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METANOIA

Ahí estaba ella...con una venda en los ojos sin saber dónde estaba pero sí con quiénes y
seguramente nos habían traído allí en sus famosos Ford Falcón verdes; estaba amarrada
a una silla, ahí supo que corría riesgo su vida y la mía... íbamos a ser una lápida sin
nombre, una más del montón y perdida entre otras.

Se escuchaban gritos, ella tenía el corazón vacío y la mente llena... sólo tenía que
quedarse callada pero sabía que iban a ir por mí; sólo tenía 6 años, aún era muy chico y
no entendía lo que estaba pasando, pero la veía. La veía atada a aquella silla con los ojos
vendados y ella sentía mi mirada.

Corrieron las horas y ella seguía ahí, el aire de la habitación era denso y penetrante;
escuché cómo alguien entraba a aquel lugar con su sonido usual de botas, sus pasos eran
firmes e intentaban intimidar a cualquiera que las oía.

Empezaron con ella. Ellos querían saberlo todo y ella no quería decirles nada.

Lo intentaron varias veces de diferentes maneras y no lograron que diga lo que ellos
querían escuchar.

Continuaron conmigo; me oía llorar, no era mi llanto común, era de desesperación


mezclada con terror. Tanto mal tenían ellos que les parecía adecuado hacerle eso a un
niño. Después de horas de ella escuchando mi llanto, sonidos de golpizas; escuchó
cómo algo se estrellaba contra los muros, un sonido inconfundible… y mi llanto cesó.
Sí, me habían matado o eso le hicieron creer. Tan sólo tenía 6 años...estoy seguro que en
ese momento a ella se le pasó por la cabeza la última vez que me tuvo en brazos,
instantes antes de que ellos llegaran y nos arrebataran todo.

Me sacaron de aquel lugar con la boca tapada y en un estado de shock, solo quería estar
con ella, quería a mi mamá.

Me subieron a un auto y me dejaron en una casa de un oficial del lugar, según dijo era
mi padre, algo que me pareció difícil de creer porque mi papá se fue de viaje y aún no
volvía o eso me había dicho mi mamá. Ella me prometía que algún día volvería con
nosotros.

Me dejaron en aquella casa, con una familia que desconocía. Yo sólo quería volver a
verla.

Pasaron los años y no volví a saber de ella. Luego de mucho tiempo entendí lo que
había pasado y la busqué, pero no había rastro, no había registros, papeles, nada. Había
desaparecido, como si nunca hubiese existido. Pero yo sabía que ella seguía viva, o eso
quería creer. Sabía que ella debía estar en algún lugar, no volví a encontrar aquella
habitación donde nos tuvieron, pero una parte de mi creía que ella aún estaba ahí. Tal
vez, esperándome.

CHAMORRO
CATEGORÍA: JUVENIL

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