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- Ariannys remaba con algo de prisa, no se quería aquello que tanto Nowy le contaba con emoción desde hace

semanas.

Los rumores entre las entidades superiores fuera de los Geos y las refinadas Archihadas del G1 parecían coincidir
perfectamente, habían al fin capturado a Chapín. No se sabe quiénes fueron, si fueran un grupo de mortales
elegidos por una profecía genérica, un golpe de suerte del milenio o algún milagro dado por Shifka, diosa menor de
la fortuna. Si ese fuera el caso, puede que se haya ganado el boleto de trasladarse del panteón del G3 a ser parte del
G1.

Ariannys pensaba un poco en cómo sería la reacción del Pintor cuándo le diga aquella noticia, Ary estaría
revolcándose de la risa mientras que el pobre pintor pasaba aquel evento tan único e irrepetible. Y es que era eso,
atrapar a Chapín, dios menor de los chismes, los secretos y las mentiras era algo que todos en el universo, fuera o
dentro de los Geos merecía.

Chapín desde su concepción como ser divino ya era mal visto por la mayoría, ni siquiera los reyes demoníacos de
los respectivos Geos estaban a gusto con un ser como Chapín dando vueltas.

Ya Ary en el pasado varios roces y encuentros con aquel dios en sus horas de jornada, contándole varias
«mentirillas blancas» que le costaron a la pobre muchos almas y horas extras de trabajo, además de también
meterla en grandes líos con otros panteones fuera de los Geo que Ary recuerda con amargura y otras veces con una
sonrisa en su rostro.

Chapín se presentaba casi como el Pintor de Mundos, aunque llevando un atuendo más «adecuado» que el de
marinero del estrafalario pintor. Optando con una figura humanoide bajita, el dios se llevaba alto copete de Elvis
que según él, le daba un estilo de los más humano y también cómo recordatorio, porque sí, Chapín es un mortal
que ascendió a dios, nadie sabe cómo y por qué Megalo dejó a un ser tan molesto por todo el universo.
Ni siquiera los egocéntricos dioses del Borde Expansivo se salvaban de las travesuras de Chapín.

Con unos pantalones marrones con tirantes y una camisa blanca manga larga con un pequeño chaleco a reventar de
medallas de quién sabe el significado de cada una, y solo para rematar, un curioso y fino bigote de doble hélice. Y
cómo no, una sonrisa de oreja a oreja, enseñando unos dientes perlados pero ya todo dios quiere romperle de un
solo puñetazo.

El tipo con aquel atuendo se le confundió mucho en un principio con Centum que con un dios menor ordinario,
esas confusiones de un inicio las aprovechó aquel dios para comenzar sus primeras travesuras.

La primera travesura de todas fue lo que le hizo ser el dios más conocido fuera y dentro de los Geos, y eso es
mucho decir cuando se es un dios menor, alguien de poco poder y completamente reemplazable por si ya te ven
que no cumples bien tus funciones.

—Je... Creo que jamás olvidaré esa pequeña gran mentira que este le dijo a Megalo —habló a sus maniquíes
quienes trataban de igualarle el ritmo mientras que otros que iban sentados en el bote, apoyaban sus cabezas en el
regazo—. Creo que soy algo afortunada de presenciarlo. Tal vez se lo cuente a quienes estén ahí, espero que Nowy
también esté para que escuche aquel cuento.

Ary remaba con más fuerza, ya le faltaba poco para llegar al punto acordado entre los rumores, mejor dicho, ya
estaba viendo cómo la Archihada Agrestes iba a todo dar con sus enormes alas, acompañado de las hadas de sus
dominios, el campo y las estaciones.

—¡Hoooooolaa, Ariannys! —saludó la archihada al notar la fría y tenebrosa presencia de la mismísima muerte,
aunque ella ya conocía a Ary para saber que esa presencia no le precede a la forma de ser de Muerte. Agitó sus
múltiples brazos en señal de saludo.
Agrestes no tenía la forma de una hada como se verían en los cuentos de hadas del G3, no poseía un cuerpo
femenino fino y elegante que dejaría hipnotizado a todo quien la viere. Más bien, era una polilla con forma
humanoide a la hora de presentarse ante las demás hadas y dioses, conservando su forma original cuando se
presentaba ante las razas mortales del G1.

—¿Ya has escuchado que al fin capturaron a Chapín? ¡Oh, qué digo! ¡Cualquiera que esté enterado de lo que
sucede fuera de los Geos lo sabe! —una cosa que no le gustaba mucho Ary es que Agrestes hablaba con un
volumen muy molesto. Al terminar la oración dio una risotada de la más refinada, según ella.

Sus hadas, que más que hadas parecían insectos con luces fosforescente o neón, imitaban la risa y los gestos de su
matrona. Solo se consideraban hadas ya que apenas cumplía con los estándares para llamarse como tal.

—¿Y acaso no vienes con tu lindo niño nebuloso?

