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—¡Así es Sócrates!—A fe mía que cosa honrosa es esa, si las hay entre los hombres.
Claro que se entiende que si logras hacerlo bien. Incluso estarás en condiciones de ayudar
a tus amigos, de ser la honra de tus padres y engrandecerás la patria, llegando a ser
célebre no sólo en tu polis, sino en la Grecia entera e incluso entre los bárbaros. Y por
donde quieras que vayas, despertarás admiración…
Glaucón, oyendo tales cosas, se ponía ufano y gustoso se queda a hablar con él. Sócrates
continuó:
—Entonces una cosa debe quedar bien clara, y es que si quieres estos honores ¿es que
los quieres conseguir haciendo bien a la nación?
—Venga, pues, no seas reservado, y dinos por dónde vas a empezar a hacerle bien a la
nación.
—Si es así, ¿será más rica si logras aumentar sus ingresos? Por ello, supongo que tienes
muy bien examinado, el estado de cuentas para saber de dónde sacar y dónde poner.
—Bueno, si aún no has calculado los ingresos, ¿tienes por lo menos examinado los gastos
para poder cercénarlos si crees que son excesivos?
—Siendo esto así dejaremos para otro rato lo de hacer rica a la nación, pues, ¿cómo va a
ser posible, sin conocer ni los gastos ni ingresos?
—Sí a fe mía y mucho por cierto, siempre que uno salga victorioso de ellos, porque si
quedas derrotado, es mejor ni intentarlo.
—Vamos a ver: Dínos primero que todo: ¿cuál es la fuerza de la nación a derrotar, el
número de los enemigos, para ver si sus fuerzas resultan superiores a las tuyas?
—No voy a poder así, de memoria, decirte todo esto.
—Pues si lo tienes por escrito, venga acá, que con mucho gusto habré de oírlo.
—O sea, que deberemos también abstenemos de las cuestiones de la guerra, puesto que
o bien por su amplitud o por tu bisoñez aún no las tienes examinadas.…Acepto tus
excusas, pero me sigue preocupando la futura gestión de tu gobierno. Si algún día
pretendes administrar una ciudad compuesta por diez mil casas y todas a la par espero por
lo menos me expliques cómo te has ido ensayando en la tuya o en mejorar las condiciones
de una sola, la de tu tío, que bien todos sabemos que lo necesita. Y si con estas dos
puedes, prueba de ir intentándolo en las otras. Porque si no puede uno cargar con una
arroba, ¿cómo va a poder con muchas?
—Sí; pero es que yo bien que acertara a mejorar la casa de mi tío, si quisiera hacerme
caso.
—Y, tú crees, que si no has podido convencer a tu tío, ¿crees que vas a poder convencer
a todos los atenienses, con tu tío incluido? Guarda, Glaucón, no sea por ansia de hacerte
un gran renombre vengas a caer en el efecto contrario. O, ¿es que no ves cuán
resbaladizo es ponerse a hablar sobre materias que uno no conoce? Considera que los
hombres que tienen renombre y consideración son los que entienden en sus propios
asuntos; y los que tienen mala fama y son menospreciados son los más ignorantes. Así
que si tienes buena fama y renombre, ve intentando conseguir eso de saber sobre
aquellas cosas en que quieres actuar; porque si quieres triunfar sólo podrás hacerlo, si
tienes ventaja sobre los demás».
ACTIVIDAD:
4).-Te ha pasado que creías saber algo y cuando tuviste que explicarlo no podías hacerlo
con claridad?
5).-Qué sugerencias podrías dar para no caer en una situación incómoda al dejar en
descubierto tu ignorancia?