una crisis antropológica de identidad, que trató de
explicarse a partir de la ética o filosofía moral.

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Surge la diversidad de religiones, el agnosticismo y el ateísmo; aunque el
cristianismo sigue siendo mayoritario; surge la religión "light" de escape y evasión,
sin mayor compromiso ético.

La valoración ética, deja de ser evidente, frente a los nuevos retos y problemas que
trajo la ciencia y que no encuentran respuesta en la moral tradicional. Problemas que
van desde la manipulación genética hasta la injusticia y discriminación social.

Se da la desmoralización en nuestras sociedades porque los medios


han tomado el lugar de los fines y viceversa: el dinero, el poder, el prestigio, el
placer, la empresa, etc., son las metas; el bien de las personas y el bien común
pasan a segundo lugar.

Así surge un rechazo a la ética y moral, pues se relacionaban con normas solo
señalaban lo que no se podía hacer, frente a esta surgen algunas reacciones como: el
pragmatismo individualista, en el que los derechos individuales pueden ejercerse sin
tener en cuenta el bien común; aquí tenemos como ejemplo, el relativismo
subjetivista, según el cual para decidir lo que es bueno o malo, tenemos que verlo
desde la perspectiva de cada quien, por lo que no existen valores absolutos.

Frente al cual surge una moral legalista y represiva, que indicaba que se deben
respetar las normas por encima incluso del ser humano. Ante esta situación, es
importante reconocer que muchos de los cuestionamientos a la moral tradicional
son válidos, pero no por ello podemos decir que no existen valores fundamenten
nuestros actos, y que lo que para unos es bueno para otros es malo y viceversa.

9.4.3. RESPUESTA FRENTE A LA CRISIS ÉTICA

Frente a la crisis, la respuesta consiste en la búsqueda de una autenticidad ética,


personal y socialmente responsable. Esta es la alternativa de muchas personas que
quizás no resulte notoria y no aparece como no aparecen en los diarios los aspectos
más normales y buenos de la vida.

La ética es lo que realmente da sentido trascendente, autenticidad y coherencia al


quehacer del hombre, en lo personal y en su convivencia con los demás. Es la vocación
del hombre a ser verdaderamente humano, a tener que encontrar y dar sentido a su
vida en la búsqueda de su realización auténtica y plena en todas sus dimensiones.

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9.4.4. SINTESIS DE LA RESPUESTA DESDE LA DOCTRINA CATÓLICA SOBRE EL
JUICIO MORAL

a) Hay actos intrínsecamente malos en sí mismos

b) Hay principios morales absolutos (sin excepción) y universales (para todos).

c) Los actos singulares confirman o niegan la autenticidad de la Opción Fundamental. No


son periféricos cuando se realizan con advertencia y libertad.

d) Si se suprimen los principios absolutos se cae en un relativismo inevitable, donde cada


persona puede ser juez y parte, y de manera subjetiva considerar si ha obrado o no con
recta intención.

e) Las reglas de juego deben ser aplicables a todos.

9.5. LA CRISIS DE LA TEOLOGÍA MORAL EN LA ACTUALIDAD

El Papa en la Veritatis splendor profundiza en la raíz histórica de la crisis de la teología


moral contemporánea signada por una radical “subjetivización de la moralidad”. Esta crisis
se expresa en una doble ruptura:

• La primera, a nivel filosófico, es la separación entre la libertad y la verdad; • La segunda,


a nivel teológico, es la ruptura del nexo entre fe y moral.

Cuando la libertad pierde la referencia a la verdad, se transforma en un poder arbitrario que


no responde a la naturaleza profunda del ser humano.

Cuando la moralidad no hunde sus raíces en la fe: la moral se convierte en el cumplimiento


de una serie de normas externas, desgajadas del agua viva del amor, que es lo que nutre
y da sentido a la vida del cristiano; la vida cristiana queda reducida a una ética sin apertura
a la trascendencia y deja de ser algo relevante para el mundo.

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