—Nowy según está donde todos están reunidos para ser testigos del destino de Chapín. Dudo mucho que lo vayan
al Negro Negrito, sería muy generoso de nuestra parte. —opinó, pensando en unos cuantos destinos peores que la
muerte, es decir, un palazo tan fuerte que su cuerpo quede como animal arrollado.

—¡Yo quiero regañarle y tirarle tanta basura por todo lo que me ha hecho pasar a mí y mis queridas hijitas!—todas
y cada uno de los insectos-hadas se dirigieron al pecho para que la archihada les diera un abrazo.

Ary solo pudo levantar una ceja ante aquel comentario.

Aunque ella sabía de antemano que gran parte de las travesuras de Chapín en el G1 tuvo daños colaterales, en
especial en la de las hadas de otras matronas además de Agrestes. Las hadas del campo y las estaciones tan solo
sufrieron una nimiedad a comparación de las muchas muertes de hadas y hasta archihadas.

Lo que más hacía enojar a los dioses es que Chapín, aunque causaba daño colateral así alrededor, era un dios muy
responsable en lo que sus funciones correspondían y siempre arreglaba mucho de los daños como él podía,
haciéndolo quedar impune siempre de muchos castigos severos. Y más hablando del G1, lugar donde se encuentra
Liandry, el único ser con quién no te querrías meterte en malos términos por nada en la existencia. Ya mucho antes
estaba Megalo.

—¿Puedes parar de hablar tanto? —exclamó hasta casi en tono de súplica Ary. Agrestes empezaba a perderse en
sus recuerdos mientras los contaba en voz alta, Ary no se molestaría si no fuera porque lo que deberían ser
murmullos o susurros, parecían gritos a viva voz contando el pasado de la archihada.

—Uh... Perdón, perdón... Es que me enciendo de rabia con solo recordar esos trágicos días... —se lamentó al fin en
un volumen más moderado, algo que Ary lo respondió con una sonrisa de alivio y un pulgar arriba.

Ambas se miraron por un momento solo para verse aunque sea un segundo sus caras, ya que desde el inicio de la
conversación solo tenían la mirada en el camino. Apenas Agrestes volvía su mirada al frente, su alas se detuvieron
en seco, frenando de una, y su cuerpo palideció por completo.

Ary también frenó para ver qué le ocurría. El rostro de la matrona era todo un poema de lo más dramático, parecía
querer gritar pero algo parecía impedirlo, en vez, señalaba con uno de sus brazos hacia adelante.
Guiando su mirada al brazo señalador, Ary también no pudo sobresaltarse aunque fuera de la sorpresa.
El semblante de Muerte cambiaba a una de confusión mientras observaba la figura de pie a uno metros de las dos.
Ariannys sabía de quién se trataba y del porqué Agrestes se le veía temblando del horror.

—E-Es... Es... —el miedo no le dejaba terminar la frase

—Es imposible que esté aquí... Mejor dicho, ni siquiera debería de estar existiendo —dijo Ary con tanta calma,
rascándose la cabeza de lo curioso de la situación—. ¿Acaso la muerte del G4 mandó a un intermediario para
observar a Chapín o cómo...? ¿Qué hace un Segador aquí?
—¡Es Paz! —apena pudo acabar de decir el nombre del Segador, la polilla humanoide y sus hadas se escondieron
detrás de Ary, temblando y hasta siendo incapaz de ver al Segador—. ¡Haz algo! ¡Tú debes saber manejar esto!

—Bueno... Aunque sea Muerte, no tengo control sobre los Segadores del G4 en cierta, están fuera de mi
jurisdicción. —aquellas palabras solo pudieron poner más nerviosa a la archihada, hasta el punto de quedarse
abrazada de Ary para protegerse.

—¡Viene a por mí y mis hijas! ¡Ese ser tan oscuro quiere terminar de devorarme! ¡Mata a Paz de una vez!

—Pero él está muerto.

Ary aunque no iba muy seguido al G4, conocía cada uno de los Segadores que se levantaron y murieron en la
historia de aquel planeta tan infravalorado.

—¿¡Y cómo me explicas que esté delante de nosotras!?

Ya viendo que ya estaban perdiendo mucho tiempo en esto, Ary solo pudo hacer lo que mejor sabía hacer,
mantener una apariencia imponente e intimidante como su nombre lo indica. Aunque eso a ella se le complicaba
mucho ya que ese no era su estilo, pero con tal de poder hacer que la archihada le deba algo a Ary, haría el
esfuerzo aunque fuera poco.

—¡Tú! ¡No sé cómo puedas estar vivo pero no deberías de estar aquí ni existir! —apuntó con su pala para
después al rato no saber qué más decirle—. Debe ser una ilusión. —murmuró.

El Segador apenas dio un paso, sin saber a qué suelo pisaba. Agrestes no pudo más y se desmayó casi de una, sus
hadas la trataban de despertar.

De repente, como ya sospechaba desde un principio Ary, la figura del Segador empezó a deformarse en una masa
amorfa negra para después moldearse a otro ser.

—Vaya sustos que le diste, Sir...

El rostro de Ariannys estaba de fotografía, con una expresión de sorpresa y repulsión combinadas, la tipa solo
podía ver que el mismísimo Chapín se presentaba ante ellas con su baile ridículo de «victoria».

—¿¡Acaso tú no deberías de estar en alguna cárcel o infierno quemándote el ridículo bigotes que tienes!?
—Muerte ya estaba a punto de saltar y darle un palazo en toda la cara y quitarle el copete ridículo.

—Pero mira a quién tenemos por aquí, Ary Ary~ —de un segundo a otro el dios ya estaba sentado en el bote—.
¡Ja, ja, ja! ¡Me has arruinado lo que iba a ser mi mayor récord en todo lo que llevo siendo un dios! —el tipo en vez
de enojarse, solo que carcajeaba a viva voz, peinando su copete con sus dedos.

—¿De qué hablas? —bajó su pala.

—Es algo que llevo planeando desde hace semanas, oh gran Muerte —al decir ello le guiñó un ojo que fue
respondido con una mirada de desagrado—. Fue tan fácil engañar a cada uno con mis famosas mentiras blancas
que no le hacen daño a nadie —se levantó para dar más énfasis a sus explicación con gestos— ¡Último en
noticias: el hermoso y tan queridísimo dios Chapín ha sido capturado haciendo algo de lo más indebido!
¡Atrapados con las manos en la masa, iban a darle su sentencia pronto! —después de aquello se sentó para
recuperar un poco de aire—. Es simplemente perfecto para que todos ustedes cayeran.

—¿Y qué tenías —le dio un pequeño palazo a la mano del dios que se estaba acercando muchísimo a ella—... En
mente?
—Como usted ve con la archihada, darles un gran susto a todos mis amigos divinos y las archihadas, iba a dejar lo
mejor para final siendo tú y Liandry las últimas en mi lista pero se ha arruinado... —su voz decayó casi al instante
solo para volver a estar activo añadiendo—: ¡Pero creo que no hay perdida mientras tengo adelante a alguien tan
hermosa como usted! Me inclino ante tú-

Apenas Chapín estaba a punto de darle unos besos a los pies de Ary, la tipa no perdió oportunidad de azotarlo
repetidas veces con la pala en toda su espalda antes de que Chapín pudiera hacer algo. El dios retrocedió y pidió
piedad.

—¿Acaso puedo saber con qué objetivo hiciste esto además de tu estúpido récord?

—¿Y por qué más que por la diversión de ver sus rostros? No existe mejor razón de hacerlo que eso, el Pintor
estaría totalmente de acuerdo si estuviera a mi lado.

—¿Pero a qué punto de darles un susto? Desmayaste a la pobre Agrestes. —las hadas parecían ya haber logrado
despertar a su matrona aunque se le veía somnolienta.

—Bueno, ¿Qué buen asustador no usaría los secretos de sus víctimas a su favor? Así les doy un toque más único
para que no queden insípidos.

Ary ya se sentía ya muy asqueada por lo que escuchaba, no obstante sentía cierto interés en saber qué cosa le tenía
preparado a Liandry como susto. Ariannys conocía muy bien a su compañera para saber que ella no se acepta con
casi nada, al menos al nivel del miedo que quería hacerle experimentar Chapín con el susto.

Con un tono preocupado, le preguntó.

—¿Y cómo asustaste a Nowy?

—Oh, ¿A ese que apenas de milagro lo conoció Megalo? A ese patética nebulosa que se hace llamar «el patrón de
las sombras» —dijo aquello último con un tono que solo hizo a Ary apretar con ira su pala—. Ese pobre estará
algo traumado por unos días o hasta semanas, ¿Por qué lo preguntas?

Y como respuesta directa, recibió en toda su mejilla el metal frío y duro de la pala de la Muerte. La cara del dios se
desfiguró en milésimas de segundos antes de ser proyectado al más allá del cosmos.

Justo en eso, Agrestes se levanta de golpe a oír el sonido del golpe tan limpio que le propinaron al dios del chisme.

—¿S-Se fue Paz? —preguntó, agarrándose del brazo de Ary.

—Todo fue una mentira de Chapín... Puff... Ahora tendré que extender a horas extras a mi jornada por esta pérdida
de tiempo...

—¡Ese desgraciado de Chapín! ¡Ya se las verá cuando...!

Antes de que pudiera decir otra cosa antes, sintió como era sacada de una palada como si fuera un pedazo de tierra
del bote.

—Nos vemos en otra ocasión, Agrestes —le sonrió de forma gentil para después agarrar camino de vuelta a los
Geos.

La estela de estrellas y maniquíes deja rastro de aquel bote que agarró de nuevo aquella velocidad de vértigo.
Desviando la ruta, la preocupada Ariannys se fue a la gran nebulosa negra dónde vivía Nowy.

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